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Ley de protección de las industrias de interés nacional (25-10-1939)

Se nos presenta para comentar un texto que, con el título de “Ley de protección de las industrias de interés nacional”
(Boletín Oficial del Estado de 25 de octubre de 1939), nos muestra una de las decisiones tomadas por el régimen
franquista para impulsar la economía tras la Guerra Civil (1936-1939) a través de la estimulación industrial. Recogido
en el, el texto recoge la introducción y cuatro artículosde dicha ley. Para comentarlo seguiremos el siguiente
procedimiento: localización del texto, análisis del mismo y contextualización. Finalizaremos con unas breves
conclusiones, señalando la importancia que tuvo el texto

1- Tipo de texto (clasificación completa).


Al ser un extracto de una Ley, clasificamos al texto como informativo, de lenguaje técnico e impersonal; y jurídico (o
legal), por ser una Ley desarrollada con su correspondiente articulado y de obligado cumplimiento.
Se trata de un texto de contenido económico, porque plantea la necesidad de establecer medidas de economía en base
al interés nacional, centrándonos sobe todo en el ámbito industrial.
Por su origen, diremos que estamos ante una fuente histórica, al estar manejando un documento coetáneo: son los
artículos de la propia Ley de 25 de octubre de 1939.
En cuanto a la época y el tiempo, diremos que estamos en los primeros de una posguerra que va a ser durísima, en un
país de graves carencias en todos los sentidos
Su autor, como en prácticamente todas las leyes del momento – y también posteriores – es Francisco Franco Y el
destinatario de este Estatuto es público: la nación española

2- Análisis del articulado:


El tema central del texto es la promulgación de una Ley que favorezca la implantación de industrias de interés nacio -
nal y las principales ideas hacen referencia a la situación económica de España en ese momento (política autárquica),
los deseos del régimen de mejorar la situación económica, la importancia de las “industrias de interés nacional” y los
“beneficios de estas industrias”. Ampliamos brevemente cada una de estas ideas.
Comienza el texto definiendo como “gloriosa” la victoria del bando y poniendo de relieve la importancia de determina-
das actividades económicas para relanzar España. Esencial es la constatación de la no dependencia de un mercado exte -
rior, que avisa ya de la situación de autarquía que vivirá España durante los siguientes años.
En el primer artículo simplemente explica el término de “industrias de interés nacional”. Estas serán las que contribu-
yan al desarrollo tanto de las necesidades básicas del país como de las necesidades de defensa, militares o cualquiera
que entre en un marco de mercado interior. Todo hace indicar que estas empresas serán elegidas por el gobierno.
En el artículo 2, una vez definidas las “industrias de interés nacional”, se constatan una serie de privilegios que tendrán
las mismas: derecho a la expropiación para instalarse, reducción de impuestos, rebaja de los derechos (impuestos) en
aduanas y un interés de hasta el 4% para su capital.
Del artículo 3 se desprende el intervencionismo estatal, a través de su representación en la dirección de esas empresas o
a través de técnicos.
El último artículo otorga la libertad a estas empresas de salirse del plan de despegue nacional en el momento que lo ne-
cesiten.

3.- Contextualización.
Nuestra Guerra Civil tuvo su continuación en unos años de postguerra que fueron terribles para España.
Comenzaremos diciendo que España es un país en ruina, tras la destrucción material provocada por la Guerra, con
cientos de ciudades y pueblos devastados e infraestructuras arrasadas (carreteras destruidas, la mitad de las locomoto-
ras ferroviarias destruidas, así como el 30% del tonelaje marítimo) y todos los sectores económicos hundidos: la pro-
ducción agrícola había descendido en un 21%, se había acabado con más de un tercio de la ganadería y en cuanto a la
producción industrial, en 1939 ésta era un 31% inferior a lo que había sido cuatro años antes.
Todo ello provoca un descenso del Producto Nacional - disminución del 25% durante la guerra, según los cálculos más
optimistas - y la quiebra de la Hacienda Pública, con las reservas de oro del Banco de España en Moscú (se gastaron en
pagar las armas soviéticas durante la guerra para los republicanos) y el endeudamiento con Italia y Alemania (pago por
su apoyo al bando nacional), por una suma superior a los 900 millones de dólares. El valor de la peseta se redujo en un
50% respecto a 1936. Hubo un descenso progresivo de la renta per capita de al menos un seis por ciento anual, de
modo que hacia el final de 1939 apenas llegaba al 73% del nivel de principios de 1936 y no llegará a alcanzar el nivel
de 1936 hasta 18 años después. Y la inflación fue tan gigantesca que hizo habitual hablar del coste de la vida antes y
después de la guerra.
En cuanto a aspectos sociodemográficos, diremos que a los miles de muertos durante la Guerra debemos añadir los
miles que, tras la misma, serán ejecutados o exiliados, con cárcel y marginación social para los “perdedores”; y una
represión política y social que , en muchas ocasiones, venía de la mano de denuncias y de sed de venganza.
Paralelamente un lento proceso de recuperación demográfica se puso en marcha el término de la contienda.
Aumentaron los matrimonios y subió la natalidad y decreció la mortalidad, a medida que los combatientes se
reincorporaban a su trabajo o a los nuevos que se crearon
En política exterior el aislamiento internacional es casi abosluto, Aunque observamos una política de neutralidad en la
II Guerra Mundial (1939-1945) lo cierto es que fue clara nuestra simpatía por Alemania (envío al frente soviético de la
División Azul) e Italia. Después de 1945, el cierre de la frontera francesa hasta 1948 (comienzo de la “guerra fría”) y el
bloqueo diplomático pasmado en la condena de la ONU al régimen de Franco y la retirada de embajadores testimonian
esta “soledad” de España, que solo se cuenta con el apoyo de Perón (Argentina).
El hambre es generalizada (más en las ciudades que en los pueblos), lo que llevará por una parte, a la ruralización del
país y, por otra parte, a las cartillas de racionamiento (limitación del consumo, pago de un precio razonable) y a la
exsitenca de un mercado negro conocido popularmente como estraperlo.
La necesidad de reconstruir el país (lentamente) era evidente y se intentará a través de una política de autarquía
favorecida por el aislamiento internacional.
Tanto en economía como en otros sectores, el nuevo sistema combinaba el conservadurismo a ultranza con ambiciosas
estrategias renovadoras. Casi todas las propiedades confiscadas o colectivizadas se devolvieron a los antiguos propieta -
rios o a sus herederos, con el fin de deshacer lo más rápidamente posible la revolución colectivista que se había llevado
a cabo en algunas partes de la zona republicana. Franco y sus ministros tenían su programa particular para llevar a cabo
una política nacionalista y estatal, que fomentara un rápido desarrollo dentro de una estructura de propiedad privada,
pero bajo un fuerte control del Estado y hasta cierto punto, de propiedad pública.
Con este fin, el 5 de junio de 1939 Franco anunció que España debía llevar a cabo su reconstrucción sobre la base de la
autosuficiencia económica o autarquía, lo que suponía un paralelismo con las políticas del momento en Italia y Alema -
nia. Franco se quitó de encima las restricciones de las plutocracias liberales e inauguró una era de autarquía que duraría
20 años.
Sus ideas principales se exponían en un documento firmado el 8 de octubre que se llamó “Fundamentos y directrices de
un plan de saneamiento de nuestra economía armónico con nuestra reconstrucción nacional”. Se sentaban vagamente
las bases de un plan decenal para alcanzar la modernización económica y la autosuficiencia, a la vez que se pretendía
aumentar las exportaciones y reducir las importaciones sin contar con la inversión extranjera. Demostraba que tenía
mucha fe en el potencial económico de España y en la eficacia del control y la regulación gubernamental. El objetivo
era cubrir las necesidades económicas y de defensa del país con los recursos propios en tan sólo cuatro años; los seis
restantes se dedicarían a la reconstrucción total y el desarrollo.
La carrera autárquica hacia la industrialización comenzó con este decreto de octubre de 1939, por el que se promulgó la
Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional. A partir de ahí, el intervencionismo del estado es total y actúa
por medio de una gran burocracia que buscará promover la industrialización (en detrimento de la agricultura), con
medidas como la creación del INI (Instituto Nacional de Industria-1941), la puesta en marcha de fábricas de aluminio,
nitratos, astilleros, refinería; la nacionalización de las comunicaciones telefónicas; la nacionalización del transporte
aéreo (Iberia, creada en 1927); la nacionalización de explotaciones mineras; nacimiento de RENFE (1941), y la
promoción de obras públicas como pantanos y saltos de agua.
Sin embargo, el Gobierno siempre reconoció que España no podría llegar a ser totalmente autosuficiente. Sería necesa-
rio importar una cantidad importante de comida, petróleo, materias primas y maquinaria industrial. La autarquía tenía
como meta mejorar la situación del comercio exterior y aumentar la producción industrial. Los proyectos siempre se
calculaban en términos del coste que tendrían en divisas.

4.- Conclusiones.
Con una economía en España “destrozada” tras la guerra, un modelo autárquico que mostraba que los recursos eran in-
suficientes y el estar aislada a nivel mundial (España no podía recibir ayudas de ningún tipo de otros países), se pro -
mulga esta ley, por medio de la cual Franco intentó impulsar la revitalización de la industria partiendo del “interés na -
cional”. El resultado de esta política económica fue totalmente negativo ya que hasta 1950 el crecimiento fue muy len-
to debido a la escasez de materias primas y fuentes de energía. El reconocimiento internacional del régimen en esos
años propició el fuerte despegue económico de los años 60, siguiendo las directrices del Plan de Estabilización de
1959.

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