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04.a
Calidad Total y Excelencia en la
Gestión
1. La perspectiva de la Calidad 2
2. Implantación de la Calidad 5
3. Estructura del curso 9
3.1. Los Sistemas de Gestión según la Normativa ISO. 10
3.2. La Excelencia 14
1. La perspectiva de la Calidad
Pero ¡cada cliente espera una cosa diferente! Y ¡cada cliente hace su
valoración de manera diferente! Eso ya lo sabíamos, el marketing nos lo
enseñó hace tiempo. También nos enseñó que no es posible satisfacer a todo
el mundo, y que por ello deben establecerse conjuntos más pequeños de
clientes que tengan expectativas y formas de valorar similares. Es lo que se
llama “segmentación”.
De modo que “Calidad” es lo que quiere el cliente, pero para asegurar el tiro
reducimos eso que llamamos cliente a una unidad más manejable. ¡Y aun así
lo más probable es que cada uno siga teniendo opiniones diferentes! Aunque
ahora ya sean, probablemente, matices.
• Orientación al cliente.
2. Implantación de la Calidad
Una vez establecido el objetivo por la Dirección, ésta debe trazar el plan para
alcanzarlo. Como se ha dicho, cada organización y cada herramienta requieren
una implantación diferente, no obstante siempre se tratará de un proceso
parecido al ciclo P – D – C – A: Planificar (Plan), Hacer (Do), Medir (Check) y
Actuar (Act).
Los resultados se miden. Una vez más, la medición debe haber sido
planificada (como se verá durante el módulo es importante definir qué se
quiere medir, cómo, quién debe hacerlo, etc). La medición permite
analizar el estado de avance del proyecto frente a lo planificado.
Conviene terminar con una reflexión sobre la utilidad real de las normas
de la familia ISO 9000. Mi opinión es que se trata de herramientas muy
potentes para ayudar a las organizaciones a establecer su sistema de
gestión que permita mejorar su eficacia y la eficiencia.
La Certificación
3.2. La Excelencia
La gran diferencia con los modelos certificables como los que se basan en
la norma ISO 9001:2015, es que los modelos de excelencia proponen
actuaciones ejemplares: muestran la meta a conseguir, de modo que
cada organización pueda acercarse poco a poco para conseguirla. Los
modelos certificables establecían los requisitos mínimos que se deben
cumplir, dejando libertad a partir de ahí para quien quiera ir a más; los
modelos de excelencia permiten que cada organización defina su propio
punto de partida y marca el camino para llegar a ese ideal excelente.
La ventaja es que tenemos una guía para orientar la mejora a lo largo del
tiempo y que al mantener la “vara de medir” podemos analizar la
evolución. Lo cierto es que iniciar el proceso es complicado y suele
requerir la asistencia de un consultor, pero no es un requisito necesario y,
en cualquier caso, con el paso del tiempo deja de ser necesario. Es un
proceso interno, de mejora interna; no obstante deja abierta la puerta para
una eventual Memoria de Autoevaluación o para concursar cuando se
decida.