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ciudad fronteriza de Tijuana. Este gesto es una reacción al revuelo que se generó en torno al
última década del siglo XX. Sin embargo, uno debe tener en mente que Tijuana como espacio de
hibridaciones “ideales” es una entre muchas interpretaciones realizadas para atribuirle una
esencia a lo que para muchos es un lugar que encierra lo otro dentro y fuera de la frontera
mexicana. Algunas cosas sí son seguras en lo que respecta a este espacio tan real como
ciudad de migrantes y 3) las experiencias empíricas de los tijuanenses y los recuerdos que
constituyen el mundo que les sirve de trasfondo a aquellas. Afirma Yépez que Tijuana es un
“[u]na ciudad que es puro espacio pero que no existe en el tiempo” (100). Su atemporalidad –
como el flujo de tiempo indivisible del filósofo francés Henri Bergson– tiene en la literatura
nostálgica una contraparte cualitativa que recrea la vivencia del tiempo, la cual se experimenta
desde los recuerdos, en los que el tiempo queda relegado al significado íntimo del espacio. A
continuación, realizaré un análisis de la tensión entre lo que Bergson llama la duración (en
novela Idos de la mente (2001, 2010) de Luis Humberto Crosthwaite. Si bien el flujo del tiempo
perpetuar los horizontes que dan consistencia a la vida, en este caso, tijuanense.
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Alexander Torres, Visiting Assistant Professor of Spanish (Wells College). Ponencia presentada en el 49th NeMLA
Annual Convention “Global Spaces, Local Landscapes and Imagined Worlds” el sábado, 14 de abril de 2018.
Con respecto a su obra, Luis Humberto Crosthwaite, radicado actualmente en Estados
Unidos, dice: “Tijuana es el corazón y todo lo que rodea a lo que escribo. Ahí están ubicadas
hasta las historias que no la mencionan” (En voz propia 59). Pero como el núcleo duro de lo real
lacaniano, solo se puede acercar a él por medio del sueño (Žižek 78), es decir, indirectamente.
por Henri Bergson en su libro de 1889 Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia es
una manera de pensarlo.2 Para entender lo que es la duración o, dicho de otro modo, el tiempo
el tiempo no es una línea por la que se vuelve a pasar. Ciertamente, una vez que ha
otros y pensar así en una línea que atraviesa el espacio; mas quedará sobrentendido que
esta línea simboliza, no el tiempo que transcurre, sino el tiempo transcurrido. (Ensayo
concepción del tiempo bergsoniana, Tijuana no es, en sentido riguroso, un espacio por el que se
vuelve a pasar. O como sostiene Fiamma Montezemolo, el “ser” de Tijuana es “un devenir, y no
un estático estar” (“Tijuana, becoming rather than being” 92). No obstante, Idos de la mente,
duración (Bergson 94), ya que en ella “se manifiesta una nostalgia por Tijuana, por los amigos,
por los amores de aquella época pasada” (Cota Torres y Ruiz Méndez 62). Bergson reconoce la
tendencia y la utilidad de rememorar, una de cuyas formas (pienso) es la nostalgia, pero para
hacerlo “es preciso querer soñar” (Materia y memoria 96). Añade: “Quizás sólo el hombre es
2
En su libro Thinking in Time (2006), Suzanne Guerlac lo afirma de manera más o menos directa.
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capaz de un esfuerzo de esta clase. Incluso el pasado que remontamos de este modo es él mismo
escurridizo, siempre a punto de escapársenos, como si esta memoria regresiva fuera contrariada
por la otra memoria, más natural, cuyo movimiento hacia adelante nos lleva a obrar y a vivir”
(96). Pero para la nostalgia, tal vez por ser una rememoración más intensa, más arraigada en los
Nada en el mundo es autoidéntico. Las personas, las cosas y los lugares cambian. Sin
embargo, el capitalismo moderno ha acelerado el cambio en cada región del planeta. En otras
todas las cosas no significa que no se puede soñar individual y colectivamente la continuidad
cualitativa en la vida diaria. Es a partir de esta propensión que se puede constituir una cultura,
una comunidad, una identidad. En regiones del mundo donde el ethos del capitalismo moderno,
esto es, lo que Bolívar Echeverría denomina ethos realista, no es un rasgo fundamental de su
carácter civilizatorio, existe la viabilidad de mantener la forma natural del mundo de la vida.
Este, según Echeverría, es el caso general de México en cuyo ethos civilizatorio –el ethos
barroco– sobrevive la forma natural de su vida social. Y si bien se puede argumentar que el ethos
barroco también se encuentra en el espacio, es decir, en la cultura tijuanense, esta limita con las
considera la posibilidad de que parte de aquel está tomado, por así decirlo, por la ontología que
rige el capitalismo moderno, se puede concluir que la experiencia de la ciudad norteña oscila
Mexican American war. In order to settle it, the federal government passed the
Colonization Law in 1883 which allowed foreigners and non-native Mexicans to own,
develop and settle Mexican land. Passed originally under President Gonzalez, it was
subsequently promoted by President Porfirio Diaz, who integrated it into his broader
opening of Mexico to foreign capital. Aguilar argues that under Diaz’s policies to attract
US capital, Tijuana was transformed from a ranch to an urban settlement due to the
Y a pesar de las transformaciones que sufre la ciudad ligadas a su papel en el mercado global,
[a] lo largo del Novecientos … la ciudad de paso se vuelve al mismo tiempo un destino
ilegal a los USA también ha ido determinando el destino de Tijuana. Al mismo tiempo,
mas [sic] allá de los migrantes que llegan aquí, hay una historia de estabilidad,
permanencia que es la de los que empiezan a ser habitantes de tres, cuatro o cinco
fronterizo …. (103)
Y los personajes más significativos de Idos de la mente –Cornelio, Ramón, José Alfredo e
incluso Dios– forman parte de “las sociedades estables que se han formado en las fronteras”, las
que, como asegura Manuel Ceballos Ramírez, tratan de “llenar la vida fronteriza de sentido”
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tijuanense.
Como bien se sabe, la trama de Idos de la mente está inspirada en la vida de los artistas de
música norteña Cornelio Reyna (1940-1997) y Ramón Ayala (1945), y también de John Lennon
y Paul McCartney. Reyna y Ayala formaron la banda exitosa llamada los Relámpagos del Norte.
Según Edmundo Pérez, “en 1963 … el tema Ya no llores los proyectó a la popularidad” (Que me
entierren con narcocorridos 189), el mismo año en que se lanzó el primer álbum de los Beatles,
Please Please Me. En el texto de Crosthwaite, los personajes Cornelio y Ramón forman los
de la fuerte referencialidad paralela establecida entre la vida de John Lennon y Paul McCartney y
Cornelio y Ramón en el argumento de la historia, el enfoque será sobre la constante tensión entre
tijuanense con la intención de perpetuar una vida social familiar, una a la que se puede volver
autoidéntica, puesto que sigue la tradición del Bildungsroman que, por supuesto, implica cambio.
Pero hay marcadores que aluden a un anclaje sociosimbólico que se resisten al flujo del tiempo.
El “ídolo” de Cornelio y Ramón desde jóvenes, José Alfredo, es uno de esos marcadores. Cabe
destacar que este personaje es indudablemente un trasunto del cantante de rancheras y corridos,
José Alfredo Jiménez (1926-1973). Y por más que no sea originario del norte de México, su
influencia musical en la región parece ser innegable, pues, como escribe Crosthwaite en “Misa
fronteriza”: “En el principio fue José Alfredo Jiménez. Y José Alfredo estaba junto a Dios, y
José Alfredo era Dios” (23). En la novela, aparece la figura “empírica” (“encarnada”) del
cantante José Alfredo, el cual permea las imaginaciones de los jóvenes Cornelio y Ramón. Y por
mucho que esté arropado en el aura sobrenatural de la fama, se deja encontrar en las calles por
gente común: “Las personas están felices por haberlo encontrado: … tienen una anécdota que
contar: José Alfredo, José Alfredo. Hoy lo vi, fue casualidad. Estaba en el bar. Lo miré al pasar.
Me saludó. Hablé con él. Le gustaron mis ojos. Es más alto de lo que imaginaba. Es más
chaparro. Es muy varonil. Parece homosexual. Me dijo. Me habló. Sonreía” (Idos de la mente
23-24). José Alfredo constituye un elemento fundamental del horizonte vivencial de la Tijuana
referida en este texto de Crosthwaite, la de una época pasada. Y tal vez por eso el ídolo de la
novela forma parte del plano divino, como el de “Misa fronteriza”. Al formar parte de este plano
o al ser una combinación de lo profano y lo divino, José Alfredo está sujeto a la multiplicidad
cualitativa de la duración, pero al mismo tiempo tiene un pie en la continuidad eterna que es el
Durante los primeros días de los Relámpagos de Agosto, Dios inesperadamente asedia a
Cornelio caminando en la calle diciéndole “[h]ey, qué onda, acércate un poquito, tengo algo que
decirte” (28). Y luego le dice “[a] mí también me encanta la música” (28), “[t]enemos que
hacerlo juntos. Tú solo no puedes, yo solo no puedo. Socios, partners, ¿le entras?” (29). En la
creador del mundo y del universo cuyos atributos más importantes incluyen la bondad absoluta y
la omnipotencia. Sin embargo, estos atributos han sido cuestionados ante la existencia del mal en
el mundo. Como resume Ernesto Laclau, “[s]i Dios es responsable del mal, no puede ser el
(Debates y combates 100). Según Laclau, el filósofo medieval Juan Escoto Erígena ante este
dilema propuso que “el mal no existe realmente porque lo que llamamos “mal” son etapas
necesarias que Dios debe atravesar para alcanzar su divina perfección” (100). Esto va en contra
de la inmutabilidad de Dios del teísmo agustiniano que sigue siendo una creencia ampliamente
sostenida, pero los atributos inherentes al Dios norteño de Idos de la mente no incluyen ni la
“Sin querer inventé los asaltos, pensaba Dios, ahora quiero saber lo que sucederá con ellos. Fue
una etapa. Dios tiene etapas, lo sabe. Puede arrepentirse, puede cambiar de opinión. No es
perfecto (aunque esta afirmación sorprendería a muchos); más bien, no se cree perfecto” (77).
Tiene etapas, no se cree perfecto, pero tiene aspiraciones a la perpetuación cualitativa. Dios,
conversando con Cornelio le dice: “Es lo único que busco, muchacho, que todo sea como antes:
yo escribir estas canciones, tú cantarlas, y si Ramón tocara el acordeón… bueno… eso ya sería
un valor agregado” (158). Le dice esto, por supuesto, después de que Cornelio y Ramón
disolvieran su exitosa banda para que el primero siguiera su destino, idea inculcada en Cornelio
por su madre y que aparece en una carta enviada al mismo antes de la separación oficial de los
Después de convertirse en solista, Cornelio empieza a frecuentar a su ídolo. Los dos se vuelven
grandes amigos, pero las experiencias que vive o más bien revive el ex Relámpago con José
capítulos prefigurativos titulados “Cuatro muertes hay en la vida”, el ídolo saca a pasear a
Cornelio en su auto deportivo, acelera su velocidad a una muy alta provocando un accidente en
que Cornelio ileso y él, antes de morir, dice por primera vez “Yo también hablaba con Él” (119),
refiriéndose a Dios y también a las conversaciones entre este y el ex líder de los Relámpagos. En
el segundo de los cuatro, José Alfredo, jugando golf con Cornelio, termina fulminado por un
rayo eléctrico y logra decir la misma frase antes de fallecer. En el tercero, el ídolo se interpone
entre Cornelio y una bala dirigida a él disparada por una “asesina solitaria” que llevaba “un
ejemplar de la novela The Catcher in the Rye en su bolso” (145), evidentemente inspirada en el
asesino de John Lennon. Muere y vuelve a repetir la frase. En el último de los cuatro capítulos
titulados “Cuatro muertes hay en la vida”, al inicio de este se narra: “Cornelio ya no piensa en
José Alfredo. Es un amigo más, uno que se ha perdido en el tiempo” (166). En esta ocasión, la
salud deteriorada de José Alfredo lo tiene habitando en el hospital Scripps en San Diego. Cuando
Cornelio –convencido por el mismo José Alfredo a visitarlo/despedirse– lo saluda por última
vez, se cuenta: “José Alfredo lo mira. ¿Lo reconoce? José Alfredo se va. No hay últimas palabras
ni últimas canciones. José Alfredo se va. ¿Yo también hablaba con Él? Ni eso. José Alfredo se
va” (167). He aquí lo real en su esplendor material, el paso implacable de un estado a otro sin la
posibilidad de repetir o revivir lo ya pasado. Es la Tijuana que se quiere revivir en este texto, un
lugar que dejó de existir hace tiempo, imposible de depositar en un presente eterno. Pero como
aquellas familias tijuanenses “de tres, cuatro o cinco generaciones”, se puede aproximar y aferrar
a esta ciudad fronteriza, por más que sea un “sueño”. Esta virtualidad queda plasmada en el
último capítulo de Idos de la mente, donde Cornelio y Ramón vuelven a estar juntos incluso
después de la muerte del primero. A pesar de ello, siempre está el recordatorio de la duración
cuando, por ejemplo, se narra que en la playa Ramón “[l]o ve [a Cornelio] alejarse, lo ve
distancia, en una distancia indescriptible, en una playa, en una playa desierta” (185).
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Obras consultadas/citadas
Bergson, Henri. Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia. Trad. Juan Miguel Palacios.
Salamanca: Ediciones Sígueme, 1999.
Bergson, Henri, y María Pía López. Materia y memoria: ensayo sobre la relación del cuerpo con
el espíritu. Trad. Pablo Ires. Buenos Aires: Cactus, 2013.
Crosthwaite, Luis Humberto. Idos de la mente: la increíble y (a veces) triste historia de Ramón y
Cornelio. México, D.F: Fábula Tusquets Editores, 2010.
---. “Luis Humberto Crosthwaite.” Entr. Édgar Cota Torres y José Salvador Ruiz Méndez. En voz
propia = In Their Own Voices: entrevistas con narradores de la frontera México-Estados
Unidos, 2014: 59-65.
---. “Misa fronteriza.” Hecho en México. Ed. Lolita Bosch. Barcelona: Mondadori, 2011. 22-35.
Google Books.
Laclau, Ernesto. Debates y combates: por un nuevo horizonte de la política. Trad. Miguel
Cañadas, Ernesto Laclau y Leonel Livchitz. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica,
2008. Google Books.
Montezemolo, Fiamma. “Tijuana, becoming rather than being.” Arxius de sociologia 14 (2006):
91-110.
Pérez, Edmundo, y Ricardo Ravelo. Que me entierren con narcocorridos: las historias de los
gruperos asesinados. México, D.F: Random House Mondadori, 2012. Google Books.
Vaquera, Santiago. “Postcards from the Border: In Tijuana, Revolución is an Avenue.” Border
Transits: Literature and Culture Across the Line. Ed. Ana Ma Manzanas. Amsterdam:
Rodopi, 2007. 79-97.
Yépez, Heriberto. Tijuanologías. México, D.F: Libros del Umbral: Universidad Autónoma de
Baja California, 2006.
Žižek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Trad. Isabel Vericat Núñez. México: Siglo
Veintiuno, 2001.