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MÓDULO 1
Bleuler llamó a la demencia precoz esquizofrenia. Ésta se caracteriza por un tipo específico
de alteración del pensamiento, los sentimientos, y la relación con el mundo exterior.
Es así que la definición que encontramos de esquizofrenia remite a “un debilitamiento
general de todas las facultades intelectuales. Los sentimientos afectivos están embotados
(...); son incapaces de amar u odiar”.
Síntomas secundarios: los mejores conocidos de ellos son las alucinaciones e ideas
delirantes. Aparte de éstos, las perturbaciones de la función de la memoria y los cambios de
la personalidad han recibido una atención relativamente mucho menor. El habla, la escritura,
y varias funciones físicas, se alteran a menudo de una manera irregular pero típica.
Los síntomas fundamentales o primarios son aquellos que se derivan de la estructura del
cuadro clínico, mientras que los síntomas accesorios o secundarios son, como su nombre lo
indica, productos secundarios de la perturbación que originan los síntomas primarios.
Bleuler, influenciado por las ideas del psicoanálisis, pensaba que la alocución
esquizofrénica se asemejaba bastante a lo que Freud mencionaba respecto al trabajo del
sueño en sus pacientes. Es decir: tanto en el relato de los sueños como en el hablar
esquizofrénico, se trataría para Bleuler de que los pacientes utilizarían vías de asociación
de ideas desusadas, razón por lo cual resulta para el soñante tan incomprensible el sentido
de sus sueños. De la misma manera, el habla del esquizofrénico sería sin sentido, en tanto
usa vías asociativas desusadas, fuera de las vías principales que utilizan las personas en el
estado normal. Pero, a diferencia de Freud, quien supone que el trabajo del sueño está
sujeto a mecanismos de formación de carácter enteramente psicológicos, Bleuler sostenía
que ese lenguaje del esquizofrénico era producto de una alteración en el cerebro y, por lo
tanto, carente de sentido.
Las funciones compuestas: resultan de las operaciones coordinadas de las funciones tales
como la atención, la inteligencia, la voluntad y la acción. Las funciones compuestas están
perturbadas, por supuesto, en la medida en que lo estén las funciones elementales
(simples) de las que dependen.
Una de las funciones compuestas alteradas es la relación con la realidad (autismo). La vida
interior asume una preponderancia patológica. Los esquizofrénicos más graves, que no
tienen contacto con el mundo externo, viven en un mundo propio. (El término autismo casi
coincide con lo que Freud denominó autoerotismo en donde, a partir de la defensa, se
produce una regresión a esta etapa del desarrollo que no posee objeto generando la
desvinculación con el mundo exterior). Los pacientes son todavía capaces de relacionarse
con el mundo externo, por eso no siempre se percibe al autismo con la primera observación
pero el mundo exterior no tiene influencia alguna sobre sus ideas delirantes.
Los seres humanos manejamos comunicaciones que incluyen tipos lógicos, es decir,
muchos tipos de mensajes. Por ejemplo, mensajes de aprobación, de desagrado,
humorísticos, de seducción, de amistad, etc. Batenson postulará que la “función yoica” es
precisamente el proceso de distinguir los modos comunicacionales, siendo esto el resultado
de un aprendizaje. Los seres humanos utilizan el contexto como guía para la discriminación
de los modos. Se dice que el sujeto esquizofrénico tiene una función yoica débil porque
tiene graves dificultades para distinguir esos modos comunicacionales, para entender qué
se está queriendo decir realmente. Por ejemplo, si alguien le dice “¿Qué te gustaría hacer
hoy?” será incapaz de juzgar adecuadamente qué es lo que quiso decir. Ante esto la
persona puede intentar defenderse eligiendo una o más de varias alternativas. Por ejemplo,
puede suponer que en cada frase hay un significado oculto, y buscará continuamente
significados ocultos en lo que dice la gente y en los acontecimientos fortuitos. O puede
elegir tender a aceptar literalmente todo lo que le dice la gente; o también puede elegir
ignorar toda comunicación. En otras palabras, un individuo esquizofrénico puede
defenderse adoptando actitudes paranoides, hebefrénicas o catatónicas.
La metáfora es una herramienta indispensable para la expresión. Ahora bien, el
esquizofrénico emplea metáforas no rotuladas.
Los ingredientes necesarios para una situación de doble vínculo son los siguientes:
- Dos personas: Llamamos víctima a una de ellas. El doble vínculo no es solo infligido
por la madre: puede serlo también por alguna combinación de madre, padre y/o
hermanos.
- Debe ser una experiencia repetida, habitual, no una única experiencia traumática.
- Un mandato negativo primario, por ejemplo: “No hagas eso o te castigaré”: contexto
de aprendizaje basado en la evitación del castigo, en lugar de un contexto de
búsqueda de recompensa.
- Un mandato secundario que está en conflicto con el primario en un nivel más
abstracto y que también está reforzado por castigos (o señales que se perciben
como una amenaza a la supervivencia). Suele comunicarse al niño de forma no
verbal: posturas, gestos, tonos de voz, etc. Por ejemplo: no consideres esto como un
castigo, no dudes de mi amor, etc. O también puede pasar que uno de los
progenitores puede negar los mandatos del otro.
- El mandato negativo terciario que prohíbe a la víctima escapar de esa situación.
- Por último, el conjunto completo de los ingredientes deja de ser necesario cuando la
víctima ha aprendido a percibir su universo según patrones de doble vínculo
Como consecuencia el niño no puede distinguir entre ambos tipos lógicos. Se ve obligado a
distorsionar sistemáticamente su percepción de las señales metacomunicativas. Si el niño
las interpretara correctamente, tendría que afrontar el hecho de que su madre no lo quiere.
Pero aceptar como real la conducta amorosa simulada de su madre tampoco es una
solución, porque buscará acercársele y eso provocará sentimientos hostiles en la madre,
quien lo dejará. Pero si él se aparta, ella lo interpretará como una afirmación de que no es
una madre amorosa, y lo castigará por alejarse. Es así como el niño queda atrapado en un
doble vínculo sin salida.
La explicación estructural que Lacan intenta dar sobre la psicosis es a nivel de un accidente
en la simbolización. El proceso de simbolización es un proceso donde se articulan
significantes, la articulación de lo que Lacan llama “el ser del sujeto”; el ser es aquello de lo
que se puede predicar, las cuestiones significantes van definiendo el ser del sujeto. Si hay
un elemento de una simbolización que es rechazada, si ésta provoca un accidente al nivel
de la simbolización habrá un aspecto del sujeto que queda indefinido.
El orden simbólico se restablece a partir de la organización delirante: dios creará una nueva
raza de seres, y para ello es necesario que Schreber se convierta en mujer, y engendre en
su vientre esa nueva raza. El delirio reorganiza el mundo y le devuelve a Schreber una
significación que sirve como respuesta a la preguntar por su ser:”tu eres la mujer de dios”.
Dos cuestiones con respecto a lo imaginario: Identidad y unidad, las dos cosas se
disuelven.
Aquí tenemos lo mismo, si planteamos que el campo de lo imaginario le permite al sujeto a
través de una alienación adquirir una identidad y al mismo una unidad, si la posibilidad de la
imagen con la que me identifico en el campo imaginario en ese momento inaugural que es
el estadio del espejo, es una unidad (que desmiente la vivencia de fragmentación) y al
mismo tiempo una unidad que permite que me pueda reconocer en una imagen. tendrían
que ser estos elementos los que deberian estar implicados en el desencadenamiento de la
psicosis a nivel de lo imaginario. Y todo este campo es sostenido y regulado por una matriz
simbólica donde ese Ste NDP es un ste primordial (que no significa que no haya otros, ya
que Schreber estudió, se caso, trabajo, etc.).
El llamado que produce el desencadenamiento no necesariamente debe ser algo
importante para el sujeto, puede ser nada, se trata de algo que al sujeto le implique un
posicionamiento en relación a la significación fálica.
En el caso de Schreber vemos que esa pregunta o afirmación “Qué bello sería ser mujer”
evidentemente operó como un llamado a que el ste no opere.
Una de las posibilidades que ofrece el campo imaginario es que se manifieste en el delirio,
dado que cuando se construye RECHAZA, o expulsa a la fragmentación y coloca en su
lugar a la unidad. Pero si esa unidad no se puede sostener, lo que va a primar es la
fragmentación.
Por eso el delirio tiene otra función, además de la que plantea Freud, intenta restituir el
campo simbólico e intenta volver a desarrollar la trama imaginaria que fue disuelta. Con esta
función de estabilización y ordenamiento de las significaciones el delirio viene a intentar
organizar el campo. Por ejemplo; en fálico o castrado, (significación fálica) que en schreber
no se pudo producir.
Explique el valor restitutivo del delirio paranoico para Freud y para Lacan
Qué es la metáfora paterna, que función cumple y qué sucede cuando está forcluido
el NP.
Freud va a decir que en la evolucion de la libido, hay una etapa que se constituye como
narcisismo donde el objeto se elige tomando como modelo al propio Yo. Cuando analiza el
caso Schreber y explica cómo se constituye el cuadro clínico, va a decir que, el mecanismo
paranoico se da por una regresión a la fase narcisista, y el hecho de que la libido regresióne
a esa fase determina un tipo de elección de objeto, que es la elección de objeto
homosexual, se elige lo mismo. Habrá luego un rechazo a este mecanismo de regresión, y a
partir de que opera este rechazo, la represión, la oposición, ahi se configura el cuadro
clínico de la paranoia. Este retorno se leerá como “Narcisismo secundario, respecto a un
momento inicial original en el que la libido se concentra en el yo antes de libidinizar a los
objetos del mundo. Hay regresiones que no son patológicas como el dormir, y hay otras
regresiones patologicas como la fantasía del fin del mundo o la megalomanía. Entonces en
la paranoia Freud, va a explicar que se producen dos movimientos: un movimiento de
retracción (REGRESION) de la libido al Yo, que dará como resultado la megalomanía
(pensar que todo esta relacionado a uno mismo) y la fantasía del fin del mundo. Y un
segundo movimiento que buscaría devolver la libido a los objetos, (REPRESION del objeto
homosexual) reconstruir la relación de la libido con los objetos del mundo, y que se hace a
través de un mecanismo llamado PROYECCIÓN. Y el resultado es el síntoma característico
de la paranoia que es el DELIRIO. Como la formula unica de la eleccion de objeto
narcisista es la frase “yo (hombre) amo a otro hombre”, en el paranoico se rechaza esta
frase, es decir, que lo reprime, y da como resultado tres formas de delirio: delirio
persecutorio, donde se rechaza el verbo y en lugar de Yo lo amo, se transforma en yo lo
odio y proyecta en el afuera, porque el me odia. Delirio de celos, dond e lo que se invierte
es el sujeto, y la frase será ella lo ama, y proyectara su odio porque ella lo ama. Y el delirio
de erotomania, será aquel que invierte el complemento y se creera el paranoico que alguien
lo ama, porque “ella me ama”. por ejemplo en Schreber cuando cree que “dios lo ama”.
Según Freud, la paranoia implicaría una regresión al “narcisismo” (el yo es tomado como
objeto por la libido). Aquí se pone en juego un narcisismo secundario, ya que implica el
retorno al yo de la libido objetal. El narcisismo es el prototipo del amor homosexual, dado
que el yo y el objeto coinciden. Según el posicionamiento Freudiano, la paranoia busca
rechazar la elección homosexual mediante la proyección de su contenido al mundo exterior.
Esto es lo que marca la singularidad del cuadro clínico: “el contenido tanto como el afecto
de la idea intolerable se conservan, pero son proyectados al mundo exterior”.
Mecanismo paranoico:
La explicación Freudiana propone pensar la psicosis a partir de dos movimientos libidinales:
● Esa elección narcisista de objeto se basa, para Freud, en una fórmula única: Yo
(hombre) amo (a otro hombre)
● Esa elección es narcisista porque toma como modelo al propio yo. Por tomar como
modelo al propio yo en la elección de objeto, Freud sostiene que se trata de una
elección de objeto homosexual. Y es a esta elección de objeto que el aspecto del yo
paranoico rechaza en su modalidad. Este rechazar implica represión, pero se le
agrega el mecanismo de la proyección.
● Esta modalidad de elección objetal es rechazada y da por resultado tres formas de
delirios típicos de la paranoia.
1. Delirio persecutorio: Inversión del verbo : “Yo no lo amo, lo odio”. Proyección:
porque el me odia.
2. Delirio de celos: Inversión del sujeto: “Yo no lo amo (proyección) porque ella
lo ama”.
3. Delirio erotómano: Inversión del complemento: “Yo no lo amo, yo la amo
(proyección) porque ella me ama”.
Aquí ocurre que funciona una suerte de negación sobre algún elemento de la frase:
a) Transforma el verbo, amar por odiar, y lleva al delirio persecutorio.
b) Transforma al sujeto: en lugar de decir que soy “yo el que ama” puedo decir “ella es
la que lo ama”. Entonces el hombre empieza a tener la sensación de que ella lo
engaña porque proyecta sobre ella ese amor que en realidad es él el que lo siente.
Esto lleva a lo que se denomina celotipia delirante.
c) Cambia el objeto, por el cual se traslada el amor afuera, no soy yo el que lo ama o
sea que me ama.
Lo saca del vocablo jurídico, donde significa que un derecho o facultad que no fue ejercido a
su debido tiempo, ya no puede ser ejercido. que son además atribuciones que se le dan al
sujeto por un sistema simbólico. Pasado ese tiempo, el derecho pierde efectividad. En
alemán Lacan hace referencia al término como Verwerfung, que se ha traducido como
Forclusión en los seminarios y como Preclusión en los escritos. Y significa, como dijimos en
la respuesta anterior, la expulsión de un elemento simbólico, que en el caso de la psicosis,
el elemento forcluido es el Nombre del Padre, lo que trae como resultado la no efectuación
de la metáfora paterna, es decir, su fracaso. Como el resultado principal de la metáfora
paterna es la producción de la Significación Fálica, (la instauracion de una ley) que permite
al sujeto definir su ser sexuado, la forclusión del Nombre del padre genera una falla en la
simbolización relativa a ese campo.
Tomar dos síntomas que puedan identificar y analizarlos desde la semiología que se
presenta en la ficha “La psicosis”. Es decir, por ejemplo: ese síntoma, alguno de los
dos que elijan, ¿es un trastorno de la afectividad, del pensamiento, o de la
percepción? ¿Cómo lo llama la psiquiatría?
El primer síntoma que queremos describir lo sufre Schreber durante su segunda
enfermedad a partir del año 1893, llamado delirio de persecución, donde en sus
memorias la describe como pensamientos persecutorios. Estos pensamientos persecutorios
son atribuidos a su propio médico el Dr. Flechsig, a quien acusa de “almicida” (un asesino
de almas). El propio Freud analiza e interpreta esta idea dándole la siguiente explicación: en
principio este médico había sido quien lo había curado durante su primera enfermedad, y
ante esta inmensa sensación de agradecimiento, de veneración por ese médico, el Dr.
Flechsig, los delirios habían transformado ese sentimiento de amor profundo en odio, odio
por quien cree que lo está persiguiendo. Estaríamos hablando de una proyección de este
mecanismo paranoico donde la fórmula “yo hombre amo a otro hombre” es rechazada y da
por resultado una de las formas de delirios típicos de la paranoia, que es el delirio
persecutorio. Es invertido el verbo, “yo no lo amo, yo lo odio”, porque el me odia”.
Dicho esto, según el texto de “La Psicosis”, podríamos estar frente a una alteración del
pensamiento, en donde se puede observar una idea obsesiva. Estas son aquellas que se le
imponen al enfermo (son ideas erróneas) pero él mismo las reconoce como patológicas. Por
ejemplo, el paciente puede tener reiteradamente la idea de matar a su hijo, pero lo vive
como algo no deseado, raro, extraño, en este caso lo extraño era que su propio médico a
quien él admiraba y había vuelto para que lo ayude ahora quería hacerle daño.
A su vez este hilo de delirios van construyéndose en detrimento de un sueño que les da
origen, se trata de ese sueño donde él piensa: “que hermosisimo sería ser una mujer que
goza del acoplamiento”. Este sueño es anterior a su primer enfermedad, pero vuelve a
resurgir antes de la segunda y forma el síntoma principal en este caso.
En primera instancia le produce una sensación de hostilidad hacia verse convertido en
mujer, gozar sexualmente como mujer, lo que le provoca padecimiento debido a su
condición de hombre viril. Pero más adelante este síntoma, de verse reflejado o con deseos
de sentirse mujer, comienza a transformarse en una idea donde él debe realizar ese
proceso de cambio, se trata de una mudanza a lo femenino para cumplir con el designio que
le había encomendado un “Dios superior” que le hablaba a través de pajaros, de rayos de
luz, de personas pequeñitas, etc. donde le demanda que debe engendrar “nuevos
Hombres”.
Así esta idea delirante en principio persecutoria donde el Dr. Flechsig quería abusar
sexualmente de él debido a esta condición de cuerpo femenino en la cual se transformaría,
pasa a ser una idea delirante de grandeza, porque su cuerpo femenino ya no sería utilizado
como mujerzuela sino que sería la mujer de Dios, con el fin de un ordenamiento del
universo. Esta idea si era aceptable y reconciliable tanto para su “yo” con el desafío de
grandeza, como para la fantasía femenina y de esta manera si podía ser aceptada.
Podríamos sugerir que también nos encontramos con síntomas que tienen que ver con
alteraciones de la afectividad, según el texto de semiología psiquiátrica, debido a que
presenta un cuadro de depresión, de ansiedad e irritabilidad ante la situación de mudar en
mujer, presenta un estado de ánimo disfórico, que quiere decir que es displacentero para él
pero que más adelante -al construirse esta idea conciliadora, con su Dios y su yo- deviene
en delirio de grandeza, lo cual termina siendo placentero para él debido a que su actuación
era de vital importancia porque su Dios le demandaba y hablaba solo a él, sin que los
demás pudieran escuchar. También tiene que ver con la afectividad con su parte más
cualitativa, porque observamos que en relación al Dr. Flechsig se produce una
Ambivalencia: sentimientos opuestos que se experimentan simultáneamente hacia la misma
persona o situación, en este amor que se transforma en odio a partir del delirio persecutorio.
Describí el contenido y la evolución del delirio, tomando sus aspectos centrales. La
evolución de la idea delirante se puede hacer en función de los temas, contenidos o
piezas fundamentales de ésta. ¿Qué contenido fue primero, cuál vino después? Freud
habla principalmente de dos.
Las dos piezas principales del delirio de Schreber son: la mudanza en mujer y el papel
redentor, están enlazadas en su sistema mediante la actitud femenina ante a Dios. Se
convierte en tarea insoslayable para nosotros demostrar la presencia de un vínculo genético
esencial entre esas dos piezas.
El delirio comienza con el sueño que tiene en el que piensa que sería hermosísimo ser una
mujer sometida al acoplamiento, pero que en primera instancia es un pensamiento hostil,
que atenta contra su virilidad, y del cual no hay muchas especificaciones de que sucedió en
esa primera etapa. El Sr. Schreber queda internado por un lapso de 6 meses, y su médico el
Dr. Flechsig lo diagnostica como un cuadro hipocondríaco grave, debido a sus afectaciones
y sensaciones de enfermedad y de que iba a morirse. También ambos atribuyen esta etapa
de la enfermedad a una sobrecarga del trabajo, de su trabajo como juez. Freud en el texto
de “la psicosis”, manifiesta que la aparición de este sueño tiene carácter de moción sexual
homosexual, el cual como en toda neurosis se reprime, y es este deseo reprimido que luego
se introyecta en el exterior produciendo síntomas, en este caso delirios que comienzan a
evolucionar a partir de su segunda etapa de la enfermedad.
Podemos decir entonces que esta etapa de la incubación de la enfermedad corresponde a
la mudanza de mujer como algo hostil. Durante la segunda enfermedad, aparecen los
delirios persecutorios que proyectaba en su Médico el Dr. Flechsig, donde pensaba que éste
quería abusar sexualmente de él debido a la mudanza de su cuerpo masculino en cuerpo
femenino. Comienza a desarrollarse más sistemáticamente las ideas delirantes de manera
que lo llevan a profundizar en el por qué de esta cuestión femenina estaba siéndole
impuesta, esta transformación debía realizarse más allá de su pesar y es así que llegó un
momento en que empezó a reconciliarse con esa mudanza en mujer porque la conecta con
unos propósitos superiores de Dios; “desde entonces e inscrito en mi bandera, con plena
conciencia, el cultivo de la feminidad”(S.Freud 1911). Este Dios que para su propia
satisfacción, le demandaba la feminidad, y que era por un propósito concebible con el
ordenamiento del universo: “fecundar hombres nuevos”. Sólo podría conseguirlo si su
cuerpo era femenino. (Tiene relación con la frustración de no poder tener hijos con su mujer
y que su linaje quedaría perdido).
En el caso de Schreber, el cae internado por primera vez en el año 1884, donde presenta un
cuadro que fue diagnosticado como hipocondria grave, y manifestó los siguientes sintomas:
“El enfermo manifestaba sobre todo idea hipocondríacas quejándose por ejemplo de que
padecía reblandecimiento cerebral y afirmando que no tardaría en morirse. Se lamentaba de
que su cuerpo era sumergido a repugnantes manipulaciones.”
Es decir, padecía sensaciones corporales, cinestésicas, que claramente podemos calificar de
alucinatorias. No eran solo ideas, sino sensaciones corporales alucinadas que lo llevaban a plantear
que el cerebro se le había reblandecido, que sentía olor a podrido que venía de su cerebro, etc. etc.
Sale del hospital después de estar 6 meses internado y cree estar totalmente curado.
Luego de 8 años de convivencia con su mujer, sin sobresaltos, le ofrecen un ascenso y uno
o dos meses antes de asumir su puesto cae nuevamente enfermo pero esta vez con un
cuadro mucho más complejo.
Primero presenta sueños, que tienen que ver con que le vuelve la enfermedad. No lo imagina, no lo
siente, pero lo sueña. Se sueña nuevamente enfermo como hace 7 años atrás.
El segundo sueño que él consigna, no está claro si es un sueño o una idea que le aparece al
despertar: "una mañana en estado de duermevela tuvo la idea de que debía ser muy agradable ser una
mujer en el momento del coito. Idea que luego, con plena conciencia, rechazó indignado". A finales de
octubre de ese mismo año la enfermedad se desencadena con tenaces insomnios.
Parece singular esto... él venía soñando que se enfermaba y luego deja de soñar y deja de dormir. Lo
va a consultar al doctor nuevamente con este síntoma fundamental, y con ideas que ya empiezan a
vincularse con nuevamente sensaciones hipocondríacas. El doctor lo interna y al poco rato empieza a
elaborar ideas claramente persecutorias.
La paranoia es un cuadro clínico que esencialmente tiene como síntoma fundamental un
delirio sistematizado. La diferencia que hacemos entonces es entre ideas delirantes, como
pueden ser las ideas hipocondríacas, y un delirio sistematizado, que no es una idea, sino un
conjunto coherente de ideas que adquieren una forma fija.
Que es la fantasía del fin del mundo y megalomanía; explicar teoría y ejemplo con
Schreber.
La fantasia del fin del mundo y la megalomania, son dos sintomas de la paranoia, donde se
genera unas ideas delirantes
Si bien este autor parte de los postulados de Lacan, en un intento por despejar la estructura
de la psicosis, cuestiona su modo de caracterizarla: Ustedes saben que la cuestión
preliminar (se refiere al texto de Lacan De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible
de la psicosis), a veces, se resume así: que lo propio de la psicosis sería la forclusión del
nombre del padre. Esta afirmación es impropia por la siguiente razón: que lo propio de la
psicosis sea la forclusión del nombre del padre es una afirmación negativa, según la cual la
psicosis no es la neurosis, y solamente. Desde este punto de vista es un concepto
preliminar, que permite un abordaje de la psicosis, pero que podría difícilmente ser tomado
como ‘propio’, o sea, la definición propia de psicosis.
Por tanto, Calligaris intentará avanzar en la búsqueda de ‘lo propio’ de la psicosis. Para ello
seguirá el modelo de investigación de Lacan, la “clínica diferencial”, que busca distinguir lo
propio de la psicosis por comparación con la neurosis. Caracteriza ‘lo propio’ de la neurosis
en dos puntos:
2. La forma que adquiere el Saber: “Cualquier tipo de estructuración del sujeto, sea
neurótica o psicótica, es una estructuración de defensa (...), en la medida en que
subjetivarse, existir como sujeto (...) es necesario para que el sujeto sea algo distinto de lo
Real de su cuerpo, algo Otro y más que unos hilos de carne. (...) ¿De defensa contra qué?
Contra lo que sería, imaginariamente, su destino si no se defendiera estructurándose: ser –
reducido a su cuerpo – el objeto de una Demanda imaginaria del Otro. La operación de
defensa implica cierto tipo de metáfora, o sea, (...) que la significación puede prevalecer,
que puede sustituir al pedazo de carne una significación subjetiva.2 (...) Hace falta que algo
prevalezca sobre la Demanda imaginaria de la cual seríamos objeto y, de preferencia, un
saber sobre esa Demanda misma”.
El neurótico sostiene el Saber del Padre: existe al menos uno que sabe lidiar con el deseo
del Otro. Hay, entonces, en la neurosis, un sujeto supuesto al saber (el Padre), respecto del
cual el neurótico queda en posición subordinada. Pierde libertad, pero gana confort: el
enigma del deseo del Otro ya no le concierne ni le provoca angustia, es algo que se deja a
cuenta del Padre: “Él sabrá cómo encargarse…”.
¿Qué ocurre en la psicosis? Con relación al primer punto: no hay amarre central y, por
tanto, las significaciones no están organizadas. “Ningún punto define el valor de los otros”,
cada uno vale por sí mismo. Se suele hablar de la “creencia psicótica”, pero en verdad el
“creyente” es el neurótico: cree en la justicia, cree en la veracidad de los discursos, en la
medida en que su sistema se organiza en torno a una fe central. El psicótico no tendría esa
suerte. Pero a la vez, no habiendo nada que funcione como “centro” tampoco hay un Saber
central, ni un sujeto supuesto a él. Por tanto, la tarea recae sobre sus espaldas: “la tarea de
sustentar, de producir la red, el tejido de ese saber, le corresponde al sujeto mismo. De allí
la necesidad de una errancia infinita que de hecho es como la tarea de una araña que
tratara de encapsular a un peligroso enemigo del tamaño del mundo”.
Estos puntos caracterizarían la estructura psíquica del psicótico “fuera de la crisis”, es decir,
en el tiempo previo al desencadenamiento, tal como éste es definido por Lacan en el
Seminario 3. El desencadenamiento se produciría por una imposición, que obligaría al
psicótico a referirse a un amarre central del que carece. Estas imposiciones son posibles
porque la red social está organizada, según Calligaris, al modo neurótico, y por tanto las
referencias al polo central organizador son constantes. El fracaso del psicótico, al no poder
dar cuenta de este amarre central, traería por resultado la crisis psicótica, que sigue este
recorrido típico:
a) Estado crepuscular: “lo que era saber del sujeto (...) entra en estado crepuscular,
queda sin ningún tipo de significación. (...) Los significantes que fueron evocados por
la imposición misma de referirse a una función paterna (...) van a hablar en lo Real”
(alucinaciones auditivas).
b) Intento de constitución del delirio: “¿cómo construir una metáfora análoga a la
metáfora neurótica, esto es, un amarre central que pueda distribuir todas las
significaciones subjetivas, pero que va a ser delirante?” La diferencia entre el amarre
central en la neurosis y en la psicosis, que le da a este último su carácter de
delirante, radica en su ubicación: mientras que el amarre neurótico es simbólico
(significante Nombre del Padre), el amarre delirante se mantendrá en lo Real.
Siguiendo a la letra los planteos de Lacan, Calligaris sostiene la idea de que el
delirio funciona a la manera de un significante fundamental (S1), pero alojado en lo
Real: desde allí organiza el universo significante (S2) en torno a sí, a la manera de
un amarre central, que sin embargo ha de permanecer ajeno al juego significante,
como un valor inmodificable en el tiempo.
Ahora bien: antes del desencadenamiento de la crisis, el sujeto psicótico vive una vida que
organiza sus significaciones de una manera distinta a como lo hace el neurótico. No existe
un amarre central, un significante primordial. Por tanto, todo significante tiene un valor en sí
mismo, y cada significante cuenta. Lo que Calligaris describe a través de relatos de
pacientes, es a sujetos que van conformando “redes de saber”. En la conformación de esa
red Calligaris destaca la noción de “errancia”. Podríamos leerla en oposición a la noción de
“carretera principal” que Lacan desarrolla en una de las últimas clases del Seminario 3. Allí
compara la carretera principal con el Nombre del Padre: la carreta principal ordena y
polariza todas las significaciones. Ejemplo: si accedemos a la ruta Nº 2, sabemos que ella
nos conducirá a la ciudad de Buenos Aires; no hay más que dejarse llevar, ni siquiera es
imprescindible prestar atención a la información de los carteles. Así procede el neurótico
con el Nombre del Padre: cree en él, en su eficacia, se deja llevar. Pero si no hallamos la
carretera principal, nos dice Lacan, hay que empezar a prestar atención a todos los signos:
cada pequeña señal cuenta. Ya no hay un significante que polarice y ordene las
significaciones, y el trabajo de la significación, de “saber a dónde vamos y por dónde
vamos”, queda, como dice Calligaris, a cargo del sujeto.
Haz un intento de explicación de ese “misterio” del que hablamos al inicio sobre el
título de este historial clínico, según el diagnóstico que da Weber. Sobre el
diagnóstico. ¿Es una paranoia? ¿Es una demencia (esquizofrenia) paranoide?
Cambio en la etiología de la histeria. Explicar teoría del trauma y cómo cambia con la
incorporación de las fantasías.
En los inicios de su obra, Freud postula —después cambiará de opinión— que el enfermo
histérico sufrió en su infancia una experiencia traumática: la "seducción sexual" por parte de
un adulto. La noción de trauma supone un tipo de estímulo que ingresa al psiquismo y
resulta imposible de tramitar. ¿Qué quiere decir “imposible de tramitar”? Pensemos que
todo estímulo es un quantum de energía psíquica que exige al aparato una respuesta.
Hay una vivencia sexual que ocurre en la infancia. Hasta ese momento Freud sostenía que
en la infancia no había vida sexual, por tanto esa vivencia tiene que provenir de un adulto;
hay un adulto seductor que produce en la vida del niño una excitación y ésta excitación no
logra la descarga porque no tiene cómo descargar biológicamente. Estas vías de
tramitación o de descarga no alcanzan. El quantum de energía crea una exigencia al
aparato psíquico, el que está regulado a través de un principio económico de la distribución
de la energía que Freud llama “Principio del placer”, que leerá como displacentero todo
aumento de la energía, y como placentero la disminución de la misma.
Freud afirma que el ser humano adapta sus conductas a los imperativos de la realidad, pero
a la vez toda renuncia al placer es dolorosa. La compensación que el sujeto encuentra para
esa renuncia dolorosa que le impone lo real es la fantasía. Los fantasmas equivalen a
traumas porque, en el foco del fantasma, que es el lugar erógeno, brota una sexualidad
excesiva, autoerótica, sometida automáticamente a la presión de la represión: la sexualidad
infantil es siempre exorbitante y extrema. Este fue el gran descubrimiento que hizo
abandonar a Freud la teoría del trauma real como origen de la histeria.
La pregunta histérica sobre ¿Qué es ser mujer? remite a el intento de simbolización del
sexo. La pregunta tiene su origen como hacer algo simbólico algo que pertenece al orden
de lo real, es decir, el sexo como diferencia macho-hembra. La diferencia entre estos
opuestos se tapa con una carencia, hay una carencia de simbolización. Esto es porque lo
imaginario proporciona una ausencia. La primera cuestión es que los sexos
imaginariamente se viven como presencia/ausencia, y esto es leído simbólicamente en
relación a un único atributo y no a dos; el falo.
El espacio donde la simbolización se realiza es el complejo de edipo. El resultado del
complejo de edipo para Lacan es que el sujeto salga con una posición sexuada. Esta
posición sexuada no responde a lo real, a lo vivido, a la experiencia vivida, por ello es tan
complejo. Sobre todo en la vía femenina, en lo que se da toda una vuelta en el pasar por lo
masculino para luego reconocerse como no varón, es decir, reconocerse como castrado y
desde allí poder construir una posición femenina.
El plano imaginario viene a compensar aquello que en lo simbólico aparece como una
carencia y lo hace desde la identificación. Cuando Dora se pregunta ¿qué es ser mujer?
intenta simbolizar el órgano femenino en cuanto tal. “Su identificación al hombre, portador
del pene, es en esta ocasión un medio de aproximarse a esa definición que se le escapa. El
pene le sirve literalmente de instrumento imaginario para aprehender lo que no logra
simbolizar”.
Dora se identifica con el portador del pene, Señor K. Es decir, desde una posición masculina
trata de imaginar la dimensión femenina. La identificación se dirige hacia lo masculino y esto
es lo que sostiene la situación que se vive como histeria ya que se identifica con uno de los
varones en juego.
Esto continúa así hasta que ocurre la descompensación neurótica: Lo que sucede es que,
en Dora, el Sr K le dice que su señora no significa nada para él y ella lo abofetea. Aquí se
produce la descompensación neurótica (imaginaria) porque es ese punto en el que ella se
sostenía; un hombre que desea a una mujer, aprender que es ser un hombre en el deseo de
una mujer a través de una identificación a ese hombre. Si el hombre nos confirma que no
desea a esa mujer, la estructura no se sostiene
Pregunta histérica en Lacan, Ejemplificar con Dora.
Sabiendo que la neurosis tiene la estructura de una pregunta por falta de significantes en el
campo de lo simbólico a la hora de definir lo sexual en dicho campo. A modo de
compensación, a nivel de lo imaginario se produce un sistema de compensación que viene
a suplir la falta de significantes en el campo simbólico.
La semiología es: obsesiones, compulsiones, lo que tiene que ver con las dudas, con la
culpa, con el ritual, el síntoma en dos tiempos y esta cuestión de escrúpulos morales.
Las obsesiones siempre van a tener que ver con ideas. Obsesiones o ideas obsesivas.
Las compulsiones van a tener que ver con conductas repetitivas, estereotipadas,
compulsivas que muchas veces son guiadas a la acción por las ideas obsesivas. Esa idea
hace hacer determinadas cosas, por ejemplo, lo de la piedra del caso. Esta compulsión,
esta duda, también nos habla del síntoma en dos tiempos de la neurosis obsesiva. Un
tiempo en que hace una cosa y el segundo tiempo que anula con un pensamiento mágico,
digamos, lo que hizo inicialmente. Anular eso a partir de un pensamiento mágico por lo
siguiente: si por ejemplo, yo digo que cuando salga de acá espero que no me pise un auto y
toco madera, es decir, ante una idea mala necesito un gesto o acción que anule,
mágicamente, la idea inicial. Por eso Freud siempre sostuvo que la neurosis obsesiva era
una religión privada, es decir, que esos rituales repetitivos, que esos ceremoniales que
tienen que ser siempre de la misma manera, siempre son para prevenir que algo malo pase.
La idea obsesiva no es una idea delirante.
La neurosis obsesiva se comporta más discretamente que la histeria, y concentra todos sus
síntomas en el dominio psíquico. Los enfermos de neurosis obsesivas generalmente,
muestran manifestaciones tales como impulsos extraños a su personalidad, se ven
obligados a realizar actos cuya ejecución no les proporciona placer algo, pero a los cuales
no pueden sustraerse y su pensamiento se halla invariablemente fijo a ideas ajenas a su
interés personal. Los actos obsesivos son siempre inocentes e insignificantes, consistiendo
en repeticiones o ceremonias de los actos más corrientes de la vida cotidiana. Estas
acciones no son realizadas públicamente, sino que intenta circunscribirlas al ámbito
estrictamente privado.
La segunda característica que Freud destaca es la capacidad de desplazamiento de los
síntomas “el carácter psicológico de la neurosis obsesiva tiende típicamente a hacer el
mayor uso posible del mecanismo de desplazamiento. En consecuencia, la indecisión se
extiende paulatinamente a toda la actividad del sujeto. Con ello queda instaurado el régimen
de la obsesión y de la duda, tal como se nos muestra en la vida anímica de los neuróticos
obsesivos”.
Otra cuestión fenomenológica típica de este cuadro es la duda. En el historial del hombre de
las ratas enferma de neurosis al detenerse frente al conflicto sin llevar a cabo ningún
movimiento tendiente a hallar una solución.
El obsesivo queda vinculado al “deseo del Otro”, impidiendo de ese modo toda pregunta
relativa a su propio deseo. El fantasma conecta una vía progresiva con una vía regresiva, la
vía progresiva implica el deseo más allá del Otro en cambio la vía regresiva implica el
Deseo del Otro, y es ahí donde apunta el deseo en la neurosis obsesiva: al deseo del Otro.
En la neurosis obsesiva hay una dependencia respecto del Otro en el acceso al deseo.
El obsesivo es alguien que no está jamás verdaderamente allí en el lugar donde está en
juego algo que podría ser calificado como su deseo. No estar allí, ocupa el lugar del muerto,
es una estrategia de defensa frente al deseo del Otro, pues ante la emergencia de éste el
sujeto siente que su deseo se desvanece. El juego al que se entrega el obsesivo es una
forma de ponerse a resguardo de la muerte, el juego consiste en aproximarse a la muerte
tanto como sea posible quedando a salvo de todos los golpes, porque el sujeto de algún
modo, ha matado su propio deseo por adelantado… lo ha mortificado.
El deseo es el deseo del Otro, y el deseo del neurótico obsesivo es evanescente y su causa
se ha de buscar en una dificultad fundamental en su relación con el Otro, en tanto éste es el
lugar donde el significante ordena el deseo.
La mecánica de la relación del sujeto obsesivo con el deseo: a medida que intenta, por las
vías que se le proponen, acercarse al objeto, su deseo se amortigua, hasta llegar a
extinguirse, a desaparecer. El obsesivo resuelve la cuestión de la evanescencia de su
deseo produciendo un deseo prohibido. Se lo hace sostener al Otro, precisamente mediante
la prohibición del Otro. La prohibición está ahí para sostener el deseo.
La represión en la neurosis obsesiva actúa borrando los nexos entre un elemento y otro,
borrando nexos entre diferentes ideas, los nexos que se borran en las neurosis obsesivas
son en el plano del pensamiento.
Freud: hay una ambivalencia de sentimientos al padre, por ejemplo, en el hombre de las
ratas el componente de hostilidad es reprimido y aparece en la consciencia como temor a
que el padre sufriera en el más allá.
Lacan: toda neurosis es un intento de restitución de una función. El hombre de las ratas
intenta restituir la función del padre; la función del padre es simbólica, lo simbólico recubre
todo lo real pero este recubrimiento es completamente inasible, el padre siempre algún
punto es carente, por eso se vuelve patógeno.
Explicar una frase de Lacan: “El obsesivo manifiesta en efecto una de las
actitudes que Hegel no desarrolló en su dialéctica del amo y el esclavo. El
esclavo se ha escabullido ante el riesgo de la muerte, donde le era ofrecida la
ocasión del dominio en la lucha de puro prestigio. pero puesto que sabe que
es mortal, sabe también que el amo puede morir”:
Refiere a la mención que hace Lacan de Hegel para describir como el neurótico obsesivo es
el “esclavo” del Otro, postergando su deseo para colmar el deseo de ese Otro (que vendría
a hacer el “amo”), pensando que cuando este muera, recién ahí el neurótico obsesivo será
libre y podrá encargarse de su propio deseo. Esto está explicado en la ficha “selección de
textos sobre NO”, pag 20.
También podemos hilar el término de procrastinación. El neurótico obsesivo deja para más
adelante su deseo, esclavizándose al Otro. Esa es la actitud que Hegel no menciona del
esclavo.
La pregunta del neurótico obsesivo es acerca de la muerte, y la neurosis tapona esa
pregunta, negando la muerte y la castración que se da a partir del Edipo, tanto del Otro,
como del sujeto, que se constituye como deseante a partir de ese tiempo. Entonces, el
sujeto hace una especie de regresión al tiempo anterior en donde el Otro es omnipotente, y
él es objeto de su deseo y no un sujeto deseante como instala el nombre del padre con los
significantes que posicionan sexualmente (castrado-fálico). Por eso pasa a ser esclavo del
Otro.
El nombre del Padre barra tanto al sujeto como al Otro, y el deseo es una falta, la falta del
Otro.
El error que comete Freud es creer que Dora ya ha asumido una posición sexuada y que su
objeto de amor es el Sr K, Lacan dice, en cambio, que el objeto que le interesa a Dora es la
Sra K, que no es objeto de amor, sino objeto de su idolatría y de fascinación. La Sra K,
representa para Dora el misterio de la feminidad corporal, porque a los ojos de Dora la Sra
K si sabe lo que es ser una mujer, es la mujer deseada por dos hombres, y por tanto
representa un misterio y un enigma para Dora. Cuando Dora se pregunta ¿Qué es ser una
mujer? cree que la respuesta la puede hallar en la señora K. Freud dice que no pudo ver
esto los prejuicios propios de él (el analista) que interfirieron en la transferencia.
Por ello Dora abandona el análisis, porque Freud mal interpreta esa transferencia. Freud por
sus propios prejuicios, y el hecho de que era muy amigo del Sr K, eso intervino en la
transferencia y no supo ver la corriente homosexual en Dora, y por eso no llegó al 3er
desarrollo de la verdad, o 3ra inversión dialéctica de las que habla Lacan.
Girando en torno a la idea del deseo insatisfecho, en la temática del deseo y la demanda de
Lacan, se sostiene la idea de que la demanda implica una articulación significante que falta
en este deseo insatisfecho creado por el protagonista para mantener su condición de
deseante. Esto es, el deseo del joven aparece como algo que retorna la insistencia de la
necesidad -en tanto ésta de alguna manera mantiene un anclaje en lo real- y por lo que el
deseo no se termina de articular en significantes; es un deseo que no se puede nombrar.
Esto se ve claramente en la diferenciación que existe en el corto en relación a lo que piensa
(su fantasía) y lo que realmente hace, por ejemplo, como cuando juntó el valor para dejarla,
en el cual lejos de poner en palabras aquel resultado de su fantasía le dice otra cosa y que
tampoco es una demanda.
Ely se ubica frente al deseo como “un sapo de otro pozo”. Esa es la expresión que utiliza al
presentarse frente al analista y que comienzan a investigar en tres diferentes etapas. En el
primer apartado donde queda manifestado las vicisitudes de identificación con el padre, Ely
cuando era pequeña se encuentra en una posición de confidente de la madre y recibe
información acerca del matrimonio de su madre y de su padre, sobre cuál era el tipo de
vinculación sexual que tenían, donde la madre le confiesa, por un lado, el asco que le
producía que su padre la toque y, por otro lado, su deseo de haber querido realizar abortos
de todos sus hijos, pero que estos fueron impedidos por su padre.
Ely reproduce en cierto sentido ese asco y goce (materno) a la vez, cuando manifiesta
como son sus propias relaciones personales, las cuales no tienen éxito, ya que ella solo se
relaciona con hombres (colegas de su trabajo) para “pasarla bien” y de los cuales no goza
en su totalidad por tratarse de hombres casados. Queda representada esa ajenidad que la
caracteriza, por encontrarse en una posición donde los hombres se sirven de ella, ella
parece ser objeto de deseo, la miel que ellos necesitan, para que su pareja sobreviva, para
luego quedarse “sola”, como un sapo de otro pozo porque no es elegida. A si es que se ve
identificada con su padre y por el amor que le tiene, se ve reflejado en su profesión, de la
cual si hace buen uso de esa “herramienta fundamental” que la hace brillar en su trabajo y
así poder obtener el amor de su padre, esa es su necesidad, obtener todo el amor de su
padre ante la intolerancia que le produce su madre a quien denomina ella misma
“ESFINGE”, y también ante la intolerancia que la madre demuestra hacia ellos como hijos,
debido a que deseaba haberlos abortado.
Este deseo de Ely se ve interrumpido cuando le pregunta a su padre luego de una fuerte
discusión con la madre: “¿por que la aguantas?”, a lo que él le responde …”me jodo porque
la quiero ¿que seria yo sin ella?”. Se puede visualizar como ese deseo insatisfecho de ser
amada completamente por su padre, de no ser elegida por él, se transforma en la evidencia
de la histeria que manifestara a través del vértigo. Este vértigo va a manifestarse cuando,
durante una de sus relaciones con uno de los hombres casados, se produce un episodio,
más precisamente con un colega al cual ella conocía la mujer y la frecuentaba muy de
cerca, y es por este motivo que ella rechaza el estar con ese hombre, aunque la atracción
si formaba parte de ella, pero aun asi lo rechaza. Y es allí donde esta represión de esa
representación de la niñez donde no es elegida por su padre, que estaba sostenida por esa
representación donde ella dejaba que los hombres se sirvieran de ella por ser la preferida,
al igual que lo hacía su padre, para el cual ella era la sierva, se convierte en un punto de
ruptura y que luego se destapa aún más cuando escucha a uno de sus compañeros decir
que tampoco la eligirian a ella, porque se quedaría siempre con su mujer.
Nasio manifiesta que la vida sexual del histérico es una paradoja y dice que esta paradoja
es la expresión dolorosa de un fantasma inconsciente. Cuando se pregunta cuál es ese
fantasma inconsciente, origen de la histeria, sostiene que: este fantasma inconsciente que
se convierte en un paso de la angustia a una enfermedad psicosomática, queda
manifestada más directamente en ese desajuste en la vida sexual del enfermo. Se observa
un mecanismo de conversión de la angustia en un desorden más general de la sexualidad
histérica. Nasio afirma que “La angustia del fantasma se transforma en una perturbación de
la vida sexual del histérico, en un estado de sufrimiento causado por una erotizacion general
del cuerpo, erotizacion que se acompaña, paradojicamente, de una inhibicion concentrada
en el nivel de la zona genital. Así pues la conversión global de la angustia del fantasma da
lugar a un sorprendente contraste: un cuerpo”. (Nasio, J.D. 2003. Pag. 45) En el caso de
Ely, este fantasma que ronda en ella entre el asco y el deseo por sus “hombres”, los
hombres que frecuenta para satisfacer ese deseo sexual, está marcado a la vez por el asco
que le producen, tanto por estar posicionada en ese lugar de “sapo de otro pozo”, como por
esa sensación de ser la “sierva” de la cual toman posesión pero luego se mantiene ajena a
la relación, ella es la “otra mujer”, y así es como vemos aparecer nuevamente esa pregunta
histérica que desarrolla la perturbación. Perturbación que transformará este sufrimiento de
Ely, esta angustia provocada por dicha situación, por ese fantasma, en un vértigo, queda
inhibida su zona genital y ahora el problema lo manifiesta en todo el cuerpo por esta
erotizacion general de la que habla Nasio.
¿Cómo es posible despejar la expresión “soy un sapo de otro pozo” que formula
desde el inicio?
La expresión con la Ely llega desde el inicio, a saber, “soy un sapo de otro pozo”, tiene que
ver con un indicio que marca la autora sobre algo que ya no funciona como sostén y que
corre peligro de desmarcamiento y del pasaje al acto.
Ely se posiciona en este lugar de “soy un sapo de otro pozo” cuando, dirigida por el enigma
de “¿Qué es ser mujer?”, se relaciona con hombres casados -cuyas esposas ella conoce-
en busca de saber cómo es aceptarse como objeto de deseo de un hombre. También
podríamos pensar, antes de reflexionar lo que subyace en esta expresión, que la frase
también está en relación a lo parental; esto es, ella como sostén del padre, de la relación
del padre y del deseo del padre en general como así de todos los hombres casados con los
que se relaciona.
Se podría decir que, en un primer momento, ante la identificación con el portador del pene-
a saber, el padre- ella se ubica en una posición en relación al deseo del Otro. Esto se ve
claramente en lo profesional; ya que comparten la misma profesión que padre, lo que
representa en el brillo y éxito en el manejo de la herramienta como simbolización de lo
fálico. Pero también, se ve claramente en las elecciones de compañeros con los que ella
elige relacionarse íntimamente; son profesionales como su padre, exitosos, y lo más
importante, también son casados. Ely, en relación a estos factores posee una función de
sostén del deseo del Otro que, ubicada en una identificación masculina, lleva al yo a
taponear la pregunta sobre el qué femenino, a preguntarse como es ser objeto de deseo de
un hombre. Al sostener el deseo de los hombres como objeto permite el funcionamiento del
goce fálico para que las parejas se sirvan y funcionen. Acá hay alguien que se pone en
juego en el cumpliento del deseo del Otro, más allá de su propio deseo.
Dicho esto, en el caso de Ely la autora advierte que esta identificación con el padre que
servía como sostén de la estructura cae cuando, ante una discusión entre sus padres, Ely le
pregunta por qué no la deja, a lo que el padre le responde “me jodo porque la quiero, ¿Qué
sería yo sin ella?”. Con esta respuesta el padre se mostró en su impotencia, en su falta, y el
padre, en tanto identificación como sujeto idealizado en relación a su potencia, queda en
corto circuito. Descubrimiento que le provoca vacilación subjetiva, tristeza y un cambio de
posición; se inscribe la falta, la castración en donde ya no se busca la potencia del padre o
el sostenerlo, ya no se tiene que cubrir la falta del otro porque en todo caso deberá
ocuparse de lo que le falta.
Aquí es donde marca la autora como ese peligro en relación a que ese fantasma se
desmorone, la frase que antes era “Levántate, lúcete” ahora para Ely es “levántate, lúcete y
tirarse”; tirarse al pozo. Esta identificación ya no funciona como sostén sino que aparece
esto de que ella siempre queda afuera, por ello “sapo de otro pozo”, por lo que le empieza a
parecer insatisfactorio todas aquellas posiciones que se fueron dando en torno a esta
identificación, como; lucirse con el instrumento, ser la que le da el néctar a los hombres para
que funcionen con sus parejas, la posición de ser sostén de estos hombres -incluido el
padre-, hasta la elección misma de estos hombres.
Estos factores son claros indicios de una ruptura en torno a esta identificación imaginaria
con aquel portador del pene que la coloca en un lugar donde se siente objeto de desecho,
un sapo de otro pozo, ubicada ahí donde no tiene cabida. El peligro ante el analista se
enfrenta en el hecho de si Ely quedase atrapada como objeto a, de desecho que la llevaría
al acting out o pasaje al acto.
En Tres ensayos, Freud puntualizó que la disposición sexual constitucional del niño es
"perversa polimorfa", y la función sexual normal surge de esa disposición, por represión de
ciertos componentes. Lo "normal" resultó ser el fruto de la represión de ciertas pulsiones
parciales y ciertos componentes de las disposiciones (constitucionales) infantiles, y de la
subordinación de los restantes bajo el primado de las zonas genitales y al servicio de la
función de la reproducción. En cambio, las perversiones correspondían a perturbaciones
debido al desarrollo hiperpotente de algunas de estas pulsiones parciales (infantiles). En
cuanto a la neurosis, Freud la recondujo a una represión excesiva de las aspiraciones
libidinosas. Por eso la neurosis puede caracterizarse como el "negativo" de la perversión.
En Tres ensayos, Freud puntualizó que la disposición sexual constitucional del niño es
"perversa polimorfa", y la función sexual normal surge de esa disposición, por represión de
ciertos componentes. Lo "normal" resultó ser el fruto de la represión de ciertas pulsiones
parciales y ciertos componentes de las disposiciones (constitucionales) infantiles, y de la
subordinación de los restantes bajo el primado de las zonas genitales y al servicio de la
función de la reproducción. En cambio, las perversiones correspondían a perturbaciones
debido al desarrollo hiperpotente de algunas de estas pulsiones parciales (infantiles). En
cuanto a la neurosis, Freud la recondujo a una represión excesiva de las aspiraciones
libidinosas. Por eso la neurosis puede caracterizarse como el "negativo" de la perversión.
Freud afirma que el ser humano adapta sus conductas a los imperativos de la realidad, pero
a la vez toda renuncia al placer es dolorosa. La compensación que el sujeto encuentra para
esa renuncia dolorosa que le impone lo real es la fantasía.
En lo real se encuentran la frustración y la renuncia, mientras que en lo imaginario se
encuentran la fantasía, el rechazo a la renuncia y una "reserva a la manera de los parques
naturales". Los parques naturales son espacios en los que se preserva la naturaleza. La
fantasía sería un "parque natural psíquico", en el cual existe una felicidad imaginaria, en el
cual la adquisición de placer se independiza del sentimiento de realidad. Estas fantasías se
dan a través de sueños diurnos (fantasías propiamente dichas) que pueden ser cc o icc, y a
través de sueños nocturnos.
La fantasía queda ligada a viejas formas de satisfacción, abandonadas en los hechos, pero
mantenidas en la imaginación. Cuando la libido es frustrada por lo real, emprende un
camino regresivo hacia antiguas formas de satisfacción abandonadas. Ese camino es
guiado por la fantasía. Esto inicia la vía de formación de síntomas. Pero en el caso de las
neurosis el yo no tolera esas viejas formas de satisfacción, por eso reprime. A partir de la
represión se abre el campo de la formación de síntomas. Las fantasías pueden ser
conscientes e inconscientes y para que la fantasía genere patología o síntoma tiene que
haber devenido inconsciente (todo lo consciente no genera síntoma, tiene que haber
represión). Es reprimido y retorna hacia formas viejas de satisfacción. Es necesario que
haya conflicto, represión y retorno de lo reprimido.
A un mismo síntoma le pueden corresponder varias fantasías. Reglas de composición para
que un síntoma se constituya: tienen que intervenir varios elementos: “el síntoma está
múltiplemente determinado” no es una única cosa lo que forma el síntoma. Esos elementos
que tienen que intervenir son: una fantasía masculina + una fantasía femenina + represión.
Este conjunto debe permanecer inconsciente.
Por ejemplo: En un ataque de histeria (contraer el cuerpo, convulsionar) una parte de ese
accionar parece representar un cuerpo femenino que se defiende del ataque y la otra parte
parece ser un cuerpo masculino que realiza el ataque sexual.
Freud afirma que el ser humano adapta sus conductas a los imperativos de la realidad, pero
a la vez toda renuncia al placer es dolorosa. La compensación que el sujeto encuentra para
esa renuncia dolorosa que le impone lo real es la fantasía.
En lo real se encuentran la frustración y la renuncia, mientras que en lo imaginario se
encuentran la fantasía, el rechazo a la renuncia y una "reserva a la manera de los parques
naturales". Los parques naturales son espacios en los que se preserva la naturaleza. La
fantasía sería un "parque natural psíquico", en el cual existe una felicidad imaginaria, en el
cual la adquisición de placer se independiza del sentimiento de realidad. Estas fantasías se
dan a través de sueños diurnos (fantasías propiamente dichas) que pueden ser cc o icc, y a
través de sueños nocturnos.
Según la primera teoría freudiana, la neurosis histérica es provocada por la acción patógena
de una representación psíquica, de una idea parásita no consciente y fuertemente cargada
de afecto, con un contenido esencialmente sexual. La aparición de esta representación
sexual inconsciente trae consigo la aparición de un síntoma histérico en el paciente.
En los inicios de su obra, Freud postula —después cambiará de opinión— que el enfermo
histérico sufrió en su infancia una experiencia traumática: la "seducción sexual" por parte de
un adulto. La huella psíquica de ese trauma, que ahora llamaremos "representación
intolerable" comprende dos elementos inconscientes:
1. Sobrecarga de afecto en el niño, que subsistirá en el yo y generará futuros síntomas
histéricos.
2. Imagen sobreactivada por la acumulación de este exceso de energía sexual. ¿Cómo
surge esa imagen? En el momento del trauma, el impacto de la seducción toca
puntualmente una de las imágenes corporales. El excedente de tensión psíquica se
concentra entonces en esta imagen y la inviste. Dicha imagen es la fuente del
síntoma histérico.
La representación inconsciente o idea parásita es esa misma imagen inconsciente. Hay que
tener presente que el trauma que el niño sufre no es la agresión exterior, sino la huella
psíquica que queda de la agresión. El trauma se ha desplazado, se ha transformado en una
representación inconsciente, sobrecargada de energía sexual y fuente de un dolor
intolerable para el yo.
La histeria es provocada cuando el yo quiere neutralizar la representación sexual
intolerable, reprimiéndola. Reprimir quiere decir, ante todo, "aislar". Lo que hace a la
representación radicalmente intolerable y patógena es el hecho de haber quedado aislada
de las otras representaciones organizadas de la vida psíquica.
Esta pregunta es posible que la encontremos articulada con el cambio de teoría del
trauma a la fantasía desde Nasio para explicar la etiología de la neurosis. Asique la
agrego por las dudas.
A la teoría de la conversión Freud le introdujo una modificación en 1900: el origen de la
histeria es un fantasma inconsciente, no una representación. Y lo que se convierte es una
angustia fantasmática, no una sobrecarga de la representación.
La sexualidad infantil es un foco inconsciente de sufrimiento, pues es siempre desmesurada
en relación con los limitados recursos, físicos y psíquicos, del niño. El propio cuerpo
erógeno del niño produce el acontecimiento psíquico, pues es foco de una sexualidad
rebosante, asiento del deseo. Un deseo que entraña la idea de que algún día podría
realizarse en la satisfacción de un goce ilimitado y absoluto. Lo insoportable para el sujeto
es, justamente, esta posibilidad de un absoluto cumplimiento de deseo. Es tan intenso el
surgimiento de este exceso de sexualidad llamado deseo, que, para atemperarse, necesita
la creación inconsciente de fabulaciones, escenas y fantasmas protectores.
Los fantasmas equivalen a traumas porque, en el foco del fantasma, que es el lugar
erógeno, brota una sexualidad excesiva, autoerótica, sometida automáticamente a la
presión de la represión: la sexualidad infantil es siempre exorbitante y extrema. Este fue el
gran descubrimiento que hizo abandonar a Freud la teoría del trauma real como origen de la
histeria.
Estas formaciones fantasmáticas producidas inconscientemente son la respuesta psíquica
obligada para contener el exceso de energía que el empuje del deseo implica. Esta tensión,
una vez fantasmatizada, sigue siendo una tensión igualmente insoportable, pero ahora está
integrada en la escena del fantasma y a ella se circunscribe. Ahora la llamamos angustia
fantasmática.
Sin embargo, se entienda el exceso de energía como una demasía de afecto resultante de
un choque traumático (primera teoría), o como una angustia fantasmática respondiendo al
despertar espontáneo y prematuro de la sexualidad infantil (nueva teoría del fantasma),
invariablemente seguimos sosteniendo la tesis de que la causa principal de la histeria reside
en la actividad inconsciente de una representación sobreinvestida. Con la salvedad de que
el contenido de esta representación ya no se reduce a la imagen delimitada de una parte del
cuerpo (primera teoría), sino que se despliega respondiendo a un libreto dramático llamado
fantasma.
El desajuste de la sexualidad histérica se explica cómo la conversión somática más
inmediata del fantasma. El mecanismo de conversión tiene un alcance más global que la
estricta conversión que transformaba la sobrecarga en un síntoma somático peculiar.
Existirían entonces dos clases diferentes de conversión que, lejos de oponerse, se
complementan: una conversión global que transforma la angustia en un estado general del
cuerpo, y una conversión local que transforma la angustia en un trastorno somático limitado
a una parte definida del cuerpo. La idea de una conversión global permite explicar mejor la
sexualidad histérica. La angustia del fantasma se transforma en un estado de sufrimiento
causado por una erotización general del cuerpo, erotización que se acompaña,
paradójicamente, de una inhibición concentrada en el nivel de la zona genital.
La histérica se ve inevitablemente arrastrada a la pendiente de la insatisfacción. estado
permanente y latente de insatisfacción. Una insatisfacción que no se acantona en el mero
registro sexual sino que se extiende al conjunto de la vida; a veces, con enorme dolor, a
través de episodios depresivos y hasta de tentativas de suicidio. Sin embargo, a pesar de
este dolor, el histérico se empeña asombrosamente en su insatisfacción. Tanto se empeña
que hace de ella su deseo: deseo de insatisfacción; deseo con el cual Lacan marcó para
siempre lo propio de la histeria. El histérico desea estar insatisfecho porque la insatisfacción
le garantiza la inviolabilidad fundamental de su ser. Cuanto más insatisfecho está, mejor
protegido queda contra la amenaza de un goce que él percibe como riesgo de
desintegración y locura
Son formas de presentación que no tienen el mismo carácter que tiene el síntoma. Lacan
decía que el síntoma esa suma máscara, siempre supone un trabajo de elaboración
simbólica o un trabajo de desplazamiento o condensación. Un trabajo donde lo que se
presenta es distinto a lo que se quiere dar a ver. En cambio, en este tipo de presentaciones
hay algo de lo que se muestra que queda por fuera del cálculo del sujeto, es decir, lo que
uno podría esperar por parte del sujeto. En el pasaje al acto hay siempre algo del orden de
la impulsión. Una acción que de alguna manera no se justifica por sus antecedentes. Como
grandes paradigmas del acting out podemos decir, el acto homicida o el acto suicida.
Lacan conjuga estos conceptos en la medida en la que tienen una estructura similar a la
que él trabaja en el seminario 11 respecto a las operaciones de causación del sujeto. Estas
operaciones son alienación y separación que nos sirven para explicar el concepto de pasaje
al acto.
En la intersección que se produce entre el campo del Otro y del otro (con minúscula, es
decir, el sujeto) es en donde podemos pensar las operaciones de surgimiento del sujeto,
separación y alienación.
El movimiento de la alienación va desde el campo del sujeto, es decir, desde el conjunto del
sujeto hacia el campo del Otro. Es decir, el sujeto se aliena en la medida en que abandona
su territorio, se sumerge en el campo del otro, se hace representar por un significante.
Lacan coloca dentro del conjunto del Otro la palabra sentido, y dentro del conjunto del
sujeto la palabra ser. Entonces claramente hay un abandono del ser real, del ser del sujeto
como ser natural, y una alienación en el campo del otro, en el campo del sentido. abandono
el ser para adquirir un sentido.
En torno al objeto A diríamos que tiene una función de amboceptor, vincula un espacio y el
otro, sirve de puente para unir al sujeto con el Otro. En cambio en la separación es el objeto
separador. Ese mismo objeto en un movimiento une, en el otro separa. Da un ejemplo de la
placenta, el dice bueno en la gestación, en el crecimiento del bebé en el vientre de la madre
en realidad el be´be crece dentro de un organismo que él mismo construye que es la
placenta. El vive dentro de eso que, a su vez, está unida a él por el cordón y a la madre por
su útero. Ese sería el objeto A como amboceptor. Cuando se produce la separación, es
decir, el parto, la madre queda sin placenta y el bebé también. Eso que los unía deja de
existir, cae. El objeto A en la separación entonces es aquello que ha perdido su función,
deja de existir, se cae.
Como lógica general tendríamos que pensar que tanto el acting out como el pasaje al acto
tienen en común que ese corte o separación se haya producido mal, o inadecuadamente. El
objeto A no cae, no adquiere esa función separadora y queda como en una especie de
circuito de retorno, como en una especie de objeto no perdido evacuado que complica las
relaciones entre el sujeto y el Otro.
Agregamos aquí que la presencia de A provoca el feeding del sujeto. Éste es un término
que Lacan usa en relación a eso que pasa cuando la persona, por ejemplo, está hablando
por teléfono y se le pierde la voz, no se puede escuchar bien. Eso sería que se entrara en
Feeding, desaparición de la voz del hablante, a lacan le gustó este término para pensar la
desaparición del sujeto en la medida en la que la presencia del objeto A se hace demasiado
fuerte.
Como la separación da lugar a la existencia del sujeto como sujeto barrado, si la pérdida de
A de alguna manera se hace presente, el sujeto entra en feeding y pierde valor, pierde
separación respecto del otro y, por otra parte, la relación con el otro queda como
empastada.
La estructura del Acting out nos lleva a pensar que, de alguna manera, va en sentido de la
alienación. Es algo así como el mensaje que el sujeto le dirige al Otro, no se trata de que el
sujeto busca separarse, es al revés, es como si deseara seguir simbolizando, alienandose.
Es un llamado al Otro para que el Otro ponga en juego los significantes. Por ello Lacan, lo
llama “un llamado a la interpretación”.
Hay que pensarlo en contextos terapéuticos porque, de hecho, las primeras
manifestaciones del acting out fueron analizadas en contextos como este. Imaginemos que
se trata de algo que el paciente hace, un movimiento, que está dirigido al analista y busca
que el analista interprete y ponga en juego sus propios significantes.
Lacan, como muchos otros autores, dice que si este pasaje al acto se produce es porque de
alguna manera el analista lo ha generado. Es el Otro, el analista en este caso, el que
produce este corte demasiado rápido, con demasiada anticipación. Se tiende al corte mucho
antes de que el sujeto esté en condiciones de tolerar ese corte.
Tenemos por un lado, el asunto de que algo se hace demasiado deprisa (el sujeto separado
sin que esté en condiciones de ser separado), un corte mal hecho (un objeto A que no
termina de caer) y ese elemento (objeto A) será el objeto que se muestre.
Que quiere decir que el acting out que se muestra como el objeto A. El objeto A es el objeto
que causa el deseo, entonces que algo se muestre a la manera del objeto A es que algo se
muestre causando el deseo. Una persona por ejemplo que se viste de determinada manera,
se maquilla, lo hace para atraer una mirada, para causar en el otro algún deseo. Es algo
que está en este sentido, un llamado de atención. Cuando un niño en la escuela hace
cagadas, los berrinches, no es un mensaje porque no se muestra en palabras; nadie dice
con palabras que le presten atención. Es un mensaje hecho con el objeto A, éste no es un
significante, es un mensaje innombrable.
El sujeto no deja caer este objeto A y por lo tanto no va a tener esta función separadora. Y
es algo que va a ser utilizado entonces como mensaje. Es un mensaje hecho con el objeto
A, éste no es un significante, es un mensaje innombrable.
Por ejemplo; en el caso de Dora, el cachetazo que le da Dora al señor K como respuesta a
esa afirmación del señor K de que su mujer no era nada para él. Acá Lacan lee el
movimiento separador del señor K. “Mi mujer no significa nada para mi” como diciendo que
la que me importa sos vos, como una propuesta deseante que ubica a Dora en el lugar de
objeto de deseo: justamente fue eso lo que Dora no podía tolerar. Lo que la hace entrar en
feeding y que entonces termina con el cachetazo.
Si decimos que en el acting out hay una separación mal lograda, un objeto A que no termina
de caer y que se usa como mediador para dirigir un mensaje al otro. Lo que tenemos que
decir en el pasaje al acto al respecto es que el sujeto queda identificado con el objeto A, en
su papel de objeto caído. Intenta cumplir la separación pero no queda el sujeto en el campo
del sujeto, el Otro en el campo del Otro, y el A como elemento perdido entre los dos. Lo que
pasa es que el sujeto queda identificado con el objeto A y cae al mismo tiempo en el que
éste cae. Por eso el acting out más extremo es el acto suicida, se identifica con el objeto
caído, el cadáver.
El pasaje al acto es también un resultado de un mal corte. Sea el Otro aquello que
represente en la instancia del sujeto, puede ser un Otro concreto como una pareja, un
padre, un amigo pero también puede ser un Otro que está representado en una religión.
Algo de lo cual el sujeto se siente expulsado y que no le permite subjetivarse y en ese
movimiento él queda caído. Ese objeto que antes los vinculaba con el Otro se cae.
Escena del Lago, Dora. Pregunta histérica, y cómo Dora pregunta acerca de su
femeneindad y en qué lugar coloca al Señor K.
Sabiendo que la neurosis tiene la estructura de una pregunta por falta de significantes en el
campo de lo simbólico a la hora de definir lo sexual en dicho campo. A modo de
compensación, a nivel de lo imaginario se produce un sistema de compensación que viene
a suplir la falta de significantes en el campo simbólico.
Mannoni dice que hay una relación entre el discurso familiar y el surgimiento del síntoma. El
síntoma en el niño responde a una dinámica familiar más que a algo endógeno propio del
sujeto. El discurso familiar tiene un valor etiológico, funciona como inconsciente para el niño
posibilitando el síntoma, el no lo sabe, se articula a sus espaldas produciendo esos efectos
sintomáticos. Por eso dice que solo es posible curar al niño si el analista desplaza el
problema por el que los padres han consultado a la dinámica familiar, y se revela así la
situación de enfermedad de uno u otro de los padres, dado que los trastornos del hijo
servían como para “taponar” esa situación. Cuando la enfermedad sale a la luz hay que
abrir los ojos, acceder al yo por un proceso de desidentificación desprendiendo de un drama
familiar que es el del otro.
Lacan y Winnicott fueron los primeros en teorizar sobre la etiología de los síntomas en el
niño admitiendo el peso del contexto de desarrollo; en tanto dinámica familiar y ambiente de
desarrollo en el cual se constituye.
Winnicot fue uno de los primeros autores en incorporar la idea de “ambiente facilitador”
como elemento esencial para pensar el desarrollo normal, o en los trastornos del desarrollo
Una de las cuestiones que él va a plantear es que los bebés pasan de un estado de
dependencia absoluta a una independencia cada vez más grande, pero ese movimiento
lleva tiempo. Cuanto más grande sea la dependencia, más necesaria es el papel del
ambiente para que el psiquismo se pueda desarrollar y se pueda constituir ahí uno de las
bases del desarrollos que es la confianza.
Ese ambiente facilitador que permite el desarrollo de las funciones psíquicas esta integrado
por una función central que Winnicott llamó “madre suficientemente buena”. La madre
suficientemente buena es la que logra adaptarse a las necesidades de su bebé
(necesidades psíquicas y fisiológicas). Entonces, más allá de identificarse con ese bebe y
de ingeniárselas para cubrir sus necesidades, lo más importante es la identificación de esa
madre a hacia ese bebé en tanto persona.
Las patologías, dice Winnicott, es mejor pensarlas como “fallas ambientales”. El ambiente
facilitador tiene que proveer cosas para que haya un desarrollo del niño, si el ambiente
fracasa hay una detención del desarrollo y hay signos característicos.
Dos fallas que menciona Winnicott que producen efectos característicos:
Según Lacan, el síntoma del niño responde a lo que hay de sintomático en la estructura
familiar. Es decir, no hay síntoma del niño aislado, el síntoma del niño no tiene que ver
exclusivamente con sus propios contenidos icc. El síntoma es representante de una verdad.
Es decir, eso que no se quiere saber respecto del síntoma, es algo que atañe a una verdad.
Pero esa verdad no lo atañe al niño exclusivamente, sino que es una verdad que está en
relación con la pareja familiar.
Respecto a la neurosis veníamos diciendo que sí el síntoma del niño representa la verdad
de la pareja parental, lo que dice respecto a la psicosis es que esto queda restringido a la
subjetividad materna. No es escindidamente un problema parental sino que es de la madre
y lo que plantea es una explicación en relación al deseo de la madre porque el niño ocupa el
papel de objeto en el fantasma materno, es decir, el fantasma que convierte en deseante a
esa mujer que es madre de ese niño. Si un niño ocupa el lugar de objeto del deseo de la
madre (en los términos del ste deseo de la madre) el niño ocupa el lugar de falo, y sabemos
que está destinado a ser despojado de ese lugar por el SNP:
En cambio si el niño está alojado en un fantasma de la mujer que lo tuvo y que llamamos
madre pero que no es deseo de la madre que define e instituye y que entonces al quedar
tomado en el papel de objeto en el fantasma materno no hay intervención posible que lo
pueda sacar de allí. Por eso él dice que la opción de articulación se reduce mucho cuando
el síntoma compete solo a la subjetividad de la madre. Es decir, las posibilidades de acción
se reducen mucho.
Cuando la distancia entre la identificación con el ideal del yo y la parte tomada del deseo de
la madre no tiene mediación (lo que asegura la función del padre) el niño queda expuesto a
todos las capturas fantasmáticas. Se convierte en el “objeto” de la madre y su única función
es entonces revelar la verdad de ese objeto. El niño realiza la presencia de eso que Lacan
designa como objeto a en el fantasma.
Mannoni, siguiendo esta idea, dice que representa la mentira, el secreto, lo no dicho. Esa
verdad de la que habla Lacan es una verdad no dicha, silenciada, es una verdad que, por
estar reprimida en la pareja parental, estalla de manera sintomática en el niño.
Entonces, Mannoni propone que las entrevistas con el psicoanalista permitan que el analista
ocupe para el niño el lugar del Otro, es decir, el lugar a donde el niño dirige sus mensajes y
desde donde recibe cierta sanción, cierta nueva significación respecto de esos mensajes.
Esto le permite al niño despegarse de esa mentira proveniente de la historia familiar; le
permite emprender su propio camino, un camino que lo saque de esa función de expresar, a
través de su padecimiento, aquellos elementos que no están resueltos en la historia familiar.
Estadio del espejo, que resultados psíquicos produce y articular con autismo infantil.
(Martinez dijo que se podía responder desde la sintomatología de autismo de Kanner).
El estadio del espejo Lacan lo plantea como necesario para la constitución del yo, cuerpo y
realidad. El Yo, es producto de identificarse con la propia imagen especular que el espejo le
devuelve, esta operación implica un nuevo acto psíquico. Entonces, el Estadio del Espejo,
básicamente describe la formación del Yo; a través de un proceso de identificación: El Yo es
el resultado de identificarse con la propia imagen especular.
El pequeño bebe humano a los pocos meses de vida queda fascinado con la imagen que el
espejo le devuelve, es capaz de reconocerse en esa imagen y lo asume jubilosamente
como su propia imagen anticipándose a estos hechos ya que esta imagen se contrapone a
una impotencia motriz y un cuerpo que se presenta fragmentado.
El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el ser sumido todavía
en la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia que es el hombrecito en ese
estadio infans manifiesta el sostén de la matriz simbólica necesaria para que la imagen se
asuma. Esta matriz simbólica está dada por el deseo de la madre quien aloja al niño, vé ahí
un hombrecito, un todo integrado y lo ayuda a reconocerse en esa imagen que le devuelve
el espejo. El sujeto se identifica en el espejo con lo que es el objeto del deseo de la madre
El sujeto se identifica con el reflejo de su propio cuerpo al cual percibe como totalidad, pero
a su vez esa imagen es otro – Yo ideal. La criatura ve la imagen como un todo, lo cual
contrasta con el cuerpo que al principio se ve como fragmentado, esta amenaza de
fragmentación suscita la tensión agresiva entre el sujeto y la imagen, una tensión entre la
imagen unida al espejo y la impotencia motora; para resolverla, el sujeto se identifica con la
imagen, lo que da forma al Yo, es como si dijera ‘antes de estar fragmentado me precipito a
transformarse en esa imagen’. Es decir, no es tanto verse en el espejo como el hecho de
ver que esa imagen esté sostenida por la mirada del Otro, del primer Otro que es la madre.
La matriz simbólica es el deseo de la madre, o sea que el falo imaginario es la imagen con
la que el sujeto se identifica. La imagen del hijo como falo es la pantalla en la que la madre
engaña su deseo y con el mismo gesto engaña al niño.
Nos revela como un caso particular de la función de la imago, que es establecer una
relación del organismo con su realidad. En el caso del bebé humano, la identificación con la
imagen especular tiene efectos sobre el organismo y sobre las relaciones de este con la
realidad circundante. Veamos esto con más detalle: llamemos organismo al cuerpo
biológico. El efecto que sobre el produce la identificación especular es el de transformarlo
en un cuerpo unificado. El bebé se aliena en lo imaginario, asume psíquicamente como
propia una imagen de su cuerpo que viene al lugar de sus sensaciones propioceptivas
reales. Dicho en otros términos se pierde el organismo real y se gana un cuerpo imaginario,
conformando a imagen y semejanzas de los demás cuerpos humanos. Y por otra parte ese
cuerpo imaginario ocupará un lugar dentro del mundo circundante que también quedará
ordenado imaginariamente.
Veamos ahora las descripciones del autismo infantil establecidas por kanner. En ellas se
subrayan los siguientes aspectos: el cuerpo es rígido e insensible, el niño evita toda forma
de contacto con los demás, su mirada evita a los otros, mutismo, desorientación, y
desapego, los sujetos parecen no tener menor interés por lo que sucede a su alrededor, se
muestran más bien retraídos.
Si comparamos estás descripciones con los efectos constitutivos del primer tiempo del
Edipo y el estadio del espejo, podemos concluir que en los casos de autismo infantil no se
ha logrado ni la constitución del cuerpo ni la de realidad. El cuerpo se comporta como un
organismo rígido e insensible; el mundo circundante no concita su atención y el sujeto no
logra una interacción con los objetos similar a la de los otros niños de la misma edad.
Tampoco reconoce la presencia de otros semejantes.
La hipótesis etiológica dirá entonces que hubo una dificultad en el desarrollo del primer
tiempo del Edipo y que por tanto no aconteció el estadio del espejo. Si el operador principal
del primer tiempo del Edipo es el significante del deseo de la madre. ¿Podremos concluir
que en los casos de autismo infantil este significante no entró en juego, no abrió el juego
que posibilita la humanización de la cría humana?
En la ficha 10140 es donde explica las patologías según los 3 tiempos del edipo en Lacan,
te dice que si no entra en el primer tiempo se da la psicosis infantil, esquizofrenia infantil o
autismo. Y es, justamente, por lo que no es ubicado en el lugar de objeto de deseo, no hay
operatividad del significante deseo de la madre y el nene no puede constituir su yo, cuerpo y
realidad (que es justamente lo que se constituye con el estadio del espejo).
En el primer tiempo se presupone la existencia del deseo de la madre como agente que
posibilita la constitución del yo del niño a través del estadio del espejo. El pasaje del primer
al segundo tiempo es posibilitado por un “padre terrible” que priva a la madre del niño en
cuanto equivalente al falo. Este segundo tiempo supone una ruptura de la “armonía” del
primero y debe resolverse en un tercer tiempo que establezca un nuevo orden, sostenido
por la operatoria del significante nombre del padre, que por una parte metaforiza al
significante deseo de la madre y por otra sostiene la función del padre real como agente de
castración.
Aproximación diagnóstica:
Deprivación de Winnicott:
Para Winnicott el medio ambiente ocupa un lugar central, tanto en el desarrollo del
psiquismo como en la producción de patologías. La función de ambiente suficientemente
bueno, capaz de proveer lo necesario para que este desarrollo se produzca sin dejar huellas
de patologías. Tal es la importancia del ambiente, que sus criterios diagnósticos se basaran
exclusivamente en la evaluación del mismo.
El primer signo que Winnicott establece es la pérdida de un marco familiar que haya
provisto lo necesario, a los niños afectados de esta falta los caracteriza como deprivados.
Aquí hubo un medio familiar que luego se perdió, “las bases de la salud mental del niño
quizás estén ya bien establecidos, de modo que la enfermedad provocada por la
deprivación se produjo en un periodo de salud”.
El segundo signo a establecer será el de si alguna vez existió o no para ese niño en
particular un marco familiar proveedor; en este caso nunca hubo un medio familiar
proveedor-Privación-, el niño carece de toda experiencia sana que pueda redescubrir en un
nuevo ambiente y, además, puede haber existido un manejo tan complejo o deficiente de la
temprana infancia, que las bases para la salud mental en términos de estructura de la
personalidad y sentido de la realidad sean muy escasas.
En lugar del deseo de la madre, el deseo de muerte. El niño no será alojado en el lugar de
objeto maravilloso.
Lacan teoriza en estos términos: cuando la distancia entre la identificación con el ideal del
yo y la parte tomada del deseo de la madre no tiene mediación, la que asegura la función
del padre, el niño queda expuesto a todas las capturas fantasmáticas. Se convierte en
objeto de la madre y su única función es revelar la verdad de ese objeto. Afirma que el niño
ocupa en la subjetividad de la madre el lugar de un objeto distinto al falo, es decir distinto al
objeto determinado por el significante deseo de la madre. Si ocupara el lugar de falo, estaría
mediado por la función del padre, ingresaría a la estructura del complejo de Edipo. Pero al
ser alojado como correlato de un fantasma inconsciente de la madre, no hay mediación
posible, y su única función quedará para siempre ligada a ese fantasma.
Teoría Winnicott:
Winnicott sitúa la etiología de la psicosis (esquizofrenia infantil) en una falla ambiental,
adaptativa y añade el concepto de “odio inconsciente reprimido de la madre” hacia el niño.
Winnicott introduce el papel del “ambiente” facilitador como elemento esencial para pensar
el desarrollo normal. Ese ambiente facilitador que permite el desarrollo de las funciones
psíquicas está integrado por una función central que Winnicott llamó “madre suficientemente
buena”. La madre suficientemente buena es la que logra adaptarse a las necesidades de su
bebé (necesidades psíquicas y fisiológicas). Entonces, más allá de identificarse con ese
bebe y de ingeniárselas para cubrir sus necesidades, lo más importante es la identificación
de esa madre a hacia ese bebé en tanto persona.
Para ello el autor subraya la presencia de gestos espontáneos del niño que la madre tiene
que reconocer y que le hablan de su singularidad.
Esto es algo que la madre tiene que lograr, pero no se va a lograr si primero no se sentó la
base para la ilusión: proceso de ilusión-desilusión.
Entre medio del campo de la ilusión y desilución se ubica el campo de los fenómenos
transicionales. Son fenómenos que no son enteramente subjetivos pero tampoco objetivos.
tenemos; el campo del sueño, el juego, etc. Cuando uno ve una obra de teatro lo ve como
algo de la realidad objetiva y sin embargo, sabe que no es la realidad objetiva, pero también
sabe que no es una alucinación. Lo mismo pasa con el juego del niño; el niño hace que
pasa una cosa, que pasa tal otra, sabe que no es real pero puede compartirlo con otro. Es
un espacio que crea un lazo con el otro.
Las fallas ambientales: Las patologías, dice Winnicott, es mejor pensarlas como “fallas
ambientales”. El ambiente facilitador tiene que proveer cosas para que haya un desarrollo
del niño, si el ambiente fracasa hay una detención del desarrollo y hay signos
característicos.
Lo primero que hay que tener en cuenta es el grado de dependencia que niño/niña tiene
respecto del ambiente para poder calibrar el impacto de una falla ambiental. Cuanta más
dependencia al entorno ambiental más efectos efectos la falla va a producir.
Dos fallas que menciona Winnicott que producen efectos característicos:
DSM. Una crítica fundamentada al DSM. Articula con Winnicott y las 5 etapas de la
infancia en las que la falla en la provisión ambiental puede ocasionar diferentes
patologías. Desde el psicoanálisis se cita a dos autores que hacen críticas al DSM
(Laurent y Pujo).
La advertencia es clara. Hay que salvar de manera urgente a los normales y tratar
inmediatamente a las personas enfermas.
Los verdaderos trastornos psiquiátricos requieren un diagnóstico precoz y un tratamiento
activo, no mejoran por sí solos y cuanto más persisten más difíciles son de tratar. Por el
contrario, los inevitables problemas cotidianos se solucionan mejor mediante nuestra
capacidad de recuperación y con el paso del tiempo. A medida que nos vamos acercando a
tratar sistemáticamente la normalidad como un problema médico, perdemos nuestra gran
capacidad de autocuración y olvidamos que la mayoría de los problemas no son
enfermedades y que sólo en raras ocasiones tomarse una pastilla es la mejor solución.
Laurent: Las críticas recaen sobre la dificultad de obtener diagnósticos fiables y válidos,
independientemente de las diferentes teóricas psicopatologías . La falta de consenso en el
diagnóstico de las patologías mentales es resultado de la diversidad de doctrinas
psiquiátricas y de un desacuerdo acerca de la causalidad de las enfermedades. La
construcción de un lenguaje común, aparece como una única solución para lograr ese
cometido. Ese lenguaje común, apunta a establecer un consenso en relación a la noción de
síndrome.
La crítica que desarrolla Laurent, plantea cuestiones modales sobre la palabra causalidad,
en el diagnóstico del DSM y también subraya el movimiento que lleva a concebir
nuevamente a la enfermedad como entidad mental.
Por otro lado Mario pujó crítica la concepción de enfermedad mental como una entidad
natural que esté por fuera de la cultura.
Uno de los primeros autores que introduce el papel del “ambiente” facilitador como elemento
esencial para pensar el desarrollo normal, o en los trastornos del desarrollo, es Winnicott.
Ese ambiente facilitador que permite el desarrollo de las funciones psíquicas está integrado
por una función central que Winnicott llamó “madre suficientemente buena”. La madre
suficientemente buena es la que logra adaptarse a las necesidades de su bebé
(necesidades psíquicas y fisiológicas). Entonces, más allá de identificarse con ese bebe y
de ingeniárselas para cubrir sus necesidades, lo más importante es la identificación de esa
madre hacia ese bebé en tanto persona.
Para ello el autor subraya la presencia de gestos espontáneos del niño que la madre tiene
que reconocer y que le hablan de su singularidad. Un gesto espontáneo habla de la
singularidad del bebé o su subjetividad.
Si el ambiente facilitador permite el desarrollo de las funciones psíquicas a cargo de una
“madre suficientemente buena” las fallas en éste nos remitirán a patologías.
Cuando se observa un desarrollo anormal, cuando ocurre la privación o deprivación, en
relación a las fallas correspondientes a la función de esa madre en tanto ilusión-desilusión
vemos emergen trastornos como el autismo.
En el caso de Ronald se ve claramente como este niño viene al mundo a ocupar un lugar en
el que, para su madre, compite con su propio deseo de desarrollo personal. Desde los
inicios, hablando del embarazo, ya existieron dificultades que giraron en torno al dolor y
complejidad. Una vez nacido el niño, tras una enfermedad, la madre no puede seguir
amamantandolo (acción sumamente importante para el fortalecimiento del vínculo,
sobretodo para la lectura de esos gestos espontáneos; las respuestas a las miradas, el
entendimiento de las necesidades del niño).
En el caso se ve que la identificación de la madre hacia ese niño en tanto sujeto y como
objeto de deseo es deficiente y por lo tanto no sustenta las necesidades para ese bebé en
desarrollo sino que más bien lo ubica como un cuerpo viviente.
El niño comienza así a desarrollarse con lentitud, comenzó a presentar comportamientos
estereotipidados gestuales, siempre aislado dibujando, con pocos recursos para la
comunicación (al niño, al igual que a su madre, le gustaba dibujar). Los padres comenzaron
por pensar qué hacer con este niño problemático más que en poder reconocer en él a un
Otro, un ser.
En relación con el autismo infantil precoz escribe: trátese de un tipo de niño más frecuente
al que a menudo se diagnostica erróneamente como sordo, ciego, o débil mental. Por lo
general provienen de familias inteligentes y educadas, si bien su nacimiento se produjo en
momentos de discordia o separación de los padres, periodo caracterizado por la depresión
de la madre. Como se trata de niños sensitivos, de disposición afectiva y buenos lactantes,
a menudo el trastorno que sufren solo se advierte después del destete y en especial al
producirse un deterioro en la evolución del lenguaje. Sus extrañas características a menudo
se acentúan con el nacimiento de un hermanito y la separación materna.
La idea de este cuadro clínico como "una detención del desarrollo" , se venía pensando en
la época de Kanner.
Se comenzó a pensar como un trastorno en el desarrollo de la función yoica (como la
pensaban los psiquiatras de esa época: una función de síntesis, que de alguna manera
reúne todas las demás funciones psíquicas). El desarrollo evolutivo normal del psiquismo,
del yo, se ha detenido.
Para los psicoanalistas de la época, esto significaba una detención del desarrollo en el nivel
del Narcisismo Primario: la constitución del yo es propia de esa etapa, y en estos casos no
se habría puesto en juego.