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Cap.

2: La ciencia de aprender y el arte de enseñar


Señala que se han hecho algunos progresos en el campo del aprendizaje.
Más específicamente se ha concebido técnicas para ordenar las
“contingencias de refuerzo” (las relaciones entre el comportamiento y sus
consecuencias), y por ende se ha obtenido un mejor control del
comportamiento. Sin embargo, se queja de que “los efectos producidos por
el organismo” muchas veces se dejan al azar. Se concibe (para Skinner
erróneamente) el aprendizaje como algo que se alcanza meramente por
medio de inferencias.
En lo que hace al control del comportamiento en el aprendizaje ha habido
dos notas distintivas:
1) se tomó en serio la “ley del efecto”, o sea que sea dan efectos y que hay
condiciones óptimas para que ellos se den. Por esto se considera que una
vez que se consigue un tipo especial de consecuencia (refuerzo) se puede
configurar el comportamiento de un organismo
2) hay técnicas que permiten mantener el comportamiento en determinados
grados de intensidad por un tiempo. Esto es relevante para los “refuerzos”
cuando ya se ha aprendido una conducta.
Compara estos avances con la investigación con la conducta en animales,
y afirma que no hay demasiadas diferencias entre los animales y los
humanos en lo que hace a su proceso de aprendizaje.
La enseñanza escolar
Toma el caso de la enseñanza de la matemática en la escuela (para Skinner
se enseñan respuestas de un tipo especial). Sin embargo, la enseñanza
escolar merece cuatro críticas.
1. No se emplean “reforzamientos adecuados”. Se fijan las respuestas
en la mente del niño o por el castigo (“método del palo”) o en la
medida en que busca evitar consecuencias indeseables. Según la
escolaridad tradicional se pasa de la estimulación represiva (palo) a
otra igual de negativa (evitar cosas indeseables).
2. No están bien dispuestas las “contingencias de reforzamiento”. En el
caso puntual de la matemática pasa mucho tiempo entre que el niño
realiza un ejercicio y la devolución corregida del mismo por la
profesora.
3. No hay un programa hábil que lleve con aproximaciones progresivas
al “complejo comportamiento final que se pretende”.
4. Es infrecuente el reforzamiento. Aquí Skinner menciona que se
necesitarían unas “50000 contingencias” para realmente aprender,
mientras que en la situación de clase el alumno sólo recibe unos
pocos miles.
Como último comentario del apartado Skinner señala que los maestros no
están mejor que el alumnado en cuestión de pobreza de técnicas.
La mejora de la enseñanza
A partir de los avances en el control del aprendizaje propone algunas
medidas para mejorar las prácticas escolares.
En primer lugar, hay que tener en cuenta en los materiales con los que se
cuenta, para que hagan de reforzamiento. Por otra parte, se lleva a los
reforzamientos a la conducta deseada desde dos posturas: por medio de la
elaboración de modelos de comportamiento cada vez más complejos, y el
mantenimiento de su intensidad. Se llegará al final con una gran cantidad
de pasos muy pequeños.
Concluye que para mejorar el aprendizaje se requerirá la colaboración de
aparatos mecánicos.
La máquina de enseñar
Se presentan algunas objeciones y respuestas a la integración de aparatos
mecánicos en la escuela.
Objeción 1°: Se trata al niño como si fuera animal, y se concibe al
entendimiento como mecánico.
Respuesta: Las técnicas (que sugiere Skinner) no refieren a una vaga
“intelección” ni a “desarrollar la mente” sino “establecer esos mismos
comportamientos que se toman por pruebas de tales estados o procesos
mentales”. Incluso con las máquinas el maestro dejará de ser un aparato
que corrección, y podrá él verificar los “contactos intelectuales, culturales
y emotivos que corresponden a su condición de ser humano” (del alumno).
Objeción 2°: habrá maestros desempleados.
Respuesta: Mientras que las máquinas evitarán a “la maestra” las tareas
más pesadas, no acortarán necesariamente su tiempo de contacto con el
alumno.
Objeción 3°: Es caro producir las máquinas.
Respuesta: No lo es. Hay que vencer la inercia cultural.

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