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Enfermedades causadas por estafilococos

Síntomas y signos de la neumonía neonatal


La neumonía intrahospitalaria de inicio tardío se manifiesta con un inexplicable
empeoramiento del estado respiratorio del paciente y cantidades cada vez mayores y
un cambio en la calidad de las secreciones respiratorias (p. ej., espesas y de color
marrón). Los lactantes presentan cuadros graves, con inestabilidad térmica y
neutropenia.

Signos y síntomas de la osteomielitis


Los pacientes con osteomielitis aguda de huesos periféricos presentan
habitualmente pérdida de peso, cansancio, fiebre y calor, hinchazón, eritema y dolor
localizados.
La osteomielitis vertebral produce dolor de espalda localizado e hipersensibilidad a la
compresión con espasmo muscular paravertebral que a menudo es continuo y no
responde al tratamiento conservador. Una enfermedad más avanzada puede causar
compresión de la médula espinal o las raíces nerviosas, con dolor radicular y
debilidad o entumecimiento de las extremidades. A menudo el paciente no tiene
fiebre.
La osteomielitis crónica produce dolor óseo intermitente (meses a años), dolor a la
compresión y senos de drenaje.

Signos y síntomas de la meningitis bacteriana


neonatal
Con frecuencia, sólo se manifiestan los hallazgos típicos de la sepsis neonatal (p. ej.,
inestabilidad térmica, dificultad regulatoria, ictericia, apnea). Los signos del sistema
nervioso central (p. ej., letargo, convulsiones [en particular, focales], vómitos,
irritabilidad) sugieren más específicamente meningitis bacteriana. La así llamada
irritabilidad paradójica, que hace que el recién nacido se irrite en lugar de calmarse
ante los abrazos y los intentos de consolarlo de los padres, es más específica del
diagnóstico. Se observa protrusión o tensión de la fontanela en alrededor del 25%, y
rigidez de nuca sólo en el 15%. Cuanto más pequeño es el paciente, menos
frecuentes son estos hallazgos. También puede haber alteraciones de los nervios
craneales (en particular, las que comprometen los nervios tercero, sexto y séptimo).

Signos y síntomas de la endocarditis infecciosa


Los signos y síntomas varían según la clasificación, pero no son específicos.
Endocarditis bacteriana subaguda
En un principio, los síntomas de la endocarditis bacteriana subaguda son indefinidos:
febrícula (< 39° C), sudoración nocturna, cansancio, malestar general y pérdida de
peso. El paciente también puede presentar escalofríos y artralgias. Los signos y
síntomas de la insuficiencia valvular pueden constituir la primera clave. En un primer
momento, ≤ 15% de los pacientes desarrolla fiebre o un soplo, pero por último casi
todos presentan ambos signos. El examen físico puede ser normal o incluir palidez,
fiebre, cambios en un soplo preexistente o el desarrollo de un nuevo soplo de
insuficiencia y taquicardia.
Las embolias retinianas pueden producir lesiones retinianas hemorrágicas redondas
u ovaladas con centros pequeños de color blanco (máculas de Roth). Las
manifestaciones cutáneas incluyen petequias (en la parte superior del tronco, las
conjuntivas, las mucosas y la parte distal de los miembros), nódulos subcutáneos
eritematosos dolorosos en las puntas o cerca de las puntas de los dedos (nodos de
Osler), máculas o pápulas hemorrágicas indoloras en las palmas o las plantas
(lesiones de Janeway) y hemorragias en astilla debajo de las uñas. Alrededor del
35% de los pacientes presenta manifestaciones en el sistema nervioso central,
como ataques isquémicos transitorios, accidente cerebrovascular, encefalopatía
tóxica (debida a microembolias infecciosas) y, si un aneurisma micótico en el sistema
nervioso central se rompe, puede producirse un absceso encefálico y hemorragia
subaracnoidea. Las embolias renales pueden causar dolor en el flanco y, rara vez,
hematuria macroscópica. Las embolias esplénicas pueden ocasionar dolor en el
cuadrante superior izquierdo del abdomen. La infección prolongada puede producir
esplenomegalia o hipocratismo digital en las manos y los pies.

Enfermedades causadas por estreptococos


Signos y síntomas de la faringoamigdalitis
amigdalosa
El dolor al tragar es el sello distintivo de la faringoamigdalitis y a menudo se percibe
como dolor referido a los oídos. Los niños muy pequeños que no pueden quejarse de
dolor de garganta usualmente rechazan el alimento. Son frecuentes la fiebre
elevada, el malestar general, la cefalea y los trastornos gastrointestinales, así como
la halitosis y una voz apagada. Las amígdalas están edematizadas y enrojecidas y a
menudo se observan exudados purulentos. Puede haber linfadenopatía cervical
dolorosa. La fiebre, la adenopatía, las petequias palatinas y los exudados son algo
más comunes en la faringoamigdalitis por EBHGA que en la viral, si bien se
superponen. La infección por EBHGA puede provocar una erupción escarlatiniforme
(fiebre escarlatina).

Signos y síntomas de la fiebre reumática


Suele haber un episodio inicial de síntomas de fiebre reumática alrededor de 2 a 3
semanas después de la infección estreptocócica. Por lo general, se observa alguna
combinación de manifestaciones articulares, cardíacas, cutáneas y del sistema
nervioso central.
Articulaciones
La manifestación más frecuentede de la fiebre reumática aguda es la poliartritis
migratoria, que afecta a alrededor del 35 al 66% de los niños; a menudo, se
acompaña de fiebre. Migratoria significa que la artritis aparece en una o unas pocas
articulaciones, se resuelve en una pero luego aparece en las demás, pareciendo así
pasar de una articulación a otra. De vez en cuando ocurre una monoartritis en las
poblaciones indígenas de alto riesgo (p. ej., en Australia, India, Fiji), pero muy
raramente en los Estados Unidos. Las articulaciones se vuelven extremadamente
dolorosas e hipersensibles; estos síntomas a menudo no guardan proporción con el
calor y la inflamación escasos presentes en el examen (esto contrasta con la artritis
de la enfermedad de Lyme, en la que los hallazgos del examen tienden a ser más
graves que los síntomas).
Por lo general, compromete tobillos, rodillas, codos y muñecas. También pueden
estar afectados los hombros, las caderas y las pequeñas articulaciones de las manos
y los pies, pero casi nunca solas. Si hay compromiso de las articulaciones
vertebrales, debe sospecharse otro trastorno.
Los síntomas de tipo artralgia pueden deberse a mialgias o tenodinias inespecíficas
de la zona periarticular; en el lugar de las inserciones musculares, puede aparecer
una tenosinovitis. Por lo general, las artralgias y la fiebre remiten en el término de 2
semanas; pocas veces, persisten > 1 mes.
Corazón
Puede haber carditis sola o asociada con frote pericárdico, soplos, cardiomegalia o
insuficiencia cardíaca. En el primer episodio de fiebre reumática aguda, se observa
carditis en alrededor del 50 al 70% de los casos. Los pacientes pueden presentar
fiebre alta, dolor torácico o ambos; la taquicardia es frecuente, en especial durante el
sueño. En alrededor del 50% de los pacientes, la lesión cardíaca (es decir,
disfunción valvular persistente) es mucho más tardía.
Aunque la carditis de la FRA se considera una pancarditis (que compromete
endocardio, miocardio y pericardio), la valvulitis es la característica más constante de
la FRA, y si no está presente, el diagnóstico debe ser reconsiderado. El diagnóstico
de valvulitis se basa en forma típica en la auscultación de soplos, pero los casos
subclínicos (es decir, disfunción valvular que no se manifiesta con soplos pero que
se reconoce en estudios de ecocardiografía y Doppler) puede ocurrir hasta en el
18% de los casos de FRA.
Los soplos son frecuentes y, aunque suelen ser evidentes en etapas tempranas, a
veces no se auscultan en el examen inicial; en estos casos, se recomiendan
exámenes clínicos repetidos y ecocardiografía para determinar la presencia de
carditis. La insuficiencia mitral se caracteriza por un soplo pansistólico apical que
irradia a la axila. El soplo diastólico suave en el borde esternal izquierdo de la
insuficiencia aórtica y el soplo presistólico de la estenosis mitral pueden ser difíciles
de detectar. A menudo, los soplos persisten indefinidamente. Si no hay agravamiento
durante las 2-3 semanas siguientes, pocas veces aparecen nuevas manifestaciones
de carditis. Por lo general, la FRA no provoca carditis crónica persistente. Las
cicatrices secundarias a la lesión valvular aguda pueden retraerse y cambiar, y el
miocardio puede presentar trastornos hemodinámicos secundarios sin persistencia
de la inflamación aguda.
La pericarditis puede manifestarse con dolor torácico y frote pericárdico.
La insuficiencia cardíaca causada por la combinación de carditis y disfunción valvular
puede provocar disnea sin estertores, náuseas y vómitos, dolor en el cuadrante
superior derecho o en el epigastrio y una tos áspera, no productiva. El letargo y el
cansancio marcados pueden ser manifestaciones tempranas de insuficiencia
cardíaca.
Piel
Las manifestaciones cutáneas y subcutáneas son infrecuentes y casi nunca
aparecen solas, sino que afectan a un paciente que ya presenta carditis, artritis o
corea.
Los nódulos subcutáneos, cuya localización más frecuente es la superficie extensora
de las grandes articulaciones (p. ej., rodillas, codos, muecas), suelen coexistir con
artritis y carditis. Menos del 10% de los niños con fiebre reumática aguda tienen
nódulos. En general, son indoloros y transitorios, y responden al tratamiento de la
inflamación articular o cardíaca.
El eritema marginado es un exantema serpiginoso, plano o ligeramente
sobreelevado, indoloro y que no deja cicatriz. Menos del 6% de los niños tienen este
exantema. La erupción suele aparecer en el tronco y los miembros proximales, pero
no en la cara. En ocasiones, persiste < 1 día. Suele aparecer con cierto retraso
después de la infección estreptocócica desencadenante; su aparición puede coincidir
con las otras manifestaciones de inflamación reumática o ser posterior.

Sistema nervioso central


La corea de Sydenham afecta al 10-30% de los niños. Puede aparecer junto con
otras manifestaciones, pero en general lo hace después de que estas han cedido (a
menudo, meses después de la infección estreptocócica aguda) y, por ende, puede
no considerarse un indicador de fiebre reumática aguda. Por lo general, el comienzo
de la corea es insidioso y puede ser precedido de risa o llanto inapropiados.
La corea consiste en sacudidas rápidas e irregulares que pueden comenzar en las
manos, pero a menudo se generalizan y comprometen los pies y la cara.
Los hallazgos característicos son fuerza de prensión fluctuante (signo del
ordeñador), fasciculaciones linguales, movimientos rápidos de la lengua hacia
adentro y afuera de la boca (el paciente no puede dejar la lengua afuera sin que
entre y salga como la de las serpientes), gesticulación facial y lenguaje explosivo con
o sin chasquido de la lengua. Los síntomas motores asociados son pérdida del
control de la motricidad fina, debilidad e hipotonía (que puede ser lo bastante grave
como para confundirse con parálisis).
El comportamiento obsesivo-compulsivo previamente no diagnosticado puede
descubrirse en muchos pacientes.
Otras
La fiebre (≥ 38,5° C) y otras manifestaciones sistémicas, como anorexia y malestar
general, pueden ser notables, pero no son específicas. En ocasiones, la FRA se
manifiesta por fiebre de etiología desconocida hasta que aparece un signo más
identificable. Puede haber dolor abdominal y anorexia debido al compromiso
hepático en caso de insuficiencia cardíaca o a causa de una adenitis mesentérica
concomitante y en muy pocos casos la situación puede asemejarse a una apendicitis
aguda.
Recidiva
Los episodios recurrentes de FRA a menudo imitan el episodio inicial; la carditis
tiende a reaparecer en los pacientes que han tenido carditis de moderada a grave,
carditis en el pasado, y la corea sin carditis es recurrente en pacientes que tenían
corea sin carditis inicialmente.

Signos y síntomas Glomerulonefritis posinfecciosa (GNPI)


Los signos y síntomas varían desde hematuria asintomática (aproximadamente en el
50%) y proteinuria leve hasta nefritis florida con hematuria microscópica o grosera
(orina con color de bebida cola, marrón, oscura o francamente sanguinolenta),
proteinuria (a veces en intervalo nefrótico), oliguria, edema, hipertensión e
insuficiencia renal. La fiebre es infrecuente e indica infección persistente.
Un 1 a 2% de los pacientes desarrolla insuficiencia renal que causa sobrecarga de
líquidos con insuficiencia cardíaca e hipertensión grave, y requiere diálisis.
Con escasa frecuencia, el síndrome nefrótico puede persistir después de la
resolución de la enfermedad grave.
Las manifestaciones clínicas de la GNPI no estreptocócica pueden asemejarse a las
de otros trastornos (p. ej., poliarteritis nodosa, embolismo renal, nefritis intersticial
aguda inducida por antibióticos).

Signos y síntomas de la sinusitis


La sinusitis aguda y la crónica causan signos y síntomas similares, que incluyen
rinorrea purulenta, presión y dolor en la cara, congestión y obstrucción nasales,
hiposmia, halitosis y tos productiva (en especial por la noche). El dolor suele ser más
intenso en la sinusitis aguda. La zona ubicada sobre el seno afectado puede estar
dolorosa a la presión, hinchada y eritematosa.
La sinusitis maxilar causa dolor en la zona maxilar, odontalgia y cefalea frontal.
La sinusitis frontal produce dolor y cefalea frontales.
La sinusitis etmoidal determina dolor detrás de los ojos y entre estos, efalea frontal
que suele describirse como celulitis periorbitaria fisurante y lagrimeo.
La sinusitis esfenoidal causa dolor menos localizado que se irradia a las zonas
frontal u occipital.

Se puede detectar malestar general. La fiebre y los escalofríos sugieren una


extensión de la infección más allá de los senos paranasales.
La mucosa nasal aparece enrojecida y turgente, con presencia de rinorrea purulenta
verde o amarillenta. Puede reconocerse un exudado seropurulento o mucopurulento
en el meato medio en caso de sinusitis maxilar, etmoidal anterior o frontal, y en la
zona medial al cornete medio en la sinusitis etmoidal posterior o esfenoidal.
Las manifestaciones de complicaciones incluyen eritema y edema periorbitarios,
proptosis, oftalmoplejía, confusión o disminución del nivel de conciencia, y cefalea
intensa.
Los bacilos grampositivos causan
Síntomas de la difteria
La enfermedad empieza al cabo de unos cuantos días (por lo general unos 5 días)
después de la exposición a las bacterias. Los síntomas de la difteria evolucionan a lo
largo de unos días, con dolor de garganta, dolor al tragar, voz ronca, malestar
general y febrícula, (entre los 38 y los 38,9º C). En niños, pueden aparecer también
taquicardia, náuseas, vómitos, escalofríos y dolor de cabeza. Los ganglios linfáticos
del cuello pueden inflamarse (lo que se denomina "cuello de toro"). La inflamación
causa hinchazón de la garganta y estrecha así la vía respiratoria, de modo que la
respiración se vuelve extremadamente difícil.
Se forma una pseudomembrana cerca de las amígdalas u otras partes de la
garganta. Esta membrana es una lámina de material resistente y gris fabricada por
las bacterias. Está compuesta por glóbulos blancos muertos, bacterias y otras
sustancias. La pseudomembrana estrecha las vías respiratorias. El paladar puede
quedar paralizado. La pseudomembrana puede provocar que la persona afectada
emita un sonido jadeante al inhalar. Además, la pseudomembrana puede extenderse
hacia la tráquea o las vías respiratorias o puede desprenderse de repente y obstruir
por completo la vía respiratoria. Como consecuencia, es posible que la persona
afectada no pueda respirar.
La toxina producida por determinados tipos de bacterias de la difteria afecta en
ocasiones a ciertos nervios, especialmente aquellos que inervan los músculos de la
cara, la garganta, los brazos y las piernas, produciendo síntomas como dificultad
para deglutir y para mover los ojos, los brazos y las piernas. El diafragma (el
músculo más importante usado para inhalar) se puede paralizar, causando a
veces insuficiencia respiratoria. Tales síntomas pueden tardar semanas en
desaparecer. Los efectos de la toxina sobre los nervios pueden ocasionar una
frecuencia cardíaca rápida, un ritmo cardíaco anormal e hipotensión (presión arterial
baja). La toxina bacteriana también causa inflamación del músculo cardíaco
(miocarditis), provocando a veces ritmos cardíacos anómalos, insuficiencia cardíaca
y muerte.
Una infección grave también puede dañar los riñones.
Si la difteria solo afecta la piel, produce una especie de arañazos (abrasiones) y
llagas con aspecto variable. Estas llagas aparecen en brazos y piernas y se
asemejan a otros trastornos de la piel, como el eczema, la psoriasis y el impétigo. En
algunos casos se producen heridas abiertas que no cicatrizan. Las llagas pueden ser
dolorosas y enrojecidas y pueden supurar.
En general, aproximadamente el 3% de las personas con difteria fallecen. El riesgo
de muerte se ve aumentado si
La persona afectada retrasa su visita al médico.
La difteria afecta el corazón o los riñones.
La difteria se desarrolla en niños menores de 15 años o en adultos mayores de 40
años.
Síntomas de la listeriosis
Los afectados por listeriosis suelen presentar escalofríos, fiebre y dolores
musculares (parecidos a la gripe), con náuseas, vómitos y diarrea. Por lo general, los
síntomas remiten en un término de 1 a 7 días.
Si se desarrolla listeriosis invasiva, los síntomas varían dependiendo de la zona
infectada.
Si se produce meningitis, los pacientes presentan dolor de cabeza y rigidez en el
cuello; también pueden presentar confusión y pérdida del equilibrio.
Si el útero o la placenta están infectados en una mujer embarazada, puede
producirse un aborto espontáneo o la muerte fetal. Dos tercios de los lactantes
supervivientes desarrollan listeriosis, que puede derivar en una infección del torrente
sanguíneo (septicemia) o en meningitis. Fallecen cerca de la mitad de los recién
nacidos infectados en la fase final del embarazo.

Síntomas de la erisipelotricosis
En el lugar de la lesión se forma una erupción endurecida de color violáceo-rojizo
(denominada erisipeloide). Puede picar, quemar y/o hincharse. La hinchazón puede
afectar al uso de la mano. En algunas ocasiones, los ganglios linfáticos cercanos se
hinchan. Los síntomas pueden durar 3 semanas.
Con muy poca frecuencia, la erisipelotricosis se propaga a través del torrente
sanguíneo e infecta las articulaciones o las válvulas cardíacas.

Síntomas del carbunco


Los síntomas del carbunco varían según cómo se haya contraído la infección:
A través de la piel (en la mayoría de los casos)
Por inhalación (la infección más grave)
A través del tubo digestivo (muy poco frecuente)
A través de la inyección (poco frecuente)
Carbunco cutáneo
La mayoría de los casos de carbunco están relacionados con la piel. Entre 1 y 10
días después de la exposición aparece un bulto rojo amarronado, indoloro y
pruriginoso. La protuberancia forma una ampolla, que finalmente se rompe formando
una costra negra (escara), con inflamación a su alrededor. Los nódulos linfáticos
cercanos se inflaman, y las personas afectadas se sienten mal, a veces con dolores
musculares, dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos. Pueden pasar varias
semanas hasta que la hinchazón baje y se cure.
Entre el 10 y el 20% de las personas no tratadas mueren, pero con tratamiento el
desenlace mortal es poco frecuente.
Carbunco inhalado (carbuncosis pulmonar o enfermedad de Woolsorter)
El carbunco inhalado es la forma más grave. Es consecuencia de la inhalación de
esporas de carbunco, casi siempre cuando la persona está trabajando con productos
de origen animal contaminados (como cueros).
Las esporas pueden permanecer en los pulmones durante semanas, pero finalmente
penetran en unos glóbulos blancos o leucocitos de la sangre (denominados
macrófagos), donde germinan, y las bacterias resultantes proliferan y se diseminan a
los ganglios linfáticos torácicos. Las bacterias producen toxinas que hacen que los
ganglios linfáticos se inflamen, se descompongan y sangren, con lo que la infección
se extiende a las estructuras cercanas. El líquido infectado se acumula en el espacio
entre los pulmones y la pared torácica.
Los síntomas se desarrollan entre 1 día y 6 semanas después de la exposición. En
un principio, los síntomas son leves y similares a los de la gripe, con dolores
musculares leves, estado febril, malestar en el pecho y tos seca. Después de unos
días, la respiración se vuelve muy dificultosa y aparece dolor torácico y fiebre alta
con sudoración. La presión arterial desciende rápidamente a niveles peligrosamente
bajos, causando un choque (shock) seguido de coma. Estos graves síntomas son
probablemente el resultado de una liberación masiva de toxinas.
Puede desarrollarse carbunco gastrointestinal o una infección en el encéfalo y en el
líquido que rodea el encéfalo y la médula espinal (meninges), una infección
denominada meningoencefalitis.
Muchas personas mueren durante las 24 a 36 horas posteriores al comienzo de los
síntomas graves, incluso habiendo recibido el tratamiento oportuno. Sin tratamiento,
todas las personas con carbunco inhalado fallecen. En un brote de carbunco ocurrido
en 2001 en Estados Unidos, el 45% de las personas tratadas por carbuncosis
pulmonar murieron.

Carbunco gastrointestinal (carbuncosis intestinal)


El carbunco gastrointestinal es infrecuente. Cuando se consume carne contaminada,
las bacterias proliferan en la boca, la garganta o el intestino y liberan toxinas que
causan graves hemorragias y muerte de los tejidos. Los afectados tienen fiebre,
dolor de garganta, inflamación del cuello, dolor abdominal y diarrea sanguinolenta,
además de vomitar sangre.
Incluso con tratamiento, cerca de 40% de las personas infectadas mueren,
probablemente porque ya se han puesto muy enfermas antes de que se establezca
el diagnóstico.
Carbunco a través de la inyección
El carbunco a través de la inyección es poco frecuente. Los síntomas pueden ser
similares a los del carbunco cutáneo, tales como fiebre y una protuberancia
pruriginosa o protuberancias que aparecen donde se inyectó la heroína. La
protuberancia se convierte en una llaga indolora que forma una costra negra (escara)
con hinchazón a su alrededor. Se puede desarrollar una bolsa de pus (absceso) en
las capas profundas de la piel o en el músculo donde se inyectó la heroína.
El carbunco a través de la inyección puede propagarse por todo el cuerpo con mayor
rapidez y puede ser más difícil de diagnosticar y tratar que el carbunco cutáneo.
Enfermedades por enterococos
Síntomas de la infección de la vejiga (Cistitis)
La cistitis causa una necesidad de orinar frecuente e imperiosa, y ardor o sensación
dolorosa durante la micción. Estos síntomas suelen evolucionar durante varias horas
o un día. La necesidad urgente de orinar puede causar una pérdida incontrolable de
orina (incontinencia de urgencia), especialmente en las personas de edad avanzada.
La fiebre es poco frecuente. Por lo general, la persona afectada siente dolor por
encima del hueso púbico y a menudo también en la parte inferior de la espalda. Otro
síntoma frecuente puede ser la micción nocturna (nicturia). En una infección grave, la
orina puede ser turbia. En raras ocasiones, cuando la infección es el resultado de
una conexión defectuosa entre la vejiga y el intestino o la vagina (fístula), puede
llegar aire a la orina (neumaturia).
La cistitis a veces no causa síntomas, en especial en las personas de edad
avanzada; en estos casos, se descubre cuando se hacen análisis de orina por otras
razones. Entre las personas mayores, la cistitis también puede causar síntomas no
relacionados con la micción, como fiebre o confusión. Las personas cuya vejiga
funciona de forma inadecuada como consecuencia de una lesión nerviosa (vejiga
neurogénica), o quienes llevan un catéter, pueden tener una cistitis sin síntomas
hasta que aparece una infección renal o fiebre.

Síntomas de la infección renal (Pielonefritis)


Los síntomas de la pielonefritis suelen empezar repentinamente con escalofríos,
fiebre, dolor a ambos lados de la zona lumbar, náuseas y vómitos.
Alrededor de un tercio de las personas que sufren pielonefritis también presentan
síntomas de cistitis (infección de la vejiga), como micción frecuente y dolorosa. Los
riñones, uno o ambos, aparecen aumentados de tamaño y doloridos y los médicos
obtienen una respuesta dolorosa a la palpación en la región lumbar del lado
afectado. En algunas ocasiones los músculos del abdomen están fuertemente
contraídos. La irritación provocada por la infección o por el paso de un cálculo renal
(si lo hay) causa espasmos ureterales. En caso de espasmos de los uréteres, se
experimentan crisis de dolor intenso (cólico renal). En los niños, los síntomas de
una infección renal suelen ser leves y más difíciles de reconocer. En las personas
ancianas, la pielonefritis puede no causar ningún síntoma que parezca indicar un
problema de las vías urinarias. En cambio, las personas mayores pueden presentar
una disminución de la capacidad mental (delirio o confusión), fiebre o una infección
del torrente circulatorio (septicemia).
En los casos de pielonefritis crónica, el dolor es impreciso y la fiebre es intermitente
o inexistente.

Síntomas de la prostatitis (Prostatodinia)


En todos los tipos de prostatitis sintomática, la mayoría de los síntomas son
causados por los espasmos musculares en la vejiga y la pelvis, especialmente en la
zona que se encuentra entre el escroto y el ano (el perineo). El dolor se localiza en el
perineo, la parte inferior de la espalda y, a menudo, en el pene y los testículos.
También aparece a veces un aumento de la frecuencia y de la urgencia por orinar, y
la micción puede provocar dolor o ardor. El dolor dificulta la erección o la
eyaculación, o bien las acompaña. Puede aparecer estreñimiento, y la defecación
resulta dolorosa.
En la prostatitis bacteriana aguda los síntomas tienden a ser más graves. Algunos
síntomas, como fiebre y escalofríos, micción difícil y orina sanguinolenta, suelen ser
más frecuentes. La prostatitis bacteriana puede evolucionar con acumulación de pus
(absceso) en la próstata o epididimitis (inflamación del epidídimo)

Síntomas de la celulitis
La celulitis aparece con mayor frecuencia en las piernas, aunque puede presentarse
en cualquier otra parte del cuerpo. Por lo general la celulitis solo afecta a un lado del
cuerpo, como a una mano o a una pierna.
Los primeros síntomas de la celulitis son enrojecimiento, dolor y sensibilidad al tacto
en una zona de la piel. Estos síntomas son causados tanto por las propias bacterias
como por los intentos del cuerpo por detener la infección. La piel infectada se
calienta y se inflama, y puede tener un aspecto ligeramente punteado, como la
corteza de la naranja. A veces aparecen ampollas llenas de líquido, pequeñas
(vesículas) o grandes (bullas), en la parte afectada de la piel. Los bordes de la zona
afectada no son distinguibles, excepto cuando se presentan en forma de una celulitis
llamada erisipela.
La mayoría de las personas con celulitis se sienten solo levemente enfermas.
Algunas pueden tener fiebre, escalofríos, taquicardia, dolor de cabeza, presión
arterial baja y confusión, lo que generalmente indica una infección grave.
A medida que la infección bacteriana se extiende, los ganglios linfáticos vecinos
pueden aumentar de tamaño y hacerse sensibles (linfadenitis) y los vasos linfáticos
pueden inflamarse (linfangitis).

Enfermedades por Enterobacter


Síntomas de la enfermedad de Crohn por
Escherichia coli
Dolor abdominal de tipo cólico
Diarrea crónica (a veces con sangre, cuando el intestino grueso está afectado de
forma grave)
Fiebre
Inapetencia
Pérdida de peso
Los síntomas de la enfermedad de Crohn duran días o semanas y pueden resolverse
sin tratamiento. La recuperación completa y permanente después de un único brote
es extremadamente rara. La enfermedad de Crohn reaparece casi siempre a
intervalos irregulares a lo largo de toda la vida. Estas reapariciones pueden ser leves
o graves, breves o prolongadas. Las recidivas graves derivan en un constante dolor
intenso, fiebre y deshidratación.
Se desconoce por qué los síntomas aparecen y desaparecen, qué es lo que
desencadena nuevos episodios o qué determina la gravedad de los mismos. La
inflamación recurrente tiende a aparecer en la misma zona del intestino. También
puede aparecer en áreas cercanas a donde se ha extirpado quirúrgicamente un
segmento enfermo.
En los niños, el dolor abdominal y la diarrea a menudo no son los síntomas
principales y pueden incluso no aparecer. En cambio, los síntomas principales
pueden ser un crecimiento lento, inflamación articular (artritis), fiebre o debilidad y
fatiga derivadas de la anemia.

Síntomas de la colitis ulcerosa


Los síntomas de la colitis ulcerosa se presentan en recidivas. A veces, una recidiva
es súbita y grave y producir una diarrea violenta (habitualmente con mucosidad y
sangre), fiebre alta, dolor abdominal y, ocasionalmente, peritonitis (inflamación del
revestimiento de la cavidad abdominal); la persona se encuentra seriamente
enferma. Con mayor frecuencia, las recidivas comienzan gradualmente, y la persona
afectada tiene urgencia para defecar, retortijones leves en la región baja del
abdomen y sangre y mucosidad visibles en las heces. Una recidiva puede durar días
o semanas y reaparecer en cualquier momento.
Cuando la enfermedad se limita al recto y al colon sigmoide, las heces son normales
o duras y secas; sin embargo, durante las deposiciones o entre ellas se expulsa, por
el recto, mucosidad con un gran número de glóbulos rojos (eritrocitos) y blancos
(leucocitos). Las personas pueden tener o no leves síntomas generales de la
enfermedad, como fiebre.
Si la enfermedad se extiende más a lo largo del intestino grueso, las heces se
vuelven más blandas y la persona puede tener más de 10 deposiciones al día. A
menudo, se tienen retortijones intensos y espasmos alarmantes y dolorosos que
acompañan la necesidad imperiosa de defecar. No hay alivio durante la noche. Las
heces pueden ser acuosas o contener mucosidad. Con frecuencia, las heces son
prácticamente sustituidas por sangre y pus. La persona también está febril e
inapetente y pierde peso.

Síntomas diverticulitis
Los síntomas de la diverticulitis suelen consistir en dolor y/o hipersensibilidad a la
palpación (generalmente en la parte inferior izquierda del abdomen), fiebre y, en
ocasiones, náuseas y vómitos. La hemorragia gastrointestinal no es característica de
la diverticulitis.

Síntomas de la fiebre tifoidea: salmonella


Generalmente, aparece una enfermedad similar a la gripe, que comienza entre 8 y
14 días después de la infección. Los síntomas de la fiebre tifoidea comienzan de
forma gradual. Las personas afectadas tienen fiebre, dolor de cabeza, dolor de
garganta, dolores musculares y articulares, dolores abdominales y tos seca. Es
posible que pierdan el apetito.
Después de unos días, la fiebre alcanza un máximo entre 39 o 40° C, se mantiene
elevada durante otro período de entre 10 y 14 días y vuelve a la normalidad durante
la cuarta semana después del inicio de los síntomas. A menudo el ritmo cardíaco se
ralentiza y las personas afectadas se sienten agotadas. Cuando la infección es
grave, pueden llegar a desvariar.
Durante la segunda semana, aparece una erupción de manchas planas de color
rosado en el tórax y el abdomen en aproximadamente el 10-20% de las personas
afectadas.
Al principio estas personas tienen estreñimiento, pero después de 2 semanas cursan
con diarrea. En cerca del 1-2% de los casos, el intestino se desgarra (perfora) o
sangra. Algunas personas sufren hemorragias graves, a veces mortales.
Si la infección se propaga a otros órganos, también aparecen síntomas de esas
infecciones.
En cerca del 8-10% de los casos no tratados, los síntomas reaparecen unas 2
semanas después de la desaparición de la fiebre.

Enfermedades por Neisseria


Síntomas de las infecciones meningocócicas por
bacteria Neisseria meningitidis
La mayoría de las personas con una infección meningocócica se sienten muy
enfermas.
La meningitis suele causar fiebre, dolor de cabeza, erupción de color rojo y rigidez en
el cuello. También puede provocar náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz.
Los lactantes pueden presentar problemas de alimentación y llanto débil, además de
poder mostrarse irritables y torpes.
Las infecciones del torrente sanguíneo causan erupciones caracterizadas por
manchas rojas o púrpuras. Una infección grave puede causar un descenso peligroso
de la presión arterial (choque), tendencia a sangrar y disfunción (insuficiencia) de
muchos órganos (como los riñones y el hígado).
Con muy poca frecuencia, la infección meningocócica causa una enfermedad crónica
que provoca síntomas leves y recurrentes que afectan principalmente las
articulaciones y la piel.

Síntomas de la gonorrea bacteria Neisseria gonorrhoeae


Por lo general, la gonorrea es sintomática solo en los lugares donde comienza la
infección. En ocasiones, la infección se propaga por el torrente sanguíneo a otras
partes del cuerpo, especialmente a la piel, a las articulaciones o a ambos.
Algunos hombres (cerca del 25%) presentan síntomas mínimos. Los síntomas
comienzan aproximadamente de 2 a 14 días después del contagio. Los hombres
sienten cierta molestia en la uretra (el conducto que transporta la orina desde la
vejiga hacia el exterior del cuerpo). A esta molestia le sigue, al cabo de unas pocas
horas, dolor al orinar que puede ser leve o intenso, secreción de pus por el pene y
frecuente urgencia de orinar. La abertura en la punta del pene puede estar roja e
hinchada. Las bacterias a veces se extienden hasta el epidídimo (el tubo en espiral
que se encuentra en la parte superior de cada testículo), lo que provoca que el
escroto se hinche y resulte doloroso a la palpación.
Algunas mujeres infectadas (entre el 10 y el 20%) infectadas no tienen ningún
síntoma o, si los hay, son leves. Por lo tanto, la gonorrea se detecta solo durante las
revisiones periódicas o bien cuando se diagnostica en la pareja. De modo
característico, los síntomas no aparecen hasta un mínimo de 10 días después de
haber contraído la infección. Algunas mujeres solo sienten cierta molestia en la zona
genital y producen una secreción purulenta en la vagina. Sin embargo, otras mujeres
tienen síntomas más graves, como una necesidad imperiosa de orinar y dolor
durante la micción. Estos síntomas se desarrollan cuando también se infecta la
uretra.
La bacteria se suele propagar desde el aparato genital a los conductos que conectan
los ovarios con el útero (trompas de Falopio). Esta infección, denominada salpingitis,
produce un fuerte dolor en la parte inferior del abdomen, especialmente durante el
coito. En algunas mujeres, la infección se propaga al revestimiento de la cavidad
abdominal (peritoneo), causando peritonitis o enfermedad inflamatoria pélvica, que
puede provocar dolor intenso en la parte inferior del abdomen. Las mujeres que han
padecido enfermedad inflamatoria pélvica tienen un riesgo mayor de infertilidad o
de embarazos extrauterinos (ectópicos), que pueden provocar una hemorragia
interna grave.
En algunas ocasiones, la infección en el abdomen se concentra alrededor del
hígado. Esta infección, conocida como perihepatitis o síndrome de Fitz-Hugh-Curtis,
produce dolor en la parte superior derecha del abdomen. Ocurre principalmente en
mujeres.
El sexo anal con una persona infectada puede dar lugar a una gonorrea rectal. Esta
infección no suele causar síntomas, pero puede hacer que las deposiciones resulten
dolorosas. Otros síntomas incluyen estreñimiento, prurito, sangrado y secreciones
del recto. La zona que rodea el ano se enrojece y queda en carne viva, y las heces
se cubren de mucosidad y de pus. Al examinar el recto con un tubo de visualización
(anoscopio), se puede distinguir moco y pus en la pared del recto.
El sexo oral con una persona infectada produce gonorrea de la garganta (faringitis
gonocócica). Por lo general estas infecciones no provocan síntomas, si bien se
puede notar la garganta dolorida.
Si los fluidos infectados entran en contacto con los ojos, puede aparecer conjuntivitis
gonocócica, que causa hinchazón de los párpados y una secreción purulenta en los
ojos. Mientras que en los adultos lo habitual es que se infecte un solo ojo, en los
recién nacidos se suelen infectar ambos. Si no se trata rápidamente, puede dar lugar
a ceguera.
En niños, la gonorrea suele ser consecuencia de abuso sexual. En las niñas, la zona
genital (vulva) se irrita, se enrojece y se hincha, y pueden tener secreciones
vaginales. Si se infecta la uretra, sobre todo en los niños de sexo masculino, se
siente dolor al orinar.
Se puede desarrollar una infección gonocócica diseminada (síndrome de artritis-
dermatitis), aunque es muy poco frecuente. Ocurre cuando la infección se propaga
por el torrente sanguíneo a otras partes del organismo, sobre todo, a la piel y a las
articulaciones. Las articulaciones se hinchan y se vuelven hipersensibles y
extremadamente dolorosas, lo que limita los movimientos. La piel sobre la
articulación infectada puede estar enrojecida y caliente. Las personas afectadas
presentan de forma característica fiebre, sensación de malestar general y desarrollan
artritis en una o más articulaciones. También pueden surgir pequeñas manchas rojas
en la piel, por lo general en los brazos y las piernas. Las manchas son ligeramente
dolorosas y pueden llenarse de pus. Existe tratamiento para las infecciones de las
articulaciones, de la sangre y del corazón, pero la recuperación de la artritis puede
ser lenta.
La artritis séptica gonocócica es una forma de infección gonocócica diseminada que
causa artritis dolorosa. Por lo general, afecta a una o dos de las grandes
articulaciones, como las rodillas, los tobillos, las muñecas o los codos. Los síntomas
suelen comenzar repentinamente. Las personas generalmente tienen fiebre. Las
articulaciones infectadas están doloridas e inflamadas y el movimiento se encuentra
limitado. La piel sobre la articulación infectada puede estar caliente y enrojecida.

Síntomas de la uretritis
Tanto en hombres como en mujeres la micción suele ser dolorosa y la necesidad de
orinar se vuelve más frecuente y urgente. A veces no aparecen síntomas. En los
hombres, cuando la causa es gonorrea o clamidia, suele existir secreción por la
uretra, que por lo general es de color verde amarillento y espesa cuando está
implicado el gonococo, y puede ser de color claro y menos espesa cuando los
causantes son otros microorganismos. En las mujeres, la secreción es menos
frecuente.
Otros trastornos que causan dolor al orinar incluyen la infección de la vejiga y la
vaginitis (inflamación de la vagina).
Complicaciones de la uretritis
Las infecciones de la uretra que no reciben tratamiento o se tratan de manera
inapropiada pueden causar un estrechamiento (estenosis) de la uretra. La estenosis
aumenta el riesgo de infecciones en la vejiga o en los riñones. En pocos casos,
la gonorrea no tratada conduce a una acumulación de pus (absceso) alrededor de la
uretra. Un absceso puede causar abombamientos de la pared uretral (divertículos
uretrales) que también se pueden infectar. Si el absceso perfora la piel, la vagina o el
recto, la orina puede fluir a través de un conducto anómalo de nueva formación
(fístula uretral).

Síntomas de la cervicitis
La cervicitis puede no producir síntomas. Si aparecen, los más frecuentes son
secreción inusual (a veces de color amarillo verdoso y purulenta) de la vagina y
sangrado vaginal entre periodos menstruales o después del coito. Algunas mujeres
sienten dolor durante el coito, la micción o en ambas situaciones. El área alrededor
de la abertura de la vagina aparece enrojecida e irritada, igual que la vagina.
Puede haber otros síntomas según la causa de la cervicitis. Por ejemplo, si la causa
es una enfermedad inflamatoria pélvica o una infección por herpes simple, la mujer
puede tener fiebre y dolor en la parte baja del abdomen.
Las mujeres se reinfectan con frecuencia.

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