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Es la parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones entre las personas o entidades
privadas con los órganos que ostentan el poder público cuando estos últimos actúan en ejercicio
de sus legítimas potestades públicas (jurisdiccionales, administrativas, según la naturaleza del
órgano que las ejerce) y de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido, y de los órganos
de la Administración Pública entre sí. Ejemplo: Cuando algún asesino anda suelto por las calles, es
un peligro para la sociedad por lo que se toma interés público.
La característica del derecho público es que sus mandatos no se encuentran sujetos a la
autonomía de la voluntad que pudiesen ejercer las partes (es decir «no» pueden ser modificados
por las partes en uso legítimo de su autonomía de la voluntad. Son mandatos «irrenunciables y
obligatorios», en virtud de ser mandados en una relación de subordinación por el Estado (en
ejercicio legítimo de su principio de imperio). La justificación es que deben ser acatados por toda
la población.
También se ha definido al derecho público como la parte del ordenamiento jurídico que regula las
relaciones de supra ordenación y de subordinación entre el Estado y los particulares y las
relaciones de suprasubordinación, de subordinación y de coordinación de los órganos y divisiones
funcionales del Estado entre sí. El derecho público es llevado a cabo a través de las normas que lo
conforman
Índice
Características
Antecedentes históricos
La clasificación entre derecho público y privado se remonta a la antigua Roma, pero está hoy en
día en declive:[cita requerida] muchas técnicas y relaciones típicas del derecho privado las encontramos
en el ámbito de las relaciones con y entre los poderes públicos y, a la inversa, aspectos que
usualmente se han dado en el campo del derecho público aparecen adornando relaciones de
derecho privado. Por ello esta división ha sido ampliamente criticada[¿por quién?] y en la actualidad no
tiene tanta fuerza.[cita requerida]
En cualquier caso, el principal criterio diferenciador entre público y privado sigue siendo útil, por
ejemplo, para comprender y distinguir las ramas del derecho que, tradicionalmente, se agrupan en
cada categoría:
3. Clasificación según el sector de actividad del que se ocupa: derecho médico y sanitario,
derecho farmacéutico, etc.
Pero la clasificación tradicional de las diferentes disciplinas jurídicas se revela en la sociedad actual
como insuficiente, pues una misma realidad social no puede ser abarcada únicamente desde una
única disciplina, sino que normalmente resulta necesario aplicar leyes y figuras jurídicas propias de
disciplinas diversas.
Es por ello que cada vez es más común hablar de ramas del Derecho basadas, no ya en una
determinada categoría jurídica, sino en la realidad social de la que se ocupa. Por ejemplo, el
estudio de todos los problemas jurídicos que surgen en relación con la práctica de una actividad
deportiva se integran en la disciplina jurídica conocida como derecho deportivo. De este modo, se
pasa de una superespecialización en una única rama del Derecho, a una especialización en un
ámbito de la realidad social que exige un conocimiento básico de todas las disciplinas jurídicas
anteriormente referidas, aunque sólo requerirá un conocimiento profundo de aquellos aspectos
de cada una de aquéllas que tenga incidencia en la realidad social en cuestión.
Son muchas los ámbitos de la realidad social que han dado lugar, por su importancia, a la
formación de una disciplina jurídica en sí misma. Además del ejemplo expuesto del derecho
deportivo, podemos mencionar el derecho informático o el derecho medioambiental. E
igualmente podríamos incluir dentro de esta clasificación áreas relacionadas con las ciencias de la
vida, como el derecho médico, el derecho sanitario, el derecho farmacéutico o, más
recientemente, el Derecho biotecnológico.
Con cierta frecuencia se confunde el derecho médico con el Derecho sanitario. Si bien,
efectivamente, ambos se ocupan de un mismo ámbito de la realidad social, la Medicina, sin
embargo comprenden aspectos diferentes de la misma. Así, el Derecho médico puede definirse
como aquellas partes del ordenamiento jurídico que se ocupan del ejercicio de la medicina, esto
es, de la profesión medica y, por asimilación, de otras profesiones sanitarias y no sanitarias
vinculadas directamente de la salud. De todas formas, debido a la constante expansión que se está
produciendo en relación con el campo de intervención sobre la salud, el Derecho médico (también
conocido más modernamente como Derecho biomédico) comprende en la actualidad las
implicaciones jurídicas de la aplicación de las llamadas ciencias biomédicas sobre el ser humano.
Por su parte, el derecho sanitario en sentido estricto comprendería el estudio del régimen jurídico
del conjunto de la organización sanitaria, en particular el sistema publico de sanidad, las acciones
de salud publica y las relaciones de los ciudadanos con el sistema sanitario y con la autoridad
sanitaria.
Sin embargo, es cierto que el contenido del derecho sanitario no es pacífico y a veces se utiliza
como sinónimo de derecho médico. Pero aunque ambas disciplinas pueden presentar ciertamente
en algunos campos un cierto solapamiento, y tienen por ello una estrecha vinculación, éstas son
diferentes, por serlo su respectivo objeto de estudio. Por lo pronto, el objeto del Derecho sanitario
no siempre requiere o compromete la intervención del médico o de los demás profesionales
sanitarios.
Finalmente, el Derecho farmacéutico comprende el conjunto normativo integrado, de un lado, por
el régimen de los medicamentos y productos farmacéuticos, su puesta en el mercado, utilización y
financiación; y de otro, la ordenación de los servicios farmacéuticos, especialmente de las oficinas
de farmacia.
A partir de la Ley 1314 de 2009, Ley de Convergencia a Normas Internacionales de Información
financiera, Colombia le apostó a que el sector económico del país produzca una información
financiera comprensible, transparente y comparable, pertinente y confiable, útil para la toma de
decisiones, con el objetivo de internacionalizar las relaciones de comercio y de crear un sistema
uniforme, con un mismo lenguaje que facilite el libre comercio, para lo cual y por medio de esta
Ley, se establece qué autoridades son responsables del proceso de formalización y las entidades
encargadas de vigilar su cumplimiento.
Las Normas Internacionales de Información financiera a aplicarse en el país para el sector privado
según la regulación establecida en los Decretos 2784 de 2012, que corresponde al Grupo 1 y que
aplica NIIF plenas, Decreto 3022 de 2013, que corresponde a la reglamentación para el Grupo 2 y
que debe aplicar NIIF para PYMES y el Decreto 2076 DE 2012, que reglamenta la aplicación de
NIIF simplificadas para las microempresas y personas naturales obligadas a llevar Contabilidad,
difieren de las normas y principios contables establecidos en el Decreto 2649 de 1993, y que
continua vigente hasta el 31 de diciembre de 2015; podemos empezar por hacer claridad en
cuanto, a que el organismo emisor que fue elegido por el Concejo Técnico de Contaduría Pública
(CTCP), el IASB es un organismo privado por lo tanto las normas que emite no tienen carácter
vinculante y no pueden ser impuestas directamente, son las autoridades o entidades quienes se
encargan de su aplicación y de la vigilancia de su cumplimiento en el país.
Las diferencias entre los dos sistemas son diversas y por lo tanto me referiré en las que existen en
el tratamiento de algunos activos, como los diferidos y los intangibles.
DIFERENCIAS:
ACTIVOS INTANGIBLES: En el ART. 66 del Decreto 2649 de 1993 se definen los activos
intangibles como los recursos obtenidos por un ente económico, que carece de naturaleza
material, implican un derecho o un privilegio oponible a terceros, distintos de los derivados de
otros activos, de cuyo ejercicio o explotación pueden obtenerse beneficios económicos en varios
periodos determinables, se establece su medición al costo histórico y se dispone que se deben
amortizar durante su vida útil de manera sistemática, la norma fiscal en su Art. 75 E.T,
contempla, que Para que proceda el costo, el respectivo intangible deberá figurar en la
declaración de renta y complementarios del contribuyente correspondiente al año
inmediatamente anterior al gravable y estar debidamente soportado mediante avalúo técnico.
mientras que para la NIIF 38 un activo satisface el criterio de identificabilidad en la definición de
activo intangible cuando es separable y surge de derechos contractuales u otros derechos
legales, hace la excepción para el reconocimiento de los intangibles surgidos de la investigación
o de la fase de investigación de proyectos internos, además se permite para su medición
posterior al reconocimiento el modelo del costo y el modelo del revalúo, la norma internacional
es mucho más detallada para el tratamiento de estos activos, se considera las diferentes formas
en que se pueden adquirir estos y determina que las vidas útiles pueden ser finitas o infinitas.
ACTIVOS DIFERIDOS: las diferencias para esta partida radica en los cargos diferidos que
corresponden a los gastos en que se incurre en la constitución de empresas, también conocidos
como “de montaje” o “pre operativos” y que según lo dispuesto en el Decreto 2649 se
amortizaban (llevaban gradualmente al gasto), a fin de no afectar negativamente los resultados
en un solo periodo, de modo que su efecto se “difería”, llevándolo al gasto en un determinado
número de meses, tratamiento que se permite también en la Norma fiscal, ART. 142 Estatuto
Tributario “Son deducibles, en la proporción que se indica en el artículo siguiente, las inversiones
necesarias realizadas para los fines del negocio o actividad, si no lo fueren de acuerdo con otros
artículos de este capítulo y distintas de las inversiones en terrenos,” mientras que en las NIIF, no
se permite este tratamiento y estos cargos se deben llevar directamente y en su totalidad al
gasto.
En cuanto a los gastos diferidos, como es el caso de: arrendamientos, intereses y seguros pagados
por anticipado, las NIIF si permiten su clasificación como activo sí cumplen con las condiciones
para su reconocimiento, las cuales son: la probabilidad de generar un beneficio económico futuro
y la determinación de su valor fiablemente.
Conclusión, el reconocimiento de “activos diferidos” dependerá de la naturaleza de la partida. Es
necesario diferenciar entre gastos pagados por anticipado y cargos diferidos
Estas son unas de las diferencias en cuanto a estos activos que surgen entre las informaciones
contables de norma local frente a las NIIF, todas estas formas y diferentes tratamientos
representan que surjan diferencias en la presentación de los estados financieros y que se vean
afectadas algunas partidas al momento de la elaboración del Estado Financiero De situación
Financiera (ESFA) o Balance de Apertura, para ajustar las diferencias debemos utilizar la cuenta
Ganancias Acumuladas o para el sector público de Impacto por Transición al Nuevo Marco
Normativo y revelar todos los cambios en las cuentas.
Cabe anotar que en cuanto a la aplicación que se venía haciendo del Decreto 2649, la información
contable que se estaba expidiendo, satisfacía los requerimientos fiscales en el país, ya que la
aplicación de este decreto se enfocó más a cumplir con las obligaciones tributarias y lo que exige
la DIAN por lo que ahora las empresas se encuentran ante un dilema, cual contabilidad llevar,
pues aunque según lo dispuesto en la Ley 1314 de 2009, a partir del año 2016, todas la empresas
deben estar ya emitiendo reportes bajo NIIF, y según el ART. 165 de la Ley 1607 de 2012 la
prevalencia de las normas fiscales se prorroga por cuatro años y en Decreto 2548 de 2014,se exige
el manejo de la contabilidad fiscal (Libro Fiscal).