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11/7/22, 16:23 LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DEL EMPLEADOR EN MATERIA DE OBLIGACIÓN ALIMENTARIA.

UN REPASO POR E…

TÍTULO: LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DEL EMPLEADOR EN MATERIA DE OBLIGACIÓN


ALIMENTARIA. UN REPASO POR EL ARTÍCULO 551 DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE
LA NACIÓN
AUTOR/ES: Moine, Pablo D.
PUBLICACIÓN: Práctica Integral Córdoba ERREPAR (PIC)
TOMO/BOLETÍN: XVI
PÁGINA: -
MES: Julio
AÑO: 2022
OTROS DATOS: -

PABLO D. MOINE(1)

LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DEL EMPLEADOR EN MATERIA DE


OBLIGACIÓN ALIMENTARIA. UN REPASO POR EL ARTÍCULO 551 DEL CÓDIGO
CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
 

I - INTRODUCCIÓN
Tal cual hemos referido en anteriores colaboraciones, el derecho de las familias ha sido una de las disciplinas sobre las que
mayores modificaciones se han introducido en virtud de la entrada en vigor del Código Civil y Comercial de la Nación. La reforma
incorporada por la ley 26994 ha derivado en el surgimiento de un bloque normativo aggiornado a las directrices previstas por el
convencional constituyente de 1994. En el presente trabajo profundizaremos, principalmente, en la cuestión relacionada con el
derecho a los alimentos, de inmediata vinculación con el derecho a la vida y la dignidad de la persona humana.
La trascendencia de la obligación alimentaria en el ordenamiento jurídico supranacional y local se encuentra ampliamente
desarrollada por la doctrina autoral. En este sentido, Basset ha dicho: “La obligación alimentaria en el derecho privado de familia
emerge de un estatus familiar. Al igual que en el derecho civil y en las relaciones sociales, el cuidado de la vida humana es el
presupuesto, porque el hombre es el centro del derecho. Si en la vida social esa garantía corre por cada ciudadano respecto de los
demás y del Estado como garante; en la familia, esa obligación es reforzada, porque los vínculos familiares crean una relación de
gratuidad, en la que cada uno es valorado por lo que es y en donde el resguardo del otro es una obligación mucho más
exigente”(2). Dicha reflexión da cuenta de la enorme relevancia que asume la obligación alimentaria en el marco del entramado
social contemporáneo, motivo por el cual, garantizar su cumplimiento deviene imprescindible a los fines de la subsistencia de la
familia como institución elemental de nuestra sociedad.
Conforme lo señalado, no debe perderse de vista que la obligación alimentaria tiene por objeto garantizar, ni más ni menos, que
el desarrollo de la vida de manera digna y adecuada. La afirmación formulada requiere, en consecuencia, de una participación con
un alto grado de compromiso por parte de múltiples actores. Es decir, no caben dudas de que la familia se constituye como el
primer estrato en cual debe velarse por el cumplimiento de la obligación alimentaria, pues el principio de solidaridad -imperante
en la materia- así lo demanda. Sin embargo, no desconocemos que la aludida obligación goza de una preeminencia tal que
requiere también de una intervención directa por parte del Estado, máxime cuando este se constituye como el primer garante de
los derechos más elementales que hacen a la vida humana. Asimismo, no pasa inadvertido el compromiso que pesa sobre el
empresariado público y privado a los fines de coadyuvar en su efectiva concreción, puesto que se espera de estos la adopción de
decisiones que propendan a resguardar y respetar los derechos humanos, como es el caso del acceso a la mesada alimentaria.
En este orden de ideas, es necesario aclarar que la sociedad moderna ha asignado al sector empresario un rol fundamental en
múltiples asuntos que escapan a la dinámica lucrativa propia de sus actividades, razón por la cual se espera de estos un accionar
correspondido con la responsabilidad social que se les atribuye. El legislador tomó razón de ello y lo reflejó en el artículo 551 del
Código Civil y Comercial de la Nación, norma que tomaremos como disparador a los fines del desarrollo de la presente
colaboración.
A tal fin, ahondaremos, en primer término, en las cuestiones generales de la obligación alimentaria. Luego, realizaremos un
análisis exhaustivo referido a la responsabilidad que pesa sobre quienes revisten la condición de empleadores de personas a las
que se les ha impuesto una prestación alimentaria a su cargo.

II - NOCIONES GENERALES EN TORNO A LA OBLIGACIÓN ALIMENTARIA


La obligación de dar alimentos ha recibido un amplio tratamiento en el Código Civil y Comercial de la Nación. Dicha decisión tuvo
su fundamento en el proceso de constitucionalización que recayó sobre el derecho privado. En este sentido, no debe perderse de
vista que nuestra Carta Magna en su artículo 14 bis se expide de manera expresa con relación a la protección de la familia, lo cual

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guarda inmediata vinculación con la obligación de prestar alimentos, desde que estos, conforme hemos señalado, resultan
imprescindibles a los fines de garantizar una existencia digna de las personas, tanto en su faz material como espiritual.
La procedencia, la dimensión y el contenido de la obligación alimentaria no son el fruto de una operación aritmética
estandarizada, sino que esta se encuentra sujeta a la causa de su origen y a diversos parámetros cuya consideración recae sobre
la persona del juez. Cabe aclarar que el crédito alimentario puede encontrar su fuente en el marco de la ley, en un acuerdo de
partes o a través de la vía testamentaria. Asimismo, la obligación alimentaria que nace por imposición de la ley puede proceder de
la responsabilidad parental; del matrimonio; de la ruptura del vínculo matrimonial; de la unión convivencial o del parentesco.
Claro está, la procedencia del crédito alimentario se dará en la medida en que se cumplan los requisitos que cada uno de estos
supuestos prevé.
El caso de los alimentos a favor de los hijos resulta, quizás, el más emblemático en la materia, puesto que lucen involucrados
aspectos que hacen al desarrollo de niños, niñas y adolescentes, lo cual se encuentra, a su vez, tutelado por un amplio conjunto
de normas supranacionales a las que nuestro país les ha dado jerarquía constitucional. Indudablemente, se trata de la prestación
alimentaria de mayor extensión en nuestro ordenamiento, desde que comprende la manutención, la educación, el esparcimiento,
la vestimenta, la habitación y la asistencia de gastos de enfermedad, entre otros, a diferencia de los alimentos que se originan en
razón del parentesco y que tienden a cubrir, únicamente, la subsistencia, la habitación y la vestimenta. Estos últimos, es decir los
alimentos derivados del parentesco, encuentran su fundamentación en la solidaridad familiar y tienen por fin salvaguardar la
subsistencia de algún miembro de la familia que no se encuentra en condiciones de hacerlo por sí mismo. En cambio, en el caso
de los alimentos debidos a los hijos -obligación que nace desde el mismo momento del embarazo-, el principal fundamento resulta
ser la situación de vulnerabilidad en la que habitualmente estos se encuentran en función de su edad, motivo por el cual precisan
de una asistencia mucho más amplia por parte de sus progenitores.
Es de tal preponderancia el crédito alimentario previsto a favor de los hijos que su cumplimiento no solo se circunscribe a las
posibilidades de sus progenitores, sino que también se extiende de manera subsidiaria tanto al progenitor afín -en el caso de
familias ensambladas- como a los abuelos. En el caso del primero, está reconocido como otro de los sujetos responsables a los
fines de que todo niño, niña o adolescente pueda gozar de un desarrollo adecuado. Con relación al contenido y duración de la
prestación, la jurisprudencia ha enseñado que ello puede variar según la trascendencia del lazo familiar generado, motivo por el
cual resulta necesario una minuciosa valoración de cado caso en concreto. Huelga aclarar que, en este caso, el legislador ha
enmarcado la obligación alimentaria del progenitor afín dentro de los alimentos derivados de los vínculos del parentesco, por lo
que esta comprenderá, en lo que refiere a su contenido, los rubros destacados por el artículo 541 del Código Civil y Comercial de
la Nación. En el caso de los abuelos, y al igual que en las hipótesis precedentes, el interés superior del niño se constituye como el
principal argumento que sustenta la admisibilidad del reclamo alimentario. Claro está, en este caso puntual, dicha directriz suele
confrontar con preceptos de índole constitucional que apuntan a resguardar determinados sujetos que, generalmente, pertenecen
a un grupo vulnerable debido a la edad, motivo por el cual corresponderá a cada juez formular una evaluación exhaustiva de cada
caso a los fines de no infringir normas supremas en oportunidad de determinar la prestación alimentaria. Sin perjuicio de la
aclaración efectuada, corresponde aclarar que el crédito alimentario se tornará exigible en contra de los abuelos en la medida en
que los obligados principales -los progenitores- no asuman la atención que sus hijos requieren en materia de alimentos. Por
último, destacamos que el legislador ha optado por incorporar la obligación alimentaria que recae de manera subsidiaria sobre los
abuelos en el marco de los alimentos derivados de la responsabilidad parental, lo cual lleva a concluir que a los fines de su
determinación habrá que considerar cada uno de los rubros previstos por el artículo 659 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Las consideraciones formuladas no representan más que un brevísimo resumen de la obligación alimentaria en el marco legal
actual. Asimismo, es dable destacar que, pese al extenso e intensivo abordaje que el legislador ha realizado en torno al tópico
desarrollado, garantizar su cumplimiento se ha transformado en uno de los mayores desafíos para los tribunales de familia.
Con arreglo a lo referido, se ha advertido en los últimos años cómo el incumplimiento del pago de la obligación alimentaria se ha
incrementado considerablemente, al punto de convertirse en un verdadero flagelo que atenta contra el normal desenvolvimiento
de la sociedad, máxime si consideramos que los principales damnificados resultan ser sujetos merecedores de una protección
efectiva e integral.
La problemática reseñada dio lugar a la búsqueda de originales y novedosas estrategias que han tenido por objeto asegurar el
cumplimiento de la prestación alimentaria. A modo de ejemplo, recordamos casos en los cuales los tribunales de familia han
sancionado a progenitores morosos alimentarios prohibiéndoles la renovación de la licencia de conducir; impidiéndoles la salida
del país o vedándoles la posibilidad de asistir a determinados eventos.
Cabe destacar que el Código Civil y Comercial de la Nación ha previsto una serie de normas que se han desarrollado con la
exclusiva finalidad de asegurar el pago de los alimentos. A continuación formulamos un repaso de las mismas.
Artículo 550. Medidas cautelares. Puede disponerse la traba de medidas cautelares para asegurar el pago de alimentos futuros,
provisionales, definitivos o convenidos. El obligado puede ofrecer en sustitución otras garantías suficientes.
Artículo 551. Incumplimiento de órdenes judiciales. Es solidariamente responsable del pago de la deuda alimentaria quien no
cumple la orden judicial de depositar la suma que debió descontar a su dependiente o a cualquier otro acreedor.
Artículo 552. Intereses. Las sumas debidas por alimentos por el incumplimiento en el plazo previsto devengan una tasa de
interés equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes, según las reglamentaciones del Banco Central, a la que
se adiciona la que el juez fije según las circunstancias del caso.
Artículo 553. Otras medidas para asegurar el cumplimiento. El juez puede imponer al responsable del incumplimiento reiterado
de la obligación alimentaria medidas razonables para asegurar la eficacia de la sentencia.
Seguidamente, y considerando que el tópico objeto de la presente colaboración luce encuadrado en el marco teórico y
normativo precedentemente desarrollado, efectuaremos una valoración pormenorizada del artículo 551 del Código Civil y
Comercial de la Nación.

III - EL ARTÍCULO 551 DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN.


LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE TERCEROS Y LA IMPORTANCIA
DE UNA
CORRECTA RETENCIÓN DE HABERES
La recepción legislativa del artículo 551 del Código Civil y Comercial de la Nación generó fuertes controversias. La mencionada
norma prevé la extensión de la responsabilidad hacia terceros que no forman parte del vínculo original que ha motivado el crédito

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alimentario. Claro está, ello procede en la medida en que se acredite un incumplimiento por parte de terceros con relación a la
retención ordenada por un tribunal a los fines de solventar la obligación alimentaria.
Tal cual se advierte de su redacción, la norma apunta tanto a los acreedores del deudor alimentario como al empleador de este
último. En este sentido, cabe destacar que en numerosas ocasiones, y a los fines de garantizar el pago oportuno e integral de la
prestación alimentaria, las partes pueden pactar que se retenga de los haberes del alimentante el porcentaje acordado por la
obligación que sobre este recae a los fines de su ulterior depósito en la cuenta de titularidad de quien percibe la cuota. Asimismo,
puede suceder que se haya pactado el pago voluntario por parte del alimentante y que este no cumpla con ello en tiempo y
forma. Frente a tal escenario, la dinámica de los tribunales de familia ha enseñado que la retención de haberes -en la medida en
que el obligado se desempeñe en el ámbito laboral bajo relación de dependencia- representa la solución más efectiva a los fines
de salvaguardar el crédito alimentario.
La doctrina autoral se ha expedido en reiteradas ocasiones con relación a estas situaciones. En este sentido, se ha dicho: “La
novedad que trae el Código es que, conforme el artículo 551, Código Civil y Comercial, se involucra a un tercero, el empleador, a
quien se hace solidariamente responsable por el incumplimiento de la orden judicial. En otras palabras, en caso de ser renuente
para realizar el depósito, el acreedor alimentario podría reclamarle al tercero el pago de los montos no retenidos, sin perjuicio del
derecho del empleador de repetir luego contra su empleado”.(3)
Asimismo, continuando con el abordaje de la temática propuesta, cabe destacar las consideraciones doctrinarias formuladas al
respecto, pues estas dan cuenta de la naturaleza de la obligación que pesa sobre el tercero involucrado: “La del deudor
alimentario y la de quien no cumple la orden judicial de depositar la suma que debió descontar a su dependiente o a cualquier
otro acreedor son, a estar de la disposición del artículo 850 del Código Civil y Comercial, obligaciones concurrentes dado que
ambos ‘deben el mismo objeto’ -aquí alimentos, en la medida de la suma no depositada por quien debía hacerlo- ‘en razón de
causas diferentes’ -el primero por su carácter de alimentante y el segundo por su incumplimiento como debido agente de
retención-”.(4)
Frente a la acertada conclusión de que la obligación desarrollada resulta de naturaleza concurrente, corresponde remitirnos a las
previsiones brindadas por el artículo 851 del Código Civil y Comercial de la Nación. De una simple lectura del mismo podemos
inferir que, una vez concretado el pago de la prestación por parte del tercero involucrado, se agotará la posibilidad de quien
resulta titular del crédito alimentario de accionar por los períodos ya abonados en contra del deudor principal. Sin perjuicio de
ello, frente a la circunstancia relatada, el deudor alimentario se verá inmiscuido en nueva relación jurídica, pero esta vez frente a
su empleador, el cual podrá accionar en contra del primero a los efectos de repetir la suma ya abonada en concepto de alimentos.
Ahora bien, a los fines de darle un sentido práctico a la presente colaboración, transcribimos a continuación un fragmento de las
comunicaciones que suelen despachar los tribunales a los empleadores de quienes revisten la condición de alimentantes frente a
estos supuestos: “…Valorando que no existen datos ciertos que especifiquen los ingresos actuales del accionado quien, conforme
se denuncia, tiene una relación laboral de dependencia, lo que sustenta la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora
invocado por la actora, es que debe fijarse una cuota alimentaria provisoria equivalente al treinta por ciento (30%) de los
ingresos que perciba mensualmente, porcentaje que en ningún caso podrá ser inferior al piso mínimo equivalente al setenta y
cinco por ciento (75%) del SMVM, teniendo para ello presente que al día de la fecha cada SMVM asciende a la suma de $ 45.540
(cfr. R. 6/22 del Consejo Nacional de Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, CNEPySMVyM) y que
evolucionará conforme lo haga dicho salario, con más asignaciones familiares, escolaridad y toda otra asignación que el
alimentante perciba con motivo del alimentado y la cobertura de sus hijos en la obra social del accionado, todo ello así calculado
sobre el haber bruto, incluido el SAC, más bonificaciones, deducidas las cargas sindicales, previsionales y seguro de vida, a favor
de XXXXX y XXXXX, a exclusivo cargo de su progenitor, Sr. XXXXX, DNI N° XXXXX, suma que deberá ser depositada del 1 al 10
de cada mes (conf. arts. 544 y 586, Código Civil y Comercial, conc. arts. 3 y 16 de la CIDN). Dispóngase como modalidad de pago
la retención mensual de haberes a cuyo fin ofíciese al empleador, haciéndole saber que deberá practicar las retenciones en forma
mensual en los términos precedentemente dispuestos. Concédase al empleador el plazo de diez días desde la recepción de la
manda, a los fines de cumplir la presente orden judicial o en su defecto explicar las razones de su incumplimiento, debiendo en
ambos casos presentar la contestación de la orden judicial dictada a este Tribunal sito en calle Balcarce y Corrientes, Primer Piso,
Primer Módulo, Ala Civil, de esta ciudad de Río Cuarto o, en su caso, a la dirección de correo oficial del Tribunal a los fines del
cumplimiento del oficio recepcionado, a saber, XXXXXX@justiciacordoba.gob.ar, quien dará respuesta inmediata de su recepción y
procederá a glosarlo en autos, todo bajo apercibimiento de que en caso de no recibir respuesta dentro del plazo fijado resultará
solidariamente responsable del pago de la deuda alimentaria en los términos del artículo 551 del Código Civil y Comercial que
deberá transcribir al oficiarse…”.
Tal cual se advierte, la manda judicial pone en conocimiento del destinatario el apercibimiento al cual se encuentra sujeto para el
hipotético caso de no actuar en el sentido que se le ha ordenado, circunstancia que resulta fundamental a los fines de tornar
operativa la sanción prevista por la norma objeto de abordaje.
Por otro costado, luce conveniente destacar que el empleador de la persona alimentante deberá, necesariamente, formular la
retención que se le ha ordenado en los términos señalados por el tribunal interviniente, pues ello deviene imprescindible a los
fines de concretar un cumplimiento estricto e íntegro de la carga que se le atribuye. Para ello, cabe partir de una premisa
fundamental: la retención dispuesta por un organismo judicial a los fines de solventar una obligación alimentaria no debe ser
asimilada a un embargo. En consecuencia, resulta primordial que quien tiene a su cargo la tarea de efectuar las liquidaciones de
haberes distinga ambos supuestos, desde que los efectos en uno y otro caso son notoriamente distintos, máxime si consideramos
las previsiones incorporadas al decreto reglamentario 484/87 y, del mismo modo, a la ley de contrato de trabajo (arts. 120 y
147), todo lo cual resulta de alta trascendencia en la materia. La normativa referida impone un límite a la embargabilidad de los
haberes. Asimismo, y en lo que aquí interesa, ambas normas prevén que los límites impuestos a los efectos de proteger una
determinada porción del salario no deben ser considerados cuando el motivo de la retención resulta ser una prestación
alimentaria.
Despejado el panorama en lo que refiere a la diferenciación que debe efectuarse por parte del empleador entre una orden
judicial de retención dispuesta por alimentos y un embargo de haberes, corresponde, seguidamente, destacar cuáles son los
rubros que deben marginarse en oportunidad de concretar la liquidación del sueldo de la persona sobre la cual recae la obligación
alimentaria. En este sentido, cabe señalar que la retención por alimentos debe calcularse sobre la remuneración bruta del
trabajador, razón por la cual corresponderá excluir únicamente los descuentos que la ley prevé en función de un interés que
responde al orden público. En consecuencia, dentro de los rubros que deben exceptuarse encontramos los aportes jubilatorios, la
obra social y la ley 19032 -prevista a los fines de brindar asistencia social y salud a jubilados y pensionados-. Asimismo, la
jurisprudencia ha sido conteste en afirmar que, cuando se trate de dependientes que tributen el impuesto a las ganancias de
cuarta categoría, también deberá excluirse del cálculo el monto retenido por dicho concepto. Por último, resulta importante
destacar que, además del sueldo, y a los fines del cálculo que deriva en la retención ordenada, debe incluirse el aguinaldo, las
bonificaciones y las participaciones de ganancias y/o premios.

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Por otro costado, es necesario señalar que existen posturas encontradas en lo que refiere a la indemnización por despido y la
prestación alimentaria. La jurisprudencia ha seguido diversos caminos con relación a ello. Por un lado, destacamos aquellos
decisorios que apuntan a proteger la incolumidad de las sumas indemnizatorias. En este sentido, se ha resuelto: “La
jurisprudencia ha dicho, en concordancia con el criterio de la a quo, que la indemnización por despido no está comprendida dentro
de la cuota alimentaria, ya que tiene carácter reparatorio a los efectos de permitir el desenvolvimiento del alimentante que carece
de trabajo y hasta que pueda iniciar otra actividad o jubilarse” (cfr. Cám. Nac. Apel. Civil, Sala E, 24/2/2003, LL 2003-B, pág.
613; ídem, Sala A, 30/5/1989, ED 134, pág. 217). Asimismo, y siguiendo la misma postura, se ha dicho lo siguiente: “De acuerdo
con la definición de retribución establecida por la ley y la doctrina, resulta de toda lógica que la empresa demandada haya
retenido el 30% de los haberes del trabajador, incluyendo las horas extras, así como las trabajadas durante días inhábiles, las
vacaciones y el sueldo anual complementario, pero no así la indemnización. Es que la remuneración percibida por las horas extras
y los días inhábiles trabajados es justamente una contraprestación que percibe el trabajador como consecuencia del contrato de
trabajo. La retribución de las vacaciones que efectivamente se gozan, por su parte es una prestación salarial por decisión legal ya
que la ley trata dicho pago como si fuera remuneratorio (Goldin, Adrián. Op. cit). Por último, el sueldo anual complementario, tal
como su nombre lo indica, constituye también una prestación salarial pero complementaria, que consiste en un salario mensual
más por año calendario que se paga en dos cuotas, con vencimiento respectivo el 30 de junio y el 31 de diciembre. En cambio, la
indemnización, como ya se ha mencionado, por su naturaleza resarcitoria, no constituye salario” (Juzg. Familia Nº 1 Tigre,
Departamento Judicial de San Isidro, en autos “B. M. L. c/Tipi Plastimec s/materia a categorizar” - Expte. Nº: TG-8684-2019). Sin
embargo, desde los tribunales de familia también han surgido soluciones que adoptan criterios opuestos a los referidos, los cuales
citamos a continuación: “De las constancias de autos, surge que la empleadora no retuvo el 40% sobre la suma indemnizatoria
del Sr. F. D. S., tampoco se presentó a juicio a fin de informar al Juzgado los motivos del incumplimiento ni respondió a las
intimaciones realizadas bajo apercibimiento, ni contestó el traslado del presente incidente. La responsabilidad surge, en definitiva,
en este caso, de la reticencia del tercero a dar cumplimiento a la orden judicial, quien no ha acreditado o denunciado siquiera los
motivos del incumplimiento, como así también de la indiferencia hacia los derechos del niño a percibir la cuota de alimentos
fijada. La conducta desplegada por la empresa es reprochable en cuanto debió actuar con diligencia para asegurar el
cumplimiento de la cuota de alimentos fijada para satisfacción de las necesidades del niño y al menos comunicar a la parte
interesada el cese de la vinculación y la falta de retención futura, extremando recaudos en procura de la satisfacción del interés
superior y derechos del niño, derivados de la Convención que nos comprende a todos … La conducta despreocupada de la
empleadora no puede premiarse con la falta de obligación en la cuota de alimentos que conocía, por el contrario, debe condenarse
a la misma al pago, quedando habilitado a ejercer la correspondiente acción de reintegro contra el deudor alimentario por las
sumas desembolsadas” (Juzg. Familia N° 3, ciudad de Salta, en autos “O., R. C. c/INC SA por incidente”, Expte. Nº INC -
390498/1 - 2019).
Frente al escenario descripto, y sin perjuicio de las discusiones existentes en torno a la naturaleza jurídica de la indemnización
por despido, el último extracto jurisprudencial da cuenta de algo que resulta esencial a los fines de evitar planteos de extensión
de responsabilidad en los términos del artículo 551 del Código Civil y Comercial de la Nación. Toda conducta elusiva que se
desprenda de un tercero al que se le ha asignado judicialmente una carga será plausible de ser castigada, más aún cuando se
encuentran involucrados derechos fundamentales que hacen a la dignidad de las personas. Es por ello que, frente a cualquier
eventualidad que pueda surgir en el cumplimiento de la manda judicial, se espera que el empleador que debe concretar la
retención alimentaria asuma una conducta activa y colaborativa, para lo cual deberá informar al tribunal interviniente las distintas
circunstancias o vicisitudes que puedan suscitarse y que obstaculicen o complejicen el cumplimiento de la obligación a su cargo,
pues de lo contrario deberá afrontar consecuencias patrimoniales que lucen expresamente consagradas en el bloque normativo de
nuestro país.
En suma, cabe dejar en claro que el incumplimiento total o parcial por parte del empleador al que se le ha ordenado la retención
de la prestación alimentaria con la consecuente falta de aviso e información al tribunal que despachó la medida derivará,
irremediablemente, en la imposición de la sanción prevista por el artículo 551 del Código Civil y Comercial de la Nación, sin
perjuicio, a su vez, de las sanciones conminatorias que puedan corresponder en función del artículo 804 del mismo plexo
normativo.

IV - LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y SU ROL EN LA EFECTIVIDAD


DEL DERECHO ALIMENTARIO COMO OBJETIVO PRIMORDIAL PARA EL DESARROLLO
DE LA COMUNIDAD
No escapa de la órbita de nuestro conocimiento que la consagración del artículo 551 del Código Civil y Comercial de la Nación ha
encontrado resistencia en el sector empresarial de nuestro país. Conforme hemos desarrollado, la retención de haberes
representa una modalidad de pago de la obligación alimentaria que involucra a terceros ajenos a la relación alimentante-
alimentado, los cuales en la práctica hacen las veces de garantes a los fines de su cumplimiento, razón por la cual, ante una
conducta omisiva por parte de estos, emerge la responsabilidad solidaria que prevé la norma citada. Indudablemente, las
principales objeciones surgen en función del apercibimiento que se prevé. Frente a ello, luce necesario contextualizar la obligación
sobre la cual nos estamos expidiendo.
Si bien al iniciar la presente colaboración hemos formulado distintas reflexiones en torno a la obligación alimentaria,
consideramos conveniente profundizar sobre determinados aspectos de esta, para lo cual proponemos, seguidamente, su
tratamiento en conexión con principios elementales de la responsabilidad social empresarial, pues solo de esa manera se arribará
a una mejor interpretación de la solución prevista por el legislador.
En primer lugar, resulta necesario determinar el concepto de responsabilidad social empresarial. En líneas generales, podemos
definirla como aquella responsabilidad inherente a organizaciones -públicas o privadas- que tiene por objeto velar por los
intereses de la comunidad con la que se relaciona, ya sea en materia ambiental, económica o social. Con relación a esta se ha
dicho lo siguiente: “…Su aparición en los escenarios académico, político, social y económico está más que justificada de cara a la
deteriorada equidad social, el distanciamiento entre el desarrollo económico y el desarrollo social, y la generalización de
mecanismos de exclusión social … Esta transformación del comportamiento empresarial tiene su génesis en la relación entre
comportamiento empresarial y acción social, ya que es necesaria la apertura, adaptación y coherencia entre la empresa y la
realidad social, cada una retroalimentada por la otra … No es un misterio que las organizaciones, y por ende las empresas, no son
neutras al devenir de la sociedad; relación que se presenta en doble vía, la primera, porque las empresas son agentes
generadores de estructuras, cambios y tendencias económicas que impactan directamente la dinámica social, y segundo, porque
las organizaciones depositan su razón de ser en las sociedades, en tanto son estas las que demandan sus bienes y servicios. Es
en la sociedad donde las empresas validan el éxito y el logro de sus objetivos…”.(5)

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La responsabilidad social empresarial se desarrolla en múltiples dimensiones. En lo que aquí nos interesa, corresponde su
análisis desde un aspecto sociocultural y sobre la base de principios tales como la solidaridad, el respeto por la dignidad de las
personas, la justicia, la equidad y el desarrollo social. Indudablemente, el accionar empresarial debe orientarse sobre la base de lo
que los referidos preceptos indican, pues solo de esta manera se logrará desarrollar un compromiso social para con la ciudadanía.
El pago de la prestación alimentaria se erige como una auténtica preocupación social que demanda políticas de gestión por parte
de la totalidad de los actores sociales a los fines de garantizar su efectivo cumplimiento. Una empresa que no concrete la
retención de la prestación alimentaria atentará en contra de derechos humanos primordiales para el desarrollo de la vida, lo cual
lleva a categorizarla como un organismo carente de responsabilidad social. No debe perderse de vista que a las organizaciones
empresariales -públicas y privadas- la sociedad moderna les ha asignado un rol que excede con creces la mera obtención de
beneficios económicos, pues se espera de las mismas la adopción de medidas que procuren el mejoramiento social en todos sus
ámbitos.
Tal cual hemos advertido, la obligación alimentaria puede emerger en el marco de relaciones en las que no existan personas
menores de edad, sin perjuicio de ello, se torna más importante aún garantizar su cumplimiento si los beneficiarios resultan ser
niños, niñas o adolescentes. Esto ha sido materia de abordaje por parte del Comité de los Derechos del Niño. A través de la
observación general 16 del año 2013 el mencionado organismo ha referido que el impacto del sector empresarial en los derechos
del niño ha aumentado en los últimos decenios debido a factores tales como el carácter globalizado de las economías y de las
actividades empresariales y las tendencias actuales de descentralización, así como la externalización y la privatización de las
funciones del Estado que afectan el disfrute de los derechos humanos. Asimismo, se destacó que la efectividad de los derechos
del niño no es una consecuencia automática del crecimiento económico y que las empresas también pueden provocar un impacto
negativo. Frente a ello, se ha señalado que los Estados tienen además la obligación de garantizar que todos los actores respeten
los derechos del niño, incluido el contexto de las operaciones y actividades empresariales. Indudablemente, el artículo 551 del
Código Civil y Comercial de la Nación representa una verdadera respuesta a dicha exigencia. En este sentido, se ha referido en el
marco del instrumento citado que los Estados cuentan con la obligación de ofrecer protección contra las violaciones por terceros
de los derechos consagrados en la Convención y sus protocolos facultativos, motivo por el cual deben adoptar todas las medidas
apropiadas, razonables y necesarias para impedir que las empresas cometan violaciones de los derechos del niño o contribuyan a
ello. A tal fin, se faculta al Estado a dictar leyes y reglamentos o aprobar políticas en que se establezca la forma en que las
empresas pueden incidir en los derechos de los niños.
En suma, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el incumplimiento del pago de la prestación alimentaria se constituye
como una problemática social recurrente que se magnifica año tras año, motivo por el cual, a los fines de erradicar este verdadero
flagelo, se espera desde el sector empresarial un comportamiento riguroso en lo que respecta a la retención de haberes en cuanto
ello haya sido solicitado a los fines de solventar un crédito alimentario, pues, sin duda alguna, dicho accionar deviene
imprescindible a los fines de la construcción de una sociedad más armoniosa y equitativa.

V - PALABRAS FINALES
A lo largo de la presente colaboración se ha efectuado un retrato de algunos de los aspectos que se encuentran relacionados con
el cumplimiento de la obligación alimentaria. Hemos ahondado, principalmente, en la retención de haberes como mecanismo de
satisfacción del crédito alimentario. Asimismo, se ha desarrollado un abordaje comprensivo del artículo 551 del Código Civil y
Comercial de la Nación y la responsabilidad solidaria prevista frente a un eventual incumplimiento del empleador de la persona
alimentante. Por último, se practicó un análisis de la solución prevista por el legislador en la citada norma a la luz de los principios
que emanan de la responsabilidad social empresarial.
A modo de cierre, resulta esencial destacar que la obligación alimentaria se constituye como un derecho humano de raigambre
constitucional, motivo por el cual corresponde al Estado adoptar todas las medidas que se encuentren a su alcance a los fines de
garantizar su cumplimiento. Es decir, al margen de la responsabilidad prevista con relación a los integrantes del grupo familiar o
sobre determinados terceros -tal cual lo prevé el art. 551 del CCyCo.-, no debe perderse de vista el rol central que tiene el Estado
a los fines de propiciar un terreno fértil que permita el cumplimiento de la obligación alimentaria.
Indudablemente, la ausencia de políticas públicas tendientes a promover un escenario socioeconómico estable repercute de
manera directa en la problemática que hemos desarrollado, lo cual queda de manifiesto ante el incesante crecimiento del sector
informal de la economía en nuestro país. Dicho escenario complejiza sobremanera la tutela judicial efectiva del derecho en
cuestión, todo lo cual deriva, a la postre, en causas judiciales en las cuales, amén de reconocerse el derecho reclamado, se torna
sumamente complejo garantizar la satisfacción de la prestación alimentaria. Es decir, si bien pesa sobre el Estado el imperativo
legal -y moral- de tomar todas las medidas apropiadas para asegurar el pago de la prestación alimentaria, no podemos
desconocer que ello, a la luz de las políticas públicas actuales, no resulta más que un cometido muy lejano en el horizonte. Frente
a tal panorama, es decir, ante un Estado desentendido de ejecutar políticas sociales, económicas y de concientización cívica que
propendan a un mejor cumplimiento de la obligación alimentaria, puede lucir contradictorio volcar la responsabilidad en actores
privados. Sin perjuicio de ello, el contexto descripto no puede constituirse como un justificativo frente al incumplimiento, pues, tal
cual hemos destacado, el derecho a la prestación alimentaria demanda un rol protagónico de la sociedad en su conjunto dado que
lo que se encuentra involucrado es la dignidad y el desarrollo de sus ciudadanos.

 
 

Notas:
(1) Abogado (Universidad Nacional de Río Cuarto). Especialista en Derecho de Familia (Universidad Nacional de Rosario). Especialista en
Tributación (Universidad Nacional de Río Cuarto). Escribano (Universidad Empresarial Siglo 21). Auxiliar en el Juzgado de Familia de
Primera Instancia y Primera Nominación de la ciudad de Río Cuarto. Profesor titular experto por concurso de la cátedra de Derecho de
Familia de la Universidad Empresarial Siglo 21
(2) Gallo Quintián, Gonzalo J.; Quadri, Gabriel. H.; Alcaín, Valeria et. al: “Alimentos. Perspectiva constitucional, interdisciplinaria,
sustancial y procesal” - LL - Bs. As. - 2022 - pág. 205
(3) Herrera, Marisa; Caramelo, Gustavo; Picasso, Sebastián: “Código Civil y Comercial de la Nación comentado” - Ed. Infojus - Bs. As. -
2015 - pág. 262

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11/7/22, 16:23 LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DEL EMPLEADOR EN MATERIA DE OBLIGACIÓN ALIMENTARIA. UN REPASO POR E…
(4) Gómez, Julio L.: “Deuda alimentaria y responsabilidad de su agente de retención” - 2019 -
https://www.thomsonreuters.com.ar/es.html
(5) Vélez Evans, Ana M.: “Una respuesta a la acción social, de la rentabilidad a la responsabilidad social empresarial” - 2010. Recuperado
de https://www.redalyc.org/pdf/1513/151313724002.pdf

 
 

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