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“AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL

DESARROLLO”

Nombre y apellidos: Angy Abigail Vasquez Velázquez


Docente: Juan Luis guerra Zevallos
Curso: Derecho Civil ( contratos típicos y atípicos).
Sección : A
CARACTERISTICAS DEL CONTRATO DESDE EL PUNTO DE VISTA
JURIDICO

1. Contratos con prestaciones correlativas o reciprocas.

Los contratos con prestaciones reciprocas son aquellas en los cuales ambas
partes se obligan a ejecutar una prestación en favor de la otra (prestación;
contraprestación). Cada parte contratante es a la vez deudora y acreedora de
la otra parte. El acreedor es al mismo tiempo deudor y el deudor es al mismo
acreedor.

¿Cuáles son las derivaciones fundamentales de los contratos de prestaciones


reciprocas?
Lo esencial en los contratos de prestaciones reciprocas o correlativas, son las
derivaciones fundamentales, que son: A. La Excepción de Incumplimiento. B.
La Excepción De Caducidad De Termino.

¿Qué dice el artículo 1426 del Código Civil sobre las prestaciones recíprocas?
“El artículo 1426 del Código Civil prevé que en los contratos con prestaciones
recíprocas en que éstas deben cumplirse simultáneamente, cada parte tiene el
derecho a suspender el cumplimiento de la prestación a su cargo, hasta que se
satisfaga la contraprestación o se garantice su cumplimiento.

¿Qué es la reciprocidad en el Código Civil?


El concepto de reciprocidad, según el código civil, significa una correlación de
prestaciones, es decir, la correlación en la conexión de las ventajas y
desventajas que obtienen o están llamadas a lograr las partes contratantes
Obligación que impone deberes a ambas partes. «En las obligaciones
recíprocas ninguno de los obligados incurre en mora si el otro no cumple o no
se allana a cumplir debidamente lo que le incumbe
La excesiva onerosidad de la prestación se presenta en los contratos de
ejecución continuada, periódica o diferida, cuando por extraordinarios e
imprevisibles se rompe el equilibrio contractual original y la ejecución de la
prestación de una de las partes se torna excesivamente onerosa frente a la
contraprestación.
Contratos con prestaciones unilaterales,
El contrato unilateral es aquel que genera obligaciones solo para una de las
partes en el contrato; se contrapone, por lo tanto, al contrato bilateral (también
llamado sinalagmático).

El ejemplo más clásico es el contrato de donación, en el que una persona se


obliga a entregar a otra la propiedad de un bien o derecho sin recibir nada en
contraprestación. Otros ejemplos de contratos unilaterales son el mutuo (o
préstamo de consumo), el comodato (o préstamo de uso), el depósito, la
prenda y la fianza. En todos ellos, existe sólo un deudor. Deben, tanto el
mutuario, el comodatario y el depositario, la restitución de la cosa que se les ha
entregado. Mediante el contrato de prenda, el deudor pignoraticio debe
entregar al acreedor pignoraticio la cosa mueble que empeña. Dicho
desplazamiento de la posesión del bien al acreedor es para la seguridad del
crédito del acreedor; ya que la prenda es, además de un contrato, también un
derecho real de garantía. Por último, el fiador no tiene, salvo pacto expreso en
contrario, derecho a retribución alguna por garantizar con su propio patrimonio
una obligación ajena.
Normalmente se entiende que la causa de este tipo de contratos es la
liberalidad de la persona que se obliga unilateralmente frente a la otra. No
obstante, en la generalidad de las legislaciones del Código Civil, todo contrato
unilateral admite la onerosidad. Aún más, casi todos ellos pueden,
eventualmente, generar obligaciones correlativas para el acreedor.

 contratos sinalagmáticos.

Hablamos de un contrato sinalagmático o bilateral para referirnos a aquél que


supone obligaciones para las dos partes que lo firman, ambos firmantes se
obligan recíprocamente y la obligación (u obligaciones) que asume cada uno de
ellos está directamente relacionada con las que asume el otro.
El ejemplo clásico de este tipo de contratos es el contrato de compraventa: en
él uno de los contratantes, el vendedor, se obliga a entregar una cosa y el otro,
el comprador, se obliga a cambio de ella a pagar un precio; la causa de
contratar de cada uno de ellos es la obligación que asume el otro y viceversa.
Nuestro Código Civil se refiere a ellas en su artículo 1100 en su último párrafo
que dice que
“En las obligaciones recíprocas ninguno de los obligados incurre en mora si el
otro no cumple o no se allana a cumplir debidamente lo que le incumbe. Desde
que uno de los obligados cumple su obligación, empieza la mora para el otro”,
es decir, ninguno de los obligados responde por su incumplimiento de la
obligación si el otro no ha cumplido la suya o está en disposición de hacerlo”.
También en el artículo 1124 del mismo Código Civil según el cual:
“La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las recíprocas,
para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe.
“El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la
obligación, con el resarcimiento de daños y abono de intereses en ambos
casos. También podrá pedir la resolución, aun después de haber optado por el
cumplimiento, cuando éste resultare imposible.
“El Tribunal decretará la resolución que se reclame, a no haber causas
justificadas que le autoricen para señalar plazo.
“Esto se entiende sin perjuicio de los derechos de terceros adquirentes, con
arreglo a los artículos 1.295 y 1.298 y a las disposiciones de la Ley
Hipotecaria”.
Es decir, cada una de las partes en el contrato recíproco debe, como es lógico,
cumplir la obligación concreta que ha asumido, pero si el otro no cumple su
obligación o no demuestra que está dispuesto a cumplirla entonces el que sí
cumple o va a cumplir puede elegir entre obligar al otro a que si cumpla lo que
debe o pedir la extinción del contrato de las dos obligaciones y, elija lo que
elija, puede pedir también ser indemnizado por los perjuicios que le produzca el
incumplimiento del otro.
Siguiendo la Sentencia de la Sala I del Tribunal Supremo de 8 de marzo de
2011 (entre otras muchas) para ejercitar la facultad de resolver (extinguir) una
obligación sinalagmática en caso de incumplimiento del otro se puede hacer
fuera de la vía judicial, mediante comunicación a la otra parte de tal resolución.
Para poder resolver el incumplimiento del otro debe ser esencial, no basta
cualquier tipo de incumplimiento. En todo caso será esencial un
incumplimiento, aunque sea de algo circunstancial o poco relevante, si las
partes lo han acordado así en el contrato. En tal sentido la Sentencia del TS de
16 de junio de 1998 lo explica: “el incumplimiento del demandado tiene tal
importancia en la economía del contrato, que justifica plenamente su
resolución, condición implícita en todas las obligaciones sinalagmáticas o
bilaterales, que responde a un principio de equidad, puesto que es razonable
liberar a cualquiera de las partes contratantes de las obligaciones que le
incumban cuando la contraria deja incumplidas las suyas".
Según la Sentencia del TS de 12 de febrero de 2007 el que en ningún caso va
a poder resolver el contrato es el que no ha cumplido su obligación, por ello si
en una obligación recíproca no ha cumplido ninguno de los dos debe
investigarse cuál de los dos es el primero que no ha cumplido sus obligaciones
para saber si el incumplimiento del otro ha sido provocado por un
incumplimiento previo de uno.
1. Contratos principal y accesorios.

a) Acto principal: Es el que puede subsistir en la vida del derecho por sí


mismo sin la necesidad de otro acto principal.
Por ejemplo:

 la compraventa.

 El mutuo, este acto jurídico tiene calidad de principal ya que


es independiente de otro acto, existe por sí mismo. (Art. 1648°
C.C.)

 En el matrimonio este acto se origina sin estar sujeto a otro.


Es decir, es un acto autónomo, independiente, no está
subordinado a ningún otro acto. (Art. 234° C.C.)

 El depósito voluntario, ejemplo de un acto principal pues es


independiente, existe por si solo. (Art. 1814° C.C.)

b) Acto accesorio: Es el que necesita para subsistir la existencia de


una obligación principal, asegurando el cumplimiento de ésta. Lo
accesorio sigue la suerte de lo principal, de modo que cuando se
extingue lo principal también se extingue lo accesorio. Por ejemplo, la
prenda, la hipoteca y la fianza.
Los actos accesorios se diferencian a los actos dependientes en que
éstos últimos son los que tienen su existencia y efectos subordinados a
otros actos, sin asegurar su cumplimiento. Por ejemplo, son actos
dependientes las capitulaciones matrimoniales, que sólo producirán
efectos una vez celebrado el matrimonio.

 La fianza esta sujeta a la existencia de una obligación, la


obligación tiene el carácter de principal y la fianza de accesoria.
(Art. 1868º C.C.)

 Por la hipoteca se afecta un bien inmueble para garantizar una


obligación. En este caso la hipoteca tiene el carácter de accesorio
y la obligación la de principal. Solo se justifica la presencia de la
hipoteca porque garantiza una obligación preexistente. (Art. 1097º
C.C.)
 Ley de Garantía Mobiliaria, en este caso se afecta un bien mueble
para garantizar una obligación. La obligación constituye el acto
jurídico principal y el acto constitutivo de la garantía mobiliaria
vendría a ser el acto accesorio. (Ley Nº 28677)

2. Contratos oneroso o gratuito.

Un contrato oneroso es un contrato en el que el coste agregado requerido para


cumplir con el acuerdo es mayor que el beneficio económico que se obtendrá
del mismo. Dicho contrato puede representar una carga financiera importante
para una organización.

Cuando se identifica un contrato a título oneroso, una organización debe


reconocer la obligación neta asociada con él como un pasivo acumulado y un
gasto de compensación en los estados financieros. Esto debe hacerse tan
pronto como se anticipe la pérdida. Puede surgir un contrato oneroso en
relación con la venta de productos básicos, cuando el precio de mercado
desciende por debajo del coste requerido para obtener, extraer o producir un
producto básico.

Otro ejemplo de contrato oneroso es cuando un arrendatario todavía está


obligado a realizar pagos según los términos de un arrendamiento operativo,
pero ya no está utilizando el activo. El importe de los pagos por arrendamiento
restantes, menos cualquier ingreso por subarrendamiento compensatorio, se
considera el importe de la obligación a reconocer como pérdida.

Las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) definen un contrato oneroso


como “un contrato en el que los costes inevitables de cumplir con las
obligaciones estipuladas en el contrato exceden los beneficios económicos que
se espera recibir en virtud del mismo”. Sin embargo, el significado de contrato
oneroso es el que lo considera como el contrato en el que se estipulan
provechos y gravámenes recíprocos.

 Tipos de contrato oneroso

De compraventa

Un contrato de compraventa es un acuerdo entre un vendedor y un


comprador. El vendedor acuerda entregar o vender algo a un comprador
por un precio fijo que el comprador ha acordado pagar. Con estos
contratos, la transferencia de propiedad ocurre cuando el comprador
paga y el vendedor entrega.
Sus características son:

 Consensual porque su perfección se produce por el solo acuerdo o


conformidad entre los contratantes.
 Bilateral, un contrato que da lugar a una reciprocidad de obligaciones
para ambas partes. El vendedor está obligado a entregar y transferir la
propiedad de la cosa vendida mientras el comprador está obligado a
pagar un precio determinado en dinero o su equivalente
 Oneroso porque conlleva una equivalencia de prestaciones entre
comprador y vendedor.
 Traslativo del dominio porque sirve de título para transmitir el dominio
siendo necesario para que se produzca esa transmisión de la propiedad
que junto a ese título se produzca el modo o entrega de la cosa.

De trabajo

Un contrato de trabajo es un acuerdo firmado entre un empleado


individual y un empleador o sindicato. Establece tanto los derechos
como las responsabilidades de las dos partes: el trabajador y la
empresa.

El contrato de trabajo tiene las siguientes características:

 Bilateral, ya que establece obligaciones para ambas partes, trabajador y


empresario.
 Típico, porque existe una regulación específica sobre él.
 Contrato conmutativo u Oneroso, se exigen prestaciones tanto para
trabajador como para empresario.
 Además, es un contrato principal y causal.

De alquiler
El contrato de alquiler es un acuerdo, normalmente por escrito, entre el
dueño de una propiedad y un inquilino que desea tener la posesión
provisional de los bienes. Como mínimo, el acuerdo identifica a las
partes, la propiedad, el plazo del alquiler y el importe del alquiler por el
plazo.

 El contrato de alquiler es:

 Consensual, está basado en el consentimiento de las partes y no se


exigen más formalidades.
 Contrato bilateral, se produce la intervención de dos partes, la que
transmite la posesión y la que la recibe. Esto no impide que en el
contrato de arrendamiento participen más de dos personas. Por ejemplo,
la vivienda puede ser propiedad de un matrimonio, caso en el que
ambos cónyuges intervendrían en calidad de arrendadores.
 Temporal, el uso y disfrute se transmite durante un período de tiempo
determinado.
 Oneroso, quien ocupa el inmueble o disfruta de la cosa paga una renta
por ello.

De agencia

Un acuerdo de agencia se forma cuando una persona, llamada agente,


es autorizada por otra persona, llamada principal, para actuar en nombre
del principal. Un director que asigna agencia a un agente está creando
una relación legal con el agente. Es importante que las empresas
comprendan los acuerdos de agencia porque puede encontrarlos
siempre que le pidan a un proveedor, contador, abogado u otro tercero
que realice negocios en su nombre.
Sus características son:

 Vinculación legal: El quid del contrato de agencia es que el principal está


legalmente obligado por los actos realizados por el agente.
 La contraprestación no es obligatoria: No existe un requisito legal de
contraprestación para respaldar la relación entre el mandante y el
agente.
 Capacidad del Principal: Quien es legalmente competente para contratar
es elegible para emplear a un agente, es decir, debe haber alcanzado la
edad de 18 años y estar en su sano juicio.
Se trata de un contrato oneroso y de resultado.
 Contrato lucrativo y oneroso: Los servicios realizados por el Agente
son remunerados. Para ello, tiene diferentes formas de recibir sus
honorarios:
o mediante una cantidad fija,
o a través de una comisión, que dependerá de los actos
promovidos y/o concluidos, o
o mediante una combinación de las dos formas anteriores.

De mandato

Un contrato de mandato es aquel en el que un individuo otorga a otra


persona el poder de llevar a cabo acciones designadas en nombre del
individuo en tratos legales. La persona que autoriza a otro a actuar en su
nombre se conoce como mandante, mientras que la persona que recibe
la autorización para actuar en nombre del otro se conoce como
mandatario.
Sus características fundamentales son las siguientes:
 Es un contrato consensual.
 Se basa en el principio de libertad de forma. El mandato puede ser
expreso o tácito, y la aceptación también puede ser expresa o tácita,
deducida esta última de los actos del mandatario.
 Es un contrato gratuito. En caso de pacto, el mandato puede ser
retribuido y adquirir el carácter de oneroso.
 Es un contrato basado en la confianza que el mandante otorga al
mandatario, es un contrato intuitu personae.

De franquicia
Un contrato de franquicia es una licencia que establece los derechos y
obligaciones del franquiciador y del franquiciado. Este acuerdo está
diseñado para proteger la propiedad intelectual del franquiciador y
garantizar la coherencia en la forma en que cada uno de sus
licenciatarios opera bajo su marca.

Sus características son:

 Términos invariables: Es común que los términos y condiciones del


contrato de franquicia no sean negociables e invariables porque el
franquiciador tiene un mayor poder de negociación en la relación entre
franquiciador y franquiciado.
 Es bilateral ya que su perfeccionamiento se efectúa entre dos partes
perfectamente definidas, de cuya formalización se derivan derechos y
obligaciones recíprocas para ambas.
 Es oneroso, porque se da la característica de las relaciones obligatorias:
la interdependencia o nexo causal entre dos deberes de prestación, de
manera que cada uno de ellos, en relación con el otro, funciona como
contravalor o como contraprestación.

De transporte

Un contrato de transporte define las responsabilidades legales del


transportista y del usuario. El transportista puede ser un transportista de
carga terrestre, de carga aérea, transportista marítimo, etc. y el usuario
es el consignador o el destinatario.
Sus características son las siguientes:

 Es un contrato oneroso.
 Es un contrato consensual. Se perfecciona por el consentimiento de las
partes.
 No es un contrato formal, aún cuando suele extenderse un documento
acreditativo, la carta de porte. Para los contratos públicos por ferrocarril
y carretera se exige la forma escrita. Se admite el contrato celebrado por
vía electrónica.
 Generalmente es un contrato de adhesión. Aunque existen unos límites,
ya que, las condiciones generales solo prevalecen sobre lo previsto en la
Ley si son más beneficiosas para el adherente.
 Puede tener por objeto un viaje único o ser un contrato de duración
(contrato de transporte continuado).
Para calificar un contrato de gratuito u oneroso se atiende a la utilidad que el
acto reporta a los contratantes. Si sólo reporta utilidad a uno de los
contratantes, quien no da nada a cambio, el contrato es gratuito. Si ambos
contratantes se benefician o reportan utilidad del contrato, éste es oneroso.

Son contratos onerosos: la compraventa, la permuta, el arrendamiento, la


sociedad, el mandato remunerado, la transacción, la renta vitalicia, el seguro,
etc. Son contratos gratuitos: la donación, el comodato, el depósito, el mandato
gratuito.

No debemos atender a la reciprocidad de las obligaciones para determinar si el


contrato es gratuito u oneroso, sino a la reciprocidad de los beneficios .

3. Contratos aleatorios y conmutativos.


* Aleatorios: En este tipo de contratos los individuos no saben las ganancias o
pérdidas económicas que obtendrán, al momento de celebrarse el contrato
entre las partes o solo una de ellas. Ya que sus resultados dependen de
eventos inciertos, quedando a la suerte y en ciertas ocasiones dependiendo de
la habilidad o destreza de los contratantes. Ciertas características de este
contrato son:
- La indeterminación inicial del resultado- Dependencia de pérdidas o
ganancias económicas en algo incierto.
- Voluntad de las partes en asumir esa incertidumbre.
Ejem. -
Juegos de apuesta, La renta vitalicia.
Es una modalidad de pensión, por el cual la aseguradora a cambio de recibir
los recursos acumulados en la cuenta individual se obliga a pagar
periódicamente una pensión durante la vida del pensionado. Es decir, es
aleatorio porque si viviere poco el pensionado entonces resultará en una
pérdida para él y a la vez una ganancia para el que recibió la capital, pero si
viviere mucho resultará en una ganancia
Es decir, el precio de su siembra ya está determinado, pero no se sabe si la
cosecha ser abundante o escasa.
*Conmutativos: Desde la realización del contrato las partes conocen las
pérdidas y ganancias económicas que obtendrán. Y las prestaciones de las
partes son ciertas. Ejemplos:
Compraventa: De un mueble o inmueble, por ejemplo, una computadora, el
vendedor ya conoce sus ganancias.
Arrendamiento: En el contrato de arrendamiento existe una relación entre dos
partes, donde el vendedor otorga durante un tiempo determinado la cesión de
un bien o servicio quedando obligado el comprador de pagar un cierto precio.

Contratos reales, solemnes y consensuales.


Otra clasificación de los contratos nos la da el Art. 1314: “El contrato es real
cuando, para que sea perfecto, es necesario la tradición de la cosa a que se
refiere; es solemne, cuando esta sujeto a la observancia de ciertas
formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto
civil; y es consensual, cuando se perfecciona por el solo consentimiento.
La regla general en los contratos es que sean consensuales. No son reales o
solemnes sino en los casos expresamente señalados por la ley.

A) Contratos Consensuales: para que haya contrato, es necesario que las


partes se hayan puesto de acuerdo en los elementos esenciales del mismo.
Cuando la ley dice que los contratos son consensuales, no quiere decir que en
este caso únicamente el contrato se perfecciona por el consentimiento de las
partes, ya que todos lo necesitan, sino que basta el “solo consentimiento”, que
no precisa de solemnidades ni de entrega de la cosa.

Son contratos consensuales: la compraventa, la permuta, el arrendamiento, la


sociedad civil, el mandato, la apuesta, el juego.

B) Contratos solemnes: El contrato es solemne cuando, a más del


consentimiento, la ley requiere de la observancia de otras formalidades de
manera que, sin ellas, el contrato no produce ningún efecto civil.

En estos contratos no se producen los efectos que le son inherentes mientras


el consentimiento no se otorga en la forma prescrita por la ley. Así ocurre en la
compraventa de bienes raíces y en el matrimonio. si las solemnidades no se
cumplen, la ley entiende que el consentimiento no se produce.
¿Qué formalidades constituyen solemnidades?
Las formalidades pueden ser de diversa índole: instrumentos públicos o
privados, presencia de un funcionario, etc. Pero sólo son solemnidades
aquéllas que la ley prescribe en consideración a la naturaleza del acto en si
mismo.

La regla general es que los contratos sean consensuales, en nuestra


legislación hay muchos solemnes. Así, el matrimonio, que exige la presencia de
un notario y dos testigos, la adopción, que exige escritura pública, las
capitulaciones Matrimoniales, que requieren escritura pública o privada, la
compraventa y la permuta de bienes raíces que precisan de Escritura pública.
etc.

C) Contratos Reales: Según el Art. 1314: “El contrato es real cuando, para
que sea perfecto, es necesario la tradición de la cosa a que se refiere”.
La redacción del precepto contiene una impropiedad; por que se perfecciona
por la entrega, pues el término “entrega “es genérico y la “tradición” una
especie de entrega, que sirve para transferir el dominio”.
En estos contratos reales el consentimiento no se manifiesta sino mediante la
entrega de la cosa. Así como en los contratos solemnes no hay consentimiento
mientras no se cumple las formalidades especiales que requieren, en los
contratos reales se precisa la entrega de la cosa.
El concepto del contrato real se dice, descansa en a la naturaleza de las cosas;
teniendo el deudor l obligación de restituir la cosa materia del contrato, nace
éste cuando la recibe el deudor

4. Contratos constitutivos, modificativos y liquidadores.

El contrato constitutivo es el que como su nombre lo indica, crea una situación


jurídica determinada. Si una persona le vende a otra un inmueble, el comprador
incorpora a su patrimonio un bien que antes no tenía y origina un estado que
no existía. Algo similar, aunque desde luego no igual, acontece con
el arrendamiento, el mutuo, la sociedad y, en general con la mayor parte de los
contratos, si entramos al área de la estadística.

El contrato modificativo es aquel que se celebra sobre la base de otro


preexistente, cambiando una o varias de sus estipulaciones. Un ejemplo lo
tenemos cuando en un contrato de arrendamiento las partes convienen en
modificar la renta existente, aumentándola o reduciéndola.

Existe contrato regulatorio cuando sin alterarse la obligación, las partes


incorporan o eliminan determinados aspectos relacionados con su ejecución.
Un ejemplo de contrato regulatorio se da si las partes aclaran los alcances de
una estipulación determinada, precisando en vía de interpretación cuáles son
sus extremos y cómo se proyectan hacia el pasado o frente al futuro.

5. Contratos de traslación de dominio.

Los contratos traslativos de dominio son acuerdos escritos, generados entre


dos partes, cuyo objetivo es la transferencia de los derechos reales de un bien:
su uso, goce y disfrute.
En otras palabras, estos acuerdos buscan transferir a otro individuo la
propiedad de un bien junto con los derechos y obligaciones inherentes a este.
En esta clase de acuerdos se encuentran la compraventa, mutuo, permuta y
donación. Todos tienen diferentes requisitos legales que deben cumplirse,
como:
El consentimiento expreso de las personas;
la voluntad de generarlo no debe haber coacción de ningún tipo ; el objeto; y
tipificar la concesión del bien o el derecho a quien lo recibe.
Al recabar estos requisitos legales, ya es posible que las personas puedan
llevar a cabo este instrumento jurídico para satisfacer sus necesidades.
En definitiva, los contratos traslativos de dominio tienen en común la
transferencia de propiedad, pero también comparten 3 características que los
distinguen.
1. Son contratos principales
Esto significa que no dependen de otro para mantenerse en el tiempo ni
llevarse a cabo.
En otras palabras, subsisten por sí mismos, sin requerir otra convención. Así,
tienen una vida propia e independiente, garantizando el cumplimiento de una
obligación principal.
2. Las cuantías deben estar determinadas desde un principio
La cuantía de los contratos traslativos de dominio debe ser pactada de manera
escrita e inequívoca en el documento que va a ser firmado por todas las partes
interesadas.
Este aspecto debe determinar el valor total del contrato, asegurando que todos
los involucrados estén conscientes de lo que están firmando.
En el caso de que las cuantías no estén determinadas desde un principio, se
presume que es nulo de nulidad absoluta, por lo que cualquiera de los
individuos puede pedir su rescisión.
Qué tipos de contratos traslativos de dominio existen?
En el derecho mexicano existen 4 tipos de contratos traslativos de dominio.
A continuación, te explicamos de qué se trata cada uno:
Compraventa 
El contrato de compraventa es un acuerdo entre dos partes, denominadas
comprador y vendedor. Mientras el vendedor se obliga por voluntad propia a
realizar la transferencia de la propiedad de una cosa o de un derecho a la otra
parte, el comprador acepta pagar un precio por ello. 
Esta clase de acuerdos se caracteriza por ser: 
 Consensual: no necesita de formalidad alguna. 
 Bilateral: determina derechos y obligaciones recíprocas. 
 Oneroso: debido a que establece una contraprestación.
 Instantáneo: ya que es puro y simple, al momento de firmar y dado fe
pública por parte de un funcionario público competente, la transferencia
es inmediata. 
 De tracto sucesivo: los interesados pueden llegar a un acuerdo para
diferir el cumplimiento de obligaciones contraídas.
 Conmutativo: puesto que desde que es celebrado, son conocidas las
ventajas y desventajas económicas que inciden en el patrimonio. 
Permuta 
El contrato de permuta es aquel en donde dos partes denominadas
“permutantes” se obligan voluntaria y recíprocamente a intercambiar el dominio
de una cosa por otra. 
En este caso, se diferencia al de compraventa porque no busca una
contraprestación económica, es decir, no es de tipo oneroso, salvo
excepciones en las que el intercambio no es equivalente y una de las partes
debe solventar la diferencia. 
Donación 
Una donación, en términos legales, se trata de un contrato en el que una
persona, el donante, expresa su voluntad de transferir la totalidad o un parte de
sus bienes a otra, el donatario, quien debe hacer saber su aceptación.
En efecto, es de tipo unilateral debido a que no existen obligaciones conferidas
al donatario. En cambio, el donante únicamente busca transmitir sin precio
alguno sus bienes presentes en el contrato de donación, por lo que también es
gratuito. 
Mutuo 
Un contrato de mutuo es aquel donde el mutuante se obliga a ejecutar la
transferencia de la propiedad de un monto de dinero o de alguna cosa fungible
al mutuario, quien adquiere la obligación de restituir una suma igual en bienes
de la misma especie y calidad. 
Cuando el deber tiene un interés de por medio, es de tipo oneroso; en caso
contrario, es gratuito o simple. 
En un contexto de digitalización, cada vez es más importante para las
empresas incorporar herramientas innovadoras que les permitan agilizar y
mejorar la gestión de contratos.
En ese sentido, es fundamental adoptar tecnologías que ayuden a optimizar los
procesos de aprobación y firma de los contratos como la firma electrónica.
La firma electrónica es una solución digital que, como su nombre lo indica,
permite firmar acuerdos y contratos electrónicamente desde cualquier lugar y
dispositivo inteligente que tenga acceso a Internet.
Efectivamente, es un instrumento totalmente legal y aceptado en México para
la prestación de consentimiento, en tanto el artículo 1803 del Código Civil
Federal señala que la voluntad puede manifestarse por medios electrónicos.
Así, con esta tecnología vanguardista no tienes la necesidad de acudir a ningún
sitio a firmar, por ejemplo, un contrato de compraventa, sino que puedes revisar
el documento y solicitar modificaciones al vendedor desde la aplicación
integrada en la nube, lo que la hace una opción aún más segura.

6. Contratos individuales y colectivos.


Los sindicatos y el contrato colectivo de trabajo son dos figuras elementales en
el aspecto laboral que contribuyen a brindar a los trabajadores seguridad en la
defensa de sus derechos, así como unas mejores condiciones de trabajo en la
relación laboral u obrero patronal.
Cuando se decide contratar un trabajador para el negocio o empresa, patrón y
empleado deberán firmar un contrato en el que se establecerán las condiciones
y lineamientos a seguir por parte de ambos en la relación laboral. Este contrato
puede ser un contrato individual de trabajo o un contrato colectivo.
El contrato colectivo de trabajo se encuentra regulado por la Ley Federal del
Trabajo, LFT, dentro del Capítulo III, donde en el artículo 386 se define como:
“Contrato colectivo de trabajo es el convenio celebrado entre uno o varios
sindicatos de trabajadores y uno o varios patrones, o uno o varios sindicatos de
patrones, con objeto de establecer las condiciones según las cuales debe
prestarse el trabajo en una o más empresas o establecimientos.”
El objetivo de los contratos colectivos es fijar las condiciones bajo las que el
trabajador prestará sus servicios a la empresa o negocio. Estos no pueden
empeorar las condiciones de trabajo que se han establecido en el contrato
individual. En cambio sí pueden mejorarlas, ya que dichas condiciones son
independientes ante el contrato colectivo, pues el fin de este es beneficiar al
trabajador.

Igualmente, este se celebrará por escrito y por triplicado, entregándose una


copia a cada una de las partes y depositando una de ellas en la Junta de
Conciliación y Arbitraje o en la Junta Federal o Local de Conciliación. El
contrato tendrá efectos desde la fecha y hora de presentación del documento,
salvo que las partes hubiesen convenido una fecha diferente.

características del contrato colectivo de trabajo


El contrato colectivo de trabajo puede regular todos aquellos aspectos que
competen a la relación laboral como salarios, jornada, descansos, vacaciones,
condiciones de trabajo, etc., además de contemplar las reglas para la relación
entre sindicatos y empleadores.

 Podrá abarcar al conjunto de la empresa o solo a un área de ella.


 Contempla el derecho a huelga en caso de que el patrón se negase a
firmar el contrato o incumpliese este.
 Como hemos indicado, se deben realizar tres copias del contrato para
entregar a las partes: sindicato, patrón y junta de Conciliación y Arbitraje.
 Se podrá dar por finalizado cuando haya mutuo consentimiento, finalice
la obra o en caso de cierre de la empresa o establecimiento.
 Con el contrato de trabajo colectivo se protege a los empleados de las
decisiones arbitrarias que pueda tomar el empleador, pero, los
empleados deberán pagar la cuota sindical.
 En los contratos colectivos se podrá establecer la organización de
comisiones mixtas para vigilar que se cumplan las funciones sociales y
económicas determinadas. Sus resoluciones serán ejecutadas por las
juntas de Conciliación y Arbitraje, en aquellos casos que las partes las
declaren obligatorias.
elementos debe contener el contrato colectivo
Los contratos colectivos deberán contener una serie de elementos de acuerdo
al artículo 391 de la LFT:

 Nombre y domicilio de los contratantes.


 Las empresas y establecimientos que se abarquen con él.
 La duración del mismo, ya sea por tiempo indeterminado o para obra
determinada.
 La duración de las jornadas de trabajo.
 Los días correspondientes al descanso y vacaciones.
 El monto de los salarios.
 Las cláusulas relativas a la capacitación de los trabajadores en la
empresa o establecimiento.
 Las bases sobre la integración y funcionamiento de las comisiones que
deberán formase como indica la LFT.
 Así como las estipulaciones necesarias para satisfacer las necesidades
laborales de las partes.
Si concurren sindicatos de empresa o industriales o unos y otros, el contrato
colectivo de trabajo se celebrará con aquel que tenga un mayor número de
trabajadores dentro de la empresa.
Si concurren sindicatos gremiales, el contrato colectivo se celebrará con el
conjunto de los sindicatos mayoritarios que representen a las profesiones,
siempre y cuando se pongan de acuerdo. En caso contrario, cada sindicato
tendrá que celebrar un contrato colectivo para su profesión.
Si concurren sindicatos gremiales y de empresa o de industria, podrán los
primeros celebrar un contrato colectivo para su profesión, siempre que el
número de trabajadores afiliados a su favor sea mayor que el de los
trabajadores de la misma profesión que voten por el sindicato de empresa o de
industria.

¿Cuál es la diferencia entre el contrato colectivo y el individual?


Existen unas diferencias entres ambas modalidades como:
 El contrato individual se formaliza entre empleador y trabajador. En el
contrato colectivo de trabajo participan todos los trabajadores sindicados
o asociados.
 El contrato colectivo está por encima del individual, asegurando una
base mínima de condiciones que deberán ser respetadas.
 La vigencia del contrato individual puede ser de un par de meses,
mientras que el colectivo podría durar años.
 La revisión del contrato colectivo de trabajo
La reforma laboral efectuada el 1 de mayo de 2019 no es retroactiva, pero esto
no implica que los contratos colectivos de trabajo que se celebraron con
anterioridad se salven. Por ello, en el artículo décimo transitorio del decreto de
la reforma laboral se requiere que los contratos preexistentes deberán ser
revisados en un plazo de cuatro años, debiéndose seguir el proceso indicado
en el artículo 390 de la LFT.
Los contratos colectivos efectuados después de la reforma serán sometidos al
proceso de revisión cada dos años. En el caso de que la revisión no cuente con
el poyo mayoritario de los trabajadores, podrá aplicarse el derecho a huelga.
Y, si por el contrario no se solicita la revisión ni se ejerce el derecho a huelga,
el contrato se prorrogará por un periodo igual a su duración

Contratos de libre discusión y por adhesión.


Según Stiglitz, el contrato por adhesión a cláusulas predispuestas o
condiciones generales “es aquel en que la configuración interna del mismo
(reglas de autonomía) es dispuesta anticipadamente sólo por una de las partes
(predisponerte, profesional, proveedor, empresario, etc.), de manera que la otra
(adherente, consumidor, no profesional), si es que decide contratar, debe
hacerlo sobre la base de aquel contenido o no contratar.” (Stiglitz, 1994, p. 250)
Pedro F. Silva Ruiz, autor puertorriqueño, sostiene que los contratos de
adhesión son los que, “en lugar de un proceso de oferta y aceptación realizada
caso por caso, se celebran con base en ofertas uniformes, según un modelo
fijado de antemano, dirigidas a todas las personas a las que pueda interesar la
cosa o servicio ofrecido” (Silva, 2001, p. 40).

Características
Las características de los contratos de adhesión, a partir de los textos de
Stiglitz y Yuri Vega son:

1) La unilateralidad: Este, tal vez sea uno de sus rasgos más


característicos. La configuración interna del contrato viene modelada
sólo por una de las partes, precisamente identificada como el
predisponerte. No es característica del contrato por adhesión que el
predisponerte ejerza un monopolio de hecho o de derecho.

2) La rigidez del esquema predeterminado por el empresario: Ello significa


que su contraparte carece del poder de negociación que consiste en
discutir o en intentar influir en la redacción del contrato o tan siquiera de
una cláusula.

3) La predisposición contractual es inherente al poder de negociación


que concentra el “profesional” y que generalmente (no siempre),
coincide con la disparidad de fuerzas económicas. Ésta no parece ser
una característica que atrape todos los supuestos, pues quien ostenta
poder económico también formaliza contratos por adhesión en calidad
de adherente. En cambio, aparece como más convincente distinguir a
las partes según el poder de negociación de que dispongan. Así,
predisponer un contrato presupone poder de negociación y ello sólo lo
ejerce el profesional. A su vez, adherir a un contrato implica carecer de
dicho poder. Y esa carencia se sitúa en cabeza del consumidor o
usuario (Stiglitz, 1994, pp. 250-251).

4) La predisposición se complementa con su carácter abstracto y


general, pues se trata de condiciones a ser incorporadas en una
pluralidad de negocios (Vega, 1994, p. 548).

Uno de los aspectos que más se ha criticado a los contratos de adhesión es el


hecho de que constituyen una grave limitación al dogma de la autonomía de la
voluntad privada, puesto que ya no se encuentran dos individuos racionales en
pie de igualdad, discutiendo lo que es mejor para cada una de las partes, sino
que, por el contrario, una de ellas le impone a la otra el contenido total del
contrato. Ello sin contar con el efecto que, como se anunció anteriormente, se
dio como consecuencia del contrato de adhesión, que fue el del dirigismo
contractual, a través del cual, el Estado intervenía algunos de los mismos. En
consecuencia, la pretendida libertad de contratación había sufrido un grave
recorte en sus planteamientos iniciales del siglo XIX. Todo lo cual es coetáneo
con el paso del Estado liberal al Estado social16.

Adicionalmente, con la aparición del Estado social, los conceptos de orden


público y de buenas costumbres, cuando no el principio general de la buena fe,
habían ensanchado sus fronteras y se prestaban, con suma facilidad
(especialmente la noción de orden público económico: el nuevo orden público
de entonces), a los intereses del Estado interventor en la economía (Vega,
2001, p. 542), lo que acentuaba aún más las posibilidades de dirección del
mismo en la contratación entre particulares.
Uno de los aspectos que inicialmente no fue problemático pero que generó un
cierto escozor fue el hecho de que la libertad contractual permitía (y permite) el
alejamiento por parte de los contratantes de la regulación que de los contratos
tipo se hace en los códigos. Esto ocurría (y ocurre) dado que gran cantidad de
las reglas de dichos contratos eran (y son) de carácter supletivo de la voluntad
privada, es decir, se aplicaban (y se aplican) únicamente en caso de que las
partes hubieran guardado silencio al respecto. Ejemplo de ello son las normas
relativas a la responsabilidad en caso de incumplimiento por parte de alguno de
los contratantes, o el lugar en donde debe hacerse el pago, etc.
Dichas normas supletivas son de gran importancia en los contratos de libre
discusión de cláusulas para efectos de la integración de los mismos, teniendo
en cuenta que las partes únicamente debían (y deben) ponerse de acuerdo en
los elementos esenciales del contrato, y la ley suple con ellas, los otros
aspectos. Sin embargo, tratándose de la contratación masiva, en la cual uno
solo de los contratantes puede establecer el contenido total del contrato, la
permisión de alejarse de dichas normas supletivas de la voluntad acarreó el
hecho de que las contraprestaciones y las cargas de las partes se
desequilibraran de manera importante. Ello ha sido criticado y, en
consecuencia, se plantea por la doctrina la necesidad de volver sobre las
normas de los contratos tipo, ya no como simple complemento de la voluntad
de las partes, sino por el contrario, como equivalentes a lo que habrá de
entenderse como el “contrato justo”, se encuentran incluso voces que claman
por el hecho de que dichas normas se conviertan en imperativas, puesto que
fueron dictadas por quien no era representante de ninguna de las partes y, en
consecuencia, era imparcial.

El autor Yuri Vega Mere (2001) ha sintetizado los anteriores argumentos a


favor y en contra de los contratos de adhesión, en una clasificación de las
funciones legítimas y las funciones espurias de los mismos. Veamos:

Funciones legítimas de los contratos de adhesión

 Constituyen una racionalización de la actividad contractual masificada a


través de la estandarización de las transacciones homogéneas que
llevan a cabo las empresas.
 Reducción de costos de celebración y regulación de los contratos
celebrados por la empresa, dado que el uso de condiciones generales
simplifica y acelera la celebración de contratos, multiplica el número de
contratos a celebrarse, crea una disciplina para un número indefinido de
contratos y reduce los costes de negociación asociados a la contratación
individual; el proceso de conclusión de contratos se convierte en una
práctica automática en la que el acuerdo ser reduce a las prestaciones
esenciales, renunciando el adherente a discutir del condicionado en
general. Se ha dicho, además, que ello incide en el precio, pues la
reducción de los costes en la contratación incide en los precios, al igual
que incidirán en dicho resultado la limitación de responsabilidades y
riesgos con las que suelen favorecerse las empresas predisponentes.
 Facilitan la división del trabajo, al aprovechar mejor la labor de las
personas implicadas, pues se usan de manera eficiente las capacidades
jurídicas y gerenciales caras; pues el trabajo propiamente jurídico se
concentra en los asesores mientras que los agentes de venta sólo
aplican los formularios (sin discutirlos o negociarlos), concentrándose en
las ventas, ahorrando tiempo, independientemente de que se
encuentren en lugares distantes.
 Agiliza la coordinación del trabajo dentro de la empresa, pues reduce las
necesidades de comunicación interna; se adapta la actuación de los
terceros a la planificación de la empresa (a quienes se les trata de modo
igual) y permite que se cumplan las instrucciones impartidas por la
organización.
 Se calculan anticipadamente los costos, dado que se conocen,
anticipadamente, las contingencias y aquello que puede significar un
costo para la empresa, tanto los de producción como los relativos a los
riesgos.
 Dan seguridad jurídica, pues hacen previsible la actuación en el tráfico
en general. Las condiciones generales, se ha afirmado, suministran una
reglamentación más exhaustiva, técnica, analítica y clara, pues
remueven la incertidumbre que, en no pocos casos, provendría del
derecho dispositivo, así como sus lagunas (Vega, 2001, p. 543).
 Promueven un trato uniforme de las relaciones en masa, una
interpretación pareja de los alcances de los contratos, con incidencia en
la ejecución de los mismos y en la jurisprudencia, así como una
unificación del derecho privado comparado cuando su aplicación
desconoce fronteras (Vega, 2001, p. 546).

Funciones espurias de los contratos de adhesión

1) Hay gran sacrificio de la libertad contractual por parte de los


adherentes, los cuales, en la mayoría de los casos, se preocupan
por acceder a las prestaciones esenciales de los contratos que
quieren concluir, muchas veces sin mayor preocupación por otros
aspectos relevantes.

2) Las empresas tienden a mejorar su posición contractual con


respecto a la normal distribución de cargas y derechos prevista
legalmente, desplazándose los riesgos y obligaciones hacia los
clientes o arrogándose derechos y facultades excesivas, sin
contrapartidas para los adherentes. Ello se traduce en un
evidente desequilibrio contractual.
3) Es posible que el negociante fuerte incluya cláusulas abusivas en
el contrato que denotan desequilibrios a costa del principio de
buena fe y no siempre los mecanismos del mercado son
suficientemente aptos para combatirlas

4) En caso de situaciones de monopolio, al adherente no le es


posible, en muchos casos, sustraerse de la contratación puesto
que el aceptar las imposiciones del predisponente constituye la
única vía de acceso a los bienes y servicios que requiere.

5) En muchos casos se pretende maximizar los beneficios de la


contratación estandarizada a costa de los adherentes o usuarios,
negando importancia al desequilibrio contractual, a la
desproporción que existe entre una y otra parte sacrificando la
transparencia, la equidad, la conmutabilidad, la buena fe, la
justicia, etc., en aras de la eficiencia y la rentabilidad empresarial
como únicos valores (Vega, 2001, pp. 554-558).

6)

Naturaleza jurídica

La cuestión acerca de la naturaleza jurídica de las condiciones generales de


contratación o de los contratos de adhesión se presenta porque algunos
autores sostienen que la misma es contractual, en tanto que otros sostienen
que la misma es normativa. Básicamente, la discusión surge frente a la
pregunta de si adherir es consentir.
Pero algunos doctrinantes sostienen que son actos unilaterales de voluntad,
razón por la cual su naturaleza no es contractual sino que más bien,
constituyen un acto de imposición más parecido a la ley. Sostienen que las
condiciones generales de contratación son normas jurídicas propiamente
dichas en la medida en que cuando en un determinado gremio o una actividad,
como la bancaria o la aseguradora, una empresa o un grupo de las mismas
empieza a redactar los contratos de una misma manera, en el público se va
creando la conciencia de obligatoriedad y de generalidad propias de la
costumbre como creadora de leyes17.

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