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1.

Las garantías constitucionales


Las garantías constitucionales
Las garantías son cronológicamente muy anteriores a las declaraciones de derechos, ya que las
mayores urgencias del individuo frente a los abusos del poder eran las de obtener mecanismos
concretos para frenar las arbitrariedades de los gobernantes, en relación a los derechos
fundamentales, es decir: la dignidad, la vida y la libertad física.
Las declaraciones de derechos, en cambio, son posteriores porque no surgen de necesidades
urgentes y concretas, sino que son abstracciones o generalizaciones de aquellas necesidades
concretas, elaboradas a partir de una postura filosófica racionalista.
La búsqueda de un espacio garantizado de libertad comienza en los albores de la civilización
occidental.
Las garantías son mecanismos que les permiten a los individuos defender y hacer respetar sus
derechos.
Si bien en sentido amplio todo el ordenamiento jurídico garantiza las libertades y los derechos, la
acepción más restringida de lo que es “garantía” apunta a la disponibilidad que tiene la persona
para movilizar al Estado en protección suya, tanto para evitar ataques como para restablecer la
situación anterior al ataque, o para compensarle el daño sufrido, sin dejar de lado la sanción al
transgresor.
Clasificación
Genéricas: para todos los derechos.
Irretroactividad de la ley penal, jueces naturales, debido proceso, prohibición de declarar contra sí
mismo. Amparo
Específicas: para los derechos de jerarquía superior.
Dignidad e intimidad: inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de los papeles privados.
Derecho de réplica. Habeas data.
Dignidad, vida y salud: prohibición de pena de muerte por causas políticas, prohibición de
tormentos, azotes y penas crueles; cárceles sanas y limpias.
Libertad física: arresto sólo por orden judicial. Habeas corpus.
Artículo 18 C.N.
“Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho
del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino
en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona
y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los
papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a
su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas
políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias,
para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de
precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que
la autorice”.
La jurisdicción como garantía y como derecho.
Nuestra Corte Suprema elaboró el derecho a la jurisdicción como lo que ahora se denomina
derecho de acceso a la justicia; es decir, el derecho de acudir a un tribunal en procura de justicia.
Este derecho de la persona calificada como “justiciable” es recíproco de la función del poder que
consiste en administrar justicia, y que está a cargo de los órganos del poder judicial.
Lo que en rigor se busca es que, mediante ese primer paso de acceso a un tribunal, seguido por el
desarrollo del proceso judicial (debido proceso), el justiciable disponga de tutela judicial efectiva,
llegando al dictado de la sentencia que resuelva con justicia la pretensión.
Para satisfacer el derecho a la jurisdicción como correlativo del deber estatal de administrar justicia,
el estado debe: a) establecer los órganos – tribunales- del poder judicial; b) asignarles jurisdicción y
competencia; c) dictar las normas de procedimiento.
El plexo de derechos relacionados con el acceso a la justicia cuenta con el reconocimiento en
varios tratados de derechos humanos de jerarquía constitucional.
El debido proceso
Es el conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir a los individuos durante el
desarrollo del proceso y así protegerlos de los abusos de las autoridades y permitirles la defensa de
sus derechos.
“Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho
del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; (…) Es
inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos.(…).”
De esto surge que, entre las garantías procesales, la C.N. consagra los siguientes principios:
Juicio previo.
Juez natural.
Ley anterior (irretroactividad de la ley).
Inviolabilidad de la defensa en juicio.
Prohibición de declarar contra sí mismo.
Juicio previo: “ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo”.
El individuo debe ser acusado de la comisión de un hecho concreto, presentándose pruebas en su
contra, y debe tener la oportunidad de defenderse, alegando sus derechos y presentando las
pruebas que estime pertinentes para demostrar su inocencia.
Juez natural: “Ningún habitante puede ser…juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa…”
Son jueces naturales los juzgados o tribunales creados por la ley antes de que se produzca el
hecho que motiva el proceso, sin importar la o las personas que lo integran.
Ley anterior: “Ningún habitante…puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso…”
La persona debe ser sometida a juicio previo ante el juez natural, y todo aquel proceso y la
respectiva sentencia, debe fundarse en ley anterior al hecho que lo motiva.
En el principio de ley anterior subyacen otros dos principios fundamentales: el principio de legalidad
o reserva y el principio de irretroactividad de las leyes.
Inviolabilidad de defensa en juicio.
La C.N. asegura al individuo que, durante el juicio, podrá hacer lo que sea necesario (regulado por
el código de procedimiento) para defender su persona y sus derechos; es decir, para demostrar su
inocencia o la legitimidad de los derechos que invoca.
Más garantías…
Ley previa: ultra-actividad de la ley penal más benigna. Juicio previo.
Inmunidad de declaración y arresto.
Inviolabilidad del domicilio, correspondencia y papeles privados.
Abolición de pena de muerte por causas políticas.
Doble instancia.
Cárceles sanas y limpias.
Juicio por jurados: art 118.
Juicio por jurados
El juicio por jurados es un mandato que estableció la Constitución Nacional de 1853.La Constitución
lo indica en tres artículos diferentes: los juicios (en general y específicamente los criminales) deben
ser juzgados por jurados populares.
Artículo 24.- El Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos, y el
establecimiento del juicio por jurados.
Artículo 75 inc. 12.- Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y
Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados, sin que tales códigos alteren las
jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales,
según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente
leyes generales para toda la Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de
nacionalidad natural y por opción en beneficio de la argentina: así como sobre bancarrotas, sobre
falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que requiera el
establecimiento del juicio por jurados.
Artículo 118.- Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de acusación
concedido a la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se establezca en la
República esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se
hubiere cometido el delito; pero cuando éste se cometa fuera de los límites de la Nación, contra el
derecho de gentes, el Congreso determinará por una ley especial el lugar en que haya de seguirse
el juicio.
Es la manera de garantizar la participación ciudadana en la administración de justicia, acercando la
justicia a la sociedad. El jurado otorga mayor imparcialidad ya que la decisión no está tomada por
una sola persona, sino por doce personas que no están involucradas en el proceso previo ni
pertenece al Poder Judicial. Por su funcionamiento, es el sistema más respetuoso de los derechos
y garantías que rigen el proceso penal: el establecimiento de jurados obliga a que el juicio sea oral
y público, dotando de mayor transparencia a las decisiones judiciales y haciéndolas más accesibles
para la ciudadanía, obligando a dejar de lado el lenguaje jurídico en pos de un lenguaje más
sencillo. Los jurados ayudan a elevar la calidad del juicio, porque exigen mejores investigaciones, y
obligan a abogados y fiscales a entrenarse en herramientas orales y de argumentación. Estudios
alrededor del mundo también demuestran que el establecimiento de jurados aumenta la legitimidad
y la confianza que tiene la ciudadanía en el sistema de justicia. Las personas que fueron jurados se
sienten más comprometidas con sus deberes públicos y más interesadas en el funcionamiento de
diversas políticas estatales, lo que ayuda al fortalecimiento de la democracia.
2. Los procesos constitucionales
Cabe preguntarse de qué valdrían los catálogos de derechos reconocidos en textos
constitucionales, o consagrados en tratados internacionales, si en caso de lesión o amenaza de
sufrir menoscabo en su ejercicio, no se reconocieran las garantías para hacerlos valer (Sabsay, D.
2022).
La voz garantía proviene del término anglosajón "warranty" que significa asegurar, proteger,
defender o salvaguardar ("to warrant") un derecho. De este modo, el concepto se puede interpretar
como un respaldo a los derechos o bien, capturar la idea genérica que todos los derechos deben
ser garantizados.
Al mismo tiempo, el concepto supone una actividad precisa para dar respaldo a los derechos de las
personas, de modo tal que las garantías quedan asimiladas a procedimientos específicos que
tienden a esos fines.
Los procesos constitucionales son las vías específicas que se cuentan para efectivizar el control de
constitucionalidad de manera directa o indirecta, y el mecanismo procesal que se aplica para
garantizar efectivamente la protección de los derechos humanos.
Los procesos constitucionales son los principales instrumentos procesales que garantizan y
protegen a los derechos humanos, de los cuales surge la importancia que ha de asignarse al
"proceso", sea como mecanismo de asistencia propia de la reglamentación adjetiva interna, como
por las particularidades que le introduzca a cada herramienta singular de protección fundamental
(ej. Amparo, habeas data, habeas corpus).
Los procesos son necesarios y exigibles, por eso la Corte Interamericana indicó que, aun en la
peores situaciones de emergencia, todo Estado debe preservar como mínimo las garantías del
amparo y el hábeas corpus.
En definitiva, los procesos constitucionales tienen como meta garantizar la vigencia efectiva de los
derechos humanos, ofreciendo un carril exclusivo para que la jurisdicción constitucional trabaje con
libertad y razonamiento fundado los problemas de interpretación de las normas que se consideren
violatorias de dichas garantías fundamentales.
ARTÍCULO 43 C.N.
Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro
medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares,
que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el
caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión
lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y
formas de su organización.
Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y
de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a
proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de
información periodística.
Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso
de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada
de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en
su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio.
Habeas corpus
Es la garantía que como acción tutela la libertad física o corporal o de locomoción a través de un
procedimiento judicial sumario.
Es la garantía dispuesta contra actos que privan esa libertad o la restringen sin causa o sin formas
legales.
“…Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en
caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición
forzada de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por
cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio”.
Ley 23.098 de habeas corpus
Art. 3° – Procedencia. Corresponderá el procedimiento de hábeas corpus cuando se denuncie un
acto u omisión de autoridad pública que implique:
1° Limitación o amenaza actual de la libertad ambulatoria sin orden escrita de autoridad
competente.
2° Agravación ilegítima de la forma y condiciones en que se cumple la privación de la libertad sin
perjuicio de las facultades propias del juez del proceso si lo hubiere.
Art. 4º – Estado de sitio. Cuando sea limitada la libertad de una persona en virtud de la declaración
prevista en el art. 23 de la Constitución Nacional, el procedimiento de hábeas corpus podrá tender a
comprobar, en el caso concreto:
1° La legitimidad de la declaración del estado de sitio.
2° La correlación entre la orden de privación de la libertad y la situación que dio origen a la
declaración del estado de sitio.
3° La agravación ilegitima de la forma y condiciones en que se cumple la privación de la libertad
que en ningún caso podrá hacerse efectiva en establecimientos destinados a la ejecución de penas.
4° El efectivo ejercicio del derecho de opción previsto en la última parte del art. 23 de la
Constitución Nacional.
Art. 5º – Facultados a denunciar. La denuncia de hábeas corpus podrá ser interpuesta por la
persona que afirme encontrarse en las condiciones previstas por los artículos 3º y 4º o por cualquier
otra en su favor.
Art. 6° – Inconstitucionalidad. Los jueces podrán declarar de oficio en el caso concreto la
inconstitucionalidad, cuando la limitación de la libertad se lleve a cabo por orden escrita de una
autoridad que obra en virtud de un precepto legal contrario a la Constitución Nacional.
Art. 9° – Denuncia. La denuncia de hábeas corpus deberá contener:
1° Nombre y domicilio real del denunciante.
2° Nombe, domicilio real y demás datos personales conocidos de la persona en cuyo favor se
denuncia.
3° Autoridad de quien emana el acto denunciado como lesivo.
4° Causa o pretexto del acto denunciado como lesivo en la medida del conocimiento del
denunciante.
5° Expresará además en qué consiste la ilegitimidad del acto.
Si el denunciante ignorase alguno de los requisitos contenidos en los Nros. 2°, 3° y 4°,
proporcionará los datos que mejor condujeran a su averiguación.
La denuncia podrá ser formulada a cualquier hora del día por escrito u oralmente en acta ante el
secretario del tribunal; en ambos casos se comprobará inmediatamente la identidad del
denunciante y cuando ello no fuera posible, sin perjuicio de la prosecución del trámite, el tribunal
arbitrará los medios necesarios a tal efecto.
Clases de habeas corpus
Habeas corpus clásico: se usa para hacer cesar la detención ilegal.
Habeas corpus preventivo: se usa para cuando hay una amenaza real e inminente contra la libertad
física.
Habeas corpus correctivo: se usa a favor de las personas detenidas en forma legal. Su objetivo es
corregir las condiciones de detención legal cuando no fueran las que correspondan.
Habeas corpus restringido: se usa para los casos en que hay perturbaciones en el derecho de
locomoción, sin llegar a la privación de la libertad.
Habeas data
El propósito de esta garantía radica en evitar que mediante el uso de la informática se pueda
lesionar el honor, la intimidad de las personas y sus restantes derechos como consecuencia de una
información errónea o incompleta obrante en el banco de datos.
“…Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos
y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a
proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de
información periodística….”
Conocer los datos referidos a ella y la finalidad de su almacenamiento.
Exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de esos datos.
Clases:
Habeas data informativo
Habeas data rectificador
Habeas data confidencial o preservador.
Ley 25326 de habeas data
Amparo
El amparo es una acción judicial cuyo objeto consiste en proteger todos los derechos
fundamentales diferentes a la libertad física.
“Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro
medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares,
que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el
caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión
lesiva. Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y
formas de su organización…”
Etimológicamente amparar es tutelar, o valerse del apoyo de alguien o de algo para lograr cierta
protección. Además, amparar viene del latín "anteparare" que significa prevenir, lo cual en conjunto,
suponen encontrar un remedio para el acto lesivo, y una prevención contra la amenaza.
El amparo nace a partir de la jurisprudencia de la Corte Suprema (especial referencia a los casos
Siri y Kot).
Ley 16986 de amparo
Art. 43 CN.
Amparo clásico o genérico
La acción de amparo es expedita y rápida.
No debe existir otro medio judicial más idóneo.
Procede contra actos u omisiones de la autoridad pública o de particulares.
Esos actos u omisiones deben lesionar, restingir, alterar o amenazar derechos o garantías
reconocidos por la CN, un Tratado o una ley.
La lesión o amenaza debe ser actual o inminente.
El acto u omisión debe ser manifiestamente arbitrario o ilegal.
Si el acto u omisión se funda en una norma, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de dicha
norma.
Amparo colectivo
El denominado "amparo colectivo" que prevé el art. 43, párr. 2º, es la modalidad más novedosa
para nuestro derecho público, en materia de garantías, incorporada por la reforma constitucional de
1994. Se trata de una ampliación del amparo individual o clásico. Esta extensión involucra dos
elementos de la relación susceptibles de suscitar el ejercicio del amparo; ellos son: los derechos
atacados o restringidos y los sujetos legitimados para su interposición. En cuanto a lo primero la
nueva norma constitucional en consonancia con los derechos consagrados en los nuevos arts. 41 y
42, amplía el ámbito de esta garantía para que sea utilizada en la defensa de los derechos del
medio ambiente, de usuarios y de consumidores. Asimismo, irrumpe en la consideración de la
problemática de la discriminación, como causal pasible de ser invocada para el acceso a la
jurisdicción.En relación con el primer punto nos encontramos frente a los llamados derechos de
tercera generación o de incidencia colectiva. Detrás de esta categoría de derechos subyace una
gama variada de intereses difusos, cuya violación afecta a la comunidad en su conjunto o por lo
menos a una importante porción de ella, sin desconocer la posibilidad de que existan afectados
particulares de resultas de haber sufrido un daño directo en sus personas o en sus patrimonios.
Sabido es que los derechos de tercera generación persiguen la protección de intereses difusos. Es
decir, de aquellos intereses que no se sitúan en cabeza de un sujeto determinado, sino que se
encuentran difundidos o diseminados entre todos los integrantes de una comunidad, o inclusive de
varias. Estos caracteres plantean una seria dificultad de tipo procesal en lo que hace a su defensa
jurisdiccional. Se trata de determinar quién está habilitado para accionar ante la justicia, cuando no
se puede invocar un interés legítimo o un derecho subjetivo para ello. Y, de este modo nos
introducimos en la consideración del segundo elemento invocado al comienzo, el problema de la
legitimación activa. Además de lo antedicho, los afectados no están relacionados por un vínculo
previo y concertado. De todos modos, queda en pie la necesidad de protección debida a los
intereses cuando ha habido perjuicio. Pero, perdura la dificultad cuando el mismo no ha ocurrido. El
derecho constitucional va dando respuesta desde su óptica a una altísima gama de intereses
generales, públicos, fraccionados, pero ciertos y con jerarquía, que requieren de una protección de
marcado carácter preventivo como es característico en el derecho ambiental. Se trata de una
coparticipación colectiva de intereses. En este tipo de relaciones se tiene parte en un interés
colectivo y supra-individual, ello constituye la faz subjetiva de la cuestión. Es decir que, si bien no
se puede demostrar un perjuicio personal o actual, de todos modos, quien participa de esta suerte
de relación consorcial, copuesta por todos los damnificados actuales o potenciales, puede invocar
una suerte de "cuota parte" que en tanto partícipe en la cuestión le da derecho a recurrir a la
justicia.Se advierte que de la diferente naturaleza de los derechos protegidos se deriva también una
concepción también distinta de los individuos legitimados, ya que cuando se trata de defender ante
la autoridad un derecho colectivo, si se exigieran los mismos requisitos que concurren para admitir
la legitimación activa para la defensa de los derechos individuales, los primeros quedarían
desprovistos de protección.
Triple legitimación: afectado, defensor del pueblo, y las asociaciones…
Bienes y derechos protegidos: contra toda forma de discriminación, en lo relativo a los derechos
que protegen al medio ambiente, a la competencia, a los usuarios y consumidores y lo relativo a
derechos de incidencia colectiva en general.
La acción de clase – caso Halabi
La causa se inició por la demanda de un particular, en la que pidió se declare la inconstitucionalidad
de la ley 25.873 y de su decreto reglamentario (1563/04), porque consideró que, al disponer la
intervención de las comunicaciones sin determinar en qué casos y con qué justificativos, violan el
derecho a la privacidad, en su condición de consumidor, y el derecho a la confidencialidad, en su
condición de abogado.
En primera instancia se hizo lugar a la demanda, argumentando que la ley y su decreto eran
demasiado amplios y no dejaban en claro en qué casos y con qué justificativos pueden ser
utilizados los datos personales obtenidos del modo cuestionado en esta causa. La Sala II de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó dicho
pronunciamiento. El Estado Nacional interpuso recurso extraordinario.
La impugnación del Estado Nacional se dirigió exclusivamente a descalificar el efecto erga omnes
que la cámara atribuyó a su pronunciamiento.
La decisión del Máximo Tribunal permite que una sentencia tenga efectos para todos los
ciudadanos que padecen un mismo problema, sin necesidad de tener que iniciar un juicio.
La sentencia tiene dos aspectos relevantes: por un lado crea la acción de clase, esto es una
garantía de los derechos de dimensión colectiva, y por otro protege la privacidad en el uso de
Internet y telefonía personal frente a posibles intromisiones de organismos del Estado.
- La sentencia destaca que hubo una mora del legislador al no dictar una ley para facilitar el acceso
a la justicia, y siendo estos derechos constitucionales de carácter operativos, es obligación de los
jueces darles eficacia.
- Hay casos en que por una sola causa se afectan los derechos de numerosas personas y en los
que resulta muy difícil para cada uno de los afectados promover una acción judicial. En estos
supuestos resulta afectado el acceso a la justicia.
- Hay una clara afectación del acceso a la justicia, porque no se justifica que cada uno de los
posibles afectados de la clase de sujetos involucrados deba promover una nueva demanda
peticionando la inconstitucionalidad de la norma.
- Dado que es la primera oportunidad en la que se delinean los caracteres de la acción colectiva y
que no existe una reglamentación al respecto, cabe ser menos riguroso a la hora de evaluar el resto
de los recaudos que habrá que exigir en lo sucesivo en procesos de esta naturaleza.
Para el futuro es indispensable formular algunas precisiones dirigidas a los jueces que traten este
tipo de acciones:
Se debe resguardar el derecho de la defensa en juicio, de modo de evitar que alguien pueda verse
afectado por una sentencia dictada en un proceso en el que no ha tenido la posibilidad efectiva de
participar.
Se debe verificar la precisa identificación del grupo o colectivo afectado, la idoneidad de quien
pretenda asumir su representación y la existencia de un planteo que involucre, por sobre los
aspectos individuales, cuestiones de hecho y de derecho que sean comunes y homogéneas a todo
el colectivo.
Se debe arbitrar un procedimiento apto para garantizar la adecuada notificación de todos aquellas
personas que pudieran tener un interés en el resultado del litigio, de manera de asegurarles tanto la
alternativa de optar por quedar fuera del pleito como la de comparecer en él como parte o
contraparte.
Se deben implementar adecuadas medidas de publicidad orientadas a evitar la multiplicación o
superposición de procesos colectivos con un mismo objeto a fin de aventar el peligro de que se
dicten sentencias disímiles o contradictorias sobre idénticos puntos.

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