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2.

LA CRISIS RELIGIOSA DEL SIGLO


XVI
La Reforma protestante sacudió fuertemente el destino de Europa a partir del siglo XVI.
Significó, básicamente, la división de la Cristiandad occidental en dos partes: una católica,
que sigue reconociendo la autoridad del Papa y que mantiene una organización única, y
otra que adopta después el nombre de “protestante” y que se subdivide a su vez en una
serie de grupos y sectas.

En nuestros días el protestantismo agrupa a casi 400 millones de fieles, de los que un 25%
son luteranos, 15% calvinistas, alrededor de un 20% son baptistas, cerca de 15%
anglicanos y otro 15% son metodistas. El resto pertenece a sectas o iglesias menores.

Las causas de la Reforma son diversas y complejas. No solo hay que buscarlas en los
tan citados abusos del clero. Es cierto que hubo obispos acostumbrados al lujo y
sacerdotes que vivían en el concubinato. Pero estos excesos no eran nuevos, tampoco
eran recientes los llamados a reformar a la Iglesia como institución.

El protestantismo se desató porque hubo condiciones mentales que así lo permitieron.


Digamos que la Iglesia por ese entonces no fue capaz, o no estaba en condiciones, de dar
respuesta a las inquietudes de la época. Por ejemplo, el postulado protestante de un
sacerdocio universal sintonizaba perfectamente con los ideales individualistas y el espíritu
laico tan promovidos por el Humanismo.

También ayudaron las ideas de teólogos como Wiklif y Hus que pregonaron que la fuente
de autoridad para el cristiano no era la Iglesia sino la Biblia, y en lengua nacional. Estas
ideas fueron abonadas también por la difusión que hizo la imprenta de la Biblia y los
inteligentes comentarios de los intelectuales del Humanismo a los Evangelios.

Como veremos, el protestantismo puso especial énfasis en la justificación por la fe (la fe,
única fuente de salvación) en un momento en que los papas apelaban a la venta de
indulgencias. Los creyentes veían con mucho escepticismo la posibilidad de “comprar” su
salvación, por eso pusieron tanto énfasis en que al final, la fe es el camino más correcto
para conseguir la salvación.

Al final la Reforma protestante se fragmentó. Pero a pesar de esto se mantuvo entre sus
iglesias cuestiones fundamentales: Cristo como redentor, la omnipotencia de la gracia, la
Iglesia como asamblea de creyentes, la Biblia como revelación definitiva de Dios,
actualizada por la palabra y la predicación. Rechazó la autoridad pontificia, el culto a la
Virgen María y también a los santos, así como la concepción de la misa como sacrificio.

UN AMBIENTE DE REFORMA.- Ya desde finales de la Edad Media una


serie de catástrofes y pruebas sacuden a la Cristiandad occidental. Por citar solo algunas
tenemos la Peste Negra de 1348 y su secuela de muerte y desesperación; la Guerra de los
Cien Años que también produjo muertes y sobre todo hambre y destrucción; y, finalmente
el Gran Cisma de la Iglesia, con dos y hasta tres papas disputándose el gobierno de la
Iglesia.
Para la mayoría estos eran signos de un castigo divino. Había un miedo colectivo, quizá el
peor de toda la historia. Los europeos viven en la angustia. Muchos creen que está cerca
el fin de los tiempos, el Juicio Final, el Apocalipsis. Centenares de predicadores
ambulantes, amparados en las tragedia, alimentan ese miedo.

En efecto, luego de las grandes calamidades del siglo XIV la religión cristiana tendió al
misticismo bajo la influencia de estos predicadores. Pero estas corrientes místicas
estaban, a menudo, próximas a la herejía. Junto a este tipo de herejía de carácter
“popular”, surgieron otras dos que dieron origen a los dos grandes movimientos heréticos
de ese tiempo:

a. John Wyclif (1330-1384).- Como teólogo oficial del rey de Inglaterra, puso énfasis en
revisar la Biblia y traducirla al inglés. Cuestionó la necesidad de tener un Papa si
existe la Biblia (predicó su libre interpretación); también era prescindible la Iglesia
como institución. Fue condenado pero protegido por el rey.

b. Jan Hus (1369-1415).- Fue un sacerdote de Bohemia (República Checa) influido por
las ideas de Wyclif. Postuló que había que predicar la Biblia en cada idioma y que
cada región debía tener su propia iglesia. Por ello se le considera el precursor del
nacionalismo checo. Llamado al Concilio de Constanza fue condenado a la hoguera
por hereje. Pero su muerte fue la chispa de la insurrección de sus seguidores contra
la Iglesia oficial: la rebelión de los husitas tuvo como centro la ciudad de Tabor y se
organizó de forma que recordaba a la Iglesia primitiva (pobre y comunitaria).

Pero ese ambiente que alimenta un profundo sentimiento religioso también impulsa el
deseo de reformar la Iglesia. A principios del siglo XV se celebra el Concilio de Constanza
que pone fin al Cisma. Ahora es tiempo de emprender las reformas bajo la autoridad de un
papa único. Se reúnen algunos concilios más pero la reforma no llega a realizarse.

Por ello a principios del siglo XVI la reforma se hace más necesaria. Hay abusos: obispos y
papas que viven como señores feudales. Se preocupan más por sus intereses terrenales
que por los espirituales. Se critica el lujo y la riqueza de la Iglesia: en Alemania la tercera
parte del país le pertenecía al clero. Lo mismo sucedía en Francia, Inglaterra y España.
También se reprocha los duros impuestos (diezmos) que la Iglesia cobraba a sus fieles.

Así como se criticaba el lujo del alto clero, también se reprobaba la ignorancia de la
mayoría del bajo clero. Se trataba de sacerdotes con escasa formación religiosa y muchas
veces analfabetos. Lo que se reclamaba es un clero cuyos miembros no sean simples
administradores de sacramentos, sino hombres capaces de enseñar la Palabra de Dios y
responder inteligentemente a las inquietudes y preocupaciones del cristiano moderno.

La frustración histórica de la Iglesia es que no fue capaz de reformarse por sus propios
medios. En este sentido los papas del Renacimiento (Alejandro VI, Julio II y León X) solo
hicieron reformas en la imagen de la Iglesia. Al reconstruir y embellecer el Vaticano, por
ejemplo, solo quisieron dar la ilusión de una Iglesia poderosa, opulenta, pero sin cambios
de fondo. Incluso buena parte del dinero que sirvió para remodelar la iglesia de San Pedro
provino de un medio muy cuestionada: la venta de indulgencias.

También es importante el surgimiento en toda Europa de sentimientos de “identidad


nacional” alimentado por el absolutismo. Lutero, por ejemplo, llama a la unión de los
alemanes contra un poder extranjero (Roma) que domina a cada país. Para príncipes y
monarcas este discurso sonaba muy atractivo en su interés por consolidar su poder
absoluto en cada uno de sus territorios. Este sentimiento también mueve a Enrique VIII
cuando rompe con Roma y expropia para la corona de su país los bienes del clero.
Por último, hay que mencionar la falta de formación religiosa de la mayoría de los
europeos. El hombre común, especialmente el del campo, no tenía una sólida formación
cristiana. Su sentimientos religiosos eran muy sencillos y muchas veces supersticiosos.
Por eso, luego de la rebelión luterana hay un esfuerzo, tanto de los protestantes como de
la Iglesia católica, de evangelizar (militarizar) a la gente. En este sentido todas las iglesias
en Europa occidental se vuelven militantes.

REFORMA LUTERANA.- Martín Lutero (1483-1546), hijo de un campesino,


gozó de la educación que su padre le patrocinó en la Universidad de Erfurt (Alemania). Fue
allí, en medio de una tormenta, que recibe el “mensaje” que lo lleva a tomar la decisión de
vestir los hábitos de la Orden de San Agustín. Poco tiempo después lo nombran profesor
de teología en Wittemberg, donde llega a la convicción, a través de algunos escritos de san
Pablo y san Agustín, que:

a. La conducta humana (y en especial las indulgencias) no juegan ningún papel


importante en la salvación individual: sólo la fe en Dios puede hacer que un hombre
sea justo y se salve. De esta forma Lutero da en el clavo a las expectativas de
muchos hombres de su tiempo.

b. También consideró que todos los cristianos son iguales por el bautismo y por lo tanto
todos son sacerdotes (habló del “sacerdocio universal”). Esto lo llevó a rechazar la
superioridad espiritual del Papa, de los obispos y de toda autoridad eclesiástica en
general.

c. Por último, si bien reconoce cierto valor a la Tradición, afirmó que la Revelación
está totalmente dicha en la Biblia (postula la libre interpretación de la Biblia).

A partir de estos tres “hallazgos” Lutero rechaza la función del clero. Los sacerdotes, que
no están obligados al celibato, son simples fieles cuya principal función es enseñar la
Palabra de Dios. De allí aparece la figura del “pastor” protestante. También rechaza el
papel de “intermediarios” a la Virgen María y a los santos. Finalmente, solo acepta dos
sacramentos, pero como simples ritos, sin ningún contenido: el bautismo y la Cena o
Eucaristía (en ella solo admite la consubstanciación, más no la transubstanciación).

Todo esto le valió la excomunión papal en 1520. Antes de esa fecha a Lutero se le había
encomendado viajar a Roma para solucionar con la Santa sede algunos inconvenientes
que sufrían los agustinos en Alemania. Pero su llegada a Roma le produce una terrible
impresión: creyendo que se encontraría en un ambiente piadoso, descubre que en su lugar
reina el caos, el afán del Papa por acrecentar su poder temporal y, especialmente, la venta
de indulgencias. Por ello en 1517 publicó Wittemberg (1517) sus famosas “95 tesis” donde
expuso lo principal de sus ideas condenando enfáticamente la venta de indulgencias.

La reacción en Alemania.- Carlos V como emperador del Sacro Imperio Romano-


Germánico (así se le llamaba a Alemania por entonces), convoca a la Dieta de Worms en
la que Lutero se niega a retractarse de sus opiniones. Condenado a muerte, se escapa con
la ayuda del príncipe de Sajonia, y se refugia durante un años en el castillo de Wartburgo
donde traduce la Biblia al alemán. A partir de ese momento muchos nobles y ciudades de
Alemania apoyan la rebelión luterana: se vendieron unos 300 mil ejemplares de sus
escritos. Se confiscan muchos bienes del clero y los distintos príncipes toman bajo su
control las iglesias de sus dominios.

El luteranismo se va a difundir rápidamente por Alemania porque existía una joven


generación de sacerdotes muy abiertos a las ideas del Humanismo. De otro lado, los
príncipes alemanes querían reafirmar su autoridad en sus respectivos territorios. Para
ellos Roma era un poder extranjero que limitaba sus pretensiones. Por lo tanto, la prédica
luterana alentaba sus afanes de independencia.

Rápidamente, por ejemplo, 51 de las 65 ciudades alemanas habían adoptado el


luteranismo. La nueva doctrina se había desbordado también por Dinamarca, Suecia,
Noruega, Finlandia e Islandia.

Ante este panorama Carlos V convocó a la Dieta de Spira (1529) donde invoca a los
príncipes que se reconcilien con el Papa. Éstos hacen la Protesta y desde allí los llaman
“protestantes”. Fue la última vez que se reúnen como católicos, hacen una liga de defensa
y es el comienzo del fin del Sacro Imperio. En la Dieta de Ausburgo (1530), Melachton,
discípulo de Lutero, presenta a Carlos V la Confesión de Ausburgo, donde se delinearon
las doctrinas del luteranismo.

Finalmente, en 1555 se estableció la Paz de Ausburgo. En ella se instauró la concordia


religiosa en Alemania confiriendo a los príncipes protestantes todos los derechos
episcopales: se les reconoció libertad de consciencia y culto; además, sus súbditos tenían
la alternativa de aceptar la religión de su soberano o emigrar a otro territorio.

¿Qué pasó con Lutero? A los 42 años terminó casándose con una joven de 26 que había
dejado su orden religiosa para seguir el luteranismo. Con ella tiene seis hijos e inicia una
vida de excesos. Para mantener a su familia se dedica a vender libros, reparar objetos y
dictar clases en la Universidad. Muere contradiciendo muchas de las creencias y votos que
practicó durante su juventud rebelde.

La importancia histórica de Lutero es que fue el fundador de una iglesia cristiana no


católica. También se le reconoce haber difundido la Biblia (más de 100 mil ejemplares de
la Biblia en alemán se distribuyeron). Asimismo impulsó una mejor educación religiosa del
pueblo y fomentó el nacionalismo alemán. Hoy en día el 51% de la población alemana es
protestante, en su mayoría luteranos. Se calcula que en el mundo existen actualmente,
incluidos los alemanes, 96 millones de luteranos.

CALVINISMO.- Fue una orientación más radical y espiritual de la reforma propagada


por el francés Juan Calvino (1509-1564). Nacido en París en el seno de una familia
burguesa, su conversión no fue tan apasionada como la de Lutero, aunque sintió sus
influencias. Publicó hacia 1536 en latín la “Institución de la religión cristiana” donde expuso
lo esencial de su doctrina. Luego de algunas persecuciones contra su persona, Calvino se
dirigió a ciudad de Ginebra (Suiza) desde donde se difundió su prédica religiosa.

Al igual que Lutero, Calvino funda su doctrina en la justificación por la fe, el sacerdocio
universal y la autoridad indiscutible de la Biblia, pero modificando ligeramente estos tres
aspectos.

Para Calvino la justificación por la fe postula la predestinación: el hombre está


predestinado para la salvación o la condenación. En otras palabras: Dios, en virtud de su
omnipotencia y de su amor, desde antes de nacer la persona, le asigna su destino, y éste
es invariable. Cierto número de personas está destinada a vivir eternamente con Cristo,
sin tener para nada en cuenta su fe ni sus obras. La suerte del resto es vivir para siempre
en el pecado y en la condenación.

Por lo tanto el Dios de Calvino era un Dios que infundía temor entre las personas. Pero así
nacía el deseo ardiente de llevar una vida conforme a los preceptos de las Escrituras: la
doctrina de la predestinación tuvo como resultado el imponer a los calvinistas una vida
rigurosamente conforme a las exigencias de la Iglesia, básicamente una ética económica.

De este modo el calvinismo imponía un estilo de vida metódico y racional para sus fieles.
Exigía la represión de los instintos, la transformación del hombre impulsivo e instintivo en el
hombre racional: No hagais ni toméis nada por el mero hecho de que los sentidos o el
apetito lo pidan, sino cuando haya razón para ello, decía Calvino.

Exigía entonces la laboriosidad (no a la ociosidad); el ocuparse de cosas útiles (no, por
ejemplo, al juego, al baile o a la caza); a la templanza (no a los deleites carnales, a la gula
o a la embriaguez); y fomentaba el espíritu de ahorro: había que economizar todo, las
mismas palabras, los gestos, la decoración de los templos y los feriados del año. Los
templos calvinistas, por ejemplo, no debían tener altares o imágenes. En lugar de ellas
podían reproducirse en sus muros pasajes de la Escritura.

Para algunos las exigencias del calvinismo cuajaban perfectamente con el ideal burgués.
El buen calvinista es el buen burgués. En este sentido la religión (la predestinación) es un
premio a su esfuerzo, a su trabajo y a su espíritu de ahorro e inversión. Por ello el
calvinismo habría estimulado el desarrollo del capitalismo en Europa. Incluso también de la
democracia, pues el calvinismo exigía una consciencia cívica: ser honesto, ser respetuoso
con los demás, reconocer los derechos del otro y tener un espíritu de servicio.

De otro lado, si para el calvinismo la Biblia era la única depositaria de la Revelación, cada
persona tenía el derecho de acceder a ella mediante una lectura directa y cotidiana.
Además la Cena, es decir, la Eucaristía, no es sino una unión espiritual con Cristo: la Cena
de nuestro Señor es un signo por el cual bajo el pan y el vino se representa la verdadera
comunicación espiritual que tenemos en su cuerpo y en su sangre, escribió Calvino.

Con estos contenidos es lógico suponer que el calvinismo penetró con más facilidad en los
medios cultos y acomodados que en el mundo campesino, iletrado y conservador.
Geográficamente se propagó por Alemania, Francia (allí se les llamó hugonotes), Holanda,
Inglaterra (puritanos) y Escocia (la Iglesia Presbiteriana fundada en 1560 por John Knox).

EL ANGLICANISMO.- Inglaterra tuvo un destino reformista original, impuesto por


sus soberanos de la dinastía Tudor. Enrique VIII impuso el cisma en el “Acta de
Supremacía” (1534) que transfería al Rey todos los poderes de jurisdicción sobre la Iglesia
de Inglaterra. Y todo comenzó por la negativa de Roma a anular su matrimonio con
Catalina de Aragón. En este sentido la actitud de Enrique VIII fue una posición radical
basada en sentimientos de independencia nacional y, también, de voluntad de reforma.

En toda Inglaterra los monasterios quedaron disueltos, y sus tierras y demás propiedades
pasaron a la Corona la que, a su vez, entregó estos bienes a los nobles que apoyaron a
Enrique VIII en su ruptura con Roma. Pero aunque el Rey reformó el gobierno de la Iglesia
se negó a que se hicieran cambios en su doctrina. Incluso antes de su divorcio, se había
opuesto a Lutero asesorado por el humanista Tomás Moro.

Después del cisma con el papado Enrique VIII persiguió con igual severidad a los católicos
que no le reconocían como jefe de la iglesia de Inglaterra, y a los protestantes que
proponían cambios en el dogma.

Luego su hija, Isabel I, fundó realmente la Iglesia Anglicana por el “Acta de Uniformidad”
(1559) imponiendo una política de sumisión de sus representantes al Estado. En 1563 se
promulgan los Treinta y nueve Artículos. Según sus términos, la liturgia y la jerarquía
eclesiástica son parecidos al catolicismo, pero abandona el uso del latín, el culto a las
imágenes y el celibato sacerdotal. El dogma defiende la justificación por la fe, la autoridad
exclusiva de la Biblia y el rechazo a los sacramentos (menos el bautismo u la cena).

Como vemos, el culto anglicano conserva las apariencias católicas y sus principios son de
inspiración calvinista. Su fe se cimienta en el mensaje de los Padres de la Iglesia y en lo
acordado por los concilios cristianos antes de la ruptura entre Oriente y Occidente en 1054.
Pero básicamente lo que caracteriza al anglicanismo es su posición intermedia entre el
catolicismo y el protestantismo surgido en el resto de Europa.

Insiste en la supremacía de la Biblia como único fundamento de la fe y reconoce dos


sacramentos principales: bautismo y eucaristía. Desde la ruptura con Roma, son los
soberanos de Inglaterra los que nombran a los obispos; actualmente son nombrados a
propuesta del primer ministro.

LA IGLESIA ANGLICANA HOY

Se divide en dos tendencias: la High Church (o Alta Iglesia) que insiste en la importancia
de la Iglesia como institución y que celebra sus ritos y sacramentos en forma muy próxima
al catolicismo romano, por su lado la Low Church (Baja Iglesia) defiende la idea de una
religión más personal, más íntima, e influenciada por los preceptos calvinistas y luteranos.

Los anglicanos reconocen la autoridad espiritual del Arzobispo de Canterbury, quien vive
en Londres. A fines del siglo XX cuenta con más de 62 millones de fieles de los cuales
casi la mitad vive en las Islas Británicas. El resto se reparte principalmente en Estados
Unidos, Canadá y Australia. Los obispos anglicanos del mundo se reúnen desde 1867 en
la Conferencia de Lambeth, y sus representantes forman cada dos años un Consejo
Consultivo Anglicano que puede dictaminar algunas cuestiones de fe o política eclesial
que, a su vez, deben ser aprobadas por el Parlamento británico.

REFORMA CATÓLICA.- La reforma protestante tropezó con la férrea oposición


de la Europa latina: Francia, España y la península italiana. El papado buscó ayuda y
protección de la monarquía más fuerte de entonces, la española, y sus soberanos, Carlos
V y, sobre todo, Felipe II se convirtieron en el brazo político y militar de Roma en su lucha
contra los protestantes.

Este movimiento emprendido por Roma, desde 1540 más o menos, más conocido como la
Contarreforma, fue una reacción de defensa (no solo doctrinal, sino a menudo violenta)
frente a los postulados protestantes.

La Contrarreforma impulsó una reafirmación vigorosa de la visión mística del mundo. Se


reavivó la llamada de la fe. Fue un llamado a las armas contra todo aquello que ponía en
peligro los cimientos del catolicismo: había que crear una iglesia militante.

Y es que el enemigo del catolicismo podía presentarse en muchas formas. Ya no solo eran
los protestantes. También eran las nuevas religiones paganas que los colonizadores
habían descubierto en las culturas de América, Asia o África. Enemigo era también los
intereses materialistas de la burguesía en ascenso, así como los sentimientos
“nacionalistas” de las monarquías europeas. Finalmente el espíritu crítico del Humanismo
era peligroso porque alentaba la libre investigación y la curiosidad científica.

La Iglesia se dio cuenta que, si era aceptada por todos, la imagen mecánica del mundo
como una “máquina en movimiento” (recordemos el heliocentrismo de Copérnico), la
creencia en los milagros se iba a desvanecer, se destruiría la noción de la intervención de
dios en los asuntos del mundo y quedaría fuera de las mentes de los católicos la noción del
“misterio”.

Por ello la iglesia se interesó no tanto en especulaciones teológicas sino de alentar en los
creyentes un misticismo práctico, una experiencia religiosa concreta. Por ello el ritual se
modificó y se convirtió en algo más espectacular, apoteósico, capaz de conmover al
creyente. La difusión de las procesiones por las calles alentó este nuevo misticismo, por
ejemplo. También la vida ejemplar, pública, de algunos santos como Teresa de Jesús o
Juan de la Cruz.
La Compañía de Jesús.- En 1534 san Ignacio de Loyola funda la Societas Jesu (S.J.),
una nueva orden religiosa aprobada por Paulo III en 1540. Sus integrantes, más conocidos
como “jesuitas”, trataron de interpretar a esta nueva Iglesia militante de la Contrarreforma.

Los jesuitas llegaron a adaptar la doctrina cristiana a las difíciles circunstancias de la


época. Se enfrentaron a las realidades políticas y morales de su siglo y tomaron parte
activa en la educación, asuntos públicos y obras misioneras. Actuaron, por ejemplo, en las
cortes reales como confesores y educadores de príncipes y nobles. Fundaron muchos
colegios e impulsaron muchas misiones no solo en Europa sino en las tierras recién
conquistadas por españoles y portugueses.

Bajo su autoridad máxima y vitalicia, el General, un jesuita se consideraba a sí mismo


como soldado de Dios bajo la bandera de la cruz, listo para luchar por la propagación de la
fe ante los protestantes, los herejes o los infieles. La Orden, por ello, estaba organizada
con criterios militares: rígida disciplina, voto de obediencia al Papa y prohibición de
cualquier crítica a los superiores.

Bajo estos criterios, todo el mundo fue dividido en provincias jesuitas, y su “ejército” de
sacerdotes siguió los caminos trazados por los navegantes y conquistadores europeos.

Concilio de Trento (1545-1563).- Promovido por iniciativa del papa Paulo III se reunieron
obispos católicos, en su mayoría italianos y españoles, en la ciudad italiana de Trento. No
trataron en establecer un diálogo con los protestantes. En este sentido no fue el Concilio
de la reconciliación sino el de un catolicismo que se negaba a transigir o por lo menos a
dialogar con los protestantes.

Tras varias interrupciones y reanudaciones este Concilio estableció con mucha claridad
que antes los puntos del dogma criticados o cuestionados por los protestantes,
condenándolos sin miramientos. En Trento se estableció por ejemplo:

a. La reafirmación del papel de la conducta de los hombres en su propia salvación. En este


sentido reconoció el libre albedrío. Admite el valor de las buenas obras y la eficacia de
las indulgencias y sufragios (aunque restringe su uso).

b. Defendió la vigencia de la Tradición, junto a la Biblia, como elemento de la Revelación.


La interpretación que hace la Iglesia de la Biblia es la única válida. Además, la única
versión aceptada de la Biblia es la Vulgata Latina de San Jerónimo, por lo tanto, la Biblia
había que leerla en latín y no en idioma “vulgar”.

c. La misa debía seguir siendo celebrada en latín, así como cualquier liturgia. También
defendió la presencia de Cristo en la Eucaristía. En otras palabras: en el sacramento de
la Eucaristía (o Cena) se conmemora la última comida de Cristo durante la cual
transformó el pan y el vino en su cuerpo para dárselos a sus discípulos. Para los
obispos de Trento, entonces, hay presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo, con
transubstanciación.

d. Reafirmó el carácter sagrado del clero y el celibato sacerdotal. En materia de disciplina


condenó los anteriores abusos del clero (obispos). Recomienda la fundación de un
seminario en cada diócesis para la formación moral, intelectual y religiosa de los futuros
sacerdotes a fin de hacerlos más capaces de transmitir la fe a través del catecismo y la
predicación. Para el clero era obligatorio el uso de los hábitos y ropa talar. Defendió el
derecho de cada parroquia de llevar los libros de bautismos, matrimonios y defunciones.
e. Defendió la vigencia de los siete sacramentos, el valor del culto a los santos y,
especialmente, el culto a la Virgen María tan cuestionado por los protestantes. También
reafirmó la existencia del Purgatorio.

f. Finalmente defendió la infalibilidad papal. Trento insistió en reafirmar la autoridad


papal y sus interpretaciones del dogma. Toda jurisdicción procede del Papa.

En síntesis, los obispos de Trento condenaron sin ninguna consideración al


protestantismo e intentaron darle al papado mayor autoridad (y credibilidad). Pero el
Concilio también termina sancionando la división de la cristiandad en Europa occidental:
unos europeos que siguen siendo católicos y otros que siguen el protestantismo bajo las
formas luterana, anglicana o calvinista. Esto sin mencionar a los europeos del Este que
desde la Edad Media profesan el cristianismo ortodoxo. Esta división se va a mantener,
casi sin mayores cambios, hasta nuestros días.

INICIOS DEL BARROCO.- El barroco fue el arte de la Contrarreforma, por lo


tanto, representó la reafirmación de las funciones originales del arte: así lo afirmaron los
obispos de Trento en el sentido que las imágenes artísticas eran para instruir y emocionar
al pueblo.

Lo importante era restaurar la eficacia de las imágenes (pinturas y esculturas, sobre todo)
de conmover al espectador para actuar sobre su sensibilidad. En otras palabras: reafirmar
cotidianamente su fe. Cuando un católico iba a la iglesia debía conmoverse con un Cristo
crucificado y sangrante; o con un Cristo yacente en los brazos de una desconsolada Virgen
María. Imágenes como la del Corazón de Jesús, por ejemplo, debían hacerle recordar al
católico todo lo que el Hijo de Dios hizo por los hombres. También apeló a representar el
culto a los santos, tan cuestionado por los protestantes.

La iglesia barroca fue la síntesis del nuevo arte. Los artistas fueron llamados con
entusiasmo para construir nuevos templos para reforzar el poder del catolicismo. Por ello
las iglesias de la Contrarreforma son espaciosas, iluminadas y espectaculares. En ellas
pintores, escultores, arquitectos y músicos sumaron sus fuerzas para hacerlas a la manera
de teatros en que el creyente se sintiera a un paso de la vida celestial futura.

La Contrarreforma construyó iglesias por todo el mundo. por ello el barroco fue el primer
arte surgido en Europa que alcanzó dimensiones mundiales. Las iglesias barrocas están
en lugares tan distantes como España, México, Perú y Filipinas.

En síntesis, el arte debía acercarse al pueblo, debía ser entendido por todos. El barroco
no fue elitista, debía captar la “filosofía popular”. Condenó el arte intelectualizado o dirigido
a un grupo de ilustrados como el manierismo. Y de alguna manera fue un arte dirigido por
la Iglesia católica. Los artistas debían contribuir a fomentar el espíritu de la
Contrarreforma.

Así como el Renacimiento, el barroco surgió en Italia y se extendió por toda Europa. Pero
los demás países nacionalizaron el nuevo estilo. Por eso el barroco se caracteriza,
precisamente, por su multiplicidad. En Italia y España, baluartes de la Contrarreforma, fue
un estilo eminentemente religioso.

Representantes del barroco.- El Italia destacaron el arquitecto y escultor Lorenzo Bernini


(1598-1680), creador de la columnata ubicada en la plaza de San Pedro en Roma, y el
pintor Caravaggio (1573-1610) con su obras “La cena de Emaus” y “El entierro de Cristo”.

En España tenemos al arquitecto José de Churriguera (1665-1725) quien españolizó el


barroco diseñando iglesias demasiado ornamentadas y de compleja estructura. Las
iglesias barrocas de América, por ejemplo, responden a este modelo llamado
“churrigueresco”. También en España destacan los pintores Francisco de Zurbarán (“La
Concepción” y “Visión y aparición de San Pedro Nolasco”), Diego de Velásquez (“El triunfo
de Baco”, “Las Meninas” y “Las hilanderas”), Bartolomé Esteban Murillo (“El divino pastor”)
y José Ribera (“El Martirio de San Bartolomé”).

También cabe hablar de una música barroca, recargada y compleja. El violín, el clavecín
y el órgano serán los instrumentos principales. Es la afirmación de la música instrumental,
aunque también hay coral. Los principales exponentes fueron los alemanes Georg Friedric
Händel (1685-1759) y Johann Sebastian Bach (1685-1750), y el italiano Antonio Vivaldi
(1675?-1741).

GLOSARIO

Término Definición
Iglesia protestante creada en Londres en 1611. Proclama la suprema autoridad de la
Baptistas
Biblia, el derecho a la libertad religiosa y la completa separación de Iglesia y estado.
Término de origen portugués que quiere decir “piedra irregular”, para caracterizar lo
Barroco extravagante en la arquitectura y a partir de allí, un estilo que da la impresión de
irregularidad, de rareza e incluso de fantasía.
celibato Estado de soltería.
cisma División o separación.
concubinato Convivencia de una pareja.
Asamblea o parlamento de los príncipes que formaban parte del Sacro Imperio
dieta
Romano-Germánico (Alemania).
Perdón, total o parcial, de la pena del purgatorio por los pecados perdonados: para
indulgencia ganar las indulgencias, el creyente debe realizar las obras prescritas (oraciones
especiales, confesión, comunión).
infalibilidad Que no puede engañar ni engañarse
Iglesia protestante surgida en Inglaterra en el siglo XVIII. Insiste en la necesidad de la
santificación. Los creyentes son bautizados en edad adulta pero suele “presentarse” a
Metodistas
los niños lo que sustituye de alguna forma al bautismo. Su doctrina se asemeja a la
baptista.
Estado de quien se dedica mucho a dios o a las cosas espirituales. También se aplica
misticismo a la doctrina que enseña la comunicación directa entre el alma y su Creador en la
visión intuitiva o el éxtasis.
Instrumento de tecla y tubería llamado el rey de los instrumentos. Conocido ya desde
la Antigüedad fue introducido como instrumento típico de la liturgia cristiana hacia
órgano
1400. Puede tener hasta cinco teclados escalonados, y en 1500 se le añadió el pedal
en Alemania.
Para los cristianos es la manifestación del Espíritu y de la Palabra de Dios en la Biblia
revelación
y la Tradición.
Signos instituidos por Cristo para producir la gracia divina y santificar las almas. Para
sacramentos los católicos son siete: bautismo, confirmación, penitencia (o confesión), eucaristía (o
comunión), matrimonio, orden sacerdotal y extremaunción.
sufragio Ayuda, favor, socorro. Obra buena aplicada por las ánimas del Purgatorio
Significa el cambio de la substancia del pan y del vino en la substancia del cuerpo y de
la sangre de Cristo, y no solo la consubstanciación, esto es, el mantenimiento de la
transubstanciación
substancia del pan y del vino junto a la del cuerpo y la sangre (así lo planteaban los
luteranos); para el calvinismo solo hay presencia espiritual, simbólica.
Para los cristianos es la revelación de la Palabra de Dios de forma distinta a la que se
tradición produce en la Biblia. Son las decisiones de los concilios, los escritos de los Padres de
la Iglesia y de teólogos avalados por la Iglesia oficial.
Instrumento de cuerda creado en el siglo XVIII. Consta de cuatro cuerdas y se tañe
violín con un arco. Por su brillante y expresiva sonoridad, junto con sus inmensas
posibilidades virtuosísticas, es la base de la orquesta clásica.

Este material ha sido elaborado con fines educativos.

Rodríguez, R. (2015). 2. La crisis religiosa del siglo XVI. Materiales de enseñanza. Lima:
UPC.

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