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1. La historia de Israel empieza con los patriarcas, lo que nos sitúa hacia el
s. XXI según los datos arqueológicos3 . Eran clanes nómadas que se ins-
talaron en “la tierra de Canaán” (luego conocida como Israel y más tarde
Palestina), en busca de tierras más fértiles para sus ganados. El primero fue
el de Abraham, oriundo de Mesopotamia (Caldea). Hacia el s. XIII desta-
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Una buena sinopsis cronológica se puede encontrar al final de la Biblia de Jeru-
salén. La historia que expongo no coincide en muchos momentos importantes
con “la historia oficial” que es común en libros modernos. Es una reconstruc-
ción basada en la correlación de datos especialmente arqueológicos.
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A menos que indique lo contrario, las fechas son todas “antes de Cristo”. Para
una síntesis de los datos arqueológicos hasta fines del milenio, el lector interesa-
do puede consultar en particular W. Dever, What Did the Biblical Writers Know
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and When Did They Know it? What Archaeology Can Tell Us About the Reality
of Ancient Israel, Grand Rapids 2001, y I. Finkelstein – N.A. Silberman, The
Bible Unearthed. Archaeology’s New Vision of Ancient Israel and the Origin of
Its Sacred Texts, Nueva York 2001.
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dan. Hacia el año 730 el imperio Asirio tomó posesión del reino de Is-
rael, deportó a parte de su población y la repobló con extranjeros, prime-
ro en Galilea, luego en Samaria, lo que resultó en nuevos sincretismos.
No se anexó el sur por su pobreza y difícil geografía.
Después de la aniquilación del reino del Israel por los asirios, el rey
Josías de Judá (639-609) buscó anexarse esos territorios a su reino, cosa
que no logró. Pero centralizó el culto en el templo de Jerusalén, instituyó
la Pascua como fiesta principal, y ordenó la purificación de la religión
Yahvista de lo pagano. Su reinado marcó un hito en la historia de Israel
–aunque no duró mucho–. Josías pasó a ser modelo de gobernante. En
ese tiempo se forjó la corriente llamada “deuteronomista”, que pondría
el peso en la observancia de la Ley.
5. Ciro el persa tomó en 538 el poder de las manos de los babilonios. Una
de sus políticas fue permitir que los exilados retornen a sus tierras. Va-
rios grupos retornaron a Israel y empezaron la reconstrucción, en parti-
cular del Templo, bajo Zorobabel, empresa ésta que fue alentada por los
profetas Ageo y Zacarías. La oposición por parte de Samaria a ese pro-
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yecto originó un antagonismo nunca superado. Por encargo del rey persa
Artajerjes, a mediados del s. V, Nehemías fue enviado a Jerusalén a po-
ner fin a las revueltas anárquicas mediante una reorganización adminis-
trativa. Es el tiempo del profeta Malaquías, e inicio de las escuelas
sapienciales, colecciones de proverbios y fijación del Salterio. Se escri-
bió Job. Nehemías introdujo reformas religiosas, a las cuales contribuyó
particularmente Esdras estableciendo como normativas una serie de le-
yes de la Torá. Judea fue constituida como una provincia persa separada
de Samaria –desde entonces se llamó a sus habitantes “judíos”. A me-
diados del s. IV se rescribió la historia (Crónicas, Esdras-Nehemías).
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La fecha de composición y redacción final de los profetas, al igual que de la
mayoría de los escritos del AT, es difícil de precisar. Muchos tienen una larga y
compleja prehistoria de tradiciones y redacciones.
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Las fechas de las cartas paulinas, así como del resto del NT, son aproximadas. No
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El relato bíblico
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liberación que Jesús predicaba no era del tipo que sus compatriotas an-
helaban: querían un reino de David, no un reino de Dios. La manera en
que Dios hablaba no era la que el judaísmo había establecido que debe-
ría ser, no cabía en sus esquemas (Jn). Exigía conversión. Como resulta-
do, los caminos se separaron entre los que escucharon a Jesús y recono-
cieron su mesianismo, y los que lo rechazaron (Mt). Para los que lo escu-
charon y aceptaron, optando por seguirlo (Mc), fue garantía de auténtica
liberación (Pablo) –garantía sellada con su resurrección–. Para los que
no lo escucharon, seguros de sus ideas preconcebidas, fue, una vez más,
causa de su destrucción. Ésta ocurrió con la toma de Jerusalén y destruc-
ción de su templo de manos de los romanos el año 70.
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