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JORGE A. GONZALEZ
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S IE E O
Cultura(s)
Popular(es) Hoy
12
terial de erudición y la ciencia del folklore ha consistido sobre todo nica, es desnivelada y bajo la dominancia de una.
en estudios de método para la recolección, la selección y la clasifi- d) Por las mismas características de la formación cultural o
cación de tal material, es decir, en el estudio de las cautelas prácti- ideológica? ? el estudio de las culturas debe hacerse siem-
cas y de los principios empíricos necesarios para desarrollar con pro- pre haciendo patente esta contraposición. Esto no implica
vecho un aspecto particular de la erudición, no queriendo descono- necesariamente que las culturas estén implícitamente en
cer con esto la importancia y el significado histórico de algunos contraposición, sino que ésta constituye un principio me-
grandes estudiosos del folklore). Por el contrario es necesario estu- todológico que viene a dialectizar la investigación y apun-
diarlo como una “concepción del mundo y de la vida”, implícita en ta hacia la detección de los mecanismos y estrategias his-
grana medida, de determinados estratos de la sociedad (determinados tóricas de la construcción de la hegemonía. Ahora bien, si
en el tiempo y en el espacio), en contraposición (también por lo ge- la contraposición del folklore (como cultura de las clases
neral implícita, mecánica, objetiva) con las concepciones del mundo subalternas) es generalmente pasiva, mecánica, asistemáti-
“oficiales” (o en sentido más amplio de las partes cultas de la socie- ca, ete., esto no significa que sea fatalmente así.
dad históricamente determinadas) que se han sucedido en el desa- Páginas más adelante y en otros cuadernos Gramsci mis-
rrollo histórico. (. . .) Concepción del mundo no sólo no elaborada mo reconoce que el folklore puede tener (y tiene) ele-
y asistemática, porque el pueblo (es decir, el conjunto de las clases mentos tenaces, creativos e incluso progresistas? * que, en
subalternas e instrumentales de toda forma de sociedad que ha exis- determinados momentos, pueden volver activa y política-
tido hasta ahora) por definición no puede tener concepciones ela- mente orientada la praxis social de las clases subalternas.
boradas, sistemáticas y políticamente organizadas y centralizadas e) La contraposición simple entre dos culturas, “oficial” vs.
en su ya también contradictorio y múltiple desarrollo, no sólo en el (popular) “folklore”, de ningún modo debe entenderse
sentido de diverso y yuxtapuesto, sino también grosero, si es que como si sólo existieran dos grandes bloques culturales,
directamente no debería hablarse de un aglomerado indigesto de uno coherente y legitimado y el otro disgregado y arbitra-
fragmentos de todas las concepciones del mundo y de la vida que se rio, imputables mecánicamente a dos únicas clases opues-
han sucedido en la historia, de la mayor parte de las cuales sólo en las, Cuando realizamos análisis concretos detectamos,
el folklore se encuentran, sobrevivientes, documentos mutilados y además de la complejidad de la estratificación social, la
contaminados”.*? diversidad contradictoria de los procesos culturales. Asi-
Me permito reproducir gran parte del texto pues en él, de ma- mismo encontramos en ellos ciertos elementos culturales
nera condensada, se encuentra la mayor parte de su reflexión sobre transclasistas que conforman, por así decirlo, el discurso
las culturas populares. De esta caracterización resaltan varias cosas social común de una determinada sociedad. (“El folklore
de importancia que a continuación destaco: ha estado ligado siempre a la cultura de las clases domi-
a) Gramsci otorga el estatuto de “concepción del mundo” 4 nantes y a su modo le ha extraído motivos que se han in-
la cultura de las clases subalternas. Luego presenta con sertado en combinación con las tradiciones preceden-
ello una configuración compleja del espacio superestrue- ton"), 1?
tural (formación cultural global) del bloque histórico, f Cuando habla de las características del folklore (carácter
el que coexisten diferentes culturas o ideologías. Iraymentado y contradictorio), Gramsci emplea un con-
b) La coexistencia de dichas ideologías se realiza en veplo de cultura tipo 'ylor, es decir, la cultura es igual a
nos no-armónicos, pero no necesariamente conflictivos. los productos intelectuales y manuales compartidos por
e) Si bien las diferentes ideologías coexisten en el seno: vb romo prupo social, Pero en otros textos creo que
una sociedad, dicha coexistencia, además de no sera aunque no sistematizada— se encuentra una concepción
14 15
praxeológica de la cultura que puede ser traducida por los
términos de “habitus de clase” de P. Bourdieu o de la a) folklórico/reaccionario
“Ideo-lógica” de M. Augé.** “Lo que distingue al canto b) folklórico/progresista
popular, en el cuadro de una nación y de su cultura, no es c) oficial/reaccionario
el hecho artístico, ni el origen histórico, sino su modo de d) oficial/progresista.
concebir el mundo y la vida en contraste con la sociedad
La concepción del mundo de las clases subalternas debe ser ele-
oficial” (Gramsci). Ello nos muestra que las culturas po-
vada hacia esta cuarta posibilidad, es decir, la reforma intelectual y
pulares, aún en su relativa asistematicidad y fragmentarie-
moral que el interés político de Gramsci propone consiste en con-
dad, poses (como toda cultura) un rasgo generador y
quistar los atributos “positivos” de la oficialidad (léase verticalmen-
distintivo, u: modo de percepción y producción simbóli-
le la colurana derecha) a partir del estado negativo, pero real, de las
ca que funciona como matriz discriminadora de lo posi-
ble, de lo probable y hasta de lo perceptible; una cierta concepciones populares.
lógica de las representaciones que otorga una cierta cohe- La defensa de la cultura del pueblo no implica la defensa de
hus condiciones materiales de subalternidad. Gramsci no es pues un
rencia alos contenidos dispersos de la popular. Queda por
explicar porque en el terreno de las prácticas observables [olklorista romántico; propone conocer el folklore para “destruir-
las culturas populares son tan diversas e incluso contra- lo”, porque lo que debe destruirse son las condiciones estructurales
que han producido la “subalternidad” de la cultura miserable de
puestas entre sí.? ?
las clases subalternas. Esta destrucción, lejos de resultar de un pro-
A manera de síntesis, reproducimos la interesante esquematiza-
peso de aculturación coactiva, se realiza desde “dentro” del espesor
ción de la concepción gramsciana de las culturas subalternas que
A
E
realiza Alberto M. Cirese:! *
lin intelectual orgánico capaz de dirigir y organizarse ““en pueblo”
A
A
La concepción folklórica es a la oficial
Llegados a este punto, se puede captar con claridad la forma
como la clase social subalterna es a la hegemónica
Bn que Gramsci, desde una perspectiva marxista, introduce en el de-
e
28 29
respuesta contra el “imperialismo cultural” y las “nuevas tecnolo- una misma sociedad de clases.
glas” que se ha denominado como “comunicación alternativa”*? Con esta nueva vía, otra concepción, la del “espacio cultural”,
que salvo algunos autores y ciertas experiencias de enorme interés, se vió notablemente enriquecida y las concepciones mecanistas ( ¡oh
la gran mayoría comparte el concepto populista (y hasta exclusivis- paradoja! estrictamente funcionalistas) de la ideología y sus apara-
ta) de “popular” recientemente esbozado. tos fueron y continúan siendo paulatinamente confrontadas.
La dimensión del poder y de las clases retorna a lo popular, Lo anterior abrió la posibilidad de estudiar nuevos ““objetos” y
sólo que este reencuentro, fruto de una reacción muy importante, realidades que antes por definición estaban relegados a otras áreas
pero impulsiva contra la tradición llamada “clásica”, debe ser (y tradicionales del conocimiento. Las culturas de las clases subalter-
está siendo) profundamente criticado para que sin perder el com- nas, en todas sus dimensiones aparecen como una incógnita a resol-
ponente utópico logre construir concepciones y metodologías real- ver. No tanto por sus particularidades, puesto que los antropólogos
mente operativas y sensibles a la compleja dinámica cultural de la y otros ya las habían descrito. Ahora se intentaba enfatizar no sólo
sociedad. Pues de poca cosa sirve a estas alturas “demostrar” que un los “objetos” y los “sujetos”, sino particularmente sus relaciones
mensaje es “ideológico” (¿cuál no lo es?) y recitarnos que “hay he- desde el punto de vista del sentido. De esta manera, la concepción y
gemonía de la burguesía, quien además y por si fuera poco controla la problemática gramsciana de la hegemonía comenzó a girar en la
junto con empresas transnacionales los medios de difusión de masa” discusión.
(¿podría no hacerlo?) y que “las fotonovelas enajenan a la masa” El estudio de las culturas populares y su cotidiana relación con
cuando lo que nos es urgente responder es por qué el pueblo se re- la cultura oficial obtuvo de repente un lugar altamente sugerente y
laciona y cómo lo hace, con los productos de la cultura de masa; promisoriamente productivo. Ello permitió diferenciar, al menos
cómo, mediante qué mecanismos, con qué costos y en qué frentes teóricamente, la hegemonía, de la ideología de la clase dominante
específicos se produce una relación sui generis, diferente (no repe- y, por así decirlo, se comenzaba a estudiar el lado “dominado” de
lente, ojo) a la dominación política y a la explotación económica, la dominación o, mejor, el modo como se producía y vivía la rela-
llamada hegemonía. ción hegemonía/subalternidad desde la visión de los subalternos.
Mientras tanto, entre los desarrollos posteriores dentro de las Distintos análisis sobre las fiestas, la religión, los mercados, las
ciencias sociales se dieron otras reacciones, en especial contra los artesanías, la medicina, la lucha libre, los deportes y más en general
estudios demasiado etnograficistas que aislaban por eompleto sus sobre el sentido común, la cotidianeidad y la comunicación popular,
objetos. Súbitamente, “el contexto” podía ser lo único que diera empezaron a abrir brecha en distintos lugares. En muchas ocasiones,
perspectiva al estudio, pero recurrir al contexto como tablita de sal- ante los esquemas clásicos de estudio, la cuestión de lo popular (su-
vación de estudios de suyo destotalizantes no agregaba gran cosa.* * balterno, alternativo, masivo, etc.), aunque sin llegar a formar una
corriente definida, se volvió un objeto importante de análisis para
EL FILON GRAMSCIANO EN AMERICA LATINA poder comprender la construcción de la hegemonía. Este naciente
intento de algún modo emanaba de y al mismo tiempo luchaba con-
Los textos de Gramsci y sus continuadores operan en algunos tra fuentes y obstáculos bastante legitimados: la cultura de masa,
casos como factor de dinamización de la cosificada y cosificante no- la enajenación, el imperialismo cultural, las nuevas tecnologías, la
ción de la dominación fatal de la ideología dominante. Una nueva antropologías descriptivas, los románticos, los populistas, etc., etc.
perspectiva para pensar la construcción social del consenso se abre: En Venezuela, los trabajos de A. Chacón, O. Capriles. T. Her-
la perspectiva de la hegemonía como relación (y no como síndro- nández, y O. Lucien que desde la perspectiva de la comunicación
me) y el consiguiente descubrimiento de ideologías “otras”, es de- reflexionaban sobre lo masivo, lo popular y lo alternativo, abren su-
cir, de otras concepciones del mundo y de la vida coexistentes en gerentes senderos.** En Colombia, Jesús Martín Barbero ha trabaja-
30 31
do sobre la comunicación y vida cotidiana, particularmente
en análi-
sis de mercados, cementerios y los usos sociales del día ta declaración.
domingo??
y más recientemente acerca del melodrama en los medios El camino, o más bien su reorientación, apenas ha comenzado
de difu-
sión, En Panamá, destaca el estudio de Julio César Schará sobre a recorrerse y los avances desde distintos países y disciplinas no es-
“el
Pindín”, un baile popular urbano en grupos marginales de tán a “forjas cero” como diría Mabel Piccini. Es sin embargo urgen-
la ciu-
dad.** En Brasil se ha originado una nutrida corriente de reflexi te reubicar críticamente
ón las propuestas del filón gramsciano y otras
sobre estas cuestiones, de las que anotamos los trabajos del más dentro de la perspectiva de la especificidad de las sociedades
INTER-
COM: Comunicacao e Classes Subalternas (Cortes Editora, Sao Pau- latinoamericanas. De otro modo, como alquimistas extemporáneos,
lo, 1980) y más recientemente: Comunicagao, Hegemonia
e Contra- convertiremos razonamientos iniciales ex dogmas irrefutables, y su-
informagao (C.E, Lins da Silva coordenador, Cortez Editora gerentes alternativas metodológicas, en singulares modas contingen-
, Sao
Paulo, 1982) en donde se reunen trabajos de muy diversa índole
de Les,
estudiososo de latinoamérica y algunas partes de Europa sobre
estos
tres temas. Cabe señalar, asimismo, a Luis Beltrao y su Así pues, con estos desarrollos recientes, lo popular vuelve a
Folkcomuni-
cagao también en Cortez Editora, 1980. retomar su carácter de clase y aún con estilos diversos y hasta con-
Desde una interesante y fresca tradictorios, parece que vuelve a encontrar su sentido como uno de
antropología, Fernando Da
Matta con su obra Carnavais, los modos de comprender relacional e históricamente la construec-
Malandros, Erois (Zahar Editora, Rio
de Janeiro, 1980) nos proporciona una excelente teorización ción social de la hegemonía. Lo popular es, desde esta nueva pano-
aplica-
da sobre el ritual complejo ( carnavales, desfiles militares y procesi rámica, más que un paradigma, un pretexto para iniciar el análisis
o-
nes) en sociedades modernas. En Perú sobresale la labor de de las formas conflictivas (y armónicas) en que las clases sociales
CELA-
DEC y el grupo de Manuel Calvelo que junto con equipos de una determinada sociedad se relacionan desde el punto de vis-
y grupos
similares en República Dominicana, Costa Rica, Nicaragua y ta de la construcción social de sentidos. Tal labor no es para nada
México
están desempeñando interesantes labores de reconocimiento sencilla, pues pesan (y reinan) en el campo de estudio, concepcio-
y pro-
moción de las culturas de las clases subalternas. hes que han descuidado por mucho tiempo el análisis de la especifi-
Por último, en México desde diversas instituciones y universi cidad de la hegemonía, de la ideología y la cultura. A una se la con-
-
dades se han comenzado una serie de importantes funde simplemente con la dominación política; a las otras, se las di-
trabajos, no inte-
grados orgánicamente, sobre muy distintas cuestiones5* luye como una agregación superestructural del capital.
que oscilan
desde las artesanías y la religión popular campesina hasta las políti- Esto representa un interesante desafío que implica la reflexión
cas culturales del Estado. Por lo que respecta a bastantes creativa y comprometida sobre un nuevo instrumental teórico, me-
de nues-
tras investigaciones a pesar del hecho de haber intentado recuper todológico y técnico en la investigación y, concomitantemente, so-
ar
el análisis relacional de las culturas, creo que nos hemos quedad bre la necesidad de replanteamos seriamente la labor política ante
o en
la pura “declaración” de tal carácter y aun cuando hay las realidades culturales de nuestros pueblos? 5
algunos
avances, la discusión teórica y metodológica y sus resulta
dos concre-
tos apenas comienzan, Cuando unos analizan por ejemplo las EPILOGO
artesa-
nías o los medios de difusión, lo hacen desde un punto de vista
eco-
nómico/político, pero el análisis acerca de su especificidad Una vez esbozadas estas grandes líneas de desarrollo de la cues-
como
práctica cultural es más bien pobre. Cuando otros analizan ión, considero de elemental honestidad intelectual introducir en el
sociose-
mióticamente la religión popular, descuidan propiamente el debate algunas pistas que me han servido tanto en la reflexión como
carácter
relacional de su objeto y la validación de ello suele tornarse en la investigación de esta materia, y que como pistas están forzosa-
en doc-
mente en estado de experimentación y abiertas al diálogo y la con-
32
33
A
o
e
!5 Tpid., p. 180.
Hay múltiples autores que ya lo han señalado, por ejemplo: M, Margulis '* Crf. 3. González (op. cit. p. 197) Capítulo 1, y también ver: G. Giménez,
.
Cfr. Ch. Mouffe, “Hegemonía e Ideología en Gramsci', en Arte, Sociedad e ya Ibid., p. 89.
Ideología, no. 5, México, 1978 p. 67 y ss. Acerca del Concepto gramsciano '* p, Clemente y otros, 11 Dibattito Sul Solklore in Italia, Edizioni di Cultura
de hegemonía ver: A. Gramsci, Quaderni del Carcere. Edizione Critica del Popolare, Milano, 1976.
Instituto Gramsci, Einaudi, Torino, 1975 (4 tomos) pp. 3191 - 3192, Puede
A. M. Cirese, Cultura Egemonica e Culture Subalterna, p.13 y ss.
verse también, L. Gruppi, 1H Concetto di Egemonía in Gramsci Ed. Riuniti,
Roma, 1977 (hay traducción al castellano en Ed. Era, México). Una
*L p, Clemente, “Dislivelli di cultura e studi demologici italiani” en Problemi
inter-
pretación similar a la de Mouffe puede verse en E. Laclau, Política e Ideolo- del Socialismo, No. 15, 1979, Franco Angeli Ed., Roma, p. 137. Este autor
¿la de la teoría marxista. Siglo XXI, Madrid, 1978, Capítulos III y IV. Una plantea aquí una serie de interesantes críticas a la noción de desniveles inter-
muy seria crítica a estos dos últimos autores puede encontrarse en: Á. Bo- nos de cultura que considera de utilidad necesaria y productiva aplicada sólo
rón y O, Cuellar, '“Apuntes críticos sobre le concepción idealista de la hege- sobre una escala más amplia de los fenómenos culturales,
monía”, mimeo, Documentos de trabajo del Programa de Maestría. Depar- 2 Y or principalmente, Antropología cultural, (1974). Apropiación y destruc-
tamento de Ciencias Sociales y Política, Universidad Iberoamericana, Méxi- vión de la cultura de las clases subalternas (1978). Traducción al castellano
co, mayo de 1980,
37
de Holklore e Propio, Guaraldi, Firenze, 1976. “ Análisi marxista e folklore
43 1, Smith, El Sistema de fiestas y el cambio económico, Fondo de Cultora
come cultura di contestazione” en Varios autores, Folklore e Analisi Diffe-
venziale
di Cultura, p. 351. Económica, México, 1981, pp. 32 y ss.
22 L,, Lombardi Satriani y M. Meligrana,[1 Ponte di San Giacomo, Saggi Rizzo- Económica, México, 1981, pp. 32 y ss.
li, Milano, 1982. Mundial de Sociología. México,
La recogida, Ponencia para el X Congreso
24 Crisi e Ricerca dí Identita, (folklore e dinamica culturale). Liguori Editori, agosto de 1982,
Napoli, 1977. E. Rogers, y L. Svenning, La modernización entre los campesinos,
Fondo de
Económica, México, 1973. Una crítica a estos autores: J. González:
a. Angioni, “Tre reflessioni e una premessa auto critica su Cultura e Cultura Cultura
Popolare”, en Problemi del Socialismo p. 161 y 162. “El campesino, una dinámica cultural contradictoria” en Cuadernos de Co-
26 p. Clemente, op. cit., p. 129. municación No. 77. México, CAMSA, Enero, 1982. p. 15 - 25.
sobre
A. Mattelart ha publicado una vasta literatura amplizmente ditundida
Ornigmalmente mimeografiado como apuntes de curso en Forme, Modelli, la cuestión. Gran parte de ello lo realizó junto con un equipo de investigado-
Stírufíure, Dispense del corso di Antropologia Culturale, Anno Accademico
res latinoamericanos durante el gobierno de Allende en Chile y lo ha conti-
1979/1980, Universitá degli studi di Roma. Facoltá di Lettere e Filosofía. nuado en diversas sedes. De todo ello destaco: Los medios de comunicación
28 Plammarion, París, 1973. (con M. Piccini y M. Mattelart), Cuadernos de la Realidad Nacio-
de masas
29 1 Opera li Rabelais e la Culture Popolare, Einaudi, Torino, 1979. (Hay tra- nal, Chile, 1970. (Ed. Cid, Bs. A.., 1978), Para leer al Pato Donald (con A.
ducción al castellano) Doríman). Ed. Universitaria de Valparaíso, Chile, 1972. (Ed. X, XXI, Argen-
tina, 1975) y La cultura como empresa multinacional. Ed. Era, México,
39 Popular Culture in Early Modern Europe, London, 1978, (trad. italiana en, 1973.
Cultura Populare Nella Europa Moderna/A. Mondadori, Ed., Milano, 1980).
H. Muraro, Neocapitalismo y comunicación de masa, EUDEBA, Buenos Ai-
4 ?
31 El carnaval. Ed. Taurus, Madrid, 2a. edición, 1979 y Las brujas y su mundo, res, 1974.
Alianza Editorial, Madrid, 1969. no-
M. Margulis, op. cit. y N. García Canclini, (1977) quien >omparte una
32 La Grande Festa. Dedalo Libri, Bari, 1976. ción similar de lo popular.
E La Festa Dei Folli. Bompiani, Milano, 1971. (original en inglés, The Feasts 'M. Simpson, (comp.), Comunicación alternativa y cambio social, Tomo L
of Fools. (1969) (hay también traducción al castellano). América Latina, UNAM, México, 1981. En España J. Vidal Beneyto, A lter-
34 Feste Agrarie Russe, (una ricerca storico*tnográfica), Dedalo Libri, Bari, nativas populares a la comunicación de masa, Centro de Investigaciones So-
ciales, Madrid, 1979. En Italia P. Baldelli, Informazione e ontrinformazio-
1978, (traducción del original en ruso, 1963),
ne, Mazzotta, Ed. 6a. edición, Milano, 1977.
35 Furio Jesi (compilador), La Festa, Rosemberg € Sellier, Torino, 1977.
Véase J. González (1981) op. cit. cap. IL
36 Véase: D. Mac Quail, Sociología de los medios masivos de comunicación,
Ed. Paidós, Buenos Aires, 1972. véase Revista del ININCO, No. 3, Año 2, IV trimestre, 1981, Caracas, Vene-
zuela,
37 Ñ, Morin, El espíritu del tiempo, Ed. Taurus, Madrid, 1965. Véase U. Eco,
Apocalipticos e integrados ante la cultura de masas. Ed. Lumen, Barcelona, "Vóase J. Martín, (1981).
1963. El Pindin: Un estudio sobre cultura popular, Ponencia presentada en la mesa
28 Varios autores, Industrias culturales: el futuro de la cultura en juego, Fondo AD/HOC // 4 “Culturas Populares” durante el X Congreso Mundial de So-
de Cultura Económica, México, 1982. ciología, México, agosto de 1982. (82 p.).
' Una lectura atenta de la Bibliohemerografía sobre Culturas Populares, reali-
TO, Bigsby, Examen de la cultura popular, Fondo de Cultura Económica 10, puede proporcionar
México, 1982, suda por H. Rosales en Comunicación y Cultura No
40
Véase Bourdieu et al, Mitosociologia. Ed. Fontanella. Barcelona, 1975 y una visión no exhaustiva del conjunto de los principales intereses y desarro-
llos en México.
también Swingewood (1979). Una muy breve y excelente oposición crític:
puede encontrarse en M. Piecini, ¿Existe una teoría de la comunicación $0- Dos interesantes propuestas (de próxima edición) sobre el particular son A.
rial? Cuadernos del TICOM, No. 21, UAM-X, México, 1983, Aziz, Cultura de masas y culturas subalternas, (esbozo para una teoría de
* La literatura al respecto es vastísima. Ver, Aguirre Beltrán, (1970). las mediaciones sociales), J. Galindo, “Cultura popular urbana y comunica:
ción”
12 2. Redfield, “The Folk Society”, en American Journal of Sociology, Vol Asimismo, véase el libro sobre los trabajos inéditos del encuentro nacional
11, January, 1947.
39
38
“Sociedad y Culturas Populares”, Julio 1982, en
la UAM-X. El Centro de Es-
tudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y la UAM-X,
de próxima
aparición, en donde se muestra una panorámica del
estado de la cuestión,
AAA AS
O EAN ARTO
Jorge A. González
3.— Ideología y Comunicación
L. Jesús Galindo
4.— Discurso, Conciencia e Historia del Movimiento Urbano
unes
ICAO
5.— Sociología y Metodologías
Enrique Luengo
A
A A o O O AN IA O a
A MI IS la Univer-
PT O
RR O O enfocada al análisis de la relacio-
PE E
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