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Por otra parte, hace referencia al “análogo humano” donde menciona que la interpretación
distorsionada de la masculinidad de Cristo en la tradición cristiana está localizada en una
comunidad eclesial donde la voz oficial, el voto y la visibilidad pertenecen por ley sólo a
los hombres. Además, la masculinidad de Jesús queda abierta a una interpretación al mismo
tiempo menos importante desde el punto de vista teológico y más liberadora. En contraste
con esta antropología dualista, las pensadoras feministas desarrollaron en un primer
momento una antropología de una sola naturaleza, que contempla la diferencia sexual como
biológicamente importante para la reproducción, pero no determinante para las personas
como tales, el pensamiento feminista se resiste a un estilo de comprensión absolutamente
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Elizabeth A. Johnson. 1992. "LA QUE ES" El misterio de Dios el discurso teológico feminista. 1ra ed.
España: Empresa Editorial Herder, SA, Barcelona, pp.201-243.
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Ibíd. Pág.201
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binario, a una noción de la naturaleza humana polarizada en virtud del sexo, que conduce
inevitablemente al modelo dominante/subordinado.
Para hablar de Dios hay que mencionar que Jesucristo es la Sabiduría de Dios en una figura
histórica concreta. Siendo esto así, el lenguaje sobre el misterio de Dios recibe una nueva
precisión cuando se concentra y es percibido a través de la historia y el destino de Jesús-
Sophia. La historia de la misión liberadora de este profeta e hijo de Sophia. La dinámica
interna de la doctrina de la encarnación se hace eco del valor de la corporalidad, tan
entrañable para el feminismo, incluso con referencia a Dios. A la luz de Jesús-Sophia
podemos ver que el Dios vivo es capax hominis, capaz de unión personal con lo que no es
Dios, con la carne y el espíritu de la humanidad.
Finalmente teniendo en cuenta las ideas de la autora del libro, nos da a entender que a la luz
de Jesús-Sophia podemos percibir algo más. Es precisamente el misterio divino, que se
manifiesta no sólo universalmente en el amor, sino particularmente en el amor desde esa
postura radica todo fundamento bíblico para ser autentico cristiano. La anamnesis de Jesús,
Sabiduría de Dios, conecta a Dios de una vez por todas con la corporalidad concreta, con el
mundo, con el sufrimiento y el placer, con la compasión y la liberación, en un modo que
nunca podrá ser quebrantado. Dios es Dios de otra forma: como misterio absoluto, origen
sin origen y meta de todo el universo.
Capítulo IX “MADRE-SOPHIA”
En este capítulo se resalta los siguientes temas, “Origen sin origen”7 “el eclipse de la
madre”8 “el análogo humano”9 “Madre-sophia en acción”10 “hablar de Dios” 11Haciendo
lectura del contenido se puede ver que el problema que se presenta en los debates sobre el
lenguaje inclusivo se centra de modo ostensible en si la realidad de la mujer puede aportar
una metáfora adecuada al lenguaje sobre Dios. Sin embargo, la intensidad con la que se
aborda el problema, desde el ámbito local hasta el internacional, pone de manifiesto que lo
que está en juego es algo más que tratar de hablar de Dios con palabras que denotan lo
femenino, tales como madre.
Origen sin origen, sin procedencia, sin principio, lo que la gente llama Dios es origen de
todas las cosas y busca su pleno desarrollo. Desde este resplandor sin origen surgen todas
las pequeñas luces y la fuerza para resistir a la noche. El misterio de Sophia-Dios, que actúa
como Espíritu en la praxis dialéctica de libertad y compromiso temporal en la historia y
destino de Jesús el Cristo, es siempre y para siempre misterio absoluto, a pesar de sus
manifestaciones. Otro potencial generativo de la sexualidad humana para producir nuevas
personas y las prolongadas relaciones subsiguientes entre todas las personas y sus padres,
conocidos o desconocidos, resulta apropiado hablar de Dios como origen de todo siguiendo
la analogía de la madre y el padre, de uno de ellos o de ambos. Aunque hay que tener en
cuenta que tal lenguaje nunca puede tomarse literalmente
La autora resalta que la relación materna como descriptor de lo divino ha sido activamente
desautorizada y conscientemente borrada del repertorio de imágenes adecuadas. Esta acción
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fue acompañada del afianzamiento de la patriarquía como ideología dominante en la
comunidad cristiana.
Por otro lado, la “Madre-sophia en acción” alude a ese alumbramiento materno del
universo; la fuente viva sin origen de todo cuanto existe. Esta inimaginable capacidad de
vida genera la vida de todas las creaturas, siendo ella misma, al principio y continuamente,
el poder de ser en todo ser. Su amor creativo y maternal es la matriz generadora del
universo: materia, espíritu y espíritus encarnados. Esto puede aplicarse no solo a los seres
humanos, sino a todas las creaturas vivas y animadas y a las complejas interrelaciones entre
ellas que constituyen lo que llamamos “el mundo”
Finalmente “Hablar de Dios” como madre apunta a las profundidades de ese misterio
absoluto, definiendo a Dios como origen sin origen, ser primordial, manantial
oculto de todo cuanto existe, creador sin principio, pero siempre joven y nuevo,
absolutamente libre, fuente que se derrama, raíz de la vida. E incluso esta terminología
procede por vía de analogía. La imagen de la madre apunta a la relacionalidad intrínseca
entre Dios y el mundo, una relacionalidad de amor que forma parte de la esencia misma de
ser madre y que nunca acaba.
A modo de conclusión; considero que el lenguaje de Dios como madre evita colocar
distancias entre la inmanencia y la trascendencia divina; al contrario, se describe la
experiencia humana de la cercanía de Dios en el misterio y que apunta al ser divino como
libremente relaciona. Lo que debemos entender que Dios es Dios. Su amor es infinito y
podemos hablar de Él como padre y también como madre. Valga la aclaración, Dios no es
mujer o varón, Dios en estricto orden: Dios no tiene sexo: con esto quiere decir, que el Dios
revelado por Jesús es este Dios padre y Madre, que él nos dice como es, como actúa, como
ama, y como coloca al ser humano en el centro, y la ley se supedita al ser humano y no el
ser humano a la ley. Dios se nos revela como el hijo de Dios que vive en el espacio tiempo,
pero ese hijo de Dios no revela a un Dios que lo llama Padre y Madre suya.
Además, cuando Jesús nos anuncia el Reino de Dios nos dice quién es ese Dios del reino: y
él lo describe como Dios padre, como su padre, y dice que Dios es un padre misericordioso,
un dios volcado hacia sus hijos, que tiene entrañas maternas, por eso últimamente que en la
teología y en la vida de la iglesia, se ha dejado de hablar de Dios padre, sino también se
habla de Dios padre y madre. Esto no es que lo hayamos inventado, sino que también en las
sagradas escrituras están también esos atributos femeninos aplicados a Dios