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Avance Emergencias Conceptuales

Resumen: En américa latina viene surgiendo desde inicios del siglo XXI un
paradigma otro, que busca el reconocimiento de las epistemologías
invisibilizadas por la dominación occidental en el sistema/mundo moderno.
Desde esta perspectiva se reconoce la necesidad de establecer una lucha contra
hegemónica contra la dominación de los pueblos Indoamericanos, por lo tanto,
surgen otras formas de concebir la paz en contraposición a los procesos de paz
liberal que se han permitido como una herramienta hegemónica al servicio de las
potencias occidentales. Es en ese contexto donde se propone el concepto de
Pazes Decoloniales, que enmarca dinámicas locales, propias, diversas que han
venido presentando los pueblos como formas de construcción de paz en
alternativa a las propuestas de paz ineficientes que les ofrece el Estado.

Palabras clave: paradigma decolonial, paz liberal, pazes decoloniales.

Objetivo general: Comprender las experiencias de paz decolonial que les han
permitido a los firmantes del acuerdo de paz del Centro Poblado Héctor Ramírez
del municipio de montañita Caquetá afrontar las dificultades en el territorio en el
marco de su implementación.

Objetivos específicos:

- Identificar junto con los habitantes del centro poblado Héctor Ramírez los
aspectos que consideran más relevantes e identitarios del lugar en relación
con las dificultades presentes.
- Identificar con los firmantes del centro poblado las dificultades y limitaciones
que ha tenido en el territorio la implementación del acuerdo y el proceso de
reincorporación.
- Reconocer las respuestas y formas de afrontamiento de los habitantes del
centro poblado con respecto a las dificultades en el territorio que se permiten
como construcciones de paz decolonial.
Las ciencias sociales se componen de múltiples disciplinas que se ocupan de
estudiar las actividades y el comportamiento de los sujetos y sus colectividades. Dentro
de ese marco cuenta con ramas como la sociología, la historia, la antropología, la
pedagogía, entre otras.

En sus inicios las ciencias sociales basaron su método en las ciencias exactas o
naturales, donde se desarrollaban inicialmente procesos inductivos que buscaban
establecer leyes generales partiendo del análisis de hechos particulares. En ese orden,
también se llevaron a cabo procesos deductivos, dentro de los cuales se buscaba
brindar explicaciones a fenómenos particulares a partir de leyes generales. Este método
de investigación se enmarcaba en hipótesis iniciales que construían los investigadores
para posteriormente confirmarlas o evaluarlas durante el proceso de investigación.

Dentro de estas corrientes se encuentran teóricos como Auguste Comte quien en


1844 consideró que los fenómenos sociales son hechos naturales que dependen de
leyes naturales y que el espíritu humano tiene tres estadios de desarrollo: teológico,
metafísico y positivo. Otro gran referente de este pensamiento fue Emile Durkheim,
quien propone en el año de 1895 el concepto de los hechos sociales como objeto de
estudio de la sociología y define a los mismos como hechos que tienen unas
características especiales y se representan en maneras de pensar, actuar y sentir, los
cuales son coercitivos y se le imponen al sujeto.

Sin embargo, las reflexiones en torno al método de las ciencias sociales se han ido
modificando con el paso de los años y se ha planteado que el “objeto” de estudio de las
mismas cuenta con unas características especiales que demanda una forma distinta de
investigación. Dentro de ese marco aparecen paradigmas como el socio crítico y el
construccionista que le reconocen un valor trascendental a las relaciones sociales como
forma de producción de la realidad.

Pero en los años recientes ha venido fortaleciéndose desde Indoamérica una nueva
corriente del pensamiento reconocida como el giro decolonial, el cual realiza una crítica
marcada a las teorías y planteamientos de los paradigmas occidentales, los cuales
desconocen o ignoran la carga colonialista en sus construcciones epistemológicas. Y es
que incluso planteamientos como la teoría crítica, soportada en argumentos del
marxismo y que promueve la emancipación, lleva inmersa una forma de violencia
epistemológica, bajo la cual se ignoran las características propias o locales de las
sociedades no occidentales y se asume que éstas se encuentran atrasadas en un
proceso ineludible de desarrollo, que debe de permitirle asemejarse a las dinámicas de
las sociedades occidentales.

Las ideas de esta nueva corriente del pensamiento tienen sus orígenes en autores
siglo XX, llamados poscoloniales, destacándose Paulo Freire y Frantz Fanon. Desde el
exilio el brasileño Freire publica su libro “Pedagogía del Oprimido en 1970”, donde
refiere que el pueblo latinoamericano vive oprimido por unos “grupos opresores” que no
permiten su liberación, mientras tanto, la pedagogía tradicional, la cual llama “educación
bancaria” para privilegiados, debe ser modificada en aras de una pedagogía para los
oprimidos, quienes necesitan ser educados con una visión crítica del mundo, donde se
reconozcan y valoren los saberes propios de su pueblo. Por su parte, el psiquiatra
Fanon, afrodescendiente oriundo de Martinica, Francia publica su libro “Piel Negra
Máscaras Blancas” en 1952, donde expone la influencia del racismo en la conformación
de la identidad de los afrodescendientes; allí identifica cómo se encuentran presentes
nuevas formas de dominación sobre estos pueblos, quienes ven relegadas sus
tradiciones culturales y formas de vida originarias; pero aunque reemplazan sus
principios identitarios por las formas de ser occidentales no gozan de los beneficios del
blanco, por el contrario, se sacrifican para que éste continúe satisfaciendo sus
ambiciones eurocéntricas. En el año 1961 Fanon publica su segunda obra “Los
Condenados de la Tierra”, allí hace un análisis sobre el “maniqueísmo” de la sociedad
occidental, el cual ha divido la realidad en bien o mal, blanco o negro, etc. tornándose
castrante con respecto a las múltiples formas de vida del ser humano; por otra parte,
Fanon cuestiona la burocracia de los países descolonizados, ya que esta no busca
liberar al pueblo sino gozar de los beneficios del colono, refiriendo que “hay negros mas
blancos que los blancos” (pág. 132 – 133); en esta obra, Fanon aboga por que a las
masas o al pueblo hay que garantizarle una participación política ya que éste es capáz
de entender cualquier complejidad de los problemas que presenta; y en ese sentido, a
través de la lucha por su territorio el pueblo puede articularse en medio de sus
diferencias y consolidar una identidad común.
El paradigma decolonial se ha ido constituyendo por los aportes de autores
latinoamericanos como o Edgardo Lander, Nelson Maldonado Torres, Santiago Castro
Gómez, Ramón Grosfoguel, Enrique Dussel, Catherine Walsh, Walter Mignolo, Anibal
Quijano, Silvia Rivera Cusicanqui, Arturo Escobar, entre otros. Configurándose en el
año 2000, donde sus autores empiezan a converger en una forma de abordar la
realidad que reconozca la diversidad y particularidades de los pueblos Indoamericanos.
Otro referente importante, pese a que no se ha reconocido como autor decolonial, es el
autor portugués Boaventura de Sousa Santos, quien invita a descolonizar el saber y
reinventar el poder en defensa de las Epistemologías del Sur, las cuales entiende como

“el reclamo de nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos


válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos
de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han
sufrido de manera sistemática las injustas desigualdades y las discriminaciones
causadas por el capitalismo y el colonialismo” (2011, pág. 35).

Los orígenes de este paradigma coincidieron con una corriente política progresista
de países sur americanos, donde se dieron gobiernos de centro izquierda como Néstor
Kirchner (2003 – 2007) en Argentina, Lula da Silva (2003 – 2011) en Brasil, Evo
Morales (2006 – 2019) en Bolivia, Rafael Correa (2007 – 2017) en Ecuador, José
Mujica (2010 – 2015) en Uruguay y Hugo Chávez (1999 – 2013) en Venezuela. Estos
gobiernos, principalmente el gobierno venezolano de Hugo Rafael, ayudaron a financiar
el surgimiento de “pensamientos otros” en Indoamérica, lo que contribuyó al
florecimiento del pensamiento decolonial. En ese orden, el paradigma decolonial se
reconoce como un paradigma otro, que no viene dado por las construcciones
intelectuales occidentales, mas bien, representa una alternativa a las mismas, donde se
busca el reconocimiento de otras epistemologías no nuevas sino olvidadas.

Es importante reconocer que desde otras partes del mundo se han realizado
apuestas teóricas contra la colonialidad occidental y el eurocentrismo, tal es el caso de
Ngũgĩ wa Thiong'o (Kenia), Chinua Achebe (Nigeria) y Achille Mbembe (Camerún). Ésta
último ha realizado una publicación muy reconocida llamada “Necropolítica” del año
2011, allí reflexiona sobre cómo la necropolítica ha venido convirtiendo a los seres
humanos en mercancía, donde la vida pierde su densidad para permitirse como una
moneda que canjean poderes oscuros.

Como teoría la postura decolonial es un proyecto civilizatorio que busca, en palabras


del profesor Ramón Grosfoguel “la descolonización de todas las jerarquías de
dominación de esta civilización y la re fundación, es decir, la creación de una nueva
civilización más justa e igualitaria que se sobreponga al proyecto civilizatorio en el que
nos encontramos” (2007). Para esto se requiere descolonizar el poder, el conocimiento,
la naturaleza y el ser ante la modernidad occidental que se ha venido imponiendo en el
mundo ante otro tipo de civilizaciones.

Dentro de la construcción teórica decolonial se emplean regularmente los conceptos


de colonialismo, descolonización, colonialidad y decolonialidad. La primera hace alusión
al control territorial de una nación sobre otra para explotar sus recursos naturales y su
fuerza trabajo. La segunda, se refiere a la expulsión del colono del territorio, sin
embargo, allí perduran sus estructuras impuestas. La colonialidad corresponde a esas
estructuras que se mantienen pese a la ausencia física del colonizador, las cuales
jerarquizan epistemologías, estéticas, economías y géneros. Por su parte, la
decolonialidad representa el descentramiento de aquellas estructuras sociales que se
han seguido reproduciendo una vez se ha retirado el colonizador.

Por lo tanto, para el sociólogo Peruano Aníbal Quijano (2009) la colonialidad se


presenta como el término que caracteriza un patrón de dominación propio del sistema
mundo moderno/capitalista producido a raíz de la relación de dominación europea
sobre Indoamérica durante los principios del siglo XVI. En ese orden, se propende por
el reconocimiento de una lucha contra hegemónica que se mantiene en la actualidad,
reconociendo la relación de dependencia de los pueblos del centro y el sur de América,
donde se encuentran en disputa lo que Quijano reconoce como los cinco ámbitos
básicos de existencia: trabajo, sexo, subjetividad/intersubjetividad, autoridad colectiva y
naturaleza. Es importante reconocer que en el fenómeno del poder se identifica una
forma de relación social determinada por la copresencia e interactividad de la
dominación, la explotación y el conflicto.
En coherencia con esta lucha por el poder desde paradigma decolonial se han
realizado nuevos reconocimientos en las formas de construcción de paz desde lo local,
presentándose estas como una alternativa a los procesos tradicionales de paz liberal.
Esta última se concibe desde la conformación del Estado Liberal que se vincula al
contrato social. Dentro de las primeras personas que abordaron este concepto se
destacan San Agustín, Tucídides, Hobbes, Kant y Carl Schmit. En ellos se reconocen
dos objetivos primarios dirigidos, por una parte, al aspecto individual y por la otra, al
aspecto objetivo que se basa en los procesos políticos y asume una ruta de operación
vinculada a la relación conflicto, paz, intervención (Richmond, 2005).

Los procesos de paz liberal se han visto con frecuencia alineados a los intereses del
libre mercado y se enmarcan en la transición política de los estados en conflicto para la
consolidación de una institucionalidad regida por la ideología neoliberal que genera una
mayor hegemonía por parte de los Estados modernos y las instituciones
internacionales.

Desde este panorama Victoria Fontan plantea en su libro “Descolonización de la


Paz” (2013), que en los procesos de la llamada paz liberal se presentan, con
frecuencia, discursos, imposiciones y prácticas, en dirección norte a sur, que van
colonizando las comunidades locales, donde se ven difuminadas sus voces y contextos
en medio de las iniciativas de paz.

Dentro de la corriente del giro a lo local para pensar la paz en Colombia surge el
concepto de Pazes Decoloniales, donde se plantea que difícilmente los Estados
generan acciones que garanticen en los distintos contextos nacionales relaciones de
concordia y solidaridad entre las personas y los pueblos. Por lo tanto, esta concepción
de las pazes decoloniales evidencia una negligencia del Estado, permeado por las
políticas eurocentristas, para reconocer la diversidad social y cultural que comprende el
territorio colombiano y, por lo tanto, presentar acciones contextualizadas que generen
espacios de convivencia y apoyo mutuo en los diferentes grupos poblacionales.
(Vásquez, G. 2019)
Las Pazes decoloniales se presentan a través de múltiples y variadas experiencias
que aportan a la construcción de paz desde las características y capacidades de los
contextos locales. Dentro de ese marco,

“experiencias comunitarias indígenas, afrocolombianas, campesinas, feministas,


juveniles y populares, se han organizado sin hacer uso de la violencia para
adelantar un proyecto político propio y responder al impacto directo de diversas
violencias como la exclusión, la negación de sus culturas y derechos, la injusticia
social, y el conflicto armado”. (Vásquez, G. 2019, pág. 92)

Este tipo de propuestas de paz desde lo local, cargadas de decolonialidad y por lo


tanto anti hegemónicas, se tornan como una apuesta interesante para concebir
mecanismos de construcción de paz que, si bien no son nuevos, sí han sido ignorados,
invisibilizados.

Bibliografía.

 Freire, P. (1970) Pedagogía del Oprimido en 1970


 Fanon F. (1961) Los Condenados de la Tierra.
 Fanon, F. (1952) Piel Negra Máscaras Blancas.
 De Sousa Santos, B. (2011). Epistemologías del Sur. Utopía y Praxis
Latinoamericana.
 QUIJANO, A. (2009): “Colonialidad del Poder y Des/colonialidad del Poder”
 Argüello, A. (2015). Pedagogía decolonial: trazos para la construcción de un
paradigma-otro desde la educación. Correo del Maestro.
 Fontan, V, Cruz, J (2014) Una mirada subalterna y desde abajo de la cultura de
paz.
 Andrade, V. (2020). La Teoría Crítica y el Pensamiento Decolonial: Hacia un
Proyecto Emancipatorio Post-Occidental.
 RICHMOND OP (2005). The Transformation of Peace. Palgrave Macmillan,
Basings-toke, Hampshire.
 Fontan, V (2013). Descolonización de la Paz.

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