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Los azucareros son un grupo poderoso, tradicionalmente emparentado con el poder político, en
un país con enormes problemas para recaudar impuestos de sus 2,100 mayores contribuyentes.
Guatemala es el país con la menor recaudación fiscal de Latinoamérica. La autoridades reconocen
que garantizar que “contribuyentes especiales” como la industria azucarera paguen lo que
corresponde es, por ahora, imposible.
Desde 1983, siete familias han estado detrás del 88% de la caña molida en Guatemala: Los Herrera
(ingenios Pantaleón y Concepción), los Leal (Magdalena), los Botrán (Santa Ana), Los García (La
Unión), Los Weissenberg Campollo (El Pilar), los Campollo (Madre Tierra), los González Bauer -
Hertzsch (Palo Gordo).
Empresas:
Santa Ana: Santa Ana produce y comercializa azúcar, melaza y energía eléctrica, bajo
estándares que permiten obtener productos de calidad. Estamos comprometidos con la
mejora continua en cada uno de los procesos y consideramos como nuestro más
importante recurso a nuestro talento humano.
Nos hemos caracterizado por tener un alto compromiso social y comunitario, generando
más de 5,000 empleos que contribuyen a mejorar la calidad de vida de nuestros
colaboradores y de las comunidades que forman parte de nuestro entorno.
Barreras de entradas
Quienes sostienen que la industria del azúcar en Guatemala es un cártel son la Comisión
Económica para América Latina (Cepal), dos exjefes de la SAT, un director de la Fundación
para el Desarrollo Económico (Fundesa), y diversos investigadores y organizaciones como
el Instituto de Estudios Agrarios y Rurales, y la Coordinación de ONG y Cooperativas
(Congcoop). Para ellos, se trata de una industria en la que varias empresas actúan como
una sola, se ponen de acuerdo para fijar precios y para otros aspectos del negocio,
aprovechándose de una posición de poder en el mercado.
La Cepal lo tiene claro desde el año 2006. La institución concluyó que la industria del
azúcar es engranaje casi perfecto en el que las partes de la cadena productiva se ponen
de acuerdo desde el cultivo hasta la distribución. Y en el que “los ingenios funcionan
como un cártel de distribución dentro del cual no hay competencia de precios”, dice el
informe
“Somos socios para el bien del consumidor. El etiquetado, el peso exacto, todas esas son
políticas llevadas de la mano con el ministerio, solicitadas por el ministerio”, justifica el
vicepresidente de Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), Armando Boesche.
Cuando se le quiere hacer preguntas a los voceros de los ingenios, ellos responden que en
su nombre solo habla Asazgua, que decide cuánta azúcar le toca producir a cada ingenio,
es decir, controla la oferta en el mercado interno y controla el precio.
Boesche lo explica así: “El único control por razón constitucional es la exportación porque
el ministerio de Economía y yo, como representante legal de Asazgua, debemos verificar
que con cada exportación se esté cumpliendo con el abastecimiento del mercado
nacional”, dice, tratando de matizar el poder que tienen para controlar el mercado.
El exjefe de la SAT, Abelardo Medina, tiene otra impresión del mercado del azúcar: “Como
en nuestros países no tienen regulación apropiada, no hay una satisfacción del mercado
interno porque primero exportan y sus excedentes los venden en el mercado local. Y
como tampoco tienen competidor en el mercado, ponen el precio que quieran”.
De las 2.7 millones de toneladas de azúcar producidas entre 2015 y 2016 en Guatemala, el
27% se quedó en el mercado interno, según datos de Cengicaña. Y aquí otra característica
del cartel es que el precio interno es sumamente rentable respecto de sus costos. Según la
Cepal, los azucareros guatemaltecos compensan con las ventas internas lo que pierden
cuando el precio de exportación está abajo. Asazgua se defiende diciendo que en
Centroamérica, Guatemala es de los países que vende el azúcar más barato.
Expertos como Abelardo Medina sostienen que por la bonanza en el mercado interno los
azucareros protegen la entrada de azúcar de otros países con medidas no arancelarias y
la obligación de que todo el azúcar que entre a Guatemala esté fortificada con vitamina
A. “Con eso no hay otro productor que pueda meter azúcar en el mercado local”, dice
Medina.
Pero la verdadera mina de oro, sostienen todos los consultados para este reportaje, está
en la exportación. Alrededor del 70% lo que se produce en Guatemala se envía a otros
países. En 2015, los envíos de azúcar al mercado internacional sumaron 851 millones de
dólares, según el ministerio de Economía. Esto es aproximadamente el 9% del presupuesto
actual del gobierno de Guatemala
Y hasta para exportar, el cartel azucarero también controla quién puede hacerlo y quién
no. El requisito indispensable es ser accionista de Expogranel, la empresa de los
azucareros que maneja las exportaciones de azúcar. El que no invierte en Expogranel, no
exporta en el cuarto país que más exporta azúcar en todo el mundo. “(Es) un cartel en
toda regla, con vía libre en un país donde la legislación de regulación de competencia lleva
más de ocho años ‘congelada’ en el Congreso”, zanjaba un informe del Instituto de
Estudios Agrarios y Rurales, IDEAR, de 2008. Nueve años después, la ley de competencia
sigue siendo una deuda, y aun así, altos cargos del Estado se resisten a llamar al cartel del
azúcar por su nombre.
“No tenemos elementos legales o económicos que puedan indicar que este sector es un
oligopolio colusorio. En nuestro país existen 15 productores y todos compiten en
igualdad de condiciones en el mercado internacional”, respondió vía correo electrónico el
viceministro de Comercio Exterior, Eduardo Lacs. En su respuesta Lacs incluía dos ingenios
que se han fusionado con otros y un tercero que aún no está en funcionamiento.
Cuando Guatemala cerró 36 años de guerra con los Acuerdos de Paz de 1996, comenzó la
pugna por la distribución de la tierra. Con la constante expansión de los monocultivos
como el azúcar, la palma africana, el banano, el melón y el hule, la presión sobre la tierra
creció. En 2002, el 1.5% de fincas concentraban el 62.5% de la tierra cultivable, según el
censo agropecuario de aquel momento. Para 2008, más de 1,500 conflictos por la tierra se
habían registrado en la Procuraduría de Derechos Humanos, y un escuálido Fondo de
Tierras de Guatemala, sin dinero suficiente para comprar tierra a buen precio y distribuirla
mejor, no ha podido mejorar el panorama.
Cuando campesinos sin tierra han querido tomarse fincas azucareras para vivir, como
ocurrió en 2010 en el valle del Polochic, a unas tres horas al norte de la ciudad de
Guatemala, la respuesta de los azucareros ha sido llamar a su aliado más poderoso: el
Estado.
Alcohol: Para la fabricación de alcohol utilizamos como materia prima principal la melaza,
un resultante del proceso de fabricación de azúcar. El proceso de fabricación consiste en la
fermentación de los materiales derivados de la caña de azúcar, mediante una cepa de
levadura especialmente desarrollada para el proceso, para posteriormente continuar con
la etapa de destilación.
(81%) De los ingenios de Guatemala están ubicados a tan solo 65 kilómetros (39 millas) de
la terminal de embarque.
(60%) Del azúcar producida en Guatemala es exportada y el 40% restante se queda en el
país para consumo local.
(2,022) Toneladas métricas por hora es el ritmo de embarque de la terminal de
exportación Expogranel.
(408,600) Toneladas métricas de azúcar es la capacidad de almacenamiento de la terminal
de embarque Expogranel.
Producción Alcohol
Capacidad Instalada
992 Megavatios es la capacidad instalada en los ingenios azucareros, más del doble de la
capacidad de la hidroeléctrica Chixoy, la más grande del país.
Desarrollo tecnológico
Cengicaña ha desarrollado variedades de caña que contienen más azúcar y son más
resistentes a enfermedades. Además, son adaptables a las variadas condiciones
ambientales de la zona cañera guatemalteca. Los científicos de Cengicaña tienen una
Colección Nacional conformada por 3,085 variedades de caña, la cual es usada para cruces
y estudios de la planta.
En el caso del programa de Manejo Integrado de Plagas los científicos de Cengicaña
combaten las plagas de la caña con biología, al buscar a los enemigos naturales de hongos
y bacterias, e incluso lechuzas y halcones.
Además, con la energía renovable producida por los ingenios, se evita que llegue al
ambiente hasta 4 millones de toneladas de CO2. En este día felicitamos a los científicos de
Cengicaña que con su trabajo ayudan a hacer de la Agroindustria Azucarera, un sector
sostenible.
Proceso industrial