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INTRODUCCION

En esta ficha de resumen, sobre ¿QUÉ ES LA FILOSOFIA?, realizare un breve


resumen de dicho texto, teniendo en cuenta los temas e ideas principales del texto que se
ha sido otorgado.
La filosofía es una disciplina que se dedica a cuestionar y reflexionar sobre las
preguntas fundamentales de la existencia humana, tales como el sentido de la vida, la
naturaleza de la realidad, la moralidad y la ética, la verdad y el conocimiento, entre
otras. Es una búsqueda constante de la comprensión del mundo y de nuestra propia
existencia, a través del razonamiento lógico y la argumentación crítica. La filosofía ha
sido practicada desde la antigüedad y ha evolucionado a lo largo de los siglos,
abarcando diversas corrientes y tradiciones de pensamiento.
UN APRENDIZAJE FILOSOFICO

El acto de pensar no es sino un diálogo que el alma mantiene


consigo misma, interrogando respondiendo y afirmando y negando.

(Platón, “Teétetes”, 190)

Se plantea la pregunta de por qué se enseña filosofía en nuestro sistema educativo y


cuál es su papel en la formación de los estudiantes. Aunque ha ocupado un lugar central
en la educación desde la Colonia, actualmente no hay una justificación explícita para su
enseñanza. Algunos argumentan que la filosofía está relacionada con la religión y debe
enseñarse como complemento de las ciencias y la teología, mientras que otros creen que
la argumentación y la ética son fundamentales para un curso de filosofía ya que nos
permiten entrar en contacto con los grandes pensadores de la humanidad y nos ofrecen
herramientas para comportarnos de manera consciente y correcta.
En la enseñanza de la filosofía, a menudo se presenta como un conjunto de autores
y doctrinas que se deben memorizar y repetir, sin discutir el contexto o las preguntas y
problemas que se generan. Esto no despierta entusiasmo por la filosofía, ya que parece
que todo el conocimiento ya está constituido y no hay nada que pensar o cuestionar.
Además, se espera que la filosofía tenga un valor formativo al desarrollar la reflexión, la
crítica y el respeto a las diferencias, pero esto solo es posible si se motivan y realizan
estas actividades en el curso de filosofía. La formación solo tiene sentido si se adecua al
resultado esperado.
Según Tassin, la filosofía no puede ser reducida a una mera información o dato, ya
que no existe en una forma acabada. Esta disciplina requiere de habilidades de
razonamiento y ejercicio del pensamiento que no se pueden transmitir únicamente a
través de la comunicación de contenidos. En otras palabras, la filosofía exige la puesta
en acción de la capacidad de pensar y no se puede reducir a una simple transmisión de
información.
En resumen, Kant afirmaba que no se puede aprender filosofía de la misma manera
que se aprende cualquier otro contenido histórico, sino que es necesario aprender a
filosofar, a poner a prueba los usos de la razón. Por lo tanto, la práctica pedagógica que
se limita a enseñar repitiendo definiciones y recitando doctrinas filosóficas no es
suficiente. Es importante que los contenidos sean propuestos y elaborados por el propio
maestro, organizados en temáticas y lecturas complementarias que conformen el texto
escolar que circula en el aula con una intencionalidad pedagógica diversa. La discusión,
el debate, la pregunta filosófica, el ejercicio de lectura y escritura, y los problemas que
se ponen en movimiento, son la vía natural para que los estudiantes puedan formarse en
la reflexión filosófica.
En cuanto al aprendizaje de la filosofía, se menciona el programa Aprender a
Pensar implementado en España y otros países, basado en los lineamientos de Matthew
Lipman, que busca enseñar a razonar a los niños desde temprana edad en un ambiente
que convierte la clase en una comunidad de investigación. También se menciona el
greph en Francia, un grupo de investigación para la enseñanza de la filosofía que luchó
por un derecho a la filosofía en reacción a la reforma educativa que buscaba eliminarla
del plan de estudios. Se hace referencia a las recomendaciones emitidas por Derrida y
Bouveresse a Lionel Jospin en 1989 sobre las antinomias de la disciplina filosófica, de
las cuales se destacan algunas que se consideran significativas.
La Unesco ha mostrado interés en la enseñanza filosófica y su papel en el desarrollo
de individuos y sociedades. Se han abordado aspectos como el lugar que ocupa la
filosofía en los sistemas educativos, los métodos de enseñanza y su influencia en la
formación del ciudadano. Además, se ha considerado la formación de los profesores y
su especialización en la enseñanza filosófica. Todo esto se debe a la importancia que
tiene la filosofía en la formación de espíritus libres y reflexivos, capaces de resistir a la
propaganda, fanatismo, exclusión e intolerancia, lo cual contribuye a la paz y prepara a
cada individuo para enfrentar los grandes interrogantes contemporáneos, especialmente
en el campo de la ética. En este sentido, junto con profesores de filosofía de diferentes
colegios oficiales del país, hemos emprendido una investigación para abordar la
experiencia de los profesores en la práctica de la enseñanza filosófica, sus limitaciones y
dificultades, y cómo podemos fortalecer la capacidad científica en la educación básica y
media en Colombia.
El problema de la enseñanza de la filosofía en el bachillerato tiene como objetivos
principales investigar cómo se está enseñando y conformar grupos de análisis para
encontrar alternativas que mejoren la enseñanza. Este problema se aborda desde los
aspectos de los contenidos, la metodología, los manuales de filosofía y los profesores.
UNA PREGUNTA A NUESTRA PRACTICA
¿QUÉ ES LA FILOSOFIA?

En los manuales de enseñanza de filosofía, se plantea la pregunta y definición (o


definiciones) que anticipan cualquier texto introductorio al pensamiento filosófico. Sin
embargo, se plantea que comenzar saturando al estudiante con definiciones y
distinciones no es un buen punto de partida para la enseñanza de la filosofía. En cambio,
se sugiere que los maestros de filosofía conduzcan directamente al estudiante desde el
principio al ejercicio reflexivo.
Existen diferentes definiciones y enfoques sobre lo que es la filosofía. Algunos la
describen como la experiencia de la reflexión, otros como el pensamiento a través de
conceptos, y otros la ven como la reflexión que el ser humano hace sobre el mundo, la
ciencia y sobre sí mismo. Hay muchas versiones y corrientes, como la filosofía
analítica, que también tienen sus propias definiciones y enfoques sobre la filosofía.
La filosofía tiene diferentes maneras de entenderse y definirse, lo que plantea
dificultades para asignarle un objeto de estudio y captarla de manera general. A
diferencia de las ciencias particulares, la filosofía no tiene un objeto de estudio propio y
siempre estará al encuentro de nuevos objetos de reflexión, como la prisión, la
sexualidad, la droga, la diferencia de sexos, el medio ambiente y la biotecnología, entre
otros.
Paradójicamente, cuando practico filosofía, no siempre sé cómo definirla
exactamente, aunque creo saber de qué se trata. Por eso, a menudo se opta por
considerarla como un tipo de juego, como el juego de poner las cosas en movimiento y
desordenarlas (como lo describe Desanti). De esta forma, entiendo que la filosofía es
una actividad que nunca termina, que la búsqueda constante no es posible sin pasión y
que, como práctica de pensamiento, implica formular preguntas, plantear problemas y
examinar creencias y supuestos. En resumen, la filosofía es una actividad en constante
evolución y siempre en busca de nuevas preguntas y respuestas.
PERSONALIDAD ATOPICA Y FILOSOFIA
A menudo se cree que los filósofos están desconectados del mundo real y de la
cotidianidad, y que su trabajo implica llevar una vida solitaria y reflexionar en silencio,
sin preocuparse por las demandas del mundo exterior. Sin embargo, estos estereotipos
son falsos y persisten en la idea de que el pensamiento filosófico es algo ajeno a la
condición humana y no tiene relación con lo práctico de la vida diaria.
En la actualidad, se está recordando que la filosofía, desde la Antigüedad, no solo
es un discurso teórico, sino también un arte de vivir y una elección de modo de vida en
una situación concreta. La filosofía se enfocaba en la formación y transformación del
individuo en lugar del conocimiento teórico. Esto implica que el acto filosófico se
relaciona con el ser y su desarrollo personal.
La filosofía pitagórica, aunque influenciada por las tradiciones órficas, enfatizaba la
idea de la filosofía como un modo de vida. En la misma perspectiva, no sorprende que
Sócrates, quien consideraba la filosofía como un arte de vivir, tuviera una actitud
aceptante hacia la muerte. Él veía la muerte como una liberación de la mente de las
limitaciones del cuerpo y como un riesgo que uno debe estar dispuesto a correr al
cuestionarse a sí mismo a través de la indagación filosófica. Por lo tanto, no atendió la
sugerencia de su discípulo Critón de escapar de la prisión, porque el único criterio a
considerar era el conocimiento de la justicia y el respeto por la ley.
Desde la filosofía entendida como modo de vida, podemos entender por qué los
filósofos, desde Platón en adelante, son considerados como seres “inclasificables” en
comparación con los diferentes tipos comunes y corrientes de la sociedad (como el
guardián, el zapatero, el médico, el comerciante, el agricultor, etc.). Son átopos (“sin
lugar”) porque desean sabiduría (“El banquete”) y tienen una personalidad única.
Sócrates, a pesar de su apariencia ridícula y su falta de riqueza, siempre estaba
interrogando y causando perplejidad con sus discursos, produciendo una especie de
posesión, delirio y trastorno. A pesar de ello, como verdadero filósofo, acepta la muerte.
Es un sileno con características especiales, como los descritos por Erasmo en el
modismo “los silenos de Alcibíades”, alguien que puede parecer ridículo en apariencia,
pero que finalmente resulta digno de admiración por sus acciones, pensamientos y
palabras.
Filosofía, conocimiento, aprendizaje
La enseñanza, el saber y la filosofía

En ocasiones se cree que la filosofía es una actividad sin sentido, un pasatiempo


inútil que no lleva a nada, y que puede ser descartada como algo sin importancia.
Incluso algunos la ven como una simple repetición de viejas ideas en nuevas palabras.
Sin embargo, lejos de ser algo vacío o insignificante, la filosofía es un elemento esencial
de nuestra civilización, con profundas implicaciones para la orientación de nuestra vida
y para la propia vida en sí misma.
En la Antigüedad, la filosofía era considerada como sabiduría que examina nuestra
relación con el mundo, tanto en lo teórico como en lo práctico. Esto significa que,
además de conocer las cosas, también se examinaba la conducta y el comportamiento.
Descartes, en su sistema filosófico, reconocía esta conexión entre teoría y práctica. El
término "philosophein" y "philósophos" se oponía a "sophós" (sabio, "diestro en asuntos
prácticos"), y sigue siendo así hoy en día. El filósofo es alguien que ama el
conocimiento y busca el saber en sí mismo, en lugar de simplemente poseerlo.
El campo del saber ordinario o común es muy amplio y abarca todos los
conocimientos prácticos, la adaptación a los fenómenos, la curiosidad y la capacidad de
asombrarse ante lo imprevisto. Este saber es algo que todos los seres humanos poseen
de manera natural y espontánea, ya que conocemos el mundo que nos rodea, el ambiente
en el que vivimos, a las personas que nos rodean, y somos conscientes de nosotros
mismos, nuestros sentimientos y acciones. Todos tenemos un deseo de verdad, lo que se
refleja en la pregunta constante del "por qué", y por eso se dice que incluso los niños
son filósofos naturales. En resumen, el conocimiento ordinario se basa en la evidencia
sensorial, los juicios de valor (bueno-malo) y los principios de utilidad y finalidad.
Desde el punto de vista de la Unesco, la enseñanza de la filosofía es esencial para el
desarrollo individual y social, y no es en absoluto algo superfluo. Personalmente creo
que la filosofía tiene un papel importante en la clarificación de la existencia y en la
búsqueda de sentido en la vida. Aunque tal vez sea exagerado pensar que la filosofía nos
puede liberar completamente de la prisión en la que el hombre moderno se encuentra
sumergido, como decía Max Scheller, sí es cierto que, en la era del vacío, donde la
información y las imágenes nos inundan y somos objeto de manipulaciones, la filosofía
puede ayudarnos a salir de ese estado y a pensar por nosotros mismos.
LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFIA Y SUS PRACTICAS
INSTITUCIONALES
En su texto "¿Para qué aún filosofía?", Theodoro Adorno plantea una pregunta que
me invita a reflexionar sobre la relevancia de la filosofía en nuestro tiempo y las
responsabilidades que esta disciplina tiene en la actualidad. Es necesario reconocer que
ser filósofo implica reflexionar sobre la naturaleza y el propósito de esta actividad, más
allá de la enseñanza y la escritura. Debemos asumir el reto de comprender el papel que
la filosofía debe desempeñar en la sociedad actual.
Pierre Hadot recientemente ha evocado un pasado perdido en el que la filosofía se
concebía como un arte de vivir y la enseñanza se orientaba hacia la formación del
individuo, más que hacia la transmisión de conocimientos o la elaboración de teorías.
En este enfoque, la preocupación principal de las escuelas era la formación del hombre
para afrontar la existencia y no la exégesis de textos o la adquisición de teorías.
La encrucijada en la que se encuentra la enseñanza de la filosofía en la actualidad:
transmitir un saber ya constituido o formar a los estudiantes en su capacidad de pensar
críticamente y transformar su modo de vida. Se destaca la importancia de reactivar el
vínculo entre la filosofía como elaboración de pensamiento y modo de vida, tal como se
concebía en la antigüedad. Esta convergencia entre pensamiento y existencia es la base
de la propuesta de las artes de la existencia o artesanía de sí mismo, en la que las
decisiones y comportamientos son fuerzas que contribuyen a construir nuestro modo de
existencia.
En la época en que los partidos políticos tradicionales, el Liberal y el Conservador,
se conformaron en Colombia, cada uno estaba asociado con ciertas ideas y valores. El
Liberalismo se identificaba con la libertad, la razón, la ciencia y el materialismo,
mientras que el Conservadurismo se asociaba con la religión católica, el mantenimiento
del orden y la defensa de los principios de verdad y justicia. Esta división ideológica
estaba enraizada en la sociedad y es fundamental para entender el surgimiento de la
violencia política. Según la idea de que "todo principio está en la religión como toda
raíz en la tierra", el Liberalismo no tendría principios morales ni políticos.
Sin embargo, si algo hay que destacar entre los programas de acción de los
gobiernos liberales es precisamente sus políticas educativas.
Durante la década de los cuarenta, se estableció la institucionalización universitaria
de la filosofía, lo cual incluyó la definición de un plan de estudios. Además, se
reconoció que la pluralidad de perspectivas, orientaciones o enfoques era una de las
condiciones necesarias para la actividad filosófica.
la filosofía se enseña en más de diez universidades de Bogotá y en otras tantas de
provincia, gracias a las libertades de enseñanza, investigación y cátedra que garantiza el
Estado. Esto demuestra un compromiso por el interés y la importancia de la filosofía en
las instituciones universitarias, que buscan articular la enseñanza y la investigación con
los programas correspondientes.
Resultaría menos estéril y tendría más mérito si utilizamos el pasado de la filosofía
para pensar en nuestra actualidad. Deberíamos captar la diferencia mediante la crítica,
la localización y el uso de los conceptos. En otras palabras, el lugar de la filosofía sería
geográfico o de geofilosofía, como Deleuze y Guattari propusieron. Para ellos, pensar
no se hace en las categorías de sujeto y objeto, sino en una relación variable del
territorio y la tierra.
Derrida plantea dos preguntas: "¿Qué es enseñar para la filosofía?" y "¿Qué es
enseñar la filosofía?", que se enfocan en la relación entre lo filosófico y su lugar de
transmisión institucional.
En la enseñanza del bachillerato, la filosofía ha sido tradicionalmente enseñada
mediante una exposición de teorías y conceptos a través de una amplia cobertura
sistemática que abarca varias disciplinas filosóficas y una historia de las doctrinas
filosóficas. Los manuales de enseñanza responden a esta estructura.
Como se puede ver, los contenidos programáticos de la enseñanza de la filosofía en
el bachillerato son muy amplios en relación con los objetivos propuestos y la intensidad
horaria asignada. Desde mi perspectiva, dada la situación paradójica de la filosofía hoy
frente a la constitución y desarrollo de dominios como la antropología, la psicología, la
sociología, la epistemología, e inclusive la lógica, fácilmente su enseñanza se puede
convertir en un lugar privilegiado para el confusionismo de las ideas y el culto al vacío.
En mi opinión, esto no despierta ningún interés en los alumnos por la filosofía y mucho
menos se le ve su importancia en relación con la vida práctica, máxime cuando se la
enseña despojada de toda referencia a su contexto histórico.
La enseñanza de la filosofía debe centrarse en la capacidad de pensar en lugar de
simplemente transmitir contenidos. Es necesario modificar tanto los contenidos como
las metodologías utilizadas para enseñar filosofía. Esto incluye discusión, debate,
resúmenes, problemas y preguntas, junto con una lectura crítica de los autores
abordados y ejercicios de pensamiento. Es importante despertar el interés de los
estudiantes y fomentar la lectura y la escritura.
Se mencionan experiencias exitosas en algunos colegios de enseñanza secundaria
donde se ha iniciado el estudio de la filosofía desde el primer año de bachillerato, lo que
ha llevado a mejores resultados. Esto es posible gracias a la entrada en vigencia de la
reciente "Ley General de Educación", que brinda autonomía a las instituciones escolares
en lo que se refiere al plan de estudios y contenidos, lo que podría interpretarse como
una forma de democratización de la enseñanza.
LA POSIBILIDAD DE LA FILOSOFIA
Mel Thompson considera que la filosofía busca comprender la vida en todas sus
facetas y su propósito es clarificar pensamientos, conceptos y términos del lenguaje, lo
que implica pensar de manera clara y precisa. Thompson descarta la idea de que la
filosofía sea una ficción o un pasatiempo inútil. También se enfoca en los desafíos y
objetivos comunes que comparten los filósofos al reflexionar sobre la vida.
Para abordar el tema propuesto es necesario en primer lugar precisar los distintos
tipos de saber que circulan en la sociedad con sus correspondientes lenguajes: el saber
ordinario, el científico y el filosófico.
Se dice que el saber científico se construye y produce de forma ordenada, metódica
y sistemática, y responde siempre a un concepto o problema. El centro de gravedad del
saber científico es la explicación y la predicción, y su lenguaje es unívoco y
prácticamente un neolenguaje con otra semántica que no es la del saber ordinario. Se
pone de ejemplo la diferencia entre el concepto científico de temperatura y su
significado en el lenguaje común.
Federico Mayor se pregunta si la filosofía tiene un papel en la época actual y
responde que sí, ya que puede ayudarnos a comprender el presente y construir las
sociedades del futuro. La filosofía es una escuela de libertad que impulsa al
pensamiento con nuevas ideas y conceptos, fomentando el pensamiento crítico, la
argumentación y la confrontación de opiniones diferentes. También es expresión de su
autonomía al someter todo al examen crítico.
La filosofía es una asignatura que fomenta el desarrollo de habilidades reflexivas y
críticas en lugar de ser simplemente una actividad memorística o repetitiva. En la
enseñanza secundaria, se enfoca en el desarrollo de capacidades de análisis, abstracción
y argumentación, lo que la convierte en una asignatura crítica y muy útil. Es importante
tener en cuenta que el predominio de la información enciclopédica puede impedir el
pensamiento crítico y resistencia a pensar, especialmente en una disciplina que se basa
en el pensamiento. Tanto la exposición oral como el texto escrito requieren esfuerzo de
pensamiento para formar juicios, desarrollar un sentido crítico y plantear problemas, lo
que enriquece nuestro aprendizaje y nos ayuda a descubrir nuevos matices de sentido.
La filosofía tiene la importancia de reflexionar sobre la enseñanza de esta materia
en la actualidad, tanto en términos de contenidos como de metodología. Para ser un
buen docente de filosofía, se requiere una comprensión amplia del pensamiento humano
en diferentes campos, como la ciencia, el arte, la literatura y la política. Además, el uso
de herramientas como exposiciones de pintura, representaciones teatrales y cine puede
ayudar a fomentar la reflexión filosófica en torno a diversos temas. Incluso, la lectura de
poesía y novelas puede ser una fuente valiosa de inspiración para el pensamiento
filosófico. Como dijo el filósofo Bachelard, "¡Cómo se instruirían los filósofos si
consintieran en leer a los poetas!". También es importante tener en cuenta que la
filosofía puede estar presente en formas de arte, como en el caso de la obra El Banquete
de Platón, que combina la imaginación, la metáfora y la filosofía.
LA FILOSOFIA COMO ARTE DE VIVIR

El quehacer filosófico, en la sociedad contemporánea, ha sido


enmarcado y delimitado, por diferentes interrogantes, qué es
filosofía, para qué sirve la filosofía, qué es un filósofo; en la
actualidad se han planteado respuestas desde diferentes puntos de
vista y una de ellas es la corriente orientada por Pierre Hadot que
nos remite a la antigüedad griega y romana para establecer su
concepción de la filosofía como un modo de vida.

En su obra "¿Qué es la filosofía antigua?", Pierre Hadot cuestiona cómo definir al


filósofo en la actualidad y sugiere que la forma en que los filósofos de la antigüedad
practicaban y vivían la filosofía puede ofrecer una orientación valiosa. Para los antiguos
griegos y romanos, la filosofía no era solo un discurso teórico, sino también una práctica
de vida que implicaba la elección de un modo de vida y una transformación de uno
mismo a través de la ascesis. La práctica de la filosofía y el discurso filosófico eran
inseparables, y la filosofía no se limitaba a la enseñanza en el aula, sino que se llevaba a
cabo en la vida cotidiana. Hadot sugiere que esta visión de la filosofía podría ser
relevante para definir lo que significa ser un filósofo hoy en día.
El discurso filosófico de los estoicos, que abarcaba la física, la lógica y la ética, no
podía quedarse solo en el ámbito teórico, sino que debía ponerse en práctica para ser
considerado verdaderamente filosófico. En la filosofía antigua, la práctica de ejercicios
era una actividad central como parte del modo de vida filosófico, que tenía como
objetivo llevar a cabo una transformación personal del individuo a través de ejercicios
formativos voluntarios y personales. Esta transformación interior era una consecuencia
directa de estos ejercicios.
Según Pierre Hadot, el cínico elige un modo de vida errante y desprendido del
dinero y el lujo, y es impúdico en su comportamiento porque considera que el estado de
naturaleza es superior a las convenciones de la civilización (nomos). El cínico busca
vivir una vida en armonía con la naturaleza y no se preocupa por las convenciones
sociales y las expectativas culturales.
Según Pierre Hadot, la filosofía como modo de vida implica mucho más que
simplemente seguir una corriente de pensamiento o un autor específico. Incluso si me
siento atraído por una enseñanza o un intelectual en particular, esto no necesariamente
compromete mi forma de vida, excepto en el caso del marxismo, según Hadot. La
filosofía como modo de vida se refiere a la transformación personal y práctica que se
produce a través de ejercicios y prácticas voluntarias destinadas a transformar mi yo.
André Comte-Sponville y Luc Ferry abordan en su texto "La sagesse des
modernes" la pregunta filosófica de cómo vivir, explorando temas como los
fundamentos naturales de la ética, la búsqueda de sentido, la esperanza, la
salvación, la sociedad mediática y las formas de intersubjetividad. Según ellos, la vida
buena es el asunto filosófico más importante, y se define como la felicidad lúcida y la
sabiduría en acto, como decían los griegos. Nietzsche y Kant son dos grandes respuestas
a la pregunta por el sentido de la vida, y Luc Ferry retoma la idea de la vida buena o
realizada. Por lo tanto, la cuestión que se plantean es qué es una vida realizada.
DEL DERECHO A LA FILOSOFIA:
CONEXIÓN Y TENSION CON LA TRADICION

En "Socrate fonctionnaire", Pierre Thuillier reflexiona sobre el estado actual de la


filosofía, y su relación con el Estado a través de la historia de la universidad moderna
concebida por Napoleón. Se critica la forma actual de enseñanza de la filosofía, que se
ha alejado de encadenar sistemas a partir de conceptos y problemas, y se ha centrado en
el irrealismo y el verbalismo. Esta crítica se ejemplifica a través de la sátira de Bouvard
y Pécuchet de Flaubert, donde se ve la ambición filosófica de los personajes que, tras
explorar varios dominios, concluyen que se puede vivir sin necesidad de la metafísica.
Thuillier mismo experimenta la autoestima de sus estudiantes que consideran la
filosofía como "el arte de la palabra prodigiosa, dominadora... se habla de todo sin saber
nada preciso... y uno se siente superior".
Abordar a Derrida significa entender su concepto de "el derecho a la filosofía", que
se refiere al derecho de todos a la filosofía, incluyendo cuestiones institucionales y
políticas en la enseñanza de la filosofía, como la liberación del dogmatismo y la
autoridad, la legitimidad y la evaluación de la enseñanza filosófica. En su libro "El
derecho a la filosofía", publicado en 1990, Derrida recopila sus escritos sobre la
enseñanza de la filosofía desde 1974.
El informe "Del derecho a la filosofía" fue entregado por los filósofos Jacques
Derrida y Jacques Bouveresse al político Lionel Jospin en junio de 1989. En él, se
defiende el acceso garantizado por la ley a la enseñanza y práctica de la filosofía, y se
explica que este derecho implica no solo la posibilidad de dirigirse directamente a la
disciplina, sino también de examinar las condiciones en que se lleva a cabo. Se abordan
cuestiones como el tiempo dedicado a la filosofía, los lugares donde se imparte y se
discute, así como la enseñanza de la filosofía a diferentes edades y niveles académicos.
El informe propone una serie de herramientas para la reflexión crítica que pueden
orientar el quehacer filosófico y ayudar a alcanzar mejores resultados. En definitiva, se
trata de una defensa de la importancia de la filosofía como disciplina y del derecho de
todos a acceder a ella en igualdad de condiciones.
OPOSICIONES TRADICIONALES DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL:

En este fragmento, se discute cómo una serie de oposiciones clásicas han sido
utilizadas en el pensamiento occidental para analizar y criticar la metafísica. Estas
oposiciones incluyen palabra/escritura, naturaleza/cultura, presencia/ausencia,
sensible/inteligible, literal/metafórico, fondo/forma y originario/derivado. La
deconstrucción implica invertir la jerarquía tradicional de estas oposiciones y desplazar
el orden conceptual, lo que también afecta a la lingüística y la noción de signo como la
unión de un significante que remite a un significado. El autor explica que eligió la
palabra "deconstrucción" para traducir y adaptar las palabras heideggerianas
"Destruktion o Abbau" a su propio discurso.
Para el autor de La escritura y la diferencia, su reflexión sobre la función del título
en un texto escrito, el papel de la firma y las clases de firmas, y sobre todo el
interrogante por la esencia de la lengua, surge del horizonte de la escritura. Él sostiene
que la lengua tiene una característica espectral que hace que, aunque estemos repitiendo
la misma lengua, cada vez se nos aparezca como otra. A través de la relación con la
literatura, logra abordar problemáticas filosóficas como la mentira, la ética de la
responsabilidad y la transgresión del orden ético, y utiliza el relato de Abraham y el
sacrificio de Isaac para ello. El eje de la lectura del Mercader de Venecia es el perdón, y
la reflexión sobre el secreto y el perdón como lo imposible ponen en juego el
pensamiento de Kierkegaard y la Carta al padre de Kafka.
Un nuevo concepto de filosofía:
Entre Foucault y Derrida
El trabajo se enfoca en explorar el concepto de filosofía presente en autores
contemporáneos, especialmente en Foucault y Derrida, quienes se han relacionado con
la literatura y plantean nuevas concepciones de la filosofía. Ambos están ligados al
estructuralismo y postestructuralismo, y se preguntan por la filosofía de manera crítica,
escribiendo y desarrollando nuevas ideas. Aunque estas concepciones pueden ser
problemáticas, no deben ser desestimadas.
En Derrida se produce un cambio metodológico que implica considerar la filosofía
como un género literario específico, con una lengua que dispone de recursos trópicos.
Este enfoque busca agitar el discurso filosófico occidental, desestabilizando y
desmontando conceptos y presupuestos establecidos, como la distinción entre discurso
filosófico y discurso de ficción. Aunque la filosofía no se trata de un conjunto
sistemático de tesis o conceptos para Derrida, su reflexión está caracterizada por la
creación de neologismos y términos compuestos.
Sacudir y desordenar el discurso filosófico, se pone de manifiesto que éste siempre
ha dependido de su relación con el sistema de la lengua. Según Derrida, si consideramos
la historia de la filosofía como un gran discurso, nos damos cuenta de que está
sumergido en una reserva de lengua que le da forma y limita sus posibilidades. Esta
reserva incluye una lexicología, una gramática, un conjunto de signos y valores que
configuran el discurso filosófico. Al cuestionar esta relación, Derrida busca ampliar las
posibilidades de la filosofía y desmontar los esquemas y presupuestos que la han
mantenido dentro de ciertos límites.
Foucault entiende la filosofía como una actividad que busca crear un objeto nuevo
para el conocimiento o la práctica, ya sea en matemáticas, lingüística, etnología o
historia. Además, la filosofía es una ontología del presente y de nosotros mismos, que se
pregunta por lo que produce sentido en el presente para una reflexión filosófica. La
ontología del presente lleva a la pregunta sobre lo que somos hoy y lo que podemos ser.
La actividad filosófica implica una problematización de las formas de subjetividad, el
poder y las prácticas de libertad, cuestionándose sobre cómo algo se constituye
históricamente en objeto de pensamiento moral, científico o político, y qué estrategias
están presentes en ese proceso.
Durante la escritura de su obra "Historia de la locura en la época clásica" y la
publicación de "El nacimiento de la clínica", Foucault leyó la obra de Raymond
Roussel. En el prefacio de "El nacimiento de la clínica", Foucault condensa una
enseñanza filosófica en la que afirma que lo que importa en el pensamiento de los
hombres no es tanto lo que han pensado, sino lo que no han pensado, es decir, aquello
que ha sido ignorado, excluido o dejado fuera de su pensamiento y que, sin embargo, es
fundamental para entender la historia y la realidad en la que vivimos.
Pierre Macherey plantea la pregunta de por qué Foucault dedicó todo un libro a
Raymond Roussel, ya que Roussel no era muy reconocido entre los surrealistas y sus
primeras obras no tuvieron una gran aceptación entre el público en general. La pregunta
de Macherey implica que Foucault debió tener una motivación más allá de lo
meramente literario para dedicarse a estudiar la obra de Roussel.
Foucault analiza la obra de Raymond Roussel y se enfoca en su desdoblamiento de
las palabras, el uso lúdico del lenguaje cotidiano y los juegos de metagramas. Estos
elementos se exploran como verdad y máscara del lenguaje, lo que lleva a una
experiencia del lenguaje. Foucault sostiene que esta experiencia es lo que cuenta en la
obra de Roussel, y es lo que lo hace interesante desde una perspectiva filosófica.
En el texto "¿En qué piensa la literatura?", Pierre Macherey propone que las obras
de Raymond Roussel son una manifestación de una gran verdad que no se deriva de la
enfermedad o los problemas psiquiátricos del autor, como lo afirmaba el Dr. Pierre
Janet. En cambio, Macherey argumenta que la verdad en la obra de Roussel proviene de
su habilidad para crear un universo literario autónomo y coherente, independiente de su
vida personal. Macherey sugiere que la literatura puede ser entendida como una forma
de pensamiento que opera de manera diferente a la filosofía o la ciencia, y que permite
la creación de un mundo imaginario que puede ser una fuente de verdades y
descubrimientos.
Foucault se enfoca en autores que llama "el pensamiento del afuera", entre los que
destacan Maurice Blanchot, Pierre Klossowski y Georges Bataille. El "afuera" no es
visto como algo externo al pensamiento, sino como la experiencia de disociación entre
el habla y el pensamiento, donde desaparece el sujeto que habla y el lenguaje debe
escapar de la representación. Esto significa que el movimiento del "afuera" afirma una
subjetividad sin identidad o la posibilidad de hablar sin necesidad de estructuras
preestablecidas y formalizadas.
Foucault resalta en sus análisis de las obras de Georges Bataille, Historia del ojo y
Madame Edwarda, cómo estas rompen con la narración tradicional y cómo innovan en
el ámbito literario gracias a la influencia del surrealismo y del hegelianismo sin reserva.
Además, señala que en estas obras hay una interacción entre la ficción y la
especulación, lo que representa una importante ruptura con la forma convencional de
escribir.
Una reflexión sobre el cuerpo y el deseo como lugar privilegiado para encontrar
todos los lenguajes posibles o diversidad de formas heteróclitas como el sueño, el
diario, la discusión teológica, el episodio mitológico, está presente en Pierre
Klossowski.

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