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JORGE A. GONZALEZ

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A UA AN)

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S IE E O
Cultura(s)
Popular(es) Hoy

pl. lieeoveoos en torno al largo y sinuoso camino de la domesticación téorica


h. de una realidad altamente tozuda y contumaz,

hi presente ensayo tiene como mira hacer una esquemática y a


“epidórmica” presentación de distintas perspectivas que con el
han surgido para hablar acerca de un vasto y heteróclito con-
de objetos, fenómenos, relaciones y realidades culturales lla-
unidas genéricamente “populares”.
| Vs importante (aunque igualmente evidente) subrayar que el
opmpo de estudios sobre nuestra cuestión es multiple. Por esta ra-
sm el artículo tocará brevemente a autores, corrientes y tradicio-
ws de indole muy diversa, pero que de una u otra manera han
Abajo el concepto; asimismo intentará en cada uno de los apar-
precisar críticamente la caracterización que cada una de di-
vorrientes hace de la cultura popular.

DI LAS TENDENCIAS (RECOVECOS Y SINUOSIDADES)

Menclonemos de entrada dos obviedades en torno del estudio


la cultura popular:? a) Que sus dos términos son peligrosamente
micos, b) Que tal polisemia tiene como base distintos paradig-
de aproximación y por lo tanto diversas problemáticas dentro
las cunles hablar de tal cuestión, de cierta particular manera,
sensato, Es decir, que existe una multiplicidad de pregun-
tuwe pueden formularse dentro de límites fijos) cuyas “respues-
20 han ido a parar a un recipiente ambiguo, equívoco y contradic-
denominado cultura popular. Asimismo, las diversas problemá-
le las que emana dicha materia están ligadas —por así decirlo—-
y perspectivas muy diferentes.
Ll. ANTICUARIOS, ERUDITOS Y ROMANTICOS. estas primeras cozce ciones creemos, con Cirese, que tanto los in-
i bereses anticuarios y erudicionistas como los románticos, contri-
Tenemos constancia de que por lo menos desde el siglo XVII y buyeron ampliamente a romper, al menos en algunos ámbitos, cor
XVIII (época en que además se suele situar como la fase más aguda el exclusivismo reinante de las clases altas al reivindicar la existen-
de la represión y destrucción violenta de las culturas campesinas eu- cia y presencia de otras realidades sociales y culturales,
ropeas) existe un interés por buscar y describir los restos de la anti-
gúedad que se conservaban en las tradiciones de los pueblos. ? II. LA INTEMPESTIVA IRRUPCION DE LAS CLASES 3
Es así como los “anticuarios” convierten los “errores Y COs-
tumbres no laudables” del pueblo, residuos del “paganismo y del Una vez vistos de pasada los antecedentes inmediatos, resulta
gentilisrio” en documentos y testimonios válidos para el conoci- necesario revisar con más detalle las distintas aportaciones que con
miento del pasado. Lo popular pasa entonces de ser solamente respecto al tema se encuentran dentro de la obra de Antonio
condenado y juzgado desde los ojos del exclusivismo cultural Gramsci y de algunos de los continuadores de sus pensamientos.
del clero, de los nobles y de los letrados a ser observado como ma- Esta profundización se justifica por la influencia que su obra?
terial de erudición. Siempre definido desde el poder; lo popular, con ha tenido en los ulteriores desarrollos sobre la cuestión y porque sus
anticuarios y erudicionistas, transitaba de lo “bestial, demoníaco, propuestas constituyen
E una ruptura bastante marcada con las con-
bárbaro e inaceptable” hasta los confines menos polémicos
“interesante, lo pintorezco y lo exótico de los antiguos”. En de lo
ellos,
ISA plenas: n
Sabemos bien que aunque Gramsci nunca Bas un estudioso E
del
los principales temas de interes fueron básicamente algunas prácti- folklore, la relación entre los “simples” y los “intelectuales” fue
cas y creencias campesinas tradicionales que, por otra parte, no eran uno de los nudos importantes de su pensamiento.
sólo reliquias, sino que en buena parte constituían la base de las cul-
buras de los pueblos campesinos de la época. Sl GRAMSCI Y LA CUESTION POPULAR
El siglo XVII (y parte del XIX) es marco del afianzamiento
de la actitud romántica que, en busca de lo “auténtico” y lo “es May, en mi opinión, tres condiciones que deben tomarse en
pontáneo”, descubre en la poesía popular la expresión verdadera — puente para comprender el interés de Gramsci por la cultura de las
del “alr:a” nacional y continúa así el interés de los anticuarios por — clases subalternas: a) su carácter de militante político interesado en
el estu“io, de las culturas de los simples. Pero además le agrega una la construcción de una “nueva sociedad” socialista. b) La derrota
carga de valor altamente positiva. Como reacción a las esclerosis yi del movimiento obrero italiano, que reveló la incapacidad proletaria
sofisticación de la cultura cultivada de la época, lo que el “buen He ponvertie y presentarse como alternativa hegemónica al conjun-
pueblo” hace desde su sencillez expresa en lo más hondo el alma | hude las clanes dominadas. c) La particular conformación de la so-
verdadera de los sentimientos “nacionales”, el ser de la nación. Pledad Mallana de su época, altamente desarrollada e industrializada
De este modo, con los románticos, de ser inicialmente “intolera: Enel ore y con un ínfimo grado de desarrollo en el sur. Ello con-
ble” (exclusivismo cultural) e “interesante” (anticuarismo), lo pos Melonaba, por una parte, la existencia de grandes masas campesinas
pular se convirtió en lo “indispensable” y lo único realmente as portadoras de una cultura tenazmente arraigada y tradicio-
auténtico” para poder construir una romántica e idealista identle E pue De Martino” ha calificado como “miseria psicológica”; co-
dad nacional que las desiguales realidades objetivas de lo socia mente, por otra parte, señalaba el trayecto a la incipiente
lercamente se empeñaban en negar. Los mitos y la poesía del pus de una cultura obrera que proviniendo del campo conser-
blo ocuparon el lugar preponderante de sus estudios. : elementos tradicionales y asimismo mostraba particu-
Cabe por último decir que no obstante los límites propios y posibilidades de organización y crecimiento totalmente
10 11
pública como bibliotecas, escuelas, círculos de amigos, los
clubes, la arquitectura, la disposición de las calles y hasta
nuevas.
su nombres.
Estas condiciones, y sobre todo la segunda de ellas, hacen que
de la c) Las ideologías tienen una función práctico - social, pues
Gramsci, en la cárcel, vaya madurando progresivamente la idea
acompaña- organizan las masas humanas, forman el terreno donde los
«necesidad de que la conquista del poder político fuese
radicalmente hombres se mueven, toman conciencia de su posición y
da de una reforma intelectual y moral que modificase
de luchan.
el “sentido común popular”*. Dentro de su obra un antecedente
meri- d) La hegemonía de un bloque de clases se conquista princi-
la reflexión carcelaria es su inconcluso análisis de la cuestión
proletariado puede convertirse palmente en la lucha ideológica/política.
dional, donde ya señalaba que: “te]
crear un e) Por lo mismo, en un bloque histórico (formación social
en clase dirigente y dominante en la medida en que consiga
el capi- en un momento de hegemonía) coexisten diferentes
sistema de alianzas de clases que le permita movilizar contra
trabajado- “concepciones del mundo” con diverso grado de elabora-
talismo y el estado burgués a la mayoría de la población
dadas las relaciones de clase exis- ción; dicha coexistencia, lejos de ser armónica, se carac-
ra, lo cual quiere decir en Italia,
teriza por la dominación política y la dirección cultural
tentes, en la medida en que consiga obtener el consenso de las am-
por las de un bloque de clases que ha logrado históricamente el
plias masas campesinas”?. Así pues, el interés de Gramsci
conocer el consenso (activo o pasivo) de las clases subordinadas, al
culturas subalternas es, ante todo, político: se necesita
“elevarlo” a una concepción del convertir su ideología en punto de referencia común de
espesor cultural del pueblo para
la praxis. los demás grupos sociales.
mundo integral y crítica: la filosofía de
f) Las ideologías están condicionadas por el lugar que ocu-
Ya dentro del desarrollo teórico de su pensamiento, la proble-
preciso dentro pan en la estructura social,
mática que nos ocupa, encuentra en Gramsci su lugar
en la de la Cada grupo social tiene una propia visión del mundo (esta
de la teorización sobre la ideología y más ampliamente 14)
el hecho de que Gramsci, no significa que todo elemento cultural sea necesariamen-
hegemonía. Es también bastante conocido
opera una ruptura Le clasista), ni que toda la ideología de una clase sea siem-=
a través de toda su experiencia teórica y práctica,
con las concepciones limitadas y economicistas de la ideología.*
Pa A pre autoelaborada y repelente a las de otras clases).
ra él una ideología en el sentido más amplio significa
“una concep» hi) Las ideologías en un bloque histórico están estratificadas
ción del mundo que se manifiesta implícitamente en el arte, en 1 y poseen diversos grados de complejidad y coherencia.
elabo-
derecho, en la actividad económica, en todas las actividades de v No pretendo insinuar con lo anterior que Gramsci haya
sosten-
individuales y colectivas”? pudo una teoría general y sistemática de las ideologías, pero
sugeren-
Para entender mejor su propuesta global, me permito
inter NO que en sus nparentemente dispersas notas, se encuentran
de ellas el cami-
tar y resumir de modo esquemático, los principales puntos de st re plas vuya coherencia es suficiente para que a partir
do.**
flexión teórica sobre las ideologías:*? E Mu hacia dicha teoría general se muestre por lo menos esboza
su
a) Las ideologías no son un fenómeno puramente super Dentro de este cuadro hipotético general, Gramsci realiza
polémico
tructural, puesto que no hay acción social sin repre en ierenmiento a las culturas populares y rompe de modo
ción de ella. Las fuerzas materiales no serían histól las prenoclones “elitistas” e “intelectualistas” de tipo etnocén-
es
mente concebibles sin ideología y ésta sería un m y avolocóntrico de los erudicionistas y con las aproximacion
pricho individual sin la fuerza material.
1508 románticos a su objeto de estudio: “Se puede decir que hasta
b) Las ideologías poseen existencia material en los apar folklore ha sido estudiado de manera prevaleciente como
instituciones (materiales ideológicos y estructura di "pintoresco (en realidad hasta hoy sólo se ha recogido ma-
gica) y en todo aquello que pueda influir sobre la op 13

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terial de erudición y la ciencia del folklore ha consistido sobre todo nica, es desnivelada y bajo la dominancia de una.
en estudios de método para la recolección, la selección y la clasifi- d) Por las mismas características de la formación cultural o
cación de tal material, es decir, en el estudio de las cautelas prácti- ideológica? ? el estudio de las culturas debe hacerse siem-
cas y de los principios empíricos necesarios para desarrollar con pro- pre haciendo patente esta contraposición. Esto no implica
vecho un aspecto particular de la erudición, no queriendo descono- necesariamente que las culturas estén implícitamente en
cer con esto la importancia y el significado histórico de algunos contraposición, sino que ésta constituye un principio me-
grandes estudiosos del folklore). Por el contrario es necesario estu- todológico que viene a dialectizar la investigación y apun-
diarlo como una “concepción del mundo y de la vida”, implícita en ta hacia la detección de los mecanismos y estrategias his-
grana medida, de determinados estratos de la sociedad (determinados tóricas de la construcción de la hegemonía. Ahora bien, si
en el tiempo y en el espacio), en contraposición (también por lo ge- la contraposición del folklore (como cultura de las clases
neral implícita, mecánica, objetiva) con las concepciones del mundo subalternas) es generalmente pasiva, mecánica, asistemáti-
“oficiales” (o en sentido más amplio de las partes cultas de la socie- ca, ete., esto no significa que sea fatalmente así.
dad históricamente determinadas) que se han sucedido en el desa- Páginas más adelante y en otros cuadernos Gramsci mis-
rrollo histórico. (. . .) Concepción del mundo no sólo no elaborada mo reconoce que el folklore puede tener (y tiene) ele-
y asistemática, porque el pueblo (es decir, el conjunto de las clases mentos tenaces, creativos e incluso progresistas? * que, en
subalternas e instrumentales de toda forma de sociedad que ha exis- determinados momentos, pueden volver activa y política-
tido hasta ahora) por definición no puede tener concepciones ela- mente orientada la praxis social de las clases subalternas.
boradas, sistemáticas y políticamente organizadas y centralizadas e) La contraposición simple entre dos culturas, “oficial” vs.
en su ya también contradictorio y múltiple desarrollo, no sólo en el (popular) “folklore”, de ningún modo debe entenderse
sentido de diverso y yuxtapuesto, sino también grosero, si es que como si sólo existieran dos grandes bloques culturales,
directamente no debería hablarse de un aglomerado indigesto de uno coherente y legitimado y el otro disgregado y arbitra-
fragmentos de todas las concepciones del mundo y de la vida que se rio, imputables mecánicamente a dos únicas clases opues-
han sucedido en la historia, de la mayor parte de las cuales sólo en las, Cuando realizamos análisis concretos detectamos,
el folklore se encuentran, sobrevivientes, documentos mutilados y además de la complejidad de la estratificación social, la
contaminados”.*? diversidad contradictoria de los procesos culturales. Asi-
Me permito reproducir gran parte del texto pues en él, de ma- mismo encontramos en ellos ciertos elementos culturales
nera condensada, se encuentra la mayor parte de su reflexión sobre transclasistas que conforman, por así decirlo, el discurso
las culturas populares. De esta caracterización resaltan varias cosas social común de una determinada sociedad. (“El folklore
de importancia que a continuación destaco: ha estado ligado siempre a la cultura de las clases domi-
a) Gramsci otorga el estatuto de “concepción del mundo” 4 nantes y a su modo le ha extraído motivos que se han in-
la cultura de las clases subalternas. Luego presenta con sertado en combinación con las tradiciones preceden-
ello una configuración compleja del espacio superestrue- ton"), 1?
tural (formación cultural global) del bloque histórico, f Cuando habla de las características del folklore (carácter
el que coexisten diferentes culturas o ideologías. Iraymentado y contradictorio), Gramsci emplea un con-
b) La coexistencia de dichas ideologías se realiza en veplo de cultura tipo 'ylor, es decir, la cultura es igual a
nos no-armónicos, pero no necesariamente conflictivos. los productos intelectuales y manuales compartidos por
e) Si bien las diferentes ideologías coexisten en el seno: vb romo prupo social, Pero en otros textos creo que
una sociedad, dicha coexistencia, además de no sera aunque no sistematizada— se encuentra una concepción

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praxeológica de la cultura que puede ser traducida por los
términos de “habitus de clase” de P. Bourdieu o de la a) folklórico/reaccionario
“Ideo-lógica” de M. Augé.** “Lo que distingue al canto b) folklórico/progresista
popular, en el cuadro de una nación y de su cultura, no es c) oficial/reaccionario
el hecho artístico, ni el origen histórico, sino su modo de d) oficial/progresista.
concebir el mundo y la vida en contraste con la sociedad
La concepción del mundo de las clases subalternas debe ser ele-
oficial” (Gramsci). Ello nos muestra que las culturas po-
vada hacia esta cuarta posibilidad, es decir, la reforma intelectual y
pulares, aún en su relativa asistematicidad y fragmentarie-
moral que el interés político de Gramsci propone consiste en con-
dad, poses (como toda cultura) un rasgo generador y
quistar los atributos “positivos” de la oficialidad (léase verticalmen-
distintivo, u: modo de percepción y producción simbóli-
le la colurana derecha) a partir del estado negativo, pero real, de las
ca que funciona como matriz discriminadora de lo posi-
ble, de lo probable y hasta de lo perceptible; una cierta concepciones populares.
lógica de las representaciones que otorga una cierta cohe- La defensa de la cultura del pueblo no implica la defensa de
hus condiciones materiales de subalternidad. Gramsci no es pues un
rencia alos contenidos dispersos de la popular. Queda por
explicar porque en el terreno de las prácticas observables [olklorista romántico; propone conocer el folklore para “destruir-
las culturas populares son tan diversas e incluso contra- lo”, porque lo que debe destruirse son las condiciones estructurales
que han producido la “subalternidad” de la cultura miserable de
puestas entre sí.? ?
las clases subalternas. Esta destrucción, lejos de resultar de un pro-
A manera de síntesis, reproducimos la interesante esquematiza-
peso de aculturación coactiva, se realiza desde “dentro” del espesor
ción de la concepción gramsciana de las culturas subalternas que
A

Fultural de dichas clases e implica necesariamente la creación de

E
realiza Alberto M. Cirese:! *
lin intelectual orgánico capaz de dirigir y organizarse ““en pueblo”
A

para la conquista de la hegemonía,

A
La concepción folklórica es a la oficial
Llegados a este punto, se puede captar con claridad la forma
como la clase social subalterna es a la hegemónica
Bn que Gramsci, desde una perspectiva marxista, introduce en el de-
e

como la categoría intelectual simple es a la cultivada


a

hate la polémica de las clases sociales (ampliamente escamoteada


como la combinación inorgánica es a la orgánica antes de 61) y mediante ello define a la “cultura popular” (“folklo-
como el estado interno fragmentario es al unitario
HN en pus escritos) por su relación de contraste con la cultura de las
como el modo de expresión implícito es al explícito Blanes no populares” dentro de un sistema de hegemonía,
como el contenido degradado es al original
Las observaciones de Gramsci sobre el folklore no aparecieron
como la contraposición mecánica es a la intelectual
Micadas sino hasta 1950 y a partir de su publicación resurge y se
como la contradicción pasiva/activa es a la activa/pasiva.
An Halia un amplio debate que originó distintos desarrollos.
*?
Aunque como es evidente la mayor parte de los calificativos
negativos recae sobre el folklore, ello no significa que la cultura d EL FILON GRAMSCIANO
minante burguesa no tenga también aspectos negativos y conse 1
dores y que desde el folklore no pueda y deba asumir valencias pos
a

neral, la continuación de las indicaciones gramsciunas en


tivas para conquistar la hegemonía. De este modo, en los textos varon sobre las distintas formas de las culturas campesinas
Gramsci encontramos elementos para pensar en cuatro posibilidad
mm relación con la cultura italiana/occidental dominante.
distintas:
los muchos continuadores de esta tendencia destaca
16
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hablando, la conexión formal entre los hechos culturales
Alberto M. Cirese tanto por su amplia obra como por su propuesta y grupos sociales.
de los “desniveles internos de cultura?. Con esa noción plantea que
e) Aún cuando el carácter de los desniveles recorta horizon-
“en las sociedades llamadas superiores, las distinciones, separacio-
talmente (clasistamente) los fenómenos culturales, es po-
nes, estratificaciones y oposiciones sociales entre clases o estratos
sible pensar la gran gama de formaciones culturales trans-
dotados de diverso poder político-económico, encuentran una equi- clasistas. Dicho de otra manera, si bien se plantea la ínti-
valente general en ciertas distinciones, separaciones, estratificacio-
ma relación entre clases y culturas, hay en ellos lugar para
nes y oposiciones culturales”.*% Es decir, que a la diversidad de la pensar la unidad relativa y la verticalidad (transclasista)
condición social corresponde una diversidad cultural en la cual se de ciertos elementos del discurso social coprún.
mantiene la desigual participación de los diversos sectores sociales Dentro de la *““subalternidad” que los desniveles recortan,
1)
en la producción y en la fruición de los bienes culturales. no debe entenderse sólo a las culturas campesinas tradi-
Esto implica que en las sociedades clasistas, la diversidad de si- cionales, sino un amplio espectro compuesto por los siste-
tuaciones objetivas produce un complejo campo o espacio de repre- mas de representaciones obreras, colonos suburbanos,
sentaciones donde coexisten culturas no sólo diferentes, sino desni- braceros, grupos étnicos marginales, etcétera. Sin embar-
veladas. En otras palabras, “la noción de desniveles de cultura inter- go, éste es un problema que debe de redefinirse y afron-
nos en las sociedades complejas, tiende a indicar, en los escritos de tarse para no utilizar mecánicamente la reciprocidad que
Cirese, una subdivisión general de los hechos culturales en dos gran- existe entre los desniveles. Estos implican, por todo lo an-
des dimensiones internas a los complejos nacionales estratificados terior, la existencia de una vasta ¡ama de ““subculturas”
en clases. un plano de la cultura hegemónica y uno de las culturas de clase que mantienen entre sí una serie de relaciones de
subalternas, conectados con la división en clases y la consecuente dominación, contraposición, resistencia y refuncionaliza-
distribución diversa del poder y goce de la cultura”.*? ción. (Cabe aquí notar que los desaiveles no sólo se obser-
La cultura de las clases subalternas se define así por su posi- van en los productos de cada cultura, sino que suponen
ción con relación a aquellas clases y no por su impugnatividad, be- también, de manera fundamental, el nivel de las *compe-
lleza o integración. Sin embargo, debe hacerse notar que el uso del tencias culturales” o los modos de producción y percep-
concepto de desniveles internos de cultura y su correlativa impli- ción simbólicos). Por último, recientemente García Can-
cación. cultura hegemónica vs. culturas subalternas, ha sido someti- clini (1982, pp. 69 y 70) ha criticado dicha concepción
do a intensas críticas (algunas en mi opinión infundadas) por lo que como “estática y valorativa”. Sin embargo, pienso que los
para su operatividad debe tomarse en cuenta que: desniveles no son “creados” normativamente por la cate-
a) la bipartición esquemática cultura hegemónica/culturas goría, sino tienen un sustrato material y sígnico cuantita-
subalternas es de orden metodológico y no ontolóp.co.. tivo. Esto tiene estrecha relación con la “apropiación de-
Ello supone su apertura a diversas articulaciones y relacio. sigual del capital cultural”, apropiación que no sólo es
nes entre los dos grandes bloques. “desigual” sino cuantitativamente diferente y por lo mis-
b) La cultura del bloque de clases dominantes es la cultura mo constitutiva de distintos desniveles.
dominante, pero no es ni toda, ni la única real cultura, Dentro de la misma tradición gramsciana, se debe ubicar a
c) Las distintas culturas subalternas tienen un espesor y Luli Lombardi Satriani?? quien se ha ocupado de resal-
sencia sociocultural específicos, capacidad de resisten bar el carácter contrapuesto de las culturas populares res.
adaptación y modificación de las relaciones que mani pecto a la cultura dominante. De hecho, sus escritos con-
con la cultura hegemónica. duecen a considerar al folklore como cultura de impugna-
d) La categoría plantea como esencial, metodológicam
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ción. Sin duda la mayor influencia que ha ejercido Lom-
bardi Satriani ha sido entre otras posibles la de haber **po- en su mayoría a fenómenos culturales de nivel sobre todo artístico
litizado”, por así decirlo, los análisis clásicos y asépticos e ideológico/religioso y han dejado de lado el nivel socio/económico
que la antropología cultural hacía de la cultura popular, y el jurídico/político”.?9 Esto ha guiado definitivamente a tales es-
pero se le han criticado sus nociones demasiado reificadas tudios a penetrar en el meollo de la problemática compleja de la dia-
de impugnación y narcotización. A mi juicio el problema léctica situación/representación sólo de una manera bastante intuiti-
no está sólo en las nociones, sino en la forma específica va y “declaratoria” (cuando no se la ignora), pero no válida cientifi-
de construcción y validación de la mayoría de sus objetos enmente, razón por la cual difícilmente se pueden librar del fantas-
de análisis, casi siempre refranes, dichos, creencias y cuen- ma del formalismo. Angioni propone reorientar el objeto de estudio
tos, que después de un epidérmico tratamiento ““conteni- a los modos específicos de dominación del capitalismo en el interior
dístico” escasa o nulamente relacional y con ínfimo nivel de la formación social del Estado Italiano, propuesta que si logra su-
de rigor metodológico, le lleva a imputar a tal o cual con- perar la reducción economicista y rescatar dentro de la totalidad lo
tenido aislado un “carácter” psicologizantemente “im- “específicamente” cultural, nos abre una interesante vía para trazar
pugnador” o “narcotizante'”” que, si bien puede o no con- nuevas relaciones entre los desniveles de cultura y las formas de in-
cordar con los buenos deseos del militante / analista, a la lernacionalización del modo de producción capitalista, las “formas”
larga “peca” de “politizado”” y renuncia propiamente al sulturales **masificadas” que le corresponden y la refuncionaliza-
análisis. elón/y desarticulación/rearticulación que hacen de las culturas po-
En su última e interesante obra sobre la ideología de la sulares.
muerte en la sociedad campesina del sur, el análisis es Otra crítica que se le ha expresado a esta corriente post-¿rams-
bastante menos reificador, pero igualmente reacio a crite- pia es el excesivo énfasis en fenómenos “folklóricos” y “tradicio-
rios de validación ajenos al sentido común del propio in malos"! en su mayoría campesinos o artesanales, por lo que se ha lle-
vestigador, La influencia de este autor se ha manifestado ' ndo a confundir “cultura popular” con “tradiciones populares” de-
particularmente en distintos trabajos de análisis de cultu- Jando así de lado los procesos actuales de proletarización, de crea-
ra popular en América Latina. vlón de nuevas culturas subalternas generadas en la dinámica interna
En una línea más o menos similar trabaja Vittorio Lanter= enteras del modo de producción capitalista. Así, el mismo Augio-
nari, que concibe al folklore actual como una cultura en Hb propone estudiar, además de las culturas populares **tradiciona-
búsqueda de identidad antiburguesa ?*. ! han (vampesinas, artesanas, etc.). también (y de manera urgente) las
No obstante, se debe reconocimiento a las distintas apor inlermas culturas que con procesos como la migración, la terciari-
taciones que tales autores han realizado en el terreno tel nm de la economía, la formación de grandes capas medias y el
rico y empírico, Sobre todo destacamos que su obra miento y relativa maduración política de la clase proletaria, se
do una primera provocación para estudiar de diferen orulnado y participan de modo predominante en la dinámica
manera lo popular, l desniveles internos de cultura.
Dentro del debate italiano estos autores (Cirese, Lombardi $ Plelro Clemente señala que “una noción de folklore demasiado
triani, Lanternari) han sido criticados con amplitud por una gene! la resulta daliina para la definición del campo de los estudios
ción más joven, en especial por Giulio Angioni y por Pietro Clem 06) en mi opinión dice Clemente - esta noción debería
te. 7 ' Ho nbolida, ul menos delimitada para que designe hechos muy
Angioni, discípulo de Cirese, critica la orientación gener: l 2.2% De este modo, en una línea paralela a la de Angioni,
los estudios demológicos en Italia diciendo que “han sido dedic a pone cerrar su campo de estudios a todos los ámbitos
o1 configuran a través de la relación “cultura *, “clases
20 E 21
[
subalternas”, por supuesto tomando en consideración a los estratos res desde una óptica diversa a los anticuarios y románticos: la de la
inodernos, en especial el proletariado. El terreno específico de estu- historia social de la cultura. De ellos destaca el texto de Robert Mu-
dios es entonces la condición chembled: Culture Populaire et Culture des Elites,?% cuya tesis cen-
estructural/cultural de subalternidad,
entendida no sólo como residual, sino también como actual. tral atiende a la reconstrucción arqueológica de la lucha y posterior
El mismo Cirese, en una interesante reelaboración autocrítica, destrucción de la cultura popular campesina durante los siglos XV a
E
reconoce haber sufrido personalmente la distorsión óptica de XVIII, y con ello sitúa el origen preciso de la “cultura de masa”,
identificar “lo popular” con lo que es considerado “simple'? o ““ele- Otra obra histórica capital por su aportación metodológica al
mental”
análisis de las fiestas es la del soviético Michail Bajtin?? sobre la
y lo no-popular como lo considerado complejo. En conse-
cuencia, realiza una puntillosa reflexión y una excelente esquemati- obra de F. Rabelais y la cultura popular en la edad media y el rena-
zación sobre los usos y extensiones del término **cultura popular” y cimiento, en la que muestra con claridad las relaciones de oposición
sus relaciones de oposición con lo no popular. entre las distintas culturas de la época (cultura oficial/clerical vs.
cultura popular).
Por último, los más recientes debates en Italia tienden a señalar
la importancia de los elementos culturales transclasistas dentro del Por su parte, el inglés Peter Burke?” ha realizado un interesan-
problema de las culturas populares en sus relaciones con la cultura le libro sobre la cultura popular en la Europa modema (fin de la
edad media y la revolución industrial) siguiendo una orientación cla-
hegemónica y a tratar de establecer los vínculos y distinciones de
ramente gramsciana. En España, destaca Julio Caro Baroja quien ha
esas culturas con la así llamada **cultura de masa”. Tales reflexiones
sido un pionero en el estudio y reconstrucción de la cultura popular
pueden seguirse a partir de 1980 principalmente en los distintos nú-
meros de la revista La ricerca folklórica (contributi allo studio della
española, fundamentalmente a través del carnaval y del estudio de la
brujería. ??
cultura delle classi popolari), Grafo Edizioni, Brescia.
En resumen, con los aportes y continuaciones del “filón grams-
Las obras de V. Lanternari,?? Harvey Cox,?* Vladimir Propp
ciano” lo popular adquiere un sentido plenamente clasista, relacio-
14, Furio Jesé? destacan un objeto que (aparte de haberse puesto
de moda) conforma un campo riquísimo de análisis concreto de la
nal e histórico y nos proporciona una aproximación operativa y no
interacción economía/poder/ideología: el ámbito de las fiestas y “Lo
sólo normativa al estudio de nuestro tema.
festivo”.
La ruptura que se opera es pues triple. Contra los románticos:
En mi opinión, estos materiales proveen de recursos preciosos
lo popular no es una esencia, sino un hecho social. Contra los erudi- ]
tos: lo popular no se comprende como una sustancia, sino como un
pura la reconstrucción de la historia de las políticas culturales que
hecho relacional e históricamente producido. Contra los populistas: han originado las peculiaridades de nuestras actuales culturas y por
lo popular no se define por su origen, sino por su uso y refunciona- ello mismo son de un interés clave para el estudio de las culturas
lización. pue se volvieron populares y de los distintos modos de reapropia-
A partir de estas rupturas, vlón de la “memoria” cultural de nuestras sociedades. Estas, a dife-
es mejor entonces hablar de culta
ra(s) popular(es) (en plural). rencia de las europeas, tuvieron y tienen que hacer las cuentas con
¡
En más o menos estrecha relación con los desarrollos anteri
tenlidades coloniales e identidades étnicas, mestizas y criollas que
res echiiemos un vistazo a otra líaea importante de estudios. todavía hoy no se alcanzan a digerir y comprender.

IV. POPULAR CULTURE: APROXIMACIONES ANGLOSAJO-


HT. APROXIMACIONES HISTORICAS
NAB “ON MASS COMMUNICATIONS”
Particularmente en Europa se ha despertado un interés más
Hasta aquí es más o menos claro que la tendencia en los estu-
menos reciente por la recuperación histórica de las culturas popull
23
22
dios apunta “para atrás” y/o con particular referencia a las culturas En textos recientes se ha intentado replantear la cuestión
rurales y tradicionales. Sin embargo, “cultura popular” para una por la vía de las industrias culturales y de la “cultura po-
gran parte de estudiosos que en su mayoría provienen de un para- pular” (= cultura de masas). Ejemplos de ello son los tra-
digma estructural/funcionalista, significa la cultura que emana de bajos de la UNESCO?*? y de Bigsby?** que sin embargo,
los grandes medios de difusión colectiva. Esta cultura es general- permanecen poco más o menos dentro del mismo tenor,
mente satanizada por su bajo gusto y por su tendencia a degradar y Como es fácil observar aquí, lo popular (ya de suyo ambi-
acabar con la cultura cultivada. Dos tendencias contrapuestas son guo) se diluyó en otra ambigiiedad, sólo que más “socio-
detectadas: la homogeneización y la estandarización del consumo. lógica”: las “masas”.
Pero al ser la cultura de las “masas” (?), logra democratizar la cultu- Sin que esto represente necesariamente un retroceso, es
ra restringida de las élites y bajo su tutela e influencia las ““masas” bastante claro que ha funcionado como un recio obstá-
logran tener acceso a bienes de cultura que antes era imposible con- culo epistemológico para entender la complejidad cultural
seguir. Por un lado destruye y “normaliza” las diferencias culturales de las sociedades modernas y, en particular, para entender
y, por el otro permite una especie de “democratización” en el con los modos concretos en que una sociedad conflictiva se
sumo. Esta irrupción de las “masas” obedece a un cambio de pers- las arregla para producir “consensos” y legitimidades y
pectiva de la antropología a la sociología y, asimismo, apunta para en ciertos momentos quebrarlos y construir otros
más
directamente a la problemática de la constitución social del consen- nuevos. ind
so** a raíz de la segunda guerra mundial, principalmente en los Es- Existe un gran número de publicaci ones que critican tan-
tados Unidos. En Europa y en especial en Francia e Inglaterra, la to al paradigma de los efectos (progenitor directo de los
preocupación por las masas y su cultura desde en punto de vista mo- estudios de masas”), como al concepto mismo de cultu-
derno y a escala sociológica, motivó interesantes desarrollos en los ra de “masas”.*% Tan sólo es digno de señalarse que pese
años sesenta,*” Parece claro que tal preocupación nace y crece con a las prenociones de los comunicólogos, no fueron los me-
la expansión y avance de los grandes medios de difusión (T.V., cine,
radio, prensa, etc.). Precisemos ahora ciertos aspectos: dios quienes “masificaron” la cultura y la sociedad, sino
1) la problemática de las “masas” es bastante reacia al análi- que ha sido la sociedad en todos sus niveles la que ha (en
sis de las clases sociales y sus culturas-en-relación, porque todo caso) “masificado” una a una sus estructuras. Queda
es un concepto sumamente equívoco y carente de estatu- pues señalado cómo con los “'massmediólogos” la cues-
to teórico riguroso. tión de lo popular cambia las miras de lo tradicional, ru-
2) en general, lo que todos (o casi todos) los estudios de este ral y artesanal hacia lo moderno, urbano e industrial y en
tipo conceden es que en el proceso de comunicación el re. ese cambio, las clases se disolvieron en la espesura de las
ceptor es simplemente un “recipiente” vacío que es llena- “masas”. y :
do por dicha cultura, Olvidan que la actividad de recep- Vayamos por fin al campo de los estudios latinoamerica-
ción es precisamente una acción, es decir, que toda recep- nos sobre nuestro tema.
ción es un proceso de reinterpretación. Pero si se niega o
escamotea la raíz de clase de toda concepción del mundo DE LA
V. AMERICA LATINA: LA PENOSA RECUPERACION
que funciona para valorar, percibir y actuar sobre la reali-
DIMENSION DEL PODER.
dad, tal reinterpretación es poco menos que impensable,
3) no niego la existencia de las “realidades” a las que hace
referencia el término “cultura de masa”, sino que sosten- Distintas corrientes han precedido lo que hoy podemos llamar
go que el metalenguaje teórico usado para estructurar di- los estudios sobre cultura popular en los paises latinoamericanos.
cha realidad es bastante pobre e ineficiente. Estos estudios tienen muy diferentes orígenes, con teorías bastante
24 25
diversas e intereses divergentes. Todos tienen en común el haber de
según el cual se puede comprender la pa de una paa
sido (y ser aún) señeros y abrevaderos de los últimos desarrollos cada
tener en cuenta el mundo circundante,*” A pas actitud cri
sobre nuestra área de interés. Estoy plenamente consciente
de que por muchos le he llamado en otro lugar el “estrabismo etnografi cis-
cada uno de éstos merecería un tratamiento particular y detallado
. ta” +4
vAOS
Sin embargo, a riesgo de cometer excesivas reducciones
y dado Dentro de la misma línea, pero con instrumentos sociológicos
que no es ése el objeto de este artículo, solamente los haré
desfilar más sofisticados se inscriben los o la AS
señalando sus principales aportaciones y los obstáculos que
encon- principalmente conducidos por E. Rogers. Aquí, de la pura pes
traron para la discusión. Queda no obstante pendiente la labor
gente y necesaria de reconstrucción de la historia de los estudios
ur- gunta acerca de los efectos del contacto intelectual se pasó auna ac
so- titud más agresiva y dirigida: ¿cómo hacer para que el raro
bre tales temas (cultura, comunicación, ideología, etc.) en
nuestros modernice y se integre al desarrollo? Todo se intentó, sólo que jos
países y su relación con las distintas políticas culturales
ejercidas a en general resultaron tercos y tradicionalistas. Irracio-
partir de nuestra constitución como naciones. Sólo ello podrá campesinos
ayu-
darnos a formar como investigadores con memoria y
compromiso, y
quizás también nos ayude a estimular la imaginación creativa, A ha las aproximaciones desde la antropología y la socio-
una logía estructural funcionalistas lo popular paso pri y a
imaginación enraizada en lo que hemos sido, somos y quererno
s ser, sinónimo de lo tradicional, lo rural, lo subdesarrollado. Estudiado
desde nuestra perspectiva como latinoamericanos. Veamos
pues.
como una sustancia —es decir, en sí mismo— excluja de todas Pad
ALA CAS(Z)A DE LOS IRRACIONALES: LATINOAMERIC mas la probiemática de las clases sociales y sus relaciones rocio
A mn :
EN LOS ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS ESTADOUN IDENS vas, en especial dentro de la cultura. De Redfield nai
ES pasó del o so y a l
(1969) el interés por su estudio
políticas eríatales de cambio sociocultural dirigido a Na a más.
Desde la antropología, los países latinoamericanos, en
especial
los de mayor población y pasado indígena (México, Perú, Y una buena cantidad de científicos latinoamericanos siguieron
etc.), fue-
ron objeto de una vasta y completa gama de estudios de tipo
etno- qe Wo: E señalar que en los análisis de Rogers la posible influen-
gráfico sobre las culturas y tradiciones étnicas, El interés
entender los efectos del “contacto” (eufemismo de coloni
clave era cia de los medios de difusión colectiva fue altamente apreciada y
entre grupos de individuos con culturas diferentes y los
zación) ello abre ahora el paso hacia otra de las principales líneas del aná-
cambios lisis de lo popular.
que dicho contacto originaba.** R. Redfield fue sin duda uno de
los iniciadores al estudiar en 1930 el pueblo de Tepoztlán
en Méxi- LA COMMUNICATION RESEARCH
co. Con esta y otras experiencias, Redfield va acuñando el concep-
to típico ideal de Folk Society?*? que presenta los siguientes Ya vimos (a colpo d'occhio) que cuando lo popular viajaba :
rasgos:
sociedad pequeña, aislada, analfabeta, homogénea, con fuerte sen- la ciudad y se modernizaba se convertía en “masivo” y si Lie e
tido de solidaridad de grupo, débil división del trabajo, terreno de lo rural/tradicional la influencia ONE o
producción
para el autoconsumo, conducta tradicional, espontánea sigue siendo en menor escala-notoria y Pd A haras
y acrítica, é
organización familiarista y orientaciones mágicas, no lógicas
ni ra- 1 municación y la cultura de masas en
cionales. Resulta claro cómo Redfield estudia a la socied a Snes (porque era “lo científico”) los lineamientos
ad folk: A
ahí nada tiene que ver ni la historia, ni las relaciones sociale lel paradigma de los efectos,
s objeti- d, R. K. Merton, E. Katz, C. de
vas, > e a P. Lazarsfel
A. Smith, M. De Fleur, B. Berelson, P. Tannenbaum, $e .
De este modo se elabora un duradero paradigma funcionalista
Holsti y muchos otros fueron los padres incontestables del anál:
26 27
Denunciar la estructura de propiedad y poder de los medios
sis de los medios de difusión, de los conte
nidos de sus mensajes y era tarea paralela a las lecturas “ideológicas” de los significados se-
de los efectos en las audiencias “populares”
durante años. Se trata- gundos de los mensajes: la manipulación, la ideología como con-
ba de medir con rigor (rigor mortis de
la teoría social) lo que suce- ciencia falsa, los medios como Aparatos Ideológicos del Estado
día en nuestros países al ritmo sonante
de la naciente “cultura de (ATE) y la teoría de la alienación irrumpieron en el escenario des-
masa”,
plazando a las funciones inocentes de divertir, informar y vigilar que
Sin embargo no todo fue docilidad. Con
el madurar de ciertos los comunicólogos imputaban a los medios y a su cultura. Así, co-
desarrollos de la lingiiística estructural
europea (semiologías) como mo complemento del ““denuncismo A desde la izquierda
herramientas de análisis de los lenguajes,
con la puesta en escena de ; i redefinir el término cultura popular,
la discusión sobre la ideología dominant
e por L. Althusser (1967/ A os oposición a la cultura de “masa”, es la real y verdade-
1970), aunada a los desarrollos de la teorí
a de la dependencia que ra cultura creada por el pueblo organizado: “la cuen popular an
impugnaba las interpretaciones de las teorí
as anglosajonas del desa- téntica, dentro de un contexto social de dominación y explotación
rrollo y potenciada por los acelerados proce
sos de cambio político es el sistema de respuestas solidarias, creadas por los grupos oprimi-
en el cono sur, surge en nuestros países
una vigorosa y potente reac- dos frente a las necesidades de liberación”.*?
ción en contra de los esquemas estructura
l-funcionalistas de inter- Con esta operación, lo popular vuelve a tomar cuEDo AAA de
pretación de la realidad cultural y social.
Se daban entonces los pri- las relaciones de clase, se opone claramente a la ideología dominán-
Meros pasos para la construcción de una
deseada y necesaria teoría le que se ha transformado en “cultura de masa” y se propone ei
crítica desde nuestra perspectiva, que
no necesariamente concorda- la única alternativa ante tal agresión cultural. El problema aquí es
ba con la de la mayoría de los estadouniden
ses. que se opera nuevamente con un concepto normativo de lo popue,
Es justo reconocer a Armand Mattelart**
y a su equipo de tra- es decir, de lo que “debería ser” la cultura de las clases dominadas y
bajo el haber funcionado como punta de
lanza de la reacción con- explotadas, pero que sin duda es demasiado excluyente de una Ys
tra tal “colonialismo” científico y cultu
ral. Textos como “Críticas
a la communication research'* en Los ¡ne variedad de procesos que no son los que aportan las ve A
medios de comunicación de
masas, Para leer al Pato Donald y La cultura como De ahí que la únida salida posible resulta 1 que si se es explotado
empresa - multi y dominado, pero no se es “auténticamente popular (o sea, CONs-
nacional entre otros, sirvieron como nuevo
paradigma que rompía ciente, solidario, creativo y liberador) se está a A
con una larga tradición de interpretación
de la cultura y los medios
de difusión. Llegó pues el momento “enajenado”. El innato potencial revolucionario ha sido ahogado
del desenmascaramiento de
la “inocencia” y “asepsia”? de la cienc por la cultura de “masa'” o bien por las culturas tradicionales pe
ia y de la denuncia de la ideo-
logía dominante. Con esto, la cultura políticas (algo así como irracionales pero desde la izquierda) y lo
de “masa” fue reconcebida
como “un producto elaborado por las penoso resulta ser que si esto es cierto, la gran mayoría de las gentes
grandes corporaciones para
apartar a los pueblos colonizados (o neoc llamadas pueblo (explotadas y dominadas), al menos en pe
olonizados) de la consi-
deración crítica de sus problemas colec países, están profundamente alejados de ello. ACOSO, pues; _
tivos y, por ende, para fre-
nar su ascenso político. En este sentido, tión que, de la misma (pero “anticonservadora”) forma que los
se acusa a los medios, glo-
balmente, de difundir ideologías reaccionar ''massmediólogos” norteamericanos, adolece de una concepción
ias, de mutilar y defor-
mar deliberadamente los hechos sociales, bastante reificada del receptor (por no decir que de la misma socie-
de promover el consumo
de bienes producidos y comercializados dad) y de los procesos de reinterpretación que desde los eequeraas
por las corporaciones mo-
nopólicas y, sobre todo, de inventar suce de acción, valoración y percepción que portan las clases dominadas
dáneos de la cultura propia
de cada país con el fin deliberado de y explotadas se verifican en distintos espacios sociales y Be
generar personalidades depen-
dientes, sumisas al poder colonizador”.*? Menciono tan sólo de paso otra de las líneas más recientes de

28 29
respuesta contra el “imperialismo cultural” y las “nuevas tecnolo- una misma sociedad de clases.
glas” que se ha denominado como “comunicación alternativa”*? Con esta nueva vía, otra concepción, la del “espacio cultural”,
que salvo algunos autores y ciertas experiencias de enorme interés, se vió notablemente enriquecida y las concepciones mecanistas ( ¡oh
la gran mayoría comparte el concepto populista (y hasta exclusivis- paradoja! estrictamente funcionalistas) de la ideología y sus apara-
ta) de “popular” recientemente esbozado. tos fueron y continúan siendo paulatinamente confrontadas.
La dimensión del poder y de las clases retorna a lo popular, Lo anterior abrió la posibilidad de estudiar nuevos ““objetos” y
sólo que este reencuentro, fruto de una reacción muy importante, realidades que antes por definición estaban relegados a otras áreas
pero impulsiva contra la tradición llamada “clásica”, debe ser (y tradicionales del conocimiento. Las culturas de las clases subalter-
está siendo) profundamente criticado para que sin perder el com- nas, en todas sus dimensiones aparecen como una incógnita a resol-
ponente utópico logre construir concepciones y metodologías real- ver. No tanto por sus particularidades, puesto que los antropólogos
mente operativas y sensibles a la compleja dinámica cultural de la y otros ya las habían descrito. Ahora se intentaba enfatizar no sólo
sociedad. Pues de poca cosa sirve a estas alturas “demostrar” que un los “objetos” y los “sujetos”, sino particularmente sus relaciones
mensaje es “ideológico” (¿cuál no lo es?) y recitarnos que “hay he- desde el punto de vista del sentido. De esta manera, la concepción y
gemonía de la burguesía, quien además y por si fuera poco controla la problemática gramsciana de la hegemonía comenzó a girar en la
junto con empresas transnacionales los medios de difusión de masa” discusión.
(¿podría no hacerlo?) y que “las fotonovelas enajenan a la masa” El estudio de las culturas populares y su cotidiana relación con
cuando lo que nos es urgente responder es por qué el pueblo se re- la cultura oficial obtuvo de repente un lugar altamente sugerente y
laciona y cómo lo hace, con los productos de la cultura de masa; promisoriamente productivo. Ello permitió diferenciar, al menos
cómo, mediante qué mecanismos, con qué costos y en qué frentes teóricamente, la hegemonía, de la ideología de la clase dominante
específicos se produce una relación sui generis, diferente (no repe- y, por así decirlo, se comenzaba a estudiar el lado “dominado” de
lente, ojo) a la dominación política y a la explotación económica, la dominación o, mejor, el modo como se producía y vivía la rela-
llamada hegemonía. ción hegemonía/subalternidad desde la visión de los subalternos.
Mientras tanto, entre los desarrollos posteriores dentro de las Distintos análisis sobre las fiestas, la religión, los mercados, las
ciencias sociales se dieron otras reacciones, en especial contra los artesanías, la medicina, la lucha libre, los deportes y más en general
estudios demasiado etnograficistas que aislaban por eompleto sus sobre el sentido común, la cotidianeidad y la comunicación popular,
objetos. Súbitamente, “el contexto” podía ser lo único que diera empezaron a abrir brecha en distintos lugares. En muchas ocasiones,
perspectiva al estudio, pero recurrir al contexto como tablita de sal- ante los esquemas clásicos de estudio, la cuestión de lo popular (su-
vación de estudios de suyo destotalizantes no agregaba gran cosa.* * balterno, alternativo, masivo, etc.), aunque sin llegar a formar una
corriente definida, se volvió un objeto importante de análisis para
EL FILON GRAMSCIANO EN AMERICA LATINA poder comprender la construcción de la hegemonía. Este naciente
intento de algún modo emanaba de y al mismo tiempo luchaba con-
Los textos de Gramsci y sus continuadores operan en algunos tra fuentes y obstáculos bastante legitimados: la cultura de masa,
casos como factor de dinamización de la cosificada y cosificante no- la enajenación, el imperialismo cultural, las nuevas tecnologías, la
ción de la dominación fatal de la ideología dominante. Una nueva antropologías descriptivas, los románticos, los populistas, etc., etc.
perspectiva para pensar la construcción social del consenso se abre: En Venezuela, los trabajos de A. Chacón, O. Capriles. T. Her-
la perspectiva de la hegemonía como relación (y no como síndro- nández, y O. Lucien que desde la perspectiva de la comunicación
me) y el consiguiente descubrimiento de ideologías “otras”, es de- reflexionaban sobre lo masivo, lo popular y lo alternativo, abren su-
cir, de otras concepciones del mundo y de la vida coexistentes en gerentes senderos.** En Colombia, Jesús Martín Barbero ha trabaja-
30 31
do sobre la comunicación y vida cotidiana, particularmente
en análi-
sis de mercados, cementerios y los usos sociales del día ta declaración.
domingo??
y más recientemente acerca del melodrama en los medios El camino, o más bien su reorientación, apenas ha comenzado
de difu-
sión, En Panamá, destaca el estudio de Julio César Schará sobre a recorrerse y los avances desde distintos países y disciplinas no es-
“el
Pindín”, un baile popular urbano en grupos marginales de tán a “forjas cero” como diría Mabel Piccini. Es sin embargo urgen-
la ciu-
dad.** En Brasil se ha originado una nutrida corriente de reflexi te reubicar críticamente
ón las propuestas del filón gramsciano y otras
sobre estas cuestiones, de las que anotamos los trabajos del más dentro de la perspectiva de la especificidad de las sociedades
INTER-
COM: Comunicacao e Classes Subalternas (Cortes Editora, Sao Pau- latinoamericanas. De otro modo, como alquimistas extemporáneos,
lo, 1980) y más recientemente: Comunicagao, Hegemonia
e Contra- convertiremos razonamientos iniciales ex dogmas irrefutables, y su-
informagao (C.E, Lins da Silva coordenador, Cortez Editora gerentes alternativas metodológicas, en singulares modas contingen-
, Sao
Paulo, 1982) en donde se reunen trabajos de muy diversa índole
de Les,
estudiososo de latinoamérica y algunas partes de Europa sobre
estos
tres temas. Cabe señalar, asimismo, a Luis Beltrao y su Así pues, con estos desarrollos recientes, lo popular vuelve a
Folkcomuni-
cagao también en Cortez Editora, 1980. retomar su carácter de clase y aún con estilos diversos y hasta con-
Desde una interesante y fresca tradictorios, parece que vuelve a encontrar su sentido como uno de
antropología, Fernando Da
Matta con su obra Carnavais, los modos de comprender relacional e históricamente la construec-
Malandros, Erois (Zahar Editora, Rio
de Janeiro, 1980) nos proporciona una excelente teorización ción social de la hegemonía. Lo popular es, desde esta nueva pano-
aplica-
da sobre el ritual complejo ( carnavales, desfiles militares y procesi rámica, más que un paradigma, un pretexto para iniciar el análisis
o-
nes) en sociedades modernas. En Perú sobresale la labor de de las formas conflictivas (y armónicas) en que las clases sociales
CELA-
DEC y el grupo de Manuel Calvelo que junto con equipos de una determinada sociedad se relacionan desde el punto de vis-
y grupos
similares en República Dominicana, Costa Rica, Nicaragua y ta de la construcción social de sentidos. Tal labor no es para nada
México
están desempeñando interesantes labores de reconocimiento sencilla, pues pesan (y reinan) en el campo de estudio, concepcio-
y pro-
moción de las culturas de las clases subalternas. hes que han descuidado por mucho tiempo el análisis de la especifi-
Por último, en México desde diversas instituciones y universi cidad de la hegemonía, de la ideología y la cultura. A una se la con-
-
dades se han comenzado una serie de importantes funde simplemente con la dominación política; a las otras, se las di-
trabajos, no inte-
grados orgánicamente, sobre muy distintas cuestiones5* luye como una agregación superestructural del capital.
que oscilan
desde las artesanías y la religión popular campesina hasta las políti- Esto representa un interesante desafío que implica la reflexión
cas culturales del Estado. Por lo que respecta a bastantes creativa y comprometida sobre un nuevo instrumental teórico, me-
de nues-
tras investigaciones a pesar del hecho de haber intentado recuper todológico y técnico en la investigación y, concomitantemente, so-
ar
el análisis relacional de las culturas, creo que nos hemos quedad bre la necesidad de replanteamos seriamente la labor política ante
o en
la pura “declaración” de tal carácter y aun cuando hay las realidades culturales de nuestros pueblos? 5
algunos
avances, la discusión teórica y metodológica y sus resulta
dos concre-
tos apenas comienzan, Cuando unos analizan por ejemplo las EPILOGO
artesa-
nías o los medios de difusión, lo hacen desde un punto de vista
eco-
nómico/político, pero el análisis acerca de su especificidad Una vez esbozadas estas grandes líneas de desarrollo de la cues-
como
práctica cultural es más bien pobre. Cuando otros analizan ión, considero de elemental honestidad intelectual introducir en el
sociose-
mióticamente la religión popular, descuidan propiamente el debate algunas pistas que me han servido tanto en la reflexión como
carácter
relacional de su objeto y la validación de ello suele tornarse en la investigación de esta materia, y que como pistas están forzosa-
en doc-
mente en estado de experimentación y abiertas al diálogo y la con-
32
33
A
o
e

troversia. auténtico y lo falso, las clases de edad, la muerte, el amor y la vida.


Sucede que la mayoría de los análisis han sido desarrollados Las maneras en que todo ello se modela y modula son necesaria-
privilegiando el aspecto de la distinción entre las clases, pero la cul- mente contingentes y su equilibrio es relativamente precario; no
tura, además de distinguir, une e identifica. Es por ello que a mi jui- son fatales, son históricamente creadas. En esta perspectiva el es-
cio nos falta una categoría complementaria que nos permita pensar tudio no ya de “lo popular”* en sí, sino de lo popular en cuanto
y analizar también los espacios donde se producen y reproducen o relación nos puede ayudar a respondernos cómo fue que esas cultu-
desestructuran las identidades, es decir, aquellas áreas de lo social ras se “volvieron” subalternas con respecto a qué y en cuáles fren-
en donde culturas ““desniveladas” se encuentran y se reconocen en les especificamente. ¿Por dónde empezaron a perder la lucha?
estructuras de significantes similares, pero cada clase, sin embargo, ¿Cómo se ha fabricado la “miseria de la vida” y la “sensibleria”
a su modo. Son éstas, áreas en donde se modelan y modulan privi- del amor?,
legiadamente los elementos culturales transclasistas, lo elemental- En fin, la perspectiva del análisis de la construcción de la he-
mente humano, la materia prima de la vida cotidiana. pemonía en la vida cotidiana y su relación con los procesos macro-
¿Cómo se hace “legítima” una cierta manera (de clase) de mo- sociales a partir del análisis de los encuentros y enfrentamientos de
delar aquello que comparten todas las clases, es decir, que las puede distintas culturas y clases, en las que unas se hacen “populares” y
identificar o lo hace de hecho y de un cierto modo, cuando existen otras “oficiales””, unas se hacen “subalternas” y otras “hegemoóni-
(pero desniveladas) otras diversas (de clase también) maneras de cas”, nos pueden ayudar a comprender, siempre dentro de lo
hacerlo??% ¿Cómo pues entender la hegemonía en la vida cotidiana popular, el paso de lo subalterno a lo alterno (que no significa pa-
sin perder la vista las distintas escalas de representación y los diver- ra nada hegemónico ni necesariamente “alternativo””) y a enfocar la
sos niveles de abstracción de las categorías?. lucha no sólo en el terreno de lo inmediatamente político, sino cla-
Pienso que la categoría (en ciernes) de los frentes culturales?” ramente también dentro de las redefiniciones, modelajes y modula-
(como lugares de lucha por el monopolio legítimo de “modelar” y clones que se juegan a diario, cotidianamente en los frentes cultura-
a la vez como intersecciones) pueda ayudar a comprender nuestro les; los sentidos mundanos, ordinarios y simples (pero también más
objeto en una escala de representación más cercana a las realidades o menos legítimos y legitimables) que la damos a la vida.
cotidianas que hasta hoy hemos querido entender; o bien, con cate- Quizás pues, nos pudiera ayudar a comprender más crítica y
gorías de un nivel de abstracción altísimo, o “arrastrando la nariz”, humanamente a la sociedad y también, por qué no, a comprender
sin la menor relación con el nivel macro de las estructuras sociales (saber y sentir) que la vida (que se vive) y el amor (que no sólo se
objetivas. dice, sino se hace) no son tan miserables para la eternidad.
Las investigaciones avanzan Tan sólo la miseria que hemos producido en torno de todo
y estas propuestas van poco a po-
co madurando. Por ahora la labor heurística camina pausadamente ello, esa sí, es verdaderamente miserable.
entre las ferias urbanas regionales, entre los santuarios y la produc-
ción de ex-votos, entre las calles y barriadas de la ciudad y en la
producción melodramática de los medios de difusión colectiva.
En los frentes culturales se enfrentan (o se han enfrentado) y cho-
can distintas y desniveladas maneras de ver el mundo y la vida, y se
estructuran maneras jerárquicamente legítimas de vivir y ver la se-
xualidad, el trabajo, lo numinoso, lo deseable, lo posible, lo utópi-
co, lo que significa mi barrio y mi calle, la honestidad, la felicidad,
los exitos y fracasos, las patrias, los amigos, lo bueno, lo malo, lo
35
34
A. Gramsei, Arte e Folklore (A cura di Giuseppe Prestipino) Newton Comp-
NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ton Editori, Roma, 1976, pp. 10 y 11.

19 Cfr. A. Gramsci, Quaderni del Carcere, pp. 3026 y 3027. La interpretación


es, desde luego, de mi exclusiva responsabilidad,
1 Véase en esta misma línea el sistemático y sugerente intento de Robert Fo-
ssaert; La Société, Tomo VI, Les Structures Ideologiques, Editions du Seuil,
París, 1983.
2 Arte e Folklore, op. cit. p, 229 - 230. Quaderni, op. cit. p. 2312 y ss. En
Castellano, Literatura y vida nacional. Juan Pablos Ed., México, 1976, pp.
239 y s.
' Fossaert la denomina formación ideológica, op. cit., pp. 327 y s.
1% Arte e Folklore, p. 264. (Ver *'folklore' en los Quaderni, p. 3197).

!5 Tpid., p. 180.
Hay múltiples autores que ya lo han señalado, por ejemplo: M, Margulis '* Crf. 3. González (op. cit. p. 197) Capítulo 1, y también ver: G. Giménez,
.

(1982),J. González (1981), N. García Canclini (1982). (1978) p. 350.

17 A. M. Cirese, Intellectualli, Folklore, Instinto di Classe, Einaudi Paperbacks,


Véase A. M. Cirese, Cultura Egemonica e Culture Subalterne, Palumbo, Pa- Torino, 1976, p. 95. En este punto no comparto del todo la explicación que
lermo 1976, pp. 40 - 42 y 126-131. Cirese da en esta obra acerca del amplio uso gramsciano de 'concepción del
Este apartado es una versión reducida y ligeramente modificada de partes mundo? pera designar tanto a la cultura oficial y cultivada, como a la enor-
del capítulo dos de Sociología de las Culturas Subalternas, op. cit. me inorganicidad de la cultura popular; “así, toda combinación de elemen-
tos culturales de un grupo social cualquiera viene a constituir una suerte de
Existen múltiples publicaciones en varios idiomas que se han dedicado a la “unidad de hecho” que puede ser mirada desde el punto de vista del grupo
difusión de la obra de Gramsci. Entr< los principales citaré: Varios autores, que en ella se reconoce y que por tanto puede ser llamada legítimamente
Gramsci e la Cultura Contemporánea (2 tomos). Instituto Gramsci/Editori
“concepción del mundo, porque aún no siéndolo para nosotros, lo es para
Riuniti, Roma, 1975./ U. Cerroni, Lessico Gramsciano. Ed, Riuniti, Roma, otros” (pág. 103). Asumiendo lo anterior, podría parecer que se dejara en el
1978 (hay traducción al castellano por El Colegio de Sociólogos, A. C. en
México, 1982). Grissoni-Maggiori, Leera Gramsci. Ed. Zero, Madrid, 1974. terreno de la empatía y la intersubjetividad el carácter relativamente unita-
rio y contradictorio de los modos de percepción y producción simbólica que
Ernesto De Martino, “Miseria Psicologica e Magia in Lucania”, en Varios au- e! pueblo/clases porta dada su situación (como trayectoria y como punto)
tores, Folklore e Analisi Differenziale di Cultura, Bulzoni, Roma, 1976, pp.
en un determinado lugar en la división social del trabajo. Esto es quizá efec-
103 a 125, Véase también J. Lopreato, Peasants, No More, Chandler Publ. to del concepto *tyloriano' de cultura que maneja Cirese, concepto que limi-
Co., San Francisco, California, USA, 1967.
ta el ámbito de la cultura a los desempeños y que olvida que éstos son im-
Grissoni - Maggiori, op. cit. p. 20. pensables fuera de una competencia cultural que está muy lejos de ser pura-
Antonio Gramsci, Antología. Siglo XX!. México, 1978, p. 192 - 193, mente intersubjetiva,

Cfr. Ch. Mouffe, “Hegemonía e Ideología en Gramsci', en Arte, Sociedad e ya Ibid., p. 89.
Ideología, no. 5, México, 1978 p. 67 y ss. Acerca del Concepto gramsciano '* p, Clemente y otros, 11 Dibattito Sul Solklore in Italia, Edizioni di Cultura
de hegemonía ver: A. Gramsci, Quaderni del Carcere. Edizione Critica del Popolare, Milano, 1976.
Instituto Gramsci, Einaudi, Torino, 1975 (4 tomos) pp. 3191 - 3192, Puede
A. M. Cirese, Cultura Egemonica e Culture Subalterna, p.13 y ss.
verse también, L. Gruppi, 1H Concetto di Egemonía in Gramsci Ed. Riuniti,
Roma, 1977 (hay traducción al castellano en Ed. Era, México). Una
*L p, Clemente, “Dislivelli di cultura e studi demologici italiani” en Problemi
inter-
pretación similar a la de Mouffe puede verse en E. Laclau, Política e Ideolo- del Socialismo, No. 15, 1979, Franco Angeli Ed., Roma, p. 137. Este autor
¿la de la teoría marxista. Siglo XXI, Madrid, 1978, Capítulos III y IV. Una plantea aquí una serie de interesantes críticas a la noción de desniveles inter-
muy seria crítica a estos dos últimos autores puede encontrarse en: Á. Bo- nos de cultura que considera de utilidad necesaria y productiva aplicada sólo
rón y O, Cuellar, '“Apuntes críticos sobre le concepción idealista de la hege- sobre una escala más amplia de los fenómenos culturales,
monía”, mimeo, Documentos de trabajo del Programa de Maestría. Depar- 2 Y or principalmente, Antropología cultural, (1974). Apropiación y destruc-
tamento de Ciencias Sociales y Política, Universidad Iberoamericana, Méxi- vión de la cultura de las clases subalternas (1978). Traducción al castellano
co, mayo de 1980,
37
de Holklore e Propio, Guaraldi, Firenze, 1976. “ Análisi marxista e folklore
43 1, Smith, El Sistema de fiestas y el cambio económico, Fondo de Cultora
come cultura di contestazione” en Varios autores, Folklore e Analisi Diffe-
venziale
di Cultura, p. 351. Económica, México, 1981, pp. 32 y ss.

22 L,, Lombardi Satriani y M. Meligrana,[1 Ponte di San Giacomo, Saggi Rizzo- Económica, México, 1981, pp. 32 y ss.
li, Milano, 1982. Mundial de Sociología. México,
La recogida, Ponencia para el X Congreso
24 Crisi e Ricerca dí Identita, (folklore e dinamica culturale). Liguori Editori, agosto de 1982,
Napoli, 1977. E. Rogers, y L. Svenning, La modernización entre los campesinos,
Fondo de
Económica, México, 1973. Una crítica a estos autores: J. González:
a. Angioni, “Tre reflessioni e una premessa auto critica su Cultura e Cultura Cultura
Popolare”, en Problemi del Socialismo p. 161 y 162. “El campesino, una dinámica cultural contradictoria” en Cuadernos de Co-
26 p. Clemente, op. cit., p. 129. municación No. 77. México, CAMSA, Enero, 1982. p. 15 - 25.
sobre
A. Mattelart ha publicado una vasta literatura amplizmente ditundida
Ornigmalmente mimeografiado como apuntes de curso en Forme, Modelli, la cuestión. Gran parte de ello lo realizó junto con un equipo de investigado-
Stírufíure, Dispense del corso di Antropologia Culturale, Anno Accademico
res latinoamericanos durante el gobierno de Allende en Chile y lo ha conti-
1979/1980, Universitá degli studi di Roma. Facoltá di Lettere e Filosofía. nuado en diversas sedes. De todo ello destaco: Los medios de comunicación
28 Plammarion, París, 1973. (con M. Piccini y M. Mattelart), Cuadernos de la Realidad Nacio-
de masas
29 1 Opera li Rabelais e la Culture Popolare, Einaudi, Torino, 1979. (Hay tra- nal, Chile, 1970. (Ed. Cid, Bs. A.., 1978), Para leer al Pato Donald (con A.
ducción al castellano) Doríman). Ed. Universitaria de Valparaíso, Chile, 1972. (Ed. X, XXI, Argen-
tina, 1975) y La cultura como empresa multinacional. Ed. Era, México,
39 Popular Culture in Early Modern Europe, London, 1978, (trad. italiana en, 1973.
Cultura Populare Nella Europa Moderna/A. Mondadori, Ed., Milano, 1980).
H. Muraro, Neocapitalismo y comunicación de masa, EUDEBA, Buenos Ai-
4 ?

31 El carnaval. Ed. Taurus, Madrid, 2a. edición, 1979 y Las brujas y su mundo, res, 1974.
Alianza Editorial, Madrid, 1969. no-
M. Margulis, op. cit. y N. García Canclini, (1977) quien >omparte una
32 La Grande Festa. Dedalo Libri, Bari, 1976. ción similar de lo popular.
E La Festa Dei Folli. Bompiani, Milano, 1971. (original en inglés, The Feasts 'M. Simpson, (comp.), Comunicación alternativa y cambio social, Tomo L
of Fools. (1969) (hay también traducción al castellano). América Latina, UNAM, México, 1981. En España J. Vidal Beneyto, A lter-
34 Feste Agrarie Russe, (una ricerca storico*tnográfica), Dedalo Libri, Bari, nativas populares a la comunicación de masa, Centro de Investigaciones So-
ciales, Madrid, 1979. En Italia P. Baldelli, Informazione e ontrinformazio-
1978, (traducción del original en ruso, 1963),
ne, Mazzotta, Ed. 6a. edición, Milano, 1977.
35 Furio Jesi (compilador), La Festa, Rosemberg € Sellier, Torino, 1977.
Véase J. González (1981) op. cit. cap. IL
36 Véase: D. Mac Quail, Sociología de los medios masivos de comunicación,
Ed. Paidós, Buenos Aires, 1972. véase Revista del ININCO, No. 3, Año 2, IV trimestre, 1981, Caracas, Vene-
zuela,
37 Ñ, Morin, El espíritu del tiempo, Ed. Taurus, Madrid, 1965. Véase U. Eco,
Apocalipticos e integrados ante la cultura de masas. Ed. Lumen, Barcelona, "Vóase J. Martín, (1981).
1963. El Pindin: Un estudio sobre cultura popular, Ponencia presentada en la mesa
28 Varios autores, Industrias culturales: el futuro de la cultura en juego, Fondo AD/HOC // 4 “Culturas Populares” durante el X Congreso Mundial de So-
de Cultura Económica, México, 1982. ciología, México, agosto de 1982. (82 p.).
' Una lectura atenta de la Bibliohemerografía sobre Culturas Populares, reali-
TO, Bigsby, Examen de la cultura popular, Fondo de Cultura Económica 10, puede proporcionar
México, 1982, suda por H. Rosales en Comunicación y Cultura No
40
Véase Bourdieu et al, Mitosociologia. Ed. Fontanella. Barcelona, 1975 y una visión no exhaustiva del conjunto de los principales intereses y desarro-
llos en México.
también Swingewood (1979). Una muy breve y excelente oposición crític:
puede encontrarse en M. Piecini, ¿Existe una teoría de la comunicación $0- Dos interesantes propuestas (de próxima edición) sobre el particular son A.
rial? Cuadernos del TICOM, No. 21, UAM-X, México, 1983, Aziz, Cultura de masas y culturas subalternas, (esbozo para una teoría de
* La literatura al respecto es vastísima. Ver, Aguirre Beltrán, (1970). las mediaciones sociales), J. Galindo, “Cultura popular urbana y comunica:
ción”
12 2. Redfield, “The Folk Society”, en American Journal of Sociology, Vol Asimismo, véase el libro sobre los trabajos inéditos del encuentro nacional
11, January, 1947.
39
38
“Sociedad y Culturas Populares”, Julio 1982, en
la UAM-X. El Centro de Es-
tudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y la UAM-X,
de próxima
aparición, en donde se muestra una panorámica del
estado de la cuestión,

5er para este concepto, que nada tiene


que ver con esencias inter-clasistas a
£., Cirese, “Notas provisorias sobre fabril
idad, procreación, signicidad y pri-
mado ae las infraestructuras” en Sobre
las Culturas Subalternas, (textos se-
lectos), UAM-X, V. de Colima, (en Prensa).
317.4] respecto, con distintos equipos de
trabajo dentro de la UAM-X y la Uni-
versidad iberoamericana hemos estado
intentando desarrollar dicha catego-
ría. La experiencia conformará un volum
en en preparación que contendrá
la depura
ción de los informes de investigación: Las virtud
esperanza y... hegemonía. es del alma: fe,
(comunicación y religión popular en santua
(1981/1982). Lus relaciones entre ferias urbana rios)
s y la producción de hegerio-
nía (reporte del seminario Jel área de concentración II, Mayo 1983).
Ai

AAA AS

O EAN ARTO
Jorge A. González
3.— Ideología y Comunicación
L. Jesús Galindo
4.— Discurso, Conciencia e Historia del Movimiento Urbano
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ICAO
5.— Sociología y Metodologías
Enrique Luengo
A

A A o O O AN IA O a
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PT O
RR O O enfocada al análisis de la relacio-
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