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No obstante desde su nacimiento la menor ha estado siempre al cuidado su madre;

Perecia Psicologica – Jhon Tenazoa Tafur

Se puede desprender que la verdad biológica es un derecho fundamental reconocido por nuestra
Constitucion política y tratado internaciones, por otro lado, la jurisprudencia y legislación admiten
que el reconocimiento, como cualquier acto jurídico, puede ser invalidado por adolecer de
defectos sustantivos o estructurales. Se esta afectando el derecho fundamenta de
Si bien por madato judicial debe desplazarse el nombre de padre registrado, cediendo paso al
nombre del verdadero padre biológico.
teniendo en cuenta la Convención sobre los derechos del niño, aprobada por Resolución
Legislativa N° 25278, que reconoce el derecho del niño, a conocer a sus padres y a ser cuidado
por ellos, lo que significa que nuestro ordenamiento legal, reconocerá el derecho de toda
persona para reclamar la determinación de su filiación o impugnarla,
que no se prohíbe ni se excluye expresamente la posibilidad de que otras personas con legítimo
interés puedan demandar dicha pretensión, conforme al artículo VI del Título Preliminar del
Código Civil.

el principio de protección especial del niño se erige en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos como un principio fundamental,
El derecho a la identidad debe ser entendido como el derecho que tiene todo ser humano a ser
uno mismo, y a ser reconocido como tal; en éste sentido, el derecho a la identidad personal debe
ser protegido en sus dos aspectos: el estático que está restringido a la identificación (fecha de
nacimiento, nombre, apellido y aún estado civil) y el dinámico, más amplio y más importante ya
que está referido a que la persona conozca cuál es su específica verdad personal, pues el ser
humano, en tanto unidad psicosomática, es complejo y contiene múltiples aspectos vinculados
entre sí, de carácter espiritual, psicológico o somático, que lo definen e identifican, así como
existen aspectos de índole cultural, ideológicos, religiosos o políticos, las relaciones familiares,
las que se instituyen inmediatamente que se conocen quienes son los padres que también
contribuyen a delimitar la personalidad de cada sujeto; así, el conjunto de éstos múltiples
elementos caracterizan y perfilan el ser uno mismo, diferente a los demás; en consecuencia, la
protección jurídica del derecho a la identidad personal, en su calidad de derecho humano
esencial debe ser integral, para comprender los múltiples y complejos aspectos de la
personalidad de un ser humano.
- Que, resulta menester considerar que la presente demanda es una de impugnación de
paternidad y filiación, por ende es pertinente previamente efectuar algunas precisiones al
respecto; Que, con relación al control constitucional, es preciso tener en cuenta que la
inaplicación de una norma legal, que se interpreta contraria a la Constitución, constituye una
prerrogativa jurisdiccional de última ratio, por ésta razón no puede ser invocada a menudo en la
actividad jurisdiccional; sino por el contrario atendiendo a la trascendencia que ésta decisión
implica, por lo que el Juzgador deberá tener en cuenta que, en principio, todas las leyes
expedidas por el Congreso de la República, por el sólo hecho de haber sido expedidas por el
Órgano constitucional que tiene a su cargo la función legislativa están amparadas por la
presunción de constitucionalidad; por tanto, a priori se presume que todas las leyes son
constitucionales y que éstas guardan perfecta armonía entre sí y con la Carta Fundamental; por
ésta razón, el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, ha previsto que
la inaplicación de una norma legal, sólo resulta viable cuando no sea factible obtener una
interpretación conforme a la Constitución.
Que, así es preciso tener en cuenta el marco legislativo que resulta aplicable al caso de autos,
en torno a la impugnación de reconocimiento de paternidad. En principio, el artículo 388 del
Código Civil establece que el hijo extramatrimonial puede ser reconocido por el padre y la madre
conjuntamente o por uno solo de ellos; asimismo, el artículo 399 del acotado Código ha previsto
que el reconocimiento puede ser negado por el padre o la madre que no interviene en él, por el
propio hijo o por sus descendientes si hubiera muerto y por quienes tengan interés legítimo; sin
embargo, hay que tener en cuenta que esta materia se encuentra directamente vinculada con el
derecho a la identidad y el interés superior del niño, que ya se tienen analizados. CASACIÓN
NRO. 950-2016 AREQUIPA IMPUGNACIÓN DE PATERNIDAD

3. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:


TERCERO.-
El Tercer Juzgado de Familia de Ica mediante resolución de fecha veintiocho de marzo de dos
mil dieciocho, declara infundadas las excepciones formuladas, al establecer respecto a la
excepción de falta de legitimidad para obrar de la demandante, que el reconocimiento de
paternidad puede ser negado por el padre como también por todo aquel que tenga legítimo
interés, a tenor de lo dispuesto en el artículo 399° del Código Civil; siendo en este caso, la
demandante Norma Elizabeth Ormeño Aquino, quien en su calidad de hija ha interpuesto la
presente acción, al ser una de sus herederas, máxime que existe un proceso judicial entre las
mismas partes sobre petición de herencia. En cuanto a la excepción de caducidad, el a quo
establece que encontrándose en discusión la filiación biológica de una persona, resulta
imperioso que se establezca la verdadera filiación del demandado Omar Jesús Ormeño
Gonzales al momento de resolver la incertidumbre generada, en ese sentido, haciendo uso del
control difuso, el juez de la causa inaplica al caso concreto el artículo 400° del Código Civil al
resultar incompatible con los artículos 2° inciso 1 y 138° de la Constitución Política.
QUINTO.- En el presente caso, estando a que los fundamentos de la causal de infracción
normativa denunciada de los artículos 51° y 139° inciso 3 de la Constitución Política, I del Título
Preliminar del Código Procesal Civil y artículo 400° del Código Civil se encuentran en relación
con la aplicación de control difuso que denuncia la recurrente, conviene al caso efectuar
previamente algunas precisiones sobre esta figura jurídica, para de esta manera abordar el
análisis de la infracción normativa denunciada.
SEXTO.- El control difuso de la constitucionalidad de las normas constituye un poder-deber del
Juez al que habilita el artículo 138° de la Constitución Política en cuanto mecanismo para
preservar el principio de supremacía constitucional y, en general, el principio de jerarquía de las
normas enunciado en el artículo 51° de la Norma Fun damental. De ello se desprende que el
control difuso es un acto complejo en la medida en que significa preferir la aplicación de una
norma cuya validez, en principio, resulta beneficiada de la presunción de legitimidad de las
normas del Estado1 . Por ello, su ejercicio no es un acto simple, y para que él sea válido se
requiere de la verificación, en cada caso, de los siguientes presupuestos: i) que, en el proceso
judicial, el objeto de impugnación sea un acto que constituya la aplicación de una norma
considerada inconstitucional, ii) que la norma a inaplicarse tenga una relación directa, principal e
indisoluble con la resolución del caso, es decir, que ella sea relevante en la resolución de la
controversia; y, iii) que la norma a inaplicarse resulte evidentemente incompatible con la
Constitución.
SEPTIMO.- Asimismo, resulta necesario tener en consideración que la inaplicación de una
norma legal, que se interpreta contraria a la Constitución, constituye una prerrogativa
jurisdiccional de última ratio, por esta razón no puede ser invocada a menudo en la actividad
jurisdiccional; sino por el contrario atendiendo a la trascendencia que esta decisión implica, el
juzgador deberá tener en cuenta que, en principio, todas las leyes expedidas por el Congreso de
la República, por el solo hecho de haber sido expedidas por el órgano constitucional que tiene a
su cargo la función legislativa, siguiendo para el efecto, todo un proceso de formación de la ley,
que es conocido en la doctrina como el “iter legislativo”, están amparadas por la presunción de
constitucionalidad; por tanto, a priori se presume que todas las leyes son constitucionales y que
éstas guardan perfecta armonía entre sí y con la Carta Fundamental.

NOVENO.- Que, asimismo, resulta necesario destacar en este punto el contenido del derecho a
la identidad, consagrado en el artículo 2° inciso 1 de la Constitución Política del Perú. Al
respecto Carlos Fernández Sessarego sostiene que el derecho a la identidad comprende el
derecho al nombre y supone además el reconocer a cada persona, en cuanto ser único y no
intercambiable, su propia identidad psicosomática. A partir de este reconocimiento se entiende
que la persona tiene la facultad y el deber de asumir la paternidad de sus propias acciones de
conducta, así como impedirse le atribuyan comportamientos ajenos2 .
CONSULTA N° 16605 - 2016 LAMBAYEQUE
QUINTO: Sobre el control difuso en el Perú. La Constitución Política del Perú como sustento
fundamental del Estado Constitucional de Derecho, en su artículo 138 prescribe: “La potestad de
administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos
jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes. En todo proceso, de existir
incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la
primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma de rango inferior”, asimismo
en el artículo 51 señala: “La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial para la vigencia de
toda norma del Estado”. Por su parte, el Tribunal Constitucional en el fundamento décimo
séptimo de la sentencia emitida en el Expediente N° 02132-2008-PA/TC señala : “Este Tribunal
tiene dicho que el control judicial difuso de constitucionalidad de las normas legales es una
competencia reconocida a todos los órganos jurisdiccionales para declarar inaplicable una ley,
con efectos particulares, en todos aquellos casos en los que aquella resulta manifiestamente
incompatible con la Constitución (artículo 138 de la Norma Fundamental). El control difuso es,
entonces, un poder-deber del juez consustancial a la Constitución del Estado Democrático y
Social de Derecho. Conviene siempre recalcar que la Constitución es una auténtica norma
jurídica, la Ley Fundamental de la Sociedad y del Estado, y un derecho directamente aplicable”.
En resumen, ante un supuesto en donde exista una confrontación entre una norma legal con una
norma de carácter constitucional, es lógico que todos los órganos de justicia están en la
obligación de preferir la última en salvaguarda de la supremacía de nuestra Carta Magna y
garantizar la estabilidad de nuestro ordenamiento jurídico con la finalidad de dotar al país de
seguridad jurídica.
SEXTO: El Primer Pleno Jurisdiccional Supremo en materias Constitucional y Contencioso
Administrativo celebrado en la ciudad de Lima los días dos y diez de diciembre del dos mil
quince, en el Tema N° 02: El ejercicio jurisdiccional del Control Difuso en Autos y Sentencias,
ante la pregunta ¿cabe la elevación en consulta del control difuso ejercido en autos o solo
respecto de sentencias? y, en todo caso, ¿cuáles deben ser los criterios a ser observados por
los jueces para ejercer el control difuso de la constitucionalidad normativa?, el Pleno acordó por
unanimidad: (…) 2.- Para el ejercicio del control difuso de la constitucionalidad normativa, los
jueces de la república deberán observar, en ese orden, los criterios de (1) fundamentación de
incompatibilidad concreta, (2) juicio de relevancia, (3) examen de convencionalidad, (4)
presunción de constitucionalidad, e (5) interpretación conforme”. Por lo tanto, con la finalidad de
preservar el valor de los Plenos Jurisdiccionales, esta Sala Suprema procederá efectuar el
análisis del auto contenido en la resolución materia de consulta siguiendo los criterios antes
mencionados.
DÉCIMO: En ese sentido, tenemos al derecho a la identidad, sobre el cual, la Convención sobre
los Derechos del Niño, aprobada por el Congreso de la República mediante Resolución
Legislativa N° 25278, del cuatro de agosto de mil novecientos noventa, y ratificada el catorce de
agosto del mismo año, en su artículo 7.1 claramente señala: “El niño será inscrito
inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a
adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado
por ellos”. Asimismo, en el artículo 8 de la referida Convención se dejó en claro lo siguiente: “1.-
Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad,
incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin
injerencias ilícitas. 2.- Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los elementos de
su identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección
apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad”. Desde una perspectiva
jurisprudencial, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el fundamento décimo quinto
de la resolución expedida el primero de julio del dos mil once en el caso medidas provisionales
respecto de Paraguay del menor con iniciales L. M, citando al Comité Jurídico Interamericano y
al caso Gelman Vs. Uruguay mencionó lo siguiente: “15.- En lo que respecta al derecho a la
identidad, esta Corte ha señalado (...) que el mismo es un derecho humano fundamental que
puede ser conceptualizado, en general, com
el conjunto de atributos y características que permiten la individualización de la persona en
sociedad y, en tal sentido, comprende varios otros derechos contenidos en la Convención, según
el sujeto de derechos de que se trate y las circunstancias del caso. Así, tratándose de niños,
niñas y adolescentes, con base en lo dispuesto en el artículo 8 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, el derecho a la identidad comprende, entre otros, el derecho a las relaciones
de familia”.
Es obligación del Estado preservar la inscripción e identidad de los niños y adolescentes,
sancionando a los responsables de su alteración, sustitución o privación ilegal, de conformidad
con el Código Penal. (…)”, norma que guarda relación con los artículos 8.1 y 8.2 de la
Convención
sobre los Derechos del Niño citados en el noveno considerando de la presente resolución. En
ese contexto, podemos observar que existe una armonía entre el ordenamiento jurídico interno
con la normativa internacional, por lo tanto el derecho a la identidad debe ser entendido como el
derecho que tiene todo ser humano a ser uno mismo, y a ser reconocido como tal; debiendo ser
protegido en sus dos aspectos: el estático que está restringido a la identificación (fecha de
nacimiento, nombre, apellido y aún estado civil) y el dinámico que es más amplio e importante,
pues está referido a que la persona conozca cual es su específica verdad personal, pues el ser
humano, en tanto unidad psicosomática, es complejo y contiene múltiples aspectos vinculados
entre sí, de carácter espiritual, psicológico o somático que lo identifican. Asimismo, es importante
tener en cuenta que la filiación forma parte del derecho a la identidad, siendo así solo la filiación
biológica puede garantizar el pleno disfrute del derecho a la identidad, pues una persona tendrá
por padre o madre a quien verdaderamente lo es y no a quien un texto legislativo le otorga tal
condición o a quien se concede así mismo el estado de padre a través de su manifestación de
voluntad en el acto de reconocimiento de paternidad6 .
DÉCIMO QUINTO: El plazo de caducidad para la impugnación de paternidad consagrado en el
artículo 400 del Código Civil, a primera vista en un examen abstracto, tendría una finalidad
constitucional, esto es la protección y consolidación del estado de familia; sin embargo no se
observa que el medio para obtener dicha finalidad en el caso concreto resulta idóneo, ya que la
norma limita el derecho a la identidad, restringiendo la determinación de la familia biológica a la
que pertenece el menor, lo cual se ha comprobado con la prueba de ADN realizada; en
tasentido, la medida legislativa de acción de estado de impugnación de paternidad, sujeta a
plazo de caducidad de novena días, resulta lesiva al derecho a la identidad; estando
desvinculado de conseguir el fin constitucional propuesto de protección de la familia,
concluyéndose que dicho medio empleado por el legislador no guarda una causalidad razonable,
estando alejado más bien del fin constitucional que persigue7 .
DÉCIMO SEXTO: En consecuencia, el plazo para impugnar el reconocimiento de paternidad no
es eficiente en una situación en la que el supuesto padre se entera y demuestra que no es el
padre del menor que ha reconocido; resultando contrario a la Constitución Política atribuir un
plazo de caducidad para la impugnación de paternidad, sobre todo, si trastoca la identidad del
menor. Por lo tanto, es correcto que se declare inaplicable el artículo 400 del Código Civil, en
mérito a que se ha evidenciado una afectación constitucional. Para concluir, debemos recalcar
que esta Sala Suprema en diversas ejecutorias ha ratificado la prevalencia del artículo 2 inciso 1
de la Constitución Política sobre el artículo 400 del Código Civil, tal es el caso de los
pronunciamientos contenidos en la Consulta N° 1897-2012-Lambayeque, Consulta N° 2802-
2012-Arequipa y Consulta N° 2848-2012-Lima, razones suficientes para aprobar el auto en el
extremo materia de consulta.

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