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APUNTES DE DERECHO DE FAMILIA1

LA SOCIEDAD CONYUGAL

Concepto de sociedad conyugal.


La sociedad conyugal se forma entre los cónyuges por el hecho del matrimonio.
BELLO, respecto de la sociedad conyugal, siguió de cerca a la legislación española
de la Colonia.
La sociedad conyugal, siguiendo a FRIGERIO, puede definirse como una sociedad
de bienes que se forma entre los cónyuges por el solo hecho de contraer
matrimonio a falta de pacto en contrario (artículos 1718 y 135 Código civil).
Para ORREGO, puede definirse como “la sociedad de bienes que se forma entre
los cónyuges, bajo la modalidad de comunidad diferida y restringida de muebles y
gananciales, por el hecho de contraer matrimonio y a falta de pacto en contrario”.
El régimen patrimonial supletorio del matrimonio es el de sociedad conyugal como
se desprende claramente del artículo 135 inciso 1º del CC que establece que “por
el hecho del matrimonio se contrae sociedad de bienes entre los cónyuges, y toma
el marido la administración de los de la mujer, según las reglas que se expondrán
en el título De la sociedad conyugal”. A su vez, la sociedad conyugal se inicia de
pleno derecho con el sólo hecho del matrimonio y termina sólo en el caso que
cumpla con alguna de las causales establecidas en el artículo 1764 del CC.
En caso de que el matrimonio sea celebrado por personas del mismo sexo, estas se
entienden separadas totalmente de bienes salvo que opten por el régimen de
participación en los gananciales en las capitulaciones matrimoniales o durante la
vigencia del matrimonio de acuerdo con el art. 1723 CC.

La naturaleza jurídica de la sociedad conyugal


La sociedad conyugal, a pesar de su denominación, no es ni una sociedad, ni una
comunidad ni tampoco una persona jurídica. La jurisprudencia ha señalado que
incluso presenta características que la diferencian de todas las figuras jurídicas
señaladas. Al mirar la sociedad conyugal será diferente dependiendo de si se
observa desde la vereda de un tercero o si se mira desde la posición de los
cónyuges. Los terceros no ven un patrimonio “social” sino que ellos miran un
patrimonio del marido o de la mujer. Entre los cónyuges en cambio se observan al
menos 3 patrimonios: el del marido, el de la mujer y el de la sociedad conyugal.

Características de la sociedad conyugal.


a) Es un régimen de comunidad restringido de ganancias. De este modo los
gananciales se reparten por mitades.

1 Apuntes sobre Derecho de Familia preparados por el Prof. Juan José Contreras Bolla

exclusivamente para uso del curso Derecho Privado 5 de la Universidad de O´Higgins, año
2023.

1
b) La sociedad conyugal no es una persona jurídica.
Esta, es una de las tantas diferencias con la sociedad como contrato patrimonial.
c) El patrimonio de la sociedad conyugal, durante su vigencia, ante terceros se
confunde con el patrimonio del marido. De este modo la sociedad conyugal –que
es una comunidad universal de bienes- no se acoge a las reglas de la comunidad
por cuanto tiene un administrador único que excluye a la otra comunera, la mujer.
d) Las reglas que la regulan son de orden público. Así, por ejemplo, la sociedad
conyugal no admite pactos de pérdidas y ganancias.
Se disuelve por causas legales y no admite intervención de la mujer en la
administración.
e) El patrimonio de la sociedad conyugal está constituido por los siguientes tres
patrimonios: el patrimonio de la sociedad conyugal, el del marido y el propio de la
mujer.

EL PATRIMONIO DE LA SOCIEDAD CONYUGAL


Patrimonios que operan en el régimen patrimonial de la sociedad conyugal.
Durante la vigencia la sociedad conyugal existen tres patrimonios, el patrimonio de
la sociedad conyugal, del marido y de la mujer.
Algunos autores estiman que es necesario para analizar la composición de los
patrimonios, que envuelve la sociedad conyugal, distinguir entre lo que ocurre al
interior de la sociedad conyugal entre el marido y la mujer -la cual denominan “fase
interna“- y lo que ocurre en la “fase externa” que opera respecto de tercero. La
fase externa son las relaciones entre la sociedad conyugal como todo y los terceros
que se vinculan con la sociedad conyugal. En la fase externa pueden distinguirse
uno o dos patrimonios. De este modo se aprecia siempre el patrimonio de la
sociedad conyugal y, en algunos casos excepcionalmente, se puede observar un
patrimonio adicional, como en el caso del patrimonio reservado de la mujer
casada. A su vez, en la fase interna de la sociedad conyugal, pueden encontrarse
tres patrimonios que son los siguientes:
a) El patrimonio de la sociedad conyugal.
b) El patrimonio del marido.
c) El patrimonio de la mujer.

HABERES DE LA SOCIEDAD CONYUGAL


El haber o activo de la sociedad conyugal está constituido por los bienes que la
integran y en él se distinguen el haber absoluto y el relativo.

El haber absoluto.
El haber absoluto es el constituido por todos aquellos bienes que ingresan a la
sociedad conyugal de manera definitiva e irrevocable, sin cargo de recompensa.
Los bienes de que se compone este haber, conforme al artículo 1725, n° 1, 2 y 5 del
CC, son los siguientes:

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“Artículo 1725. El haber de la sociedad conyugal se compone:
1° De los salarios y emolumentos de todo género de empleos y oficios, devengados
durante el matrimonio.
2° De todos los frutos, réditos, pensiones, intereses y lucros de cualquiera naturaleza,
que provengan, sea de los bienes sociales, sea de los bienes propios de cada uno
de los cónyuges, y que se devenguen durante el matrimonio.
5° De todos los bienes que cualquiera de los cónyuges adquiera durante el
matrimonio a título oneroso”.

Análisis de los bienes que ingresan al haber absoluto de la sociedad conyugal.


A. Los salarios y emolumentos de todo género de empleos y oficios, devengados
durante el matrimonio (artículo 1725, n° 1 del CC).
Estos bienes están integrados por todas las remuneraciones de los trabajadores en
general, comprendiéndose dentro de ellas los honorarios de profesionales, las
remuneraciones de tutores y curadores, fondos previsionales e incluso las pensiones,
exceptuándose las de gracia, pues éstas son adquiridas a título gratuito y, por lo
tanto, pertenecen al cónyuge respectivo. Sin embargo, excepcionalmente no
ingresa a éste haber el patrimonio reservado de la mujer casada (artículo 150 del
CC).
En esta materia se produce una discusión en torno a la expresión “devengado”
utilizada por el artículo 1725 n° 1 del CC. Para la mayoría de la doctrina se entiende
que dicha expresión es sinónimo de hacerse exigible; en cambio para algunos
autores quiere decir que el trabajo se haya producido, es decir, que exista
fácticamente, aunque por ejemplo su exigibilidad dependa de una modalidad2.
El trabajo para entrar a formar parte del haber absoluto debe ser realizado durante
la vigencia de la sociedad conyugal, aunque la remuneración sea pagada
después de disuelta ésta.
En caso que el trabajo no se realice en forma completa, sino una parte antes y otra
durante o después de disuelta la sociedad, es necesario efectuar la siguiente
distinción:
a) Si el trabajo es divisible: entra a la sociedad conyugal la parte que se haya
desarrollado durante su vigencia.
b) Si el trabajo es indivisible: entra todo a la sociedad conyugal, pues el
derecho a cobrar éste trabajo ha nacido durante su vigencia.

B. Los frutos, réditos, pensiones, intereses y lucros de cualquiera naturaleza, que


provengan, sea de los bienes sociales, sea de los bienes propios de cada uno de
los cónyuges, y que se devenguen durante el matrimonio (artículo 1725 n° 2 del
CC).
La norma precedente al referirse a frutos, sin hacer ninguna distinción, entiende que
ingresan al haber absoluto todos ellos, es decir, tanto los naturales como los civiles.

2
FRIGERIO CATARDI, Cesar, Regímenes Matrimoniales, Editorial Jurídica Conosur, 1995, página 55.

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Para saber como se adquieren los frutos por la sociedad conyugal es necesario
efectuar la siguiente distinción:
a) Frutos producidos por un bien social. En este caso el modo de adquirir es la
accesión de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 646 y 648 del CC. En este
sentido, el artículo 643 del CC dispone que “la accesión es el modo de adquirir por
el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce, o de lo que se
junta a ella. Los productos de las cosas son frutos naturales o civiles”.
b) Frutos producidos por un bien propio. En este caso no puede hablarse de
accesión debiendo concluirse que el modo de adquirir es la ley (artículo 1725 nº 2
del CC).
Este derecho de la sociedad conyugal a beneficiarse de los frutos de los bienes
propios de cada cónyuge debe relacionarse con el derecho legal de goce que
tiene el marido sobre los bienes de la mujer (artículos 810 y 2466 del CC).

C. Todos los bienes que cualquiera de los cónyuges adquiera durante el matrimonio
a título oneroso (artículo 1725 n° 5 del CC).
Estos bienes deben ser adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal y a
título oneroso.
Estas adquisiciones para ingresar al haber absoluto de la sociedad conyugal deben
cumplir con los siguientes requisitos:
a) La adquisición deber ser a título oneroso y puede comprender bienes muebles o
inmuebles.
b) La adquisición debe hacerse para o por cualquiera de los cónyuges.
c) La adquisición debe haberse producido, dentro de la vigencia de la sociedad
conyugal, es decir, el título o causa título principia durante la vigencia de la
sociedad conyugal (artículos 1725, n° 5 y 1737 del CC).

A pesar de cumplirse los requisitos precedentes no ingresan a la sociedad conyugal


los siguientes bienes:
i) Los bienes debidamente subrogados (artículo 1727 nº 1 del CC).
ii) Las cosas compradas con dineros propios de las capitulaciones matrimoniales o
donaciones (artículo 1727 nº 2 del CC).
iii) Los aumentos materiales de los bienes propios de cada cónyuge (artículo 1727
nº 3 del CC).
iv) Los bienes adquiridos a título oneroso cuando la causa de la adquisición ha
precedido al matrimonio (artículos 1725, 1728, 1729, 1730 y 1736 del CC).
v) El terreno contiguo a una finca propia de uno de los cónyuges, adquirido durante
el matrimonio a título oneroso, pertenece a la sociedad conyugal, a menos que
con él y la antigua finca se haya formado una heredad o edificio de que el terreno
últimamente adquirido no puede desmembrarse sin daño; pues entonces la
sociedad y el dicho cónyuge serán codueños del todo, a prorrata de los
respectivos valores al tiempo de la incorporación (artículo 1728 del CC).

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vi) El inmueble o cosa que se poseía en comunidad con otra persona y que un
cónyuge adquirió para ser dueño exclusivo (artículo 1729 del CC).

D. Las minas denunciadas por uno de los cónyuges o por ambos se agregan al
haber social (artículo 1730 del CC).
Nuestro Derecho considera que el hallazgo de minas y su explotación son
jurídicamente “trabajo”. Así, una pertenencia minera se adquiere como
consecuencia de una gestión judicial por lo que representa una actividad
productiva económica, que se realiza durante la vigencia de la sociedad conyugal
y que tiene como resultado la adquisición de un derecho real. De este modo, el
artículo 1730 del CC establece que “[l]as minas denunciadas por uno de los
cónyuges o por ambos se agregarán al haber social”.

E. La parte del tesoro que le corresponde al dueño del terreno, pero en la medida
que éste sea social (artículo 1731 del CC).
Las reglas para determinar cómo se reparte el tesoro están contenidas en el artículo
626 del CC. Conforme a ellas se debe efectuar las siguientes distinciones:
a) Si se encuentra un tesoro en un terreno de la sociedad conyugal va al haber
absoluto.
b) Si se encuentra en un bien de uno de los cónyuges va al haber relativo.
c) Si se encuentra en terreno ajeno, pero se descubre por uno de los cónyuges, la
parte que se encuentra va al haber relativo.
De este modo el tesoro sólo integrará el haber absoluto en la medida que sea
encontrado en un terreno social.

F. Los casos especiales de los artículos 1728 y 1729 del CC.


La regla general, establecida en el artículo 1728 del CC, dice relación con la
existencia de un terreno contiguo a una finca propia de cada uno de los cónyuges
y adquirido por alguno de estos a título oneroso, pertenece a la sociedad. La
excepción consiste en que cuando entre la finca y el terreno se ha formado una
heredad o edificio del cual el terreno no puede separarse sin daño, el cónyuge
adquirente del terreno y la sociedad serán codueños del todo a prorrata de los
respectivos valores al tiempo de la incorporación. El artículo 1729 del CC, constituye
una excepción al nº 5 del artículo 1725 del CC, ya que si bien es cierto, la
adquisición es a título oneroso y, por lo tanto, el bien debería ingresar al haber
absoluto de la sociedad, subiste la comunidad que existía antes de la sociedad,
aun cuando cambia la persona del comunero quien es reemplazado por la
sociedad conyugal3. Para que el bien ingrese a la sociedad conyugal deben
concurrir los siguientes requisitos:
a) Debe existir indivisión.
b) La cuota del cónyuge en ella sea un bien propio

3
FRIGERIO CATARDI, Cesar, Regímenes Matrimoniales, Editorial Jurídica Conosur, 1995, página 31.

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c) Las demás cuotas se adquieran a título oneroso.

Análisis de la regla especial del artículo 1736 del CC.


A los bienes que tienen un título anterior a la sociedad conyugal, pero que se
adquieren durante la vigencia de ésta, se les aplica el artículo 1736 del CC, que es
del siguiente tenor:
“Artículo 1736. La especie adquirida durante la sociedad, no pertenece a ella
aunque se haya adquirido a título oneroso, cuando la causa o título de la
adquisición ha precedido a ella.
Por consiguiente:
1° No pertenecerán a la sociedad las especies que uno de los cónyuges poseía a
título de señor antes de ella, aunque la prescripción o transacción con que las haya
hecho verdaderamente suyas se complete o verifique durante ella;
2° Ni los bienes que se poseían antes de ella por un título vicioso, pero cuyo vicio se
ha purgado durante ella por la ratificación, o por otro remedio legal;
3° Ni los bienes que vuelven a uno de los cónyuges por la nulidad o resolución de
un contrato, o por haberse revocado una donación;
4° Ni los bienes litigiosos y de que durante la sociedad ha adquirido uno de los
cónyuges la posesión pacífica;
5° Tampoco pertenecerá a la sociedad el derecho de usufructo que se consolida
con la propiedad que pertenece al mismo cónyuge; los frutos solos pertenecerán
a la sociedad;
6° Lo que se paga a cualquiera de los cónyuges por capitales de créditos
constituidos antes del matrimonio, pertenecerá al cónyuge acreedor. Lo mismo se
aplicará a los intereses devengados por uno de los cónyuges antes del matrimonio
y pagados después.
7° También pertenecerán al cónyuge los bienes que adquiera durante la sociedad
en virtud de un acto o contrato cuya celebración se hubiere prometido con
anterioridad a ella, siempre que la promesa conste de un instrumento público, o de
instrumento privado cuya fecha sea oponible a terceros de acuerdo con el artículo
1703.
Si la adquisición se hiciere con bienes de la sociedad y del cónyuge, éste deberá
la recompensa respectiva.
Si los bienes a que se refieren los números anteriores son muebles, entrarán al haber
de la sociedad, la que deberá al cónyuge adquirente la correspondiente
recompensa”.
La Ley Nº 18.802 introdujo el numeral 7º al artículo 1736 del CC. A pesar que
jurídicamente la promesa no es la causa del contrato prometido, en forma un tanto
impropia, se puede sostener que el antecedente del contrato definitivo es el
contrato de promesa.

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EL HABER RELATIVO O APARENTE.
El haber relativo o aparente es el constituido por aquellos bienes que ingresan a la
sociedad conyugal de manera aparente, esto es con cargo de recompensa. Así al
haber relativo de la sociedad conyugal ingresan los bienes de forma transitoria,
pues respecto de ellos se encuentra conferido al cónyuge propietario del bien un
crédito o derecho de recompensa contra la sociedad que es su deudora,
equivalente al valor de adquisición del bien. Este crédito solo puede hacerse valer
al momento de la disolución de la sociedad.
Los bienes que componen el haber aparente están establecidos en el artículo 1725
n° 3 y 4 del CC, en los siguientes términos:
“Artículo 1725. El haber de la sociedad conyugal se compone:
3° Del dinero que cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio, o durante él
adquiriere; obligándose la sociedad a pagar la correspondiente recompensa.
4° De las cosas fungibles y especies muebles que cualquiera de los cónyuges
aportare al matrimonio, o durante él adquiriere; quedando obligada la sociedad a
pagar la correspondiente recompensa.
Pero podrán los cónyuges eximir de la comunión cualquiera parte de sus especies
muebles, designándolas en las capitulaciones matrimoniales”.
Los bienes signados con el n° 3 deben ser adquiridos a título gratuito por aplicación
del artículo 1732 del CC.

Análisis de los bienes que ingresan al haber relativa de la sociedad conyugal.


A. Las cosas muebles adquiridas a título gratuito (artículo 1725 nº 3 y 4 del CC).
Las cosas muebles, que los contrayentes tenían antes de contraer matrimonio, o las
donaciones, herencias o legados adquiridos a título gratuito durante la vigencia de
la sociedad conyugal ingresan al haber relativo.

B. Donaciones remuneratorias (artículo 1738 del CC).


Las donaciones remuneratorias, conforme al artículo 1433 inciso primero del CC,
son “las que expresamente se hicieren en remuneración de servicios específicos,
siempre que estos sean de los que suelen pagarse”. A su vez, agrega el inciso
siguiente que “si no consta por escritura privada o pública según los casos, que la
donación ha sido remuneratoria, o si en la escritura no se especifican los servicios
la donación se entiende gratuita”.
La determinación sobre a qué haber ingresan las donaciones remuneratorias se
establece en el artículo 1738 del CC, que efectúa la siguiente distinción:
a) Supuesto en el que la donación remuneratoria proviene de servicios que no dan
acción para el cumplimiento.
En cuanto a esta hipótesis deben efectuarse las siguientes distinciones:
i) En caso que lo donado sean bienes raíces, conforme al artículo 1738 inciso
primero del CC, cabe distinguir lo siguiente: (i) Los bienes ingresan al haber propio
del cónyuge donatario, si la donación remuneratoria no da acción para exigir su
cumplimiento. (ii) Los bienes ingresan al haber social, si la donación remuneratoria

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otorga acción para exigir su cobro. (iii) Los bienes ingresan al haber propio del
cónyuge donatario, si se trata de servicios prestados antes de la vigencia de la
sociedad conyugal.
ii) En caso que lo donado sean bienes muebles, de acuerdo al artículo 1738 inciso
2º del CC, se debe distinguir lo siguiente: (i) Los bienes ingresan al haber relativo
del cónyuge donatario, si el servicio no dan acción para exigir su cobro. (ii) Los
bienes ingresan al haber absoluto de la sociedad conyugal, si el servicio da acción.
(iii) Los bienes ingresan al haber relativo -y se debe recompensa por ellos-, si ellos
provienen de donaciones por servicios prestados antes de la vigencia de la
sociedad conyugal.
b) Supuesto en el que la donación remuneratoria proviene de servicios que dan
acción para el cumplimiento. En esta hipótesis pueden suceder dos cosas,
dependiendo de la naturaleza divisible o indivisible del servicio:
i) Los servicios divisibles, como honorarios mes a mes, remuneración proveniente de
un contrato de trabajo, etc. Estos servicios ingresan al haber absoluto de la
sociedad conyugal, pero solamente por los períodos de servicios prestados, dentro
de la sociedad conyugal. A su vez, si comprendieren períodos anteriores a la
sociedad conyugal debe atenderse a su naturaleza. De este modo si se trata de
un inmueble va ingresa al haber propio y si es mueble al haber relativo.
ii) Los servicios indivisibles, como una defensa en juicio, un tratamiento médico, etc.,
se entienden devengados al terminar de la respectiva obra o servicio. A su vez, si
el servicio se finaliza al término de la sociedad conyugal, estos servicios integrarán
el haber absoluto.

C. El tesoro
El tesoro ya ha sido tratado a raíz del artículo 1731 del CC. Sin perjuicio de ello,
cabe recordar que la norma precedente es del siguiente tenor:
“Artículo 1731. La parte del tesoro, que según la ley pertenece al que lo encuentra,
se agregará al haber de la sociedad, la que deberá al cónyuge que lo encuentre
la correspondiente recompensa; y la parte del tesoro, que según la ley pertenece
al dueño del terreno en que se encuentra, se agregará al haber de la sociedad, la
que deberá recompensa al cónyuge que fuere dueño del terreno”.

EL HABER PROPIO.
El haber propio es el constituido por los bienes que no ingresan a la sociedad
conyugal ni de manera absoluta ni de manera aparente, sino que permanecen en
el patrimonio propio de los cónyuges.
El dominio de estos bienes es de cada cónyuge y ellos son administrados por el jefe
de la sociedad conyugal, pero sus frutos pertenecen a la sociedad conyugal
(artículo 1725 n° 2 del CC).

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Los bienes de que se compone este haber son los siguientes:
A. Los bienes raíces que los cónyuges tienen al momento de contraer matrimonio
Aun cuando la ley no lo dice explícitamente, se deduce, a contrario sensu, del art.
1725, que hace ingresar al haber social los bienes muebles aportados al
matrimonio, no los raíces (art. 1725 números 3 y 4).
Con todo, los esposos pueden haber estipulado, en sus capitulaciones
matrimoniales previas al matrimonio, que un inmueble aportado al matrimonio
ingrese al haber de la sociedad conyugal, la que deberá al cónyuge aportante la
respectiva recompensa.

B. Los bienes raíces adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal a título


gratuito.
Así lo establecen los arts. 1726 inc. 1º y 1732 inc. 1º.
Se incluyen aquí, por ejemplo, los inmuebles que se adquieran por donación,
herencia, o legado. En el caso de la prescripción, también se incluirá en la medida
que el título posesorio invocado fuere uno de carácter gratuito (art. 1736, N° 1).
La parte final del inciso primero de ambos artículos tiene gran importancia práctica,
porque resuelve el problema de las donaciones conjuntas. La donación hecha a
un cónyuge, aunque sea hecha en consideración al otro, incrementa su haber
propio, y la misma regla se aplica a otras gratuidades, como las herencias o
legados.
Si la donación fuere hecha a los dos cónyuges, incrementará el haber de cada
uno. Igual ocurrirá con las herencias y legados.

C. Los aumentos experimentados por los bienes propios de cada cónyuge.


No forman parte del haber social los aumentos materiales que acrecen a cualquier
especie de uno de los cónyuges, formando un mismo cuerpo con ella, por aluvión,
edificación, plantación o cualquiera otra causa (art. 1727, N° 3).
Quedan comprendidos tanto los aumentos producidos por obra de la naturaleza
o por la industria humana, pero con una importante diferencia:
i.- El aumento debido a la industria humana, da lugar a una recompensa en favor
de la sociedad conyugal (art. 1746).
ii.- El aumento que proviene de causas naturales no da lugar a recompensa alguna
(art. 1771, inc. 2º).

D. Los bienes muebles excluidos de la comunidad.


Recordemos que los esposos pueden excluir de la comunidad cualquiera parte de
sus bienes muebles, designándolos en las capitulaciones (art. 1725, N° 4, inc. 2º).
Dado que la ley exige “designar” los bienes excluidos, la exclusión ha de ser a título
singular, pudiendo comprender sólo bienes propios de los esposos, presentes o
futuros, corporales o incorporales. También se podría pactar que estos bienes sean
administrados por la mujer (art. 167).

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E. Bienes que ingresan al haber propio a consecuencia de una subrogación.
También forman parte del haber propio de cada cónyuge, los bienes que entran a
sustituir a otros bienes propios del cónyuge, a consecuencia del fenómeno llamado
subrogación, regulado en el art. 1727, números 1 y 2 en relación al art. 1733, que
más adelante estudiaremos.

F. Bienes inmuebles adquiridos durante la sociedad conyugal, aún a título oneroso,


pero cuya causa o título es anterior a ella (art. 1736).
Nos remitimos a lo expresado acerca de esta hipótesis al tratar del haber real o
absoluto.

G. Bienes muebles e inmuebles adquiridos por la mujer en virtud del art. 166 del
Código Civil.
Según estudiaremos, se trata de bienes que adquiere la mujer en virtud de una
donación, herencia o legado, con la condición precisa de que en estos bienes no
tenga la administración el marido.
Estos bienes pertenecerán a la mujer, pero no así los frutos y los bienes adquiridos
con dichos frutos, los que podrán ser sociales, si la mujer acepta los gananciales.
El art. 166 es una excepción a la regla general, en virtud de la cual los bienes
muebles adquiridos a título gratuito durante la vigencia de la sociedad conyugal,
ingresan al haber relativo de la sociedad conyugal.
En cambio, desde el punto de vista del dominio, el art. 166 carece de relevancia
en lo que concierne a los bienes inmuebles, pues estos de todas maneras serán de
la mujer si los adquiere a título gratuito. En este caso, la importancia del art. 166 dice
relación con la administración de estos bienes, que corresponderá a la mujer, con
las facultades del art. 150.

H. Bienes inmuebles adquiridos por la mujer por prescripción, en virtud del


procedimiento de regularización de la pequeña propiedad raíz.
Según revisaremos, de conformidad al art. 37 del Decreto Ley Nº 2.695, del año
1979, la mujer se hará dueña de los inmuebles que adquiera por la prescripción
especial consagrada en este cuerpo legal.
En cambio, si fuere el marido el que adquiere por la prescripción especial
establecida en este Decreto Ley, habrá que remitirse a los distingos que ya hemos
formulado conforme al art. 1736 Nº 1, para determinar dónde ingresa al inmueble.

La subrogación en la sociedad conyugal.


La Ley Nº 18.802 modificó los artículos 1733, 1734 y 1735 del CC que se referían a la
subrogación para regular esta figura en un artículo único, el artículo 1733 del CC.
De este modo la norma precedente es del siguiente tenor:
“Artículo 1733. Para que un inmueble se entienda subrogado a otro inmueble de
uno de los cónyuges, es necesario que el segundo se haya permutado por el

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primero, o que, vendido el segundo durante el matrimonio, se haya comprado con
su precio el primero; y que en la escritura de permuta o en las escrituras de venta y
de compra se exprese el ánimo de subrogar.
Puede también subrogarse un inmueble a valores propios de uno de los cónyuges,
y que no consistan en bienes raíces; mas para que valga la subrogación, será
necesario que los valores hayan sido destinados a ello, en conformidad al nº 2 del
artículo 1727, y que en la escritura de compra del inmueble aparezca la inversión
de dichos valores y el ánimo de subrogar.
Si se subroga una finca a otra y el precio de venta de la antigua finca excediere al
precio de compra de la nueva, la sociedad deberá recompensa por este exceso
al cónyuge subrogante; y si por el contrario el precio de compra de la nueva finca
excediere al precio de venta de la antigua, el cónyuge subrogante deberá
recompensa por este exceso a la sociedad.
Si permutándose dos fincas, se recibe un saldo en dinero, la sociedad deberá
recompensa por este saldo al cónyuge subrogante, y si por el contrario se pagare
un saldo, la recompensa la deberá dicho cónyuge a la sociedad.
La misma regla se aplicará al caso de subrogarse un inmueble a valores.
Pero no se entenderá haber subrogación, cuando el saldo en favor o en contra de
la sociedad excediere a la mitad del precio de la finca que se recibe, la cual
pertenecerá entonces al haber social, quedando la sociedad obligada a
recompensar al cónyuge por el precio de la finca enajenada, o por los valores
invertidos, y conservando éste el derecho de llevar a efecto la subrogación,
comprando otra finca.
La subrogación que se haga en bienes de la mujer exige además la autorización
de ésta”.
A continuación se analizará la norma precedente.

Clasificación de la subrogación en la sociedad conyugal.


La subrogación puede ser de las siguientes clases:
A. Subrogación de inmueble a inmueble.
Esta forma de subrogación se produce cuando el inmueble que se adquiere viene
a reemplazar a un inmueble propio de uno de los cónyuges y puede ser de las
siguientes dos clases:
a) Por permuta (artículo 1733 inciso 1º, primera parte del CC).
Para que se produzca una subrogación por permuta se deben cumplir los siguientes
requisitos:
i) Criterio de proporcionalidad. El valor de los bienes que se subrogan no puede
superar el cincuenta por ciento del valor del bien que se adquiere.
ii) La subrogación, que opera en bienes propios de la mujer, requiere de la
autorización de ésta.
b) Por compraventa (artículo 1733.1º, segunda parte del CC).
La subrogación por compraventa tiene lugar cuando se compra un inmueble
mediante el precio de venta de otro propio de alguno de los cónyuges.

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i) Se debe vender un inmueble propio de alguno de los cónyuges.
ii) Con el precio de dicha venta se adquiera otro inmueble.
iii) Se manifieste el ánimo de subrogar que debe estar presente en las dos escrituras,
tanto la de venta como la de compra. El ánimo de subrogar debe expresarse de
un modo explícito y faltando esta expresión no puede subsanarse después por otros
medios de prueba, ni aun con la confesión de parte (artículos 1701 inciso 1º y 1733
inciso 1º del CC).
Con respecto a las operaciones de venta y de compra, la ley no ha exigido que se
hagan simultáneamente, ni ha fijado un plazo entre una y otra, como tampoco se
exige que ambos contratos se hagan entre las mismas personas. Aún más, la ley no
prohíbe el traspaso del crédito que recibe el cónyuge vendedor del comprador
por la venta de su bien, directamente su vendedor, para pagarle el precio del
nuevo inmueble. Pero, para Arturo ALESSANDRI y Fernando FUEYO, la venta del
inmueble propio de uno de los cónyuges debe ser anterior a la compra de un
nuevo inmueble.
iv) La mujer debe autorizar la subrogación en los bienes de su dominio.
v) Debe existir una proporcionalidad en los valores de los inmuebles en los términos
planteados en la permuta.

B. Subrogación de un inmueble a valores (artículos 1733 inciso 2º, y 1727 nº 2 del


CC).
1. Forma en que opera la subrogación de un inmueble a valores.
Esta forma de subrogación se produce cuando el inmueble que se adquiere viene
a reemplazar a valores propios del cónyuge, que se destinaron a su adquisición en
las capitulaciones matrimoniales o en una donación por causa de matrimonio.
2. Requisitos para que opere esta forma de subrogación:
a) Se debe adquirir un inmueble con valores propios de alguno de los cónyuges
durante la sociedad conyugal.
b) Estos valores propios hayan sido destinados a la subrogación en las
capitulaciones matrimoniales o en una donación por causa de matrimonio.
c) En la escritura pública de subrogación de inmueble a valores debe efectuarse
la siguiente doble declaración:
i) Ella debe contener un ánimo expreso de subrogar.
ii) La escritura debe expresar la inversión de los valores, es decir, debe manifestar
de manera expresa que el inmueble se esta comprando con los valores o con el
producto de los valores destinados a su adquisición en las capitulaciones
matrimoniales celebradas antes del matrimonio, donaciones por causa de
matrimonio o como concluye la doctrina en una asignación testamentaria
(artículo 1733 CC).
d) Al igual que en las formas anteriores de subrogación debe existir
proporcionalidad entre los valores y el precio de bien que se adquiere. Se permite
cierta diferencia de valores entre los bienes que participan en la subrogación,

12
dando lugar dicha diferencia a los créditos que correspondan, ya sea a favor de
la sociedad o a favor del cónyuge.

PASIVO DE LA SOCIEDAD CONYUGAL.


En esta materia se aplican dos principios:

El principio de la obligación a la deuda.


Este principio regula la relación entre los cónyuges y acreedores y en virtud de él se
determina sobre que patrimonio pueden los acreedores hacer efectivos sus
créditos.

Obligaciones sociales.
Las obligaciones sociales afectan los bienes del marido y los sociales y constituyen
la regla general. Ellas además constituyen la fase externa de la sociedad conyugal,
ya que para los terceros los bienes de la sociedad conyugal se confunden con los
del administrador, es decir, el marido. Estas obligaciones son las siguientes:
a) Las obligaciones contraídas por el marido o por la mujer con autorización del
marido o de la justicia en subsidio, durante la vigencia de la sociedad conyugal, y
que no fueren personales de aquél o ésta, como lo serían las que se contrajesen
para el establecimiento de los hijos de un matrimonio anterior (artículo 1740 inciso
1º, n° 2 del CC).
b) Las obligaciones contraídas por el marido antes de contraer matrimonio (artículo
1740 inciso 1º, n° 3 del CC).
c) Las obligaciones contraídas por la mujer con mandato general o especial del
marido (artículos 1751 inciso 1º, primera parte, 166 y 167 del CC).
d) Las obligaciones contraídas por la mujer conjuntamente con el marido, y
aquellas en que la mujer se obliga solidariamente con el marido o subsidiariamente
con el marido (artículos 1751 inciso 3°, 161, 150 inciso 5°, 166 y 167 del CC).
e) Las obligaciones que contrae la mujer casada bajo el régimen de sociedad
conyugal, durante la vigencia de ésta, en virtud de un contrato celebrado por ella,
sólo obligan su patrimonio reservado y los bienes que administra como separada
parcialmente de bienes (artículos 166, 167 y 137.1º del CC). Pero se obliga a la
sociedad conyugal y al marido en los siguientes casos:
i) Las obligaciones contraídas por la mujer en las compras que hace al fiado de
objetos muebles destinados al consumo ordinario de la familia (artículos 137 inciso
2º y 134 inciso 2º del CC).
ii) Las obligaciones contraídas por la mujer con autorización judicial, cuando ella
administra ordinariamente la sociedad conyugal (artículo 138 inciso 2º y 3º del CC).

Para saber que patrimonios pueden verse afectados por los distintos actos del
marido o la mujer cabe efectuar la siguiente distinción:
1. Las obligaciones que pueden hacerse efectivas sobre los bienes del marido, de
la sociedad conyugal y bienes propios de la mujer:

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a) Las contraídas por el marido durante la vigencia de la sociedad conyugal, en
virtud de un contrato que cede en beneficio personal de la mujer (artículos 166, nº
2 del y 1750.2° del CC).

b) Las obligaciones contraídas por la mujer antes del matrimonio (artículos 1750
inciso 2°; 1740 inciso 1º, n° 3 y 2465 del CC).

c) Las obligaciones que provengan de un delito o cuasidelito cometido por la mujer


(artículos 1740 inciso 1º, n° 3 y 1748 del CC).

d) Las obligaciones que la ley impone a la mujer.

e) Las obligaciones que contrae la mujer conjunta, solidaria o subsidiariamente del


marido, siempre que le reporten utilidad personal a la mujer y hasta concurrencia
de esa utilidad (artículo 1750 inciso 2° del CC).

f) Las obligaciones contraídas por la mujer parcialmente separada de bienes,


habiendo el marido accedido a ellas como fiador o de otro modo (artículos 161
inciso 2° del CC).

g) Las obligaciones contraídas por la mujer parcialmente separada de bienes


cuando el contrato ha reportado beneficio al marido (artículos 161 inciso 3° del
CC).

2. Obligaciones que sólo dan acción contra los bienes de la mujer.


Estas obligaciones son de escasa ocurrencia, ya que sólo proceden en caso que la
mujer, teniendo la administración extraordinaria de la sociedad conyugal, avale,
afiance simple o solidariamente u otorgue otra caución, sin autorización de la
justicia (artículo 1759 inciso 6º del CC).

3. Obligaciones que sólo pueden hacerse valer sobre los bienes propios del marido.
Estas emanan de las obligaciones que el marido sin autorización de la mujer, avale,
se constituya como codeudor solidario, fiador u otorgue cualquiera otra caución
respecto de obligaciones contraídas por terceros (artículo 1749 inciso 5° del CC)4.
Una vez disuelta la sociedad conyugal, no se debe recurrir a los principios de la
obligación y la contribución a las deudas, ya que los pagos se imputan
directamente al patrimonio que debe soportarlos.

4
Esta situación es realmente excepcional y busca proteger al cónyuge, pero principalmente a la familia, igual
regla se establece en la parJcipación a los gananciales.

14
El principio de la contribución a la deuda.
Este principio determina que patrimonio, en definitiva, soporta el pago de una
obligación. Este principio se aplica a la disolución de la sociedad conyugal. Las
deudas personales del marido o la mujer, aunque son deudas sociales desde el
punto de vista de la obligación a la deuda, en definitiva son soportadas por éstos,
y la sociedad conyugal se transforma en acreedora de una recompensa en contra
del cónyuge deudor.
Para determinar en definitiva que patrimonio es el que se hace cargo de las deudas
se hace necesario efectuar la siguiente distinción:

1. Pasivo definitivo de la sociedad conyugal.


Al pasivo de la sociedad conyugal se refiere el artículo 1740 del CC, en los siguientes
términos:
“Artículo 1740. La sociedad es obligada al pago:
1° De todas las pensiones e intereses que corran sea contra la sociedad, sea contra
cualquiera de los cónyuges y que se devenguen durante la sociedad;
2° De las deudas y obligaciones contraídas durante el matrimonio por el marido, o
la mujer con autorización del marido, o de la justicia en subsidio, y que no fueren
personales de aquél o ésta, como lo serían las que se contrajesen para el
establecimiento de los hijos de un matrimonio anterior.
La sociedad, por consiguiente, es obligada, con la misma limitación, al lasto de
toda fianza, hipoteca o prenda constituida por el marido;
4° De todas las cargas y reparaciones usufructuarias de los bienes sociales o de
cada cónyuge;
5° Del mantenimiento de los cónyuges; del mantenimiento, educación y
establecimiento de los descendientes comunes; y de toda otra carga de familia.
Se mirarán como carga de familia los alimentos que uno de los cónyuges esté por
ley obligado a dar a sus descendientes o ascendientes, aunque no lo sean de
ambos cónyuges; pero podrá el juez moderar este gasto si le pareciere excesivo,
imputando el exceso al haber del cónyuge.
Si la mujer se reserva en las capitulaciones matrimoniales el derecho de que se le
entregue por una vez o periódicamente una cantidad de dinero de que pueda
disponer a su arbitrio, será de cargo de la sociedad este pago, siempre que en las
capitulaciones matrimoniales no se haya impuesto expresamente al marido”.
En cuanto a los gastos de educación de los hijos se debe recurrir al artículo 1744
del CC, que es del siguiente tenor:
“Artículo 1744. Las expensas ordinarias y extraordinarias de educación de un
descendiente común, y las que se hicieren para establecerle o casarle, se
imputarán a los gananciales, siempre que no constare de un modo auténtico que
el marido, o la mujer o ambos de consuno han querido que se sacasen estas
expensas de sus bienes propios. Aun cuando inmediatamente se saquen ellas de
los bienes propios de cualquiera de los cónyuges, se entenderá que se hacen a
cargo de la sociedad, a menos de declaración contraria.

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En el caso de haberse hecho estas expensas por uno de los cónyuges, sin
contradicción o reclamación del otro, y no constando de un modo auténtico que
el marido o la mujer quisieron hacerlas de lo suyo, la mujer, el marido o los herederos
de cualquiera de ellos podrán pedir que se les reembolse de los bienes propios del
otro, por mitad, la parte de dichas expensas que no cupiere en los gananciales; y
quedará a la prudencia del juez acceder a esta demanda en todo o parte,
tomando en consideración las fuerzas y obligaciones de los dos patrimonios y la
discreción y moderación con que en dichas expensas hubiere procedido el
cónyuge.
Todo lo cual se aplica al caso en que el descendiente no tuviere bienes propios;
pues teniéndolos, se imputarán las expensas extraordinarias a sus bienes, en cuanto
cupieren, y en cuanto le hubieren sido efectivamente útiles; a menos que conste
de un modo auténtico que el marido, o la mujer, o ambos de consuno, quisieron
hacerlas de lo suyo”.
Esta norma se debe relacionar con el artículo 1740 inciso 2°, n° 5 del CC.
En definitiva componen el pasivo absoluto o definitivo de la sociedad conyugal las
siguientes obligaciones:
a) Las pensiones e intereses que corran contra la sociedad conyugal, o cualquiera
de los cónyuges y que se devenguen durante la vigencia de la sociedad (artículo
1740 inciso 1º, n° 1 del CC).
b) Las obligaciones contraídas durante el matrimonio por el marido, o por la mujer
con autorización del marido o de la justicia en subsidio y en que no fueran
personales de aquél o ésta (artículo 1740 n° 2 del CC).
c) Las obligaciones derivadas del pago de toda fianza, hipoteca o prenda
constituida por el marido (artículo 1740 inciso 1º, n° 2 inciso 1º del CC). Para
garantizar obligaciones sociales y no personales o de terceros (artículos 1749 inciso
5°, 1749 inciso 6° y 1750 inciso 2° del CC).
d) Las obligaciones que tienen su origen en todas las cargas y reparaciones
usufructuarias de los bienes sociales o de cada cónyuge (artículo 1740 inciso 1º, n°
4 del CC).
e) Las obligaciones que deriven del mantenimiento de los cónyuges, del
mantenimiento, educación y establecimiento de los descendientes comunes; y de
toda otra carga familiar (artículos 230 y 213 del CC). Las expensas de educación
pueden ser ordinarias o extraordinarias, ambas son de cargo de la sociedad
conyugal (artículo 1744 del CC). Dentro de estas obligaciones deben considerarse
“…los alimentos que uno de los cónyuges esté por ley obligado a dar a sus
descendientes o ascendientes, aunque no lo sean de ambos cónyuges”, pero en
este caso puede el juez moderar el gasto si le pareciere excesivo, imputando el
exceso al haber del cónyuge” (artículo 1740 inciso 2º del CC).
f) Las obligaciones originadas de una reserva efectuada por la mujer en las
capitulaciones matrimoniales, como una cantidad de dinero que pueda responder
a su arbitrio. La cantidad antedicha será de cargo de la sociedad conyugal a

16
menos que el marido se hubiera impuesto esta carga (artículo 1740 inciso 3º, del
CC).

2. Pasivo relativo, provisional o aparente.


Este pasivo se compone de las deudas que la sociedad está obligada a pagar,
pero que le otorgan un derecho de recompensa contra el cónyuge deudor. Así,
este pasivo, está compuesto por las siguientes deudas personales de los cónyuges:
a) Las deudas personales de cada uno de los cónyuges que tuvieran su origen
antes del matrimonio o durante su vigencia en el caso de que hubiere cedido sólo
en utilidad de ese cónyuge (artículo 1740 inciso 1º, n° 3 del CC)5.
b) Toda erogación gratuita y cuantiosa a favor de un tercero que no sea
descendiente común (artículo 1747 del CC)6.
c) Precios, saldos, costas judiciales y expensas de toda clase que se hicieren en
la adquisición o cobro de los bienes, derechos o créditos que pertenezcan a
cualquiera de los esposos (artículo 1745 del CC). La regla general es que las
inversiones que se hacen en los bienes propios de los cónyuges constituyen un
pasivo provisional para la sociedad conyugal. Conforme al artículo 1745 inciso 1°
del CC, dichas inversiones se presumiría, y se le deberán abonar.
d) Las expensas hechas en los bienes propios de cada uno de los cónyuges dan
lugar a recompensa a favor de la sociedad siempre y cuando ellas hayan
aumentado el valor de los bienes, y que este aumento subsista a la fecha de la
disolución de la sociedad (artículo 1746 del CC). Se debe el aumento de valor si
éste es inferior al monto de aquellas.
e) Se debe recompensa a la sociedad conyugal por los pagos que ésta hiciere en
multas y reparaciones pecuniarias a que fuere condenado cualquiera de los
cónyuges por delito o cuasidelito (artículos 1748 y 2329 del CC).
f) Los alcances que se produzcan en razón de la subrogación de un bien propio de
un cónyuge.

Presunción de deuda social.


El artículo 1778 del CC establece una importante presunción al disponer
expresamente lo siguiente:
“Artículo 1778. El marido es responsable del total de las deudas de la sociedad;
salvo su acción contra la mujer para el reintegro de la mitad de estas deudas,
según el artículo precedente”.
La norma precedente debe concordarse con el artículo 1739 del CC que
contempla una presunción del carácter social de los bienes.

5
Si la deuda se contrajo antes del matrimonio, se presume “personal”; en cambio si se contrajo durante
la sociedad conyugal se presume social, salvo que se acredite haber cedido en exclusivo beneficio de la mujer
o del marido.
6
RODRÍGUEZ G. enJende que el arWculo 1742 del CC, en su primera parte, conJene una lamentable
reiteración, al disponer que se debe recompensa por el valor de toda donación, que se hiciere de cualquier
parte del haber social, pues queda comprendida la situación descrita en el arWculo 1747 del CC, referida a
donaciones cuanJosas de bienes sociales a favor de un tercero. Vid. RODRÍGUEZ GREZ, Pablo, Regímenes
Patrimoniales, Editorial Jurídica de Chile, 1996, SanJago de Chile, 1996, página 99.

17
RECOMPENSAS.
Las recompensas son créditos que se producen entre marido y mujer y la sociedad
conyugal, y que pueden reclamarse recíprocamente por las razones, en los casos,
y en el momento y forma que se determina en la ley.
El objetivo de las recompensas es lograr un equilibrio en relación a las prestaciones
que deben enfrentar los cónyuges y la sociedad conyugal con relación al principio
de la obligación a las deudas, durante la vigencia y al término del régimen,
evitando el enriquecimiento injusto de cualquiera de ellos; pero además uno de los
objetivos de las recompensas es proteger el patrimonio de la mujer.
Las recompensas desde el abandono del nominalismo y la adopción de la
reajustabilidad tienen una importancia creciente (artículo 1734 del CC).

Clasificación de las recompensas.


Las recompensas pueden ser de las siguientes clases:
A. Recompensa que debe la sociedad conyugal a los cónyuges.
La sociedad conyugal debe recompensas a los cónyuges por los siguientes
conceptos:
a) Por las especies muebles que los cónyuges aportan al matrimonio, o los adquiere
a título gratuito en vigencia del régimen (artículos 1725, nº 3 y 4, 1726 inciso 2º, 1731
y 1738 del CC).
b) Por las deudas sociales, en lo que se refiere a la contribución a las deudas,
cuando ellas se satisfacen con bienes de los cónyuges (artículo 1744 del CC).
c) Por los precios pagados al vender un bien que pertenece al haber propio de
estos, a menos que el cónyuge respectivo haya invertido tal cantidad en la
subrogación o en algún negocio personal. Por ejemplo, pagar las deudas
personales. El precio ingresa al haber relativo y da lugar a recompensa (artículo
1741; 1725 nº 3 del CC).
d) La recompensa produce subrogación, cuando el precio de venta de un
inmueble propio de uno de los cónyuges es superior al precio de compra del
inmueble que lo subroga (artículos 1734 y 1741 del CC).
e) La sociedad conyugal, conforme al artículo 1731 del CC, “debe recompensas al
cónyuge descubridor por la parte del tesoro, que según la ley pertenece al que lo
encuentra (…); y la parte del tesoro, que según la ley pertenece al dueño del
terreno en que se encuentra, se agregará al haber de la sociedad, la que deberá
recompensa al cónyuge que fuere dueño del terreno”.
f) La sociedad conyugal debe recompensas por los bienes muebles que se
adquirieron durante el matrimonio con una causa o título anterior (artículo 1736 del
CC). Así el valor del bien propio vendido durante la sociedad que ingresa a ella,
pero se debe la respectiva recompensa.
g) Todas estas causales han llevado, a algunos autores, a entender que se debe
recompensa a uno de los cónyuges cada vez que la sociedad conyugal obtenga
un provecho injustificado sobre sus bienes, y que dicho enriquecimiento no pueda

18
calificarse como frutos7. Así sucede respecto del pago de las deudas sociales con
dinero propio del cónyuge.

B. Recompensa que deben los cónyuges a la sociedad conyugal.


Los cónyuges deben recompensas a sociedad conyugal por los siguientes
conceptos:
a) Por el pago de deudas personales de cualquiera de los cónyuges (artículo 1740
inciso 1º, n° 3 del CC).
b) Por los perjuicios causados a la sociedad conyugal por dolo o culpa grave
(artículo 1748 del CC). Ello ocurre, por ejemplo, cuando un cónyuge incendió un
inmueble que pertenece al haber absoluto de la sociedad conyugal con dolo o
culpa grave.
c) Por las multas que la sociedad conyugal ha debido pagar a raíz del delito o
cuasidelito en que han incurrido los cónyuges (artículo 1748 del CC).
d) Por los precios, saldos, costas judiciales de toda clase que se efectuaren en la
adquisición o cobro de los bienes, derechos o créditos que pertenecen a
cualquiera de los cónyuges.
e) Por las donaciones de bienes sociales (artículos 1742, 1745 a 1747 del CC) y las
donaciones remuneratorias de cosas muebles (artículo 1738 del CC).
f) Por los gastos de toda clase que hiciere como consecuencia de la adquisición
de bienes o derechos o cobros de créditos que pertenezcan a los cónyuges
(artículo 1745 del CC).
g) Por la subrogación que opera por la venta de un bien propio del cónyuge,
cuando el precio de venta del inmueble propio es inferior al precio de compra del
inmueble que lo subroga (artículo 1733.3º, 2ª parte, del CC).
h) Por las expensas o mejoras no usufructuarias que hayan hecho en bienes de los
cónyuges (artículo 1740 inciso 1º, nº 4 del CC), siempre que se reúnan dos
condiciones:
i) Las expensas aumenten el valor del bien propio del cónyuge.
ii) El mayor valor del bien subsista a la fecha de la disolución de la sociedad
conyugal (artículo 1746 del CC).
h) Por las expensas en los bienes de los cónyuges
En los siguientes casos no se deben recompensas:
i) No se debe recompensa a la sociedad conyugal por la reparación usufructuaria
realizada en los bienes propios de los cónyuges; es decir expensas de reparación y
cultivo (artículos 1740 inciso 4º, nº 4 y 1725 inciso 1º, nº 2 del CC).
ii) No se deben recompensas por el mayor valor que se debe a razones
independientes de la industria del hombre (artículo 1771 del CC) o que este mayor
sea por razones naturales (artículos 1742 y 1747 del CC).

7
TRONCOSO LARRONDE, Hernán, Derecho de Familia, Colección de Manuales, Lexis Nexis, Octava Edición,
SanJago de Chile, 2006, nº 121, página 177.

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iii) En cuanto a las donaciones no se deben recompensas en los siguientes
supuestos: (i) Por la donación de poca monta o de escasa cuantía, atendida la
fuerza del haber social. (ii) Por las donaciones realizadas en favor de un
descendiente común aunque sean cuantiosas. (iii) Por razones de beneficencia y
sin causar un grave menoscabo al haber social.

Recompensas que los cónyuges se deben entre sí.


Los cónyuges se deben recompensas entre sí por los siguientes conceptos:
a) Por las mejoras de los bienes de uno de los cónyuges a cargo de los bienes del
otro o por adquisición de bienes a cargo de los bienes del otro.
b) Por bienes que se emplean en el pago de deudas personales, es decir, en el
caso que un cónyuge pague con recursos propios obligaciones del otro cónyuge
(artículo 1779 del CC).
c) Por los daños ocasionados por dolo o culpa grave a los bienes del otro cónyuge
(artículo 1771 del CC).
Finalmente en torno a la recompensa es necesario efectuar las siguientes
consideraciones.
Las recompensas se pueden probar a través de todos los medios probatorios, a
excepción de la confesión (artículo 1739 inciso 2° del CC).
La determinación se hace al momento de formar el acervo propio, y puede retirar
los bienes propios y hacer el pago de la recompensa.
Las recompensas se pagan en dinero, y si se pagan con bienes no es necesario
realizarlos.

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