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NACIMIENTO E INFANCIA
DE JESÚS EL CRISTO
(1,1 – 2,23)
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EVANGELIO DE MATEO
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PRÓLOGO TEOLÓGICO
V. 7 Variante: Asá.
V. 10 Variante: Amós.
V. 16 Varios testigos griegos y latinos precisan: «José, con quien se desposó la Virgen
María que engendró a Jesús».
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EVANGELIO DE MATEO
cibe al individuo como un ser aislado, sino como una persona solida-
ria, sometida a toda la corriente de bendiciones y maldiciones de su
familia y pueblo. Los miembros del texto van unidos con el verbo
«engendrar», momento central en que se asegura la transmisión de la
vida con todo lo que implica de herencia positiva y negativa. La gene-
alogía comienza con Abrahán y pretende presentar a Jesús como
judío, solidario con su pueblo en todo lo positivo y negativo. De forma
deliberada (ver 1,17), el autor construye la genealogía con tres series
de catorce nombres, cuyo sentido no está claro. Posiblemente Mateo
sistematiza para presentar una genealogía con orden y perfección en
los períodos; la divide en los tres períodos clásicos de la historia de
Israel (el tres es además número de perfección). Para desarrollar el
primer período, utiliza los diez nombres de la genealogía de Rut (de
Farés a David) y les añade Judá, Jacob, Isaac y Abrahán. En los otros
dos períodos elige también catorce nombres, aunque para ello tenga
que suprimir algunos nombres de reyes en el segundo (omite tres, y
pone por dos veces a Jeconías con los nombres afines de Yoyaquín y
Joaquín). Esta genealogía es diferente a la que ofrece Lc 3,23-38. Hay
quien quiere explicar las diferencias con la ley del levirato (Dt 25,5),
que obligaba a un hombre a casarse con la viuda de su hermano muer-
to sin hijos y a dar al primer hijo nacido de este matrimonio el nom-
bre del difunto para que no se perdiese. Pero parece más sencillo
explicar las diferencias a la vista del modo como se solían construir las
genealogías, ya que el verbo «engendrar» puede tener sentido físico o
moral (adoptar, comprar, conquistar) y, por otra parte, el nombre
puede referirse a una persona o a una colectividad.
La genealogía, pues, ofrece así una visión cristiana del AT, como
preparación de Jesús: Jesús es el cumplimiento de la promesa, el cul-
men de la Historia de la Salvación, historia que tiene orden, perfec-
ción y sentido. Jesús es el heredero, solidario con su pueblo en lo
positivo y en lo negativo, en la vida, la bendición, la realeza, y tam-
bién en el pecado (ver alusión a la mujer de Urías en 1,6). Pero a pesar
de los obstáculos que ponen los hombres, Dios dirige la Historia de la
promesa hacia su cumplimiento: hay Historia de la Salvación (que no
equivale a Historia edificante), porque Dios promete y cumple. La
genealogía, pues, quiere presentar a Jesús como el Mesías prometido,
el hijo heredero de Abrahán y de David, presentando para ello una
genealogía que comienza con Abrahán y termina con José. Pero la
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