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Sociología.

Clase 4: Marx, perspectiva general.

 Economía y política en el siglo XIX: Una de las características del siglo XIX europeo es el
establecimiento de la burguesía en el poder, particularmente en los países de Europa Occidental,
dando lugar a sistemas republicanos o monarquías parlamentarias. Si bien el cambio en los sistemas
de gobierno es importante, no deja de ser una forma de expresión o de manifestación de un contenido
más profundo: el establecimiento para Europa, de una economía burguesa, basada en la producción
de mercancías para el mercado mundial y organizada en torno al trabajo asalariado. Más allá de los
matices peculiares de cada estado nacional, incluso de las formas que asumen estas determinaciones
en la periferia capitalista (como el trabajo esclavo en las plantaciones algodoneras del sur de los
EEUU), puede decirse que, en lo económico y en lo político, esas son las grandes líneas del siglo XIX:
economía mercantil asalariada y sistemas políticos liberales.
 Resistencias y apoyos al liberalismo . El tránsito hacia un liberalismo económico y político muestra sus
matices, entre otros motivos porque la burguesía no es una clase homogénea, sino una compuesta por
fracciones de clase que pueden originar tensiones internas, como las que pueden encontrarse entre la
pequeña burguesía liberal y las burguesías propietarias de capitales normales, o como las que pueden
suscitarse entre burguesías agrarias o burguesías industriales. Este proceso, además de esas
tensiones que produce al interior de la burguesía, también genera resistencia en otras clases sociales:
a. como reacción, desde una clase cuya razón histórica ha desaparecido y que no encuentra el sentido
histórico de su existencia: la nobleza estamental en decadencia; b. como acción política, desde una
clase naciente, que intenta motorizar el proceso político y económico mucho más allá de lo que
pretenden hacerlo las burguesías, por más radicales o liberales que sean en su concepción ideológica:
la clase obrera.
 “El 18 brumario…” y “Las luchas civiles…”: La oleada revolucionaria de 1848 y la comuna de París,
fueron procesos sobre los que Marx escribió dos obras importantísimas: “El 18 brumario de Luis
Bonaparte” y “Las luchas civiles en Francia”. En referencia al “18 Brumario…”, la revolución de 1848
que da por tierra con la experiencia de la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleáns entre
1830 y 1848, se plantea la paradoja que permite el ascenso en Francia de Luis Napoleón Bonaparte en
1851; paradoja, porque su ascenso resulta una solución al proceso que ninguno de los actores sociales
que derrocaron a Luis parece haber considerado: ni la burguesía ni la clase obrera, ya que la
incapacidad del sobrino que sube al trono es mayúscula y porque la derrota del movimiento obrero
también lo es. Luego, en “Las luchas civiles en Francia”, Marx da cuenta de las causas de la derrota
del movimiento obrero en la experiencia de la Comuna de París tras la derrota francesa en la guerra
franco prusiana (1870).
 La filosofía en el siglo XIX: En el plano de la filosofía, dejamos en claro que Marx comienza siendo un
joven hegeliano de izquierda, junto con otros, como Feuerbach. Qué se discute en la filosofía de
mediados del siglo XIX: sin dudas Hegel es El Filósofo por excelencia, el último filósofo que habrá de
organizar un sistema filosófico que comprendería toda la realidad ante nosotros, tanto la realidad social
como la realidad natural: el hegelianismo es una filosofía de la totalidad. Muerto en 1831, el
hegelianismo parece dar lugar a dos versiones: una de izquierda y otra de derecha. Marx y otros, como
Feuerbach, se acercan a la primera versión de la inmediata filosofía poshegeliana. ¿Qué le aporta el
hegelianismo a Marx? En lo inmediato, una metodología, la dialéctica (no está del todo bien plantear
que el hegelianismo solo le proporciona a Marx un método; no se trata de incorporar la dialéctica como
si esta pudiese ser desprendida de toda la teoría a la que responde; el argumento de “solo el método”
es funcional a la idea de la inversión de la dialéctica, pasando de ser dialéctica idealista a ser dialéctica
materialista).
 La economía en el siglo XIX: La economía política se construye como ciencia desde Adam Smith (“La
riqueza de las naciones”) y David Ricardo (“Principios de Economía Política y tributación”): en estos ya
está puesto el cambio de problema: resituar el pensamiento económico en torno a la esfera de la
producción, armando una teoría del valor o del valor trabajo y saliendo de la confusa concepción que
era propia de la reflexión económica anterior a Smith: el valor centrado en el intercambio.
 Las etapas del pensamiento marxista: Puede ser interesante la referencia al planteo de Althusser
acerca de una etapa de juventud, centrado en lo que va a ser el humanismo de “Los manuscritos de
1844”, de una obra de la maduración, centrado en un texto como “La ideología alemana”, escrito con
Engels, y, por último, una etapa de la madurez, centrado en “El Capital”.

Sobre la relación entre sociedad y cultura (está desordenado y hay que revisarlo).
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 La perspectiva histórica: Una forma de avanzar sobre la comprensión de una teoría (en este caso, una
teoría sociológica en particular, la teoría marxista) es planteando la relación con el contexto social. Esa
relación puede ser presentada como simple escenario en el que se surge la teoría o como una
necesidad: desde esta última perspectiva, no es casual que la teoría marxista surja a mediados del
siglo XIX, en un momento en donde el capitalismo está en una fase de expansión mundial.
 Relación cultura-sociedad: La perspectiva implica el supuesto muy general y abstracto de que la
cultura, como toda producción humana, es un producto social o solo es comprensible en contexto. Por
esto resulta indispensable concebir toda teoría como la respuesta a una necesidad. Podría criticarse
esta perspectiva en la medida en que no da cuenta de los matices o no dice claramente que significa
eso de que “es la expresión de” o que “responde a una necesidad social”; esto lo decimos porque si
bien podría decirse que una expresión cultural es expresión de una necesidad social, también podría
decirse que hay muchas otras necesidades sociales que no tienen expresión autónoma en una obra.
Entonces, la pregunta necesaria siguiente es la de cuáles o en qué circunstancias, ciertas necesidades
sociales adquieren una expresión simbólica autónoma en una obra. Sea como fuere, el aspecto
histórico social es una primera dimensión de esta perspectiva.
 La perspectiva conceptual: Otro aspecto que parece importante sería la caracterización de la obra; en
este aspecto hacemos hincapié en la dimensión argumental: si bien toda obra es producto social,
también, en esa producción que hay algo de colectivo, hay una importante dimensión individual: esto
es obvio, en la medida en que esa obra no deja de ser la obra de un autor, por lo cual entran
dimensiones como las vivencias individuales y los deseos y frustraciones de los sujetos creadores. Una
forma de operacionalizar este aspecto para no confundirlo con el aspecto conceptual sería el de hacer
un ejercicio de una biografía intelectual, viendo las obras que va escribiendo, los temas de cada una,
las conexiones, continuidades y discontinuidades. También acá veremos continuidades y
discontinuidades con el contexto social más o menos amplio.
 La Perspectiva Histórica: En la Perspectiva Histórica estaríamos considerando, por lo menos, tres
aspectos: el contexto histórico, el contexto intelectual y, por último, un acercamiento a una biografía
intelectual del autor. Es un intento de comprender el pensamiento y la obra de un autor comenzando
por la sociedad en la que se produjo, suponiendo que hay en la obra de Marx, como en cualquier obra,
una tensión entre la concepción de la obra como producto social y la genialidad del autor como aquella
conciencia capaz de comprender y poner en palabras lo que otros vivieron como intuición o como
dolor.

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