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CEDULARIO DE PREGUNTAS DE FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

(PRIMERA PRUEBA)

1.-Cuales son las fuentes de las obligaciones, dando un ejemplo de cada una
de ellas.

El art. 1437 señala cuáles son las fuentes de las obligaciones:

“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más
personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la
persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en
todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o
daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la
ley, como entre los padres y los hijos de familia”.

1- Contratos – compraventa

2- Cuasi contrato – comunidad, agencia oficiosa, pago de lo no debido.

3- Delitos civiles – delito de daño

4- Cuasidelitos civiles – delito de daño pero sin voluntad

5- Ley- la obligación de pagar contribuciones de los bienes raíces,

Hay una doctrina que esta fuente es exagerada, En general se agrupan en 02


tipos:

Voluntarias

No voluntarias.

En cambio hay otra doctrina que considera que son 7, no 5, añadiéndose


declaración unilateral de voluntad, y el enriquecimiento sin causa.

2.- Crítica a la clasificación de las fuentes de las obligaciones del art. 1437.-

Críticas a la clasificación de las fuentes de las obligaciones son 02

La primera doctrina: considera que no son tantas las clasificaciones de


obligaciones sino que se reducen a:

Las voluntarias: referentes a los contratos.

Las no voluntarias: los cuasicontratos, relativas a los delitos, cuasidelitos, y la que


define la ley.
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La segunda Doctrina considera que las fuentes de las obligaciones no son cinco
sino son siete, añadiéndose, la declaración unilateral de voluntad, y el
enriquecimiento sin causa del art. 632.

3.-Defina lo que es una obligación y que elementos lo componen.

Es un vínculo jurídico, en virtud del cual una persona llamada deudor, se


encuentra en la necesidad de realizar una prestación (que puede ser dar, hacer o
no hacer) a otro llamado acreedor, quien tiene el derecho a constreñirla por los
medios legales.

1. Vinculo Jurídico

2. Sujetos Vinculados Jurídicamente ( acreedor – deudor)

3. Prestación jurídica

4.- En que consiste la prestación jurídica en una obligación y cuál es el


objeto de la obligación y el objeto del contrato.

Prestación jurídica puede distinguirse:

a. Dar:

Que se subdivide en Dar: transferir el dominio de una persona a otra.

y entregar: No transfiere el dominio, consiste en la mera tenencia.

b. Hacer: consiste en una actividad que debe desplegar el deudor.

c. No Hacer: consiste en una obtención, en un deber de tolerar del deudor.

Existe una relación, porque el contrato tiene por finalidad, constituir una obligación,
y la obligación a su vez, tiene por objeto, la prestación jurídica aquello a lo que
está obligado.

5.-En que consiste el contrato y en que consiste la convención y cómo se


manifiesta la libertad contractual.

El contrato es un acuerdo de voluntades, que tiene por finalidad, crear


obligaciones.

En cambio la convención, supone un acuerdo de voluntades, para crear,


conservar, modificar, transferir, transmitir, o extinguir, es decir, la convención es un
concepto más amplio, y que cuando la convención tiene por finalidad, crear
derechos, o dicho de otro modo, constituir obligaciones, se llama contrato.

En cuanto al código civil, estas concepciones son sinónimas, en la ciencia jurídica,


no son sinónimas, sino que la convención es el género, y el contrato la especie.

Todo contrato es una convención, pero no toda convención es un contrato, ya que


no todas están destinadas a producir obligaciones.
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Libertad Contractual. Facultad que tienen los particulares para celebrar o no un


contrato, para elegir a la persona del otro contratante y señalar las cláusulas que
quieran darle al contrato que celebran.

Esta su comprendida, en el concepto de autonomía de la voluntad, principio del


derecho civil, entendida como la libre facultad que tiene los particulares para
celebrar el contrato que les plazca, determinar su contenido, efecto, duración, esto
conforme a sus intereses. Esto sin alterar lo que ordenas las normas de orden
público.

Aparece en la génesis del contrato el consensualismo, en virtud del cual el sólo


consentimiento de las partes las vincula contractualmente.

Esto es

6.-Que es un contrato unilateral y uno bilateral. Señale tres importancias de


los contratos bilaterales.

El art. 1439 previene: “El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga
para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recíprocamente”

Esta clasificación atiende a la cantidad de personas obligadas, no confundir con la


clasificación de acto jurídico, ya que esta atiende a las voluntades que concurren
para formar el acto, en cambio, esta clasificación dice relación con quien se
encuentra obligado al celebrar el acto.

Para esta clasificación:

Son unilaterales: el mutuo, el comodato, la prenda, la fianza, el mandato gratuito.

Son bilaterales: La compra venta, el arrendamiento, la sociedad, la transacción.

a) Con arreglo a lo prevenido en el art. 1489, en los contratos bilaterales va


envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por una de las partes lo pactado.
Según los términos de la disposición, la condición resolutoria tácita sería
inoperante en los contratos unilaterales.

b) Solamente en los contratos bilaterales se plantea el problema de los riesgos,


que consiste en determinar si la extinción por caso fortuito de la obligación de una
de las partes extingue igualmente o deja subsistente la obligación de la otra. En
los contratos unilaterales el caso fortuito extingue, como es lógico, las obligaciones
de la única parte obligada.

c) En fin, la regla del art. 1552 establece que en los contratos bilaterales la mora
purga la mora, o, en otros términos, ninguna de las partes está en mora dejando
de cumplir lo pactado, mientras la otra no cumpla o esté pronta a cumplir sus
obligaciones recíprocas.

7.- Que es un contrato oneroso y otro gratuito y como se sub clasifican los
primeros. Dé ejemplo de cada uno de ellos.

Contratos gratuitos y onerosos. Conforme al art. 1440, “el contrato es gratuito o


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de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una de las partes,
sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de
ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro”.

Contrato oneroso o a título oneroso, es aquel en que cada parte paga la ventaja
que reporta del contrato, es decir, recibe un beneficio y un gravamen.

La compraventa es un contrato oneroso. Procura al vendedor una suma de dinero


a cambio de desprenderse de una cosa, y al comprador le brinda las ventajas de
una cosa a cambio del desembolso de una suma de dinero.

Contrato gratuito o a título, en cambio, es aquel en que una de las partes se


procura una utilidad, sin que ello le demande un sacrificio, porque no se exige una
contraprestación a cambio del beneficio que recibe.

Son contratos gratuitos la donación y el comodato.

Los Contratos Onerosos se Subdividen en Contratos Conmutativos y


aleatorios:

Dispone el art. 1441: “El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las
partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la
otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una
contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio”.

En el contrato conmutativo, el beneficio que cada parte persigue se mira como


equivalente al gravamen que soporta; las partes están en situación de apreciar de
inmediato la ventaja o la pérdida que el contrato les acarrea.

En el contrato aleatorio, el beneficio y el gravamen recíproco de las partes


depende de un acontecimiento incierto, de modo que no es posible apreciar su
magnitud hasta que el acontecimiento se verifique.

8.-Como se clasificación los contratos según su perfeccionamiento, dando


un ejemplo de cada uno de ellos.

el art. 1443 establece: “El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es
necesaria la tradición de la cosa a que se refiere; es solemne, cuando está sujeto
a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas no
produce ningún efecto civil; y es consensual, cuando se perfecciona por el solo
consentimiento”.

a) La regla general es que los contratos sean consensuales, esto es, que se
perfeccionen por el solo acuerdo de voluntades, solo consensu, con
prescindencia de todo requisito de forma. Venta de bienes muebles.

El otorgamiento de un instrumento que constate el acuerdo de voluntades


puede tener importancia desde el punto de vista de la prueba. La falta de un
acto escrito, en caso de discusión, dificultará ciertamente la prueba, pero no
obsta a que el contrato se encuentre perfecto. Para el perfeccionamiento del
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contrato es indiferente que se hayan puesto en ejecución las obligaciones


resultantes. Así, una compraventa será perfecta aunque el comprador no haya
pagado el precio o el vendedor entregado la cosa.

b) El contrato solemne requiere la observancia de ciertas formas; no basta el


consentimiento de las partes para que se repute perfecto. El consentimiento de
los contratantes debe manifestarse o exteriorizarse mediante la observancia de
las formas legales. El cumplimiento de determinadas formas se justifica por
diversos motivos. Pone a las partes a cubierto de un malentendido, atrae su
atención acerca de la gravedad del contrato que concluyen y les suministra una
prueba pre constituida en caso de controversia. Son contratos solemnes, entre
otros, el matrimonio, la hipoteca, la compraventa de bienes raíces.

c) En los contratos reales tampoco es suficiente el solo consentimiento de las


partes; es menester, además, la tradición o entrega de la cosa que es objeto
del contrato. La existencia de esta clase de contratos está subordinada al
cumplimiento de una prestación previa de parte del futuro acreedor, y puesto
que consiste en la entrega de una cosa se les denomina reales. A esta
categoría de contratos pertenecen el comodato, el depósito, el mutuo, la
prenda común.

9.-Que es un contrato de libre discusión; de adhesión y un contrato dirigido.

El contrato de libre discusión supone que las partes concluyen sus condiciones
como resultado de una libre deliberación. El contrato verdaderamente resume las
voluntades convergentes.

Contrato de adhesión: Una de las partes formula las condiciones del contrato y la
otra se limita a prestar su aprobación o adhesión a dichas condiciones. esta forma
reviste hoy el contrato de seguro y algunos de suministros como el de prestación
de servicios eléctricos a tarifas reguladas.

Contrato Dirigido: es aquel es en que se insertan cláusulas de orden público, las


cuales son irrenunciables para las partes.

10.-En que consiste un contrato de ejecución instantánea y un contrato de


tracto sucesivo.

Contrato de ejecución instantánea: las obligaciones se cumplen al mismo


momento de la celebración del contrato y por ambas partes si el contrato es
bilateral.

Contrato de ejecución sucesiva o de tracto sucesivo: son aquellas en que las


obligaciones del mismo, se van desarrollando periódicamente, como el contrato de
arrendamiento que se van perfeccionado.

No confundir con los contratos sujetos a plazo. O de ejecución a plazo.


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11.-Qué elementos encontramos en un contrato dando ejemplo de ello.

Elementos esenciales, de la naturaleza y accidentales

1. Elementos de la Esencia. Aquellas cosas sin los cuales el contrato no


existe o degenera en otro distinto. Estos elementos no pueden ser
modificados, ni alterados por las partes. Ej.: En la compraventa son de la
esencia la cosa y el precio, si ellos faltan el contrato no existe y si el precio
no es en dinero sino que es en especies degenerará en contrato de
permuta.

Acá se realiza una subdistinción importante: aquellos elementos con los cuales el
contrato no existe, y por otra parte degenera en otro diferente.

Además debemos distinguir elementos de la esencia externos (solemnidades) e


internos (del contrato)

2. Elementos de la Naturaleza. Aquellos que, no siendo esenciales al contrato, se


entienden pertenecerle sin necesidad de cláusula especial. Estos elementos
pueden ser perfectamente modificados por las partes sin que esto produzca
ninguna modificación en la calidad jurídica del contrato.

Ej.: La condición resolutoria tácita esta en todos los contratos bilaterales.

En la compraventa es elemento de la naturaleza el saneamiento de la evicción y


los vicios redhibitorios.

Las partes pueden renunciar a estos elementos en virtud del Art. 12 del Código
Civil.

3. Elementos puramente accidentales. Aquellos que no le pertenecen al


acto ni esencial ni naturalmente, pero que las partes pueden incluir
mediante cláusulas especiales.

12.-A quienes afecta un contrato y como se clasifican las personas que se


ven afectados por los mismos.

“Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”

Afecta a los contratantes, a las partes que concurrieron a su celebración.

En principio, el contrato no genera derechos ni impone obligaciones a terceros;


nadie puede resultar acreedor o deudor sin haber consentido. Sin embargo, junto
a las partes se encuentran ciertas personas que aprovechan de los efectos del
acto o sufren sus consecuencias. Por esto, es menester enfocar los efectos del
contrato desde el punto de vista de las partes y de los terceros, esto es, de los que
no han sido partes en el acto.

Así encontramos:

Partes Directas: son aquellas que concurren a la celebración del contrato y


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siempre los obliga.

Terceros Absolutos: estos son aquellos que nunca se verán afectados por el
contrato que se celebró.

Partes Indirectas: son aquellas que sin concurrir al acto pueden verse afectados,
estos son el deudor, o el acreedor.

Tercero Relativo: Es aquello que puede ser afectado del contrato, eventualmente,
como los herederos de un causante.

Entre los no contratantes hay personas cuya situación es radicalmente diversa.


Preciso es distinguir entre:

a) los herederos o sucesores a título universal; Los sucesores a título universal no


pueden considerarse extraños al contrato, pese a que no intervinieron en su
celebración. Los herederos representan a su causante, se identifican con él, le
suceden en todos sus derechos y obligaciones transmisibles (art. 1097). Por lo
tanto, los herederos se convertirán en acreedores o deudores, en los mismos
términos que lo era su causante, de cuya personalidad son la continuación y cuyo
patrimonio recogen. (Caso de subrogación legal). a) Se exceptúan, desde luego,
aquellos contratos que se celebran intuito personae, como el mandato, la
sociedad. La muerte del contratante pone fin a los efectos del contrato.

b) los sucesores a título singular: el sucesor a título singular adquiere el bien tal
como se encontraba en virtud de los contratos que, respecto de dicho bien, había
celebrado el causante. Por consiguiente, los contratos por los que el autor había
consolidado, transformado, aumentado o disminuido su derecho, aprovecharán o
perjudicarán al causahabiente a título singular.

c) los acreedores de las partes: El deudor conserva la facultad de gestionar


libremente su patrimonio sobre que recae el derecho de prenda general de los
acreedores. La prenda general se verá incrementada por las adquisiciones que
haga el deudor y experimentará una disminución con las nuevas obligaciones que
contraiga. En este sentido, los contratos celebrados por el deudor afectan a los
acreedores y les son oponibles; los acreedores, en suma, no son partes pero
tampoco se les puede considerar por completo terceros.

Codeudor Solidario,

Fiador: Parte directa.

13.-En que consiste la estipulación a favor de otro y que principios del


derecho civil se encuentran comprendidos en ella.

Es de suponer que el contrato se forma por el acuerdo de las partes, y es


indispensable que ellos concurran para su formación. Es por regla general que se
encuentren obligados solo los que concurrieron a celebrarlo.

Esta institución es una excepción a lo expuesto anteriormente, El art. 1449


dispone: “Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no
tenga derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona podrá demandar
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lo estipulado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita, es


revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él”

La disposición destaca con nitidez los caracteres de la estipulación, a saber: a)


Una de las partes –el estipulante– que no tiene la representación del tercero,
conviene que la otra –el prometiente– realizará en favor de dicho tercero una
determinada prestación.

b) El contratante no puede reclamar el cumplimiento de lo estipulado, derecho


que sólo compete al tercero en cuyo beneficio ha celebrado la estipulación.

c) La voluntad del tercero no interviene para adquirir el derecho, sino para hacer
definitiva e irrevocable la estipulación que, mientras no es aceptada, puede
revocarse por las partes contratantes. ( se requiere que este sea de verdad
extraño, no tenga derecho a representarlo). Es necesario también que obre a
nombre de él.

Adopta esta forma el contrato de seguro de vida. Asegurador y asegurado


convienen que en caso de fallecimiento del segundo, el primero pague una
indemnización a un tercero que se designa. El beneficiario del seguro es un
extraño al contrato y, sin embargo, en favor suyo ceden sus estipulaciones.

La forma de una estipulación a favor de otro toma, también, el contrato de


transporte, cada vez que el consignatario sea una persona jurídicamente extraña
al consignante. El contrato, celebrado entre el acarreador y el consignante, cede
en favor de un tercero como es el consignatario.

El mismo carácter reviste la estipulación que celebren el comprador y el vendedor


de un establecimiento de comercio por la que el segundo se obliga, por ejemplo, a
conservar a su servicio al actual personal.

Personas que intervienen en la estipulación. Intervienen en la estipulación tres


personas: el estipulante, el prometiente y el tercero beneficiario, En el seguro, el
asegurado es el estipulante, el asegurador es el prometiente y el tercero
beneficiario es la persona a quien debe pagarse la indemnización convenida.

Revocación de las partes. De acuerdo con el art. 1449, mientras no intervenga la


aceptación del tercero, “es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes
que concurrieron a él”. La disposición deja en claro que la revocación es el
resultado de un acuerdo de voluntades y no un acto unilateral del estipulante.17
Los efectos de la revocación variarán según el acuerdo de las partes. Podrá
dejarse sin efecto íntegramente el contrato o sólo alterarse sus términos, como si
en el seguro se conviene que sea otra persona el beneficiario.

La revocación puede ejercitarse libremente, aunque no siempre en forma impune


para el estipulante.

Revocación de las partes.. Es evidente que el estipulante será responsable al


tercero si, obligado a entregar ciertas mercaderías, revoca la estipulación
celebrada con un acarreador por la que éste se obligaba a entregar dichas
mercaderías. Pero, en verdad, la responsabilidad no resulta propiamente de la
revocación, sino del incumplimiento de la obligación de entregar que había
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contraído el estipulante.

Aceptación del tercero. La facultad de las partes de revocar la estipulación dura


hasta que interviene la aceptación del tercero. Esta aceptación puede ser expresa
o tácita. El art. 1449 establece que “constituyen aceptación tácita los actos que
sólo hubieran podido ejecutarse en virtud del contrato”. La aceptación puede
prestarse en todo tiempo, mientras las partes no hayan revocado la estipulación.
Pero la aceptación no es una condición para la adquisición del derecho por el
tercero.

El derecho nace para él directamente de la estipulación. La aceptación, pues, no


condiciona la incorporación del derecho al patrimonio del tercero, sino que hace
irrevocable el contrato. Por la aceptación, el derecho revocable del tercero se
torna irrevocable.do con el art. 1449, mientras no intervenga la aceptación del
tercero, “es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que
concurrieron a él”. La disposición deja en claro que la revocación es el resultado
de un acuerdo de voluntades y no un acto unilateral del estipulante.

Los efectos de la revocación variarán según el acuerdo de las partes. Podrá


dejarse sin efecto íntegramente el contrato o sólo alterarse sus términos, como si
en el seguro se conviene que sea otra persona el beneficiario.

Efectos de la estipulación a favor de otro

Relaciones entre el tercero y el prometiente. El tercero beneficiario, desde el


momento de la estipulación, queda convertido en acreedor del prometiente. Como
consecuencia, puede el tercero reclamar del prometiente el cumplimiento de la
prestación debida. Todavía más, el art. 1449 es concluyente en el sentido de que
solamente el tercero puede demandar lo estipulado. Pero, aunque investido del
derecho de demandar el cumplimiento de la estipulación, el tercero no es parte en
el contrato. No podría demandar su resolución por incumplimiento de las
obligaciones del prometiente. Es éste un derecho que compete sólo a los
contratantes.

El tercero con el estipulante permanecen extraños; no media entre ellos ninguna


relación jurídica derivada de la estipulación. El derecho del tercero nace
directamente de la estipulación, sin que primeramente se radique en el patrimonio
del estipulante.

Estipulante y prometiente son las partes contratantes. a) La estipulación ofrece la


peculiaridad de que el estipulante, pese a su condición de parte, no puede
demandar el cumplimiento de lo convenido. Este derecho corresponde sólo al
tercero beneficiario. Sin embargo, por una vía indirecta, puede el estipulante
compeler al prometiente al cumplimiento de su promesa. En efecto, el art. 1536
dispone que es eficaz la cláusula penal en que el prometiente “se sujeta a una
pena para el caso de no cumplir lo prometido”. El estipulante que no está
autorizado para reclamar el cumplimiento de lo estipulado puede, en cambio,
demandar el pago de la pena y compeler al prometiente a cumplir. b) Pero no es
dudoso que el estipulante tiene derecho a pedir la resolución del contrato. Las
reglas generales no han sido derogadas a este respecto y, por lo mismo,
conservan su imperio.

El principio que cambia, es el del efecto relativo de los contratos.


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14.-Señale dos importancias de la clasificación entre un contrato oneroso de


uno gratuito.

a) Para determinar el error en la persona, en los contratos onerosos es indiferente,


pero en los contratos gratuitos, a quien yo le quería donar, es una persona distinta
de quien le done, vicia el consentimiento.

b) La circunstancia de ser gratuito u oneroso el contrato determina las condiciones


en que es atacable por medio de la acción pauliana. Para que sean revocables los
actos gratuitos ejecutados por el deudor, en perjuicio de los acreedores, basta la
mala fe del deudor; los actos onerosos son revocables a condición de que estén
de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, que ambos conozcan el mal
estado de los negocios del deudor (art. 2468).

c) Importa la distinción para determinar el grado de culpa de que responde el


deudor. En los contratos onerosos, puesto que ambas partes obtienen mutuo
beneficio, el deudor responde de la culpa leve. En los contratos gratuitos
responderá de la culpa grave o levísima, según si la gratuidad cede en provecho
del acreedor (depósito) o del deudor (comodato).

Culpa levísima del acto jurídico gratuito: deudor

Culpa grave o lata del acto jurídico gratuito: acreedor

15.- Señale tres importancias de la clasificación entre un contrato unilateral y


bilateral.

a) Con arreglo a lo prevenido en el art. 1489, en los contratos bilaterales va


envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por una de las partes lo pactado.
Según los términos de la disposición, la condición resolutoria tácita sería
inoperante en los contratos unilaterales.

b) Solamente en los contratos bilaterales se plantea el problema de los riesgos,


que consiste en determinar si la extinción por caso fortuito de la obligación de una
de las partes extingue igualmente o deja subsistente la obligación de la otra. En
los contratos unilaterales el caso fortuito extingue, como es lógico, las obligaciones
de la única parte obligada.

c) En fin, la regla del art. 1552 establece que en los contratos bilaterales la mora
purga la mora, o, en otros términos, ninguna de las partes está en mora dejando
de cumplir lo pactado, mientras la otra no cumpla o esté pronta a cumplir sus
obligaciones recíprocas.

16.-Mencione tres reglas de interpretación de los contratos, indicando cuál


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de ellas es la más importante.

La interpretación del contrato tiene lugar cuando los términos de que las partes se
han servido son oscuros o ambiguos; cuando, a pesar de su claridad, son
inconciliables con la naturaleza del contrato o con la evidente intención de las
partes; cuando, en fin, la comparación de las diversas cláusulas, consideradas en
conjunto, hace surgir dudas acerca de su particular alcance.

Es tarea del juez develar la intención que las partes quisieron darle

1° regla; la de la intención de las partes: Para orientar la labor del juez, el


legislador ha formulado las reglas de interpretación de los contratos de los arts.
1560 a 1566.El Código establece, como regla fundamental de interpretación, que
la voluntad real de los contratantes prevalece sobre los términos en que se ha
formulado dicha declaración. El art. 1560, en efecto, dispone: “Conocida
claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal
de las palabras”. La disposición no significa que el intérprete debe desentenderse
de los términos del contrato. Debe admitirse que las palabras, por regla general,
traducen con fidelidad el pensamiento. Si los términos son claros, lo será
igualmente la intención de las partes.

Es contra puesto ya que la ley si interpreta conforme al tenor literal no así los
contratos que se deben interpretar conforme a la voluntad de las partes.

2° regla, la de la extensión: El acuerdo de voluntades no puede referirse sino a la


materia que es objeto del contrato. A esta materia, materia debe restringirse el
alcance de las cláusulas contractuales, aunque estén concebidas en términos
amplios o generales. El art. 1561 dispone: “Por generales que sean los términos
de un contrato, sólo se aplicarán a la materia sobre que se ha contratado”. De este
modo, si las partes transigen un juicio y expresan que finiquitan toda dificultad
entre ellas, actual o futura, la generalidad de los términos de la transacción no
hace que se entiendan transigidas sino las cuestiones planteadas en el juicio.

3° regla del absurdo: En esta investigación del verdadero pensamiento de las


partes, es razonable suponer que no han querido insertar en el contrato cláusulas
inútiles y carentes de sentido. Por este motivo, el art. 1562 dispone: “El sentido en
que una cláusula puede producir algún efecto deberá preferirse a aquel en que no
sea capaz de producir efecto alguno”.

4° regla de la lógica y sistemática: Las cláusulas ambiguas de un contrato


deben entenderse del modo que esté más acorde con su naturaleza. El art. 1563
establece: “En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria, deberá
estarse a la interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato”.

Las cosas que son de la naturaleza de un contrato se entienden pertenecerle sin


necesidad de estipulación si las partes no han expresado lo contrario, se entiende
que han querido incluir todas aquellas cosas que naturalmente pertenecen al
contrato. El art. 1563, inc. 2º, previene: “Las cláusulas de uso común se presumen
aunque no se expresen”.

El contrato constituye un todo indivisible. Sus cláusulas se encadenan unas a


otras y es irracional considerarlas aisladamente. El art. 1564, inc. 1º, previene:
“Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a cada una
el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad”.
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Interpretación de un contrato por otro. Las cláusulas de un contrato “podrán


interpretarse por las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la misma
materia” (art. 1564, inc. 2º). Puede el juez, por lo tanto, buscar fuera del contrato
mismo que se trata de interpretar elementos para precisar su alcance. De otros
contratos que anteriormente ligaron a las partes puede fluir con claridad cuál ha
sido su intención al vincularse por un nuevo contrato

17.-Que es un contrato preparatorio y un contrato innominado. Que dificultad


tiene éste último.

Contratos preparatorios: Los contratos preparatorios contienen la


obligación de celebrar un contrato en el futuro, de tal manera que
la única obligación que surge para los contratantes es
precisamente, la de celebrar un contrato definitivo en el futuro. El
caso típico el contrato de promesa.

Contratos Innominados: son aquellos que no tienen regulación legal, pero por el
principio de la autonomía de la voluntad se pueden crear, a lo que las partes
estimen, siempre que no sea contrario a la moral, el orden público y las buenas
costumbres.

La dificultad que poseen es que en caso de incumplimiento, no existirá normativa


que suple los silencios, o ayude a determinar lo que las partes no previeron, ya
que será innominado también, todo contrato que el código se refiera y no regule,
al ser nominados facilita la regulación, y en caso de que las partes no prevean
alguna situación esta se regirá por las normas establecidas en el código civil.

18.-Que es el contrato de promesa y señale tres características del mismo.

La promesa es un contrato en que una o ambas partes se obligan a celebrar en el


futuro un determinado contrato.

La promesa tiene por objeto celebrar otro contrato y produce el efecto de obligar a
una de las partes o a ambas a celebrarlo.

1-Contrato solemne. La solemnidad es la ESCRITURACIÓN, debe constar por


escrito esa es la solemnidad. Por lo tanto NO HAY CONTRATOS DE PROMESA
CONSENSUALES.
2-Es un contrato bilateral. Porque engendra obligaciones para ambas partes.
Pero tiene una particularidad es el UNICO CONTRATO PATRIMONIAL donde la
obligación de las partes es la MISMA. La obligación es idéntica que es
CELEBRAR CONTRATO FUTURO O PROMETIDO, tanto para una parte como
para la otra.
3-Contrato preparatorio. El más preparatorio que hay, lo es porque trata de
asegurar que las partes no se arrepientan en el intertanto, lo que preparan a
través del contrato de promesa.
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4-Contrato principal. Porque es un contrato independiente, no depende de


ningún otro contrato se basta así mismo.

19.- Señale los requisitos que se deben cumplir en un contrato de promesa

El art. 1554 dispone: “La promesa de celebrar un contrato no produce obligación


alguna; salvo que concurran las circunstancias siguientes:

1ª) Que la promesa conste por escrito; Como la ley exige sólo la constancia
escrita, bastará el otorgamiento de una escritura privada.

2ª) Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran
ineficaces; La promesa requiere que el contrato prometido no sea de aquellos que
la ley declara ineficaces o, más exactamente, que sea válido, que no adolezca de
nulidad, La promesa requiere que el contrato La ley se refiere ciertamente a la
nulidad del contrato prometido por omisión de requisitos intrínsecos o de fondo.

Se comprende que los requisitos de forma deberán observarse cuando llegue el


momento de su celebración. Prometido no sea de aquellos que la ley declara
ineficaces o, más exactamente, que sea válido, que no adolezca de nulidad.

Por esto, es nula la promesa de compraventa entre cónyuges no divorciados


perpetuamente; la ley prohíbe la celebración de dicho contrato y éste adolece, por
lo tanto, de objeto ilícito. Pero es válida la promesa de compraventa de bienes de
incapaces, celebrada sin autorización judicial. La autorización es un requisito de
forma de la compraventa y deberá cumplirse cuando este contrato se celebre.

3ª) Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la


celebración del contrato; La fijación de un plazo es la forma más certera para
determinar la época de la celebración del contrato prometido. El plazo es un hecho
futuro y cierto y, por lo tanto, posterga la celebración del contrato para un tiempo
que necesariamente ha de llegar. Se podrá estipular, por ejemplo, que el contrato
se celebrará el día tal, al cabo de tantos meses, etc. El plazo posterga la
exigibilidad de las obligaciones derivadas de la promesa y es, por lo tanto, un
plazo suspensivo. El contrato prometido deberá verificarse una vez expirado el
plazo.

4ª) Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido que sólo falten
para que sea perfecto la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes
prescriban”. Por último, la promesa requiere que se especifique de tal modo el
contrato prometido que sólo falte para que sea perfecto la tradición de la cosa y
las solemnidades legales en su caso. La especificación del contrato significa que
éste se individualice de tal modo que se sepa de qué contrato se trata y se
precisen sus características para que no se confunda con otro. Si se promete
celebrar un contrato de sociedad, deberá individualizarse a las partes, indicarse el
objeto de la sociedad, el capital de la misma y cómo debe ser aportado, la forma
de la administración, etc.

*Que sea escrito.


*Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaren ineficaces.
* Que la promesa tenga plazo o condición que fije la época de la celebración del
contrato
*Tiene que estar descrito de manera detallada el contrato prometido, qué solo
falten para que sea perfecto la entrega de la cosa y las solemnidades.
14

20.- Que derechos tiene el acreedor de un contrato de promesa, en caso de


incumplimiento.

Esta referencia al art. 1553 pone de manifiesto que de la promesa nacen


obligaciones de hacer. Por lo tanto, podrá el acreedor instar por que se apremie al
deudor para la ejecución del hecho convenido o para que se le indemnicen los
perjuicios derivados de la infracción del contrato. El art. 531 del Código de
Procedimiento Civil establece que si el hecho debido consiste en la suscripción de
un documento o en la constitución de una obligación, podrá el juez proceder a
nombre del deudor, cuando éste es requerido y “no lo hace dentro del plazo que le
señale el tribunal”.

Puede pedir el cumplimiento forzado de la obligación. art. 532 del cpc, entonces
acá como se cumple contrato prometido, cuando una de las partes se niega,
yendoj5543 al tribunal pidiendo cumplimiento forzado pidiéndole al juez que le
señale plazo a la contraparte para que suscriba el documento bajo apercibimiento
que si no lo hace la persona lo hará el juez como representante legal de la parte
morosa. De modo tal que acá aparece el juez de representante legal de la parte
incumplidora.
Cuando hay una obligación de hacer incumplida, puede pedir apremio? Multa
solamente como una medida de presión.

21.-En que consiste el contrato de compraventa y como se diferencia de un


contrato de permuta.

Define el art. 1793 el contrato de compraventa: “La compraventa es un contrato en


que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en dinero”. El
contrato de compraventa es, en suma, el cambio de una cosa por dinero.

Se diferencia de la permuta, ya que acá, no se entrega una cosa por otra que se
mira como equivalente.

22.-Señale cinco características del contrato de compraventa.

El contrato de compraventa es un contrato bilateral, oneroso regularmente


conmutativo, principal y normalmente consensual.

a) Puesto que las partes contratantes se obligan recíprocamente, el contrato


de compraventa es bilateral (art. 1493).

Si el vendedor se obliga a dar una cosa y el comprador no contrae la obligación


recíproca de pagarle un precio, o a la inversa, promete el comprador pagar un
precio sin que se le ofrezca una cosa en cambio, no hay compraventa. El
contrato podría importar una donación de la cosa o del precio.
15

b) es un contrato oneroso. Cada parte reporta en el contrato utilidad de la


obligación que para con ella se contrae y se grava con la que toma a su
cargo.

c) La compraventa reviste, por lo general, el carácter de un contrato


conmutativo. Las prestaciones a que respectivamente se obligan comprador
y vendedor se miran como equivalentes (art. 1441).

d) Por regla general consensual: ya que el contrato se perfecciona estando de


acuerdo con la cosa y el precio. Excepcionalmente algunas son solemne

e) Es de ejecución instantánea: ya que la obligación se cumple de una sola


vez.

f) Es un título traslaticio de dominio, son aptos para adquirirlo, luego de la


tradición.

g)

23.-Formas en que se perfecciona el contrato de compraventa

El contrato de compraventa, suele ser consensual.

El carácter excepcional de las solemnidades aparece claramente de manifiesto en


el art. 1801. No será suficiente, entonces, que las partes convengan en la cosa y
en el precio para que el contrato se repute perfecto. Menester será, además, que
se cumplan las solemnidades o requisitos de forma que la ley prescribe

particulares en que se celebra o a las personas que intervienen. Tales son las
solemnidades que acompañan la venta de bienes pertenecientes a incapaces. Las
solemnidades voluntarias son las que establecen las partes, sea añadiéndolas a
las que establece la ley, sea para hacer solemne una compraventa que es
naturalmente consensual.

24.- Que son las arras y que tipo de arras existen.

Consisten las arras en una cantidad de dinero u otras cosas muebles que se dan
en garantía de la celebración del contrato, o bien en parte del precio o en señal de
quedar convenidos.

Las arras, por lo tanto, pueden ser de dos clases y tener una doble finalidad:

a) Las que sirven como garantía de la celebración o ejecución del contrato:


Las arras, dadas en garantía de la celebración o ejecución del contrato, significan
que las partes no han entendido ligarse definitivamente, sino que mutuamente se
reservan la facultad de desdecirse perdiendo su valor. En efecto, el art. 1803
dispone: “Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la
celebración o ejecución del contrato, se entiende que cada uno de los contratantes
podrá retractarse; el que ha dado las arras, perdiéndolas; y el que las ha recibido,
restituyéndolas dobladas”. Las arras de esta clase ponen de manifiesto la
fragilidad del contrato, puesto que no son sino un medio de poner a las partes en
situación de desistir de él. El contrato se celebra bajo una condición negativa y
suspensiva, que consiste en que las partes no hagan uso de la facultad de
retractación.
16

El art. 1804 señala el plazo y demás condiciones que limitan esta facultad: “Si los
contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse,
perdiendo las arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses
subsiguientes a la convención, ni después de otorgada escritura pública de la
venta o de principiada la entrega”.50 a) La facultad de retractarse, por lo tanto,
tiene un límite en el tiempo. Sólo puede ejercitarse en el plazo fijado por las partes
y, a falta de estipulación, en el plazo de dos meses contados desde la convención.
b) Pero la facultad de retractarse puede extinguirse antes de los plazos indicados,
cuando el contrato se reduce a escritura pública o ha comenzado a efectuarse la
entrega.

b) Las que se dan como parte del precio o en señal de quedar las partes
convenidas: Esta clase de arras constituyen un testimonio de la celebración
definitiva del contrato; en otras palabras, constituyen un medio de prueba de su
celebración. Las partes carecen de la facultad de retractarse porque el contrato de
compraventa ha quedado perfecto, a menos que requiera el otorgamiento de
escritura pública. El art. 1805, inc. 1º, previene: “Si expresamente se dieren arras
como parte del precio, o como señal de quedar convenidos los contratantes,
quedará perfecta la venta; sin perjuicio de lo prevenido en el art. 1801, inc. 2º”.
Para que las arras se entiendan dadas en señal de quedar convenidos o como
parte del precio es menester la concurrencia copulativa de estas dos
circunstancias: a) que las partes lo convengan expresamente, y b) que este
convenio conste por escrito. Si así no fuere, se entienden las arras dadas en
garantía y facultadas las partes para retractarse. El art. 1805, inc. 2º, establece:
“No constando alguna de estas

25.-Señale cuatro personas que tienen incapacidad para celebrar el contrato


de compraventa, indicando en que consiste dicha incapacidad.

1. Compraventa entre cónyuges. El art. 1796 proclama enfáticamente que “es


nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente”. La
nulidad afecta, por tanto, al contrato de compraventa que celebren los cónyuges
casados en el régimen normal de matrimonio o bajo el régimen de separación de
bienes, aunque fuere total. Solamente es lícito celebrar entre sí el contrato de
compraventa a los cónyuges separados judicialmente.

2. Compraventa entre el padre y el hijo sujeto a patria potestad: igualmente


nulo el contrato de compraventa “entre el padre o madre y el hijo sujeto a patria
potestad”. La disposición tiene por objeto proteger al hijo, regularmente falto de
experiencia, y evitar al padre o madre el conflicto entre el deber de cautelar los
intereses del hijo y su propio interés.

3. Incapacidad de los tutores y curadores: No es lícito a los tutores y curadores


comprar parte alguna de los bienes de sus pupilos, sino con arreglo a lo prevenido
en el título De la administración de los tutores y curadores”. Se ocupa de esta
materia el art. 412. Hace la disposición una marcada diferencia entre bienes
muebles e inmuebles del pupilo: a) El guardador no puede comprar los bienes
muebles del pupilo “sino con autorización de los otros tutores o curadores
generales, que no estén implicados de la misma manera, o por el juez en
subsidio”. b) En cambio, la compra de bienes raíces del pupilo está radicalmente
vedada a los guardadores.
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4. Prohibición a los empleados públicos: al empleado público se prohíbe


comprar los bienes públicos o particulares que se vendan por su ministerio”. Para
que obre la prohibición es consiguientemente menester: a) que quien vende sea
un funcionario público, y b) que la venta se efectúe por su ministerio, esto es, en el
ejercicio de sus funciones. Rige la prohibición “aunque la venta se haga en pública
subasta”.

1-Es nulo entre conyugues no separados judicialmente, ya que si es bajo sociedad


conyugal el marido administra los bienes, pero de igual forma necesita autorización de la
mujer para vender. El marido no le puede vender a la mujer ni viceversa, si existiera
separación de bienes no habría problema, aquí es incapacidad para comprar y para
vender.
2. Incapacidad doble es entre los padres e hijo o madre e hijo. Este hijo debe ser menor
adulto, una condición para que esta prohibición concurra es que el padre ejerza la patria
potestad, lo que significa:
*El padre se hace dueño de los frutos.
*Administra los bienes del hijo.
*Es el representante legal.

3- los tutores y curadores no pueden comprar bienes que administran.

4-hay prohibición para los funcionarios públicos que están facultados para administrar
bienes del estado, la ley dice que no pueden vender por su propia cuenta bienes del
estado

26.-Que sucede si una persona vende la misma cosa a dos o más personas a
la vez. Que reglas se aplican.

Se aplican las reglas del artículo 1817, el cual dispone:

Si alguien vende separadamente una misma cosa a dos personas:

1° el comprador que haya entrado en posesión será preferido al otro; (quien tenga
en posesión la cosa comprada)

2° si ha hecho la entrega a los dos, aquel a quien se haya hecho primero será
preferido; (si se entregó a ambos, el que haya poseído primero)

3° si no se ha entregado a ninguno, el título más antiguo prevalecerá (sino se ha


entregado, le corresponderá al que posea el título más antiguo.

27.-Cual es la principal obligación del vendedor y como la cumple.

El art. 1824 previene: “Las obligaciones del vendedor se reducen en general a


dos: la entrega o tradición, y el saneamiento de la cosa vendida”.

La obligación en realidad son tres, primero la entrega de la cosa vendida, segundo


el saneamiento de la evicción y tercero los vicios redhibitorios. Pero estas últimas
dos, son eventuales.
18

Pero la principal es la entrega de la cosa

La entrega de la cosa vendida se efectúa de acuerdo con las disposiciones que


rigen la tradición.

El art. 1824, inc. 2º, dispone: “La tradición se sujetará a las reglas dadas en el
Título VI del Libro II”. Será menester distinguir, por lo tanto, si se trata de bienes
muebles o inmuebles.

a) La tradición de los bienes muebles se verifica significando una de las partes


a la otra que le transfiere el dominio y figurando la transferencia de alguna de las
maneras que señala el art. 684. La tradición de los bienes muebles por
anticipación, como las maderas y los frutos de los árboles, se verifica en el
momento de la separación del inmueble.

b) La tradición de los bienes raíces, en general, se efectúa por la inscripción del


contrato de compraventa en el Registro de Propiedades del Conservador de
Bienes Raíces.

La regla tiene excepciones:

1) La tradición del derecho de servidumbre se verifica por escritura pública en que


el tradente exprese constituirlo y el adquirente aceptarlo (art. 698). Sin embargo, la
servidumbre de alcantarillado en predios urbanos debe inscribirse (Ley Nº 6.977).

2) La tradición de las minas debe hacerse por la inscripción en el Registro de


Propiedad del Conservador de Minas (arts. 92, 101, 178 del C. de Minería).

Obligación de entregar materialmente la cosa. La cosa vendida debe ser


puesta materialmente a disposición del comprador; no se entiende cumplida la
obligación del vendedor por el hecho de inscribirse el título del inmueble en el
registro del Conservador, aunque mediante la inscripción adquiera legalmente el
comprador la posesión de la cosa.

La posesión legal de la cosa, si no va aparejada de su tenencia material, no brinda


al comprador las ventajas que persigue del contrato. La falta de entrega real o
material autoriza al comprador para reclamarla o para pedir la resolución del
contrato de compraventa

La entrega de la cosa vendida debe efectuarse en la época estipulada; a falta de


estipulación, la entrega es exigible inmediatamente de celebrado el contrato.

Derecho de retención del vendedor. Sin embargo el vendedor tiene derecho a


retener la cosa vendida en ciertas circunstancias; no está obligado, entonces, a
entregar la cosa y carece el comprador del derecho de reclamarla:

a) En primer término, no está obligado el vendedor a entregar la cosa cuando


el comprador no ha pagado o no está dispuesto a pagar el precio.

El art. 1826, inc. 3º, en efecto, dispone: “Todo lo cual se entiende si el comprador
ha pagado o está pronto a pagar el precio íntegro o ha estipulado pagar a plazo”.
Para que el vendedor goce de este derecho legal de retención es menester

1) que la cosa no haya sido entregada. Para que sea posible al vendedor retener
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la cosa es obviamente indispensable que la tenga aún en su poder.

2) que el comprador no haya pagado el precio. Como el derecho de retención es


una garantía para el vendedor, encaminada a asegurar el pago del precio, no se
justifica que el vendedor resista la entrega, si éste ha sido cancelado. Sin
embargo, aunque el comprador no haya pagado el precio, no puede el vendedor
retener la cosa vendida si aquél está “pronto” a pagarlo. El pago que el comprador
ha hecho o está pronto a verificar debe ser íntegro para que pueda reclamar la
entrega de la cosa. Si no ha pagado o está llano a pagar el precio en su totalidad,
podrá el vendedor retener la cosa vendida.

3) que no se haya fijado plazo para el pago. Si se convino un plazo para el pago
del precio, las partes han postergado voluntariamente el cumplimiento de la
obligación del comprador; la falta de pago no autoriza al vendedor para retener la
cosa. Pero aunque se haya convenido un plazo para el pago del precio, puede el
vendedor retener la cosa, cuando se vea en peligro de perderlo como
consecuencia de una disminución considerable de la fortuna del comprador.

La entrega, pues, en primer término, debe hacerse en el lugar convenido. En


defecto de estipulación y si la cosa vendida es una especie o cuerpo cierto, la
entrega se hará en el lugar en que se encontraba al tiempo del contrato; si se trata
de cosas genéricas, deben entregarse en el domicilio del deudor al tiempo de la
venta, salvo que las partes dispongan, de común acuerdo, otra cosa.

Los gastos del pago son de cargo del deudor (art. 1571); por lo tanto, serán de
cargo del vendedor los que demande la entrega en el lugar debido. En cambio,
incumbirán al comprador los gastos en que sea menester incurrir para transportar
la cosa ya entregada. El art. 1825 prescribe: “Al vendedor tocan naturalmente los
costos que se hicieren para poner la cosa en disposición de entregarla, y al
comprador los que se hicieren para transportarla después de entregada”.

Qué comprende la entrega. El pago debe hacerse bajo todos respectos al tenor de
la obligación y el acreedor no está obligado a recibir cosa diversa de la que se le
debe, ni aun a pretexto de ser de igual o mayor valor la ofrecida (art. 1569). Para
la compraventa rige esta regla fundamental que reproduce el art. 1828: “El
vendedor es obligado a entregar lo que reza el contrato”. La cosa vendida debe
ser entregada con sus accesorios y frutos.

Frutos de la cosa vendida. La cosa vendida debe ser entregada al comprador con
aquellos frutos que, según la ley, le pertenecen. Decide el art. 1816 cuáles son los
frutos que pertenecen a uno u otro contratante:

“Los frutos naturales, pendientes al tiempo de la venta, y todos los frutos, tanto
naturales como civiles que después produzca la cosa, pertenecerán al comprador,
a menos que se haya estipulado entregar la cosa al cabo de cierto tiempo o en el
evento de cierta condición; pues en estos casos no pertenecerán los frutos al
comprador, sino vencido el plazo, o cumplida la condición.

Todo lo dicho en este artículo puede ser modificado por estipulaciones expresas
de los contratantes”.

a) Pertenecen al comprador, pues, los frutos naturales pendientes al tiempo del


contrato, esto es, los que se encontraren aún adheridos a la cosa fructuaria (art.
645). No debe el comprador ninguna indemnización al vendedor por los gasos
20

hechos para producirlos: tales gastos se han tenido ciertamente en cuenta para la
fijación del precio. Concordante con esta regla y para evitar posibles dificultades,
el art. 1829 expresa: “La venta de una vaca, yegua u otra hembra comprende
naturalmente la del hijo que lleva en el vientre o que amamanta; pero no la del que
puede pacer y alimentarse por sí solo”.

b) Igualmente pertenecen al comprador los frutos, tanto naturales como civiles,


que la cosa vendida produzca después de celebrado el contrato. El art. 1816
modifica, en verdad, las reglas de los arts. 646 y 648, que disponen que los frutos
naturales y civiles de una cosa pertenecen a su dueño. El comprador no hace
suyos los frutos desde que, en virtud de la tradición, se convierte en propietario,
sino desde la celebración del contrato. La regla del art. 1816 tiene tres
excepciones:

1) cuando las partes han señalado un plazo para la entrega porque los frutos
pertenecen al vendedor, en tal caso, hasta el vencimiento del plazo.

2) cuando la cosa debe entregarse cumplida una condición, porque los frutos
pertenecerán igualmente al vendedor hasta que la condición prevista se cumpla, y

3) cuando las partes han estipulado cláusulas especiales. En cuyo caso los frutos
pertenecerán al comprador o vendedor, de acuerdo a lo estipulado en el contrato.

Riesgo de la cosa comprada: Establece la disposición legal que “la pérdida,


deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se vende, pertenece al
comprador, desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya
entregado la cosa”. Por consiguiente, la pérdida de la cosa vendida proveniente de
un caso fortuito, extingue la obligación del vendedor de entregarla; pero el
comprador, en cambio, deberá pagar el precio. Si la cosa se ha deteriorado o
perecido parcialmente, debe el comprador soportar igualmente el deterioro porque
habrá de recibirla en el estado en que se encuentre. Como justa compensación,
pertenecen al comprador, sin costo alguno, las mejoras de la cosa y, como se dijo,
sus frutos.

La regla es aplicable a la venta de cosas genéricas que se hace en bloque o que


deben ser pesadas, contadas o medidas para determinar el precio total. La norma
tiene excepciones:

a) en la venta condicional, sujeta a una condición suspensiva;

b) en la venta a peso, cuenta o medida en que debe precederse a pesar, contar o


medir para determinar la cosa vendida,

y c) en la venta al gusto.

a) En la compraventa subordinada a una condición suspensiva la pérdida fortuita


de la cosa debe soportarla el vendedor, cuando ésta sobreviene pendiente la
condición. Junto con extinguirse la obligación del vendedor de entregar la cosa, se
extingue la del comprador de pagar el precio. Soporta el vendedor el riesgo porque
sufre la pérdida de la cosa, sin recibir ninguna compensación. La pérdida fortuita
parcial o deterioro pertenece al comprador porque debe recibir la cosa en el
estado de deterioro en que se encuentre, sin derecho a que se le rebaje el precio.
21

La disposición advierte que es menester que la condición se cumpla. Si falla la


condición, no hay ni ha habido contrato y la pérdida o deterioro pertenecerán al
dueño de la cosa, el frustrado vendedor.

b) En la venta a peso, cuenta o medida en que las operaciones de pesar, contar o


medir tienen por objeto determinar la cosa vendida, la pérdida, deterioro o mejora
pertenecen al comprador sólo desde que tales operaciones se verifiquen.

c) En la compraventa al gusto, los riesgos son del comprador desde que ha


expresado que la cosa le agrada y, mientras tanto, corresponden al vendedor.

La entrega en la venta de predios rústicos: “Un predio rústico –dice el art.


1831– puede venderse con relación a su cabida o como una especie o cuerpo
cierto”. Esto significa que la venta puede verificarse tomando en consideración la
cabida del predio o desentendiéndose de ella. Se comprende que si se vende un
predio con relación a su cabida o superficie pueden surgir dificultades con motivo
de que la cabida real sea mayor o menor que la expresada en el contrato y que
tales dificultades no pueden plantearse si la venta se hace sin tomar en cuenta la
superficie o cabida del predio. Importa precisar, por lo tanto, cuándo se entiende
vendido un predio con relación a la cabida y cuándo como especie o cuerpo cierto.

El art. 1831, inc. 2º, expresa que se vende con relación a la cabida, ( la cabida
es una extensión de superficie de un terreno, por ejemplo 200 hectáreas) “siempre
que ésta se exprese de cualquier modo en el contrato” y el inciso final añade que
“en todos los demás casos se entenderá venderse el predio o predios como un
cuerpo cierto”. Pero no es exacto que la venta sea hecha en relación a la cabida
cada vez que se exprese en el contrato; si la cabida se indica como un dato
meramente ilustrativo, la cosa debe entenderse vendida como cuerpo cierto.

La venta se entiende efectuada con relación a la cabida siempre que:

a) la cabida se exprese en el contrato;

b) el precio se fije con relación a ella,

c) las partes no renuncien a las acciones resultantes de que la cabida real sea
diversa de la que reza el contrato.

El art. 1831, inc. 3º, expresa: “Es indiferente que se fije directamente un precio
total, o que éste se deduzca de la cabida o número de medidas que se expresa, y
del precio de cada medida”. Y en el inc. 4º añade: “Es asimismo indiferente que se
exprese una cabida total o las cabidas de las varias porciones de diferentes
calidades y precios que contenga el predio, con tal que de estos datos resulte el
precio total y la cabida total”.

En cambio, un predio se entiende vendido como cuerpo cierto cada vez que:

a) la cabida no se exprese en el contrato

b) las partes mencionen la cabida, pero expresa o tácitamente declaren que es un


dato puramente ilustrativo y que no hacen cuestión por los defectos de ella.

Comúnmente se expresa en el contrato que la venta se hace ad corpus.


22

Efectos de la venta con relación a la cabida:

En la venta hecha con relación a la cabida podrá plantearse una de estas dos
cuestiones: que la cabida real del predio sea mayor o menor que la cabida
declarada en el contrato.

a) Si la cabida real, esto es, la superficie que realmente mide el predio, es


mayor que la expresada en el contrato, podrá ser poco o mucho mayor.
Naturalmente las consecuencias son diferentes. Pero el legislador ha debido
señalar una pauta exacta. Considera que la cabida real es mucho mayor
cuando el precio del sobrante excede de la décima parte del precio de la
verdadera cabida. Por ejemplo, se venden 1.000 m2 en $ 1.000.000 a razón
de $ 1.000 el m2 la cabida real del predio resulta ser de 1.050 m2. El precio
del exceso es de $ 50.000 y el precio de la cabida real es de $ 1.050.000, el
sobrante no alcanza a la décima parte. En este caso, el vendedor tendrá
derecho a que se le aumente proporcionalmente el precio.

El art. 1832, inc. 1º, establece: “Si se vende el predio con relación a su cabida,
y la cabida real fuere mayor que la cabida declarada, deberá el comprador
aumentar proporcionalmente el precio”. En el mismo ejemplo propuesto,
supóngase que la cabida real es de 1.200 m2; el precio del exceso sería de $
200.000 y el precio de la cabida real de $ 1.200.000. El exceso es superior a la
décima parte. En esta hipótesis, queda al arbitrio del comprador desistir del
contrato o aumentar el precio proporcionalmente. El art. 1832 previene que la
regla de su primera parte no rige en el caso de que “el precio de la cabida que
sobre, alcance a más de una décima parte del precio de la cabida real; pues
en este caso podrá el comprador, a su arbitrio, o aumentar proporcionalmente
el precio o desistir del contrato; y si desiste, se le resarcirán los perjuicios
según las reglas generales”.

b) Si la cabida real es menor que la declarada en el contrato, del mismo se


considera el legislador que la cabida real es mucho menor cuando el precio de
la cabida que falta excede de la décima parte del precio de la cabida
declarada. Por ejemplo, se venden 1.000 m2 en $ 1.000.000, esto es a razón
de $ 1.000 el m2; el predio tiene, en verdad, una superficie de 950 m2. El
precio de la cabida que falta es de $ 50.000 inferior a la décima parte del valor
de la cabida declarada.

En tal caso, con arreglo al inc. 2º del art. 1832, “si la cabida real es menor que
la cabida declarada, deberá el vendedor completarla; y si esto no le fuere
posible, o no se le exigiere, deberá sufrir una disminución proporcional del
precio”. Supóngase, en el ejemplo propuesto, que la cabida real es de 800 m2;
el precio de la cabida que falta es de $ 200.000 superior a la décima parte del
precio de la cabida declarada que es de $ 1.000.000. Entonces, conforme a la
misma disposición legal, “si el precio de la cabida que falte alcanza a más de
una décima parte del precio de la cabida completa, podrá el comprador, a su
arbitrio, o aceptar la disminución del precio o desistir del contrato en los
términos del precedente inciso”.

Efectos de la venta de un predio como cuerpo cierto: La compraventa de un


predio rústico como cuerpo cierto no plantea ningún problema de cabida;
justamente para zanjar toda dificultad al respecto los contratantes realizan la venta
23

ad corpus. El art. 1833, inc. 1º, establece esta consecuencia, o sea, que “no habrá
derecho por parte del comprador ni del vendedor para pedir rebaja o aumento del
precio sea cual fuere la cabida del predio”. Pero aunque no pueda suscitarse
cuestión por la superficie del predio, el vendedor debe entregar todo lo que se
comprenda en sus deslindes.

El inc. 2º del art. 1833 establece que “si se vende con señalamiento de linderos,
estará obligado el vendedor a entregar todo lo comprendido en ellos; y si no se le
exigiere, se observará lo prevenido en el inc. 2º del artículo precedente”.

Por lo tanto, será menester averiguar si la parte que falta dentro de los linderos
excede o no de la décima parte de lo que en ellos se comprende. Si no excede, el
comprador podrá reclamarla o pedir una rebaja del precio; si excediere, podrá
pedir la rebaja proporcional del precio o desistir del contrato con indemnización de
perjuicios. 178. Aplicación de los arts. 1832 y 1833 a cualquier conjunto de
mercaderías. El art. 1835 dispone que las reglas de los arts. 1832 y 1833 “se
aplican a cualquier todo o conjunto de efectos o mercaderías”. Así, por ejemplo, si
se vende un rebaño de 100 animales, a razón de $ 20.000 cada uno y faltan
algunos, el comprador podrá pedir que se le entreguen los que faltan, que se
rebaje el precio o desistir del contrato, según los varios casos.

28.-En que consiste la evicción y como se materializa esta obligación del


vendedor.

La obligación de sanear la evicción tiene por objeto, como expresa el art. 1837,
“amparar al comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida”. Este
amparo del comprador se traduce en su defensa cada vez que sea víctima de la
agresión de terceros que pretendan derechos sobre la cosa, que embaracen su
goce y turben su posesión, es decir, es privado el comprador de todo o parte de la
cosa comprada, está obligado el vendedor a indemnizarle.

En efecto, el art. 1838 dispone: “Hay evicción de la cosa comprada cuando el


comprador es privado del todo o parte de ella, por sentencia judicial”.

Los elementos de la evicción son: a) que el comprador sea privado de todo o parte
de la cosa vendida; b) que esta privación tenga lugar por una sentencia judicial, y
c) que la privación provenga de una causa anterior a la compraventa

Por tanto, la obligación de saneamiento de la evicción persigue dos fines o se


desarrolla en dos etapas:

a) defender al comprador contra los terceros que reclaman derechos


sobre la cosa: El art. 1839 exige, perentoriamente, que la causa de la
evicción sea anterior a la celebración del contrato de compraventa: “El
vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que
tengan una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo
contrario”. El art. 1843 insiste en que el comprador debe citar de evicción al
vendedor, cuando se le demanda la cosa “por causa anterior a la venta”.
Las evicciones motivadas por causas posteriores a la venta las soporta
exclusivamente el comprador.

Citación de evicción “se hará en el término señalado por el Código de


24

Enjuiciamiento”. El Código de Procedimiento Civil, en efecto, reglamenta la


citación de evicción en el Título V del Libro III. a) La citación debe solicitarse
por el comprador y para que el juez la ordene “deberán acompañarse
antecedentes que hagan aceptable la solicitud” (art. 584, inc. 2º, del C. de P.
Civil). b) La citación debe hacerse “antes de la contestación de la demanda”
(art. 584, inc. 1º, del C. de P. Civil). c) Decretada la citación, el juicio se
paraliza por el plazo de diez días, si el citado reside en el departamento en que
se sigue el juicio; si reside en otro departamento o fuera del territorio nacional,
el plazo de diez días se aumenta como el emplazamiento para contestar
demandas (art. 585 del C. de P. Civil).

1. El vendedor puede no comparecer al juicio, y en tal caso deberá


responder de la indemnización de perjuicios.

El comprador debe hacer lo que esté de su parte para impedir la evicción; si


deja de oponer alguna de aquellas excepciones que sólo a él competían y
se produce como consecuencia la evicción, no será responsable el
vendedor, pese a que fue citado y no compareció al juicio

2. El vendedor se apersona en el juicio. Si el vendedor comparece, se


sigue el juicio con él. La defensa del comprador, en otros términos, se
traduce en que el vendedor asume, en lo sucesivo, el papel de demandado
en el juicio

Si la sentencia es adversa para el tercero y favorable al comprador, la


defensa del vendedor habrá sido exitosa y la evicción no habrá llegado a
producirse. El vendedor habrá cumplido fielmente con su obligación de
amparar al comprado.

Si, por el contrario, la sentencia es adversa para el comprador y favorable al


tercero, se producirá la evicción. El vendedor no habrá cumplido su
obligación de amparar al comprador; a la obligación de defenderle sucede
la de indemnizarle de la evicción

b) indemnizar al comprador si la evicción, no obstante, se produce.

Esta puede ser total y parcial:

Evicción parcial. La evicción parcial es aquella en que se priva al comprador


solamente de parte de la cosa vendida. Sus consecuencias son diversas según
la magnitud de la evicción.

Distingue la ley dos situaciones:

a) la parte evicta es tal que sea de presumir que sin ella no se habría
comprado la cosa, y

El art. 1852, inc. 4º, dispone: “Si la evicción no recae sobre toda la cosa
vendida, y la parte evicta es tal, que sea de presumir que no se habría
comprado la cosa sin ella, habrá derecho a pedir la rescisión de la venta”.
Tiene el comprador el derecho opcional de pedir la rescisión de la venta o el
saneamiento de la evicción. Regula el art. 1853 las relaciones entre
comprador y vendedor, en caso de que el primero opte por pedir la escisión
del contrato: “En virtud de esta rescisión, el comprador será obligado a restituir
25

al vendedor la parte no evicta, y para esta restitución será considerado como


poseedor de buena fe, a menos de prueba contraria; y el vendedor, además
de restituir el precio, abonará el valor de los frutos que el comprador hubiere
sido obligado a restituir con la parte evicta, y todo otro perjuicio que de la
evicción resultare al comprador”

b) la parte evicta no es de tanta importancia o el comprador no hace uso del


derecho que le acuerda el art. 1852, inciso final. a) Para el caso de que la
evicción sea de considerable magnitud, el art. 1854 dispone: “En caso de no
ser de tanta importancia la parte evicta, o en el de no pedirse la rescisión de la
venta, el comprador tendrá derecho para exigir el saneamiento de la evicción
parcial con arreglo a los arts. 1847 y siguientes”. Esta vez el comprador no
puede optar entre el saneamiento y la rescisión de la venta; sólo tiene derecho
para pedir el saneamiento de la evicción parcial.

29.-Que debe indemnizar el vendedor en la evicción total.

El art. 1847 señala cuáles son las indemnizaciones que debe pagar el vendedor
en caso de evicción total, esto es, cuando el comprador es privado íntegramente
de la cosa.

La indemnización comprende:

a) la restitución del precio: está obligado el vendedor es la restitución del precio


que recibió del comprador. Debe el vendedor restituir el precio aunque la cosa
haya disminuido de valor, o como dice el art. 1847, Nº 1º, “aunque la cosa al
tiempo de la evicción valga menos”. “Si el menor valor de la cosa proviniere de
deterioros de que el comprador ha sacado provecho, se hará el debido descuento
en la restitución del precio”

b) El pago de las costas del contrato: La indemnización comprende, asimismo,


las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satisfechas por el
comprador” (art. 1847, Nº 2º). Conviene recalcar que la prestación se refiere sólo a
las costas “legales” del contrato y en cuanto el comprador las hubiere pagado.
Ejemplo: el costo de la escritura pública.

c) el pago de frutos: Debe el vendedor indemnizar al comprador “del valor de los


frutos, que el comprador hubiere sido obligado a restituir al dueño; sin perjuicio de
lo dispuesto en el art. 1845” (art. 1847, Nº 3º). El pago de los frutos debe hacerse
por el vendedor en la medida en que el comprador deba restituirlos al dueño de la
cosa. La obligación del comprador de restituir los frutos depende de su buena o
mala fe y se regula por las reglas de las prestaciones mutuas del título De la
reivindicación. No debe el vendedor los frutos posteriores a la fecha en que el
vendedor se allanó a la evicción y percibidos durante la secuela del juicio que el
comprador se empeñó en seguir adelante. Tal es el alcance de la referencia al art.
1845

d) el pago de las costas del juicio: La indemnización comprende, también, “las


costas que el comprador hubiere sufrido a consecuencia y por efecto de la
demanda” (art. 1847, Nº 4º). No se incluyen las costas en que el comprador haya
incurrido defendiéndose, después que el vendedor se allanó al saneamiento.
26

e) el pago del aumento de valor de la cosa: Comprende la indemnización, por


último, “el aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del
comprador, aun por causas naturales o por el mero transcurso del tiempo” (art.
1847, Nº 5º). El aumento de valor de las cosas puede provenir:

a) de causas naturales o del simple transcurso del tiempo, y

b) de mejoras introducidas por el comprador.

Para determinar en qué términos debe pagar el vendedor los aumentos de valor
de la cosa que provienen de causas naturales o del transcurso del tiempo, es
preciso distinguir si ha tenido buena o mala fe.

30.-En que consiste un vicio redhibitorio y que derechos tiene el comprador


que lo padece.

Son los vicios o defectos que, existiendo el tiempo de la venta, y no siendo


conocidos por el comprador, hacen que la cosa, sea impropia para su uso natural,
o que sólo sirva imperfectamente.

Para merecer el calificativo de vicios redhibitorios, los defectos de la cosa deben


ser:

a) contemporáneos de la venta; Se comprende que la responsabilidad del


vendedor se limite a los vicios existentes al tiempo del contrato y que no le quepa
responsabilidad por los que sobrevengan después.

b) graves: Ha cuidado el legislador de concretar cuándo debe entenderse que los


vicios invisten caracteres de gravedad para ser considerados redhibitorios. Deben
“ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva
imperfectamente, de manera que sea de presumir que conociéndolos el
comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado a mucho menos precio”

c) ocultos: Si el comprador conoció la existencia de los vicios, se presume que


no les atribuyó importancia, ajustó el precio teniéndolos en cuenta e,
implícitamente, renunció a la garantía. Para que los vicios se consideren
redhibitorios es menester “no haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el
comprador haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su parte, o tales que el
comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión u
oficio” (art. 1858, Nº 3º). El comprador ignorará los vicios cuando el vendedor no
se los haya dado a conocer. Sin embargo, el comprador no habrá de atenerse a lo
que el vendedor le exprese. Deberá examinar la cosa vendida y si omite este
examen incurrirá en grave negligencia. Pero es preciso tener en cuenta las
circunstancias personales del comprador. El mismo vicio puede ser oculto para un
lego, pero es inaceptable que lo sea para un entendido

No obstante, las partes pueden atribuir el carácter de redhibitorios a vicios que no


reúnan estos requisitos. “Las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios los
vicios que naturalmente no lo son”

Los vicios redhibitorios autorizan al comprador para ejercitar la acción redhibitoria


“para que se rescinda la venta o se rebaje proporcionalmente el precio”
27

Se trata de dos acciones diversas:

a) la acción propiamente redhibitoria que no es sino una acción resolutoria del


contrato de compraventa.

b) la acción que los romanos denominaban aestimatoria o quanti minoris para


pedir la restitución de una parte del precio, proporcional a la disminución de valor
resultante del vicio de la cosa.

El art. 1860 señala la regla general. Pero, en casos excepcionales, el comprador


puede ejercer solamente la acción de rebaja del precio o pedir, además, que se le
paguen los perjuicios sufridos. a) En efecto, si los vicios no revisten los caracteres
de gravedad que señala la ley, solamente tiene el comprador derecho para pedir
una rebaja del precio. b) Si el vendedor conoció los vicios o debió conocerlos en
razón de su profesión u oficio, “será obligado no sólo a la restitución o la rebaja del
precio, sino a la indemnización de perjuicios” (art. 1861). Pero si los ignoró y no
eran tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos, “sólo será obligado a
la restitución o la rebaja del precio” (art. 1861).

31.-Señale tres situaciones en que el vendedor no responde de la evicción.

La obligación de saneamiento puede extinguirse total o parcialmente. Si la


extinción es total, el vendedor queda por completo liberado; si es parcial, su
responsabilidad se limita a ciertas prestaciones únicamente.

La acción de saneamiento por evicción se extingue

1. por la renuncia de las partes: La obligación de saneamiento es de la


naturaleza del contrato de compraventa. Las partes pueden, por lo tanto,
modificarla y hasta abolirla. Por de pronto, el art. 1839 declara que el
vendedor es obligado a sanear las evicciones con causa anterior a la venta,
salvo en cuanto se estipule lo contrario. Y el art. 1842 expresa: Es nulo todo
pacto en que se exima al vendedor del saneamiento de evicción, siempre
que en ese pacto haya habido mala fe de parte suya

2. por la prescripción: La obligación de saneamiento, en cuanto se traduce


en defender al comprador, es imprescriptible. En cualquier tiempo en que el
comprador sea demandado por terceros que aleguen derechos sobre la
cosa vendida, puede citar de evicción al vendedor para que le defienda. La
obligación sólo se hace exigible cuando el comprador es demandado. En
cambio, es prescriptible la obligación de saneamiento en cuanto se
convierte en la de indemnizar al comprador, una vez producida la evicción o
para emplear los términos del art. 1840, “desde que a la obligación de
amparar al comprador en la posesión, sucede la de indemnizarle en dinero”.
El art. 1856 establece: “La acción de saneamiento por evicción prescribe en
cuatro años; mas por lo tocante a la sola restitución del precio, prescribe
según las reglas generales”. En consecuencia, prescriben en cinco años la
acción para reclamar la restitución del precio y en cuatro años las acciones
encaminadas a reclamar todas las restantes indemnizaciones. El art. 1856
concluye que “se contará el tiempo desde la fecha de la sentencia de
28

evicción; o si ésta no hubiere llegado a pronunciarse, desde la restitución


de la cosa”.

3. casos especiales previstos por la ley:

a) En las ventas forzadas la indemnización se limita a la devolución del


precio. El art. 1851 dispone: “En las ventas forzadas hechas por autoridad
de la justicia, el vendedor no es obligado, por causa de la evicción que
sufriere la cosa vendida, sino a restituir el precio que haya producido la
venta”.

b) En caso de que el vendedor se allane al saneamiento y el comprador


prosiga por sí solo el juicio, la indemnización no comprende las costas del
pleito en que hubiere incurrido defendiéndose, ni los frutos percibidos
durante dicha defensa y satisfechos al dueño (art. 1845). La obligación de
saneamiento se extingue por completo: a) En caso de que citado de
evicción el vendedor no comparece, pero el comprador no opone en el
juicio alguna excepción suya “y por ello fuere evicta la cosa” (art. 1843, inc.
3º). b) “Si el comprador y el que demanda la cosa como suya se someten al
juicio de árbitros, sin consentimiento del vendedor, y los árbitros fallaren
contra el comprador” (art. 1846, Nº 1º).

c) “Si el comprador perdió la posesión por su culpa, y de ello se siguió la


evicción” (art. 1846, Nº 2º).

32.-Señale tres situaciones en que el vendedor no responde de los vicios


redhibitorios.

La obligación de saneamiento de los vicios redhibitorios:

1. Por la renuncia del comprador, a través de clausula expresa: 1859


Como la obligación de saneamiento de la evicción, la de saneamiento de
los vicios redhibitorios es de la naturaleza del contrato de compraventa.
Puede suprimirse o renunciarse, sin que por ello el contrato deje de existir o
degenere en otro diverso, solo opera en los vendedores de buena fe. pero,
no exime al vendedor de sanearlos cuando le eran conocidos y no lo
manifestó al comprador (mala fe)

2. Por la obligación en las ventas forzadas: En principio, el vendedor no


está obligado al saneamiento de los vicios redhibitorios en las ventas
forzadas: “La acción redhibitoria no tiene lugar en las ventas forzadas
hechas por autoridad de la justicia” (art. 1865). Pero la circunstancia de
tratarse de una venta forzada no exonera al vendedor de la obligación de
dar a conocer al comprador la existencia de los vicios si, por su parte, no
los ignoraba. El art. 1865 concluye: “Pero si el vendedor, no pudiendo o no
debiendo ignorar los vicios de la cosa vendida, no los hubiere declarado a
petición del comprador habrá lugar a la acción redhibitoria y a la
indemnización de perjuicios. Si juan compra un caballo y pregunta que si
tiene algún vicio la respuesta es no, entonces tendrá que responder el
vendedor por los vicios e indemnización e perjuicio por ser de mala fe.
29

3. Por la prescripción: La acción redhibitoria durará seis meses respecto de


las cosas muebles y un año respecto de los bienes raíces, en todos los
casos en que leyes especiales o las estipulaciones de los contratantes no
hubieren ampliado o restringido este plazo. El tiempo se contará desde la
entrega real.

La acción redhibitoria, pues, prescribe en seis meses y un año; la acción


quanti minoris, en un año y dieciocho meses. Como es mayor el plazo de
prescripción de la acción quanti minoris, subsiste esta acción después de
prescrita la acción redhibitoria. Así lo dice, innecesariamente, el art. 1867.
Es menester tener presente: a) que el plazo de la prescripción se cuenta
desde la entrega real de la cosa; sólo entonces el comprador podrá
percatarse de la existencia de los vicios; b) que las partes pueden restringir
y aun ampliar el plazo de prescripción de la acción redhibitoria; c) que la
acción de indemnización de perjuicios prescribe según las reglas generales.

33.-Señale dos casos en que cesa la obligación de saneamiento por evicción.

Casos especiales previstos por la ley:

La obligación de saneamiento se extingue por completo:

a) En caso de que citado de evicción el vendedor no comparece, pero el


comprador no opone en el juicio alguna excepción suya “y por ello fuere
evicta la cosa” (art. 1843, inc. 3º).

b) “Si el comprador y el que demanda la cosa como suya se someten al


juicio de árbitros, sin consentimiento del vendedor, y los árbitros fallaren
contra el comprador” (art. 1846, Nº 1º).

c) “Si el comprador perdió la posesión por su culpa, y de ello se siguió la


evicción” (art. 1846, Nº 2º).

34.-Señale dos derechos que tiene el comprador en las ventas de predio


rústicos.

Con arreglo a lo dispuesto en el inc. 2º del art. 1832, “si la cabida real es menor
que la cabida declarada, deberá el vendedor completarla; y si esto no le fuere
posible, o no se le exigiere, deberá sufrir una disminución proporcional del precio”.
30

En el caso de venta por cabida, y esta fuera menor a la cabida declarada en el


contrato, y tal diferencia sea superior a la décima parte del precio, el vendedor
tendrá la obligación de completarla, sino es posible completarla el comprador
tendrá derecho a su arbitrio:

a. la disminución del precio

b. o desistir del contrato

En resumen son:

a) el derecho del comprador para pedir la rebaja del precio cuando la cabida
declarada es menor que la cabida real;

b) el derecho del comprador para exigir la entrega de la cabida que falta en el


mismo caso

d) el derecho del comprador para desistir del contrato, sino es posible completar
la cabida, y no es útil, para el fin que la había comprado.

35.-Señale 4 finalidades que tiene la inscripción de un bien inmueble vendido

1° se realiza la tradición, en la compra venta de bienes inmuebles se traspasa el


dominio. Ya que la inscripción es la tradición.

2º Publicidad de la propiedad raíz: persigue, como dice el Mensaje del CC.,


ponerla a la vista de todos, en un cuadro que represente instantáneamente sus
mutaciones, cargas y divisiones sucesivas, evitándose así los engaños a terceros.

3º Para conservar la historia de la propiedad raíz, de manera que sea posible


conocer la secuencia de poseedores inscritos, remontándonos desde el presente a
la primera inscripción.

4º Requisito, garantía y prueba de la posesión de los bienes raíces;

En efecto:

 sirve de requisito para adquirir la posesión de bienes inmuebles (art. 724:


“Si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por inscripción en el
Registro del Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella sino por
este medio”);

 posibilita probar dicha posesión (art. 924: “La posesión de los derechos
inscritos se prueba por la inscripción y mientras ésta subsista, y con tal que
haya durado un año completo, no es admisible ninguna prueba de posesión
con que se pretenda impugnarla”);

 y constituye una garantía de conservar la misma (arts. 728 y 2505. El


primero establece que “Para que cese la posesión inscrita, es necesario
que la inscripción se cancele, sea por voluntad de las partes, o por una
nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
por decreto judicial. Mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la
31

cosa a que se refiere el título inscrito, no adquiere posesión de ella ni pone


fin a la posesión existente”; el segundo, dispone que “Contra un título
inscrito no tendrá lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces, o de
derechos reales constituidos en éstos, sino en virtud de otro título inscrito;
ni empezará a correr sino desde la inscripción del segundo.”

36.- En que consiste la inoponibilidad y de clases de ellas existen.

La inoponibilidad puede definirse como “la ineficacia, respecto de terceros, de un


derecho nacido como consecuencia de la celebración o de la nulidad de un acto
jurídico”.

Puesto que el contrato no liga sino a los contratantes, parece ocioso que el
legislador se preocupe de proteger a los terceros. Pero la gama de los terceros es
variada y su respectiva situación radicalmente diversa. Los sucesores a título
universal de las partes, sus herederos, no son propiamente terceros y, salvo
excepciones, les afectan activa y pasivamente las consecuencias del contrato
celebrado con el causante.

Igualmente clara es la situación de los terceros extraños, penitus extranei. El


contrato no les afecta y serían inoficiosas las medidas de protección que se
adoptaran a su respecto. Dichas medidas de protección se justifican respecto de
los terceros que suelen ser alcanzados por los efectos del acto jurídico; tales
serían los sucesores a título singular de las partes y sus acreedores.

Estas medidas de protección consisten en la observancia de ciertas reglas de


forma y de fondo para que el acto sea oponible a terceros. La inobservancia de
estas reglas determina que el acto no sea oponible. Plenamente eficaz entre las
partes, no empecerá a terceros, como si no se hubiera celebrado. Pero la
inoponibilidad también protege a los terceros de las resultas de la declaración de
nulidad de un acto, cuya vigencia les interesa. La inoponibilidad, en tal caso,
tempera el rigor de la nulidad. El acto es nulo entre las partes, pero plenamente
eficaz respecto de terceros.

La inoponibilidad que protege a los terceros de los efectos de un acto válido:

Se distinguen:

Inoponibilidades formales:

a. la inoponibilidad por falta de publicidad: Los requisitos de forma de que está


revestido un acto jurídico se exigen regularmente erga omnes y su omisión
acarrea nulidad. Pero la ley suele exigir la observancia de determinadas
formas con el solo propósito de proteger a terceros; tales formas tienden a
dar publicidad al acto para hacerlo conocido de terceros. La omisión de
estas formalidades o medidas de publicidad no anula el acto, solamente lo
hace inoponible a terceros. a) El art. 1707 establece que las escrituras
privadas que hacen los contratantes para alterar lo pactado en una escritura
pública, “no producirán efecto contra terceros”. Y añade la disposición:
“Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha
tomado razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas
disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud
32

ha obrado el tercero”. Las alteraciones a lo pactado tienen plena eficacia


entre las partes, bien se hagan por escritura pública o privada. Pero son
inoponibles a terceros las alteraciones que constan de escritura privada, o
de escritura pública cuando no se han adoptado las medidas de publicidad
previstas. Para los terceros no existirán sino las estipulaciones de la
primitiva escritura.

b. por falta de fecha cierta: puede producirse por la falta de fecha cierta. El art.
1703 establece que “la fecha de un instrumento privado no se cuenta
respecto de terceros”, sino desde que han ocurrido hechos tales como el
fallecimiento de alguna de las personas que lo suscribieron, su
presentación en juicio, etc. El instrumento privado, reconocido o mandado
tener por reconocido, hace fe de su fecha respecto de los que aparecen o
se reputan haberlo suscrito y de aquellos a quienes se han transferido sus
derechos y obligaciones. Pero para que adquiera fecha ciertoa respecto de
terceros, para que les sea oponible en este aspecto, es menester que
ocurra alguno de los hechos que señala el art. 1703.

Inoponibilidades de fondo:

a. La inoponibilidad por fraude: El deudor conserva la libertad de gestionar su


patrimonio; el acreedor debe soportar las consecuencias de las alternativas
que experimente el patrimonio del deudor y, en consecuencia, en éste
sentido, sus actos le son oponibles. Pero los acreedores no están obligados
a soportar las consecuencias de los actos de fraude del deudor y pueden
impugnarlos por medio de la acción pauliana o revocatoria. En verdad, la
acción pauliana o revocatoria es una acción de inoponibilidad.

b. Inoponibilidad por lesión de derechos adquiridos: La inoponibilidad opera


igualmente como una medida de protección para impedir la lesión de
derechos adquiridos e incorporados en el patrimonio de una persona. El art.
94 establece que las personas en cuyo favor se rescinde el decreto de
posesión definitiva, “recobrarán los bienes en el estado en que se hallaren,
subsistiendo las enajenaciones, hipotecas y demás derechos reales
constituidos legalmente en ellos”. La rescisión no afecta a los derechos
adquiridos por terceros.

c. Inoponibilidad por lesión de las asignaciones forzosas: El testador debe


respetar las asignaciones forzosas, esto es, aquellas que está obligado a
hacer y que se suplen aun con perjuicio de sus expresas disposiciones
testamentarias. Para obtener que se respeten las legítimas, los legitimarios
disponen de la acción de reforma del testamento. Mediante el ejercicio de
esta acción se pretende modificar el testamento en la medida necesaria
para que las legítimas no resulten vulneradas. En definitiva, el testamento
no es oponible a los legitimarios, en cuanto atenta contra las asignaciones
forzosas que les corresponden. La acción de reforma es, pues, una acción
de inoponibilidad.

d. Inoponibilidad por falta de concurrencia: La inoponibilidad puede originarse


en la falta de concurrencia de una persona. a) El art. 1815 declara válida la
venta de cosa ajena; pero se cuida de añadir que esto se entiende “sin
perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se
33

extingan por el lapso de tiempo”. La venta es válida entre el comprador y el


vendedor; el contrato es inoponible al dueño y, con prescindencia absoluta
de la venta, puede reivindicar la cosa. b) El mandante debe cumplir las
obligaciones que el mandatario contraiga en su nombre, dentro de los
límites del mandato (art. 2160). Pero, excediendo el mandatario la órbita de
sus atribuciones, sus actos son inoponibles al mandante; éste no el acto.

e. Inoponibilidad de la nulidad de un acto. La ley ha protegido igualmente a


los terceros, mediante la inoponibilidad de las consecuencias de la nulidad
de ciertos actos. El acto será valido para los terceros, aunque entre las
partes carezca de valor. El art. 2058 establece que la nulidad del contrato
de sociedad “no perjudica a las acciones que corresponden a terceros de
buena fe contra todos y cada uno de los asociados”, cuando la sociedad
existiere de hecho. En otros términos, para terceros la sociedad es válida y
la nulidad sólo puede ser invocada por los socios entre sí.

Forma de hacer valer la inoponibilidad. Es de suma importancia establecer


cómo el tercero puede hacer valer la inoponibilidad que le ampara. Desde luego,
conviene dejar en claro que la inoponibilidad es un beneficio concedido a los
terceros que éstos pueden aprovechar o renunciar. Por regla general, la
inoponibilidad se hará valer como una excepción. Esta regla es aplicable sin duda
a las inoponibilidades de forma, por falta de publicidad o de fecha cierta. El tercero
contra quien se invoque el acto se defenderá de sus efectos con la inoponibilidad.
Asimismo, la inoponibilidad se hará valer como excepción cuando el tercero
pretenda eludir las consecuencias de la nulidad de un acto. En cuanto a las
inoponibilidades por fraude o por lesión de las asignaciones forzosas, es
igualmente obvio que deben hacerse valer como acción. El tercero deberá deducir
la acción pauliana o la de reforma de testamento, en su caso.

Efectos de la inoponibilidad. Los efectos de la inoponibilidad se traducen en que el


acto no puede perjudicar a terceros, pero sí aprovecharles. La protección de
terceros se logra privando al acto de los efectos que les sean perjudiciales, pero
sólo en la medida en que les perjudiquen. Pero se concibe que el tercero pueda
tener interés en aprovechar de los efectos del acto o de la nulidad. Nada obsta
para que reporte el consiguiente beneficio y renuncie a la inoponibilidad.

Extinción de la inoponibilidad. La inoponibilidad se extingue por diversas causas.


La inoponibilidad de forma se extingue por el cumplimiento de las formalidades
omitidas. Se extingue la inoponibilidad por la renuncia del tercero, ya que mira a
su personal interés. En fin, la inoponibilidad se extinguirá por prescripción en todos
aquellos casos en que debe hacerse valer como acción; las excepciones son
generalmente imprescriptibles y, en consecuencia, no se extinguirá por la
prescripción la inoponibilidad que deba hacerse valer de este modo.

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