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INSTITUTO UNIVERSITARIO

CARL ROGERS

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

CLAVE: S.E.P.: 21MSU1030C

TESIS

USO DE TÉCNICAS GESTALT, PARA IDENTIFICAR Y ABORDAR LOS


BLOQUEOS DEL CICLO DE LA EXPERIENCIA EN MUJERES VICTIMAS DE
ABUSO SEXUAL

PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRA EN PSICOTERAPIA HUMANISTA

PRESENTA

Elizabeth Guadalupe Cisneros Acuña

Acapulco Gro. 2021


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Resumen

El abuso sexual en mujeres no es algo normal ni algo que deba tolerarse, en México

seis de cada diez mujeres han sido víctimas de abuso sexual, por consiguiente, la

cifra de mujeres que demandan dicho abuso es la misma.

Es importante mencionar que las mujeres han hecho una llamada a las

autoridades correspondientes, a las instituciones públicas y a la misma sociedad que

haya un compromiso para que se implanten programas de prevención, atención y así

mismo sancionar a los agresores.

Es importante que las autoridades no esperen a que la víctima sea agredida

físicamente para poder llevar acabo la demandar, porque lo que se debe sancionar el

abuso sexual verbal, de esta manera la mujer no es expuesta a seguir siendo víctima

de violencia.

Así mismo el abuso sexual se lleva a cabo en diferentes ámbitos de la vida,

como puede ser en el laboral, sentimental, escolar, social, cibernético y político, a

nivel global una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física, en algunos países

esta proporción aumenta a siete de cada diez.

Por lo que, la campaña, escúchame también, tuvo como resultado que las

naciones unidas reconozcan la determinación y valentía de las mujeres. Por

consiguiente, como resultado de campañas de mujeres que han sido víctimas de

abuso sexual y que comparten su experiencia, la Onu menciona la importancia del

acompañamiento terapéutico al igual que la empatía hacia la víctima durante el


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proceso, debido a que la víctima tiene una evitación referente al suceso traumático

que la impedida tener una funcionalidad en diferentes ámbitos.

Cabe mencionar que el daño psicológico en la victima puede incrementar de

no recibir atención terapéutica por un profesionista. Es por ello que la onu ha

incrementado talleres para la prevención de la violencia contra la mujer, así mismo

ha realizado encuentros virtuales para la construcción del acceso a la justicia para

las víctimas.
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Índice

Capítulo I. Introducción..............................................................................................7

1.1 Planteamiento del problema..............................................................................................7


1.2 Hipótesis..........................................................................................................................10
1.3 Objetivos..........................................................................................................................11
Generales:...................................................................................................................................11
Particulares:.............................................................................................................................11
Específico.................................................................................................................................11
1.4 Importantica del estudio...................................................................................................12
1.5 Limitaciones...........................................................................................................................16
1.5 Definición de términos......................................................................................................17

Capítulo II. Marco teórico.........................................................................................18

2.1.1 Ciclo de la experiencia....................................................................................21

2.1.2 Relación entre las fases y los bloqueos.........................................................25

2.1.3. Violencia, acoso y abuso sexual...................................................................29

2.1.4. Abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes..........................................33

2.1.5. Abuso sexual en mujeres..............................................................................39

2.1.6.1. Factores que impiden reportar el abuso sexual.........................................42

2.1.6. Factores impiden predecir el abuso sexual...................................................44

2.1.7. Conductas y personalidad del agresor..........................................................45


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2.1.8. Consecuencias del abuso.............................................................................50

2.1.9 . Bloqueos formados por abuso sexual..........................................................54

2.1.10. Abordaje terapéutico....................................................................................57

Capitulo III. Metodología..........................................................................................70

3.1. Sujetos………...................................................................................................70

3.2. Material………..................................................................................................70

3.3. Procedimientos.................................................................................................70

Referencias…………...............................................................................................71

Documentos oficiales:..............................................................................................71

Artículos periodísticos..............................................................................................72

Libros…………………..............................................................................................72

Tesis………………...................................................................................................74

Documentos de internet...........................................................................................74

Artículos científicos..................................................................................................76
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Capítulo I. Introducción

1.1 Planteamiento del problema

Las mujeres víctimas de abuso sexual, desarrollan diferentes bloqueos del ciclo de la
experiencia, para afrontar lo vivido. Cabe mencionar que la salud sexual es
importante para la salud emocional, así pues, cuando una persona es víctima de
abuso sexual, su organismo se ve afectado, teniendo como resultado la formación de
diferentes bloqueos en su ciclo de la experiencia, al formarse los bloqueos las
víctimas comienzan a evadir, y dejan de contactar con su exterior, protegiéndose
físicamente, así como emocionalmente. Teniendo como resultado no darse cuenta
de sus necesidades en su aquí y ahora impidiéndole a la víctima estar en reposo.

La Revista Colombiana de Psiquiatría (2008) afirma que:

La violencia sexual se define como toda acción u omisión,


voluntaria o involuntaria, protagonizada por un hombre o una mujer,
contra otro hombre o mujer que causa daño físico o emocional, vulnera
los derechos sexuales de la otra persona, le impide o limita la
satisfacción de sus necesidades sexuales e inhibe el pleno desarrollo
de su sexualidad (párr. 6).

Con base a lo anterior, cada víctima de abuso sexual tiene características


diferentes, en efecto la característica hermanada es; evitar (el recuerdo, sentir,
enfrentar, hablar referente al abuso sexual, etc). Cabe mencionar que la ONU
mujeres (2020) expone que: “A escala mundial, el 35 por ciento de las mujeres ha
experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o
violencia sexual perpetrada por una persona distinta de su pareja” (Párrafo 2).

Por consiguiente, las víctimas de abuso sexual, callan la agresión,


suprimiendo así sus emociones, de esta manera empiezan a presentarse actitudes y
se desarrollan características que forman en su ciclo de la experiencia los bloqueos
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de retención, desensibilización, proyección, introyección, retroflexión, deflexión,


confluencia, fijación.

Como lo menciona De Lima, A. y Flores, M. (2017).


Las personas que han atravesado por una situación traumática
generalmente evidencian algún tipo de secuela en diferentes áreas. En el caso
del abuso sexual infantil (ASI) sus manifestaciones son diversas, pudiendo
presentarse no sólo al momento del trauma, sino en la adultez como un efecto
tardío o una consecuencia que nunca ha dejado de estar presente. Según la
teoría y la información recogida de las entrevistas, las principales
consecuencias del ASI se dan a nivel físico, cognitivo, emocional,
comportamental, relacional y sexual (p. 65).
Cabe mencionar que el primer contacto que se tuvo con una víctima de abuso
sexual, fue en un taller impartido en una secundaria, al realizar un ejercicio de
abrazos, la persona comenzó a llorar, mencionando que sic pac: “estaba harta que
se acercaran para hacerle daño”, posteriormente expreso el suceso del abuso
sexual, el agresor era su padrastro, por lo que ella no menciono nada, así mismo
evito estar en casa. El padrastro amenazo a la víctima haciéndole creer que, si ella
dice la agresión, nadie le creería, incluyendo su madre. Como resultado la víctima se
provocó un aborto, poniendo en riesgo su vida.

Por consiguiente, el motivo por el cual la víctima no enfrentar al agresor, es


debido a la manipulación que el antes mencionado ejerce en ella. De acuerdo con
Noa Salvazan, L. Creagh Alminan, Y. y Durán Durán, Y. (2014) esta característica
supone el desconocimiento del valor de la víctima, como ser humano, cayendo en la
objetivación de esta, en lo que concierne a su libertad, autonomía, su derecho a
tomar decisiones y sus valores, este autor menciona que este tipo de tácticas van
acompañadas de amenazas y críticas que desarrollan miedo, culpa o vergüenza.

Dicha manipulación se hace presente con las siguientes frases: no te van a


creer, yo soy un adulto, nadie les cree a los niños y en el peor de los casos si dices
algo, le are daño a quien más quieres. Dichas frases están presentes en la victima.
De hecho, es en ese momento donde comienzan las emociones reprimidas, dando
como resultado la formación de bloqueos en su ciclo de la experiencia como lo son:
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Retención, desensibilización, proyección, introyección, retroflexión, deflexión,


confluencia y fijación.

Los bloqueos del ciclo de la experiencia impiden a la persona vivir su aquí y


ahora, impidiendo a la víctima estar en reposo, debido a que hay necesidades
inconclusas creadas ente el abuso sexual, necesidades que no logra identificar por lo
tanto hay gestaltes inconclusas, al no darse cuenta de lo que necesita en su aquí y
ahora, no hay una expansión de concierna, por lo que es importante eliminar los
bloqueos que presenta la víctima, para la formación del ser. ¿Cómo eliminar los
bloqueos del ciclo de la experiencia en mujeres víctimas de abuso sexual?
Indudablemente la terapia Gestalt desbloquea las fases del ciclo de la experiencia, al
satisfacer las necesidades inconclusas en el proceso de contacto, en cada abordaje
terapéutico se cierra una Gestalt atreves de técnicas adaptadas a la necesidad de la
víctima, de esta manera la consultante al darse cuenta hay una formación de figura,
así pues le facilita a la víctima identificar su necesidades teniendo una expansión de
conciencia, en su aquí y ahora, lo que significa que la víctima al cerrar una Gestalt
logra estar en reposo en la fase bloqueada.

Al vivir un abuso sexual ¿Cuáles son los bloqueos y de qué manera afectan a
la víctima en su vida cotidiana? Hay que resaltar que cada bloqueo tiene una
necesidad como son; relajación, placer, reconocimiento, aceptación, expresión,
identificación, pertenencia e independencia. Definitivamente al tener bloqueos en el
ciclo de la experiencia, dichas necesidades se ven alteradas al estar bloqueadas.
Teniendo como resultado problemas de salud, problemas al momento de
relacionarse, así como problemas con su pareja amorosa.

El abordaje en mujeres víctimas de abuso sexual, requiere ser de manera


individual, tomando en cuenta la edad en que suscitó el abuso sexual, así como el
núcleo familiar de la víctima y su cultura. Por lo que cabe señalar que las
necesidades inconclusas de cada víctima de abuso sexual son diferentes, por tanto,
el proceso terapéutico debe ser adaptable para cada persona, por lo que creo
9

importante conocer el abordaje terapéutico Gestalt en víctimas de abuso sexual


¿Cuál es el abordaje terapéutico Gestalt en mujeres víctimas de abuso sexual? En
efecto el acompañamiento, la empatía, el amor, y el respetar el ritmo del consultante
son características de un terapeuta Gestalt, es decir que el abordaje en víctimas de
abuso sexual es adaptado a la necesidad emocional y al ambiente en el que se
encuentra la víctima.

1.2 Hipótesis

El abordaje terapéutico Gestáltico es un tratamiento eficaz en víctimas de

abuso sexual, al identificar y eliminar los bloqueos del ciclo de la experiencia, debido

a que la persona al darse cuenta, le permite tener expansión de conciencia e

identificar las necesidades inconclusas que debe satisfacer en su aquí y ahora.

1.3 Objetivos

Generales:

 Conocer el abordaje terapéutico Gestalt y técnicas aplicadas en mujeres

víctimas de abuso sexual, para la eliminación de los bloqueos del ciclo de la

experiencia.

Particulares:

 Investigar los alcances psicológicos emocionales, sociales y sexuales en

mujeres víctimas de abuso sexual

 Indagar los resultados del abordaje terapéutico Gestalt.


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Específico

 Identificar las emociones reprimidas en las mujeres víctimas de abuso sexual

 Categorizar los bloqueos desarrollados en víctimas de acuerdo a edad y cultura

de la victima

 Demostrar que el abordaje gestáltico funciona para fomentar la manifestación

de emociones por medio de sus técnicas

 Conocer cómo se encuentra el ciclo de la experiencia, después del abordaje

1.4 Importantica del estudio

El abuso sexual en mujeres, es más común, en la niñez, ya que es la etapa en

donde la persona se encuentra indefensa, y es más fácil de manipular, la niña es

privada de sus derechos y su bienestar emocional, el abuso sexual es llevado acabo

carnalmente o con objetos, y el agresor puede ser mayor de edad o menor. Cabe

mencionar que el agresor no es menor que la víctima, ya que el agresor siente un

poder hacia la víctima y se considera más fuerte.

Como menciona Rudas M. Valencia, S. (2019).

…los niños, niñas y adolescentes fueron los más afectados, con un


total del 85,08 % de los casos entre el rango de edad de 0 a 17 años.
Sigue predominando como presunto agresor algún familiar de la
víctima, con un 40,50 % de los casos registrados (párr. 19).

Así pues, algunas niñas abusadas sexualmente, llegan a interpretar el abuso

como una manera de recibir afecto por parte del agresor, lo que significa que

normalizan de alguna manera dicha agresión, aunque sean lastimadas físicamente y

emocionalmente.
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Así mismo el sentimiento de culpa se manifiesta, debido a las creencias de

que son responsables del abuso y la confianza hacia las demás personas se ve

afectada.

Cabe mencionar que el abuso sexual no solo es penetración, como

mayormente se considera, el abuso sexual según Planned Parenthood (2021) “…se

refiere a cualquier contacto sexual no deseado. Sucede cuando alguien te fuerza o

presiona (sea física o emocionalmente) a que hagas alguna cosa de tipo sexual. La

violación es cuando alguien te fuerza o presiona para que tengas sexo” (párr. 2).

Dicho esto, la mayoría de las mujeres no demandan el abuso, debido a que, si

no hubo penetración, no lo consideran como abuso sexual, por lo que es callado y

su emoción es reprimida. Es por ello que el proceso psicoterapéutico Gestalt, es

aplicable en mujeres víctimas de abuso sexual, debido a que el acompañamiento no

es agresivo, va al ritmo de la persona y las técnicas aplicadas, ayudan a la persona

a desbloquear los bloqueos desarrollados en el ciclo de la experiencia después del

abuso sexual.

Checar redacción Posterior a ello los bloqueos se manifiestan en la vida

cotidiana de la persona y presentan las siguientes características:

De acuerdo a Loufer. D. (1993):

…las características de las personas que ejercen violencia, maltrato y abuso


dentro del ámbito familiar casi todos tienen un patrón común que los lleva a
ejercer estas actitudes que incluyen agresión física, psicológica, sexual,
económica y patrimonial. Están incluidos el maltrato infantil en todas sus
formas y el abuso infantil. En general son individuos que no pueden controlar
sus impulsos, y que tienen carencias afectivas e incapacidad para resolver
problemas. Muchas veces aparentan ser sumisos. Suelen tener baja
autoestima y tienen serias dificultades en demostrar afecto (párr. 4).
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Cabe mencionar que los temores que presentan las víctimas de abuso sexual
son: a sufrir, al castigo, al rechazo, a enfrentar, al abandono, a ser libres, por
consiguiente, tiene conflictos en su entorno y de manera personal (Salamá, 1990).
Teniendo en cuenta las fases bloqueadas del ciclo de la experiencia, el abordaje
terapéutico Gestalt, es adaptado de acuerdo a la persona y la manera que se suscitó
el abuso sexual, así como la edad, y si el agresor es cercano. Por esta razón
teniendo identificado el bloqueo que más le afecta en su aquí y ahora, se aborda con
una técnica Gestalt, como puede ser expresiva, integrativa o supresiva, esto
depende de cual sea la necesidad y estado emocional de la persona. De esta
manera no se pone en riesgo a la víctima físicamente, ni emocionalmente.

En definitiva, al abordar los bloqueos identificados con técnicas gestálticas, la


víctima se ve beneficiada al expresar lo que ha callado después del abuso sexual,
esto es consiguiente al aplicar técnica expresiva. Al igual con la técnica integrativa, la
victima dejará de culparse por lo sucedido y se dará la oportunidad de relacionarse
con su entorno, empezará a darse cuenta lo que le afecta en su aquí ahora, así pues,
contactará con sus polaridades formando una homeostasis en ellas. Mientras que la
técnica supresiva, dirige a la víctima a contactar con el acontecimiento que ha
evadido después de haberlo vivenciado, por lo que contactará con las emociones
que por igual ha evadido, teniendo como objetivo, satisfacer la necesidad inconclusa
que tuvo la víctima durante el abuso. Como objetivo, que la víctima contacte con sus
emociones, y pase del precontacto al contacto. De modo que las técnicas pueden ser
repetidas durante el abordaje terapéutico

Crampien C. y Martinez V. manifiesta que:

…fenomenológicamente, como pertenecientes a la clase de


emociones morales. Se han descrito algunas distinciones entre las
experiencias de vergüenza y culpa. La más importante es que la
vergüenza involucra a todo el sí mismo, mientras que la culpa se limita
a aspectos específicos, en particular, a las acciones. En otras palabras,
la vergüenza es acerca del, ser, mientras que la culpa es sobre, el
hacer (párr. 9).
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Es importante resaltar que las fases del ciclo de la experiencia ya no se verán


perjudicadas por bloqueos desarrollados ante el abuso sexual. Permitiendo a la
víctima estar en reposo en sus ocho fases, que le permitirán identificar cual es el
bloqueo del ciclo de la experiencia que le afecta más a la víctima en su aquí y ahora.
Así mismo modifica sus actitudes y con ello su estilo de vida. Viéndose reflejado en
su forma de vestir, de dirigirse hacia los demás, su seguridad, la interacción con su
pareja, físicamente y emocionalmente.

Al realizar las consignas, la victima empezará a responsabilizarse y se dará


cuenta que puede vivir dejando atrás el papel de víctima, empezando ser solo una
mujer que vive su aquí y ahora. Lo que significa que al aplicar un abordaje
terapéutico Gestalt, contactará con el aquí y hora, omitiendo el pasado, de esta
manera la victima deja en el pasado al agresor.

En efecto la persona deja de sufrir, ya que se da cuenta que es por decisión


propia, debido a que el agresor no está en ese momento con ella, en el momento que
la víctima se da cuenta que ella tiene responsabilidad en sus emociones y
pensamientos, comienza a decidir que necesita en su aquí y ahora, omitiendo los
deberíamos, los hubieras, al igual que el sentido de culpa, de esta manera sabrá las
fortalezas que tiene y que debilidades debe transformar en fortalezas.

Teniendo como resultado un cambio de actitud y de estilo de vida,


contactando con sus emociones y permitiéndose contactar con el exterior, como lo
son las personas que la rodean, ya no estará alerta, porque se dará cuenta que tiene
una edad distinta a la que tenía cuando vivencio el abuso, que tiene otros recursos
que en su momento no tenía.

Así pues, el sueño ya no será una complicación para ella, ya que tendrá
confianza en el espacio en el que se encuentra, ya que ella ha decidido estar ahí, y si
lo ha decidió es porque es un lugar seguro para ella.

Los comportamientos de ira se mermarán, debido en que, al satisfacer las


necesidades de ira, va fluir su energía, y dejara de haber ira deprimida y no
controlada. Por lo anterior, las mujeres víctimas de abuso sexual, suprimen
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necesidades ante dicho suceso, teniendo como resultando la formación de diferentes


bloqueos del ciclo de la experiencia, que le impiden estar en reposo y tener
funcionalidad en diferentes áreas de su vida.

Menciona Burga, R. (1981) que:

… el organismo presta atención a cuestiones de importancia


para su preservación y supervivencia. Posee necesidades que
tienen que ser satisfechas para vivir y lo logra a través de un
proceso que trata de mantener el equilibrio. Al proceso de
satisfacer las necesidades se le denomina "Autorregulación
Organísmica". Permite al organismo interactuar y contactarse con
su ambiente; para lograr esto, la Gestalt pone énfasis en el
"darse cuenta". Darse cuenta de uno mismo, del ambiente y del
contacto entre ellos en el presente, en el aquí y ahora. Según
Perls todo es un proceso de awareness de lo existente (Párr 24).
Por lo que las víctimas de abuso sexual, en dichos comportamientos de ira
pueden llegar hacerse daño ellas mismas, debido a la emoción suprimida y al no
darse cuenta de las necesidades en su aquí y ahora, teniendo como resultado una
desconexión de su organismo con su ambiente y con ella misma .

1.5 Limitaciones

Al analizar el bordaje terapéutico presencial aplicado en mujeres víctimas de abuso

sexual en tiempo de pandemia, se observa que la información es confidencial, e

investigaciones de abordaje terapéutico Gestalt, así como libros, cuesta trabajo

encontrarlos.

Pocas investigaciones encontradas acerca de la teleterapia, a consecuencia

de la contingencia por la aparición del virus Covid-19, ya que asociaciones de


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víctimas de abuso sexual, así como terapeutas dejaron de atender, teniendo como

resultado, la disminución de información referente al tema.

Así mismo indagar en que se vio afectado el abordaje terapéutico presencial

donde se identificaba la fenomenología durante las sesiones. Ya que los terapeutas

están trabajando online, o algunos dejaron de trabajar, así mismo conocer a fondo

los contras del abordaje terapéutico online, es complicado, ahora se les contacta por

celular, correo o red social, por lo que la respuesta es tardada.

1.5 Definición de términos

Acción: la persona logra el contacto, con lo que necesita o desea, a través de haber
movilizado y dirigido su energía. Se está satisfaciendo esa necesidad.

Awareness: darse cuenta de lo que uno persona siente y percibe de la realidad para
entrar en contacto consigo mismo.

Bloqueo: desensibilización (no siento nada) hay hiperelajación o contracción


muscular, sensaciones que no entiendo o veo, atención selectiva.
Confluencia: no existen límites entre el yo y los otros, entre la persona y el ambiente
Contacto: la persona logra alcanzar lo que requería para satisfacer esa necesidad, se
siente bien, con lo cual se cierra este ciclo y la persona está en condiciones de
empezar otro, esto se reproduce de manera incesante.
El Ciclo de la Experiencia: la persona realiza contacto consigo mismo y con el medio
en el cual se desenvuelve, se relaciona con el surgimiento de las necesidades y la
satisfacción de éstas, puede presentar diversos matices o bloqueos, sin embargo,
siempre está orientado hacia la homeostasis del organismo.
Escisión: La escisión es la separación mental de objetos en sus aspectos bueno y
malo.
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Fenomenología: escuchar, observar, ponerte en los zapatos del otro, sin dejar los
tuyos.
Homeóstasis: es la tendencia general de todo organismo al restablecimiento del
equilibrio interno cada vez que éste es alterado.
Penetración: pasar a través de un cuerpo, con genitales, objetos o partes del
cuerpo humano.

Capítulo II. Marco teórico

2.1. Psicoterapia Gestalt

El proceso histórico de conformación y reconocimiento de la Psicoterapia Gestalt


como modelo terapéutico holístico inicia desde el origen mismo del termino que le da
nombre: Gestalt. Existen una cantidad considerable de propuestas sobre el origen
etimológico de la palabra sin embargo, la más aceptada actualmente reconoce al
termino como una palabra alemana sin traducción literal al español cuyo significado
refiere a la forma o contorno de un objeto que puede ser o no palpable.

De acuerdo a Ginger S. (2003):


La palabra Gestalt aparece por primera vez en mil quinientos veintitrés
(en una traducción de la biblia). Está formada a partir de un participio pasado,
puesto delante de los ojos, expuesto a las miradas y tiene por lo tanto la
misma etimología que prostituido, puesto adelante, expuesto adelante (párr.
4).

Durante el curso de la historia el termino trasciende su origen bíblico y se


adhiere al lenguaje alemán expresando una forma de reconocimiento de la existencia
de un algo que bien se entiende como un ser, un objeto, una idea o una imagen. Es
en este punto que Gestalt como palabra comienza a tener un significado de
integración, es decir una totalidad: una forma.

Para algunos teóricos el término Gestalt tiene una traducción bien definida.
Aznar-Casanova 1991, menciona que:
17

(...) Se traduce literalmente como 'forma'; sin embargo, tiene la


connotación de 'estructura configuracional' y define el enfoque adoptado por
esta escuela, que se centró en el problema de la organización perceptual,
desarrollando ingeniosos experimentos y demostraciones originales de
numerosos fenómenos perceptuales. Especialmente, destacaron los principios
de organización de modelos bidimensionales y ofrecieron su interpretación de
las constancias del tamaño, forma, brillantez y color, así como de los
movimientos aparentes, partiendo de una descripción fenomenológica (p. 52).

Así, la palabra gestalt deja de ser un termino meramente lingüístico y se


añade a la terminología de las ciencias del comportamiento. Por ello entender la
psicoterapia Gestalt atraviesa un proceso de reconocimiento de sus antecedentes,
por tanto, es importante aclarar la diferencia entre la psicología de la Gestalt y la
Psicoterapia Gestalt.

La psicología de la Gestalt se refiere a una corriente de la psicología de origen


alemán basada en la configuración que la mente realiza de los elementos de origen
sensorial o del proceso de pensamiento y memoria (Braunstein, et al., 1976).

En su origen esta teoría abordaba el estudio de los fenómenos de la


percepción acuñando el concepto de figura-fondo. La psicología de la forma, como
también es conocida basa su ejercicio teórico en la percepción humana de las
totalidades, en su propio sistema de figura y fondo y la capacidad de abstraer ambos
elementos sin que estos sean disociables.

De acuerdo a Hothersall (2005):


Inicialmente los tres fundadores de la psicología de la Gestalt, Max
Wertheimer, Kurt Koffka y Wolfgang Köhler, estaban interesados en la
percepción. Más tarde sus intereses se ampliaron hasta incluir aprendizaje,
solución de problemas y cognición, pero dentro de la psicología de la Gestalt
dichos temas fueron tratados como fenómenos totales. Más tarde, uno de sus
colegas, Kurt Lewin, adoptó la perspectiva de la Gestalt para desarrollar una
innovadora teoría de campo, la cual empleaba para dirigir gran variedad de
temas y asuntos relacionados con el desarrollo infantil, la dirección industrial y
la psicología social (p. 230).
18

La Psicoterapia Gestalt se trata de una perspectiva integral que se aboca en la


toma de conciencia, la autorrealización y el desarrollo del potencial de los
consultantes.

De acuerdo al Instituto de Terapia Gestalt (2021) esta concepción terapéutica


se concibe como una filosofía de vida basada en el contacto continuo con el
presente, el momento aquí y ahora, en el que el paciente se entiende como experto
en si mismo y el terapeuta es el acompañante de su autodescubrimiento. En este
sentido se interpreta como la forma que toman las emociones, facilitando la
descripción de ellas en el aquí y ahora, teniendo como resultado una descripción
fenomenológica, es decir una descripción de su totalidad.

La Psicoterapia Gestalt surge durante la primera mitad del Siglo XX en


Alemania, de la mano de Fritz y Laura Perls a quienes se les considera sus
principales fundadores.

La psicoterapia Gestalt nace con una fuerte influencia humanista y con


múltiples bases teóricas y filosóficas entre las que destacan el pensamiento oriental,
esencialmente el taoísmo en la forma de la búsqueda del posicionamiento mental en
el aquí y el ahora; y el psicoanálisis de Freud del cual Perls se convertirá en critico y
disidente más adelante (Sarrió, 2017).

Incluso antes, Perls tenía ya experiencias negativas entorno al psicoanálisis,


principalmente por que años antes algunos prestigiosos miembros de esta escuela le
ridiculizaron por sus aportes y critica a los modelos exclusivamente intrapersonales.
Pese a ello la pareja Fritz y Laura Perls comenzó a ser conocida en el mundo del
psicoanálisis en Europa y una vez terminados los lazos laborales pendientes en
Alemania y Sudáfrica, llegaron a Estados Unidos en donde comienzan a relacionarse
con los principales exponentes de la escuela americana siendo nuevamente
rechazado por proponer un modelo holístico. Finalmente, abandonan el psicoanálisis
19

debido a diferencias con la escuela neoyorkina pero sobre todo por un debilitamiento
de la percepción que el tenia sobre esta.

Sin embargo, no fue hasta 1951 que junto a Paul Goodman y Ralph Hefferline
se sientan las bases teóricas fundamentales a través del libro Terapia Gestalt:
Excitación y Crecimiento de la Personalidad Humana (Sarrió, 2017).

Años después Perls recupera ciertos conceptos clave de la psicología de la


forma tales como la noción de la figura-fondo y la Gestalt incompleta. La primera
corresponderá a la conceptualización del ser humano, una percepción de la totalidad
del mismo, cuyos elementos representativos pueden ser descritos pero conforman
una sola entidad indivisible (Carmona, 2021).

La figura-fondo visto desde la Gestalt adquiere ahora un significado holístico,


la plena indivisibilidad de los factores que conforman el objeto. Una traslación de este
concepto a la realidad palpable la encontramos en la forma en la que el ser humano
actua motivado no solo desde sus impulsos internos, si no también de los estímulos
externos que pueden contribuir a su fortalecimiento o debilitamiento. El ser humano
es un recipiente de si mismo y de todo cuanto le acontece.

La Gestalt incompleta, por otro lado, se aborda como la ley del cierre, que
expresa la tendencia de los sujetos a completar aquello que perciben a pesar de que
se encuentre incompleto, de manera que toda persona tiende a completar su propia
existencia, similar a como el organismo tiende a un equilibrio armónico a través de la
autorregulación (Peñarrubia, 2008).

Entre los puntos divergentes destacan, por ejemplo, el inconsciente, que en


Gestalt se aborda desde el awereness, el darse cuenta; debido a que se considera
imposible la falta de contacto con la realidad, en este sentido la psicoterapia
20

gestáltica se centra en lo que una persona sabe o siente sobre si misma a nivel
emocional, corporal y en general cualquier vía observable.

Al conflicto entre el organismo y el entorno se le asigna el concepto de lo


inconcluso, lo prohibido por el entorno que en este caso actúa como sinónimo
divergente de la neurosis psicoanalítica (Carmona, 2021).

Para el psicoanálisis la neurosis deriva del conflicto del ser sobre su medio y
es estático, mientras que la para la escuela gestáltica este mismo conflicto es el
inicio de diversos conflictos posteriores dado que la interrupción de una etapa,
necesidad o prohibición de algún deseo causa que el sujeto busque cerrar esta
ventana lo que a la postre se convierte en patrones recursivos.

Por otro lado, no se busca eliminar la resistencia si no recuperarla en sentido


favorable (Shepherd, 1970).

Dentro de la práctica clínica la psicoterapia Gestalt promueve la participación


activa por parte del terapeuta, que confronte al paciente con su ceguera y devuelva
sus proyecciones contrario a la necesidad de una actitud neutral por parte del
terapeuta.

Como señala la Asociación Española Terapia Gestalt (2021):


La Terapia Gestalt adopta una posición sumamente novedosa, rompe
con la causalidad lineal, con la noción de interno versus externo o real y
contempla al sujeto como animal-social. Sitúa sus conflictos neuróticos o
psicóticos en un contexto o situación. Los problemas psicológicos de las
personas, pasan de ser internos a ser “problemas de contacto” (se aborda la
dimensión relacional de todo síntoma) con el entorno y eso no puede ocurrir
más que “aquí y ahora (párr. 10).
21

2.1.1 Ciclo de la experiencia

La Psicoterapia Gestalt incorpora de la corriente psicológica que le antecede la


noción de que el individuo, en tanto receptor, organiza y da forma al conjunto de
datos que se le presentan configurando totalidades, denominadas gestalts de
manera subjetiva y que estas componen la experiencia humana que, además, se ven
influidas por las necesidades, impulsos e intereses del mismo.

Es así como denomina al ciclo de la experiencia Gestalt, como: ciclo de la


experiencia organismica, teniendo como objetivo el contacto, para tener
autorregulación, haciendo contacto consigo mismo y con su exterior (Goodman, et
al.,1951).

En su conformación más clásica, este ciclo interpreta la forma en que los


sujetos se relacionan con su entorno y consigo mismos. Explica además la
configuración del proceso figura-fondo, identificando la forma en la que las figuras se
abstraen del fondo y que, al satisfacer la necesidad, estas desaparecen. Este
proceso ocurre cuando surge una necesidad; el individuo, consciente de esta, analiza
su entorno e identifica el elemento que lo satisface, es decir, lo convierte en figura,
destacándola por sobre otros: el fondo. Posteriormente el organismo entra en un
proceso de movilización de fuerzas para alcanzar el elemento deseado, entrar en
contacto con este satisfaciendo la necesidad surgida y entrando en reposo
nuevamente.

Al respecto Zinker (citado en Sarrió, 2012) menciona que:

El llamado ciclo de la experiencia en la Terapia Gestalt es el núcleo


básico de la vida humana, dado que ésta no es más que la sucesión
interminable de ciclos. También se le conoce como el “Ciclo de la
autorregulación orgánismica”, pues se considera que el organismo sabe lo que
le conviene y tiende a regularse por sí mismo (Párr. 2).
22

En la aproximación clásica de este ciclo existen seis etapas denominadas:

1) Reposo: Etapa en la que el sujeto ya ha resuelto una Gestalt es decir una


necesidad previa y se encuentra en estado de equilibrio.

2) Sensación: Etapa en la que el sujeto ve interrumpido su estado de reposo


debido a la percepción de un “algo” inespecífico.
3) Darse cuenta o formación de figura: Etapa en la que la sensación se identifica
como una necesidad específica y aquello que la satisface, en sentido práctico
se forma una figura o Gestalt.

4) Energización: Etapa en la que el sujeto reúne la fuerza o concentración


requerida para satisfacer la necesidad.

5) Acción: Etapa en la que el individuo concentra su energía y moviliza su cuerpo


para encaminarse a la satisfacción de la necesidad activamente.

6) Contacto: Última etapa, en la se produce el enlace entre el elemento que


satisface la necesidad y el sujeto con lo que se satisface esta última.

Al ser una disciplina en constante evolución, a este proceso se le han


incorporado algunas fases, además de otros elementos teóricos. La propuesta más
reciente a este proceso es el Ciclo Gestalt de Salama (CGS) en el que se describe el
ciclo de la experiencia como un octograma, el cual está constituido por ocho fases,
además de las partes de cada una de ellas (Salama, 2012).

Esta propuesta identifica las diferentes etapas por las que pasa la energía
destinada a satisfacer las necesidades. En primera instancia se distinguen la parte
pasiva, en la que el organismo después de un proceso de equilibrio y sensación
23

entra en preparación energética y la parte activa en la cual el individuo aplica esta


energía para resolver necesidades emergentes.

La parte pasiva su vez se subdivide en zona interna, que se caracteriza por el


equilibrio y la sensación no racionalizada; y la zona de fantasía en la que se identifica
la Gestalt y se entra en preparación energética. La parte activa, se integra por la
zona externa que se caracteriza por el proceso del evento de resolución de la
necesidad; y el continuo de conciencia que prepara al organismo para asimilar la
experiencia y continuar un nuevo proceso (Salama, 2006).
Así el CGS se conforma por los siguientes pasos:

a) Reposo: Que surge del punto de la indiferenciación creativa, es un estado de


equilibrio y punto de inicio de una nueva experiencia. Se asume el estado
vacío fértil, es decir, un momento en el cual están presentes todas las
potencialidades o condiciones sobre las cuales emergerá una nueva Gestalt.
Se asume que las necesidades psicológicas son equivalentes a las
necesidades fisiológicas.

b) Sensación: Que determina la identificación no solo del surgimiento de una


percepción vaga de necesidad indistinguible sino además de la zona interna a
la cual corresponde. Se trata del surgimiento de una necesidad que provoca
tensión en el organismo que pese a no estar concientizada está presente. En
este ciclo, se añade la sensación de la experiencia previa.

c) Formación de la figura: Que establece a nivel de la fantasía aquello que


motiva la necesidad y se entra en conciencia de la sensación. En esta etapa el
organismo reconoce activamente la necesidad y aquello que la satisface.

d) Movilización de la energía: Que reúne la energía necesaria para llevar a cabo


la necesidad emergente. En esta fase el individuo identifica alternativas sobre
la acción en una zona intermedia.
24

e) Acción: Que activa al organismo, movilizándolo hacia el elemento relacional o


de interés. Se emplea el cuerpo de manera física para lograr la satisfacción de
la necesidad, se actúa en la zona externa.

f) Precontacto: Se identifica el objeto relacional o elemento de interés con el que


se ha decidido entrar en contacto. Se localiza la fuente de satisfacción y la
energía reunida se dirige hacia ella en un contacto parcial.

g) Contacto: Que establece contacto pleno entre el individuo y el satisfactor. Así,


el organismo obtiene placer y satisface la necesidad.

h) Poscontacto: Que implica la desenergización hacia el reposo y la asimilación


de la experiencia en el continuo de conciencia.

Una vez concluida la última etapa se regresa al estado de equilibrio o


indiferenciación creativa a la espera de un nuevo ciclo gestáltico.

2.1.2 Relación entre las fases y los bloqueos

Como se ha descrito, la aproximación de Salama describe las fases del ciclo de la


como un octográma conceptual que se divide en reposo, sensación, formación de
figura, movilización de energía, acción, precontacto, contacto, postcontacto. Cada
fase representa una zona de la línea de frontera (la zona interna, externa y la zona
de la fantasía) que se ve perjudicada cuando la persona no satisface su necesidad,
bloqueando así la energía obtenida ante un suceso vivenciado por parte de la
persona.

El Instituto Americano de Formación e Investigación (IAFI) (2017) expone que:


25

El ciclo de la experiencia de la Gestalt nos muestra los diferentes


mecanismos de interrupción que, inconscientemente, utilizamos para no
completar las necesidades psicológicas que tenemos, es decir, cómo se
interrumpe la autorregulación psíquica, también conocida como homeóstasis.
Cuando esto sucede, decimos que estamos ante una neurosis. Muchas veces
no somos conscientes de nuestras propias necesidades. (...) Sin embargo,
nuestro organismo nos avisa. Otras veces, no emprendemos acción alguna, y
si lo hacemos, disipamos la energía para cualquier lado (parr.1)

Cada fase del proceso interrumpido desencadena un bloqueo especifico que


afecta al individuo y a la relación con su entorno. Así, cada forma de bloqueo debe
abordarse terapéuticamente de manera individual y tomando en cuenta las
condiciones que lo desencadenaron.

De acuerdo a Kepner (1987) los bloqueos pueden adoptar diversos nombres


tales como resistencias o interacciones resistentes, sin embargo, identifican el mismo
fenómeno de interrupciones del ciclo gestáltico.

Se conocen hasta ocho tipos de bloqueo:

Cuadro 1. Relación Fase-Bloqueo del ciclo de la experiencia


Fase del ciclo Caracterización Bloqueo
Postergación
Reposo Indefinición creativa y equilibrio.

Sensación Surgimiento de la necesidad Desensibilización


Formación de la Reconocimiento de la necesidad y su
Proyección
figura posible satisfactor.
Movilización de
Concentración de energía y planeación Introyección
la energía
Movimiento del cuerpo para satisfacer la
Acción Retroflexión
necesidad
Precontacto Contacto parcial Deflexión
26

Contacto pleno con el elemento objeto de


Contacto Confluencia
la necesidad
Fin del contacto, desenergización y
Postcontacto Fijación
vuelta al reposo.
Fuente: Elaboración propia con datos de Stange y Lecona (2014) Disponible en:
https://docs.bvsalud.org/biblioref/2018/06/905603/eureka-11-1-17.pdf

Estos bloqueos impiden el fluir de la energía de manera inconsciente y se


pueden entender de la siguiente forma:

1. Postergación. Relacionados a trastornos del ritmo, se caracteriza por la


imposibilidad de avanzar de una experiencia a otra, posponiendo las
necesidades al futuro, pudiendo ser un acto voluntario o un impulso.

2. Desensibilización. Ocurre cuando existe interrupción entre la sensación y la


conciencia, en este bloqueo la persona puede experimentar el surgimiento de
una necesidad sin comprender lo que significan, porque las emociones se
encuentran en un estado de bloqueo lo que provoca ansiedad, miedo o
imposibilidad de acción.

3. Proyección. Que es la tendencia de hacer responsable a otros o al ambiente


de lo se origina en el ser mismo. El proyector confiere una existencia fuera de
el, lo que le permite culpar a los demás por su situación sin encarar que parten
de el mismo. En este bloqueo el sujeto presenta un mecanismo para evitar
apropiarse de su realidad.

4. Introyección. Se trata de las actividades, sentimientos y actitudes que se


realizan sin digerirlos e impiden el flujo de los impulsos y la satisfacción de las
necesidades. Se le considera cuerpos extraños agregados a la personalidad.
Sin embargo, los introyectos no siempre son negativos, ya que a través de
estos se asimilan acuerdos, hábitos y normas sociales.
27

5. Retroflexión. Responde a la actitud de hacer en uno mismo lo que quisiera


hacer o que le hiciera el otro. Este bloqueo facilita el aislamiento. Una persona
al retroflectar reprime o inhibe la tensión de su organismo, reflejado en una
conducta autodestructiva.

6. Deflexión. Es un bloqueo que se emplea como una manera de evitar el


enfrentamiento o contacto de una forma directa con otra persona y puede ser
usada al iniciar o responder al contacto. En términos generales se trata de la
interrupción entre la acción y el contacto; de una falta de contacto entre el
mismo y su entorno.

7. Confluencia. Se define cómo la condición de no contacto, a pesar de un a


constante interacción. Un estado patológico de confluencia impide establecer
limites entre uno mismo el contexto, además de que le es imposible mantener
contacto consigo mismo; se caracteriza por respuestas poco elaboradas o
infantiles.

8. Fijación. Consiste en recordar una experiencia de manera repetitiva, una


Gestalt sin cierre que implica que dicha situación sigue afectando al sujeto y
se sigue pensando en ella.

Llama la atención, como los introyectos afectan la regulación orgánismica de la


persona, y aunque son aprendidos por la persona desde la infancia, llega el
momento donde la persona comienza a preguntarse ¿Por qué lo sigo haciendo, si
me hace daño?, es en ese momento adonde comienza a darse cuenta que ya no le
es útil. Es por esta razón que las fases y los bloqueos son la representación de la
estructura actual de la persona, teniendo como resultado la figura y el fondo en su
aquí y ahora.

De acuerdo con Stange y Lecona (2014) una persona bien integrada reconoce
su capacidad para saber lo que necesita, se adapta a nuevas situaciones, transita
28

entre la individualidad y la interacción con los otros sin aferrarse esquemas que no le
funcionan. Sin embargo, mencionan que:

Al no identificar y aceptar sus necesidades reales y no establecer un


contacto adecuado con el ambiente la persona ve interrumpido su proceso de
adaptación y maduración surgiendo la neurosis. La persona se enfrenta al
contexto desempeñando diversos roles lo cual le hace perder energía,
desgastarse, desarrollando mecanismos neuróticos especiales que le ayudan
a disminuir la tensión y protegerse de los conflictos.

2.1.3. Violencia, acoso y abuso sexual

La violencia sexual es un fenómeno con un creciente impacto en América Latina; la


visibilización de estos hechos que merman la salud y el desarrollo de las víctimas se
ha incrementado durante la última década estableciendo con ello un importante
interés para su prevención y erradicación. Si bien, los conceptos de violencia, acoso
y abuso sexual forman parte del mismo fenómeno, no existe un consenso definitivo
sobre ellos. Sin embargo, se puede entender como una forma de violencia con
múltiples dimensiones en el cual predomina una motivación sexual por parte del
agresor y la manifestación de no voluntad o consentimiento por parte de la víctima.

La Organización Panamericana de la Salud (2013) define la violencia sexual:

Como todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los


comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para
comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona
mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de
esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo
(parr.1)
29

Este acto puede incluir uso de la fuerza, intimidación, extorsión y amenazas o


el supuesto de si una persona no está en condiciones de otorgar consentimiento ya
sea por los efectos de sustancias psicoactivas, ser mentalmente incapaz de decidir
por si misma o estar dormida.

El acoso comprende una forma de violencia en la que a través de


comportamientos y actitudes sean verbales o físicas se establece contacto sexual no
deseado cuyo objeto o consecuencia sea atentar contra la dignidad de la víctima,
generando un ambiente hostil, denigrante, ofensivo o molesto (Nielsen et al., 2010;
Buchanan et al., 2013).

La violencia sexual puede o no estar caracterizada por episodios de violencia


física sin embargo se ha identificado un gradiente que usualmente comienza con el
acoso verbal, seguido de coerción y coacción social, intimidación y en su forma más
grave incluye la penetración forzada.

El agresor no necesariamente tiene que ser un desconocido, de hecho, el


abuso sexual se da en gran medida dentro del núcleo cercano de la víctima, por
ejemplo, los compañeros de trabajo, la pareja e incluso miembros de su propia
familia (OMS, 2013).

La mayoría de los códigos penales consideran el abuso sexual como un delito


del cual resultan particularmente vulnerables los individuos menores de edad y las
mujeres; en este sentido, al ser un evento de interés judicial sus limites legales son
establecidos de acuerdo a las necesidades de justicia de cada región. Así, mientras
que para algunas sociedades implicará un atentado que se realiza sin violencia ni
intimidación contra la libertad sexual del individuo con o sin su consentimiento, para
otras su núcleo es el propósito final de la agresión.

Por ejemplo, de acuerdo al código penal mexicano el abuso sexual es un


delito que se ejerce contra una persona a la que se obliga a ejecutar sin su
30

consentimiento actos sexuales sin el propósito de llegar a copula, siendo agravantes


el uso de la violencia, la agresión a menores de edad o individuos incapacitados
(Obando y Dandurand, 2000).

Estas multiplicidades de definiciones resultan en una dificultad para establecer


mecanismos de prevención eficaces a nivel global, lo que ha desencadenado
iniciativas, principalmente emanadas de la perspectiva de género, que abogan por
una definición que comprenda al abuso y el acoso como parte de un fenómeno
integral de violencia sexual.

Por ejemplo, en México la Ley para Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia (2021) ofrece una definición integral que identifica el abuso sexual como
parte de:

Cualquier acto que dañe o atente contra el cuerpo o la sexualidad de la


víctima y que puede consistir en: la imposición mediante la violencia física o
psicológica de relaciones sexuales, el acoso u hostigamiento sexuales; la
mutilación genital femenina; el empleo de mujeres niñas sin su
consentimiento, y de niñas, en pornografía; los delitos contra la libertad sexual
e integridad de las personas y todos los abusos, agresiones y conductas que
atenten o limiten el derecho a la libertad, dignidad, integridad y desarrollo
físico y sexual de las mujeres.

Así el abuso sexual puede definirse como cualquier acto cometido a una
persona, en la cual se ha ejercido violencia física o psicológica, incluyendo
amenazas o generación del miedo, para establecer contacto sexual en contra de su
voluntad y que atenta contra su dignidad y salud mental. Existe un profundo
subregistro de estas agresiones tanto a nivel internacional como en el contexto
mexicano que impide conocer el número exacto de víctimas (Anarte, 2020).
31

Este subregistro nace en parte de la desmotivación a denunciar el hecho ante


la justicia, como se abordará más adelante, ya sea por revictimización, por que el
agresor es una persona cercana, por temor a las represalias o por bloqueos
psicológicos que habrán de atravesar procesos terapéuticos para sanar y cerrar.

La OMS estima que al menos 30% de las mujeres a nivel mundial han sufrido
violencia sexual alguna vez durante su vida (OMS, 2021); por otro lado, menos del
5% de las victimas adultas de abuso y violencia sexual notifican el delito ante las
autoridades.

Esta carencia de datos no solo impide el acceso a la justicia por parte de las
victimas y sus familias si no que además actúa como una plataforma de impunidad
que, al ser conocida por los agresores, fomenta la perpetuación del abuso al no ser
perseguida ni notificada ante la autoridad.

De hecho, de acuerdo al reporte de incidencia delictiva del Sistema Nacional


de Seguridad Pública (2021) en un periodo de cinco años, de 2015 a 2020 se
presentaron solo 296,113 denuncias por acoso, abuso y violencia sexual. En un país
que encabeza los índices de abuso sexual y abuso sexual infantil a nivel mundial
esta cifra resulta crucial para entender este subregistro (Valadez, 2020).

Así, los indicadores de abuso y violencia sexual más empleados por diversos
observatorios de derechos humanos en América Latina son el embarazo adolescente
y el feminicidio, debido a que, si bien son fenómenos que por sí solos no revelan un
origen violento, la mayoría de estudios indican que existe un componente de abuso
sexual o algún tipo de agresión en un amplio número de estos eventos.

Si bien este fenómeno es más prevalente en áreas de alta marginación, bajo


nivel educativo y falta de oportunidades, estudios recientes apuntan a que no es un
fenómeno aislado o exclusivo de ciertas sociedades y puede presentarse durante
cualquier etapa de la vida sin distinción de sexo, raza o edad (Brener et al., 1999).
32

Pese a que histórica y socialmente el abuso sexual se ha visto ligado más a


las victimas y supervivientes femeninas, la realidad indica que los hombres también
son propensos a ser victimas de abuso sexual, especialmente durante los extremos
de la vida.

En este sentido Perilloux (2011) destaca que la noción de violencia sexual


como un hecho orientado genéricamente a las mujeres resulta cuando menos
inexacta; aunque lo anterior resulta debatible de acuerdo a las estadísticas de
victimización, la realidad es que tanto hombres como mujeres se encuentran en
riesgo de sufrir violencia sexual a lo largo de su vida, sin embargo, son las niñas,
mujeres adolescentes y jóvenes adultas las que presentan un mayor riesgo de
victimización. Se trata de problema de salud pública y social que produce, en la
mayoría de los casos, graves repercusiones para la victima que lo sufre.

El abuso y la violencia sexual interfiere con el adecuado desarrollo de la vida


de las víctimas y sus efectos negativos afectan significativamente su estado físico y
psicológico a corto y largo plazo tales como alteraciones neuroendocrinas,
estructurales, funcionales y neuropsicológicas (Pereda, 2010).

Estudios previos han identificado que las victimas de abuso sexual son más
propensas a desarrollar desordenes emocionales, alimenticios, de conducta además
de que estos eventos traumáticos interfieren en su proceso de aprendizaje y
disminuyen sus posibilidades de superación y adecuación social.

Por ejemplo, Sarasua et al., (2013) identificó que el 44% de las mujeres
participantes presentaban síntomas de estrés postraumático relativo a un abuso
sexual en la infancia. Otros estudios de corte humanista destacan la repetición de
patrones, el desarrollo de fobias, bloqueos y una amplia gama de consecuencias que
limitan la experiencia de vida y la relación entre la víctima y su entorno.
33

2.1.4. Abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes

Las conductas de índole sexual en las que el agresor ejerce el abuso pueden
presentarse en diferentes contextos, esto también dependerá de la relación con la
víctima, la edad y el sector vulnerable al que esta pueda pertenecer, es decir si es
una niña, adolescente, mujer u otro grupo de alta vulnerabilidad como individuos con
necesidades educativas especiales o población indígena y afrodescendiente. De
acuerdo al Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas UNICEF el
abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes (ANNA) puede definirse como el
conjunto de prácticas sexuales impuestas por un adulto a una niña, niño o
adolescente, independientemente de la forma en que se ejerza la coerción.

La UNICEF reconoce un conjunto de conductas sexuales tipificadas en el abuso


sexual a niñas, niños y adolescentes (2015) tales como:

La obtención de material pornográfico, aunque no haya contacto directo


del adulto con su víctima. Tocar a la víctima en sus genitales, zona anal y/o
pechos, por encima o por debajo de la ropa. Hacer que toque al adulto en sus
genitales, zona anal y/o pechos (en el caso de mujeres ofensoras), por encima
o por debajo de la ropa. Contacto oral–genital del adulto a el infante o
adolescente hacía el agresor y viceversa. Contacto genital del adulto sin
penetración. Penetración vaginal y/o anal con dedo/s y/u objetos (p.16).

Además formas de abuso sexual en la cual no existe contacto físico con la


victima pero que de igual forma impactan de manera negativa a su salud mental y
emocional. Acciones como espiar al menor, contactarle por cualquier medio
electrónico o solicitarle imágenes para fines sexuales aunque estas no sean material
34

pornográfico se consideran parte de las señales de alarma para un posterior abuso


sexual físico.

Este tipo de abuso suele preceder a la agresión posterior (Jespersen, et al.,


2009), además entre estos actos destacan el espiar a la niña, niño o adolescente
cuando se viste; exponer los genitales o masturbarse ante el menor.

Cuando las actitudes escalan a actos de mayor peligro el proceso se da de


forma gradual y sistemática, actos que comienzan con el tocamiento del menor,
primero sin fines sexuales para posteriormente avanzar y convencer al menor para
tocar o realizar actos de índole sexual con el abusador.

La escalada de actitudes abusivas incluyen utilizar al menor para elaborar


material pornográfico o hacer que vea este contenido; incitarlo a tocar sus genitales o
invitarlo a la actividad sexual a través de cualquier medio (Viviano Llave, 2012).

Se sabe que los abusos sexuales infantiles pueden o no ser ejercidos


mediante violencia, sin embargo, de acuerdo a las descripciones de sobrevivientes
de abuso sexual en la infancia el agresor comienza estableciendo control sobre la
víctima y creando condiciones de acceso a su cuerpo a través del juego, la
manipulación o el chantaje

Para lograr esto, el adulto agresor debe tener acceso constante al menor; por
ello que se estima que una buena parte de las historias de abuso se originan dentro
de los círculos sociales más próximos a la víctima, especialmente al interior de la
familia y conocidos cercanos (Herrero Ibarra, 2020).

La violencia que se aplica a los niños maltratados es toda forma de perjuicio o


abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación,
incluido el abuso sexual.
35

De acuerdo a Perrone (1993) el abuso sexual infantil está compuesto de tres


conductas en lo que se le denomina dinámica del hechizo, mediante las cuales el
agresor accede a la confianza de la víctima a través de la palabra, el acceso al
menor a través de conversaciones, expresiones y todo discurso que tiene por objeto
establecer un vínculo con este; el tacto, es decir la forma en la que se acerca
físicamente al niño, primero a través de contacto casual, posteriormente caricias y
tocamientos que pasan del afecto al interés sexual; y la mirada, que resulta un
elemento de importancia en la mente de la niña o niño, puesto que es a través de
esta que se identifica la autoridad, control y poder del abusador.

Las conductas sexuales abusivas se caracterizan por ser progresivas y en


ocasiones no son tan evidentes y se manifiestan de forma encubierta, por ejemplo:
mantener conversaciones con la victima sobre su sexualidad y/o la sexualidad del
adulto pidiendo y/o aportando detalles explícitos, y/o haciendo preguntas directas e
íntimas, esto lo hace el ofensor para desdramatizar todo lo relacionado con la
sexualidad humana, hacer chistes y/o comentarios subidos de tono sobre el cuerpo
de la víctima, exponer al NNA a material pornográfico audiovisual (esta es la forma
más directa y concreta de adiestramiento y preparación para el contacto físico).

Concretamente, Sgroi (citado por Baita y Moreno, 2015) plantea que la


conducta abusiva se establece mediante cuatro fases las cuales son:

1) Fase de preparación. En la que el abusador hace sentir mediante acciones,


palabras y regalos al niño o niña, que el vínculo que se tiene es diferente al
de los demás integrantes de la familia, idealizando la relación. Estos
refuerzos y extorsiones permiten que los niños, niñas deseen terminar con
el ciclo de abuso y al mismo tiempo temer perder sus privilegios. A esto se
le añade la alienación expresada en el aislamiento del niño de los demás
integrantes de la familia y depender en su totalidad del adulto abusador. En
esta fase el abusador acecha al menor seleccionando el momento y el
lugar adecuado para lograr el abuso sin sufrir consecuencias.
36

2) Fase de interacción sexual. Es en esta fase en la que el abusador lograr


acceder no solo a la confianza del menor si no a su cuerpo, primero
mediante el contacto casual y escalando, en ocasiones al contacto sexual
consumado. Sin embargo, no todos los esquemas de abuso tienen como
fin el coito por lo que existen casos en los que el abuso resulta invisible
incluso por años. En esta fase se establece la necesidad del secreto como
un pacto en el que se manipula al menor a través del miedo o el chantaje
emocional. En esta fase el abusador comienza a manifestar a la víctima
que el abuso es responsabilidad de ella misma, por lo que el conflicto
emocional aumenta.
3) Fase de develamiento. Se trata del momento en el que el abuso es
revelado por parte del niño. El abusador entonces manipulará las
circunstancias y responsabilizará al niño por sus conductas sexuales. No
existe una única forma de develamiento que incluye el develamiento
accidental, cuando se es descubierto atacando al menor; el develamiento
por evidencia, a través de heridas, infecciones de transmisión sexual o
embarazo. Sin embargo, el más difícil de conseguir por parte del menor es
el develamiento intencional en el que la víctima decide relatar el abuso a
un familiar, maestro o conocido. En este caso las motivaciones pueden ser
desde malestares físicos, perdida de la autonomía, conocimiento del abuso
a hermanos menores o como reacción a la separación o divorcio en caso
de que el abusador sea una figura paterna. En esta misma fase, la presión
emocional es tan violenta que el menor o su familia pueden iniciar un
proceso de ambivalencia ante los eventos o establecer un punto de olvido
en el que el proceso de sanación queda inconcluso. En otros casos este
proceso resulta ineficaz debido a que no se le cree al menor o se opta por
no hacerlo lo cual resulta en la retractación de la víctima; en el mejor de los
casos el abuso desaparece por temor del victimario a ser descubierto
nuevamente, o bien se pueden dar las condiciones para que el abuso
continúe y escale.
37

Por otro lado, es innegable la existencia de un comercio ilegal de explotación


sexual infantil, que en la mayoría de los casos sustraen a los menores de sus
familias o aprovechan condiciones vulnerabilidad para atraerlos a estos esquemas de
lucro que se caracterizan por la violencia, el proxenetismo y la pornografía infantil.

A nivel comunitario el abuso sexual infantil es más prevalente en poblaciones


con rezago social; así, el abusador tiende a identificar y establecer contacto con
menores en condiciones de abandono familiar, educativo y patrimonial con quienes a
través del intercambio, primero como de forma lúdica y posteriormente ejerciendo
violencia psicológica o física, habrá de victimizar sexualmente.

Los menores con discapacidad son especialmente vulnerables al abuso sexual


debido a que dependen física y/o psíquicamente en otras personas, generando así
una relación de dependencia y sumisión en la que el agresor tiene poder casi
absoluto sobre la víctima. En el caso de las y los menores con discapacidad cognitiva
este abuso se ve marcado por la limitación en la toma de decisiones y la confusión o
desconocimiento que se establece entre el afecto y el abuso. Se les considera una
población con mayor riesgo de presentar abuso debido a que, generalmente, son
individuos a los que no se les informa o educa sobre las diversas expresiones de
amor, sexualidad o intimidad, reduciendo así la probabilidad de visibilizar y detectar
el abuso.

Es importante mencionar que a nivel mundial el abuso sexual infantil se da con


mayor frecuencia en contra de niñas y mujeres adolescentes, esto tiene una amplia
gama de repercusiones a nivel mental, emocional y físico. Se han identificado
algunas consecuencias inmediatas entre las que destacan las alteraciones
psicobiologicas, episodios de tristeza o depresión, cambios en el estado de ánimo,
irritabilidad, ansiedad, culpa, bajo rendimiento escolar, baja autoestima rechazo a la
38

autoridad, consumo de alcohol, incidencia de enfermedades de transmisión sexual y


embarazo adolescente.

Existe además un conjunto de consecuencias del abuso sexual en la infancia


a mediano y largo plazo, para Gil (2017) las repercusiones más evidentes se
presentan a corto plazo, mientras unos conjuntos más profundos de alteraciones se
van desarrollando a lo largo del tiempo.

Se estima que un adolescente o un adulto con antecedentes de abuso sexual


en la infancia tiene mayor riesgo de presentar trastornos depresivos, ansiedad,
trastornos del sueño, de la conducta alimentaria; distorsión del desarrollo y la
expresión sexual, conductas suicidas, estrés post traumático y un interés excesivo
por los juegos sexuales además de, en algunos casos, la asimilación del coito, la
masturbación y el placer sexual como expresiones de desahogo que pueden tender a
conductas de repetición de patrones de abuso.

Además, se identifican bloqueos que impiden el sano desarrollo de las


mujeres. Si bien, el cuidado de los menores es un trabajo que atañe tanto a los
padres como a la comunidad, se sabe que un buen nivel del autoconcepto, el
desarrollo de habilidades personales, la presencia de redes de apoyo y soporte
emocional disminuyen el riesgo de abuso sexual infantil. Establecer protocolos de
detección del abuso se considera una prioridad para los sistemas de salud pública a
nivel global; de acuerdo a la OMS existen indicadores para la detección oportuna del
abuso sexual.

Los trastornos psicosomáticos, cuadros de dolor abdominal o cefalea sin


causa orgánica; trastornos de la conducta alimentaria tales como bulimia y anorexia,
además de indicadores evidentes de infecciones de vías urinarias reiteradas o flujo
vaginal se consideran indicadores no específicos que en presencia de uno o más
específicos corresponde a sospecha de abuso sexual (Jespersen, et al 2009)..
39

Entre los Indicadores específicos, se sospecha de abuso sexual infantil si la


niña, niño o adolescente presenta lesiones o sangrado anal, vaginal, cicatrices o
inflamaciones en el área genital, adicionalmente presencia de líquido seminal o
detección de espermatozoides; presencia o aparición de infecciones de transmisión
sexual (sin transmisión vertical o congénita) y en última instancia embarazo
adolescente.

Bajo este esquema, la OMS aclara que al presentarse un embarazo


adolescente se debe prestar atención a ciertos indicadores como consulta prenatal
tardía; una edad de la gestante menor a 15 años; angustia y rechazo del embarazo,
el producto y dificultad evidente de establecer el vínculo. Especial interés despierta el
ocultamiento de la identidad del padre ya sea por la misma adolescente o sus
familiares.

En cuanto a los indicadores de salud mental, se identifica sospecha de abuso


si existe en las NNA reacciones de estrés postraumático, sobreadaptación a la
situación abusiva y ciertas conductas autolesivas. Estas consecuencias conllevan
alteraciones que, la mayoría de las veces, persisten a lo largo de la vida de la
persona. Es por ello que se considera necesario enfatizar la sensibilización,
concientización y el desarrollo de programas de prevención trabajando desde el
autocuidado, la educación sexual y el involucramiento de los padres y las redes de
apoyo.

2.1.5. Abuso sexual en mujeres

La violencia contra la mujer es un importante problema de salud pública


además de una grave violación a los derechos humanos de las víctimas. De acuerdo
a la ONU la violencia contra la mujer se trata de cualquier acto de violencia de
40

género que resulte en daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a las mujeres,
incluyendo amenazas, coerción o privación de la libertad tanto en el ámbito público
como en el privado (ONU mujeres, 2020).

Conceptualmente los términos abuso sexual y violencia sexual son fenómenos


interrelacionados y a menudo se emplean como sinónimos. El abuso sexual, como
se ha mencionado constituye un delito en el que se ven expresadas cualquier tipo de
actividad sexual que se produce sin consentimiento de alguna de las partes.

Si bien se trata de un problema global, se estima que el abuso sexual es más


prevalente en mujeres, niñas y adolescentes. De acuerdo a Öberg (2020) hasta un
50% de la población adulta joven ha experimentado alguna forma de violencia y
abuso sexual, pero es hasta tres veces más común en mujeres que en hombres.

La violencia y el abuso sexual puede presentarse en diversos contextos


siendo más frecuentes en el ámbito comunitario (34%), ejercidos principalmente por
varones desconocidos en calles, parques y transporte publico contra niñas,
adolescentes y jóvenes adultas.

En México de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las


Relaciones en los Hogares (2016) se estima que al menos 41.3% de las mujeres
mayores de 15 años han sufrido al menos un incidente de violencia sexual a lo largo
de su vida.

Al transgredir la libertad de decisión de la persona, expresada en la negativa o


falta de consentimiento el abuso sexual constituye una forma de violencia dado el
agravio e intento de anulación de la dignidad de las víctimas, aun si no existe uso de
la fuerza física o la coacción (Lujan, 2013).

Sin embargo, de acuerdo a la estadística, la escuela y el trabajo son contextos


en los que el abuso sexual se presenta con una alta frecuencia (11%) siendo los
41

principales agresores los compañeros y sujetos de confianza de la víctima. En


México se estima que solo el 1.1% de los casos de abuso sexual se presentan en el
ámbito familiar, sin embargo, existe evidencia de subregistro tanto a nivel sanitario
como de acceso a la justicia.

El abuso sexual al interior de la familia es un grave problema de salud pública


que no llega a visibilizarse adecuadamente, ya sea por miedo al rechazo social,
complicidad, coerción o falta de acceso a una adecuada formación en materia de
salud sexual y reproductiva. Para Black (2011) el hecho de que las violaciones y
episodios de abuso sexual no sean reportados responde a que las mujeres víctimas
de estos delitos fueron agredidas por la pareja sentimental o familiares cercanos.
Esta hipótesis se apoya en la identificación del perfil de los agresores sexuales al
interior de la familia quienes frecuentemente son familiares cercanos de la víctima
como primos o tíos.

El abuso sexual al interior de la pareja, también conocido como violencia


sexual doméstica es un fenómeno que, debido al tipo de relación interpersonal,
además de algunas dinámicas sociales y culturales suele ser minimizado o ser
pasado por alto. Para Benitez (2004) “Las agresiones y abusos sexuales dentro de la
pareja convierten al agresor en un violador habitual, pues repite su conducta con
mayor frecuencia”.

Una mujer con antecedentes de violencia sexual por parte de la pareja


presenta consecuencias profundas no solo a nivel físico si no también mental y
emocional similares a los que ocurren en contextos en donde el agresor no forma
parte de su núcleo familiar con la diferencia de que este abuso intimo suele ser
reiterado y en ocasiones tolerado culturalmente.

La ONU Mujeres (2020) Estima que la prevalencia de violencia y abuso sexual


por parte de la pareja es cercana al 25%. El abuso sexual al interior de la pareja
42

converge frecuentemente con violencia emocional, física además de manipulación y


sometimiento por parte del agresor.

La violencia sexual contra la mujer ha sido analizada desde diversas


perspectivas teóricas siendo el más aceptado el modelo ecológico propuesto por la
OMS; este modelo establece que este tipo de fenómenos sociosanitarios complejos
responden a un conjunto de factores intrínsecos y extrínsecos de los sujetos
involucrados. El modelo ecológico considera la violencia como el producto de
múltiples niveles de influencia conductual a nivel individual, relacional, comunitario y
social y señala los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de convertirse en
víctima o perpetrador de violencia y del cual el abuso sexual forma parte.

De acuerdo diversos autores entre los factores asociados al abuso sexual


contra mujeres, niñas y adolescentes se encuentran la vulnerabilidad social
incluyendo pobreza y desempleo, baja escolaridad, baja cohesión familiar y
comunitaria; la estructura familiar y su dinámica afectiva; las condiciones de salud
mental, sexual y reproductiva; el consumo de sustancias adictivas y conductas
antisociales así como intento de suicidio; las características psicoecomociales de la
víctima como baja autoestima y autoconfianza, además de un gradiente de edad que
implica que tomando como barrera la adultez, a menor edad mayor es la prevalencia
de abuso sexual (Baigorria et al., 2017, Öberg, 2020; Sarkar, 2010).

Este fenómeno tiende además a la repetición de conductas de abuso, es decir,


desde una perspectiva gestáltica el evento se considera un disruptor y el sujeto
busca revivirlo para poder cerrar este ciclo. Esto puede acarrear consecuencias
como la búsqueda del abuso, en la forma de una pareja o exposición al riesgo; o bien
condicionar a la persona a cometer en si mismo actos de abuso en otros.

Por ejemplo algunos estudios confirman una asociación entre experimentar


algún tipo de violencia durante la infancia y ser víctima de abuso sexual durante la
vida adulta (Öberg, 2020, Riddle,et al., 2019).
43

Para algunos individuos, la exposición a castigos físicos severos puede sentar


las bases para la aceptación del uso de la fuerza física en las relaciones y establecer
cierto grado de tolerancia a la perpetración de la violencia o la victimización en una
relación íntima”. De igual forma existe evidencia que indica que los sujetos
violentados durante la infancia tienen mayor probabilidad de repetir patrones de
conducta abusivos en la vida adulta.

2.1.6.1. Factores que impiden reportar el abuso sexual

Como se ha observado, el abuso sexual produce una serie de alteraciones a nivel


emocional entre las que se identifican barreras que obstaculizan la revelación y el
reporte del hecho.

De acuerdo a Lemaigre et al. (2017) las victimas jóvenes a menudo prefieren no


revelar el abuso sexual por una variedad de razones. Estas circunstancias
obstaculizan la apertura y retrasan la búsqueda de ayuda y justicia lo que hace que
sea menos probable para la victima reportar el delito además de permitir al
perpetrador continuar la conducta abusiva.

Investigaciones recientes demuestran que la víctima puede experimentar


sentimientos de culpa, vergüenza o angustia un limitado soporte familiar, o la
percepción de consecuencias negativas.

Además, se ha encontrado que algunas mujeres suelen tratar de ocultar de su


familia y núcleo cercano su condición de victimas (Sable et al., 2006) en parte porque
al ser un evento traumático no se desea revivirlo o se tiene temor a ser revictimizada.
44

Como se ha mencionado anteriormente, el abuso sexual es un evento con un


alto nivel de subregistro a nivel internacional esto se puede deber a la incapacidad de
las autoridades judiciales a someter a los abusadores a la ley, la falta de evidencia
que pueda probar un hecho que solo puede detectarse físicamente en un breve
periodo de tiempo, además de que la experiencia traumatica de las victimas les
impide denunciar al agresor por temor a represalias o a la misma autoridad.

Herman (1992) propone que los eventos traumáticos únicos son


circunstancias desagradables que ocurren una sola vez, mientras que el trauma
prolongado responde a una temporalidad longitudinal y son mayormente hechos en
los que la cautividad del individuo juega un papel determinante. Así, el trauma es una
experiencia de estrés sin escape que abruma los mecanismos de afrontamiento del
individuo y produce síntomas físicos y psicológicos, se altera la memoria, la
percepción y la fisiología.

Se describen dos tipos de trauma el tipo I, que se identifica como


consecuencia de un evento único agudo que altera el sentido de la seguridad y el
bienestar; y el tipo II, que se caracteriza por la exposición crónica a eventos adversos
que se repiten y superponen. El trauma de tipo II se caracteriza por su capacidad
para ser asumido por el individuo como algo natural y ante lo cual no se puede
luchar.

La indefensión aprendida es un concepto etológico introducido por Overmanier


y Seligman en 1967 cuyo aporte al terreno del aprendizaje y la psicología de la
supervivencia son aplicables a este fenómeno.

De acuerdo a esta teoría el individuo expuesto a estímulos adversos


prolongados de carácter inevitable, como el abuso sexual reiterado, tienden a
soportar pasivamente las agresiones, aceptarlas e integrarlas como una situación
que forma parte de su vida cotidiana, pese a ser estimulos negativos, dolorosos o
traumaticos.
45

En este sentido la dinámica natural de aprendizaje de evitamiento de riesgos y


de huida es sustituido por una conducta de abandono en la que, de acuerdo a Walker
(1979) la mujer aprende a que sin importar lo que haga siempre será maltratada por
lo que comienza a aceptar básicamente su estado de indefensión.

La mujer violentada negará, aun bajo la sospecha de lo evidente, la existencia


del abuso sexual. Además, existe un componente social que impide a las victimas
reportar el abuso sexual.

Gartner y Macmillan (1995) identificaron que, durante el periodo de denuncia,


una importante fracción de las victimas suelen mostrar una gran preocupación por la
confidencialidad del incidente y un temor a que las personas y autoridades no crean
en sus reportes.

Otro factor de orden social que impide la identificación de este fenómeno es la


multiplicidad conceptos legales bajo los cuales se puede reportar el incidente, así
para el código penal mexicano existen los delitos de acoso sexual, abuso sexual y
violación, todas con sus diversas modalidades y agravantes.

Una mujer en condición de vulnerabilidad educativa será menos eficaz para


identificar y discernir entre estos criterios, además, sin la asesoría legal adecuada
existe la posibilidad de que el reporte o denuncia sea desestimada. Al respecto, se
sabe que una cantidad importante de denuncias de abuso, acoso y violencia sexual
son rechazadas desde la propia autoridad, es decir, es el propio Ministerio Publico el
que obstaculiza el reporte o denuncia. Para ello la autoridad se vale de la
manipulación, la omisión y la revictimización de la denunciante.

2.1.6. Factores impiden predecir el abuso sexual


46

El abuso sexual es actualmente un campo de investigación bien delimitado, que se


aborda desde el ámbito multidisciplinario lo que ha generado una gran cantidad de
información que permite prevenir su incidencia y controlar sus efectos a corto,
mediano y largo plazo.

El modelo ecológico ha demostrado ser de gran utilidad para asociar factores cuando
el abuso sexual ya se ha presentado, sin embargo, identificar plenamente los
estadios previos al abuso sexual suele ser una tarea complicada debido a que, dado
que el fenómeno ocurre a disposición del agresor y cada experiencia de abuso es
individualizable.

La falta de investigación psicoepidemiológica causada en parte por la escasez


de reportes, la sensibilidad del fenómeno y el rechazo al relato reiterado del abuso
por parte de las victimas ha propiciado que se trate de un fenómeno cuya
predictibilidad recae en esquemas de sospecha en donde los signos de alarma
ocurren de manera paralela al abuso y no previos a este. Sin embargo, este modelo
es criticado en tanto tiende a la revictimización de la agredida.

Durante los últimos años, con el ascenso de los movimientos feministas, se


han construido plataformas académicas (Riddle et al., 2019) que pugnan por un
modelo de investigación centrado en identificar los factores de riesgo que conducen
al individuo, esencialmente varón, a convertirse en abusador sexual y abandonar la
identificación de características, especialmente de carácter coyuntural, que “facilitan”
que las mujeres sean victimizadas, pues a nivel discursivo implica, de manera
errónea, que estas son causantes directa o indirectamente de su propio abuso. En
este sentido nos encontramos ante un panorama metodológico en el que el problema
es el agresor en sí y a través de quien se habrán de analizar los posibles agentes
causales.
47

2.1.7. Conductas y personalidad del agresor

La identificación del perfil del agresor sexual es y ha sido durante los últimos
años un área de interés para las ciencias jurídicas, la sociología y la psicología.

Sin embargo, para Gonzalez, et al., (2004):


Uno de los cuestionamientos que debe hacerse gira justamente en
torno a la palabra “perfil” y lo engañoso que puede ser formarse un estereo-
tipo de la persona abusadora. Si bien, hay coincidencia en que resultaría
tranquilizador el contar con un claro perfil del abusador sexual, no se puede
desconocer que los perfiles movilizan ideologías y que, reducir la figura del
abusador a un perfil, implica simplificar en exceso la temática (parra.3).

Si bien es cierto que las denuncias de abuso corresponden en su mayoría a


agresores de origen socioeconómico vulnerable, es importante recordar que el resto
de abusadores de estratos superiores tienen mayores recursos para escapar de las
consecuencias de sus actos. Por ello, actualmente hablar de un perfil único del
agresor sexual parece no corresponder a la multiplicidad de contextos y
antecedentes que lo identifican.

En este sentido, la búsqueda de la perfilación única del agresor resulta cuando


menos ineficiente. Ante ello, se ha optado por identificar factores que se relacionan
no al sujeto si no al delito. Gracias a ello se sabe que el abuso sexual difiere en
consonancia a la etapa de vida en la que se encuentre la victima (Garrido, et al.,
1999; Redondo, 1994).

El abuso sexual contra mujeres adultas consiste en la mayoría de los casos en


violación o el uso de la fuerza o la intimidación para obtener contacto sexual con la
víctima. De igual forma, la pareja abusadora utiliza esta forma de violencia para
establecer y mantener control y sometimiento sobre la mujer.
48

Existen modelos teóricos que permiten explicar e identificar las características


del abusador entre las que destacan el modelo biológico, el psicoanalítico, el modelo
feminista, el conductual, la teoría del apego, el modelo multisistemico y el pre
condicional. El modelo biológico permite establecer hipótesis de nivel fisiológico,
genético, hormonal y neurosis quicas que identifican una relación con la impulsividad,
la excitación sexual y la agresión.

El modelo psicoanalítico centra sus recursos en la falta de conformación del


self del sujeto y una carencia en la separación entre el medio y el propio sujeto.
Anteriormente se caracterizaba por la presencia de excitación sexual derivada de
una historia personal en donde el padre era neurótico o existía abuso, estas ideas,
aunque abandonadas a largo plazo, fueron estimadas como posibilidades latentes
dentro del ámbito de la repetición de patrones y conductas.
El modelo feminista adopta la visión foucaltiana del establecimiento de poder y
las relaciones de abuso vertical desde un sistema patriarcal que incita al hombre a
desarrollar un apego de objeto hacia la mujer, generando instancias en donde el
abusador cree ser dueño del objeto de deseo y es reforzado por un ambiente que le
permite atacar.

Modelo conductual. Desde este se identifican patrones de conducta de


repetición e iteración de situaciones de abuso que en la mayoría de los casos el
abusador vivió con anterioridad. Este recuerdo aunado a las condiciones personales
como un débil desarrollo de la personalidad o de las relaciones interpersonales,
además de sexuales, crean en el abusador la necesidad de revivir el abuso.
49

Cuadro 2. Modelos teóricos que abordan las conductas del agresor sexual

Modelo biológico En el que se generan hipótesis de alteraciones genéticas, hormonales y de


neurotransmisores que podrían estar relacionados con la impulsividad y un
aumento del interés y excitación sexual.

Modelo La teoría psicoanalítica se centra en las dificultades en la conformación del


psicoanalítico self y en el proceso de separación-individuación.

Modelo feminista En este modelo, el poder es la motivación principal. Se implica la existencia de


un desequilibrio de poder que lleva al hombre a dominar a la esposa y a los
niños y a percibirlos como posesiones que puede usar según sus deseos.

Modelo Empleado de manera consistente para explicar el abuso sexual infantil, retoma
conductual la importancia de experiencias tempranas de condicionamiento en las que el
agresor recuerda su propio abuso y esa fantasía adquiriría propiedades
sexuales de excitación.

Teoría del apego El apego inseguro predispone a necesidades de dominio de las relaciones.

Modelo Este modelo propone una conjugación de factores socioambientales tales


multisistemico como variables culturales, antecedentes de abuso, factores psicológicos
individuales y factores familiares. Más usado en epidemiología.

Modelo Relacionado a la motivación de abusar sea por experiencias traumáticas o de


preconcepcional incapacidad social; bloqueo de los inhibidores internos como la moral y el
autocontrol; bloqueo de los inhibidores externos como la conciencia de justicia
y acceso a la potencial víctima.
Fuente: Elaboración propia con datos de Gonzalez et al. (2004) Disponible en:
http://www.cemera.cl/sogia/pdf/2004/XI1abusadores.pdf
50

La teoría del apego, en parte relacionada a la anterior estima que el abuso


está predispuesto por una necesidad de dominio en las relaciones debido a que el
agresor carece de las habilidades sociales y personales necesarias para establecer
apegos seguros tanto en sus antecedentes como en la vida diaria.

Modelo multisistemico. Más usado en la epidemiología y del que nace el


modelo ecológico, este promueve la hipótesis que asegura que el abuso sexual se
origina pro una conjugación de factores sociales, ambientales, culturales además de
antecedentes que pueden ser de abuso sexual en el propio agresor y factores
psicológicos y familiares. Se trata de un análisis centrado en la combinación y la
probabilidad de que existan tendencias en la combinación de estas variables.

Modelo preconcepcional. Relacionado a la motivación de abusar sea por


experiencias traumáticas o de incapacidad social; bloqueo de los inhibidores internos
como la moral y el autocontrol; bloqueo de los inhibidores externos como la
conciencia de justicia y acceso a la potencial víctima.

El agresor suele ser víctima de abuso sexual y físico durante la infancia.


Mientras que el antecedente de abuso sexual en la infancia del agresor se asocia
con un historial de agresiones sexuales contra menores; el abuso físico se asocia a
delitos sexuales contra personas adultas. Para Widom y Ames (1994) existe una
clara asociación entre abuso sexual en la infancia y la repetición de este fenómeno
en la vida adulta, pasando de ser víctima a ser agresor.

En suma, la evidencia permite identificar en el agresor una historia de vida


caracterizada por el abuso durante la infancia, patrón que genera bloqueos a nivel
psíquico y que se relaciona con una conducta de repetición.
51

A nivel psicopatológico se han desarrollado estudios que consideran la


psicopatía como uno de los predictores más importantes de riesgo de violencia en
general y sexual en particular (Andrés-Pueyo y Echeburrúa, 2010; Eaves, et al.,
2000; Hart, 1996).

Asimismo, se observa que la prevalencia de psicopatía es más frecuente en


los delincuentes que han cometido crímenes violentos y se presenta en los casos
donde el crimen sexual se asocia a otros crímenes como feminicidio o lesiones. La
agresión sexual contra mujeres adultas por parte de estos individuos se caracteriza
por la intimidación y la utilización de la fuerza, a diferencia de cuando las víctimas
son menores de edad.

Este tipo de delincuente exhibe un comportamiento y un estilo de personalidad


más parecido al de las personas condenadas por agresiones y robos con
intimidación, donde la violencia y el rasgo antisocial, son las características
prevalentes (Yesuron, 2005; Hare, et al., 1993; Abrunhosa y Vieira, 2001).

2.1.8. Consecuencias del abuso

El abuso sexual plantea serias consecuencias a la víctima, estos factores


dependerán de numerosos factores como son la edad, el desarrollo de la
personalidad, la relación con el agresor, el hecho de haber sufrido violencia física,
psicológica además del apoyo por parte de la familia y entorno social inmediato.

Pereda (2009) identifica consecuencias inmediatas tales como alteraciones del


estado de ánimo, problemas de concentración y aprendizaje, alteración de las
relaciones sociales y perdida de la funcionalidad física, amén de otros efectos físicos
como dolor físico a consecuencia de las agresiones.
52

Se estima que las mujeres que han sufrido una agresión sexual tienen mayor
probabilidad de desarrollar Trastorno pro Estrés Postraumático y síntomas
depresivos. Así, la mayoría de los estudios muestra que una buena parte de las
mujeres víctimas de violencia sexual presentan conductas de temor, ansiedad y
aversión a las relaciones sexuales.

Este riesgo aumenta si la víctima sufrió violencia física o si existió el uso de


sustancias que facilitasen su control. La incidencia del TEPT, además se manifiesta
como consecuencia de un posible uso de anticoncepción de emergencia en tanto la
carga hormonal, aun en dosis mínimas aumenta el desarrollo de alteraciones
psicoemocionales (Ferree et al., 2012; Tiihonen et al., 2014; Zinzow et al., 2011).

Cuadro 3. Síntomas emocionales y del comportamiento asociados al abuso sexual


Emocional Interpersonal Cognitivo Sexual Físico
Depresión Estigmatización Distorsión de la Fobia sexual Eneuresis
realidad
Culpa y vergüenza Miedo a la intimidad y el Disociación Carencia de Calambres
contacto con otros habilidades para
discernir entre el
amor y el deseo
sexual
Agresión y actitud Relaciones sociales Desordenes de Dificultad para
desafiante inadecuadas personalidad dormir
Desconfianza en los Rechazo a la familia o los Desorganizació Relaciones Desórdenes
otros amigos n sexuales alimenticios
inadecuadas
Retraimiento Pobre desarrollo de las Automutilación Alteraciones
relaciones interpersonales cutáneas
Desesperanza Participación pasiva Hipervigilancia Lesiones
genitales
Crueldad a los Bajo rendimiento Ansiedad de Dolor vaginal,
animales y a otros académico o laboral separación anal, sangrado
e infecciones
Sobredependencia Pensamientos Lesiones orales
intrusivos
Temores y fobias Alucinaciones Infecciones de
transmisión
sexual
Crascitad Perdida de la
capacidad de
concentración
Autoconcepto Intento de
negativo suicidio
Trastorno por Estrés Proyección
Postraumático
Cambios de humor
Repetición del
abuso
53

La depresión se manifiesta como una consecuencia a largo plazo. Un estudio


realizado en Suecia comprobó que las mujeres que habían sufrido una agresión
sexual en el pasado tenían un mayor riesgo de presentar sintomatología depresiva.

Los efectos de este estado depresivo son más frecuentes y agudos entre las
mujeres cuyo agresor era su pareja, familiar o conocido (Lövestad et al., 2017). En
este sentido, la victima tiende a desarrollar un estado de hipervigilancia y
pseudoparanoia, tendiendo a perder la confianza progresivamente de los sujetos en
su entorno, lo que agudiza aún más la sensación de soledad y desesperanza, que
afecta no solo al estado de ánimo sino además a su bienestar físico.

También se ha relacionado el haber sufrido una agresión sexual con


desarrollar hábitos perjudiciales para la salud como el consumo de sustancias o un
consumo intensivo de alcohol.

Se señala que las personas pueden desarrollar una desregulación de las


emociones, y también tienen posibilidad de aparecer otras enfermedades crónicas
como asma o enfermedades cardiovasculares, además del desarrollo de ansiedad,
irritabilidad y somatización (Santaularia et al., 2014).

El auto concepto es otra de las esferas de personalidad que se ven afectadas


posterior a una agresión sexual. Por ejemplo, se estima que una buena parte de las
mujeres víctimas de violencia sexual, abuso y violaciones presentan ideación e
intento de suicidio.

Un estudio llevado a cabo por Sachs-Ericsson et al., (2014) concluyo que las
personas que habían sufrido violencia sexual presentaban una autoestima menor
que aquellas que no lo habían sufrido y a su vez, estos se asociaban con diversas
complicaciones y síntomas psicológicos.
54

A nivel fisiológico se han realizado estudios que identifican una relación entre
un antecedente de abuso sexual y afectaciones en sistema cardiovascular y
endocrino, además de alteraciones en la estructura cerebral tales como la perdida de
la densidad neuronal y la calidad de las conexiones dendríticas o la pérdida total o
parcial de estas que afectan la capacidad cognitiva y de autonomía de una parte de
las víctimas de violencia sexual.

Han sido muy diversos los aspectos en los que se ha analizado este fenómeno
(desde el impacto en el embarazo, alteraciones cardiovasculares, percepción de
técnicas o procedimientos invasivos, has aparición de lesiones) para tratar de
averiguar si se podía establecer un nexo de unión entre la aparición de los mismos y
ser víctima de una violación.

Concretamente, el hecho de sufrir un trastorno de estrés postraumático o


recordar el momento en que se produjo el asalto, puede dar lugar a una disminución
a la tolerancia de ciertos procedimientos clínicos invasivos (como las revisiones
ginecológicas), pues puede desencadenar reacciones emocionales intensas en las
pacientes rememorando la agresión, por ello es importante que los profesionales
conozcan si sus pacientes cuentan con un historial de abuso previo y adecuar sus
intervenciones en consecuencia.

No obstante, se debe tener en consideración que cada víctima puede


reaccionar de una manera u otra en función de múltiples factores, tanto personales
como externos, y que a raíz de la aparición de una alteración o patología psicológica
pueden presentarse síntomas físicos que generen modificaciones, e incluso
incapacidad en las actividades de la vida de la mujer (Taft et al., 2007; Nicolai et al.
2014).
55

2.1.9 . Bloqueos formados por abuso sexual

El abuso sexual en la mayoría de los casos, se lleva a cabo en la infancia, ya que


es una edad adonde la persona se encuentra vulnerable, por lo que el agresor es
mayor a la víctima, estadísticamente hablando el agresor es mayormente cercano
a la familia o es miembro de esta.

Así mismo de acuerdo con Herrero Ibarra (2020):

Las víctimas de abuso sexual infantil callan el suceso del abuso; esto
en gran medida depende de la edad del menor, el tipo de vínculo que tiene
con el abusador y las concepciones sociales que tiene sobre la infancia y la
sexualidad. Generalmente, cuando se guarda silencio por parte del niño,
probablemente sea porque aún no tiene edad suficiente para comprender lo
que está sucediendo, no sabe expresar con palabras lo sucedido, ha sido
persuadido o amenazado para que no hable, por vergüenza o culpa; en
caso de creer ser cómplices o que han provocado los hechos, piensan que
nadie les va a creer o que van a ser castigados por eso (Párr. 9).

Por otra parte, el agresor es una persona que representa autoridad hacia la
víctima, por lo tanto, el abuso sexual se convierte en un secreto.

Así mismo la cultura en la que vive es importante, debido a que es un


argumento fundamental, para callar el suceso, evitando los señalamientos, la
discriminación, así como el rechazo.

Echeburúa E. y Corral P. (2006) menciona que:

No es fácil determinar la incidencia real de este problema en la


población porque ocurre habitualmente en un entorno privado -la familia- y
los menores pueden sentirse impotentes para revelar el abuso. Según la
primera encuesta nacional de Estados Unidos, llevada a cabo en adultos,
sobre la historia de abuso sexual, un 27% de las mujeres y un 16% de los
hombres reconocían retrospectivamente haber sido víctimas de abusos
sexuales en la infancia (Párr. 10).
P á g i n a 55 | 95
56

Mientras tanto los bloqueos desarrollados ante el abuso sexual, tienen


como resultado cambio de conducta en la víctima, los cambios de conducta
pueden ir aumentando de manera negativa.

López Angulo et al. (2020) plantean:

La violencia es una situación considerada como un acontecimiento


negativo, que, en mayor o menor medida, produce un impacto en la vida de
la víctima y una ruptura en su comportamiento y modo de vida habitual,
generando una situación de desequilibrio (párr. 7).

Así mismo las horas de sueño de la víctima disminuyen, debido al miedo e


inseguridad que presentan después del suceso. Lo que significa que duermen
menos de las ocho horas que son recomendables para el bienestar emocional y
físico. Por lo que en horas que son consideradas para dormir, para la victima son
horas de alerta. Por otra parte, evitar dormir es de igual manera evitar recordar el
suceso por medio de sueños.

De acuerdo con Escobar et al. (2006)


Se encontró somnolencia diurna excesiva en 10/34 (29.41%)
víctimas, mala calidad de sueño en 22/34 (64.71%), eficiencia inadecuada
del sueño en 18/34 (52.94%), perturbaciones del sueño en 20/34 (52.94%),
(Párrafo 5).

En efecto del abuso sexual, la persona comienza a presentar conductas de


ira, que pueden ser no justificadas, por lo que se le dificulta socializar con su
exterior. Estas conductas pueden presentarte de manera inesperada.

Pereda N. (2009) fundamenta que:


El empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que
desean. Como se constata en diversos trabajos, haber sido víctima de
abusos en la infancia parece constituirse un factor de riesgo para que de
adulto se victimice a otros, conociéndose este fenómeno como la
transmisión intergeneracional de la violencia, una de las consecuencias
más graves del abuso sexual a nivel social (Párr. 14).

P á g i n a 56 | 95
57

Se plantean las dos fases del síndrome por trauma post abuso; menciona
que la víctima recurre a estados de llanto, sollozos, sonrisa o risa calmada y muy
controlada, pánico, sentimientos de shock y adormecimiento, enmascarar
sentimientos y actuar como si todo estuviera bien, vergüenza, culpa, ira, deseos
de venganza o temor a un nuevo asalto.

Harlem Brundtland (citado en Argueta López, 2015) afirma que en la


segunda fase la victima experimenta, cambios en el estilo de vida, dificultades en
áreas como la laboral, social e incluso el escolar dado sea el caso. Lo más
habitual es que no se presente un embotamiento afectivo y pérdida de habilidades
cognitivas o bien una reacción histérica y/o agresiva ante el hecho los introyectos
se hacen presentes, y esto impide satisfacer las necesidades ante dicho suceso.

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2.1.10. Abordaje terapéutico

Desde la psicología existen numerosas formas de abordar el abuso sexual


con el fin de llevar a cabo un proceso de sanación, aceptación y cambio positivo
que mejore la salud mental de los pacientes.

Schillings, autora y terapeuta gestáltica, habla de la violencia como una falta


de respeto a la condición humana. Para ella, este comportamiento tiene como
objetivo debilitar a la víctima para la consecuente dependencia: "esto convierte al
maltratador en el "dueño legítimo" de la existencia del maltratado, convirtiéndolo
en subordinado" (Schillings, 2011, p. 46).

La Gestalt es una de las principales formas de terapia, no solo en mujeres


adultas si no a nivel intergeneracional e intersexual. El enfoque humanista de la
psicoterapia Gestalt permite llevar a cabo procesos de deconstrucción
fenomenológica que identifican las áreas en las que el individuo deberá trabajar,
de la mano del terapeuta para lograr el cierre de sus experiencias, permita el fluir
de sus energías y continué el avance de su desarrollo humano.

Dentro de la intervención desde la Terapia Gestalt existen diversos


enfoques y recursos entre los que destacan principalmente los propuestos por
Becker, Scaffo y Reis:

Como consecuencias positivas de la terapia gestáltica, Becker (2007)


menciona la recuperación de la autoestima que, a su vez, es esencial para la
reanudación de nuevos proyectos de vida.

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59

Para ello, el autor destaca la actitud del terapeuta en la búsqueda de lo


"sano" en el comportamiento de la mujer, es decir, en la búsqueda de lo que ella
tiene de potencialidad y espontaneidad.

Scaffo (2008), en su artículo de investigación cualitativa en el que entrevistó


a 25 mujeres víctimas de la violencia, afirma que las mujeres que acuden a la
psicoterapia después de sufrir violencia conyugal buscan aprecio, confirmación,
aceptación y respeto por su singularidad. El mismo autor aporta una reflexión
sobre la condición femenina en la actualidad y en la historia. Señala la
subalternada como un rol de género naturalizado "a través de las instituciones, la
cultura, las creencias, las tradiciones, el sistema educativo, las leyes civiles, la
división sexual y social del trabajo (...)" (p. 201).

Según la autora, a las mujeres les resulta difícil construir su identidad de


forma autónoma, debido al estereotipo encontrado de una condición sumisa al
hombre, mostrando fragilidad y necesidad. Tras analizar el discurso de 25 mujeres
atendidas en psicoterapia, la autora encontró comportamientos proyectivos en la
pareja romántica, idealizaciones y expectativas de un cambio futuro y también
creencias introyectadas de la condición femenina.

Reis (2010) presenta en su artículo un servicio para mujeres víctimas de la


violencia y algunos resultados tras dos años de funcionamiento. Entre las 904
mujeres ya asistidas, la violencia psicológica fue la más frecuente, con 785
denuncias, independientemente de que se denunciara de forma concomitante con
otros tipos de violencia. En cuanto al objetivo del servicio, señala el aumento de la
autonomía de las mujeres, aumentando sus posibilidades de salir de una
experiencia violenta. Esto se consigue mediante el acceso a los recursos
disponibles en la red de protección y la ampliación de la red de apoyo, como la
inclusión en programas de empleo y educación.

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60

Para la atención específica de los profesionales de la psicología, menciona


el apoyo necesario para superar las situaciones de violencia y el apoyo a los
problemas emocionales que puedan quedar de estas experiencias. Más
concretamente, menciona las intervenciones que promueven la concienciación
sobre su relación amorosa y lo que les mantiene en ella.

También menciona algunos aprendizajes que resultan del apoyo


psicológico, necesarios para prevenir el involucramiento en otra situación violenta:
recuperación de la autoestima, entrenamiento asertivo (aprender a decir no, poner
límites al comportamiento del otro), técnicas de relajación y control del estrés, así
como fomentar la construcción de la autonomía.

Fabeni, et al. (2016) en su estudio teórico reflexionan sobre el "amor" y la


"dependencia afectiva" en la atención a mujeres en situación de violencia.
Comienzan con un repaso histórico de las conquistas de derechos por parte de las
mujeres brasileñas, recordando la tesis de la autodefensa y su combate con frases
como "quien ama no mata". También señala la creación de leyes como la del f-
minicidio que ya no califica estos delitos como "crímenes pasionales", sino que,
desde una perspectiva de género, comienza a calificar la muerte de las mujeres
por su condición de tales. Los autores citan las campañas y la visibilidad de la Ley
María da Peña que presionan a las mujeres para que denuncien. También
presentan la investigación Data Senado con los factores que llevan a las víctimas
a no denunciar (en orden de más frecuente a menos frecuente): "El miedo al
agresor, la dependencia económica, la preocupación por la crianza de los hijos, la
vergüenza de la agresión, el no castigo, el creer que sería la última vez, el no
conocer sus derechos, otras razones" (Fabeni et al, 2016, p. 38).

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Según los autores, debido a la complejidad del fenómeno, la asistencia


prestada a las mujeres en situación de violencia no debe servir para
estigmatizarlas, sino que debe garantizar su autonomía y libertad efectiva para
tomar las decisiones que les corresponden en relación con el ejercicio de los
derechos previstos en la ley. Para ello, es necesario escapar del estigma que sitúa
a la mujer en el papel de frágil o en el de loca (debido a sus elecciones), siendo
necesario romper este binomio.

Vale y Pimentel (2017) realizaron una revisión bibliográfica buscando


intervenciones psicosociales y abordando modalidades y estrategias de atención
en situaciones de violencia conyugal. Los artículos encontrados se clasificaron
por: áreas de actuación, tipos de métodos, enfoques conceptuales y principales
conclusiones. En las principales conclusiones de los estudios, los autores señalan:
"Límites en el modelo biomédico de atención; Cuestiones de género; Violaciones
de derechos; Necesidad de acciones preventivas para la desnaturalización de la
violencia y Prácticas del psicólogo" (p. 206).

La revisión de antecedentes anteriores indica un acercamiento


metodológico importante a la psicoterapia como manera de prevenir, trabajar y
solucionar el trauma derivado del abuso sexual, el abuso familiar y de pareja,
además de otros tipos de violencia. Así, en cada elemento se busca abarcar en el
yo la experiencia del hecho y sanarla.

En términos de la teoría de la terapia Gestalt, el yo abarca toda la persona,


los aspectos físicos, emocionales y cognitivos. Kirchner (2000) afirma que el yo
"no existe antes y aparte de las relaciones", ya que la "experiencia del yo se
constituye exclusivamente en y por las relaciones". El autor afirma además que
"no hay un yo independiente del campo o del contacto, es más bien algo dado en
el contacto que cobra vida en el encuentro con el mundo".

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El yo, según Clarkson y Mackewn (2006), tal y como lo ve Perls, no se ve


como una estructura o una institución fija, sino como un proceso de organización
que cambia constantemente.

Desempeña un papel integral a la hora de dar sentido a la vida de una


persona y se considera el agente del crecimiento. La función del yo es entrar en
contacto con su entorno de forma espontánea, deliberada y creativa para
mantener el funcionamiento y el crecimiento saludables del organismo.

El yo trabaja para completar los asuntos inconclusos del organismo y puede


considerarse el integrador de la experiencia (Lobb, 2005; Kepner, 2001). Las
funciones del id, se definen como la "capacidad del organismo para entrar en
contacto con el entorno mediante el fondo sensorial-motor de los contactos
asimilados; las necesidades fisiológicas; y las experiencias y sensaciones
corporales que se perciben como si estuvieran dentro de la piel -incluidas las
situaciones pasadas inacabadas".

Las funciones del id se refieren a la capacidad del individuo de identificar lo


que se necesita, se desea, se siente, se quiere, se siente físicamente y, por último,
la capacidad del organismo de tener una percepción sensorial precisa del entorno.
Las funciones de la personalidad expresan la capacidad del yo para entrar en
contacto con el entorno sobre la base de lo que uno ha llegado a ser como
persona y de lo que es su definición del yo.

Las funciones del yo y de la personalidad se refieren a los procesos de


identificación realizados con las funciones del ego. Las cuales son: aquellos
aspectos del yo que se sienten como actuando sobre el entorno y que asumen la
responsabilidad de las acciones y hacen que las cosas sucedan. Las funciones del
ego expresan la capacidad de la persona de ser activa y deliberada, lo que
permite a la persona identificarse con partes del campo o alejarse de ellas (Latner,
1986; Lobb, 2005)

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Como proceso natural, las personas se ven impulsadas a completar,


procesar e integrar experiencias. Cuando este procesamiento se interrumpe
repetidamente, deja "asuntos inacabados" que bloquean o impiden el crecimiento.
Los terapeutas gestálticos creen que el procesamiento y la "masticación" de
nuestras experiencias nos ayudan a encontrar un verdadero significado en el
mundo y a vivir vidas más completas. Al ralentizar el proceso y establecer un buen
contacto, permitimos que surja el desarrollo natural de un funcionamiento
saludable. Al no precipitar la experiencia del paciente y apreciar su singularidad,
podemos integrarnos más plenamente.

La relación "dialógica" en la terapia gestáltica es una dinámica única en la


que dos personas, el paciente y el terapeuta, se encuentran como iguales. Uno no
tiene más conocimientos que el otro. El terapeuta no es un experto en el paciente,
pero el paciente es un experto en sí mismo. El terapeuta deja de lado todo juicio y
es real con esa persona, lo que suele llamarse "bracketing" en fenomenología. El
terapeuta está simplemente presente y abierto a lo que pueda ocurrir en cada
momento. El terapeuta trabaja con lo desconocido, incluidos los cambios en el
lenguaje, el afecto, la postura, la respiración y el movimiento (que pueden ser
conscientes o no).

En la terapia gestáltica se considera que el "yo" está en constante evolución


y está influenciado por el entorno, otras relaciones y el tiempo. En la terapia
gestáltica se respetan las defensas. Todos tenemos formas de protegernos para
no sentir una emoción, pensar un pensamiento o enfrentarnos a algo doloroso. A
menudo, las personas se impiden a sí mismas probar cosas nuevas por miedo a lo
que puedan encontrar o sentir en el proceso.

Laura Perls, una figura importante en el desarrollo de la terapia gestáltica,


consideraba que el apoyo era crucial para establecer la relación terapéutica.
Afirma que "el fortalecimiento y la expansión de las funciones de apoyo moviliza

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las emociones y potencialidades alienadas para el contacto, y hace que el material


profundo anteriormente reprimido sea fácilmente accesible" (Pursglove, 1968, pág.
45). En el caso de un adulto superviviente de abusos, este reentrenamiento es
crucial.

La construcción de la confianza y la seguridad es, inicialmente, el rasgo de


apoyo que da a la persona la base para enfrentarse a lo desconocido. Con los
pacientes que han sufrido abusos, este proceso de apoyo debe ampliarse
considerablemente.

Los adultos supervivientes de abusos requieren una progresión más lenta


en el tratamiento. Los pacientes con abusos profundos pueden sobre estimularse
utilizando métodos gestálticos. El impacto de los abusos sexuales, verbales y
emocionales en los niños puede tener repercusiones duraderas. Los
supervivientes de los abusos pueden sufrir lesiones narcisistas que tienen un
efecto paralizante durante toda la vida adulta. Estos abusos pueden repercutir
durante muchas generaciones en forma de traumas complejos. Esto puede dar
lugar a una vida de re-abuso del yo repetidamente en forma de abuso de
sustancias, comer en exceso, y otros auto-castigos.

Con los pacientes que han sufrido abusos, este proceso de apoyo debe
ampliarse considerablemente. Se anima al paciente a abrazar la parte del yo que
ha sido apartada para no abrumar al ego. Si el paciente se resiste, cuanto más no
"intente" cambiar, las ideas, sentimientos y experiencias que surjan producirán el
cambio de forma natural con el tiempo (Beisser, 1970). Esto requiere paciencia y
voluntad para "permanecer con lo que está sucediendo" en el momento de la
conexión.

El adulto superviviente de abusos requiere una progresión más lenta en el


tratamiento, haciendo hincapié en más tiempo en la construcción de apoyos (tanto
de autoapoyo como de apoyo social externo). Al atender a la calidad de la relación

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y a este proceso en sí, la terapia gestáltica facilita la reaparición de los padres. La


tarea consiste en enraizar al paciente en un sentimiento de seguridad y confianza
mediante la coherencia, la empatía, la aceptación, la suspensión del juicio, la
unión y el reflejo.

En el apego con el terapeuta, se produce el proceso de internalización. Esto


es cuando una imagen del objeto se convierte en parte de la vida mental del
paciente. La identificación con el objeto interiorizado produce un vínculo de apego
que ayuda a proteger al paciente del impacto del odio a sí mismo. El paciente
vuelve al terapeuta para reponerse y conectarse consigo mismo, generalmente
repitiendo las mismas experiencias. Esto sirve finalmente para que el paciente se
sienta más seguro en su vida y viva una existencia más significativa con los
demás.

Las relaciones tempranas con nuestros padres u otros cuidadores


conforman gran parte de lo que experimentamos en el mundo. El apego a los
padres en busca de apoyo, alimento, retroalimentación positiva y aceptación
establece el funcionamiento futuro. Ser maltratado hace que esto sea más
complicado y difícil porque el niño escucha el mensaje de que es esencialmente
"malo".

Los adultos que sobreviven a los abusos suelen quedarse sin las
herramientas adecuadas para vivir plenamente en el mundo. Sentirse víctima,
impotente, atormentado, abandonado, impotente, vacío y solo son quejas
habituales de estos pacientes. La fragmentación y la escisión del "falso" y del
"verdadero" yo son un resultado directo del impacto psicosocial en los adultos
supervivientes de los abusos. Los niños hacen "lo mejor que pueden" basándose
en lo que les modelaron sus cuidadores, pero cuando se convierten en adultos se
quedan cortos. La ira, la dificultad en las relaciones y la continuación interna del
abuso se observan comúnmente en los sobrevivientes del abuso (Farmer, 1989).
Por razones de diagnóstico, los adultos supervivientes de abusos presentan

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trastornos de la personalidad o rasgos de estas categorizaciones. Como resultado,


estos individuos vuelven a crear el fracaso relacional original y las necesidades
insatisfechas continuamente en las relaciones con los demás. Este patrón repetido
provoca un sufrimiento continuo de dolor, que erige más y más defensas. Como
resultado, "tienden a tardar mucho más en formar una alianza terapéutica y las
alianzas que forman suelen ser más frágiles y estar sujetas a interrupciones" (p.
14).

Las introyecciones del abuso parental continúan en forma de auto-odio y


auto-castigo. En los individuos maltratados, la privación y el trauma de la infancia
influyen en los comportamientos des adaptativos que se convierten en una Gestalt
fija en la edad adulta. A pesar de haber superado ciertos comportamientos, el
miedo a la supervivencia y la seguridad se unen a la evitación ritual de enfrentarse
a su dolor. Se erigen defensas para proteger y bloquear a la persona para que no
sienta una ansiedad abrumadora. Se produce un "adormecimiento psíquico" para
proteger al niño interior de la dureza del mundo. Este niño necesita consuelo,
consistencia, amor y seguridad adicional para salir de su escondite.

Nuestras conexiones sociales y experiencias vitales establecen nuestros


valores y sistemas de creencias. A medida que envejecemos, estos valores
evolucionan para formar una Gestalt diferente. Al tener libertad para tomar
decisiones, asumimos la responsabilidad de los resultados de nuestras vidas y
podemos vivir de forma más auténticamente humana. La fuerza que necesitamos
para tomar decisiones difíciles es primordial para nuestro crecimiento.

Así, esta progresión de las sesiones terapéuticas, se basa en la puntuación


del test psicológico Gestalt, iniciando con los bloqueos (tomando en cuenta la
numeración más alta). Las necesidades insatisfechas de la crianza abusiva (en la
que estos clientes suelen estar detenidos) pueden completar la Gestalt de
desarrollo inacabada. Finalmente, se produce un desgarro en la relación porque el

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terapeuta no es perfecto y no puede satisfacer todas las necesidades de cuidado


(Hycner y Jacobs , 1995).

Esta transferencia negativa se experimenta como un fracaso y trae de


vuelta el dolor experimentado durante su relación con el objeto original (la madre).
El terapeuta reconoce esta ruptura e intenta reconstruir la relación. Estas rupturas
negativas en la relación son importantes en la reparación de la confianza y el
desarrollo de la auto-calma y la calma en el cliente.

El desencadenamiento de la vergüenza en la relación terapéutica es muy


preocupante debido a la proyección de la figura de autoridad paterna en el
terapeuta. Las actitudes, los valores, las expresiones, la sensibilidad emocional y
la correspondencia del terapeuta son posibles desencadenantes de la vergüenza
en el trabajo (Yontef, 1993). Los pacientes pueden volverse reactivos a la
proyección paterna y esto puede traer consigo un padre introyectado duro, abusivo
o negligente que utilizó la vergüenza para lograr la conformidad en la familia de
origen.

Esta vergüenza puede hacer que un adulto desarrolle comportamientos de


auto-agresión, rechazo y autosabotaje. La terapia Gestalt hace hincapié en estar
con esa persona en el momento aquí y ahora a través del encuentro y el contacto.
La simple presencia del terapeuta puede tener un efecto duradero en el cliente.
Sólo por estar ahí, el cliente se ve obligado a reconocer que "yo soy" en lugar de
ser invisible. Esta validación de ser visto y comprendido puede provocar un
cambio en la vida de la persona al realizar sutiles cambios en la percepción. Sin
embargo, ser visto y tener contacto visual puede ser abrumador para ciertos
pacientes y puede beneficiar al paciente cerrar los ojos o hacer que se acueste en
el sofá. Aunque esto es controvertido en la terapia gestáltica, hacer que el
paciente se tumbe en el sofá puede producir un contacto más seguro para
emerger.

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En el contacto cara a cara, el afecto del paciente puede ser demasiado


estimulante para el terapeuta y el paciente. El terapeuta puede desviar su atención
y volver a centrarse en el paciente para no inundarlo de ansiedad; sin embargo,
esto puede suponer un reto y un cansancio para el terapeuta.

El núcleo de la terapia gestáltica es la fenomenología, el intento de


comprender la experiencia subjetiva tal y como es, sin prejuicios ni nociones sobre
lo que es correcto o la realidad. Se trata de entender a la persona de forma
holística en lugar de fragmentar la personalidad.

Nos encontramos con la persona en el momento presente y estamos


realmente con ella. Un terapeuta fenomenológico trata de permanecer presente en
la habitación mientras ayuda al cliente a definir y redefinir sus sentimientos,
sensaciones y pensamientos en el momento con conciencia.

Los pacientes que han sufrido abusos necesitan contar su historia y sentirse
comprendidos, en lugar de exponerse en exceso al momento presente, que es lo
que propugna la primera terapia gestáltica. Una vez que la persona se siente
comprendida, el terapeuta ayuda a crear un significado en la propia relación. Esta
validación de la experiencia subjetiva permite al cliente actuar sobre su sistema de
creencias personal. Los esfuerzos fenomenológicos piden que el terapeuta deje de
lado sus sistemas de creencias y acepte a la persona tal y como es, a pesar de las
diferencias y los sentimientos negativos que surjan en el trabajo.

El terapeuta se mantiene presente y se esfuerza por experimentar lo que el


cliente puede estar viviendo sin perder el sentido de quién es en ese momento. En
la terapia gestáltica, esto se denomina "inclusión". El paciente se considera un
experto en sí mismo y sabe lo que es mejor para él.

Así el ciclo de la experiencia Gestalt, facilita al terapeuta a identificar cual


fase de la persona se encuentra bloqueada, impidiendo a la persona a estar en

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regulación. Por lo que al aplicarse el test psicológico Gestalt, refleja la energía


retenida/bloqueada que se debe trabajar, primeramente, impidiendo a la persona
satisfacer sus necesidades prioritarias. Las diferentes fases o etapas que
componen el ciclo Gestalt de Salamá (CGS), por donde pasa la energía destinada
a satisfacer la necesidad emergente, mencionando la definición de cada una de
ellas.

Existe un debate sobre si la psicoterapia Gestalt debe o no implementar


criterios científicos para el análisis de la vivencia. Al respecto Salamá H. (2021)
fundamenta:

Existe la falsa creencia, entre muchos terapeutas, de que no se


necesita más que la vivencia para trabajar con los pacientes.
Obviamente y hoy más que nunca, un profesional de la salud no solo
requiere contar con su talento innato, sino que, además, su formación debe
incluir una base amplia de fundamentación teórica, supervisión programada
y continua, poner en práctica sus conocimientos mediante serias
investigaciones, así́ como actualizarse en el nutritivo intercambio con otros
colegas.
(...)
El arte de la psicoterapia requiere de una metodología científica y ambas,
no solo no están reñidas entre sí, sino que es importante su encuadre
complementario para quienes toman seriamente el estudio y el esfuerzo de
ampliar las áreas libres de conflicto en la personalidad del ser humano para
que pueda disfrutar de una existencia más agradable.
Ante la carencia de un instrumento que nos ayude a evaluar actitudes en el
Aquí́ y Ahora de la persona, dentro de su proceso de crecimiento (parr. 4)

Si bien la terapia Gestalt no se ciñe a un único elemento de análisis, existen


soluciones que nos ayudan a comprender de manera sistematizada el origen,
profundidad y ubicación de cada uno de los bloqueos que limitan el desarrollo del
paciente. Un ejemplo de estos avances metodológicos es el Test de
Psicodiagnostico Gestalt de Salama que está constituido por 40 reactivos que
indican los diferentes bloqueos que pueden presentarse dentro del ciclo y miden
los rasgos y actitudes más frecuentes en el momento presente del individuo,
siempre respecto a un tema específico. Cada uno de los reactivos ha sido

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formulado para ser respondido en términos de “no” (falso) o "sí" (verdadero).


Siempre teniendo en cuenta que la elección de cualquier respuesta por el sujeto,
debe ser reflejo de un patrón repetitivo de conducta que continúa presentándose
en el Aquí́ y Ahora.

El test TPG está distribuido en una escala numérica de cinco grupos de


respuestas, donde la quinta, se considera con puntaje nulo. Los 32 reactivos
restantes están distribuidos de manera aleatoria y se refieren a los ocho bloqueos
del ciclo de la experiencia citado anteriormente. Estos 32 reactivos se distribuyen
en ocho subgrupos que corresponden a cada una de las auto-interrupciones del
ciclo y el número del reactivo que se refiere a cada bloqueo en el anexo. Los ocho
reactivos nulos son los números; 5, 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40. Los conceptos que
marca el Test en cada reactivo se refieren a las actitudes manipulativas que utiliza
el sujeto en el momento presente, como los trastornos de personalidad, los
síntomas y las áreas libres de conflicto.

Esta prueba puede ser aplicada en forma individual o grupal. El tiempo


promedio de aplicación está en el rango de 15 a 20 minutos. El test que sea
resuelto antes o después de este rango de tiempo se anula, pudiéndose aplicar en
otro momento con un espacio temporal de 24 horas como mínimo. Sin embargo,
se ha observado que al aplicar el retest el tiempo de resolución puede disminuir a
10 minutos sin que por ello se invalide. Una vez contestados los reactivos, se
vacían en la plantilla de calificación.

Esta plantilla está dividida en ocho subgrupos relativos a los bloqueos.


Cada subgrupo contiene cuatro reactivos que representan a cada fase bloqueada
y según la respuesta “Sí” (verdadero) o “No” (falso) le corresponde una posición
Superior o Inferior y un puntaje determinado dependiendo de su posición espacial
dentro de la plantilla.

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Al realizar la sumatoria en cada fase, se obtiene la interpretación del


bloqueo en ciclo de la experiencia (Desbloqueada, funcional, ambivalencia,
disfuncional y bloqueada), teniendo como prioridad las puntuaciones altas (ocho,
seis y cuatro).

El ciclo de la experiencia Gestalt, está conformado en el aquí y ahora de la


persona, así como adaptado al motivo de consulta latente, por lo que permite ver
la percepción que tiene de él/ella misma (o), y de su exterior. Así mismo la
manipulación que le perjudica en su control interno que tiene como resultado la no
regulación organismica de la persona.
Los pacientes con abusos profundos pueden no tener las palabras para
expresar o evitar expresar sus experiencias, pero inducen inconscientemente al
terapeuta en la transferencia. Debido a la gravedad de algunos abusos. Yontef
explica que las técnicas tradicionales de la terapia Gestalt pueden tener "un efecto
negativo y mínimo con pacientes con trastornos graves del carácter,
especialmente los trastornos narcisistas de la personalidad y los pacientes
bordeline” (Yontef, 1993, p.256).

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Capitulo III. Metodología

Así como lo señala el marco teórico, las mujeres víctimas de abuso sexual
desarrollan bloqueos en el ciclo de la experiencia, fragmentando su ser, las
mujeres víctimas se vuelven dependientes emocionales de su agresor, teniendo
como resultado la presencia de la somatización ante las emociones reprimidas
durante/después del acontecimiento mencionado.

Por otra parte, la Organización mundial de la salud en el año 2013,


menciono que:

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia sexual


como: todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o
insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar
de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra
persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier
ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo (párr. 3).

Cabe resaltar que las víctimas de abuso sexual presentan trastornos


mentales, como lo son; trastorno alimenticio, sueño, ansiedad, emocionales, entre
otros. Por lo que considero importante se haga hincapié en la empatía durante el
proceso terapéutico, y no se le etiquete a la víctima de abuso sexual con
trastornos mentales.

De acuerdo a lo observado por, la salud pública de México en el 2021 indica


que;

Destacan problemas de depresión, de ideación suicida y de intento suicida,


los cuales parecen presentarse en mayor medida en las mujeres que han sufrido
cualquier forma de violencia sexual, pero muy particularmente parecen impactar
más a quienes la habían sufrido en la relación íntima, o cuando se habían
experimentado (párr. 44).

Por tanto, leyendo los testimonios de dos mujeres violentadas, así como: El
protocolo tipo y del debido proceso legal. Delito de violación. El 50% de mujeres

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víctimas de abuso sexual, abandonan el proceso terapéutico que les brindan las
autoridades al demandar el agresor

De acuerdo a lo expuesto por el Instituto chihuahuense de la mujer en el


año 2021 se deduce que:

…los retos más importantes para los y las servidores públicos/as del Centro de
Justicia para las Mujeres en el delito de VIOLACION o en otros de esta naturaleza será
básicamente, abandonar la idea de que la palabra o los hechos relatados por la victima
que ha sufrido una violencia sexual, requiere indefectiblemente de una confirmación, a
través del tradicional dictamen del médico forense o cualquier médico que certifique la
existencia de datos reveladores de la violencia sexual (párr.4).

Una de las etapas que atraviesa la víctima durante el proceso legal, es


describir la violación en repetidas ocasiones, por lo que el abordaje terapéutico
Gestalt es favorable para la homeóstasis de la víctima, teniendo así dependencia
emocional, recursos necesarios para ya no ser una mujer vulnerable, seguir con
su vida cotidiana así mismo pueda hablar del suceso de violación sin presentarse
emociones reprimidas que afecte su salud mental. Teniendo como resultado
terminar con el proceso legal y no repetir episodios de violencia de genero a
cambio de aceptación, protección y cariño.

De acuerdo a lo señalado anteriormente, el Protocolo de investigación de


los delitos de violencia sexual hacia las mujeres desde la perspectiva de género
en el 2021, menciona que;

Durante la valoración el perito debe tomar en consideración el


estado emocional y cognitivo de la víctima y las posibles reacciones como
disociación, labilidad, agresividad, ambigüedad o confusión al contestar las
preguntas. Se debe respetar los silencios de la víctima. En estos momentos
la víctima podría estar reuniendo el valor suficiente para decir algo que
puede resultar muy humillante o doloroso, o bien tratando de aclarar sus
ideas, por lo que presionarle a responder podría afectar el desarrollo del
interrogatorio (pág. 51).
Desde una perspectiva propia se puede afirmar que, la violencia hacia las
personas, se ha normalizado, la sociedad y las leyes lo consideran como una
investigación más que les llega, con ambigüedad, y sin terminar la investigación y
el proceso legal.

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Por lo que la Organización mundial de la salud y la Organización


panamericana de la salud, en el año 1998, destaca que;

Los estudios han revelado que entre 36% y 62% de todas las víctimas de
agresión sexual tienen 15 años de edad o menos (véase el cuadro
en la hoja de información sobre violación y agresión sexual). Las
investigaciones indican que el maltrato sexual del niño es algo
común (pág. 16).
En efecto la violencia hacia las mujeres ha incrementado cada año, un
ejemplo de lo que se vive en México es ciudad Juárez, adonde al aumentar los
empleos hacia el sexo femenino, el número de mujeres desaparecidas fue cada
día mas mayor. Así mismo el micro machismo sigue siendo aprendido por las
nuevas generaciones, teniendo como resultado el incremento de la violencia hacia
la mujer.

Es decir que Ciudad Juárez es un ejemplo de la violencia de género que


prevalece en México, por lo que el terapeuta Almada H. en el 2019, subraya que;
“Ciudad Juárez es conocida mundialmente como la capital del feminicidio,
fenómeno que la OACNUDH México ha definido como, muertes violentas de
mujeres por razones de género, 2009” (pág. 34). Avanzando en nuestro
razonamiento, la atención psicológica desde un enfoque Gestalt, en vista de las
necesidades que presentan las mujeres víctimas de abuso sexual, tiene el cuadre
terapéutico necesario, de tal manera que la persona contacta con sus fortalezas y
se merma la auto perspectiva de vulnerabilidad.

Hay que mencionar, además que la manera que el hombre ha aprendido a


dirigirse hacia la mujer, cuando es de su agrado, es por medio de lo que
coloquialmente se le conoce como piropos sexosos, considerando que son
generadores de violencia hacia el sexo femenino, poniendo en riesgo la salud
mental, cabe señalar que, a causa del machismo, el sexo femenino sea
considerado como el sexo débil, razón por la cual no hay respeto hacia su cuerpo,
teniendo como resultado el tocamiento.

Los comentarios misóginos, sean convertido en algo común, por lo que se


refiere la International knowledge network of women ín politics (2019);

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Los comentarios sexistas y misóginos, las imágenes humillantes, el mobbing,


la intimidación y las amenazas contra las mujeres en la vida pública o
las que expresan opiniones políticas públicamente se han convertido en
algo común. Las parlamentarias jóvenes y las mujeres que luchan
contra la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres han
sido a menudo atacadas de una manera particular (parr. 4).

Por lo que considero importante la apertura de asociaciones en apoyo a las


mujeres víctimas de abuso social, debido al incremento de violencia psicológica,
sexual y física hacia el sexo femenino, dejando en las victimas un daño
psicológico que le impide comunicarse con su exterior, con su núcleo familiar,
pareja amorosa y no reconoce las necesidades en su aquí y ahora.

Así mismo la ONU DE LA MUJER, ha dado la importancia de la atención


psicológica en mujeres víctimas de abuso sexual, debido a lo que enfrentar en su
día a día, teniendo como resultado mujeres unificadas, como lo describe la terapia
Gestalt.

El análisis de las investigaciones que ha realizado la onu de la mujer, refleja la

ausencia del enfoque Gestalt en el tratamiento terapéutico en las victimas, en las

investigaciones se encuentran el abordaje terapéutico con enfoque conductual por

lo que considero de suma importancia se reconozcan los resultados del

tratamiento psicológico desde un enfoque gestalt. Para finalizar, el abordaje

terapéutico Gestalt cumple con el encuadre que se necesita para el tratamiento

terapéutico en mujeres víctimas de abuso sexual, teniendo la empatía y el

acompañamiento desde una mirada humanista como fundamental en el proceso

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3.1. Conclusión

En la actualidad no es extraño observar en algunas redes sociales movimientos ,


asociaciones e individuos, algunos incluso profesionales, que sostienen que los
acercamientos sexuales entre adultos/ as y niños/as no tienen mayores
consecuencias y que los efectos negativos que pueden observarse se deben las
consecuencias de la condena social hacia tales comportamientos, que solo
estigmatizan esta conducta y que provoca en los niños/as sentimientos de culpa,
sentimientos de haber sido dañados/as

Así mismo el abuso infantil, las agresiones sexuales en sí mismas causan


efectos debido pues a el desequilibrio de poder, de conocimiento y de
gratificación. Ya sea la victima un infante, adolescente o una mujer que en esta
investigación es lo que atañe, mas sin embargo se considera conveniente
desglosar los cambios en la actitud de la víctima no solo en su edad adulta sino
también y principalmente, cuando el ataque que se padeció tiene antecedentes en
la infancia, así pues se pretende comenzar desde esta etapa y así sucesivamente.
Según David Finkelhor, 1986 (citado por I.V.intebi, 2012), investigador
estadounidense de temas relacionados con abusos sexuales en la infancia, nos da
características de las consecuencias del trauma del abuso en cuatro grupos de
secuelas psicológicas y comportamentales.

Por otro lado, constatan que las consecuencias de la victimización a corto


plazo son, en general, devastadoras para el funcionamiento psicológico de la
víctima, sobre todo cuando el agresor es un miembro de la misma familia y cuando
se ha producido una violación. Las consecuencias a largo plazo son más inciertas,
si bien hay una cierta correlación entre el abuso sexual sufrido en la infancia y la
aparición de alteraciones emocionales o de comportamientos sexuales
inadaptados en la vida adulta, por lo cual el abordaje en todas las esferas que se

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involucran en la atención a víctimas y tratamiento debe ser pues profesional y


sumamente empático con la victima

Por consiguiente se iniciara describiendo las de tipo sdecundario por


motivos de relación con este capítulo según lo estipulado por Intebi (2012), las
afecciones en los contactos cercanos con otras personas se pueden encontrar en
las respuestas esperables ante situaciones de victimización crónica –tales como
desconfianza hacia los demás, rabia y/o temor hacia las figuras de autoridad o
hacia personas que ejercen poder, temor al abandono, percepción de injusticias –
y en la manera en que las víctimas se han adaptado a las experiencias de
agresiones sexuales y de violencia crónicas.

A pesar de que las causas son entendibles y justifican estos


comportamientos, su presencia suele interferir en las posibilidades de adaptación
y en los niveles de desempeño de niños/as y jóvenes en su día a día, generando
problemas con otras fuentes de apoyo social en lo que hace a aceptación y
contención. Dentro de las dificultades que se detectan en este ámbito están los
trastornos en los vínculos de intimidad, los trastornos en la sexualidad, la
asociación de relaciones interpersonales con agresión, la conflictividad y la
manipulación y las conductas agresivas.

Nos recuerda que hay una reacción entre este tipo de experiencias y el
establecimiento de relaciones interpersonales cargados de temores ante la
vulnerabilidad, a posibles revictimizaciones y a la desconfianza generalizada hacia
parejas sexuales. Aunque parezca paradójico, coexisten con una tendencia a
depender o a idealizar a sus parejas. Debido a una excesiva preocupación por lo
sexual tiende a sexualizar vínculos no sexualizados y a tener una historia de
múltiples parejas con contacto superficial que se abandonan a medida que los
vínculos comienzan a profundizarse.

En relación con la sintomatología trauma hay probabilidad de que se


presenten: vueltas al pasado, sueños con representación del suceso ocurrido,

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insomnio y depresión. Estos síntomas suelen persistir durante mucho tiempo, años
y, a veces, durante toda la vida, impidiendo de esta manera, a la víctima y aun a
su familia, la adaptación a la vida y la resolución adecuada de las crisis normativas
y no normativas del desarrollo.

Pata Intebi(2006) también se pueden presentar conductas evitativas; que


suelen ser comportamientos cuyo objetivo es reducir la tensión, el malestar y la
angustia que los mecanismos dispositivos no consiguen controlar.

Entre ellos, encontramos las adicciones a drogas y/o alcohol, las tendencias
suicidas y otras conductas dirigidas a disminuir la tensión (por ejemplo: cualquier
comportamiento impulsivo y/o de riesgo, las automutilaciones, las conductas
sexuales compulsivas, los trastornos compulsivos de la alimentación, el gasto y/o
el juego compulsivo). Con estos comportamientos se consigue: Atenuar
transitoriamente los estados emocionales negativos, ciertos niveles de euforia,
desconectar de los recuerdos traumáticos y dolorosos, posibilidad de expresar
emociones tales como la rabia, la tristeza que no se podrían expresar en otro
contexto, cierta autonomía de la necesidad de contar con un grupo de pares para
recibir apoyo y contención.

Es importante resaltar que, una variante en la manera de responder a


experiencias de ataques impredecibles es a través de comportamientos tendentes
a controlar tanto al entorno como a sí mismos/as. Para las víctimas el control
resulta de importancia vital para la supervivencia, observándose conductas de
excesivo autocontrol, tendencia al individualismo y a la autosuficiencia extremos,
llegando incluso al aislamiento y a la evitación de relaciones de proximidad e
intimidad.

Siguiendo con Intebi 2012 otra de las secuelas internalizadas del abuso/
violación son las alteraciones emocionales, las más frecuentes en las víctimas de
agresiones sexuales y malos tratos crónicos son la depresión y la ansiedad.

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No es habitual en los casos de niños/as y jóvenes observar toda la


sintomatología descrita. Por lo general sólo aparecen algunos de los componentes
de este cuadro e interfieren en las actividades en grado variable.

La disociación es pues en este caso mecanismo defensivo no debe ser


considerado patológico por sí mismo, ya que generalmente no produce malestar ni
deterioro y es sumamente útil para evitar el sufrimiento emocional. Según el
DSMV (1995, p.489) la disociación patológica es un efecto a medio y largo plazo
de este mecanismo defensivo que puede presentarse como una alteración
repentina o gradual, transitoria o crónica.

En los casos de víctimas de agresiones sexuales y de malos tratos


crónicos el uso del mecanismo suele haber comenzado de manera gradual para
prolongarse y aplicarse forma crónica, extendiéndose a cualquier tipo de situación
dolorosa.

Cabe mencionar que, las diferentes autoras de estudios sobre las secuelas
psicológicas de la violencia sexual, y más específicamente de la violación,
coinciden en señalar la profunda duda que embarga a la víctima en torno a sí
misma, en torno a la culpabilizarían por las fantasías –vividas ahora como
premonitorias, como revertidas siniestramente contra sí misma-, a la
culpabilización por “provocar” o por no haber previsto suficientemente la situación
de peligro, a la culpabilización por no haberse resistido “suficiente”, por haberse
quedado paralizada, “como si aceptara pasivamente” aquella cosa terrible que le
estaba sucediendo, a la culpabilización por intentar salvar la vida ante un peligro
que, posteriormente , pudo pensarse como algo banal, como algo que no ponía en
riesgo la vida, culpabilización por intentar, de manera activa, formas distintas de
sometimiento que satisfaga las fantasías y el ansia de dominio de su victimario.

Por último, es importante mencionar que, por el temor hacia la propia vida,
se sede al control del victimario, generando así, un sentimiento de culpa y
vergüenza por parte de la víctima, por haberse permitido el contacto, por haber
cedido a la agresión, e incluso por que el cuerpo responde sexualmente ante el
acto, formando así, la idea de la indefensión y de la responsabilidad de la agresión
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hacia sí misma. Es evidente que en el momento así lo juzgó, y, relativamente, tuvo


éxito en sobrevivir. Después, cuando el régimen psicológico de excepción
desaparece, no podemos aceptar eso que descubrimos de nosotros mismos.

Para concluir las personas que han sufrido esta experiencia solo el 30%
(Echeburúa & Corral,2010, citado por Bermudez y Blanco,2020,p.31)de ellas
tienen sintomatología severa a largo plazo y los demás pueden desatar un tipo de
secuelas, en este caso se evidencian secuelas emocionales como la dependencia,
desconfianza y baja autoestima, ,el papel de los factores de apoyo como la familia,
las relaciones sociales y en este caso la relación amorosa, ayuda a la reducción
del impacto psicológico siendo así sumamente importante para el afrontamiento
del suceso.

Por consiguiente, si la víctima no recibió atención postraumática, se


observó que los efectos psíquicos negativos pueden persistir por lo menos un año
después de la violación incluso mucho más tiempo, aunque los problemas de
salud y los síntomas físicos suelen disminuir durante ese período. Así pues, nos
dan una lista con las principales alteraciones emocionales que reportan las
víctimas; se mencionan, la culpa, ansiedad, angustia, miedo, inseguridad, enojo,
tristeza, que puede convertirse en depresión, irritabilidad y baja autoestima

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3.2. Sugerencias

El abuso sexual son actitudes que son aprendidas por el sexo opuesto,
fortaleciendo de esta manera el micromachismo/machismo, por ello es importante
primeramente como primer paso es entender por qué ocurre, la causa
fundamental de la violencia sexual es la opresión, la cual es la experiencia de la
amplia, injusticia sistémica y repetida. Muchos individuos y grupos viven opresión
diariamente, lo que significa que aprendemos a clasificar la misma humanidad, sin
importar que daño repercute hacia la otra persona.

Podemos observar como diariamente aprendemos que como humanos estamos


clasificado en; raza, sexo, identidad de género, expresión de género, orientación
de género, estatus económico, religión ciudadanía, edad, identidad federativa.

Teniendo como consecuencia la mentalidad que coloquialmente llamamos,


el rival más débil. Adonde el que se cataloga como el más fuerte, hace daño al
que etiqueta como débil, y es ahí adonde da continuidad la cadena de violencia.

Es por ello que considero importante primero indagar el cómo inicia los
rasgos de la violencia, teniendo en cuenta la historia de vida del agresor y de la
víctima, para saber cómo aprendió que debía actuar y por miedo a que.

Teniendo los resultados de dicha indagación que se llevaría a cabo con una
entrevista escrita o verbal, esto dependiendo de los recursos y limitaciones que
conlleve la población en la cual se tiene como objetivo mermar la violencia, se
plantea un proceso educativo a nivel primeria, de esta manera se tendrá el vínculo
con los padres de familia o tutores, y posterior a ellos se adecua talleres
vivenciales, adonde los padres de familia aprendan que es la educación sexual, ai
mismo los valores, teniendo como objetivo que lo aprendido sea reflejado con los
hijos ya que habrá un cambio de conducta.

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Al igual considero importante que las asociaciones como lo son; la


secretaria de la mujer y asociaciones de ayuda, realicen conferencias a
comunidades adonde no llega dicha información, como lo es la montaña, adonde
el incremente de venta de mujeres menores de edad, cada día aumenta más,
considero importante iniciar con conferencias, adonde el objetivo es la empatía
con las personas para asi mismo saber las necesidades que tienen y por qué
siguen llevando acabo la costumbre de vender a sus hijas cuando aún son menos
de edad, por lo que teniendo los resultados se refuerza con talleres de
emprendimiento, adonde las personas aprender a generar recursos de otra
manera.

Así pues, el aprender valores e iniciando con los pueblos alejados al puerto
seria iniciar realmente desde la raíz, ya que los programas se enfocan adonde hay
más poblaciones, dejando como última opción a las personas de la montaña y es
por ello que cuando una mujer ecnia emigra a otro lugar como lo es la ciudad, se
auto considere en el sexo vulnerable, ya que es la manera que lo aprendió.

Cabe resaltar que el agresor identifica a su víctima, y es ahí cuando ve sus


necesidades y comienza el acercamiento y ganarse la confianza o en otros casos
lleva acabo la agresión.

Para radicar la violencia se tiene que fortalecer al sexo femenino, adonde


se aprenda que la mujer elije que aprende y que es lo que le sirve para estar bien,
lo que en Gestalt se le conoce como la restructuración del ser.

Por lo que unificar a la persona, es aprender a quererse y a cuidarse, lo que


reflejara un ser fuerte, de esta manera no reflejara debilidad.

Es importante mencionar que la educación sexual es importante al igual que


la salud sexual, considero importante que la salud mental sean temas que se les
enseñe desde nivel primeria, para que de esta manera la niña/o aprendan
sexualidad y también la salud sexual.

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Al igual el amor propio, dando talleres adonde las actividades sean de auto
cuidado, que sepan cuál es su límite y que el decir no, siempre y cuando ellas se
sientan bien es lo correcto.

Por lo que la violencia infligida por la pareja y la violencia sexual son


problemas graves y generalizados en todo el mundo. Aparte de constituir
violaciones de los derechos humanos, estas formas de violencia deterioran
profundamente el bienestar físico, sexual, reproductivo, psíquico, mental y social
de las personas y las familias.
Así mismo las consecuencias inmediatas y a largo plazo sobre la salud que
se han vinculado con estos tipos de violencia incluyen entre otras: las lesiones
físicas, el embarazo no deseado, el aborto, las complicaciones
ginecológicas, las infecciones de transmisión sexual (incluida la infección por el
VIH), el trastorno de estrés postraumático y la depresión.
Por otra parte, también existen diversas complicaciones relacionadas con el
embarazo, como el aborto espontáneo, el trabajo de parto prematuro y el bajo
peso al nacer, que se asocian con la violencia durante el embarazo.
Así pues, los comportamientos de alto riesgo como el tabaquismo, el
consumo perjudicial de alcohol y de drogas y el comportamiento sexual arriesgado
son significativamente-te más frecuentes en las personas que han sido víctimas de
la violencia infligida por la pareja y la violencia sexual.
Es importante mencionar que, al mejorar la salud mental, el bienestar y la
productividad de las personas, las comunidades y las
Sociedades les ayuda a reducir la desigualdad y las inequidades por razón de
género, en la medida en que la violencia de pareja y la violencia sexual, o la
amenaza de las mismas, contribuye a mantener estas inequidades, disminuir el
comportamiento antisocial, las transgresiones y otras formas de violencia
interpersonal que pueden ser resultado de haber presenciado la violencia de
pareja
durante la niñez; y disminuir los costos sociales y económicos, directos e
indirectos y las consecuencias asociadas con estas formas de violencia.

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Por consiguiente, es importante que las mujeres sepan sus derechos a si


mismo los mecanismos que se llevan para proceder con una demanda de abuso
sexual, por lo que es conveniente que se realicen conferencias virtuales adonde
se deje claro que es un abuso sexual, de esta manera se tendrá una definición
clara de que es abuso sexual.
Para concluir, realizar capacitaciones de sensibilización al personal del
ministerio público, adonde se sensibilice y aprendan a tener empatía con las
mujeres víctimas de abuso sexual, así mismo tengan los conocimientos para ser
apoyo de las mujeres víctimas.
Cabe mencionar que la violencia hacia la mujer es una manera de
discriminación, debido a que no hacen valer los derechos, cabe resaltar que el
abuso sexual se lleva acabo cuando el hombre expresa palabras obscenas,
haciendo referencia de la corporalidad de la mujer, por lo que considero
importante que la colocación de banners, no sea solo en camiones, así también
sean colocados en lugares públicos, como lo son los mercados, los parques, y al
igual la colocación de números de atención como lo es el call center, adonde
brindan ayuda psicológica gratuita.
Es importante mencionar que el ser humano en cada segundo está
aprendiendo, es por ello que las sugerencias descritas son considerando la
manera de aprender del ser humano, como lo es; visual, verbal y auditiva. De igual
manera teniendo conocimiento de la cultura que prevalece en Guerrero, adonde el
machismo/micromachismo cada día es llevado acabo y a si mismo aprendido por
los infantes.

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