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MODERNISMOS, MASCULINIDADES Y NACIONALISMOS: RUBÉN DARÍO Y FEDERICO

GARCÍA LORCA ANTE WALT WHITMAN


Author(s): José Ignacio Badenes
Source: Chasqui , Mayo 2014, Vol. 43, No. 1 (Mayo 2014), pp. 92-102
Published by: Chasqui: revista de literatura latinoamericana

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/43589605

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MODERNISMOS, MASCULINIDADES
Y NACIONALISMOS:
RUBÉN DARÍO Y FEDERICO GARCÍA LO
ANTE WALT WHITMAN

José Ignacio Badenes


Loyola Marymount University
Introducción

Según la actual crítica revisionista, el modernismo hispano de finales del siglo XIX y principios del
XX "[n]o fue exclusivamente un movimiento artístico y literario . . . [sino] una actitud vital que se
concretó en múltiples variantes y opciones estéticas enmarcadas en el proceso de la modernización
cultural de Occidente" (Acereda 85), o sea en "una pluralidad de modernismos" (Cardwell 56). Lejos de
ser un movimiento aislado del desarrollo cultural occidental se ubica dentro de él. Más aún, el
modernismo es orgánico, es decir, representa una fase, la primera, de muchas que intentarán expresar
durante gran parte del siglo XX la confrontación con la modernidad y las realidades que esta conlleva,
como analizó Matei Calinescu. Por lo tanto, la relación que existe entre el modernismo y las vanguardias
que cronológicamente le siguen no es tanto de ruptura cuanto de evolución. Para Cathy Jrade, este
contacto con la realidad moderna con sus cambios, difuminaciones e incertidumbres exigirá no sólo una
respuesta cultural sino también política que el texto artístico expresará. Entre estas respuestas, e
discurso en torno al género y la identidad sexual cobrará particular significación, particularmente
vinculado al proyecto político a nivel nacional y/o global.
Rubén Darío (1867-1916) y Federico García Lorca (1898-1936) representan dos fases de este
proceso de modernización cultural occidental y su respuesta política a través del medio artístico. A
poeta nicaragüense se le ubica dentro del modernismo, mientras que al artista español en las
vanguardias. Sin embargo, hay una relación entre ellos de la misma manera que existe un puente entre
modernismo y vanguardias: Darío es uno de los maestros del joven Lorca, como se constata en la obra
primeriza del andaluz.1 Entre los motivos que los unen, está la atracción por la figura del poet
estadounidense Walt Whitman (1819-1892), a quien ambos le dedican un poema. Símbolo tanto estético
cuanto ético para muchos escritores hispanos de esta época, Whitman representa en Darío y Lorca una
visión de la globalidad vinculada a la identidad sexual, en concreto a la masculinidad. Sin embargo, a la

*En su biografía de Lorca, Ian Gibson señala la profunda influencia que ejerció Darío sobre el joven
Lorca tanto a nivel personal como artístico, afirmando que "Darío fue el gran maestro del poeta
granadino" (99). Para Gibson, "el desdén rubeniano por los filisteos; su indiferencia ante cualquier
noción convencional de lo poético; su negativa a dejarse encasillar en tal o cual 'escuela'; su fe en el
arte, en el individualismo; el culto que profesa a Dionisio; su sentido del misterio profundo de la vida; su
curiosidad intelectual; su arrolladora energía creadora; su capacidad de admiración, su fervor panteista
su sinceridad" (113) tocó profundamente la sensibilidad del joven poeta quien se vio reflejado en el
poeta nicaragüense, animándolo "a encontrar su camino en la poesía y en la vida" (113).

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vez que coinciden en su aprop


personalidades como de sus con
poetas en torno a cuestiones de g
Walt Whitman. ¿Cómo leen Darí
de la hierba ansiedades relaciona
a cuestiones sociopolíticas? Dicha
especialmente aquellos relacionad

Nacionalismo y masculinidad

Las últimas décadas del siglo XI


un período de gran ansiedad, p
repúblicas americanas, recien
Irónicamente, al menos al princ
mirar hacia adentro buscando lo
occidental no-español, lo perc
retrógrado), a su circunstancia. E
aunque arraigado en la mimesis
propia manera de leer los textos
un modo original, llegando a infl
medio de un estilo aristocráti
pragmatismo y materialismo de
este mecanismo de traducción de
a las jóvenes naciones hispanoam
sobre todo en lo que atañe al gén
Nación, género y sexualidad se
comienzos del XX con relación
estaba gestándose en el resto d
valores al poder, pero que a fine
y sociopolíticas particulares. La i
hombría que se impone como nor
la sociedad establecida. Dicha m
rasgos tales como el honor, la d
sexual. Es una definición esenci
las que se le asocia son innatas
hegemónica, como él la llama, no
definidas, aisladas y atemporale
rasgos que se imponen sobre ot
patriarcal burguesa. Estas caracte
sujetas, por tanto, al cambio segú
dominio. La masculinidad hegem
jerarquiza otros comportamient
relación a los rasgos masculinos
del XX estos rasgos tendrán que
fuerte y atlético y que la nación a
La ideología nacionalista, ancla
época coincide con el auge de la
día con alguno que otro cambio.
concebida como una institució
hegemónicos viriles. La nación

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94 Modernismos, masculinidades y nacionalismos

heterosexual y su retórica masculinista servirá para construir, f


fronteras nacionales. De esta manera, nociones de género, sexualid
el patriarcado burgués para proyectar un tipo de identidad que
superior a cualquier otra, la del hombre occidental entendido como
Sin embargo, este concepto de masculinidad burguesa se verá a
inicios del XX por contratipos, frutos de la modernidad, que borr
Tales contrafiguras despertarán ansiedad en el patriarcado b
estigmatizará y aislará actitudes y tipos antinormativos tanto le
tiempo, se escuchará con más vehemencia dentro del discurso
masculinista que reforzará rasgos estereotípicamente masculino
afeminadas y débiles, nocivas para la consolidación y expansión del
Las jóvenes naciones hispanoamericanas aprenden de sus mod
retórica masculina heteronormativa del proyecto nacional para
nacionales, pero simultáneamente se ven confrontando en sus le
normativos antes de su consolidación nacional. Por tanto, si una
género y la sexualidad crece entre los siglos XIX y XX e
Hispanoamérica dada su particular circunstancia. De ahí, que, co
hispanoamericanos aprendan a leer los textos foráneos según
manipulándolos y retocándolos. Es el caso con la persona y ob
Whitman.

£1 modernismo, Walt Whitman y Rubén Darío

Según Enrico Mario Santi, la apropiación de Walt Whitman por l


caso más ejemplar "de la paradoja que constituye a toda la literat
con y a través del lenguaje del otro europeo" (274). Para Santi, Whit
literario" (268), ya que en vez de imitarlo como modelo retór
invocaron como tema en sus obras (272), estableciéndose "una d
realidad fue y escribió y lo que ellos imaginaban que él era y es
constatan Fernando Alegría y Leandro Wolfson en sus estudios
hispanoamericanos leen a un Whitman creado por el propio autor
biógrafos, un Whitman mitificado y alejado de quien realmente fu
acceden, por tanto, al verdadero Whitman sino al mitificado. E
interpretaciones. De ahí que Josef Raab considere a Whitman una
que los autores hispanoamericanos tienden a proyectar sobre él s
tanto consciente como inconscientemente. Por tanto, la manera en
acerca de los que lo están leyendo que sobre el propio autor de La
complica ya que la voz que se escucha en la obra de Whitman es
autor - Walter Whitman - y los entes ficticios que imaginó ser -
comentó en su tiempo Jorge Luis Borges. Más aún, los hispanoame
la generación modernista - lo leen en traducciones del francés o
tanto, su acceso a Whitman es muy indirecto, ya que se acercan a é
conoce a través de su ficción. No en balde declaró John E. Engleki
referencias a Whitman sobrepasaban las traducciones que se ha
Marián Ochoa considere "la estética de la recepción sugerida por
ideal "(179) para estudiar el efecto de Whitman en quienes lo leen.
El artículo que el escritor cubano José Martí escribe sobre
mexicano El Partido Liberal en abril de 1887 después de haberlo es
poeta a Latinoamérica, iniciando su culto al idealizarlo. Sin embarg
Darío el año siguiente, recopilado en Azul, el que cimenta la figura

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dada la importancia, popularida


modernista. Pero para Josef Raa
retratara Martí en su artículo
ambivalencia hacia Whitman, qu
representa la amenaza de los Es
también "emperador" en el últ
traducción de su obra al francés
proceso en que lo convierte en p
se ha señalado, Whitman pasa
escribirán sobre él. Estoy de ac
como cautela en cuanto a los Esta
a nivel nacional también proye
comentado, los dos discursos est
hablante lírico de Darío en el poe
con la preocupación nacional?
Es interesante notar que el m
publicación de Azul , el pintor e
fruto de sus visitas al poeta a C
época. A pesar de que no haya h
nicaragüense los retratos que sen
como en el otro se destaca a W
"sacerdote". Más aún, aparecen
entrecejo" como también "sus c
los cálidos tonos del cuadro de
"bello", "sereno", "santo", "nobl
(Abraham, Isaac, Jacob, Moisés)
sacerdotes (Melquisedec) del An
Yavé del Antiguo Testamento, e
viejo". Es la imagen que el dibujo
cristiano y pagano, mezcla el len
con el también "bello" Apolo qui
"olímpico" Zeus, asociado al "ág
retrato de un Whitman endiosad
por Whitman como por Eakins, q
El Whitman que crea Darío e
masculinidad que es digno de ad
Asociado al "país de hierro", a lo
como también es portador de esp
modelo, por tanto, para la joven
Hay una "arruga". A pesar que
"vence" - verbos de conquista
"¡Boga!", "¡Trabaja!". No es tanto
masculinidad arquetípica, mít
masculinidad de fuerza y dom
atributos con que se arropa la
masculinidad ansia penetrar, co
soneto, asociada a Hispanoaméric
la conquista, de la feminización e
ofrece. De ahí su tensión.
Es interesante notar que la voz
homosexual del autor de Las hoja

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96 Modernismos, masculinidades y nacionalismos

estadounidense que concuerde con e inspire el proyecto nacion


convenientemente calla cualquier referencia a las preferencias s
haya sido afeminado facilita la omisión, ya que Darío es heredero d
iguala la homosexualidad al afeminamiento. Hay que recordar qu
prejuicioso ante comportamientos no normativos, en particular
género y la sexualidad, leyó los textos extranjeros que caían en
señalan Sylvia Molloy y Oscar Montero, el pánico homosexual influ
Wilde y Paul Verlaine fueron autores cuyos comportamientos no ap
en su arte, o increpó contra el performance de su sexualidad, co
como con Verlaine. Por otra parte, sin embargo, Darío se relacionó
Julián del Casal y Porfirio Barba Jacob, entre otros. Darío, por eje
homosexualidad del escritor cubano no le impidió a Rubén de que l
homenaje postumo que se le hace a Casal tras su muerte y que Darí
La Habana en 1910 como los artículos que escribe alabando al poet
el pánico homosexual en Darío no es congruente.
No obstante, la ansiedad que siente el hablante dariano en
Hispanoamérica ante la posible penetración militar por los Estado
Whitman, complica la apropiación de la figura del estadounidense
ámbito sexual. Además de concebir al homosexual como un inverti
propio de su época y cultura, Darío, como sus contemporáneos, tam
pasividad sexual. Homosexual no es el agente activo en una relación
pasivo, el que es penetrado. La ansiedad de la voz poética se agu
penetrado sino que quien lo hace, Whitman representando a Estado
su deseo por otros hombres, aunque Darío lo calla en el poema. La h
asumir Darío una postura pasiva, por tanto femenina. Esta image
siempre proyectó como conquistador de mujeres de gran potencia s
Años más tarde la ansiedad sentida en el poema de Darío se ha
convierte en el conquistador temido y las naciones de habla hispan
sentirán en particular su poder y su fuerza. Si antes la figura de W
países hispanos los valores positivos de su vecino al norte, dign
reserva, como se vio en el poema de Rubén, ahora pasa a ser pantal
profecía del "gran viejo" anunciando "en el futuro, tiempo mejor"
La oda que el español Federico García Lorca le dedica al poeta casi
soneto de Darío ilustra esta nueva apropiación de la figura de Wh
embargo, estará ubicada dentro de las vanguardias y no ya dentro d

Las vanguardias, Walt Whitman y Federico García Lorca

El término "vanguardia" agrupa aquellos movimientos artísticos


dadaísmo y el surrealismo que surgen a lo largo del primer terc
romper con principios estéticos previos fundados en la mim
denominará, buscarán libertad e innovación en el proceso creati
intento de lidiar con la modernidad artísticamente en el ámbito hi
cronológicamente serán un nuevo intento. De ahí que la relación en
compleja puesto que existe tanto un proceso de evolución de un mov
Históricamente, las vanguardias generalmente se ubican entre la
primera guerra mundial (1914-18) se derrumbó el imperialismo d
nacionalista burguesa, el masculinismo hegemónico asociado
consolidó, potenciado por la imagen del soldado durante la guerra tr
tras ella. Por tanto, al terminar el primer conflicto bélico mundial, la

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afianzó aún más el proyecto naci


hombre aparece, asociado a post
masculinidad patriarcal. El arte
tipo de hombre, solidario, igualit
final, como constata Mosse, term
su actitud bélica (119).
El arte de vanguardias también
durante esta época. Entre ellos
antaño sino constituido psicológ
por una parte algunos se rebela
sexo" de alma de mujer en cuerpo
otros buscarán integrarse a la s
desafortunadamente la homof
proyectará ansiedades en torno a
El contacto de Federico Garcí
grupo de escritores españoles co
para celebrar el bicentenario d
Todos ellos perseguían el mismo
imágenes innovadoras a formas p
Lorca leyó poemas de Whitma
prólogo de Darío. También
hispanoamericanos, en particular
contemporáneos Miguel de Unam
embargo, el contacto más directo
de su amigo el escritor español L
la Universidad de Columbia com
esa época, Felipe estaba traducien
libro Prólogo y paráfrasis de L
María dementa Millán, "no es e
conversación" (207). De hecho,
Whitman en traducción al castellan
Whitman predica en sus poema
intercambio sexual placentero en
tiempo que promociona una rad
hombre que propone Whitman
optó. Whitman le ofrece a Lorca
género y la sexualidad (Sommer
de 1929 durante su estancia en N
un período importante en su v
abiertamente con su identidad h
y simboliza la persona poética de
La oda se enmarca dentro de l
como ha señalado José I Moraza
fuera de su país natal confronta
trata de reconciliar su identida
religión y cultura de su país. El
tono ambiguo, "tanto un homena

2Lorca no publicará en vida su


en agosto de 1933 gracias a una

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98 Modernismos, masculinidades y nacionalismos

Como ya han estudiado José I Moraza y Ruth Tobias, entr


mundos antagónicos cuyos discursos entrelazan lo político con lo se
Nueva York, sede del materialismo, la comercialización,
deshumanización - "Nueva York de cieno, /Nueva York de alambres
le atrae la naturaleza - "ninguno quería ser el río, /ninguno amaba l
azul de la playa" - a menos que vea en ella algo útil - "noventa m
rocas"(García Lorca 1367-39). Es un mundo que es producto del p
dicotomías en cuanto al género (masculino vs femenino) y la
homosexualidad), donde lo masculino heterosexual impera sob
imponiendo de esta manera categorías de dominio y sumisión y dec
que no se adecúa a su óptica. Nueva York, por tanto, representa un
original, limitado y finito, un mundo necesitado de redención y
pertenece el "marica". Es el homosexual urbano, afeminado, quien o
de su lujuria, producto y a la vez aberración de este mundo. Es el mu
Por otra parte, está el mundo de Walt Whitman. Su mundo se ubi
ser un río" - sentido como eterno, clásico, casto - "Apolo virginal", p
incontaminado. Es el Edén antes de la caída y Whitman es su
Whitman su "Apolo virginal". A este mundo pertenece otro t
Whitman. Es el homosexual sano - "enemigo de la vid" - y masculin
palabra - "hermoso", "viril", "macho" - quien en vez de dejarse lleva
y degrada - "enemigo del sátiro" - prefiere o entregarse a un so
camarada" .... "bajo la burda tela" - o sentir el deseo sin consum
una aguja". El amor, y no la lujuria, rige este mundo, aunque no es f
pequeño dolor de ignorante leopardo". Es un mundo, por tanto, don
el dominio y la sumisión de género y sexo impera - "temblando ent
un mundo ideal.
Con este último mundo - igualitario - y con el homosexual ma
encarna Whitman se quiere identificar la voz poética, separándose,
otro mundo - patriarcal - al que pertenece el "marica" entendid
afeminado. Alaba la figura de Whitman retratándolo, así como lo h
esta vez como redentor y salvador. No obstante, se queja ante él
nefastas del espíritu pionero y emprendedor de su país ni tamp
condición humana que conducen al sufrimiento - "y la vida no es n
ha estudiado Paul Binding. Más aún, constata la contaminación de
quiera diferenciarse de él al señalar los maricas a Whitman - y, por
suyos, es decir, homosexual como ellos - "¡También ese!".
A primera vista se pensaría que el hablante lírico está renegan
fustiga a los "maricas", sugiriendo "elementos de autocastigo" (M
parte, se compadece de aquellos "que optan por el dolor de la soled
ostentan su sexualidad - "Por eso no levanto mi voz . . . /contra el n
su almohada". Por eso, más que la identidad sexual, la cual "plan
respeto" (482), el conflicto de Lorca gira en torno al género, concre
ella. Lorca ha internalizado la identificación que hace la cultura h
sexual y género y en concreto su prejuicio contra el homosexual af
su conflicto personal, ya que antes que escribiera la oda vivía atorme
homosexuales cuanto que alguien pudiera descubrirlo, señalarlo y d
que exhibiese - "¡También ese!" - confirmando los prejuicios de su
una parte algunos conocidos atestiguan que no se le reconocía ningún
otros lo llamaban "el marica de la pajarita". Entonces parece ser que
comportamiento femenino que lo identificara públicamente como
marica que llevaba dentro. Por eso desea identificarse con el tipo

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masculino y viril, no identificab


oda. Detesta en otros lo que detes
y el alarde que hace de ella, es
margina a la sociedad capitalista
pensar de la sociedad capitalista q
Irónicamente, se pone de parte d
marginado por esa sociedad mis
entre estos dos mundos. El h
comportamientos distintos con
particular, capitalista una e igu
optando por el mundo de Whitm
mundo que representa la ciudad
La poética lorquiana se caracte
tensión sin intentar resolución
psicológica que exhibe la voz poé
la voz poética describe y diag
dicotomía, ya sea mediante la i
ambas opciones. En vez, su am
inseparable (Smith 170-72). L
específicamente en el perform
privadamente.
Los dos mundos que aparecen e
homosexualidad masculina y a la
que habita y preside Whitman,
rasgos y gestos están muy en lín
hombre. El ambiente natural en
puesto que no se diferencia del p
para la ideología patriarcal puest
femenino, con el cual el patriarc
sucede con el homosexual "mascu
una imagen anómala del hom
deconstruyendo y amenazando l
lo masculino (127). Por otra pa
aunque a pesar suyo está invo
estereotipada del marica que lo h
homosexual amanerado que exh
ciudades, /de carne tumefacta y
calla su deseo - "Por eso no lev
almohada". Por tanto, la ambiv
relación al performance del gé
identidad sexual o su privacidad.
Esta dinámica no es tan sólo pe
su artículo "New York, New Yo
que hace George Chauncey de la
que la oda de Lorca se enmarca
neoyorquina por marcar su di
entreguerras que coincide con la
comunidad gay se viene abajo d
Street y el período de depresión
que criminalizarán la homosexua
salido durante los años 20. Lo

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1 00 Modernismos, masculinidades y nacionalismos

experiencia que contrasta con la que ha vivido hasta ese momento en


oda entre la publicidad o privacidad del comportamiento homosexual y
no sólo de sus conflictos psicosexuales sino también de los ambient
época.
De la misma manera que el soneto de Darío tenía su correspondiente visual en el cuadro de Eakins,
así la oda lorquiana. Sin embargo, en este caso, es el mismo Lorca, adiestrado dibujante, quien es
también el autor de la obra pictórica. Era típico que Lorca acompañara un poema dedicado a alguna
amistad con un dibujo. En el caso de la oda, Lorca dibujó un joven barbudo en la portada de al menos
seis ejemplares del poema que dedicó a amistades suyas.
Según Javier Yagüe Bosch, el barbudo no es identificable, "pero su barba y cabellos
ondulados. . .proceden de la imagen física del Whitman maduro" (213). Esta imagen coincide con el
poema en un par de rasgos. En primer lugar, en el arte pictórico de Lorca, la barba se asocia
generalmente con la virilidad, con una imagen estereotípica de la hombría, basta recordar algunos de los
dibujos de marineros del poeta. La barba del protagonista del dibujo no sólo se relaciona con la fluida
barba que identifica al Whitman maduro que el cuadro de Eakins, entre otros, muestra visualmente y
que menciona Lorca cuando habla en el poema acerca de la "barba llena de mariposas" del poeta.
También se conecta con la masculinidad estereotípica que representa Whitman para Lorca y el deseo de
este de asociarse con una homosexualidad de corte estereotípicamente masculino y no una
homosexualidad afeminada.
La barba del dibujo se divide en dos partes: una mitad estática y la otra acariciada y esparcida por el
viento. Dicha división parece representar los dos mundos vistos en la oda conectados a las dos clases de
homosexuales que aparecen en la oda. La barba dividida es un ejemplo visual de la dinámica
ambivalente ya explicada que se ve en el poema y que vive Lorca en carne propia. En segundo lugar,
hay una semejanza entre la figura dibujada y la estatuaria clásica greco-romana, en particular el vacío en
los ojos. Dicha relación con lo clásico remite a Whitman, a quien Lorca construye en el poema como un
"Apolo virginal" reinando en su Arcadia. Más aún, el contexto homoerótico de la Grecia antigua se
asocia con el amor entre camaradas que Whitman alababa y que Lorca recoge en el poema -
"soñabas . . . /con aquel camarada". Oda y dibujo, por tanto, se relacionan, como ocurre muchas veces
en Lorca, entre su obra escrita y visual.

Conclusión

Vistos conjuntamente, los poemas que Rubén Darío y Federico García Lorca le escriben a Whitman
ilustran dos fases - modernismo y vanguardias - del contacto y reacción ante la modernidad desde una
óptica política y sexual vinculadas. Tanto en Darío como en Lorca se ha visto una manipulación de la
figura de Walt Whitman que revela tanto ideales cuanto ansiedades en torno al proyecto político
nacional/global entrelazado este con cuestiones de género e identidad sexual. En ambos, Whitman no es
más que una pantalla para proyectar reflexiones y sentimientos de índole tanto política cuanto personal,
una especie de prueba Roschach, que revela más acerca de la voz lírica que se escucha en los poemas
que sobre el autor de Las hojas de la hierba.
Ubicado dentro de la primera fase del modernismo, cuando las naciones hispanoamericanas
buscan modelos fuera de sí para forjar su identidad, el soneto que Darío le escribe a Whitman está lleno
de alabanzas. Whitman representa los valores democráticos de la nación norteamericana que la voz
poética desea para su continente y los expresa creando una imagen arquetipicamente masculina que
coincide con la del Dios Padre de la tradición cristiana y la de Zeus/Apolo de la tradición pagana,
sacralizando, por tanto, su figura y lo que representa, muy en sintonía con el cuadro que Thomas Eakins
hace del bardo estadounidense por esa época. Sin embargo, la ansiedad arruga este retrato, puesto que el
miedo a la penetración agresiva, que crea otro tipo de imagen masculina, bélica y violenta, se percibe
con el uso de ciertos vocablos.

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Esta ansiedad que en Darío es tan só


parte de los poemas que escribe dura
cultura capitalista estadounidense.
convertido en un signo ambiguo. E
justa por medio de una sexualidad
embargo, también se convierte en bl
con la realidad de la mezquina condic
los que han hecho de los Estados Uni
a este sentir, está la problemátic
homosexual afeminado urbano porq
margina a ciertos seres humanos por
homosexual que encarna y propone
condenado a la soledad. Sin embargo,
sino a su performance , el cual lo co
ser diferentes que él tanto rechaza,
homosexual que Whitman representa
Estilísticamente, los poemas perte
soneto y vanguardista la oda. Sin em
en sus respectivos moldes estéticos
ejemplos distintivos de las dos esté
textos de estos y otros autores que c
Whitman ni copian sus recursos esti
que representa Whitman para su circ
la importancia de estos dos poemas
época llena de ideales como también

Obras citadas

Acereda, Alberto. "La poética del Modernismo: una hermenéutica de la modernidad existe
Cuadernos americanos 15.1(2001): 85-103.
Alegría, Fernando. "¿Cuál Whitman?: Borges, Lorca y Neruda." Texto crítico 7.1 (1981): 3-12.
- . Walt Whitman en Hispanoamérica. México: Ediciones Studium, 1954.
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Buchbinder, David. Performance Anxieties: Reproducing Masculinity. Sydneyâ: Allen and U
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Calinescu, Matei. Five Faces of Modernity. Durham, N.C.: Duke UP, 1987.
Cardwell, Richard. "Rubén Darío y Salvador Rueda. Dos versiones del Modernismo". Revi
literatura 45.89 (1983): 55-72
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Bodas desangre. Yerma. México: Editorial Porrúa, 1991. 1.137-39.
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1989.

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1 02 Modernismos, masculinidades y nacionalismos

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García Lorca e il suo tempo . Ed. Laura Dolfì. Roma: Bulzoni, 1999. 207-12.
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