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Puede definirse como la sociedad de bienes que se forma entre los cónyuges, bajo la modalidad de
comunidad restringida de muebles y gananciales, por el hecho de contraer matrimonio y a falta de
pacto en contrario (arts. 135 y 1718).
NATURALEZA JURÍDICA
SOCIEDAD
COMUNIDAD
PERSONA JURÍDICA
1. La sociedad conyugal no nace, como la común, de la voluntad de las partes, sino de la ley y por
el hecho de contraer matrimonio, salvo pacto en contrario (art. 1718).
2. La sociedad conyugal sólo puede existir entre los cónyuges y termina ipso facto, si muere uno
de ellos. La sociedad corriente puede continuar en cambio con los herederos de uno de los
socios fallecido, si así se hubiere pactado.
3. La sociedad común no puede pactarse a título universal, es decir, no puede comprender todo
el patrimonio de una persona (art. 2056).
4. En la sociedad conyugal, la mujer puede renunciar anticipadamente a los beneficios que dicha
sociedad produzca (gananciales) sin que por ello la sociedad deje de existir. Lo anterior no es
admisible en la sociedad común, en la cual la participación en los beneficios es tan esencial
que sin ella no hay sociedad.
5. En la sociedad común y salvo estipulación en contrario, todos los socios administran con
iguales facultades; en la sociedad conyugal, sólo administra el marido,
1. Esta teoría de la copropiedad no tiene asidero, porque ella supone dos personas que tienen
iguales derechos sobre un bien común.
2. El art. 1752 niega a la mujer, mientras dure la sociedad conyugal, todo derecho sobre los bienes
sociales.
3. Por su parte, el art. 1750 establece que el marido es, respecto de terceros, el único dueño de
estos bienes, durante la vigencia de la sociedad.
4. Estos principios excluyen la idea de una comunidad o copropiedad sobre los bienes sociales. 5.
De hecho, recién se forma una comunidad cuando termina la sociedad conyugal (arts. 2304-
2313).
1. Art. 1725 Nº 1; Los salarios y emolumentos de todo género de empleos y oficio, devengados
durante el matrimonio.
2. Art. 1725 Nº 2. Todos los frutos, réditos, pensiones, intereses y lucros de cualquier naturaleza,
que provengan, sea de los bienes sociales, sea de los bienes propios de cada uno de los
cónyuges, y que se devengan durante el matrimonio.
3. Art. 1725 Nº 5. Todos los bienes que cualquiera de los cónyuges adquiera durante el
matrimonio a título oneroso.
4. La parte del tesoro que, según la ley, pertenece al dueño del terreno
5. Las minas denunciadas durante la vigencia de la sociedad por uno de los cónyuges o por
ambos
Las remuneraciones que la mujer perciba en virtud de trabajo propio, separado del marido,
ingresa a su patrimonio reservado. La mujer tiene la administración de este patrimonio reservado,
como excepción a la regla general en la sociedad conyugal, según la cual la administración le
compete al marido.
Pero ojo: Los bienes que componen este patrimonio son sociales, esa es su naturaleza jurídica. Si la
mujer no renuncia a los gananciales éstos se confunden con el haber común de la sociedad.
La donación remuneratoria hecha a uno o a ambos cónyuges, ingresa al haber real de la sociedad
siempre y cuando: a) Los servicios se hayan prestado durante la vigencia de la sociedad conyugal;
b) Fue hecha en razón de servicios que hubieran dado acción en contra de la persona servida;
Se trata de un derecho legal de goce, instituido en favor de la sociedad conyugal. Existen muchas
diferencias entre el usufructo, en cuanto derecho real, y el derecho de goce que corresponde a la
sociedad conyugal respecto de los bienes propios de cada cónyuge.
En relación a los bienes sociales no hay derecho legal de goce, sino simplemente el derecho de
todo propietario a hacerse dueño de los frutos que la cosa produce (accesión discreta).
Art. 1725 Nº 5. Todos los bienes que cualquiera de los cónyuges adquiera
durante el matrimonio a título oneroso.
Ingresan al haber absoluto de la sociedad conyugal todos los bienes, sean muebles o
inmuebles, corporales o incorporales, que cualquiera de los cónyuges adquiera a título
oneroso durante la sociedad conyugal, siendo indiferentes el origen de los medios con
que se paguen.
i) El inmueble que fuere debidamente subrogado a otro inmueble propio de alguno de los
cónyuges, cumpliéndose los requisitos establecidos en la ley, que se analizarán más adelante
(artículo 1727 No 1);
ii) Las cosas compradas con valores propios de uno de los cónyuges, destinados a ello en las
capitulaciones matrimoniales o en una donación por causa de matrimonio (artículo 1727 No 2);
iii) Todo aumento material que acrece a cualquiera especie de uno de los cónyuges formando un
mismo cuerpo con ella, por aluvión, edificación, plantación o cualquier otra causa (artículo 1727
No 3).
HABER RELATIVO
El haber relativo o aparente está formado por aquellos bienes que ingresan a la
sociedad conyugal, pero respecto de los cuales ésta adeuda a quien los aporta una
recompensa que se hará efectiva al momento de su disolución.
1. Art. 1725 Nº 3: Dinero que cualquiera de los cónyuge aportare al matrimonio, o durante él adquiere,
obligándose la sociedad a pagar la correspondiente recompensa.
2. Art. 1725 Nº 4: Cosas fungibles y especies muebles que cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio, o
durante el adquiriere; quedando obligada la sociedad a pagar la correspondiente recompensa. 3. Art. 1738 inc. 2:
Donación remuneratoria de bienes muebles en los casos en que el servicio prestado no hubiere dado acción en
contra de la persona servida.
4. Art. 1736 inc. Final: Bienes muebles adquiridos a título oneroso durante la vigencia de la sociedad conyugal
cuando la causa o el título de adquisición es anterior a ella.
5. Art. 1731: Situación del tesoro.
Art. 1725 Nº 3.
El haber de la sociedad conyugal se compone, del dinero que cualquiera de los cónyuge aportare
al matrimonio, o durante él adquiere, obligándose la sociedad a pagar la correspondiente
recompensa.
La norma no indica el título de adquisición, pero la adquisición tiene que ser a título gratuito.
Art. 1725 Nº 4.
El haber de la sociedad conyugal se compone, de las cosas fungibles y especies muebles que
cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio, o durante el adquiriere; quedando obligada la
sociedad a pagar la correspondiente recompensa.
Pero podrán los cónyuges eximir de la comunión cualquiera parte de sus especies muebles,
designándolas en las capitulaciones matrimoniales.
Art. 1731
Situación del tesoro.
LAS RECOMPENSAS
Ellas tienen por objeto restituir al cónyuge cuyos bienes ingresan a la sociedad conyugal, el valor
de dichos bienes o dinero, cuando éstos no se integran al haber real o absoluto de la sociedad
conyugal.
Así, por ejemplo, el dinero que cada cónyuge tiene al momento de celebrarse el matrimonio, los
bienes muebles propios que aporta a él (sea porque estaban en su patrimonio al contraer
matrimonio, sea porque los adquirió a título lucrativo durante la sociedad conyugal, etc.), el
mayor precio que se paga por un bien raíz subrogado que permanece en el patrimonio propio del
cónyuge, etc., dan lugar a este tipo de beneficio.
1. Bienes inmuebles del cónyuge adquiridos antes de la sociedad conyugal. 2. Bienes inmuebles
adquiridos a título gratuito por el cónyuge durante la vigencia de la sociedad conyugal.
3. Bienes inmuebles debidamente subrogados.
4. Bienes muebles excluidos de la comunión.
5. Las recompensas del cónyuge.
6. Frutos de una liberalidad con la condición expresa de que no entren a la sociedad conyugal.
7. Aumentos y mejoras de los bienes propios ya señalados.
PASIVO ABSOLUTO
1. Las pensiones e intereses que corran contra la sociedad o contra los cónyuges, y que se
devenguen durante la sociedad (artículo 1740 Nº 1 del Código Civil).
2. Las deudas y obligaciones contraídas durante el matrimonio por el marido y por la mujer con
autorización del marido o de la justicia en subsidio, con tal que no fuesen personales de
aquél o ésta (artículo 1740 Nº 2, inciso primero, del Código Civil).
3. El lasto de toda fianza, hipoteca o prenda constituida por el marido (artículo 1740 Nº 2,
inciso segundo, del Código Civil). Lo mismo se aplica respecto de aquellas que han sido
contraídas por la mujer con mandato o autorización del marido.
4. Las cargas y reparaciones usufructuarias de los aquellos bienes sociales o de los cónyuges
(artículo 1740 Nº 4 del Código Civil); éstas deben haberse devengado o ejecutado durante la
vigencia de la sociedad conyugal.
PASIVO ABSOLUTO
5. Los gastos de mantenimiento, educación y establecimiento de los descendientes comunes
(artículo 1740 Nº 5 del Código Civil).
6. Las cargas de familia (artículo 1740 Nº 5 del Código Civil). Entre este tipo de cargas se
encuentran los alimentos que uno de los cónyuges esté obligado por ley a dar a sus descendientes
o ascendientes, aunque no lo sean de ambos cónyuges. El juez podrá moderar este gasto si le
pareciere excesivo, imputando el exceso al haber del cónyuge.
PASIVO RELATIVO
1. Las obligaciones contraídas por los cónyuges antes del matrimonio. 2. Las
obligaciones derivadas de un delito o cuasidelito cometido por el marido o por la
mujer durante la vigencia de la sociedad conyugal.
3. Las obligaciones contraídas durante la sociedad, que ceden en utilidad, provecho o
interés de alguno de los cónyuges.
La mujer casada, que desempeñe algún empleo o que ejerza una profesión, oficio o industria,
separados de los de su marido, se considerará separada de bienes respecto del ejercicio de ese
empleo, oficio, profesión o industria y de lo que en ellos obtenga, no obstante cualquiera
estipulación en contrario; pero si fuere menor de dieciocho años, necesitará autorización judicial,
con conocimiento de causa, para gravar y enajenar los bienes raíces.
En síntesis opera así: la sociedad conyugal sigue operando, pero en paralelo al patrimonio
reservado que la mujer obtenga en razón de ejercer una profesión, industria, empleo u oficio
separada de su marido. Como es una situación excepcional, la mujer deberá indicar expresamente
que obra dentro de ese patrimonio, a fin de incrementarlo y facilitar su conducción, que de otro
modo iría a la sociedad común y lógicamente a la administración del marido. De esta manera ella
actúa con libertad, pudiendo contratar, vender, etc.
Pero un día se nos presentará un problema.
Pero no es tan así: recordemos que toda la lógica de la sociedad conyugal es favorecer a la mujer,
no brindarle utilidades (para tal caso están las sociedades civiles y comerciales), así que la ley le da
una opción:
1. Elegir entre la mitad de los gananciales fruto de la administración del marido, o bien 2.
Quedarse con lo que ella haya obtenido en su patrimonio reservado. De esta manera se cumple
plenamente el objetivo de la ley: favorecer en todo caso a la mujer, y no enriquecerla sin causa a
costa del marido, todo esto según ya lo hemos visto.
DISOLUCIÓN SOCIEDAD CONYUGAL 1764
CAUSALES DE DISOLUCIÓN:
EFECTOS DISOLUCIÓN
1. Los bienes que formaban la sociedad conyugal quedan integrados a una comunidad, la cual
deberá liquidarse conforme las reglas generales que rigen a esta última;
2. Cesa la administración ordinaria o extraordinaria, según proceda;
3. Nace la facultad de la mujer para renunciar o aceptar los gananciales, fijando el alcance de sus
derechos; y
4. Nace la acción de partición en favor de cada uno de los cónyuges o de sus herederos.
El artículo 1719 dispone que la mujer puede renunciar a su derecho a los gananciales que resulten
de la administración del marido, antes del matrimonio o después de la disolución de la sociedad.
Renunciando la mujer o sus herederos a los gananciales después de su disolución, “los derechos de
la sociedad y del marido se confunden e identifican, aun respecto de ella”, según reza el artículo
1783.
O sea, la mujer tiene dos opciones (y esto afectará la liquidación de la sociedad conyugal):
1. La mujer o sus herederos, en su caso, pierden todo derecho a los bienes que comprenden los
gananciales de la sociedad conyugal;
2. Los bienes sociales se confunden con los bienes del marido aun respecto de la mujer (artículo
1783);
3. Los efectos de la renuncia operan retroactivamente, por consiguiente el marido se reputa como
único dueño de los bienes sociales desde la disolución y le pertenecerán, de la misma
manera, todos los frutos producidos por los bienes sociales durante el tiempo de la
indivisión. Si el marido hubiere enajenado, gravado, arrendado por largo plazo o constituido
garantías y cauciones sin el consentimiento de su mujer, todos estos actos se sanean sin
necesidad de intervención de la mujer;
4. La mujer no responde de las deudas sociales, todas las cuales serán exclusivamente deudas del
marido. Así se desprende de lo previsto en el artículo 1778. En el evento de que la mujer hubiere
pagado alguna deuda con recursos propios, el marido deberá restituirle lo invertido en ello;
5. La mujer conserva la responsabilidad por sus deudas personales, sea que ellas se hayan
contraído antes del matrimonio o durante él. Si el marido las ha pagado, tiene derecho a que la
mujer lo recompense;
6. La mujer, a pesar de la renuncia, conserva sus derechos a las recompensas que le corresponden,
sus obligaciones respecto de las mismas y a las indemnizaciones conforme las reglas antes
analizadas. Para estos efectos se aplicarán los mismos principios que rigen el funcionamiento de la
sociedad conyugal, como si ella existiera (artículo 1784);
7. Por efecto de la renuncia de la mujer a los gananciales permanecen en su dominio pleno los
bienes que conforman su patrimonio reservado (artículo 150) y los frutos a que se refiere el
artículo 166 No 3.
La mujer que no haya renunciado a los gananciales se entiende que los acepta con “beneficio de
inventario”, así lo dispone el artículo 1767. Por consiguiente, la mujer sólo responde hasta
concurrencia del valor de lo que le corresponda a título de gananciales.
La aceptación opera con efecto retroactivo, razón por la cual se entiende que la mujer o sus
herederos han sido titulares de los derechos sobre los gananciales desde el momento mismo de la
disolución de la sociedad conyugal.
Inventario y tasación
Adjudicación de bienes.
INVENTARIO Y TASACIÓN
El artículo 1765 dispone que “disuelta la sociedad, se procederá inmediatamente a la confección de
un inventario y tasación de todos los bienes que usufructuaba o de que era responsable, en el
término y forma prescritos para la sucesión por causa de muerte”.
● El artículo 1768 dispone que “aquel de los cónyuges o de sus herederos que dolosamente
hubiere ocultado o distraído alguna cosa de la sociedad, perderá su porción en la misma cosa
y se verá obligado a restituir- la doblada”
ACERVO BRUTO
El acervo bruto de la sociedad conyugal estará representado por todos los bienes sociales (sean
muebles, inmuebles, corporales o incorporales, embargables o inembargables, etc.); todos los
bienes propios de los cónyuges de los cuales usufructuaba la sociedad conyugal; los bienes
reservados de la mujer casada; los frutos de los bienes que la mujer administraba separada del
marido, en conformidad a los artículos 150, 166 y 167; todos los bienes adquiridos a título oneroso
después de disuelta la sociedad conyugal (artículo 1736 inciso final); todo aquello que los
cónyuges deban a la sociedad a título de recompensa o indemnización (artículo 1769); los bienes
adquiridos después de disuelta la sociedad en los casos enumerados en el artículo 1737, cuando no
se ha tenido noticias de ellos o se ha embarazado injustamente su adquisición o goce (artículo
1737); las indemnizaciones que adeuden terceros o el seguro por la destrucción de los bienes
sociales o de cualquiera de los cónyuges.
Se forma acumulando imaginariamente los siguientes bienes:
a) Todos los bienes muebles e inmuebles que existan en poder de los cónyuges al disolverse la
sociedad, sean propios, sociales o reservados de la mujer.
Con ello, se da aplicación práctica al art. 1739, que establece una presunción de dominio a favor de
la sociedad respecto de toda cantidad de dinero y cosas fungibles y de toda especie de crédito o
derecho que exista en poder de cualquiera de los cónyuges al disolverse la sociedad.
b) Los frutos de los bienes que los cónyuges parcialmente separados administran y las cosas
adquiridas con dichos frutos.
c) Todos los créditos que se adeudan a la sociedad y las recompensas que los cónyuges puedan
adeudarle o las indemnizaciones que procedan a su favor (art. 1769).
Efectuadas todas las operaciones anteriores, puede darse uno de dos resultados: existe un
superávit (una vez hechas las deducciones antes mencionadas), o existe un faltante para cubrir las
deudas sociales.
En el primer caso habrá gananciales, definidos como “el residuo que queda después que los
cónyuges han sacado sus bienes propios y los precios, saldos y recompensas que constituyen el
resto de su haber y han pagado el pasivo común o separado los bienes necesarios al efecto”.
i) Si los esposos hubieren pactado otra forma de distribución en las capitulaciones matrimoniales, caso en el
cual se estará a lo convenido;
ii) Si la mujer, en las capitulaciones matrimoniales, renuncia a los gananciales o a una parte de los mismos;
iii) Si de parte de alguno de los cónyuges o de sus herederos ha habido ocultamiento o distracción de una o más
especies de la sociedad conyugal (artículo 1768);
iv) Si uno o más de los herederos de la mujer renuncia a la porción de los gananciales que corresponden a ella,
caso en el cual esta porción acrece al marido (artículo 1785); y
v) Si la mujer y el marido han convenido de consuno una distribución distinta a la establecida en la ley una vez
disuelta la sociedad conyugal.
BENEFICIO DE EMOLUMENTOS
El beneficio de emolumentos consiste en el derecho que corresponde a la mujer o a sus
herederos para limitar su contribución al pago de las deudas de la sociedad conyugal
hasta concurrencia del valor de los bienes que ha recibido a título de gananciales. El
artículo 1777 habla de “hasta concurrencia de su mitad de gananciales”. Si los
gananciales que corresponden a la mujer son inferiores al 50% de todos ellos, la mujer
no puede exonerarse de responsabilidad por un porcentaje inferior, sin perjuicio del
beneficio de inventario.
ADJUDICACIÓN DE BIENES
Finalmente, digamos que todo el proceso particional gira en torno a la adjudicación de
los bienes comunes. Mediante esta institución se singularizan los derechos de cada
cónyuge, pasando el derecho cuotativo a ser reemplazado por el bien o bienes
adjudicados. Estas adjudicaciones tienen un efecto declarativo, consagrado en el
artículo 1344, entendiéndose que el cónyuge adjudicatario ha sido dueño exclusivo del
bien desde su adquisición por la sociedad.
ADMINISTRACIÓN DE LA SOCIEDAD CONYUGAL
ADMINISTRACIÓN ORDINARIA
ADMINISTRACIÓN EXTRAORDINARIA
ADMINISTRACIÓN ORDINARIA
ADMINISTRACIÓN ORDINARIA
Corresponde al marido, como jefe de la sociedad conyugal, la administración de los bienes
sociales y los de la mujer, sujeto a las limitaciones que estudiaremos (art. 1749, inciso 1o). Esta
administración se denomina “ordinaria”. Cabe indicar que la Ley N° 18.802, al modificar el art. 145
(actual art. 138), introdujo una situación novedosa: excepcionalmente, la mujer tendrá a su cargo
la administración ordinaria, cuando se cumplan los siguientes requisitos:
Sus facultades de administración sobre los bienes sociales son amplias, sin perjuicio de requerir en
numerosos casos de la autorización de la mujer para realizar
Los bienes muebles de toda especie, salvo los derechos hereditarios de la mujer, quedan
entregados a la omnipotencia administrativa del marido, quien además ejercerá los derechos que
le correspondan a la mujer que, siendo socia de una sociedad civil o comercial, se casare, sin
perjuicio de lo dispuesto en el art. 150 (art. 1749, inc. 2o).
a) Para enajenar los bienes raíces sociales. La limitación se refiere a las enajenaciones voluntarias y
no a las decretadas por la justicia en juicios ejecutivos o en un procedimiento concursal de
liquidación.
b) Para gravar dichos bienes con hipotecas, censos o servidumbres u otros gravámenes reales
(usufructo, uso o habitación, anticresis, derecho real de conservación).
g) Para obligar los bienes sociales, constituyéndose avalista, codeudor solidario, fiador u otorgar
cualquier otra caución respecto a obligaciones contraídas por terceros. Sin esta autorización, el
marido obliga solamente sus bienes propios. No debemos circunscribir el numeral a las cauciones
personales, pues el Código alude a “cualquier otra caución”, de manera que también debemos
incluir las prendas.
a. La autorización de la mujer puede ser expresa o tácita, previa a la celebración del contrato por
el marido o en el acto de su celebración.
b. La autorización expresa, es siempre solemne, debiendo constar por escrito y por escritura
pública, si el acto que autoriza exige esa solemnidad.
c. La autorización debe ser específica.
d. La autorización tácita resulta de la intervención de la mujer, directa y de cualquier modo en la
celebración del acto. Se sostiene que la simple comparecencia de la mujer, cualquiera sea la
calidad en que interviene, constituye autorización tácita.
e. La autorización puede prestarla la mujer de manera personal o a través de mandatario.
La autorización de la mujer puede ser suplida por la justicia, en los casos siguientes:
Aparte de la autorización que debe prestar la mujer en los actos precedentemente indicados, actúa
ella por sí sola en los siguientes casos:
a. Puede disponer de los bienes sociales, por causa de muerte (art. 1743). b. La mujer sólo puede
comprometer los bienes sociales cuando actúa con mandato general o especial del marido; si
actúa a nombre propio, no obliga al marido respecto de terceros (art. 1751 en relación al art.
2151).
c. La mujer obliga los bienes sociales, cuando actúa conjuntamente con su marido o se constituye
en fiadora o en codeudora solidaria con el marido (art. 1751, inc. 3o).
d) La mujer obliga a los bienes sociales, cuando compra al fiado, bienes muebles destinados al
consumo ordinario de la familia, hasta concurrencia del beneficio que ella hubiere obtenido del
acto. Queda comprendido dentro de este beneficio, el de la familia común, en la parte en que de
derecho haya ella debido proveer a las necesidades de ésta (art. 137).
e) Compromete finalmente la mujer los bienes sociales, conforme lo autoriza el art. 1752, cuando
por impedimento del marido, que no sea de larga e indefinida duración, asume la administración
ordinaria de los bienes sociales, los propios del marido y de los suyos que administre el marido, a
fin de evitar los perjuicios que se sigan de la demora, actuando autorizada por el juez con
conocimiento de causa (art. 138, inc. 2o, antiguo art. 145, al que erróneamente todavía alude el art.
1752). Será juez competente el civil.
BIENES PROPIOS DEL MARIDO: El marido administra sus bienes propios con las mismas
facultades de que gozaba antes del matrimonio, pudiendo, por lo mismo, enajenarlos, gravarlos,
arrendarlos por cualquier plazo, ceder su tenencia, prometer celebrar contratos a su respecto, etc.
FACULTADES
Para sistematizar las facultades del marido es necesario distinguir aquellos actos que el marido
ejecuta por sí mismo sin necesidad de autorización alguna, y aquellos otros en que requiere
voluntad de la mujer.
MARIDO POR SÍ SOLO
i) Todos los actos denominados de mera administración, esto es, aquellos destinados a la
conservación, explotación y aprovechamiento de estos bienes. Pero no puede realizar actos de
disposición.
ii) Puede también el marido recibir los pagos que se hacen a la mujer de todos los créditos
adeudados a ella antes del matrimonio.
iii) Puede el marido dar en arriendo los bienes raíces de la mujer, sin autorización de ésta, pero si
el contrato se extiende por más de cinco años tratándose de inmuebles urbanos, o de ocho años
tratándose de inmuebles rurales, el contrato, en el exceso, será inoponible a la mujer.
i) No puede el marido gravar ni enajenar los bienes propios de la mujer, sean éstos muebles o
inmuebles.
ii) El marido no puede dar en arrendamiento los bienes raíces propios de la mujer, ni ceder la
tenencia de los mismos por más de cinco años si son urbanos y por más de ocho años si son
rurales, sin autorización de la mujer, incluidas las prórrogas que se hubieren pactado (artículo
1756).
iii) El marido no puede provocar la partición en aquellas comunidades en que tenga derechos
comprometidos la mujer, sin autorización de ella si ésta fuere mayor de edad y no estuviere
imposibilitada de prestarla, o de la justicia en subsidio (artículo 1322 inciso segundo)
iv) Lo propio ocurre tratándose de nombramiento de partidor. El marido sólo puede concurrir a
ello con consentimiento de la mujer, pudiendo ser suplido en caso de incapacidad o imposibilidad
de manifestar la voluntad (artículo 1326)
v) Finalmente, como ya se señaló, no puede subrogarse un bien raíz propio de la mujer por otro, o
un inmueble a valores sin la autorización de la mujer (artículo 1733).
ADMINISTRACIÓN EXTRAORDINARIA
La administración extraordinaria de la sociedad conyugal sobreviene en los siguientes
casos:
1. Cuando el marido es declarado en interdicción por cualquier causa; 2. Cuando el
marido sufre un impedimento de larga o indefinida duración, como su desaparición o
ausencia;
3. Cuando el marido es menor de edad; y
4. Cuando el marido es declarado en quiebra.
La administración extraordinaria tiene las siguientes características:
i) Es ejercida por un curador –que puede ser la mujer o un tercero–, quien se hace cargo de
la administración de los bienes del marido, de la sociedad conyugal y de los bienes propios
de la mujer, salvo cuando la administración la toma el síndico de quiebras;
ii) El curador o síndico, en su caso, deberá rendir cuenta de su cometido. El marido como
administrador de la sociedad no está obligado a rendir cuenta;
1. Demencia del marido. En este caso el artículo 462 del Código Civil llama a la guarda en primer
lugar a la mujer;
2. Sordomudez del marido. El artículo 470 hace aplicable expresamente los artículos 462 y 463,
de modo que la mujer es llamada preferentemente a la guarda;
3. Larga ausencia del marido. El artículo 475 hace aplicable a esta guarda el artículo 462, ya
citado, que llama a esta curatela preferentemente a la mujer. Por su parte, el artículo 1758
dispone que “la mujer que en el caso de interdicción del marido, o por larga ausencia de éste
sin comunicación con su familia, hubiere sido nombrada curadora del marido, o curadora de
sus bienes, tendrá por el mismo hecho la administración de la sociedad conyugal”.
4. Minoría de edad del marido.
Sobre los bienes de la sociedad conyugal, la regla es simple y lógica. La mujer ejerce esta
administración con las mismas facultades que el marido, pero requiere de autorización judicial en
todos los casos en que el marido requería de la autorización de la mujer para la celebración del
acto.
FACULTADES SOBRE SUS BIENES PROPIOS
Respecto de los bienes propios del marido, se aplican las normas de la curaduría, conforme lo
ordena el artículo 1759.
Por consiguiente, deberá la mujer responder de culpa leve, rendir cuenta de sus actos y solicitar
autorización judicial para la realización de los actos que se señalan en el Título XXI del Libro I del
Código Civil (no puede repudiar herencias, ni legados, ni donaciones, sino con arreglo al artículo
1236; ni donar bienes raíces ni aun con autorización judicial; ni dar en arrendamiento los bienes
raíces urbanos por más de cinco años ni los rurales por más de ocho años; ni enajenar los bienes
raíces; ni gravarlos con hipoteca, censo o servidumbre; ni enajenar ni empeñar bienes muebles
preciosos o que tengan valor de afección, sin previo decreto judicial, etc.).
Las facultades del tercero curador del marido son las que corresponden a los guardadores en
conformidad a las disposiciones del Título XIX del Libro 1 del Código Civil.
La administración extraordinaria termina cuando cesa la causa que la produjo, esto es,
cuando el marido interdicto es rehabilitado, o pone fin a su ausencia, o llega a la mayor
edad, o muere en cualquiera de estos casos, o se concede la posesión provisoria de los
bienes del desaparecido, o cuando constituye procurador general habilitado para
representarlo (artículo 491).
CONCEPTO: “Aquel en el cual ambos cónyuges conservan la facultad de administrar sus bienes,
sin otras restricciones que aquellas consagradas expresamente en la ley, debiendo, al momento de
su extinción, compensarse las utilidades que cada uno obtuvo a título oneroso, configurándose un
crédito en numerario en favor de aquel que obtuvo menos gananciales, de modo que ambos
participen por mitades en el excedente líquido.”
CARACTERÍSTICAS
1. Es un sistema de distribución paritaria de las utilidades one- rosas obtenidas durante su
vigencia y que genera en favor del cónyuge que logró menores utilidades un crédito
compensatorio, destinado a equilibrar el beneficio que, en definitiva, corresponda a cada
cónyuge;
2. Para la determinación final del crédito resultante se practica “un ajuste de cuentas netas”,
entre el patrimonio original y el patrimonio final de cada cónyuge;
3. El crédito final es líquido, numerario y se paga luego de cubiertas las obligaciones que gravitan
sobre el patrimonio del cónyuge deudor, con preferencia;
4. En el régimen de participación no existe jamás comunidad de bienes, éste sólo genera
derechos personales en favor del cónyuge que obtuvo menores utilidades;
5. Cada cónyuge conserva sus facultades de administración, pudiendo usar, gozar y disponer de
sus bienes en la forma que estime conveniente, sin perjuicio de las restricciones
especialmente establecidas en la ley;
6. Las restricciones indicadas pueden estar sancionadas con la nulidad del acto respectivo (un solo
caso), o con la inoponibilidad de otros (destinada a evitar la disminución contable del patrimonio
afectado);
7. Los terceros que contratan con los cónyuges no sufren perjuicio alguno, ni ven afectado su
derecho de prenda general durante la vigencia del régimen o después de su terminación;
9. Tanto el marido como la mujer deben proveer a las necesidades de la familia común, atendido a
sus facultades económicas (artículo 134 del Código Civil);
10. Para los efectos de la sucesión por causa de muerte, tanto el crédito como la obligación a que
da lugar este régimen patrimonial, en caso de fallecimiento de cualquiera de los cónyuges, ingresa
o grava el patrimonio respectivo al momento mismo de abrirse la sucesión. Por lo tanto, debe
incorporarse al acervo bruto o deducirse de éste como deuda hereditaria para los efectos de
formar el acervo líquido;
NATURALEZA JURÍDICA DEL NATURALEZA JURÍDICA DURANTE LA VIGENCIA
DEL RÉGIMEN: El derecho a obtener el pago del
CRÉDITO
exceso proporcional de las mayores utilidades netas
NATURALEZA JURÍDICA UNA VEZ EXTINGUIDA
conseguidas por uno de los cónyuges durante la vigencia
LA PARTICIPACIÓN: En este caso, uno de los
del sistema (situación con la cual culmina el régimen), es
cónyuges es acreedor (derecho personal) del otro
un derecho bajo condición suspensiva.
cónyuge, por una suma que corresponde al 50% de la
diferencia que se determine entre las utilidades netas
obtenidas entre uno y otro cónyuge.
Dijimos que entre las características esenciales de este régimen patrimonial, debía destacarse que
los cónyuges conservan sus plenas facultades de administración.
El artículo 2o de la Ley No 19.335 alude a ello diciendo que “cada uno de los cónyuges administra,
goza y dispone libremente de lo suyo”. Por lo tanto, esta norma es de “orden público”, puesto que
es un elemento esencial del sistema y no podrían las partes alterarlo convencionalmente.
PATRIMONIO ORIGINARIO
PATRIMONIO FINAL
LOS GANANCIALES
PATRIMONIO ORIGINARIO
“El patrimonio originario es el que existe al momento de optar por el régimen de participación en
los gananciales.” Está compuesto por los siguientes activos:
● Todos los bienes que integran el patrimonio de cada uno de los cónyuges al momento de
iniciarse el régimen, integran el patrimonio originario (artículo 1792-7).
● Se excluyen, en principio, todos los bienes o derechos cuya adquisición es posterior al inicio
del régimen.
AGREGACIONES
DEDUCCIONES
PATRIMONIO ORIGINARIO
AGREGACIONES
Al patrimonio originario, deben agregarse algunos bienes que, aunque adquiridos después del
inicio del régimen, no son propiamente ganancias obtenidas durante su vigencia. Tales son:
DEDUCCIONES
PATRIMONIO ORIGINARIO
● Los cónyuges, al momento de pactar el régimen, deben efectuar un inventario simple de los
bienes que componen el patrimonio originario (art. 1792-11).
● A falta de inventario, puede probarse el patrimonio originario “mediante otros instrumentos,
tales como registros, facturas, o títulos de crédito.” Quedan, entonces, excluidos los demás
medios de prueba, salvo que se acredite que, atendidas las circunstancias, el cónyuge no
estuvo en situación de procurarse un instrumento (art. 1792, incisos 2º y 3º).
Obedece a los mismos principios del artículo 1711, como excepción a los artículos 1708 y
1709, que establecen los actos que deben constar por escrito y la sanción que procede aplicar
cuando esto no ocurre (no poder probarlos por otro medio).
PATRIMONIO FINAL
El artículo 1792-14 establece que “el patrimonio final resulta de deducir del valor total de los
bienes de que el cónyuge sea dueño al momento de terminar el régimen, el valor total de las
obligaciones que tenga en esa misma fecha.”
1. Deducir el valor de todas las obligaciones que el cónyuge tiene al momento de terminar el
régimen.
2. Agregar al patrimonio final, imaginariamente:
a. Donaciones irrevocables que no correspondan al cumplimiento de deberes morales;
b. Actos fraudulentos o de dilapidación en perjuicio del otro cónyuge;
c. Pago de precios de rentas vitalicias u otros gastos que persigan asegurar una renta futura
al cónyuge.
3. Agregación por sanción: si alguno de los cónyuges con el propósito de disminuir los
gananciales, oculta o distrae bienes o simula obligaciones, se sumará a su patrimonio final el
doble del valor de aquéllos bienes u obligaciones simuladas.