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CAPITULO VII: “CLASIFICACIONES DEL DERECHO”

Distinción entre derecho público y derecho privado: esta es la distinción más


amplia y general que es posible hacer apropósito del derecho positivo.
El origen de esta distinción se remonta hasta Ulpiano, para quien el derecho
público es aquel que atiende al Estado y la cosa pública, en otra palabras, para Ulpiano
el derecho publico no era otra cosa que el Ius Civitatis, es decir, el derecho publico y
administrativo, y el derecho privado es, según Ulpiano, el que atiende a la utilidad de
cada uno en particular. Unas cosas son de utilidad pública, otras de utilidad privada.
Esta distinción entre derecho público y derecho privado que se remonta hasta el
derecho romano y permanece en cierto modo hasta nuestros días y en la actualidad se le
atribuye una importancia que no tuvo originalmente, pues, Ulpiano más que una
división irreconciliable del derecho, entendía esta distinción como dos puntos de vista
posibles para abordar el estudio del derecho. Esta doctrina que distingue entre derecho
público y derecho privado ha sido generalmente aceptada, aunque por cierto, muchos la
critican y algunos derechamente la niegan, sosteniendo entre otras cosas que carece de
importancia práctica. Los críticos tienen sin duda algo de razón, pues, quienes aceptan
esta distinción no han sabido precisar con exactitud el límite entre estos ámbitos del
derecho. Hay incluso ciertas ramas del derecho que no se sabe a ciencia cierta a cuál de
estos dos ámbitos pertenece, como, por ejemplo el derecho informático, el derecho del
trabajo, el derecho de la seguridad social, etc.
En términos generales podemos afirmar que nos encontramos frente al derecho
público cuando esta implicado el interés de la sociedad y estaremos frente a derecho
privado cuando está implicado el interés de los particulares.
Tanto el derecho público como el derecho privado suelen dividirse en distintas
ramas. Tradicionalmente se sostiene que forman parte del derecho público entre otros el
Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo, el Derecho Penal y el Derecho
Procesal. Forman parte del derecho privado fundamentalmente el Derecho Civil y el
Derecho Comercial.

Teorías que aceptan la distinción de Derecho Público y Derecho Privado:

1.- Teoría del Interés: Esta teoría proviene de la distinción realizada por
Ulpiano cuando afirma que algunas cosas son de utilidad pública y otras de utilidad para
los particulares. Para esta teoría son normas de Derecho Público aquellas que
conciernen el interés del Estado y, en cambio, son normas de Derecho Privado aquellas
que conciernen y protegen el interés de los particulares.
Se critica a esta teoría por presentar el interés público como opuesto al interés
privado. Es evidente que en muchas ocasiones, el interés público y el interés privado
pueden entrar en conflicto, en cuyo caso será necesario decidir cual interés prevalece,
pero, en general el interés de la sociedad no tendría porque estar en conflicto con el
interés de cada uno de sus miembros, por el contrario, lo normal será que lo que fue
bueno y conveniente para la sociedad sea también bueno y conveniente para cada uno
de sus miembros.

2.- La Teoría del Fin: Esta teoría se atribuye a Savigny, quien sostiene que son
normas de Derecho Publico aquellas cuya finalidad es regular la estructura o
funcionamiento del Estado y las relaciones que el tiene con los particulares y otros entes
públicos. En cambio, estaremos frente a una norma de Derecho Privado si la finalidad
que se persigue es regular las relaciones entre los particulares.
Los críticos de esta teoría sostienen que ésta no sería más que una reformulación
de la teoría del interés y en consecuencia merece la misma objeción en cuanto establece
una diferencia muy tajante entre el Estado y los particulares, ello, porque, el Estado
puede actuar en la vida jurídica como un particular, como por ejemplo, cuando compra
un vehículo, porque la compraventa es un típico acto de Derecho Privado. Y por su
parte, los particulares pueden participar de relaciones de Derecho Publico,
inscribiéndose en lo registros electorales y concurriendo a votar.

3.- La teoría de las Normas de Coordinación y Subordinación: Esta teoría


fue elaborada por Jorge Jellinek. Para este autor estamos frente a una norma de Derecho
Público cuando los sujetos de la relación están en un plano de desigualdad, es decir, las
normas de subordinación son de Derecho Público. En general desde esta perspectiva
normas de Derecho público son todas aquellas normas en que el Estado actúa en su
carácter de poder político frente a los particulares, por ejemplo, las normas que imponen
la obligación de votar en las elecciones periódicas, las que imponen la obligación de
pagar patente para desarrollar alguna actividad.
En cambio, una norma sería de Derecho Privado cuando los sujetos implicados
en la relación se encuentran en un plano de igualdad relativa, sin que uno se imponga
sobre el otro. Sería el caso, las normas que emanan de los contratos y en general de los
actos jurídicos de los particulares.
Esta teoría ha sido criticada fundamentalmente, porque, no sirve para explicar
algunas relaciones jurídicas como, por ejemplo la Patria Potestad. La patria potestad es
el conjunto de derechos que la ley confiere al padre o la madre sobre la persona o bienes
de los hijos no emancipados. Esta es una relación en que las partes están en un plano de
desigualdad y es, sin embargo, una institución propia de Derecho Privado y si
siguiéramos esta teoría habría que entender que se trata de una institución de Derecho
publico lo que ciertamente no es el caso.

Teorías que no aceptan la distinción entre Derecho Público y Derecho


Privado:

1- Teoría de Hans Kelsen: En primer lugar cabe señalar que Kelsen no acepta
esta distinción entre Derecho Publico y Derecho privado, del mismo modo en que no
acepta la distinción entre derecho objetivo y subjetivo o la distinción entre derecho
natural y derecho positivo.
En su opinión, esta distinción tiene sólo un carácter ideológico y carece de base
científica. Según él, esta diferencia de principios, entre una esfera jurídica pública o
política y una esfera jurídica privada o no política, solo trata de evitar u ocultar la
evidencia de que el derecho producido a través de un contrato no es menos escenario del
derecho político, que el derecho publico producido por la legislatura y la
administración.
Las características de las normas de Derecho Publico y Derecho Privado son
exactamente las mismas, por ejemplo, que se señala que un caso típico de relaciones de
Derecho publico es la orden administrativa, que es una norma individual, implantada
por el órgano administrativo, mediante la cual el sujeto a que esta norma se dirige queda
jurídicamente obligado a comportarse conforme a lo ordenado. En cambio un ejemplo,
típico de lo que se denomina relación de Derecho privado es el contrato o negocio
jurídico. La norma individual producida por el contrato mediante la cual los contratantes
quedan obligados a comportarse de la manera acordada. Lo que distingue a unas normas
de otras es sólo el método de su producción. El aspecto público de derecho aparece de
manifiesto en el caso de los métodos heterónomos de producción y el aspecto privado se
destaca en el caso de los métodos autónomos de producción del derecho, en especial el
caso de los actos jurídicos y de los contratos.

2- Teoría de Adolfo Posada: Sostiene que esta distinción entre derecho publico
y privado no tiene importancia practica y que tampoco es clara desde el punto de vista
teórico.
Para sostener esta opinión ofrece distintas razones:
a) Una es de tipo histórico, por la cual, Posada sostiene que esta distinción que
se atribuye a Ulpiano se refiere más bien al conjunto de normas jurídicas relativas a la
organización política y administrativa del Estado que se conocía como Ius Civitatis y
todas las demás leyes de cualquier otro orden como los preceptos del derecho vigente,
del derecho natural o del derecho civil eran del derecho privado. Según Posada, Ulpiano
no estableció una diferencia tajante entre el Ius Civitatis y el derecho privado, sino que
los distinguió como dos puntos de vista distintos para el estudio del derecho.

b) Posada sostiene que es erróneo decir que el derecho privado se refiere sólo a
los individuos particulares, lo público y lo privado no son esferas jurídicas
sustancialmente diferentes.
El individuo y la familia tienen también vida pública y son componentes de la
vida política nacional, y en consecuencia son sujetos de relaciones jurídicas políticas.
Del mismo modo el estado también tiene una vida privada, que se revela
principalmente en el derecho administrativo.

c) Posada sostiene que esta división proviene de un error, y este error consiste en
creer que todo el derecho proviene del Estado, lo que en realidad no es así. El derecho
surge de relaciones subjetivas entre particulares que son anteriores a la intervención del
Estado, y este último sólo se limita a ordenar y a organizar estas relaciones entre los
individuos.

d) Posada dice que las teorías que distinguen entre derecho publico y privado
incurren en el error de considerar al Estado y en general a lo publico como opuesto al
individuo, o a la esfera particular, cuando lo cierto es que no hay tal oposición, sino que
el Estado y el individuo deben complementarse.
e) Posada sostiene que esta distinción no responde a exigencias universales y
permanentes, y menos constituye un criterio adaptable a todas las circunstancias. El
derecho ingles por ejemplo, ha prescindido de esta distinción y sin que aquello le haya
significado algún problema.

CAPITULO VIII: “FINES O VALORES JURÍDICOS”

Este capitulo podría también llamarse axiología jurídica. Esto significa teoría de
los valores o estudio de los valores.
Se trata de un tema propio de la filosofía del derecho, respecto del cual no existe
mayor acuerdo, ni en la filosofía en general ni en el derecho, ni tampoco en la política.
Cuando hablamos de valores nos referimos a entidades tales como la bondad, la
belleza, la prudencia, la justicia, etc.
Todas cuestiones frente a las cuales el hombre no permanece neutral, respecto
del cual existen distintos problemas como si los valores son variables o inmutables, si
son objetivos o sujetivos, relativos o absolutos, etc.
Precisamente debido a este carácter polémico que presentan los valores se han
planteado a lo largo de los siglos, desde la antigüedad hasta nuestros días, muy diversas
teorías.
La terminología que trata este tema con la denominación de “valores” se dio
recién en los siglos XIX y XX.
La filosofía antigua y de la edad media trataban este tema con el nombre de
“filosofía práctica”, cuyo principal objeto de estudio era la virtud.

Las teorías acerca de los valores se pueden clasificar en dos grandes


corrientes:

1-La mayoritaria: sostiene que el derecho debe realizar ciertos valores, incluso
señala que el derecho existe precisamente para realizar ciertos valores como por
ejemplo, la justicia, la seguridad y el bien común.

2- Doctrina del positivismo lógico: La podríamos llamar de los escépticos,


quienes señalan simplemente que los valores no existen, que no pueden ser objeto de
conocimiento científico porque no pueden ser identificados de forma empírica.
Es a grandes rasgos la doctrina del positivismo lógico y de la filosofía analítica
que tuvo gran auge durante el siglo XX.

Antes de abordar el tema de los valores jurídicos, analizamos el tema de los


valores en general siguiendo para ello la teoría de Max Scheler. Este autor define los
valores como “cualidades o esencias objetivas y a priori que se encuentran en los
objetivos de la realidad cultural, como por ejemplo, la justicia, la santidad o la belleza.

Para este autor los valores poseen las siguientes características:

a) Son no independientes: significa que los valores no subsisten por si mismos,


sino que siempre se dan o existen en una cosa.
Por ejemplo, no podemos pensar en la belleza separada del objeto que la
expresa. La belleza la encontramos siempre existiendo un objeto, una pintura, una
escultura, un paisaje o una obra literaria.

b) Son objetivos: Significa que existen con independencia de nuestras


preferencias particulares. Así lo que es bello o bueno, lo es universalmente en todo
tiempo y lugar.

c) Son a priori: Significa que son independientes de la experiencia, no


encuentran su origen en ella y pueden ser captados intuitivamente como esencias
verdaderas.

d) Son bipolares: Significa que siempre frente al valor positivo encontramos el


valor negativo o anti valor. Así frente a la justicia encontramos la injusticia, frente a la
bondad la maldad.

e) Son jerarquizados: Significa que los hay de distinto rango, unos superiores y
otros inferiores.
Según este autor en esta jerarquía los de más alto rango, son los valores
espirituales. Entre ellos encontramos lo valores religiosos como la santidad, los valores
jurídicos o políticos, como la libertad y el orden y luego los valores estéticos como la
belleza.
En un rango inferior se encuentran los valores materiales, siendo el típico valor
material el de la utilidad.
Esta jerarquía cobra importancia en caso de conflicto entre los distintos valores,
en cuyo caso siempre debe prevalecer el valor espiritual por sobre el material.
En esta jerarquía los valores morales ocupan un lugar especial, encontrándose
presentes en las distintas jerarquías. El valor moral por excelencia es la bondad y que se
encuentra presente en toda la escala de valores, esto significa que la bondad opera
siempre y consiste en elegir siempre el polo positivo del valor, en desmedro del
antivalor. Según este criterio hay que elegir siempre la justicia y desechar la injusticia.
Por su parte los valores jurídicos participan también de las características de
bipolaridad y jerarquía y poseen también otra que los distingue de los demás valores y
es la alteridad o bilateralidad que significa que los valores jurídicos se presentan
siempre en relación a la conducta de más de un sujeto.
Así, por ejemplo, la justicia es un valor propiamente jurídico, puesto que no
podemos imaginarla sino en presencia de mas de una persona.
Y por ejemplo la santidad es un valor no jurídico pues puede perfectamente
imaginarse en un individuo aislado.
La alteridad es condición necesaria para que algún valor de conducta sea
considerado jurídico y es también condición suficiente, es decir, que todos los valores
de conducta que posean estas características sean valores jurídicos.
Estos valores jurídicos también dan lugar a discusiones respecto de su existencia
o inexistencia, de su carácter objetivo o subjetivo, de si existe la posibilidad de
conocerlos, etc.
Estos son temas propios de la filosofía del derecho y sin entrar en discusiones
diremos que en términos generales se parte de la base de que existen ciertos valores que
el derecho debe promover y proteger.
Referencias a los valores y en especial a la justicia han existido desde siempre,
en el derecho positivo, en el Corpus Iuris, en las partidas de Alfonso X, en el Código
Civil francés.
No existe unanimidad en relación a cuantos sean los valores jurídicos, aunque la
mayoría concuerda en la justicia y la seguridad jurídica y se agrupan otros como el bien
común, la libertad, la paz, etc.
Valores Jurídicos:

1-Seguridad Jurídica

Puede ser entendida en al menos dos sentidos:

a) Seguridad jurídica dada por el derecho: podemos decir en términos


generales que la seguridad jurídica es la garantía dada al individuo, de que su persona,
sus bienes y sus derechos no serán objetos de ataques violento. Y en caso de que esto
llegue a ocurrir le serán aseguradas por la sociedad, protección y reparación.

b) Como certeza del derecho: para que el Ordenamiento Jurídico cumpla con el
valor de la seguridad jurídica entendida como certeza del derecho debe reunir en
opinión del profesor Gustav Radbruch los siguientes requisitos:

-que el derecho sea positivo: es decir que se concrete en normas jurídicas que tengan
vigencia en un determinado grupo social y durante un periodo cierto y que además estén
respaldadas por la fuerza en caso de incumplimiento.

Es necesario que el ordenamiento jurídico esté basado en los hechos y que estos
hechos estén establecidos con la mayor precisión posible.
En otras palabras, esto significa que el Ordenamiento Jurídico, para garantizar la
seguridad jurídica debe adaptarse a la realidad social del país que rige.
Por ello se sostiene que no resulta adecuado limitarse a copiar la legislación de
otros Estados sin considerar las particularidades de cada país.

-es necesario que el derecho tenga un mínimo de estabilidad: Lo que significa que el
derecho no debe estar sometido a cambios repentinos y permanentes aunque ello no
significa que el derecho debe permanecer estático e inmutable. Al contrario el derecho
debe necesariamente adaptarse a los cambios que se van produciendo. Pero esta
adaptación debe ser progresiva y paulatina para garantizar un mínimo de estabilidad.
Las distintas ramas del derecho poseen distintos grados de estabilidad. Por
ejemplo el derecho civil posee una gran estabilidad, de hecho el Código Civil ha
sufrido relativamente pocas modificaciones durante sus 150 años de vigencia. Lo
mismo en el derecho constitucional, esto es así porque la constitución regula la
organización y estructura del Estado y del gobierno, lo cual requiere de cierta
permanencia para ser eficaz.
Hay otras ramas del derecho que poseen un grado menor de estabilidad como lo
es el derecho del trabajo y el derecho tributario, que por sus propias características están
sujetos a cambios más frecuentes.

-es necesario que sea conocido: Este es un requisito fundamental, pues para que el
sistema funcione es necesario que los sujetos a quienes van dirigidas las normas, las
conozcan. Sin embargo, la complejidad de las relaciones jurídicas y la gran cantidad de
normas jurídicas que componen el ordenamiento hacen materialmente imposible
conocer todas y cada una de las normas.

Por esta razón el legislador se ve en la necesidad de recurrir a una ficción


jurídica que consiste en que la ley es conocida de todos, desde su publicación en el
órgano correspondiente.

Alguna Instituciones del Derecho Positivo en que se manifiesta el valor de la


Seguridad Jurídica:

a) Presunción de conocimiento de la ley: Esta es una presunción que desde la


época romana se ha venido incorporando a los distintos ordenamientos jurídicos hasta
nuestros días.
Es fácil imaginar la importancia de esta presunción, puesto que si se aceptara la
ignorancia o desconocimiento de la ley como razón suficiente para no obedecer el
derecho, cualquiera podría excusarse de cumplir aduciendo que desconoce el contenido
del derecho lo que en la práctica sería equivalente a no tener ordenamiento jurídico.
Como sabemos esta presunción esta consagrada en el art 7 inciso 1º del Código Civil en
relación con el art 8 del mismo código.
b) Prescripción: La prescripción está definida en el art 2492 del Código Civil,
que dispone que “la prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir
las acciones y derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido
dichas acciones y derechos durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás
requisitos legales”

La prescripción tiene por objeto otorgarle cierta estabilidad a las relaciones entre
las personas, procurando impedir que se revivan conflictos de intereses después de
transcurrido un cierto lapso de tiempo. Así entendida la prescripción es un verdadero
castigo para aquel que teniendo un derecho no lo ejerce.
Algunos sostienen además que la prescripción es una verdadera consagración
jurídica del olvido.
Existen 2 tipos de prescripción:
● La prescripción adquisitiva que como su nombre lo indica
permite la adquisición de bienes ajenos.
● La prescripción extintiva que extingue las acciones y derechos
ajenos. (los plazos de prescripción son variables según sean muebles o
inmuebles)

c) Principio de la irretroactividad de la ley: “La ley puede solo disponer para lo


futuro, y no tendrá jamás efecto retroactivo”. Así lo dispone el art 9 inciso 1º del Código
Civil.
Desde la perspectiva de la seguridad jurídica esto significa que las personas
pueden tener la garantía o seguridad de que las situaciones jurídicas constituidas bajo el
imperio de una ley permanecerán intactas, aun cuando la ley que le sirvió de
fundamento sea modificada o derogada.
Por ejemplo, si el día de hoy Pedro y Juan celebran un contrato de arrendamiento
de un bien raíz de acuerdo a la ley vigente hoy día, dicho contrato no podrá verse
afectado por una ley posterior que modifique la actual ley de arrendamiento. Si lo
afectara tendría efecto retroactivo y eso es precisamente lo que no permite. El principio
de la irretroactividad del art 9 del Código Civil es, sin embargo, una simple ley que es
obligatoria para el juez, pero el legislador bien puede establecer para la entrada en
vigencia de una ley, una fecha anterior a la de su publicación en el Diario Oficial, lo
que, como sabemos es perfectamente posible.

Distinto seria el caso si una disposición como la del art 9 estuviera consagrada
en los mismos términos en la Constitución Política, pues en tal caso no se podría en
ninguna circunstancia dictar ley con efecto retroactivo.
El principio de la irretroactividad que esta consagrado en términos generales en
el código civil lo esta parcialmente en la Constitución Política que impide la dictación
de leyes con efecto retroactivo en materia de derecho de propiedad, en el art 19 N° 24 y
en materia de derecho penal en el art 19 N°3 inciso 7mo
Desde la perspectiva de la seguridad jurídica, esto significa que el culpable del
delito tiene derecho a que se le imponga la pena que el delito tenía asignada al momento
de cometerlo. La propia Constitución en todo caso autoriza la retroactividad en materia
penal cuando la nueva ley favorece al afectado. Una nueva ley favorece al afectado
cuando elimina el carácter de delito de la conducta o le rebaja la pena.

d) El principio de la reserva o legalidad penal: “Ninguna ley podrá establecer


penas sin que la conducta que se sanciona esté expresamente descrita en ella”. Así lo
dispone el art 19 nro 3 inciso final de la Constitución. Esto significa que pueden existir
conductas o acciones reprochables desde el punto de vista ético que no van a poder
sancionarse si no están descritas en la ley como delito. Como se sabe no existe
posibilidad de aplicar por analogía la ley penal.

e)La cosa juzgada:


Esta es una institución propia del derecho procesal.
Según la definición del profesor Uruguayo Eduardo Couture la cosa juzgada es
la autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de
impugnación que permitan modificarla.
En la terminología de la doctrina chilena cosa juzgada es el efecto que producen
las resoluciones judiciales firmes o ejecutoriadas. Firmes o ejecutoriadas significa que
no existen recursos de ninguna naturaleza que puedan interponerse en su contra y que
están por lo tanto en estado de cumplirse.
El hecho de que no procesa recurso alguno puede deberse a distintas situaciones.
-Que la ley no conceda ningún recurso contra una determinada resolución
judicial.
-Puede ser que la ley establezca la procedencia de algunos recursos y que
transcurridos los plazos para interponerlos no se hayan deducido.
-Puede ocurrir que habiéndose interpuestos esto recursos hayan sido
debidamente resueltos.

No todas las resoluciones judiciales producen cosa juzgada:

El articulo 158 del Código de Procedimiento Civil distingue distintos tipos de


resoluciones judiciales:
a)Sentencias definitivas: Son las que ponen fin a la instancia resolviendo la
cuestión o asunto que ha sido materia de juicio,
b)Sentencias interlocutorias: Son aquellas que fallan un incidente del juicio,
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes o resolviendo sobre algún
tramite que deba servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
c)Autos: Se llama auto la resolución que recae en un incidente no comprendido
en el inciso anterior.
d)Decreto providencia o proveído: Es el que sin fallar sobre un incidente o sobre
tramites que deben servir de la base para la dictación de una sentencia definitiva o
interlocutoria tiene solo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso.

El articulo 155 del código del procedimiento civil, nos señala cual de estas
resoluciones producen efecto respecto de la cosa juzgada y son sólo las sentencias
definitivas y las sentencias interlocutorias y en rigor producen la acción y excepción de
cosas juzgada. Es decir, la cosa juzgada tienen dos momentos la acción y la excepción (
defensa).
La acción de cosa juzgada corresponde a aquel en cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo, así
lo dispone el articulo 176 del código de procedimiento civil.
Por ejemplo una sentencia definitiva condena a Juan a pagarle 10 millones a
Pedro. Cuando esta sentencia quede firme o ejecutoriada, le dará a Pedro la acción de
cosa juzgada para obtener el cumplimiento de lo resuelto, es decir, para obtener que
Juan le pague.
La excepción de cosa juzgada tiene por objeto impedir que un determinado
asunto vuelva hacer discutido en un determinado tribunal si es que ya ha sido materia de
un juicio en el que se ha dictado sentencia.
En el ejemplo, una vez obtenido el pago de los 10 millones pedro no podría
volver a demandar a Juan por el mismo motivo y con la finalidad de cobrar los 10
millones. Si Pedro lo intentara Juan se defenderá oponiendo la excepción de cosa
juzgada.

La excepción de cosa juzgada puede definirse como un efecto de las


resoluciones judiciales firmes, que consiste en que todos aquellos a quienes aprovecha
el fallo, impidan definitiva e irrevocablemente todo pronunciamiento posterior. En el
fondo, la excepción de cosa juzgada tiene por objeto impedir la renovación indefinida
de los pleitos. Por ejemplo, si pretendo que soy dueño de un predio que está siendo
ocupado por terceras personas y las demando para que me lo restituyan y la sentencia
me resulta ser desfavorable, no podría transcurrido el tiempo, volver a intentar la misma
demanda por el mismo predio, contra las mismas personas. En caso que lo hiciera, los
demandados podrían defenderse con la excepción de cosa juzgada. Esta excepción de
cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos
aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda
y la anterior resuelta exista una triple identidad:
-Identidad legal de personas: demandante y demandado deben ser los mismos en
ambos casos.
-Identidad de la cosa pedida: En el ejemplo, la restitución del mismo predio.
-Identidad de la causa de pedir: Se entiende por causa de pedir, el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio. En el ejemplo, el supuesto derecho de
propiedad del demandante sobre el predio.

Estas instituciones no son las únicas en que se expresa el principio se seguridad


jurídica y podríamos afirmar que toda la serie de garantías Constitucionales enumeradas
en el art 19, en especial en relación con el nº 26 del mismo art, son expresiones de la
seguridad jurídica, entendida como seguridad dada por el derecho.

El art 19 nº 26 de la Constitución establece que la Constitución garantiza a todas


las personas “la seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la
Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten
en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni
imponer condiciones, tributos o requisitos que impiden su libre ejercicio”.

Esto significa que las personas tienen una doble garantía:

● las enumeradas del 1 al 25 del art 19


● la del nº 26 que es por así decirlo una garantía de que los demás
derechos y garantías consagrados en la constitución no podrán ser afectados en
su esencia ni en su libre ejercicio.
Un ejemplo de lo anterior es la institución del debido proceso, consagrada en el
art 19 nº3, especialmente en el inciso 4 y 5.
El debido proceso significa en el fondo que las personas tienen la seguridad que
no se van a construir tribunales especiales para juzgarlas y que las sentencias que se
dicten serán el resultado de procesos tramitados con arreglo a la ley. Nadie puede ser
juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que le señale la ley y que se haya
establecido con anterioridad a ésta.
Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado.

2-La Justicia:

Desde siempre el derecho se ha vinculado a la idea de justicia. Suele decirse que


el derecho tiene como finalidad concretar la justicia.
En la filosofía del derecho natural, el estudio de la idea de justicia ha ocupado
siempre un lugar preponderante. En términos generales, esta corriente afirma que
nuestra conciencia recibe una idea simple y evidente, que es la idea de justicia.
La justicia es la idea específica del derecho, y se refleja en mayor o menor
medida en las leyes positivas, y es la medida de su corrección, es decir, las leyes
positivas se valoran en función de su relación con la idea de justicia.
Para la mente de la filosofía antigua, la justicia era la virtud suprema, y es
simplemente expresión del amor al bien, o el amor a Dios.
Como principio jurídico, la justicia delimita y armoniza los deseos, pretensiones
e intereses en conflicto en la vida social, adoptando la idea de que todos los problemas
jurídicos son problemas de distribución. El postulado de la justicia equivale a una
demanda de igualdad en la distribución de las ventajas o cargos. Estas ventajas o cargas
pueden ser de distinta naturaleza como salarios, impuestos, castigos, etc. En todos los
casos la idea de justicia exige una distribución igualitaria, de modo que en la formación
del concepto de justicia se encuentra básicamente la idea de igualdad, proporción, orden
y armonía.
Por cierto que no existe unanimidad respecto al contenido de la idea de justicia,
ni sobre un concepto de justicia, y ni siquiera acerca de la utilidad del mismo. Al
respecto se han planteado muy diversas teorías:

A.- La Justicia según Platón: Platón nació en Atenas en el siglo V a. C. En el


428 a. C. Y murió en el 374 a. C. Su nombre verdadero era Aristocles, y pertenecía a la
nobleza de la ciudad.
Platón analiza o expone sus ideas acerca de la justicia en una obra suya titulada
“Politeia” o “La República”, que lleva como subtítulo “La Justicia”. En esta obra,
entre muchos temas, se aborda el tema de la justicia.
La inquietud política de Platón lo lleva a teorizar acerca de cómo
construir la ciudad o estado perfecto en que se realice la justicia. Esto en razón
de la crisis que vivían en la época las instituciones de la democracia ateniense
después de un largo periodo de guerra, y teniendo presente además, el año 399 a.
C. La misma democracia ateniense condenó a Sócrates a beber la cicuta.
Según Platón, el problema central de la naturaleza de la justicia, que constituye
el eje en torno al cual giran todos los demás, recibe una respuesta cuando se analiza
como se constituye un estado perfecto.
El estado surge, según Platón, porque cada uno de nosotros no es autárquico, es
decir, no se basta a sí mismo, y tiene necesidad de la ayuda o colaboración de muchos
otros hombres.
El estado se divide en tres estamentos: en primer término los sabios que
gobiernan, a quienes corresponde la virtud de la ciencia y la sabiduría; en segundo lugar
están los guerreros que defienden al estado y a quienes corresponde la virtud de la
fuerza y el valor; en tercer lugar están los artesanos y agricultores que producen lo
necesario para la vida de la ciudad a quienes corresponde la virtud de la templanza o la
prudencia.
La justicia como virtud corresponde al todo.
La ciudad o estado en que se lleva a cabo la justicia es aquella en que cada
ciudadano y cada estamento social realiza las funciones que le son propias, sin
inmiscuirse en aquellas funciones que no le corresponden por su clase. Si un miembro
de una clase social realiza una actividad que corresponde a otra, comete una injusticia y
atenta contra el orden y a armonía de la sociedad.
En la doctrina de Platón, la pregunta por la justicia coincide con la pregunta por
el bien; y la idea del bien absoluto presupone la idea de justicia. Esta idea del bien
absoluto se encuentra más allá de cualquier conocimiento racional, y su conocimiento
sólo es posible a través de una experiencia mística reservada a unos pocos por gracia
divina.
La justicia es un secreto que Dios revela a unos pocos, que no pueden
comunicárselo a los demás. Los únicos que llegan a conocer el bien absoluto, o la idea
de justicia son los filósofos y por ello les corresponde el gobierno de la ciudad.,

B.- La Justicia según Aristóteles: Aristóteles nació en el 384 a. C en Estagira,


que es una ciudad griega situada en territorios del rey de Macedonia. Era hijo de
Nicómaco, medico del Rey Filipo de Macedonia. A los 18 marcho a Atenas y se unió a
la academia de Platón.
Aristóteles escribió numerosas obras sobre la prácticamente de todas las áreas
del conocimiento. Es precisamente en una obra suya titulada “Ética a Nicómaco”, en
honor s su padre, que trata el tema de la justicia. Precisamente en el libro 5º.
Contrario a lo que pueda pensarse, Aristóteles no nos da ninguna definición de
justicia, aunque su idea de justicia aparece estrechamente ligada a los conceptos de
igualdad, armonía y proporción.
Aristóteles acepta la idea de una justicia general, como la virtud perfecta pero en
el sentido que se trata es el de una virtud debida a los demás. Considera la justicia
como una proporción, y lo justo es aquella medida que representa la equidistancia entre
lo mucho y lo poco, lo justo así entendido es el medio entre hacer y recibir una
injusticia.
Aristóteles elabora su idea de justicia por medio de la doctrina de la virtud, y
sostiene en general que la virtud es el punto medio entre dos vicios, uno por exceso y
otro por defecto. Así por ejemplo, la virtud de la prudencia es el punto medio entre la
cobardía y la temeridad.
En este esquema, la justicia es la virtud suprema, y es también el justo medio,
que puede obtenerse del mismo modo que el geómetra obtiene el punto medio de una
línea recta.

Distingue Aristóteles dos clases de justicia:

a) justicia en general: que es sinónimo de observancia de las leyes, y cuyo objeto


es el bien común.
b)una justicia particular: que es la que nos interesa, y que es aquella que rige los
repartos o intercambios de bienes, y su objeto es el bien particular, y según cuales sean
las circunstancias en que juegue el principio de repartición igual, esta justicia se
clasifica en justicia distributiva y justicia conmutativa, correctiva o igualadora.

B1-Justicia Distributiva: Debe cumplir con el principio de la igualdad y es la


que se aplica en la distribución de honores, bienes, cargas o cualquier cosa compartida
entre los miembros de la polis. No se trata aquí de una igualdad matemática, sino de una
igualdad proporcional, según el mérito de cada persona. Es fácil comprender que no
todas las personas tienen los mismos méritos y hacer una distribución sin tenerlos en
cuenta, puede constituir una injusticia. Esta idea está estrechamente ligada al concepto
aristotélico de la equidad, que es lo que permite moderar los afectos perniciosos que
pudieran derivar de la aplicación estricta del principio de igualdad.

B2-Justicia Conmutativa, correctiva o igualadora: Es la que rige las situaciones


que se dan entre particulares, y se refiere al cambio o intercambio de cosas o servicios.
Rige aquí un principio de igualdad matemática, no proporcional, lo que quiere decir que
debe existir una perfecta igualdad entre los que se da y se recibe, por ejemplo, en una
compraventa debe existir igualdad entre al cosa vendida y el precio que se paga por ella.
C.-La idea de Justicia según Ulpiano: En el código de Justiniano se consagró
una definición atribuida a Ulpiano que señala que la justicia consiste en “la voluntad
firme y confirmada de dar a cada uno lo suyo”. Esta definición que ha perdurado en el
tiempo, y que muchos autores han hecho suya, ha recibido, sin embargo, numerosas
criticas, fundamentalmente se dice que se trata de una definición vacía que no responde
a la pregunta acerca de que es lo que es lo suyo de cada uno, y por lo tanto esta formula
sólo puede aplicarse en caso que esta pregunta esté respondida previamente por un
orden social, moral o legal establecido por la costumbre o por las leyes. Es decir, por la
moral o las leyes positivas. En el fondo la definición no sirve para determinar que es la
justicia si precisamente no se ha determinado que es lo suyo de cada cual.

D.- La justicia según Sto. Tomás 1224-1274: este autor que citamos por la
influencia que ejerce hasta nuestros días recepciona la doctrina aristotélica y siguiendo
a Ulpiano define la Justicia como el hábito, por el cual con perpetua y constante
voluntad es dado a cada uno su derecho.
Acepta la distinción aristotélica entre justicia general y particular, pero en el
análisis de esta última agrega una justicia social o legal, que funciona cuando se ordena
a otro pero no en forma individual, sino como miembro de la comunidad que integra y a
la que sirve. Esta justicia social tiende al bien común, ordenando las conductas de los
particulares en relación al todo institucional en que están integrados.

E.- La Justicia según Hans Kelsen: Kelsen sostiene que la razón humana sólo
puede acceder a valores relativos, esto es, que no puede emitirse un juicio sobre algo
que parece justo con la pretensión de excluir la posibilidad de un juicio de valor
contrario, es decir, que al afirmar o al juzgar algún hecho o conducta como justos, no se
puede pretender que ese juicio tenga un valor absoluto, pues alguien más podría
perfectamente emitir respecto del mismo hecho o conducta, un juicio de valor contrario
sin que haya modo racional de afirmar que uno es verdadero, y otro es falso.
La justicia absoluta, dice Kelsen, es un ideal irracional, pues es lo mismo que
una ilusión. Desde el punto de vista del conocimiento racional no existen más que
intereses humanos, y por tanto, conflictos de intereses. Estos conflictos se pueden
solucionar bien satisfaciendo el interés en detrimento de otro, o bien mediante un
compromiso entre los intereses en pugna. Kelsen sostiene que es imposible demostrar
que sólo una de las soluciones sea justa. Esta filosofía relativista de la justicia es
perfectamente compatible con la responsabilidad moral. El hecho de que los principios
morales constituyan valores relativos no significa que no sean valores, significa sólo
que no existe un único sistema moral, y que hay que escoger entre ellos. De este modo,
el relativismo impone al individuo la tarea de decidir que es lo bueno, y que es lo malo.
Por su parte, el principio moral específico de una filosofía relativista de la justicia es la
tolerancia. La tolerancia supone comprender las creencias religiosas o políticas, de otras
personas sin aceptarlas, pero sin impedir que se expresen libremente.
Es claro que no puede aplicarse una tolerancia absoluta con una filosofía de
valores relativistas, sólo puede ensalzarse la tolerancia dentro de un sistema legal
especifico que garantice la paz al prohibir y prevenir el uso de la fuerza, pero sin
prohibir la libertad de expresión pacifica.
De esta manera, dice Kelsen, y dado que la democracia implica libertad, y la
libertad, tolerancia; “no hay forma de gobierno alguna que sea más favorable a la
ciencia que la democracia”.
En una obra suya titulada “que es justicia”, y después de analizar las distintas
corrientes y teorías que han intentado responder a esa pregunta, Kelsen termina
señalando que no sabe si puede afirmar qué es la justicia que la humanidad ansía
alcanzar. “Sólo puedo estar de acuerdo, señala, en que existe una justicia relativa, y
afirmar qué es la justicia para mí. Justicia es la de la libertad de la paz, justicia de la
democracia, de la tolerancia.”

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