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Schwarz, Roberto “As ideáis fora do lugar” Modernidades. Año 1, Nro. 2, 2005 [1973]. Universidad Nacional de Córdoba.
Traducción Ana Clarisa Agüero y Diego García.
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sometimiento, del lugar que ocupa en la economía mundial capitalista en tanto sistema
productor de bienes pero también y necesariamente de ideología. En Quijano es central
el análisis sobre la creación de la raza, en su concepción moderna, como una categoría
que otorgó legitimidad a las relaciones de dominación, como nueva forma de justificar
relaciones basadas en superioridad/inferioridad. Otro aspecto del nuevo patrón de
poder mundial capitalista2 es el control del trabajo. La articulación de diferentes
formas de trabajo, establecidas incluso geográficamente responden a la colonialidad de
ese control, esto coincide con la visión de Schwarz. Quijano señala, enriqueciendo el
debate, que Europa termino monopolizando y pretendiendo ser la única productora de
la modernidad cuando esto no fue así realmente. Transmitiendo la idea europeocéntrica
de que toda modernización de poblaciones no europeas es una europeización, esto
resultó parte de la superioridad que construyó y de la que se autoconvenció Europa. Si
el proceso de modernidad se inicia con la inclusión de América y todo lo nuevo que ella
trae, lo que fue decisivo para él fue que el centro hegemónico se constituyera en las
zonas centro-norte de Europa y que también allí se conformara el centro de elaboración
intelectual del mismo.
Para Mignolo el desafío intelectual sería ser capaces de pensar y elaborar teoría
decolonial desde el “adentro” de la diferencia colonial porque no existe otra posibilidad.
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y al mismo tiempo disputar a la elite el lugar de poder desde el ejercicio de un saber de
carácter científico. Las preocupaciones intelectuales que compartían se referían a la
necesidad de una modernización profunda de la sociedad acompañada de una
democratización de los países de la región. Algunos de los temas sobre los que
indagaron fueron la estratificación social, la inmigración, la movilidad social, el
prejuicio, el autoritarismo, la secularización, la urbanización, el desarrollo económico y
la modernización.
El escenario internacional fue favorecedor de estos cambios, una serie de
organismos internacionales estaban interesados en incentivar esta transformación, entre
ellos la División de Ciencias Sociales de la Unión Panamericana, el Departamento de
Ciencias Sociales de la UNESCO, el Internacional Social Science Council y agencias
de subsidio como las fundaciones Ford y Rockefeller. En el proceso de
profesionalización fue central la modernización universitaria, la creación de FLACSO y
CLAPCS que fue un impulso regional a este campo científico. Estos centros de
planificación, desarrollo, enseñanza e investigación tuvieron un papel estratégico para el
crecimiento y expansión de las Ciencias Sociales. En países como Uruguay o Paraguay,
donde la infraestructura institucional era todavía muy débil, cumplieron un rol central.
Tanto en el caso del Paraguay como en el de Uruguay la profesionalización se
produce de manera más tardía que en otros países latinoamericanos (Chile, Argentina,
Brasil, Colombia, México). En el caso de Paraguay surge, en 1964, el Centro Paraguayo
de Estudios Sociológicos (CPES) antes de que la Sociología se convirtiera en carrera
universitaria en la UCA (1971), de este modo los que integraban el CPES procedían de
otras disciplinas. El contexto en el que se profesionaliza la sociología es la dictadura de
Stroessner, sin embargo es posible por la intervención de los organismos internacionales
y fundaciones privadas. La agenda abordada es la compartida por toda la región. En
Uruguay proliferaron en el campo intelectual revistas que expresaron la preocupación
acerca de la identidad nacional fundamentalmente en la inflexión provocada por la
revolución cubana. La generación crítica, que se manifestó en revistas como Marcha,
Clinámen, Asir, expuso su mirada sobre un Uruguay de espalda a Latinoamérica. El
imaginario batllista de la “Suiza americana” era considerado, por estos intelectuales,
como perimido y falaz. La crisis de mediados de los cincuenta junto con la Revolución
cubana también lo interpeló. Carlos Quijano, quién dirigía Marcha, junto con otros,
abrazaron el tercerismo en una aproximación de la izquierda al nacionalismo.
La Revolución cubana marcó el fin de este periodo. La realidad latinoamericana
mostró en los sesenta que la Teoría de la modernización y la sociología inscripta en esa
corriente habían finalmente fracasado, no pudiendo dar respuesta a las problemáticas
existentes e incapacitadas de predecir y controlar el cambio.
3- ¿Cuáles fueron los impactos específicos de los procesos dictatoriales del Cono sur
sobre la actividad académica y cultural?, ¿Qué estrategias de rescate personal y de
oposición política se ensayaron desde el campo intelectual y cultural y qué rol
cumplieron las redes académicas en ellas?
Uno de los impactos centrales en el campo de las ciencias sociales en el Cono
Sur, durante las últimas dictaduras, fue que la persecución, la prohibición y la censura
inhibieron lo que resulta imprescindible para la construcción de conocimiento: la
circulación y el intercambio de ideas. Esta operación totalmente intencional y
sistemática estaba destinada a limitar la capacidad de elaborar un pensamiento crítico,
que desnaturalizará los fenómenos sociales para accionar en el sentido de transformar la
sociedad.
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Como bien señala Funes (2008) “La última dictadura militar no sólo censuró
libros, prohibió ideas, proscribió colores, formas y sonidos, sino también, en el límite,
desapareció físicamente a sus creadores y simbólicamente a sus creaciones” 3 Aunque
este fuera solo un aspecto del Terrorismo de Estado, de la lucha contra un “enemigo
interno”, no parece un aspecto menor pues las ideas eran impulsoras del cambio. Las
ideas contenían un fuerte elemento liberador y por lo tanto subversivo, que era necesario
silenciar hasta lograr su desaparición.
La sistematización en la lucha y persecución de la “subversión” que actuaba en
las ciencias sociales, determinada por estar “contaminadas” por el marxismo
internacional, se expresó en la creación de un conjunto de agencias y del archivo de la
DIPBA con el fin de hacer tareas de inteligencia. En el año 1956 se crea el archivo, la
SIDE (Secretaría de Informaciones de Estado) que tenía por función centralizar y
coordinar la actividad informativa, recibiendo, clasificando, seleccionando, la
información recabada por diversos servicios de información de las FFAA, los
ministerios civiles, las gobernaciones provinciales y otras instituciones. Luego se crea,
ese mismo año, la Dirección de Informaciones Antidemocráticas (DIA) para reunir y
coordinar todos los organismos de seguridad del Estado, antecedente de lo que después
se llamo “Comunidad Informativa”. Esta última fue fundamental en la persecución
durante la última dictadura argentina. En 1966 se creaba la Comisión Asesora para la
calificación ideológica Extremista (CACIE) dependiente de la SIDE, encargada de
calificar a publicaciones y personas “comunistas”.
Tanto el concepto de América Latina como las ciencias sociales y su producción
fueron caracterizadas a priori de “comunista”, “subversiva” por los Servicios de
Inteligencia. Justamente las ciencias sociales se encontraban en el proceso de
consolidación, profesionalización a partir de la creación de carreras universitarias,
centros de investigación, publicaciones. Atravesadas por las problemáticas de la época y
en un contexto de cambio marcado por la revolución cubana. Los cientistas sociales se
preguntaban acerca de temas como el populismo, los límites del desarrollismo, la “teoría
de la dependencia”, la revolución. Todas temáticas consideradas perniciosas debido a su
alto contenido crítico y transformador, no solo en su contenido sino en el mismo trabajo
intelectual, por los aparatos represivos en el poder.
Frente a este panorama el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO) puso en marcha un programa para relocalizar a cientistas sociales. Dicho
programa se puso en marcha luego del golpe de Estado ocurrido en Chile en 1973. Esta
tarea tuvo como objetivo tanto proteger la integridad física de los intelectuales víctimas
de la represión como así también permitir la continuidad de sus trabajos en el campo
de las ciencias sociales. Si fue posible llevarlo adelante se debió a que CLACSO se
encontraba incorporado a una red de relaciones con instituciones académicas y
filantrópicas internacionales. Esto debe entenderse desde la misma creación de
CLACSO, vinculada a factores académicos y extraacadémicos, por un grupo de
cientistas sociales latinoamericanos preocupados en contar con un organismo que
coordinara la actividad de centros e institutos de investigación de la región. De manera
tal que cuando comenzó la represión del Estado terrorista ya existían redes y contactos
que fueron aprovechados y utilizados para proteger a los profesionales y estudiantes.
Esto se convirtió en una forma de resistencia activa no permitiendo que lograran el
silenciamiento completo de la actividad intelectual.
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Funes, Patricia, “Desarchivar lo archivado. Hermenéutica y censura sobre las ciencias sociales latinoamericanas”, Iconos, 30,
FLACSO, Quito, 2008, pp 27-39.
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Bibliografía: