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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS CONTABLES Y


SOCIALES
FACULTAD DE DERECHO

ART. 316 CARGAS DE LA SOCIEDAD


CONYUGAL

CURSO: DERECHO CIVIL IV (FAMILIA)

DOCENTE: NANCY LIMA HUAMANI

ESTUDIANTE:

➢ HEBER CASTILLO OLMEDA

CUSCO - PERU

2021-I
ARTICULO 316. CARGAS DE LA SOCIEDAD CONYUGAL.
Son de cargo de la sociedad:
1. El sostenimiento de la familia y la educación de los hijos comunes.
2. Los alimentos que uno de los cónyuges esté obligado por ley a dar a otras
personas.
3. El importe de lo donado o prometido a los hijos comunes por ambos
Cónyuges.
4. Las mejoras necesarias y las reparaciones de mera conservación o
mantenimiento hechas en los predios propios, así como las retribuciones
y tributos que los afecten.
5. Las mejoras útiles y de recreo que la sociedad decida introducir en bienes
propios de uno de los cónyuges con consentimiento de éste.
6. Las mejoras y reparaciones realizadas en los bienes sociales, así como
los tributos y retribuciones que los afecten.
7. Los atrasos o réditos devengados de las obligaciones a que estuviesen
afectos tanto los bienes propios como los sociales, cualquiera que sea la
época a que correspondan.
8. Las cargas que pesan sobre los usufructuarios respecto de los bienes
propios de cada cónyuge.
9. Los gastos que cause la administración de la sociedad.

A modo de comentario diremos que son obligaciones sociales las asumidas por
cualquiera de los cónyuges en el ejercicio del poder doméstico (artículo 292 del
Código Civil) y también las contraídas por ambos por actos de administración y
disposición que exceden de tal potestad (artículo 315 del Código Civil). Debemos
precisar que, en el régimen de sociedad de gananciales, el poder doméstico se
circunscribe a las cargas sociales; por tanto, las obligaciones contraídas por
ambos cónyuges por actos que sobrepasan tal potestad, son las deudas sociales
propiamente. Vale decir, que en nuestro régimen se distinguen las cargas y las
deudas sociales propiamente dichas.

El presente artículo se refiere a las cargas sociales que son las obligaciones
contraídas para atender al sostenimiento de la familia y a la conservación de su
patrimonio. En nuestro Código Civil aparecen taxativamente señaladas en el
artículo 316, pueden ser contraídas por cualquiera de los cónyuges para atender
el sostenimiento de la familia y a la conservación de su patrimonio y, por tanto,
circunscriben el poder doméstico conyugal:

1.- Sostenimiento de la familia y la educación de los hijos comunes. Este


inciso debe entenderse como el carácter social de esta carga se deriva del deber
de asistencia que se extiende a toda la agrupación familiar. La obligación social
que se instituye de este modo es tan natural y tan profunda, como el deber
paterno de donde emana.
Por otro lado, sostenimiento y educación debemos entenderlos dentro del
concepto jurídico de alimentos, dentro del cual también deben ser considerados
los rubros de habitación y asistencia médica, y tratándose de menores, los
gastos referidos a la recreación. Ahora bien, son claramente conocidas las
obligaciones emergentes del matrimonio, esto es, el deber alimentario de los
cónyuges entre si y para con sus hijos. En consecuencia, corresponde a ambos
cubrir estas necesidades de los miembros de la familia, y, por lo tanto, no hay
duda alguna que dichos gastos, urgentes, necesarios y prioritarios, deben ser
cubiertos con los bienes de la sociedad pues se dirigen a atender una necesidad
de la sociedad. Por otro lado, lo normal y corriente es que estas obligaciones
sean cubiertas con los ingresos de los consortes obtenidos como producto de su
trabajo, bienes que como sabemos tienen la calidad de sociales. (Benjamín
Aguilar Llanos)

2.- Alimentos para otras personas. Básicamente el carácter social de esta


carga se explica por la misma razón anterior. Con relación al Código derogado
que se refería a los alimentos a favor de parientes, la fórmula textual del artículo
vigente es mucho más amplia y comprende los casos de los alimentos debidos
al ex cónyuge por el divorcio, al ex conviviente abandonado que opta por una
pensión de alimentos y al caso del artículo 415, referido a los hijos alimentistas;
supuestos en los cuales no hay relación de parentesco entre alimentante y
alimentista.
Con relación de parentesco se comprende a los hijos de un matrimonio anterior
como a los hijos procedentes de una unión de hecho y demás descendientes; a
los padres y demás ascendientes; y a los hermanos, conforme al artículo 474 del
Código Civil.
Este supuesto se ubica ya no dentro del entorno familiar matrimonial, sino que
alude a una obligación alimentaria de uno de los cónyuges con terceras
personas, como por ejemplo la deuda por alimentos que pueda tener el cónyuge
con un hijo extramatrimonial. Llama la atención que esta deuda termine
afectando el patrimonio social, pues si como sabemos la deuda se deriva de un
hecho propio del cónyuge, entonces debería ser tratada como deuda personal.
Sin embargo, se trata de cubrir un estado de necesidad de una persona y que
debe ser cubierto con urgencia, por ser vital. En tal medida, consideramos que
haciendo una excepción, el legislador trata esta deuda como social, lo que
implica que si el cónyuge deudor de los alimentos no puede cumplir con su
obligación por carecer de ingresos, cabe una medida cautelar contra los ingresos
del otro consorte, pues sabido es que tales ingresos derivados del trabajo son
sociales, y como tal, deben soportar las cargas sociales. La norma puede parecer
injusta, pero no olvidemos que se trata del derecho alimentario: por sus
características, su atención resulta prioritaria; la disposición legal cubre todos los
casos en que el cónyuge resulte deudor alimentario. (Benjamín Aguilar Llanos)

3.- Importe de lo donado o prometido a los hijos comunes. Se comprenden


las liberalidades que realicen los cónyuges a favor de sus hijos con cargo
(modalidad del acto jurídico) a los bienes sociales. El carácter social de esta
carga se fundamente en el beneficio que tales actos importan a los hijos,
herederos forzosos de sus padres.
En este sentido. La norma distingue dos momentos:
➢ En primer lugar, lo ya realizado, en este caso, la donación efectuada por
ambos cónyuges al hijo común. En esa circunstancia termina afectando
el patrimonio social, pues si solo lo realiza uno de los cónyuges debe
entenderse que lo hace con sus bienes propios, y si no los tuviera no será
posible hacer esa liberalidad, porque como dijimos no es posible disponer
de alícuotas no identificables.
➢ En segundo lugar, la norma alude a lo prometido u ofrecido por ambos
cónyuges. En este caso, hay una obligación común y que por lo tanto debe
considerase como una obligación social, la misma que al materializarse
afecta el patrimonio social; en cuanto que este ofrecimiento o promesa
pueda realizarse para ser cumplida con bienes propios, no hay problema
alguno, y si la promesa se hace para ser cumplida con gananciales,
también será posible y terminará afectando el patrimonio social. Bajo
estos conceptos tenemos que contemplar los anticipos de herencia
regulados en el derecho sucesorio, y teniendo siempre presente la
distinción nítida que hace nuestro legislador entre cuota hereditaria y
gananciales, tal como se ve en lo normado en el artículo 730 del Código
Civil. ( Benjamín Aguilar Llanos)
4.- Mejoras necesarias, reparaciones, retribuciones y tributos. Se trata de
actos de conservación de los predios propios, de los cuales usufructúa la
sociedad: se asume este pago en calidad de carga social como correlativo del
aprovechamiento que se tiene de esos bienes.
Con respecto a las reparaciones y mejoras necesarias, las útiles y de recreo,
hechas en bienes propios con el consentimiento del titular, y las realizadas en
los bienes sociales, así como los tributos y retribuciones que los afecten.
Reparación alude al arreglo de un daño sobre la cosa, a la compostura de la
misma, mientras que mejoras se refiere a lo gastado en el bien para conservarlo,
perfeccionarlo o convertirlo en más útil o agradable. Se entiende que estas
reparaciones y mejoras en bienes propios afecten el caudal social cuando tales
bienes sean usufructuados por la sociedad conyugal, explicación que cubre
también el pago de los tributos. Ahora bien, con mayor razón se entiende la
calidad de deuda social cuando las reparaciones, mejoras, tributos y
retribuciones afecten al bien que tiene la calidad de social.

5.- Mejoras útiles y de recreo. El carácter social de esta carga se sustenta en


la misma razón anterior, sin embargo, en este caso se requiere la anuencia del
cónyuge propietario.

6.- Mejoras, reparaciones, tributos y retribuciones respecto de bienes


sociales. El carácter social de esta carga es obvio: se trata de la conservación
de los bienes sociales, destinados a atender las necesidades de la familia.
7.- Atrasos o réditos devengados de obligaciones que afecten a bienes
propios y sociales. La carga impuesta se funda en el hecho de que los frutos y
productos de los bienes propios y sociales ingresan al patrimonio social; frutos o
productos con los cuales se atiende ese pago. No obstante, y respecto de los
bienes propios, constituye una excepción a la regla de que las deudas
personales, anteriores al matrimonio o contraídas después en provecho propio,
se pagan con bienes propios del cónyuge deudor.
Se refiere a los intereses que rinde el capital no pagado a su vencimiento, y que
el patrimonio social deberá satisfacer por el disfrute que efectúa de los mismos,
independientemente de que sean propios o sociales. Repárese en que el
legislador hace extensiva la norma incluso para aquellos atrasos que vienen de
la época anterior a la constitución de la sociedad de gananciales. Sin embargo,
termina siendo explicable la norma, en tanto que, como ya hemos visto, las
deudas personales contraídas en beneficio de la familia se pagan en defecto de
los bienes propios, con los bienes sociales.

8.- cargas del usufructo. El carácter social de esta carga se funda en que la
sociedad tiene el usufructo de los bienes propios. En consecuencia, debe
atenderse a las cargas que pesan sobre todo usufructuario, señaladas en el
artículo 1010 del Código Civil.
Recordemos que estos bienes son usados y disfrutados por la sociedad, por lo
que es justo que la sociedad soporte las mencionadas cargas que pesan sobre
todo usufructuario. Sobre el particular solo mencionaremos que las cargas a las
que alude la norma están referidas al pago de los tributos, rentas vitalicias y
pensiones de alimentos que graven los bienes si fuere el caso, las reparaciones
ordinarias y las extraordinarias.

9.- Gastos de administración. El carácter social de esta carga reside en que la


administración genera desembolsos hechos en beneficio de la sociedad; en
consecuencia, ésta debe asumirlos como son los gastos de cobranzas, pago de
servicios profesionales y otros semejantes.
De otro lado, las deudas sociales son aquellas otras obligaciones que, sin estar
dirigidas a los fines anteriores, han sido contraídas por los cónyuges dentro de
su común facultad de disposición de bienes sociales.
De ambas clases de obligaciones sociales responden los bienes sociales y, a
falta o por insuficiencia de éstos, los propios de ambos cónyuges, a prorrata
(artículo 317 del Código Civil). Siendo así, resulta evidente la procedencia del
embargo y remate de bienes sociales y, en su caso, de los propios de cada
cónyuge, para responder de las indicadas deudas sociales.
La distinción entre cargas y deudas sociales sirve no solo para circunscribir la
potestad doméstica de los cónyuges, sino también para establecer una prelación
en el pago al momento de la liquidación de la sociedad de gananciales: primero
se atenderá el pago de las cargas y, luego, el de las deudas sociales.
Se refiere a aquellos gastos necesarios, por ejemplo, en la explotación normal
de un negocio de la sociedad, el pago realizado a favor de la persona contratada
para una administración especial de bien o bienes de la sociedad, lo gastado en
la recuperación extra o judicial de un bien de la sociedad.

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