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Tribunal Constitucional, en el expediente número 4444-2005-PHC/TC ha señalado que

el “(…) Derecho a la identidad comprende el derecho a un nombre, conocer a sus padres


y conservar sus apellidos, el relativo a tener una nacionalidad y la obligación de que el
Estado reconozca su personalidad jurídica (…)”. Luego, en la sentencia dictada en el
expediente número 2273-2005-PHC/TC, ha indicado que: “(…) entre los atributos
esenciales de la persona, ocupa un lugar primordial el derecho a la identidad consagrado
en el inciso 1 del artículo 2 de la Carta Magna, entendido como el derecho que tiene
todo individuo a ser reconocido estrictamente por lo que es y por el modo cómo es. Vale
decir, el derecho a ser individualizado conforme a determinados rasgos distintivos,
esencialmente de carácter objetivo (nombres, seudónimos, registros, herencia genética,
características corporales, etcétera) y aquellos otros que se derivan del propio desarrollo
y comportamiento personal, más bien de carácter subjetivo (ideología, identidad
cultural, valores, reputación, etcétera) (…)». Precepto que se encuentra recogido por el
artículo 8.1 de la Convención de los Derechos del Niño y por el artículo 6 del Código de
los Niños y Adolescentes, reconociendo como uno de los Derechos Civiles de los niños,
el derecho a su identidad; pues expresamente señala: “El niño y el adolescente tienen
derecho a la identidad, lo que incluye el derecho a tener un nombre, a adquirir una
nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y llevar sus apellidos
(…).

Que, así es preciso tener en cuenta el marco legislativo que resulta aplicable al caso de
autos, en torno a la impugnación de reconocimiento de paternidad. En principio, el
artículo 388 del Código Civil establece que el hijo extramatrimonial puede ser
reconocido por el padre y la madre conjuntamente o por uno solo de ellos; asimismo, el
artículo 399 del acotado Código ha previsto que el reconocimiento puede ser negado por
el padre o la madre que no interviene en él, por el propio hijo o por sus descendientes si
hubiera muerto y por quienes tengan interés legítimo; sin embargo, hay que tener en
cuenta que esta materia se encuentra directamente vinculada con el derecho a la
identidad.

Cuando se analiza la conducta antijurídica no se está debatiendo si la conducta de la


demandada fue o no con conocimiento y voluntad, sino el hecho material y objetivo de
atribuir una paternidad al demandante que en realidad no tenía respecto de otra persona,
la hija mayor de la demandada.
la conducta de la demandada infringe la norma establecida en el artículo 1969° del
Código Civil, por lo que siendo así, evidentemente se configura en este caso la conducta
antijurídica atribuida a la demandada.

DECIMO PRIMERO.- Que, si bien es cierto, existe una protección constitucional del
niño a conocer a sus padres también es cierto que el citado artículo 400 del Código
Civil, establece que el plazo de 90 días para negar el Reconocimiento computado a
partir de aquel en que se tuvo Conocimiento del acto; siendo esto así, se advierte que
Dicha norma sustantiva no viabiliza la pretensión del accionante, por cuanto éste ha
negado la paternidad, fuera del plazo previsto por la norma acotada, al considerar que
no es el verdadero padre biológico; empero, encontrándose en discusión la filiación
biológica de un niño, es imperiosa la necesidad que se establezca su verdadera filiación,
debiendo la justicia resolver la incertidumbre jurídica generada a fin de que los
menores, puedan gozar de así como en resguardo a su derecho a la identidad. Asimismo
se debe tener en cuenta que en el presente proceso no se ha determinado quien es el
verdadero padre de la menor antes mencionada, por lo cual al tener la menor derecho a
una identidad, es decir a un nombre y apellido tal como lo establece el artículo 2 de la
Constitución del Perú, se debe establecer en el presente proceso que el actor no es el
padre biológico de la menor,

impugnación de reconocimiento de paternidad. l

Que, con relación al control constitucional, es preciso tener en cuenta que la


inaplicación de una norma legal, que se interpreta contraria a la Constitución, constituye
una prerrogativa jurisdiccional de última ratio, por ésta razón no puede ser invocada a
menudo en la actividad jurisdiccional; sino por el contrario atendiendo a la
trascendencia que ésta decisión implica, por lo que el Juzgador deberá tener en cuenta
que, en principio, todas las leyes expedidas por el Congreso de la República, por el sólo
hecho de haber sido expedidas por el Órgano constitucional que tiene a su cargo la
función legislativa están amparadas por la presunción de constitucionalidad; por tanto, a
priori se presume que todas las leyes son constitucionales y que éstas guardan perfecta
armonía entre sí y con la Carta Fundamental; por ésta razón, el artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, ha previsto que la inaplicación de una
norma legal, sólo resulta viable cuando no sea factible obtener una interpretación
conforme a la Constitución.

podrá implicarse una norma cuando es la vinculada al caso, (iii) Identificada la norma
del caso, el juez debe efectuar una labor interpretativa exhaustiva agotando la búsqueda
de una interpretación conforme a la Constitución; y, (iv) es exigencia ineludible iniciar
identificando los derechos fundamentales involucrados en el caso concreto, el medio
utilizado, el fin perseguido, el derecho fundamental intervenido y el grado de
intervención, para así poder aplicar el test a efectos de determinar la constitucionalidad
o no de la norma. El control constitucional, es el marco general del tema materia de
consulta, siendo necesario tener presente que la doctrina y la legislación comparada
reconocen la existencia de dos sistemas de control de la constitucionalidad de las
normas jurídicas Control Difuso y Control Concentrado. El control difuso, revisión o
examen de la constitucionalidad de las leyes consiste en comprobar si todas aquellas
que integran el sistema jurídico son conformes con la Constitución. Fundamentos y
reglas que serán consideradas y valoradas por esta Sala Suprema al momento de
examinar el ejercicio del control difuso efectuado por la sentencia materia de consulta, a
continuación pasamos a efectuar el examen en función de las pautas antes descritas.

Asimismo, Señor Juez, solicito que se declare la nulidad de la Partida de Nacimiento de


MARÍA FERNANDA TENAZOA ESPINO; ante Registro Nacional de Identificación y
Estado Civil, por encontrarse viciado el acto de reconocimiento, debido al dolo
proveniente del engaño de la madre de la mencionada; al obligarle a celebrar el
reconocimiento de paternidad indebida y nula

Consecuentemente, la demanda de autos debe ser amparada, Al respecto Carlos


Fernández Sessarego sostiene que el derecho a la identidad comprende el derecho al
nombre; señala que el derecho a la identidad “supone el reconocer a cada persona, en
cuanto ser único y no intercambiable, su propia identidad psicosomática. A partir de
este reconocimiento la persona tiene la facultad y el deber de asumir la paternidad de
sus propias acciones de conducta, así como impedirse le atribuyan comportamientos
ajenos. El que la persona sea idéntica a sí misma implica reconocer la vertiente personal
del ser humano que se complementa con aquélla de carácter social. El hecho de que
todos los hombres sean iguales no significa que la persona pierda su propia identidad,
diluyéndose en la pura individualidad o disgregándose en la colectividad. El ser humano
es estructural y simultáneamente, personal y comunitario” (Derecho de las Personas.
Exposición de Motivos y Comentarios al Libro Primero del Código Civil Peruano.
Tercera edición. Librería Studium, Lima, 1988, página 77).

Que, el Tribunal Constitucional, en el expediente número 4444-2005-PHC/TC ha


señalado que el “(…) Derecho a la identidad comprende el derecho a un nombre,
conocer a sus padres y conservar sus apellidos, el relativo a tener una nacionalidad y la
obligación de que el Estado reconozca su personalidad jurídica (…)”. Luego, en la
sentencia dictada en el expediente número 2273-2005-PHC/TC, ha indicado que: “(…)
entre los atributos esenciales de la persona, ocupa un lugar primordial el derecho a la
identidad consagrado en el inciso 1 del artículo 2 de la Carta Magna, entendido como el
derecho que tiene todo individuo a ser reconocido estrictamente por lo que es y por el
modo cómo es. Vale decir, el derecho a ser individualizado conforme a determinados
rasgos distintivos, esencialmente de carácter objetivo (nombres, seudónimos, registros,
herencia genética, características corporales, etcétera) y aquellos otros que se derivan
del propio desarrollo y comportamiento personal, más bien de carácter subjetivo
(ideología, identidad cultural, valores, reputación, etcétera) (…)». Precepto que se
encuentra recogido por el artículo 8.1 de la Convención de los Derechos del Niño y por
el artículo 6 del Código de los Niños y Adolescentes, reconociendo como uno de los
Derechos Civiles de los niños, el derecho a su identidad; pues expresamente señala: “El
niño y el adolescente tienen derecho a la identidad, lo que incluye el derecho a tener un
nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus
padres y llevar sus apellidos (…).

Que si bien el reconocimiento no puede dejar unilateralmente sin efecto el


reconocimiento practicado, por mandato del artículo 395 del Código Civil, ello no
impide que pueda ejercer las acciones pertinentes para demandar, en sede judicial y con
pruebas idóneas, la nulidad o anulabilidad;
En base al anterior desarrollo se puede desprender que la verdad biológica es un derecho
fundamental reconocido por nuestra Constitución Política y tratados internacionales, por
la cual cada sujeto podrá figurar como hijo de quien verdaderamente lo sea, esto es, de
quien biológicamente es su padre; por otro lado, la jurisprudencia y legislación admiten
que el reconocimiento, como cualquier acto jurídico, puede ser invalidado por adolecer
de defectos sustantivos o estructurales

Que, así es preciso tener en cuenta el marco legislativo que resulta aplicable al caso de
autos, en torno a la impugnación de reconocimiento de paternidad. En principio, el
artículo 388 del Código Civil establece que el hijo extramatrimonial puede ser
reconocido por el padre y la madre conjuntamente o por uno solo de ellos; asimismo, el
artículo 399 del acotado Código ha previsto que el reconocimiento puede ser negado por
el padre o la madre que no interviene en él, por el propio hijo o por sus descendientes si
hubiera muerto y por quienes tengan interés legítimo; sin embargo, hay que tener en
cuenta que esta materia se encuentra directamente vinculada con el derecho a la
identidad

Control de Constitucionalidad

1.1 Para absolver la consulta es necesario fijar premisas previas, que se encuentran
desarrolladas por esta Sala Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema en
la Sentencia de Consulta N° 1618-2016- LIMA NORTE, de fecha dieciséis de agosto de
dos mil dieciséis, que contiene DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE1 :
1.1.1 El ejercicio del control difuso constituye un deber constitucional de los jueces,
conforme a la supremacía de la norma constitucional, acorde al mandato normativo del
segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución de preferir la norma constitucional
en caso de incompatibilidad con una norma legal, en los procesos judiciales a su cargo.
1.1.2 Los jueces deben considerar la presunción de validez constitucional de las normas
legales, y sólo cuando adviertan que la norma aplicable al caso concreto no admita
interpretación conforme a la Constitución, procederán a realizar el control difuso,
teniendo presente la norma del artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
concordada con el primer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, que el control difuso se ejercita en supuestos de
incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior jerarquía, siempre
que ello sea relevante para resolver la controversia y no sea posible obtener una
interpretación conforme a la Constitución. 1.1.3 El control difuso conlleva una labor
compleja que debe ser observada por los jueces y traducida en la motivación de la
decisión judicial, garantizando que están actuando conforme a los fines de preservar la
supremacía de la norma constitucional, que no están vulnerando la presunción de
legitimidad y constitucionalidad de las leyes, no están actuando contra el ordenamiento
jurídico, ni utilizando el control difuso para fines distintos a los permitidos. 1.1.4 Se ha
fijado con carácter vinculante las siguientes reglas para el ejercicio del control difuso
judicial: 2.5: (i) Partir de la presunción de validez, legitimidad y constitucionalidad de
las normas legales. (ii) Realizar el juicio de relevancia, solo podrá implicarse una norma
cuando es la vinculada al caso, (iii) Identificada la norma del caso, el juez debe efectuar
una labor interpretativa exhaustiva agotando la búsqueda de una interpretación
conforme a la Constitución; y, (iv) es exigencia ineludible iniciar identificando los
derechos fundamentales involucrados en el caso concreto, el medio utilizado, el fin
perseguido, el derecho fundamental intervenido y el grado de intervención, para así
poder aplicar el test a efectos de determinar la constitucionalidad o no de la norma. El
control constitucional, es el marco general del tema materia de consulta, siendo
necesario tener presente que la doctrina y la legislación comparada reconocen la
existencia de dos sistemas de control de la constitucionalidad de las normas jurídicas
Control Difuso y Control Concentrado. El control difuso, revisión o examen de la
constitucionalidad de las leyes consiste en comprobar si todas aquellas que integran el
sistema jurídico son conformes con la Constitución. Fundamentos y reglas que serán
consideradas y valoradas por esta Sala Suprema al momento de examinar el ejercicio
del control difuso efectuado por la sentencia materia de consulta, a continuación
pasamos a efectuar el examen en función de las pautas antes descritas.

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