El currículo

Metodología, didáctica
y programación
CONTENIDO
1. ¿Qué es?

2. Funciones.

3. Elementos curriculares.

4. Tipos de currículo.

5. Características.

6. Enfoques curriculares.

7. Diseño curricular.

8. Niveles de concreción.

9. El cuarto nivel.

10. Estructura curricular.

11. Bibliografía.

¿Qué es?
El objetivo principal de la educación es el de crear
ciudadanos con las habilidades idóneas para
relacionarse en el medio social en el que se encuentran,
incorporándose de manera adecuada y beneficiosa en la
cultura que les corresponde en una época concreta. Es
decir, la educación busca crear ciudadanos ligados a la
sociedad a la que pertenecen para reforzarla y mejorarla.
Ese objetivo y visión en común se materializa a través del
currículo o currículum, el cual «representa una selección
consciente y sistemática de conocimientos, capacidades
y valores; una selección que incide sobre la manera en
que se organizan los procesos de enseñanza, aprendizaje
y evaluación para abordar cuestiones como qué, por qué,
cuándo y cómo deberían aprender los estudiantes […],
teniendo en cuenta al mismo tiempo las necesidades
y expectativas locales, nacionales y mundiales*.»
Debido a los diferentes intereses y puntos de vista, el
diseño curricular se encuentra frecuentemente en el
foco de debate tanto en la esfera política, como en la
académica, la profesional y la social. Acordar el «qué»
y el «cómo» del proceso de enseñanza-aprendizaje y de
su evaluación, atendiendo a las necesidades locales,
nacionales e internacionales en un contexto histórico de
constantes cambios sociales y mundiales resulta una
tarea nada sencilla.
A nivel nacional, es el Gobierno el que organiza y dirige el
sistema educativo a través del establecimiento del marco
normativo formalizado que recoge los componentes que
guían el diseño y el desarrollo educativo a lo largo de los
subsiguientes niveles institucionales. En él se concreta
todo el conjunto de oportunidades de desarrollo personal
y de adquisición de nuevos aprendizajes que la escuela
debe ofrecer a sus ciudadanos en edad escolar.
Asi mismo, también se especifica el compromiso del
estado con respecto a la educación, expresado tanto
en términos de intenciones (o exigencias sobre lo que
los sujetos escolarizados han de aprender), como de
recursos a su disposición para lograrlo (profesorado,
instituciones, organización de la escolaridad, recursos
materiales, etc.).A lo largo de la historia educativa, la
conceptualización del currículo ha ido cambiando y aún
hoy se trata de un tema ampliamente debatido por los
especialistas en la educación.
* Stabback P. Qué hace a un currículo de calidad. En Marope M. (directora). Cuestiones fundamentales y actuales del
currículo y el aprendizaje. UNESCO: 2016; 2.
** Zabalza MA. Diseño y desarrollo curricular. Madrid: Narcea; 1997.
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Siguiendo la visión actual que abarca las consideraciones
de la mayoría de los investigadores educativos, se
puede considerar el currículo como más que un plan
de estudios; es un conjunto de objetivos de aprendizaje
agrupados y estructurados para cuya consecución se
determinan elementos internos como los contenidos
de aprendizaje, las metodologías, los recursos o los
criterios de evaluación, entre otros. Se trata, por tanto,
de un instrumento mediador que permite seleccionar,
organizar y ordenar los conocimientos esperados, a fin
de que los agentes educativos puedan desarrollar su
labor en un marco compartido por toda la comunidad
educativa en pos de la eficiencia de la enseñanza.
Así pues, no se trata de un documento puramente
burocrático, sino que se trata de un plan normativo funcional
que guía las decisiones y actividades de enseñanza-
aprendizaje y su evaluación, con el fin de fundamentar la
labor que se lleva a cabo en las instituciones educativas
con el fin de preparar al alumnado como ciudadanos
aptos y positivos para la sociedad.
Funciones
El currículo escolar es, por tanto, una perspectiva global
e integradora de la enseñanza, puesto que refleja los
objetivos acordados por la comunidad educativa en
beneficio de la sociedad. Dicha perspectiva global
se concreta en propuestas de diseño y pautas para
su puesta en marcha. Considerando la complejidad
riqueza de planteamientos y definiciones que pueden
surgir en cuanto a la conceptualización del currículo, se
puede destacar dos cualidades o funciones inequívocas
que lo caracterizan**:
• La publicidad: Manifiesta explícitamente los
objetivos del sistema educativo, abriendo al
conocimiento público (y, por tanto, al debate
y a la crítica) las finalidades que se encomiendan
a la escuela.
• La orientación: Incluye también las condiciones
en las que se debe llevar a cabo el proceso hacia
tales objetivos, con respecto a: los contenidos
formativos, los métodos didácticos, la organización
de los centros escolares, los recursos materiales
y los servicios de apoyo, la cualificación de los
profesores, así como el tipo de labor profesional
que la sociedad espera de ellos, entre otros.
Por tanto, la elaboración del currículo escolar es tanto
una responsabilidad política como una responsabilidad
profesional. Serán las administraciones y los docentes
quienes han de tomar las decisiones curriculares: el
Estado decide en las leyes educativas cuáles son los
elementos culturales que deben tratarse en las escuelas,
y los docentes deciden de qué manera trabajar dichos
elementos en su centro y en sus aulas.

Elementos curriculares
Con tal fin, el currículo está compuesto por un número
de componentes, que varían de una concepción a otra
y, por tanto, de un país a otro. Entre los más básicos
o generalizados incluyen*:
1. Los objetivos de cada enseñanza y etapa educativa.
2. Las competencias o capacidades para activar
y aplicar de forma integrada los contenidos propios
de cada enseñanza y etapa educativa, para lograr la
realización adecuada de actividades y la resolución
eficaz de problemas complejos.
3. Los contenidos, o conjuntos de conocimientos,
habilidades, destrezas y actitudes que contribuyen
al logro de los objetivos de cada enseñanza y etapa
educativa y a la adquisición de competencias. Los
contenidos se ordenan en asignaturas, que se
clasifican en materias, ámbitos, áreas y módulos en
función de las enseñanzas, las etapas educativas o
los programas en que participe el alumnado.
4. Los estándares de aprendizaje evaluables que
suponen los indicadores o medidores observables
del logro de los objetivos y desarrollo de las
competencias.
5. Los criterios de evaluación que definen el grado de
adquisición de las competencias y del logro de los
objetivos de cada enseñanza y etapa educativa
* Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria
Obligatoria y del Bachillerato. (Boletín Oficial del Estado, número 3, de 03-01-15).
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6. La metodología didáctica que comprende tanto
la descripción de las prácticas docentes como la
organización del trabajo de los docentes.
Se trata, por consiguiente, de un documento formalizado
y normativo que contiene los componentes necesarios
para estructurar y orientar el diseño y el desarrollo de
los programas educativos en cada etapa educativa. Sin
embargo, si bien es cierto que existe una regulación
formal del currículo, es importante ampliar este concepto
y ampliar esta noción un tanto teórica para poder
abarcar las diferentes experiencias que surgen durante
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Tipos de currículo
Con el fin de acercarse al dinamismo que toma este
concepto en la realidad educativa, los autores hablan de
tres tipos de currículo:
• El currículo planeado o formal: La planificación
formal del proceso que incluye los objetivos
y las condiciones académicas y administrativas
de la práctica educativa. Se centra en el currículo
aprobado por el Estado, cuyos contenidos
conformarán los conocimientos, habilidades
y destrezas que desarrollará el estudiante. Los
resultados se evalúan de manera formal por el
docente y por las autoridades.

• El currículo real o vivido: El conjunto de actividades
y tareas que tienen como fin el aprendizaje de
los contenidos del currículo formal. Es decir, la
práctica del primero. No se enfoca solamente a los
objetivos educativos deseados por el Estado o el
docente, sino que se refiere a la adaptación de lo
formal a las necesidades específicas de cada aula
y a las posibles eventualidades que pudieran surgir
durante su impartición.
• El currículo oculto: no deriva de la normatividad del
sistema ni de las prácticas institucionales, pero es
de vital importancia en el logro de los objetivos de
aprendizaje. Se trata de la reproducción de conductas
y actitudes que no están explícitamente
contempladas en el currículum formal. Pueden
ocurrir dentro o fuera del aula del aula: puede surgir
de los valores de la escuela, de las relaciones
entre los alumnos y entre estos y el docente,
de los patrones sociales dentro de la escuela
y en la sociedad, etc.
Por lo tanto, no conviene contemplar el currículo
simplemente como una serie de documentos que definen
el proceso de enseñanza-aprendizaje en su totalidad.
Todo lo contrario, comprende una serie de oportunidades
de aprendizaje, lo que conlleva que la eficacia y calidad
del currículo sea inseparable de los procesos que tienen
lugar en su puesta en práctica, tanto dentro del aula
como fuera de ella.
Al fin y al cabo, los centros educativos suponen entornos
en los que tienen lugar un constante cruce de experiencias
personales e influencias mutuas, experiencias que
ofrecen tantas lecciones como las oficiales y que en
muchas ocasiones ejercen más efectos que los que se
detallan en los documentos curriculares.
Características
El objetivo último de un currículo es el de reflejar una
concepción educativa que responda a las necesidades
de la sociedad dentro de un contexto histórico (social,
cultural, político y económico) concreto. Por ello, no
puede considerarse de manera aislada e independiente
del contexto y de las condiciones en las que se desarrolla
y evoluciona.
Asimismo, al tratarse de un objeto social e histórico
perteneciente a una sociedad concreta, el currículo
tiene una parte común al territorio nacional en el que se
implementa, que se regula por ley con el fin de estructurar
el sistema educativo de un país en sus diferentes ciclos
o niveles. Sin embargo, no se trata de una estructura
cerrada y rígida, ya que así no podría responder a las
necesidades específicas de cada contexto educativo.
Para realizar una caracterización adecuada de un
currículo de calidad, se atenderá a cuatro categorías
o perspectivas que han de tenerse en cuenta (1):
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• El desarrollo del currículo: Ha de ser planificado,
sistemático, inclusivo, consultivo, liderado por
profesionales del currículo, de carácter cíclico
y sostenible. Por tanto, debe seguir un proceso
transparente, centrado en el desarrollo y la mejora
eficaz y sujeto a los presupuestos y los plazos.
• El propio currículo: Debe valorar a todos los alumnos
por igual, está formado por elementos pertinentes
y de calidad, favorece el correcto desarrollo de las
competencias, está bien estructurado y se basa en
principios de aprendizaje adecuados.
• La implementación del currículo: Pone en evidencia
unas claras expectativas sobre el alumnado, el
profesorado, los centros educativos, las autoridades
competentes y las familias: es decir, en todos los
participantes del sistema educativo.
• La evaluación del currículo: Ha de ser sistemática
y planificada, periódica y llevada a cabo por
personas calificadas y experimentadas.
Así pues, más allá de las cuestiones fundamentales que
deben considerarse al elaborar un currículo −qué fines
educativos se persiguen, qué experiencias educativas los
facilitan, cómo han de organizarse eficazmente y cómo
determinar el logro de tales fines−, es imprescindible
que en su elaboración se consideren las características
que aseguran que este sea de calidad − es pertinente
y significativo para los alumnos, es actual, crea un futuro
próspero para el país, es equitativo e inclusivo, es abierto
y flexible, es coherente y uniforme, tiene como objetivo
su mejora continua, ofrece instrumentos para ello-.
Enfoques curriculares
Cada sistema educativo posee su propio bagaje cultural,
así como su propia visión de la sociedad y de la educación.
Por tanto, basan su currículo en teorías curriculares que
corresponden con tal visión, otorgándole un enfoque
que son reflejo de la manera en la que dicha sociedad
transmite sus conocimientos, su cultura y sus valores
e, indefectiblemente, están ligados al contexto histórico
en el que se desarrollaron. Los enfoques curriculares no
son universales, sino situacionales: son contextualizados,
variados y cambiantes.
Por tanto, cada sistema educativo adopta un enfoque
diferente, del que dependerán los valores implícitos en él,
así como los contenidos, la metodología, la orientación
del trabajo docente y de investigación educativa, los
instrumentos para su análisis y evaluación. Además,
a la variedad de posiciones pedagógicas y psicológicas,
se deben sumar las ideologías e intereses económicos,
políticos y sociales que subyacen. Esto posibilita
comprender las intencionalidades y expectativas a las
que responden los planes educativos que, como fase
final, se llevarán a cabo en el aula.

Existen numerosas clasificaciones de las teorías
o enfoques que puede adoptar un currículo, dependiendo
de la perspectiva o el criterio que se seleccione. Siguiendo
la perspectiva ligada a los diferentes marcos teóricos
(teorías paradigmáticas de investigación del currículum
y de la enseñanza) y ámbitos de estudio desarrolladas
en las últimas décadas, la mayoría de los autores los
clasifican en tres grandes enfoques:
• El enfoque técnico del currículum – orientado
al producto: Esta corriente sustenta el modelo
dominante en la teoría y práctica curricular desde el
inicio del tratamiento sistemático de elaboración del
currículum. Este se trata de un proceso lineal, un plan
de instrucción previamente diseñado, controlable
y controlado, que establece los objetivos de
aprendizaje de manera concreta, medible, observable
y jerarquizada. Para lograr tales objetivos, fija unas
estrategias que el docente debe seguir: incluye
material, profesorado, procesos de entrada, etc.
Así, el proceso educativo es una tarea técnica
que se puede predecir y controlar. Por tanto, los
elementos y procesos del currículo se planifican
minuciosamente, justificando las estrategias
metodológicas científicamente.
• El enfoque práctico (o modular) del currículum –
orientado a la aplicación: Surge como reacción frente
al racionalismo tecnológico y el carácter lineal del
proceso. Este enfoque busca representar la realidad
de la práctica curricular, describir y explicar la práctica
educativa como actividad en progreso perfilada
mediante la interacción entre el docente, el alumnado,
el aula y los contextos más amplios. Considera el
currículo como un proceso de investigación activo
e interactivo, no como un producto final.
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En este proceso se construye conjuntamente el significado
de los contenidos en un espacio de interacción humana
y ética, que permiten y promueven una discusión razonada
y a la vez una reflexión analítica de los participantes. El
objetivo es comprender la realidad humana en contexto
específico de una acción concreta, ya que la realidad es
una construcción inherente a cada contexto.
• El enfoque crítico del currículum – orientado a una
construcción social: Surge también como reacción
frente a la dominancia de la tendencia tecnológica.
Tiene mucha relación con el enfoque práctico,
pero centra su práctica en la consideración del
aprendizaje como instrumento para la liberación del
ser humano; se orienta al cambio personal y social,
más que a la búsqueda de nuevos conocimientos.
En este proceso activo hacia la liberación, los docentes
se comprometen en la elaboración del currículum
de manera conjunta con sus alumnos, a través de
un proceso dialéctico que transforma el proceso de
enseñanza-aprendizaje de manera continua. Por tanto, el
currículo no consiste en un conjunto de planes que se
van a desarrollar, sino en un proceso de interacciones
donde la selección de los contenidos se adapta a la
realidad social propia en la que se enmarca la escuela.
Ninguno de los enfoques es idóneo o único: cada uno
de ellos encarna sus propios valores, fundamentos
y orientaciones prácticas preferidas para llevar a cabo
el currículum. Por consiguiente, como docentes resulta
necesario conocer las diferencias básicas entre las
teorías de la enseñanza con el fin de tomar las decisiones
con respecto al currículum de forma crítica y reflexiva.

Solamente un docente que conozca, analice y comprenda
las relaciones entre los elementos que plantea el modelo
de su país puede orientar su práctica docente mediante
acciones concretas de elaboración de las programaciones
que tienen su repercusión final en el aula.
Diseño curricular
El currículum, como estructura organizada de toda la
actividad derivada del proceso educativo −desde su
intención teórica, pasando por su práctica y hasta la
obtención de los resultados−, está regido por una cadena
de decisiones en las que intervienen un gran número de
protagonistas e instituciones. Para que estas decisiones se
tomen de manera integrada y coherente, la estructuración
y el diseño del currículum son de vital importancia en el
éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Las leyes de educación de cada país se desarrollan
y varían en función del paradigma de sociedad que en
ese preciso contexto histórico se considere deseable.
Para ello se desarrollan objetivos, contenidos, modelos,
etc. que lleven a la construcción del paradigma de
sociedad que se desea en la que todos los alumnos,
independientemente de sus características individuales,
reciban una educación inclusiva y adecuada al contexto
en el que se desarrolla.
Gracias al diseño curricular, las intenciones educativas
se hacen explícitas en beneficio de la sociedad; no
solamente del docente. Además, permite prevenir los
contenidos y las acciones que se llevarán a cabo, así
como evaluar el proceso para mejorarlo.
En última instancia, sirve como símbolo del
compromiso tomado por los diferentes agentes
educativos –desde el docente, hasta el alumno, las
familias y las administraciones– con respecto al
proceso educativo y su papel en la sociedad. En este
sentido, las funciones del diseño curricular podrían
concretarse en las siguientes:
• Construir una teoría de la educación, del aprendizaje
y de la enseñanza.
• Justificar los objetivos de la enseñanza y las
razones para el aprendizaje.
• Valorar el contexto físico y temporal en el que se
desarrolla el proceso educativo.
• Poder evaluar y mejorar el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Como es evidente, el currículo correspondiente a un
determinado país pasa por diferentes fases en su diseño
hasta el momento en el que se realiza en el aula. Así,
pasa por las esferas nacionales e internacionales de
políticas educativas, por las administraciones educativas
regionales o autonómicas, por su concreción en cada
centro educativo para llegar, finalmente, a su desarrollo
en el aula.
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Niveles de concreción
Existe un largo proceso desde el momento en que la
administración educativa de un Gobierno publica las
características básicas del currículo educativo en los
documentos oficiales, que serán iguales para todo el
estado, para pasar a través de una serie de niveles
en los que dichas características se van adaptando
y concretando a la realidad educativa correspondiente
al contexto educativo en el que se aplican, y hasta el
momento de su aplicación en el aula. Por tanto, estos
niveles de adaptación o concreción están relacionados
entre sí, ya que cada uno concreta al anterior y, de la
misma manera, se concretará en el siguiente.
Desde las leyes y reformas educativas hasta las aulas,
el recorrido se divide en tres niveles, conocidos como
Niveles de Concreción Curricular. Dicho esto, conviene
definir las etapas de esta trayectoria de la forma más
precisa posible:
1. PRIMER NIVEL DE CONCRECIÓN - el nivel político:
Se refiere a la elaboración del Diseño Curricular
Base (DCB) correspondiente a las administraciones
educativas. Se trata del documento que recoge
las intenciones educativas del propio sistema, los
principios psicopedagógicos que los fundamentan
(orientaciones, planteamientos metodológicos…)
y los elementos básicos del currículo (objetivos
generales por etapa, bloques de contenido por área
y etapa…).
Se trata de un documento flexible y abierto,
puesto que es de carácter orientador (los equipos
docentes lo concretan), aunque prescriptivo (ha
de asegurarse a todos los alumnos). Este nivel
posibilita la reflexión y el análisis colectivo de la
sociedad sobre los principios que cimientan el
sistema educativo de un país.
2. SEGUNDO NIVEL DE CONCRECIÓN – el nivel del
centro educativo: Este nivel corresponde al centro
escolar y a los representados en los órganos
colegiados de control, gobierno y coordinación
pedagógica del centro. Se concreta y desarrolla el DCB
adaptándolo a las necesidades particulares de cada
centro, a su realidad educativa concreta, determinada
por: el entorno socioeconómico y cultural específico,
los recursos del centro educativo y las características
o tipología del alumnado, entre otros.
Se recoge en el documento del Proyecto Educativo
de Centro (PEC), que posteriormente se concreta
en documentos más específicos en sus funciones,
como el Proyecto Curricular del Centro (PCC) o la
Programación General de Centro (PGC), entre otros.

Este nivel resulta de gran importancia, puesto
que las situaciones que se dan en cada colegio
lo hacen único. La no adaptación de propuestas
genéricas a las realidades cercanas, pueden
estar en la base de gran cantidad de dificultades
y fracasos (no sólo de alumnos particulares, sino
de centros en su conjunto).
3. TERCER NIVEL DE CONCRECIÓN– el nivel
del profesorado: El tercer nivel de concreción
curricular corresponde a cada profesor, que elabora
su programación didáctica (PD) a partir de lo
acordado en los documentos del nivel anterior. En
ella, el profesor sintetiza los elementos curriculares
básicos y los materializa en una serie de unidades
didácticas para cada una de las áreas adaptado a la
idiosincrasia de cada grupo de alumnos.
La programación didáctica para un grupo debe ser
un documento de elaboración personal del maestro,
ya que reflejará la concepción que el docente tiene de
la educación, las ideas acerca de cómo aprenden los
alumnos, del papel que desempeñan los diferentes
protagonistas del proceso educativo, etc.
Así pues, la programación constituye un proceso para la
reflexión y previsión intencionada y contextualizada en
torno al qué, el cómo, el cuándo y el por qué se utilizarán
ciertas estrategias y secuencias de actividades de
enseñanza-aprendizaje que se va a proponer a los
alumnos, y no otras.
El cuarto nivel
No pocos autores hablan de un cuarto nivel de
concreción del currículo referido a la adaptación del
diseño curricular en función de las necesidades de
apoyo educativo específicas de un alumno o grupo de
alumnos concreto. Los alumnos que requieren una
atención educativa diferente al resto: se conoce con la
nomenclatura ACNEAE (Alumnado Con Necesidades
Específicas De Apoyo Educativo).
Están dirigidos a alumnos que sufren un desfase
curricular que puede deberse a varios factores. Ante esta
situación surge la necesidad de realizar una adaptación
curricular, que puede ser de diversa índole en función de
las necesidades específicas de cada alumno:
• Adaptaciones curriculares no significativas:
Cuando las decisiones no modifican
sustancialmente la programación propuesta para
el grupo (supone la aplicación de una metodología
para ayuda más individualizada, adaptaciones de
contenido, cambios en la secuenciación, grupales
o individuales). Puede tratarse de alumnado con
necesidades educativas especiales (ACNEE),
alumnado que se incorpora tardíamente al sistema
educativo (AITSEE) o alumnado con dificultades
específicas de aprendizaje (ADEA).
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• Adaptaciones curriculares significativas: Cuando
se modifican elementos básicos del currículo
incluidos los objetivos y criterios de evaluación, por
lo que la enseñanza se aparta significativamente
de la que reciben los alumnos de la misma edad.
Requieren una evaluación psicopedagógica previa
realizada por el departamento de orientación con
la colaboración del profesorado que imparte clases
al alumno. En estos casos, el responsable de las
adaptaciones curriculares significativas será el
profesorado especialista en educación especial,
con la colaboración del profesorado del área
o materia encargado de impartirla, y contará con el
asesoramiento del Departamento de Orientación.
Sin embargo, la aplicación de las adaptaciones
será responsabilidad del docente del área o materia
correspondiente, mientras que la evaluación del
área es compartida del profesorado del área
y del profesorado de apoyo. En este caso se habla
de alumnado con necesidades de compensación
educativa (ANCE).
• Adaptaciones curriculares para el alumnado
con altas capacidades intelectuales: Orientadas
a ampliar y enriquecer los contenidos del currículo
ordinario y poner en marcha medidas excepcionales
de flexibilización del periodo de escolarización.
Estas adaptaciones requieren también de una
evaluación psicopedagógica previa, realizada
por el Departamento de Orientación, en la que se
determine la conveniencia o no de la aplicación
de las mismas. La elaboración y aplicación de
dichas adaptaciones será responsabilidad del
docente del área o materia correspondiente, con el
asesoramiento del departamento de orientación.
Este tipo de alumnos se conoce como alumnado
con altas capacidades intelectuales (AACIn).
En cualquiera de los casos, el docente es responsable
de adaptar sus programaciones a las necesidades
específicas de cada grupo y alumnos. Sin embargo,
siempre ha de considerar la ayuda y apoyo del resto de
agentes educativos del centro y tener en cuenta que forma
parte de un equipo que debe trabajar colaborativamente
por el bien del proceso educativo.
Estructura curricular
Como se ha podido observar, el currículo básico de
cada Estado establece la estructura de las enseñanzas,
tanto en cuanto a los valores que representa como
a la organización de las mismas. Dentro de un sistema
educativo, por tanto, es necesaria la secuenciación que
regule la transición a lo largo del mismo.

Dicha organización se dispone en etapas que
se dividen en ciclos y que abarcan los cursos
correspondientes y acordados. Cada Estado constituye
su propia jerarquización de estos, de acuerdo con sus
concepciones educativas. Si se toma como ejemplo el
sistema educativo español, en primer lugar, se divide la
educación en:
• Enseñanza básica obligatoria: comprende las
etapas de primaria y secundaria obligatoria. En la
etapa de primaria se pone el énfasis en la atención
a la diversidad del alumnado y en la prevención
de las dificultades de aprendizaje, actuando tan
pronto como estas se detecten. Posteriormente,
la educación secundaria obligatoria combina el
principio de una educación común con la atención
a la diversidad del alumnado, permitiendo a los
centros el uso de su autonomía pedagógica para
adoptar las medidas organizativas y curriculares más
adecuadas a las características de su alumnado.
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Para lograr estos objetivos, se propone una
concepción de las enseñanzas de carácter más
común en los tres primeros cursos −sin perjuicio
de las posibles adaptaciones− y un cuarto curso
de carácter orientador, ya sea para los estudios
postobligatorios como para la incorporación a la
vida laboral.
• Enseñanza postobligatoria: referido a el bachillerato
o, en su caso, la formación profesional de grado
medio, las enseñanzas profesionales de artes
plásticas y diseño de grado medio y las enseñanzas
deportivas de grado medio. El bachillerato
comprende dos cursos y se desarrolla en varias
modalidades de libre elección por los alumnos
y organizadas de modo flexible.
Los alumnos que superan todas las materias
obtienen el título de Bachiller. Tras la obtención del
certificado, el alumno puede incorporarse a la vida
laboral, matricularse en la formación profesional de
grado superior o acceder a los estudios superiores.
Por otra parte, para acceder a la universidad es
necesaria la superación de una única prueba
homologada a la que pueden presentarse quienes
estén en posesión del título de Bachiller.

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