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GUÍA REFLEXIÓN AUTÓNOMA II

NOMBRE DE LA MAESTRA O MAESTRO:


GRADO

INSTITUCIÓN EDUCATIVA - SEDE:

Reconocer el rol de la maestra o el maestro, las interacciones y los procesos de


OBJETIVO
desarrollo y aprendizaje a partir de una experiencia pedagógica.
1. Identificar las características y las particularidades de los niños, las niñas y
las familias como punto de partida en la organización de la práctica
ACCIONES DEFINIDAS pedagógica.
2. Definir un reto que permite el fortalecimiento de la organización de la práctica
pedagógica.
DURACIÓN 4 horas1

ACCIONES DEFINIDAS ORIENTACIONES GENERALES


En la reflexión autónoma I, te diste la oportunidad de reconocer cómo organizas
tu práctica pedagógica, identificaste fortalezas y oportunidades para soñar y
seguir diseñando experiencias maravillosas para los niños y las niñas que
acompañas.

Ahora te invitamos a conocer una experiencia de la maestra Lina María Barrero,


sobre un proyecto de aula en torno a los faraones y Egipto. Esta experiencia la
Descubrir nuevas
encuentras al final de esta guía. A partir, de esta lectura identifica:
experiencias
▪ ¿Cuál es el rol de la maestra?
1 hora y 30 minutos
▪ ¿Cómo se generan las interacciones entre las niñas y los niños, y su
maestra?

▪ ¿Qué procesos de desarrollo y aprendizaje identificas en los niños y las


niñas?

1Estas cuatro horas pueden ser implementadas de acuerdo con los espacios que tengas disponibles de acuerdo
con tus jornadas de trabajo. Lo importante es que cada uno de los momentos planteados se puedan realizar.
Calle 43 No. 57 - 14 Centro Administrativo Nacional, CAN, Bogotá, D.C.
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Teniendo en cuenta que para proyectar la práctica pedagógica es fundamental
conocer, observar, escuchar e identificar los intereses, los miedos, las
inquietudes, las formas de relacionarse, de comprender y transformar el mundo
de los niños y las niñas, y reconocer las capacidades y potencialidades de las
familias. De acuerdo a esto, queremos invitarte a que pienses en tu grupo de
niños y niñas y a que identifiques:

• ¿A qué juegan? _______________________________________________


_________________________________________________________
_________________________________________________________

• ¿De qué manera interactúan con sus pares y con los adultos?
____________________________________________________________
Reconocer los puntos de
____________________________________________________________
partida en la práctica
____________________________________________________________
pedagógica

1 hora y 30 minutos
• ¿Cómo se expresan? __________________________________________
_________________________________________________________
_________________________________________________________

• ¿Cuáles son sus intereses? _____________________________________


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• ¿Cómo se vinculan a las experiencias pedagógicas que propone la maestra


a los niños y las niñas? _________________________________________
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• ¿Qué potencialidades identificas en las familias de los niños y las niñas que
acompañas?
____________________________________________________________
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• ¿Cuáles son sus expectativas frente a la educación de sus niñas y niños?


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A propósito de la experiencia que documentaste en la bitácora y de la


experiencia “Egipto, el de los faraones” y de los puntos de partida que
identificaste durante esta reflexión autónoma; te invitamos a pensar y responder
la siguiente pregunta:

¿Cuál es el primer paso que vas a dar para fortalecer tu práctica


pedagógica?

_____________________________________________________
Identificar retos para _____________________________________________________
fortalecer la práctica _____________________________________________________
pedagógica _____________________________________________________
_____________________________________________________
1 hora _____________________________________________________
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Luego de escribir este primer paso que te propones, te invitamos a documentar


lo que sucede a lo largo de este reto que asumes con los niños y las niñas que
acompañas (fotos, descripciones, videos), porque a partir de estas reflexiones
seguiremos dialogando sobre nuestro rol como maestras o maestros.

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EGIPTO, EL DE LOS FARAONES
Lina María Barrero, más conocida como “la profesora de los grandes”, lleva 13 años aprendiendo
al lado de los niños (…). Poco después de obtener su título como Psicopedagoga de la Universidad
Pedagógica Nacional (Bogotá, 1991), comenzó a trabajar en Espantapájaros y, motivada por sus
inquietos alumnos, se ha convertido en entomóloga, agrónoma, arqueóloga, botánica, editora de
libros raros y curiosos, contadora de historias e investigadora de mundos posibles e imposibles,
por los que viaja incansablemente cada semestre desde su salón de clase. Espantapájaros se
enorgullece de presentar este relato, en el que Lina recoge su experiencia de tantos años al lado
de los niños, para mostrarnos que son ellos mismos el material más apasionante de lectura; que
son un libro abierto a múltiples interpretaciones y a miles de escrituras. Y que, leyendo y
escribiendo a su manera, cada uno asume poco a poco la tarea más apasionante: la de inventar
la propia vida.

En mi trabajo con niños de tres a cinco años, me maravillo frecuentemente con su capacidad de
asombro y su imaginación. Es fácil verlos entreteniéndose con sucesos simples a los ojos de los
adultos, como caminar una y otra vez sobre las hojas secas que hay en el parque y creer que son
unos tiranosaurios; pasar horas hundiendo objetos en un balde con agua e imaginar que están en
una gran tormenta marina, o jugar al lobo y sentir que son los lobos más feroces sobre la faz de
la tierra. Así, con esa naturalidad, los niños empiezan a plantearse preguntas sobre hechos
científicos: ¿por qué hay objetos que no se hunden en el agua?, ¿por qué las hojas verdes no
suenan al pisarlas?, ¿por qué las estrellas no salen de día?, ¿por qué ya no hay dinosaurios?

Las preguntas de los niños me han llevado a preguntarme en dónde están la lectura y la escritura
y en qué momento se unen con nuestros proyectos de aula. Yo pienso que la lectura y la escritura
están ahí permanentemente: cuando jugamos al lobo, o al puente está quebrado; cuando les
ofrecemos espacios para garabatear y dibujar, cuando les permitimos plantear sus inquietudes y
sus hipótesis, o cuando discutimos en el salón sobre cómo construir una nave espacial. Los
proyectos se construyen así, con esas preguntas, con esas necesidades e intereses de los niños,
que nosotros captamos y les ayudamos a materializar.

Sin detenerme en planteamientos teóricos, les contaré lo que ocurrió con un grupo de quince
niños, de cinco años, en busca de las respuestas a sus inquietudes e intereses del momento.
Verán cómo nuestro trabajo cotidiano se fue enriqueciendo con las lecturas que llegaban a
nuestras manos y cómo las situaciones mismas nos llevaron a ese encuentro, lleno de sentido,
con el lenguaje escrito.

Un día, cuando los niños jugaban libremente en el salón con las mesas volteadas a manera de
barco, un grupo de ellos decidió viajar a Egipto. Al llegar allí, una niña se nombró “faraona”. Otros
niños optaron por viajar al bosque y ser los exploradores que se encontraban con los lobos; otros
hicieron de lobos, y así transcurrieron cerca de veinte minutos, todos absortos en su juego.
Entonces observé cómo los lobos entraban al mundo de los egipcios y les aullaban…

Mi postura durante esta actividad era de escucha y observación; eventualmente hacía preguntas
sobre lo que iba sucediendo: por ejemplo, si habían llegado de día o de noche o si hacía calor o
frío. En el desarrollo de estos dos mundos paralelos, la niña que se nombró “faraona” también se
“ordenó” como la jefa de los lobos, y paulatinamente, hizo que todos, tanto los lobos como los

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exploradores del bosque, hicieran parte del mundo de los egipcios y terminaran queriendo ser
faraones. En el juego se planteó de entrada una discrepancia: un niño, que inicialmente estaba
jugando a los lobos y que ahora quería ser faraón, opinó que no había mujeres “faraonas” que
solo había faraones. Entonces surgió un primer interrogante: ¿por qué solo hay faraones?

Me pareció interesante generar una discusión sobre el conocimiento que los niños tenían sobre
los egipcios y les pregunté: ¿Qué hace un faraón? He aquí las respuestas que me dieron:
-Es el que manda en Egipto.
-Es como un rey.
-Cuando muere, lo envuelven y lo hacen momia.
-Y lo entierran con sus juguetes y sus tesoros.

Así surgió la posibilidad de desarrollar con ellos “El mundo de los egipcios”. Cada niño “escribió”
sus preguntas e hipótesis, empleando su propio código y yo simplemente fui “traduciendo” lo que
ellos habían escrito a su manera:

Colgamos las preguntas en un cartel, en el salón, y dejamos espacio para ir escribiendo otras
preguntas que pudieran surgir en el camino. Luego decidimos pintar el desierto donde quedaba
“Egipto, el de los faraones” y realizamos un listado de las cosas que querían hacer:

-El desierto
-El río Nilo con los cocodrilos
-Las pirámides.
-Sus tesoros: collares, coronas y pulseras.

Para hacer el desierto, opinaron que lo mejor era hacerlo con arena, obviamente traída de la
arenera del parque, y decidieron pintar sobre cartulina, mezclando vinilo amarillo, arena y
pegamento. Poco a poco fuimos armando nuestro gran mural del mundo de los egipcios y, durante
el semestre, se pobló con pirámides, dioses, templos, obeliscos….

Una mañana, uno de los niños que inicialmente jugaba a los lobos del bosque trajo un libro sobre
las momias: Cita con las momias, de John Malam, y nos mostró que cuando un Faraón moría, lo
momificaban y lo ponían en un hermoso sarcófago. Una niña dijo: “las vendas son parecidas a las
que usa mi mamá para adelgazar”. Entonces decidimos hacer un sarcófago, que fue puesto en la
entrada de nuestro salón. Y comenzaron a hacer las joyas de los faraones y las reinas, pues ya a
esta altura del trabajo, sabíamos que sí existieron mujeres que gobernaron a los egipcios. Con
este libro ocurrió algo muy especial: los niños casi le exigieron a su compañero que lo dejara en
el salón, pues diariamente lo tomaban y hacían pequeñas “lecturas” entre ellos, guiándose por las
ilustraciones que observaban, alimentadas con toda la información que habían ido descubriendo
con las charlas y las lecturas de otros textos. En este mismo libro conocimos algunos dioses y
escribimos sus nombres en tarjetas que luego comenzaron a comparar con la escritura de sus
propios nombres; así observaron que tenían algunas letras en común.

Otra mañana nos visitó la mamá de un niño del grupo, que venía a hablarnos sobre Tutankamón,
el faraón más joven. Desde ese día todos quisieron ser ese faraón y yo los veía correr de un lado
a otro en los recreos jugando a que “eran faraones… ¡luchando contra los Power Rangers!”. Otro

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día, otra mamá vino al salón para enseñarnos a hacer papel: nos habló sobre el papiro y cómo los
egipcios hacían muchas otras cosas con papel.

En otra ocasión, una niña trajo un artículo sobre los egipcios, que su papá le había sacado de
Internet, y otro llegó con el último número de la revista National Geographic que hablaba sobre el
tema. Así, con el material escrito que llegaba, el trabajo se iba enriqueciendo cada vez más y, con
esa información de diferentes fuentes, que nos ayudó a resolver y a contrastar las preguntas de
los niños, decidimos hacer nuestro propio libro. Para armarlo, organizamos un listado de las cosas
que ellos consideraban importantes y cada uno quiso escribir los textos del libro con su propio
código. Cada momento del proyecto fue una oportunidad para jugar y fantasear, para encontrarse
con libros que ampliarían las fronteras de su imaginación y para convertirse en los creadores de
un libro propio, con sus escrituras y sus ilustraciones particulares.

Para que los niños lleguen a desarrollar trabajos como este, ha sido necesario alimentarlos desde
temprano con una gran variedad de experiencias y situaciones en las que han ido adquiriendo
todo lo necesario para salir de viaje y apoderarse del mundo entero. Las múltiples entradas al
mundo de las historias, el arte, la música y los libros, desde que son bebés, les han mostrado que
hay otros lenguajes, diferentes al lenguaje cotidiano: lenguajes que encierran otra simbología, que
se organizan de otra manera –de múltiples maneras- y que permiten ingresar a esos “mundos
posibles”, para habitarlos y reconocerse en ellos.

En estos momentos es cuando considero que mi papel es el más afortunado, pues me permite no
perder nunca ese deseo de conocer y de maravillarme con todo, y sentir esa delicia de estar
entrando y saliendo del mundo fantástico: ese mundo por el que se mueven los niños con tanta
naturalidad y que los conecta con la lectura y la escritura.

Libros recomendados sobre “Egipto, el de los faraones”:

-Egipto. En busca de la tumba de Osiris. The Templar Company. Barcelona, Random House
Mondadori, 2008
-Cita con las momias. Malam, John. Barcelona, RBA Molino, 2005.
-Maravillas de la antigüedad. Wood, Tim. Belgrano, Sigmar, 2002.
-La tumba egipcia. Claude Delafosse. México, Océano Travesía, 2008.
-El antiguo Egipto. Lloyd, Rob. Reino Unido, Usborne Publishing, 2008.

Por Lina María Barrero. Espantapájaros Taller. 2009


Recuperado de: http://espantapajaros.com/2014/07/donde-estan-la-lectura-y-la-escritura/

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