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Martes 2 de Septiembre de 2022

Estudiante: Samuel Román Hernández


Programa: Tecnologo en Gestión de Establecimientos de A y B

Sipnosis
Tratado así como una historia de amor entre Daniel e Ines, dos amantes del deseo y
el fruto del amor, quienes se enfrentan a la desigualdad social en que habían
crecido, anhelando siempre encontrar algo más allá de sus sentidos. En esa
Hacienda, una tal Cañasgordas, la cual fu el inicio y el fin de su travesia por estar
juntos.

ALFÉREZ REAL
Desde Cañas gordas hasta el convento la merced. El alférez real lo entendemos
como una figura culminante y de mayor influencia en la época de la ciudad, en la
época colonial. Para algunos las funciones se reducían en determinados actos
públicos, como en él pendón real, para otros era la autoridad superior local.
Empezamos conociendo personajes como Daniel, Fermín y el padre Escobar,
quienes se dirigían hacia la hacienda Cañasgordas. El padre y Daniel son
conocidos, ya que este joven fue alumno del padre en el convento. Desde el
momento en que llegan a la Hacienda se reúnen con don Manuel Caycedo, su
esposa doña Francisca y algunas de sus hijas. Estas los reciben de manera cordial,
desde el momento en que los invitan a pasar a la mesa.
Podemos ver la situación en que las personas más acomedidas de la época vivían.
Ya que en todo se echaba de ver la riqueza de los dueños de la casa. La vajilla era
de plata, platos o platillos, fuentes, tachuelas, tazas para el chocolate, cucharas,
tenedores y jarros, a cada extremo de la mesa había un candelero de plata con
vela de sebo y a poca distancia de la mesa, una criada con los brazos cruzados, la
cual atendía el servicio.
Poco después podemos ver a los negros, sobre todo los negros viejos, sentados en
las puertas de sus cabañas, fumando tabaco en pipas de barro, al mismo tiempo
que conversaban. Otros, como le relata, tocaban flautas de caña o de carrizo en
los corredores de sus cabañas o en el gran edificio del trapiche.
Ya en la Hacienda podemos entender cómo era la cocina, aquella cocina de los
amos, abundante caza de todo género, cuadrúpedos y aves formaban parte de la
comida, piezas bien condimentadas de diferentes animales de monte figuraban
frecuentemente. De aquellos amos y aquellos señores ricos. Con más frecuencia,
aunque sin tantos condimentos en la humilde cocina de los esclavos.
Aquellos esclavos, hombres y mujeres, trabajaban toda la semana en las
plantaciones de caña, en el Trapiche, moliendo la caña, cociendo la miel y
haciendo el azúcar en los cacaotales y platanares, en sacar madera y graduada de
los bosques, en hacer cercas y en reparar los edificios, en hacer rodeos cada mes,
cercar los terneros y curar los animales enfermos y en todo lo demás que se les
ocurría.
Conocemos más, a uno de los personajes importantes de esta lectura, doña Inés
de Lara, una mujer la cual había quedado huérfana desde temprana edad, pues su
padre, el señor Don Sebastián Lara, había muerto, quien había dejado como tutor
a don Manuel de Caycedo, el dueño de la hacienda Cañasgordas. le relata a don
Manuel de Caicedo diciendo, y citó, en mis baúles, hallará 15000 patacones.
Además del valor de las mercancías existentes. Que no bajará de otro tanto. Este
es el caudal de Inés que vuestra merced manejara como a bien tenga.
También conocemos a Daniel, un hombre, el cual no conoció padre ni madre, su
madrastra o tutora era doña Mariana Sodevilla, que lo había cuidado y querido
como un hijo. Mujer que tenía sazón de 75 años. En la época entendemos que los
alimentos eran baratísimos con cuatro reales se pasaba bien la semana. Doña
mariana ganaba mucho más que eso.
Los domingos eran domingos rutinarios, se levantaban a la capilla, rezaban,
después desayunaban. Era un día libre para los esclavos. La familia iba a misa y
volvía a disfrutar el día. En estos pequeños momentos durante el almuerzo, el
cual fue servido con abundancia y decencia, como de costumbre. Daniel, al
sentarse en la mesa, gustaba de un almuerzo exquisito al paladar, también
deleitaba sus ojos al ver a Inés, nunca agotaba su mirada, estaba extasiado,
deseaba con ansias esas horas de reunión en la mesa por gozar de ese placer no
sólo de biológico, sino también emocional.
La Pascua, algo tan inesperable pero tan solemne en esa época y vivido desde
diferentes puntos de vista, tanto los pobres como los esclavos de la época, la
vivían de una manera. Los ricos entendían que para ellos la Pascua era sinónimo
De pecar y arrepentirse.
Cuando doña Inés enfermo, el amor de Daniel hacia ella fue en un desespero
total, ya que este joven plebeyo corrió hasta su casa mientras la sirvienta y ella
dormían, Daniel le declaró su amor. Un amor tan profundo del cual la sirvienta, se
dio por enterada pues fingía dormir.
Don Fernando de Arévalo. Nuestro enemigo en la historia. Alguien el cual se había
enamorado de la señorita Inés en época de paso. No tardó mucho tiempo
proponerle matrimonio a don Manuel Papá de doña Inés. El cual es asombrado, le
dijo que, si pues pretendía unir a las 2 familias en un lazo, más allá del amor, el
dinero. Don Manuel aceptó rápido la propuesta sin pensar en lo que diría su hija.
Mientras el rumor rondaba por la casa la finca hasta llegar a las afueras de la
ciudad de Cali. Que el joven Fernando Arévalo le había propuesto matrimonio a la
niña Inés. Y que ésta había dado una respuesta afirmativa. El corazón de Daniel se
derrumbaba. Pensaba que la había perdido para siempre. Entró en depresión.
Pero lo que él no sabía. Era que uno de los criados que había escuchado esta
información lo había hecho de manera errónea, pues la respuesta de la señorita
Inés había sido que no quería casarse. En su corazón había amor hacia alguien
más, algo que el joven Arévalo estaba dispuesto a averiguar hasta que lo
consiguió. Desde ese momento, con Arévalo tomó como enemigo número uno a
Daniel.
Se espera una desgracia. La cual sucedió. Tiempo después, Daniel fue a visitar a su
madre. Al salir de su casa nunca más se supo de él. Doña Inés no perdía la
esperanza en que algún día él volvería. Pasado el tiempo, esa esperanza se
propagan. Miraba los alrededores para ver si Daniel llegaba algún día. Ella
permanecía esperando hasta que en algún punto. Perdió su fe. Y decidió
convertirse en monja, a lo cual su padrino, acepto totalmente la idea. Entre el
placer y el dolor pasado un día entero. En donde Inés ya había perdido totalmente
la esperanza, vemos como el fondo en el espesor la noche de una silueta. Ella
emocionada e intrigada, corre y las escaleras, pues esa figura se trata, nada más y
nada menos que Daniel Feliz. Inés le pregunta que dónde ha estado todo este
tiempo, a lo que Daniel responde que había sido capturado, que lo enviaron a
prestar servicio militar. Ella le cuenta que va a ser monja, pero Daniel, Alterado.
¿Entiende? Inés regresa a su hogar. Daniel, Desconcertada por esta idea, le va a
contar a Fermín lo que sucede y que lo hayan capturado le confiesa su amor al
padre Escobar.
A pesar de que el Padre Escobar vio este enamoramiento como un error, pues así
le dio a entender a Daniel cuando este le conto acerca de su amor hacia Inés y
que por ende ella no se podía ir a un convento. Así que por esto el padre Escobar
vio conveniente, informar de este suceso a la otra parte involucrada y le conto a
Don Manuel, el cual no acepto este amor, pues le aprecio que un Noble como l
era Daniel no podía manchar así su sangre.
Sin embargo, el padre Escobar menciono una mujer la cual Don Manuel conocía
perfectamente pues él había sido parte de esa historia , sin embargo, después de
haberla contado, seguía creyendo que Daniel no era un buen partido para Doña
Inés, pero cuando el Padre Escobar lo convenció este acepto. Así que Daniel pudo
casarse con Inés, aunque aún Don Manuel no vio tan feliz a su ahijada, ya que
pensaba que no había mejor pretendiente para ella.

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