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Con financiamiento estatal e independiente de la capacidad de pago: así quieren las y los jóvenes

que se asegure la educación en la nueva Constitución

Relevar la voz adolescente dentro del debate público sobre educación en el contexto de la
Convención Constituyente. Ese fue el objetivo de la consulta pública “Educación en la nueva
Constitución: mi educación, mi opinión, mi Constitución”, cuyos resultados fueron entregados hoy
por el equipo de investigación responsable.

Resultados que demuestran, por ejemplo, el apoyo mayoritario de las y los jóvenes en conseguir
gratuidad en la educación con independencia de su capacidad de pago; o que la cultura y saberes de
los pueblos originarios en la educación se enseñaran en todas las escuelas de Chile, así como el
hecho de promover respeto de niñas, niños y adolescentes, y una educación no sexista y libre de
prejuicios.

La iniciativa, desarrollada por el Centro de Investigación para la Transformación SocioEducativa


(CITSE) de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), la Red de Investigadores en Educación
Chilena (RIECH), el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el
Caribe (SUMMA), y el Centro de Justicia Educacional (CJE) de la Pontificia Universidad Católica de
Chile, puso énfasis en la percepción respecto de las condiciones de calidad, inclusión, equidad,
participación, financiamiento y libertad de enseñanza que debieran verse reflejadas en la nueva
Carta Magna. Así también, el rol que el Estado, las y los estudiantes, sus familias y las comunidades
educativas debiesen tener frente al proceso educativo, entre otros aspectos.

“Actualmente, las y los jóvenes son agentes participantes y receptores directos de las condiciones y
lineamientos con los que se formula la educación como un derecho fundamental en el país”, asegura
Carolina Cuellar, investigadora CITSE UCSH. “La consulta se enfocó en recoger los principales
intereses y expectativas de estudiantes de enseñanza media en relación con distintos aspectos de la
educación como derecho”, agregó.

Principales resultados

El 44% señala que lo más relevante para ser considerado dentro de la nueva constitución es la
Educación de calidad como derecho, seguido de una Educación equitativa, pluralista y democrática
(22%). Un 32% se inclina por la opción “asegurar educación de calidad” y un 29% por “promover
respeto de NNA y educación no sexista y libre de prejuicios” frente a la pregunta ¿Cuál debiese ser
el rol de Estado en la educación?.

Frente a la consulta ¿Cómo se debe financiar la educación?, un 49% opta porque el financiamiento
debe ser estatal, independiente de la capacidad de pago de estudiantes, y un 31% que el Estado
debe financiar una parte y el resto lo aportan estudiantes según capacidad de pago.

Por otro lado, más de la mitad de las y los jóvenes encuestados (52%) considera que el derecho a la
participación estudiantil en los establecimientos escolares debiese traducirse en “espacios para
expresar opinión y decisiones tomadas en conjunto con autoridades”. Además, la mitad de los y las
estudiantes participantes muestran una valoración transversal de la cultura y saberes de los pueblos
originarios dentro la educación.

“Quisimos recuperar la voz de un actor fundamental en la actual discusión pública respecto de cómo
debe ser la educación, creemos que son resultados consistentes y acordes con las demandas
históricas en relación con el tema”, puntualiza Macarena Hernández, del Centro de Justicia
Educacional (CDJ) de la UC.
“Los resultados destacan el hecho de avanzar desde la educación como bien de consumo a un
derecho social, a una educación no sexista que asegure espacios de diversidad, todos lineamientos
que van en la lógica de los objetivos de nuestra organización”, destaca Dante Castillo, director de
Políticas y Prácticas Innovadoras del Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para
América Latina y el Caribe (SUMMA).

César Maldonado, miembro de la Red de Investigadores en Educación Chilena (RIECH), expresa la


importancia de la configuración de una nueva ciudadanía, “que pide opinar respecto de temas que
los afectarán de manera directa, a ellos y a las generaciones más jóvenes”.

La consulta se realizó de manera pública, abierta, dirigida a estudiantes secundarios, a través de una
plataforma de encuesta en línea, con preguntas cerradas de selección múltiple.

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