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Cátedras de los Profesores

de la Universidad de Chile
Señores
FEDERICO DUNCKER BIGGS
y
F E R N A N D O VARAS A G U I R R E

CURSO GE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

TOMO I

VERSION

( Anotada y Concordada)

De

Mario González Alvarado

1943
Cátedras de los Piofesores
de la Universidad de Chile
Señores
FEDERICO DUNCKER BIGGS
y
FERNANDO VARAS A G U I R R E

CURSO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

TOMO I

VERSION

( Anotada y Concordada)

De

Mario González Alvarado

19 4 3
Es Propiedad.
Inscripción N.o 9302.
NOTA

Sin mayores pretensiones, entrego a los estudiantes de De-


recho esta obrita, destinada a procurarles un texto adecuado de
estudio sobre Derecho Internacional Privado.
Toma ella por base y sigue principalmente la Cátedra del
Profesor de la Universidad de Chile don Federico Duncker Biggs,
la que he concordado y completado con anotaciones tomadas
de las clases del Profesor de la Universidad de Chile don Fer-
nando Varas Aguirre y otras tomadas de los diversos textos le-
gales y doctrinarios que en sus páginas se mencionan.
En el Tomo II, que entregaré a la publicidad dentro de poco
tiempo más, me ocuparé del estudio de los Derechos Civil Inter-
nacional, Comercial Internacional, Procesal Internacional y Pe-
nal Internacional.
Espero, pues, (que este libro alcance el objetivo al que en un
comienzo me he referido v sirva a la. vez de nunto de partida ca-
ra nuevos trabajos sobre Derecho Internacional Privado.
Mario González A.
Santiago, Enero de 1943.
CAPITULO I
PRINCIPIOS GENERALES E HISTORIA
INTRODUCCION
Iniciamos el estudio de una de las ramas más jóvenes de las
Ciencias Jurídicas y Sociales, que con el correr del tiempo, va
tomando cada vez más una mayor importancia, tanto teórica
como práctica.
Del hecho de estar en pleno desarrollo, encontramos ciertos
conceptos que no están aún bien definidos y las materias mis-
mas de que élla se ocupa, no están todavía definitivamente deli-
mitadas y clasificadas.
El fundamento mismo de su existencia, no es sino la conve-
niencia social: la necesidad de encontrar fórmulas que permitan
solucionar los conflictos legislativos que se producen al entrar
en relaciones dos o más pueblos.
CLASIFICACION
La rama de las ciencias sociológicas, que se refieren a la
institucionés jurídicas, se divide en derecho interno, que se ocu-
pa de las relaciones de los particulares de un país entre sí o con
el Poder Público y lo organiza; y derecho externo o internacional,
que rige las relaciones mutuas de los Estados.
Al margen de esta división queda un conjunto de institu-
ciones jurídicas que se conocen bajo la denominación genérica
y ya consagrada de Derecho Internacional Privado (D. I. P.).
Esta rama del Derecho es más privada o interna que inter-
nacional y este último carácter no lo tiene sino cuando toma
del Derecho Internacional Público estos dos principios funda-
mentales: el de la soberanía territorial y el de la personalidad
de los Estados extranjeros.
El Derecho Nacional o Interno se divide en: Público y Pri-
vado.
El Público comprende los Derechos: Constitucional, Admi-
nistrativo, Penal y en parte el Procesal.
El Privado comprende los Derechos: Civil, Comercial, de
Minas y demás derechos especiales.
Al margen de esta subdivisión de] Derecho Interno1 queda
el D. I. P. por cuanto el se extiende a la vez a instituciones de
Derecho Privado y del Público.
Así, pues, el D.I.P. es doblemente mixto, ya que es Inter-
no y Externo por una parte y es Público y Privado por la otra.
_ 6 —

DEFINICION
A causa del desarrollo incipiente de esta rama jurídica, es
difícil dar una definición que sea aceptada más o menos uná-
nimemente .
Entre las más conocidas tenemos la del profesor holandés
Asser, que ha sido seguida por¡ el jurista "ubano Bustamante,
quienes estiman que ella "es el conjunto de principios que de-
terminan la ley. aplicable, sea a las relaciones jurídicas entre
personas pertenecientes a Estados diversos, sea la actos realiza-
dos en país extranjero, sea, en fin, a todos los casos en que se
trata de aplicar la ley de un Estado en el territorio de otro
Estado".
Esta definición peca por el hecho de dejar fuera de con-
cepto, las cuestiones relativas a actos en que debieran interve-
nir personas pertenecientes a Estados de régimen consuetudi-
nario o a naciones que no constituyen un Estado en la verda-
dera acepción de la palabra.
El trátadista argentino Alcorta, siguiendo al italiano Fio-
re, dice: "el D.I.P. es el conjunto de principios que sirven pa-
ra determinar la ley que corresponde aplicar a las relaciones
jurídicas internacionales de los Estados y de los individuos en-
tre sí".
Esta última tiene el defecto de referirse a las relaciones
de los Estados entre sí, lo que es materia del D. I. Público.
Más de acuerdo con la lógica y la realidad, diremos por
nuestra parte, que: "D.I.P. es aquella rama jurídica doblemen-
te mixta qué contiene las instituciones en cuya virtud, la solu-
ción de un caso dado, se atribuye a las normas de uno de los
Jos o más sistemas jurídicos que concurren en él".
CUESTIONES INTERNACIONALES PRIVADAS
Esos "casos" de que hablamos en nuestra definición, po-
demos llamarlos o suelen llamarse cuestiones internacionales
privadas y podemos dividirlas en: simples y mixtas, diferen-
ciándose entre éllas en que en las primeras no hay conflictos y
en las segundas sí.
Las mixtas, llamadas así por los Estatutarios, presentan
la particularidad de que es preciso resolver de antemano una
cuestión previa, la que consiste en determinar cual será la le-
gislación aplicable a cada caso.
En las cuestiones simples, por el contrario, se va directa-
mente a la aplicación de los preceptos de la ley nacional.
Las mixtas son resueltas por medio de la aplicación de re-
glas especiales. Así, por ejemplo, mediante la adopción del prin-
cipio "locus régit actum", sabemos que la forma de los actos y
contratos se rige por la ley del lugar en que se celebran.
BASES DEL D.I.P.
La entidad que sirve de base al D.I.P. es el sistema jurídi-
co. La naturaleza especial de sus instituciones se caracteriza
por ser nétamente atributiva.
Producido el contacto entre dos pueblos y suscitado un
caso determinado en que concurran ías normas jurídicas pecu-
liares de cada uno de éllos, se hace necesaria, la adopción pre-
ferente, es decir, un proceso electivo entre ellas.
Él D.I.P. tiene también cabida en los casos "interprovin-
cíales", o sea, en los casos de concurrencia de las instituciones
jurídicas de dos provincias de un mismo Estado que tienen
una conformación jurídica diferente en cuanto a dichos casos.
En Inglaterra se le ha llamado a estas situaciones y así
indirectamente a la rama misma que estudiamos, "reglas de
coinflictos"; en Alemania "reglas de colisión"; en Francia "re-
glas de conexión", esto último porque conectan el caso concre-
to con la legislación aplicable. Pero debemos hacer presente
que en éllas no hay "conflictos o colisiones" sino una elección
razonada del sistema que deberá aplicarse.
Las instituciones del D.I.P. no solucionan directamente los
casos sometidos a su imperio, sino que lo hacen de una mane-
ra indirecta, esto es, atribuyendo eficacia o preferencia a las
normas de uno de los sistemas jurídicos que se hallan en con-
currencia. Por eso se dice que estas instituciones son esencial-
mente atributivas, y no tienen otra razón de ser que dar solu-
ciones justas y útiles, si bien, como hemos visto en forma in-
directa .
Este proceso de atribución, que es la esencia del D.I.P., se
informa en cada época, en principios más o menos uniformes
y constantes. Así, en los asuntos relativos al estado civil de
las personas, atribuye hoy la cuestión a la ley personal del in-
dividuo, a la nacionalidad; en los asuntos relativos a los bie-
nes, el principio es su sometimiento a la ley del lugar en que
están ubicados los bienes y al domicilio de la persona que ce-
lebra el acto en ciertos casos (sucesiones); y en los asuntos
relativos a las formalidades de los actos jurídicos, tenemos el
principio "locus regit actum"; en los contratos, la voluntad
de las partes.
Estos principios han sido llamados por algunos autores
"factores de conexión".
La nacionalidad, por regla general, sólo se aplica a las
personas y por excepción a las cosas (naves y aeronaves) y a
los contratos o actos jurídicos (sociedades).
El domicilio sólo se aplica a las personas y exc epcional -
mente a los actos jurídicos (sociedades).
La situación, como factor de conexión, se llama "residen-
cia" cuando se aplica a las personas; ubicación cuando se apli-
ca a las cosas y "lugar" cuando se trata de actos jurídicos.
RELACIONES DEL D.I.P. CON LAS DEMAS RAMAS
DEL DERECHO
En primer lugar diremos que a pesar de la similitud del
nombre, no tiene relación con el D.I. Público, pues éste se re-
fiere a las relaciones de los Estados entre sí desde el punto de
vista de los intereses políticos y generales.
Tiene especial relación con el D. Civil, de aquí que el C. de
DI.P. dediqué todo el Libro l.o al D. Civil Internacional que,
por lo demás, es el más extenso de dicho Código. De este he-
cho, de ser la mayoría de los casos de que se ocupa nuestra ra-
ma jurídica materias de D. Civil, el belga Laurent llama a
muestra rama "D. Civil Internacional" denominación impropia,
pues la característica anotada no autoriza dicho nombre.
Con el Derecho Comercial también tiene íntima relación,
ya aue fué precisamente el comercio internacional incipiente
lina de las causas inmediatas del nacimiento del D.I.P. junto a
la coexistencia de sistemas jurídicos diferentes. A las materias
mercantiles el Código de Bustamante le dedica el Libro 2.0.
También tiene una gran relación con el Derecho Penal y
el Procesal, ocupándose el Código de Bustamante de las mate-
rias respectivas en los libros 3.o y 4.o.
Con la Hacienda Pública tiene también gran relación, es-
pecialmente cuando unos mismos bienes o unas mismas perso-
nas se ven gravadas por impuestos que le exigen dos o más
Estados, lo que se conoce co¡n el nombre de la "doble imposi-
ción" y que a su vez ha dado lugar al Derecho Fiscal Interna-
cional.
De lo dicho anteriormente se-deduce que también tiene re
lación con la legislación Notarial y el Derecho Administrativo.
Cada vez tiene mayor relación con el Derecho Obrero o del
Trabajo.
El carácter atributivo de las instituciones del Derecho I.
P. es común a reglas relativas a la retroactividad o no retro-
actividad de las leyes, reglas que en conjunto Affolter ha lla-
mado Derecho. Intertemporal. Pero si bien este rasgo establece
i¡na semejanza entre el D.I.P. y el D. Intertemporal7 ellos no
pueden confundirse, porque el primero se refiere al espacio y
supone la coexistencia de sistemas jurídicos y el D. Intertem-
poral al tiempo, a la sucesión de leves dictadas en un país de-
terminado .
TERMINOLOGIA
Ya hemos visto que la denominación de D.I.P. que se ha
dado a esta rama es obscura, y aún contradictoria. En efecto
la palabra "internacional" tiene dos acepciones: es sinónima
de universal o cosmopolita, noción que de ser verdadera trae-
ría la inexistencia del D.I.P. ya que él. nace precisamente de la
diversidad de sistemas jurídicos. También implica, en segundo
lugar, la idea de relación de naciones, lo que tampoco sucede
en esta rama jurídica, ya que ello es materia del D.I. Público.
El término "privado" es igualmente inexacto, ya que e!
D.I.P. abarca cuestiones propias de los Derechos Penal, Pro-
cesal, y Administrativo, que son públicos.
Por lo dicho anteriormente algunos autores, como ya he-
mos visto, le han llamado D. Civil Internacional, otros Conflic-
to de leyes. Zeballos lo llamaba Derecho Privado Humano ; Ar-
mi.ión, D. Intersistemático. Otros le han llamado D. Extra-te-
rritorial o D. de los Extranjeros.
CARACTERISTICAS
Bustamante señala tres:
l.o Es el D.I.P. un derecho positivo por el hecho de estar
legislado e incorporado en las legislaciones de los diversos paí-
ses en virtud de convenciones o tratados; encontrándose en al-
gunos de ellos disperso en diferentes códigos o leyes y en otros
reunidas en un sólo cuerno, como en Alemania en nue se le ca-
nece con el nombre de Ley de Introducción al C.C.
En Polonia, por ley de 1926, también se le había reunida
en un solo texto, habiendo pasado algo idéntico en Italia y Ar-
gentina. En el Brasil las materias de D.I.P. se encuentran in-
corporadas a los princinios o preceptos constitucionales (In-
troducción al Derecho Constitucional).
Entre nosotros rige el Código de D.I.P. de Bustamante,
que es bastante completo y en la reforma que sobre la mate-
ria se haga con el correr del tiempo, deberá también llegarse
a la unificación de las materias que trata esta rama del dere-
cho en un sólo texto.
2. o— Se refiere a relaciones e intereses de particulares,
cuyos conflictos se someten a la resolución de los Tribunales.
3.0— Esta ciencia es un Derecho para el Derecho, pues se
limita a señalar la norma o legislación aplicable. (De aquí que
algunos autores lo llamen Derecho Supremo de las Leyes).
METODO PARA EL ESTUDIO DEL D.I.P.
l.o— METODO UNIVERSAL
Estudia todas las legislaciones y establece o señala lo que
tienen de común todas ellas.
2.0— METODO POSITIVO
Estudia la, legislación de un país y las soluciones que élla
propone para los diversos conflictos o casos y materias de que
se ocupa el D.I.P.
Siguiendo este último método podemos hablar de D.I.P.
Chileno, Argentino, etc. ya que él viene a ser una rama del D.
Nacional. Este será por lo demás el método que seguiremos.
FUNDAMENTOS
Algunos autores pretenden encontrar el fundamento de
este ramo en la soberanía territorial, otros en la soberanía
personal, o en la cortesía internacional o en la comunidad de
Derechos entre los Estados.
En verdad, no tiene otra razón de ser que dar soluciones
justas y útiles, si bien, como se ha visto, no realiza esta fina-
lidad directamente.
EFECTOS DE LA EXISTENCIA DEL D.I.P.
Los efectos más inmediatos son las soluciones que de loa
conflictos legislativos el procura por la armonía de las distin-
tas legislaciones mediante la uniformidad de esas legislaciones.
En lo que se refiere a las personas, produce la seguridad
de los derechos capitales de éllas, es decir, cual es la ley que
les será aplicable en cualauier parte en que se encuentren,
creando así el Orden Jurídico Internacional.
FUENTES DEL D.I.P.
Distintas son las que señalan los autores según sea el pun-
to de vista en que se coloquen.
í Nacional: eme comprende la ley interna do cada
(país y la judisprudencia.
Según su(
extensión i
^ Internacional: comprende los tratados colectivos.
— 10 —

Los tratados bilaterales serían, más bien propios del Na-


cional .
Positivas: leyes, constituciones, etc.
Según su origen j
( Científicas: principios o doctrinas de los
i autores.
La primera fuente es la ley, fuente ésta que se diferencia
con respecto a su carácter de tal en otras ramas del D. En
efecto, las leyes o disposiciones sobre el D.I.P. que contienen,
las diferentes legislaciones, son, en general, escasas, y no hay
¡ningún país que haya elaborado un Código intemo-especial so-
bre el D.I.P.
En otras ramas jurídicas las instituciones ya están siste-
matizadas; en la nuestra se encuentran desparramadas en dife-
rentes leyes.
Hay, sin embargo, algunos países que se han preocupado
de ésto y así el C.C. Argentino contiene numerosas disposicio-
nes de D.I.P. sucediendo algo semejante en Italia. En Alema-
nia rige la Ley de Introducción al C.C. Alemán que contiene
todas las disposiciones de D.I.P. que rigen en dicho país y es-
to es igual en Japón, país que ha seguido en gran parte al le-
gislador alemán.
Una ley independiente sobre la materia se dictó en Polo-
nia en 1926 y en el Brasil se ha pensado que sus disposiciones
tienen carácter público y de aquí que se las haya incorporado
a la Constitución en una Ley de Introducción a la Constitución.
Como segunda fuente de nuestro ramo, podemos señalar
los Tratados Internacionales, que son en buenas cuentas, una
forma especial de ley, y que por lo demás, la encontramos en
todos los países civilizados y así tenemos que las Convencio-
nes aprobadas en las Conferencias de La Haya, fueran ratifi-
cadas por la mayor parte de los países y se referían a la fa-
milia y al Procedimiento Civil principalmente.
América se encuentra, en los campos de esta ciencia mu-
cho más avanzada que Europa y ello a consecuencia de la mu-
chísima mayor «uniformidad de razas, lenguas y costumbres.
Así, por ej. tenemos un Código de D.I.P. conocido bajo el 'nom-
bre de Código-de Bustamante.
También correspondió a América la primera iniciativa de
importancia y oficial, para buscar una solución uniforme a las
colisiones legislativas, la que se debió al Gobierno del Perú,
quien hace la respectiva invitación en 1874, realizándose el
Congreso He los Jurisconsultos (como se llamó a la reunión a
que ella dió lugar) entre los años 1877 y 1878. Se hicieron re-
presentar 7 repúblicas y se firmaron 8 tratados, los que no se
ratificaron y que se referían a diversas materias.
En 1888, el Uruguay de acuerdo con Argentina, invitó a
•un Congreso, que se reunió en Montevideo a fines de dicho año
y a principios de 1889 y aprobó. 8 tratados, que sólo ratifica-
ron 4 Repúblicas Americanas y que se referían a diversas ma-
terias.
Este Congreso de Montevideo fué el primero del mundo
que dió resultados positivos y se inspiró, no en la nacionalidad
como lo hizo el de Lima,'sino, en el princinio del domicilio, se-
guido por la mayoría de los Estados Americanos.
Como 3.a fuente podemos señalar la opinión de los auto-
— l i -
les, que tiene gran importancia por las pocas leyes positivas
(petadas.
Como 4.a fuente señalaremos la jurisprudencia de los Tri-
bunales, que tiene mucha importancia por la escasez de leyes
sobre la materia.
Francia es el país en que el D. I. P. ha adquirido más de-
sarrollo por obra de los tratadistas y la jurisprudencia, a pesar
de que el CC. Francés sólo contiene 3 disposiciones sobre la
materia, que por lo demás son las únicas que encontramos en
dicho país.
Estos 3 art. son el 3.o, ll.o y 13.o. Los dos últimos se re-
fieren a la condición jurídica de los extranjeros, que no es una
materia propia del D.I.P.
El art. 3.o tiene importancia para nosotros, pues sirvió de
base a Don Andrés Bello para redactar los diversos preceptos
que sobre D.I.P. contiene nuestro C.C. y dice asi: Art. 3.0: "Las
leyes de poncía y de seguridad obligan a todos aquellos que ha-
bitan en el territorio.
Los inmuebles, aún aquellos poseídos por extranjeros, es-
tán regidos por la ley francesa.
Las leyes concernientes al estado y la capacidad de las
personas rigen para los franceses aún cuando residan en país
extranjero".
La doctrina y jurisprudencia francesas han establecido que
n los extranjeros que viven en Francia se les debe aplicar su
ley personal y ésto ha dado lugar a lo que se ha llamado la Mi-
sión dél Reconocimiento del Estatuto de los Extranjeros, es
decir, al estudio de la legislación extranjera, doctrina que se
aplica sin mayores restricciones a pesar de no estar ni sancio-
nada ni recomendada por ninguna ley.
FUENTES DEL D.I.P. EN CHILE
La primera fuente es la ley interna y a este respecto en-
contramos en nuestros Códigos y leyes muchas disposiciones
sobre nuestro ramo.
Pasando revista a nuestra legislación encontramos los si-
guientes preceptos.
Constitución Política: arts. 5 y 6 sobre nacionalización.
D.L. 747 de 15 de Dic. de 1925 sobre nacionalización.
Ley 4200 de 10 de Oct. de 1927 que fijó en 5 años el pla-
zo para ontar a la nacionalidad.
Ley 5374 de 19 de Enero de 1934 que amplió los 5 años
del derecho de opción.
Ley 6924 de 9 de Mavo de 1941 ciue reformó el D. L. 747.
Decreto Supremo 3690 de 10 de Julio de 1941 que refun-
dió en un solo texto las disposiciones sobre nacionalización.
Ley 3446 de 12 de Dic. de 1918 sobre residencia.
CODIGO CIVTL; Arts. 14 a 18 — 55 a 73 — 119 a 121 —
135 — 444 — 459 — 474 — 482 — 483 — 661 — 955 — 997
998 — 1009 — 1012 — 1027 a 1029 — 1462 — 2411 — 2484
— 2508.
CODIGO DE COMERCIO; Arts. 113 — 114 — 468 — 830
844 — 848 — 975 — 1087 — 1173 — 1350 — 1504 y 1505.
Estos tres ultimos arts. se encuentran derogados y reemplaza-
dos por la LEY DE QUIEBRAS, en la cual encontramos los
siguientes arts. referentes a nuestra ciencia: 57 — 102 — 106
— 109 — 113 — 122 y 217.
CODIGO PENAL, arts. 5 y 6.
LEY DE O. y A. DE LOS TRIBUNALES, Arts. 5 — 117
221 y 224
CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL, arts. 79 — 239 a
248 — 306 — 320 — 334 — 336 — 387 y 413.
CODIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL, arts. 1 — 2 —
10 — 683 a 704.
LEY DE REGISTRO CIVIL N.o 4808, arts. 3 N.o 3 — 4
y 5 N.o 3.
LEY DE MATRIMONIO CIVIL, art. 15.
LEY 5427 SOBRE HERENCIAS Y DONACIONES, art. 27.
COD. DEL NOTARIADO D.L. 407, art. 33 N.o 5.
REGLAMENTO DEL CONSERVADOR DE B. R. art. 63
y 64.
TRATADOS INTERNACIONALES SOBRE D.I.P.
APROBADOS POR CHILE
Tenemos:
1.— Tratado sobre Nacionalidad, aprobado en la 3.a Con-
ferencia Panamericana de Brasil realizada en 1906;
2.— Convención de La Haya de 1930 sobre Apatridas, es
decir, sobre el problema de hombres sin patria.
3.— Convención de la 7.a Conferencia de Montevideo sor
bre nacionalidad en general y en particular de la mujer casada.
4.— Convención de la 6.a Conferencia Panamericana de La
Habana de 1928 sobre condición jurídica de los extranjeros.
En materia de extradición ha firmado 12 Convenios Bila-
terales y 2 Colectivos. Los colectivos pertenecen, el l.o a la Con-
vención Interamericana de Extradición aprobada en la 7.a Con-
ferencia Panamericana de^Montevideo, y el otro al Código de
Bustamante, aprobado en la 6.a Conferencia Panamericana de
La Habana y que nuestro país aprobó con la reserva "de que,
ante el Derecho Chileno y con relación a los conflictos que se
produzcan entre la legislación Chilena y alguna extranjera, los
preceptos de la legislación actual o futura de Chile prevalece-
rán sobre dicho Código, en caso de desacuerdo entre uno y
otro".
FUENTE DOCTRINARIA CHILENA
Aquí encontramos en primer lugar la obra de Don Andrés
Bello sobre D. Internacional, pero en ella su autor sólo trata
accidentalmente materias de nuestro ramo.
El gran tratado, que sobre el D.I.P. tenemos entre no-
sotros, es sin duda, la obra de Don José Clemente Fabres, sí bien
es cierto, y como es natural, sus opiniones merecen las críticas
de muchos, especialmente si se considera ya los años en que
fué escrito (1890). Fabres trata en su libro entre otras cosas,
todas las disposiciones pertinentes del C.C.Ch. El título de la
obra es "La legislación de Chile con relación al D.I.P.".
JURISPRUDENCIA DE TRIBUNALES CHILENOS
Efe muy abundante y ya tenemos también fallos sobre el
—12—

Código de Bustamante en materia de extradición activa y pa-


siva, nacionalización y recpnocimiento de personas jurídicas de
D. Público y Privado y aún sobre la aplicación misma del Có-
digo, fallando que éste podía aplicarse a falta de ley positiva
y por vía de doctrina, entre dos países, uno de los cuales no lo
Hubiera aorcibauc o ratificado, como sucede con Argentina.
PRELACION EN LA APLICACION DE LAS FUENTES
DEL D.I.P.
Esto debemos estudiarlo desde dos puntos de vista dife-
rentes:
l.o— Desde el punto de vista doctrinario;
2.0— Desde el punto de vista de la legislación positiva
chilena.
PUNTO DE VISTA DOCTRINARIO
En primer lugar se aplica la ley internacional, en la cual
incluímos el tratado internacional forma especial de ley, pero
ocurre frecuentemente que en los tratados se incluyen a veces
disposiciones de D. Privado, surgiendo dificultades para saber
si ese Tratado Internacional deroga la ley interna, que se re-
fiere a la misma materia.
En esto discuten los tratadistas y se conocen varias doc-
trinas:
DOCTRINA ALEMANA
El tratado internacional, dice esta doctrina, no tiene efi-
cacia y valor sino en el Estado que lo suscribió y ratificó, ya
que por si solo no puede modificar la ley interna, salvo el ca-
so que dicho tratado sea transportado a su legislación nacional
promulgándolo como una ley propia del país.
Esta doctrina no ha sido unánimemente aceptada y la que
cuenta con más partidarios, es la que podríamos llamar:
DOCTRINA COMUN O DE LA ASIMILACION
Para ésta el tratado internacional debe ser asimilado a la
ley y aún cuando no fuera transportado a la respectiva legis-
lación nacional, tiene la misma fuerza que la ley interna, por
el sólo hecho de ser ratificado por el Gobierno.
Esta doctrina, no es estrictamente exacta, ya que eviden-
temente el tratado internacional no puede asimilarse a la ley
nacional.
DOCTRINA DE TRATADISTAS CONTEMPORANEOS
El francés Pillet sostiene, que el tratado internacional es
superior a la ley nacional y demuestra esto diciendo, que la ley
nacional puede ser modificada o derogada libremente por el
Estado que lo quiera hacer, no sucediendo lo mismo con el
Tratado.
DOCTRINA ABSOLUTISTA
Sostiene que los Tratados Internacionales tienen aún más
— 14 —
fuerza que la propia Constitución, de lo que podemos deducir
dos consecuencias prácticas:
1.a Un tratado internacional puede derogar la ley inter-
na, cuando el tratado contiene disposiciones incompatibles con
una ley nacional ;
2.a Una ley nacional no puede derogar un tratado ni aún
cuando se trata de una ley constitucional.
Entre nosotros tenemos el siguiente caso: en la 3.a Con-
ferencia Panamericana de Río de Janeiro de 1906, se suscribió
una convención, aprobada por nuestro país, sobre recuperación
de la nacionalidad, que dice, más o menos así: si un individuo
de nacionalidad americana, se nacionaliza ciudadano de otro
país americano y después regresa a su patria, por este solo he-
cho recuperará automáticamente su primitiva nacionalidad. En
3925 se dicta la nueva Constitución, la que dispuso en el art.
6.o, que el que hubiere perdido la nacionalidad por cualquiera
de las tres causales que él establece, sólo podrá ser rehabilita-
do por una ley; olvidando así la convención que había suscrito
en Río de Janeiro y que ateniéndonos al punto de vista doctri-
nario debe prevalecer sobre la ley nacional. Sin embargo, si un
caso sobre este punto debiera ser fallado por los Tribunales
chilenos, éstos aplicarían seguramente la ley chilena.
Siguiendo el orden de prelación en estudio, después de la
ley y de los tratados, tenemos la DOCTRINA la que debe an-
teponerse a la JURISPRUDENCIA, pues los tratadistas resuel-
len los conflictos con un criterio más imparcial, muchas veces
a priori y no influenciados por mayores intereses o prejuicios.
ORDEN DE PRELACION EN CHILE
A este respecto, debemos apartarnos del punto de vista
doctrinario, pues Chile aprobó el Código de Bustamante con
una reserva a la cual ya nos referimos anteriormente y en vir-
tud de ella, tenemos que entre nosotros esta orden es:
1.er lugar: la legislación actual y futura.
2.a lugar : Código de Bustamante (Tratado Internacional) .
Ahora bien, cuando nada disponga la legislación nacional,
también recibirá aplicación dicho Código.
Hay tambicn, ciertos casos excepcionales, en los cuales las
disposiciones del Código de Bustamante u otros tratados de-
ben prevalecer sobre las disposiciones de la ley interna y es en
los casos en que ésta se remite a dichos tratados. Aquí encon-
tramos una especie de reenvío entre ambas leyes. La situación
que acabamos de anotar se presenta en materia de:
l.o EJECUCION DE FALLOS EXTRANJEROS.— Nues-
tro C.P.C. en sus arts. 239 a 248 se refiere a las resoluciones
pronunciadas por tribunales extranjeros y el primero de éllos
dice que "las resoluciones pronunciadas en país extranjero ten-
drán en Chile la fuerza que les concedan los tratados respecti-
vos; y para su ejecución se seguirán los procedimientos que es-
tablezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan modificados por
dichos tratados".
El último Título del Libro Cuarto del Código de Busta-
mante se ocupa de la materia, distinguiendo entre la ejecución
de sentencias dictadas por tribunales extranjeros en materia
civil o contencioso-administrativo, actos de jurisdicción volun-
taria y materia penal (arts. 423 a, 4371.
2.0 REENVIO EN MATERIA DE EXTRADICION.— El
— 15 —

C.P.P. en el Título 6.0 del Libro 3.o se ocupa de la extradición,


limitándose a dar reglas de procedimiento y no a dar las nor-
mas o principios sobre la materia. Los arts. 683 a 691 se ocu-
pan de la extradición activa y de la pasiva del 692 al 704.
El art. 685 establece que "recibido el proceso por la Cor-
te Suprema lo pasará en vista al Fiscal para que dictamine si
es o no procedente la petición de extradición en conformidad a
los tratados celebrados con la nación en que el reo se encontra-
re refugiado, o en defecto de tratado, oon arreglo a los princi-
pios de D. Internacional".
En materia de extradición pasiva el art. 695 dispone que se
hará una investigación para comprobar: l.o la identidad del reo;
2,o a establecer si el delito que se le imputa es de aquellos que
autorizan la extradición según los tratados vigentes o, a la fal-
ta de éstos, en conformidad a los principios del D. Internacional;
y 3.o a acreditar si el presunto reo ha cometido o no el delito que
se le atribuye.
Termjnada esta investigación, el art. 699, establece que los
antecedentes se comunicarán al Ministerio Público*, quien en
vista de éllos y con arreglo a los tratados o principio© del Dere-
cho Internacional pedirá que se otorgue o se deniegue la extra-
dición solicitada.
EJ C. de D. I. P. en su Libro 4.o Titulo 3.o trata detalla-
damente de la extradición en los arts. 344 a 381.
MATERIAS DE LAS CUALES SE OCUPA EL D. I. P.
Hasta hace poco, sólo Se estudiaban las materias que eran
estrictamente propias de esta ciencia, es decir, los conflictos
legislativos. Así, hasta el siglo pasado, los tratados internacio-
nales doctrinarios de diferentes 'autores se llamaban "CONFLIC-
TOS DE LEYES". Ya en este siglo que incluyó en el estudio de
este ramo o ciencia otras materias vinculadas estrechamente
con los conflictos legislativos, aunque no son propias del
D. I. P. como ser: nacionalidad, condición jurídica de los ex-
tranjeros .
Este criterio está y a mundialmente aceptado y de aquí
que todos los textos de D. I. P. traten de las siguientes mate-
rias :
l.o Nacionalidad: concepto, clases, como se adquiere, con-
flictos, etc.
2.o Condición jurídica de los extranjeros.
3.0 Conflictos de leyes: de éste se desglosa un.
4.o Ejecución de fallos extranjeros.
Antes de entrar al estudio de estas materias, estudiare-
mos la HISTORIA DEL D. I. P.
En esta materia comprenderemos:
l.o Labor individual de los juristas;
2.o Labor colectiva;
3.0 Iniciativas de carácter oficial de los Gobiernos, que
gubdividiremos
(Gooiernos Europeos (Especialmente los de
en iniciativas de Italia y Países Bajos).
'Gobiernos Americanos.
LABOR INDIVIDUAL DE LOS JURISTAS
El D. I. P. ha debido nacer en el momento mismo en que
— 16 —
las necesidades sociales, económicas o guerreras, determina-
ron el contacto de dos puéblos con sistemas jurídicos y cos-
tumbres diversos y se produjeron los primeros conflictos de le-
yes y costumbres.
Dos son, pues, las causas del nacimiento del D. 1. P.: la co-
existencia de sistemas jurídicos diferentes y el comercio in-
ternacional .
Las ramas del Derecho han pasado en su desarrollo, por
tres etapas: 1.a consuetudinaria; 2.a escritas, pero faltas de
sistematización; 3.a codificación.
Nuestro derecho, podemos decir, que se halla en parte en
la etapa consuetudinaria y en la oirá en la escrituración dis-
persa y con francas tendencias a la vida propia y codificación.
Como ciencia especializada e independiente es relativamen-
te reciente, ya que sólo a mediados del siglo pasado (1840)
aparecieron los primeros textos sobre él.
En el Derecho Romano no encontramos ninguna disposi-
ción propia del D. I. P., ya que todas son normas del derecho
positivo interno. El pueblo romano nunca se preocupó del go-
Dierno y administración de los pueblos vencidos, y satisfacho
con sojuzgarlos, les dejaba intactas sus instituciones y sus le-
yes y salvo tal o cual caso excepcional, había tenido a menos el
hacerlas copartícipes de los beneficios de su Derecho o de dar-
les una legislación más o menos buena.
Luego, se produce la invasión del Imperio Romano por los
bárbaros, quienes llegan con sus instituciones consuetudina-
rias y así, por obra de los invasores, tenemos la primera gran
coexistencia simultánea de varios Derechos. Durante todo este
tiempo y hasta la primera mitad de la Edad Media, predomina
el llamado:
SISTEMA DE LA PERSONALIDAD
En virtud de él cada individuo lleva en su sangre su de-
recho, a donde quiera que vaya y con absoluta prescindencia
del territorio en que viva.
Este sistema de la personalidad del Derecho, que duran-
te tanto tiempo predominó en el mundo conocido de entonces,
ha dejado muchas huellas en los sistemas jurídicos y aún hoy
día, podemos decir, informa muchas instituciones contempo-
ráneas.
Poco a poco, los pueblos fueron abandonando la nomadía.
y al radicarse definitivamente en los territorios que ocupaban
y al mitigarse el rigor de los principios y creencias religiosas;
absolutistas (por obra del Cristianismo), fué creándose una
serie de situaciones, que echaron las bases de un nuevo sistema
o principio, el
SISTEMA DE LA TERRITORIALIDAD
Según este sistema, el territorio es la base de codas las
instituciones y en consecuencia, cada individuo se rige por la
íey que impera en dicho territorio y en el cual vive, sin tener
que tomar en cuenta su ley personal.
Este sistema, durante el feudalismo (segunda mitad de
Ta Edad Medía) llegó a sus mayores exageraciones, no consi-
¿erando al individuo sino como un accesorio del territorio-.
— 17 —

Estos principios, en su larga aplicación, produjeron nume-


rosos inconvenientes, entre los cuales podemos anotar la im-
posibilidad de cambiarse de los ciervos de un feudo- a otro sin
permiso del Señor, la imposibilidad de aplicar las leyes ex-
tranjeras en un territorio dado, la llamada institución de la
peregrinidad, en cuya virtud, el Poder Central se adueñaba
de las herencias intestadas de los extranjeros, la necesidad
que la capacidad y el estado civil de las personas tengan un
carácter permanente y no cambien por el hecho de pasar las
fronteras de un territorio determinado.
Los jurisconsultos de la época tratando de eliminar es-
tos inconvenientes, procuraron conciliar los dos sistemas que
hasta entonces habían existido y crearon una serie de doctri-
nas, que constituyen la primera manifestación consciente en
el tiempo del D. I. P. y que se conocen con el nombre común
de:
TEORIAS DE LOS ESTATUTOS
Podemos decir, que es el conjunto de doctrinas estableci-
das por los* autores, desde el siglo XII hasta el siglo XVIII, pa-
ra solucionar la concurrencia de sistemas jurícücos-consuetu-
dinarios o .legislados — pertenecientes a un mismo país o a
países diferentes.
Como hemos dicho, es un conjunto de doctrinas, la italia-
na, la francesa y la holandesa, que tienen de común un princi-
pio de división y subdivisión de las materias, para darle una
solución personalista, territorial o mixta. La denominación que
se le ha dado a cada una de ellas arranca del lugar en que
nacieron.
La italiana predomina entre la segunda mitad del siglo
X i n hasta el siglo XVI; la francesa en el siglo XVI y la holan-
desa en el siglo XVIII.
DOCTRINA ITALIANA
Es la primera en el orden cronológico, la más amplia y li-
beral y cuyas conclusiones están más de acuerdo con la doc-
trina contemporánea.
Las prácticas y costumbres de los prósperos Estados del
Norte de Italia, tales como Génova, Venecia, Florencia, empe-
zaron a rebelarse espontáneamente contra las exigencias del
régimen imperante de la territoriedad. Estos Estados o ciu-
dades tenían un derecho propio local y las leyes que lo cons-
tituían se denominaban "STATUS", por oposición al Derecho
Romano, al cual se reservaba el nombre de "lex".
Las características más destacadas de esta doctrina son:
l.o es romanista; es decir, apoyan sus opiniones en los tex-
tos romanos; 2.o uso del método, que divide y subdivide las
materias de que trata, no dando reglas generales, sino, por el
contrario, reglas especiales para cada una de ellas. Así. en De-
recho Civil, formulaban principios sobre el estado civil, suce-
siones, obligaciones, contratos, etc.
Este método, ha sido, por lo demás, el método seguido por
los contemporáneos en la redacción de los Códigos, entre los
cuales podemos mencionar el Código de Bustamante.
Los principales representantes de esta doctrina son Bar-
tolo y el francés Dumoulin.
— 18 —

Algunos autores señalan a Bartolo como el creador del


D. I. P., pero en verdad no fué el primero en ocuparse de las
materias de esta ciencia, si bien es cierto que fué el primero
que se destacó entre ellos.
Otros tratadistas ridiculizan la obra del autor de quien
nos ocupamos, por lo que se ha llamado la "solución de Bar-
tolo", según la cual, una ley era personal cuando en primer
término nombraba o se refería a las personas y sería real,
cuando se refería en primer término a los bienes.
En verdad, dicho principio sería más propio de la doctri-
na francesa y Bartolo no se refirió a él sino en forma acciden-
tal y trató de conciliar los principios en pugna en aquella
época.
Así en materia de sucesiones existía el principio clásico
de la unidad de la; sucesión, según el cual la sucesión debía re-
girse por una sola ley, la del domicilio del difunto. El otro sis-
tema sostenía que las sucesiones se debían regir por la ley del
lugar en que estaban ubicados los bienes y así podía suceder
que una misma sucesión estuviera regida por leyes diversas
como consecuencia de encontrarse los bienes que la compo-
nían en diversos Estados, dando lugar así, a varias sucesiones.
Bartolo estimó que en este caso debía distinguirse según
fuera el carácter del estatuto personal del individuo. Así, si di-
cho estatuto atendía o daba preferencia a los principios rea-
les, la sucesión se regiría por la ley del lugar en que los bie-
nes estuvieran ubicados. Si el estatuto estaba basado en prin-
cipios personales, la respectiva sucesión se regiría por la del
domicilio del difunto.
Entre las reglas importantes que formuló Bartolo, tene-
mos una en materia de contratos, en que distinguió entre sus:
efectos y sus consecuencias.
Los efectos, es decir, los derechos y obligaciones que ema-
nan de los contratos, están regidos por la ley del lugar en que
ellos se celebran.
Las consecuencias, es decir, lo contingente, lo que puede1
o no suceder, como la mora del deudor, están regidos por la
ley del tribunal que conozca del litigio.
Dumoulin, tiene la fama de haber sido el primero que for-
muló en materia de contratos, el principio de la autonomía
de la voluntad, hasta hoy vigente y según el cual las partes son
libres de determinar los efectos y alcance de los contratos que-
ellas celebren.
Hemos dicho que esta escuela era liberal y esto debemos
entenderlo en el sentido de que admitía la aplicación de Tas
leyes extranjeras en él territorio nacional y la aplicación de
las leyes nacionales en el extranjero.
ESCUELA FRANCESA
Esta escuela significó un paso atrás en el desenvolvimien-
to de nuestra ciencia y la holandesa otro más, ya que exage-
ró los principios de la francesa.
En el siglo XVI, todas las leyes y costumbres estaban ex-
clusivamente basados en principios He la territorialidad, eran,,
pues, leyes reales. De aquí que los principios sustentados por
la Escuela Italiana chocaran con ellas v él medio ambiente,
situación que se hizo, más manifiesta al escriturarse Iaa la-
yes imperantes.
— 19 —
Para conciliar estos dos sistemas en pugna, surge la Es-
cuela Francesa, creada por un señor feudal llamado D'Ar-
gentré, quien ¿1 comentar las leyes de la Bretaña, se convir-
tió en el campeón de la independencia absoluta de las leyes y
costumbres nacionales.
Esta escuela, se diferencia de la italiana, porque formula
pocas reglas fundamentales, las que considera Suficientes!
para solucionar todos los conflictos de leyes que se puedan pre-
sentar en el D. I. P.
Los principales caracteres de esta escuela son los siguien-
tes:
l.o Distingue entre Estatuto Real y Personal. El primero
comprende todas las leyes que se refieren o tiene por objeto
los bienes, las cuales sólo tienen efectos en el territorio del
Estado que las ha dictado.
El Estatuto Personal está compuesto por las leyés que
se refieren a las personas y que se aplican, por regla general,
sólo en el Estado que las ha dictado y excepcionalmente en el
extranjero, especialmente las que se refieren a la capacidad
y al estado civil de las personas.
2.a Característica: por regla general, para esta escuela,
las leyes son reales ; y
3.a Característica: la excepción que hemos consignado
referentes a las leyes personales, descansa en razones de jus-
ticia .
A pesar de lo poco feliz que fué esta Escuela, existen ju-
ristas que interpretan el Código de Napoleón y con ello el
nuestro, basados en los principios que élla sustentara, espe-
cialmente en la referente a la Teoría de los Estatutos.
ESCUELA HOLANDESA
Esta nace en los Países Bajos (Holanda y Bélgica), en
donde existían variar ciudades industriales que manten'an ín-
timas relaciones comerciales entre sí; pero independientes en
sus costumbres y leyes locales. Ellas aceptaron las ideas de
D'Argentré y aún más, las exageraron.
Entre las principales características de esta escuela seña-
lamos: 1.a Establece que todas las leyes son reales, formulan-
do así el principio que se conoce con el nombre de la territoria-
lidad absoluta de las leyes, el que hacían descansar en la so-
beranía e independencia de los "Estados.
Con este principio hacían imposible la aplicación de las
leyes extranjeras y -en consecuencia determinaba el casi ab-
soluto desconocimiento de los- actos y contratos celebrados en-
tre Tos individuos de un Estado con los de otros Estados.
2.a Característica: Los tribunales de justicia pueden apli-
car excepcionalmente las leves personales de cada individuo en
materia de capacidad y estado civil en virtud de la "cortesía
internacional".
A primera vista podemos ver, que esta Escuela no supo
conciliar la independencia y soberanía mutua de los Estados y
que el concepto de la "cortesía internacional" no tiene nada de
jurídico v por el contrario, es vago e impreciso quedando entre-
gada su apreciación exclusivamente al criterio cambiante de los
jueces.
Entre sus nrmcinales representantes tenemos a los herma-
nos Juan y Pablo Voet y a Hubert.
— 20 —
A pesar de todas las críticas que podemos hacer a esta Es-
cuela, tiene el mérito de haber llegado a predominar en su épo-
ca y además, determinó los principios que rigen las legislaciones
inglesa y norteamericana.
En general, podemos decir, que todas estas Escuelas sirvie-
ron de inspiración a las doctrinas modernas.
EPOCA CONTEMPORANEA
Se inicia en 1840, época en que en varios países se publican
diversas obras sobre D. I. P. tratándola ya como una ciencia in-
dependiente.
El primer gran estudio sobre nuestro ramo fué publicada
por el alemán Foelix, quien viviendo en París, reunió en 1840,
en una obra de dos volúmenes que llamó "Conflictos de Leyes",
vina serie de artículos que había publicado en la "Revista de Le-
gislación Comparada y Economía Política".
Al año siguiente, el alemán Wechter recopiló en un solo
tomo los artículos que había escrito en la Revista "El Archi-
vo para la Práctica del Derecho Civil", llamando a su obra
' Colisión de las Leyes del Derecho Privado".
En EE. UU. el juez Story se destaca claramente al co-
mentar y aplicar las leyes y principios £or él sustentados, los
que, por lo demás, informaron a la doctrina anglo-amerioana
y que aplicaron tanto los tribunales ingleses como norte-
americanos .
A partir de esta época la literatura sobre esta materia se
enriquece constantemente, ya sea por publicaciones periódicas
o revistas, como por la obra de muchos autores. Entre las re-
vistas tenemos la "Revista de D. I. y de Legislación Compara-
da", el "Diario de D. I. Privado", que tiene un anexo muy im-
portante sobre jurisprudencia y por último el "Anuario det
Instituto de D. I. Privado".
Fuera de los autores que hemos nombrado tenemos en:
Alemania, a Savigrry, creador de la doctrina alemana del
domicilio: Schaffuer, Wachter, Bar y Nieyermer.
Bélgica: Laurent v Rolin.
España: Bravo, Fernández Prida, Torres Campos, Conde
¡y Luke.
Francia: Weiss, Audinet, Pillet, Renault, Valery, Lapra-
delle, Survüle, Massé. v Armijón, profesor de la Facultad
Real de Derecho del Cairo y autor de "Precis de Droít Inter-
national Privé".
Holanda: Asser y Jitta.
Inglaterra: Bursre, Philimore y Westlake.
Italia: Rocco, Fíore, Lomonaco, Casa nova, Fusinato y
Mancini.
México: López Verdía y ZabaTa.
Rusia: Magaroff.
Portugal: Fernández Falcao.
Suiza: Brached.
Uruguay:. Ramírez, Carrio.
Venezuela: Serías.
Cuba: Sánchez Bustamante.
Brasil: Pimentel, Bruno y Octavio.
Argentina: Alcorta, Molina. Calandrelli y a ZebalTos, cnre
llama a esta ciencia "Derecho Privado Humano", nombre, que
tíia a obra.
— 21 —

Chile: Bello, y principalmente a Clemente Fabres, con su


obra "La Legislación de Chile con relación al D. I. Privado", a
Marcial Martínez ("Ejecución de fallos extranjeros") Galva
riño Gallardo Nieto ('"Condición Jurídica de los Extranjeros")
Alejandro Alvarez ("Droit International Privé") y Robustia-
no Vera ("Principios Elementales de D. I. Privado").
DOCTRINAS MODERNAS
Ya decadentes las doctrinas anteriores, como consecuen-
cia de sus errores, nacieron en e'i campo de nuestro Derecho
varias doctrinas, de las cuales 5 son las más importantes, a
saber:
1.a Doctrina Anglo-Americana, que es territorialista.
2.a Doctrina Italiana moderna, basada en el principio de
la personalidad del Derecho y encabezada por Mancini.
3.a Doctrina Alemana de Savigny o del domicilio.
4.o Doctrina. Francesa dé Pillet; y
5.a Doctrina Francesa de Lainé.
Lo mismo que en la Edad Media, ellas surgieron como
una panacea para resolver todos los conflictos legislativos. Ca-
da una se basa, en realidad, en los factores de conexión, es
decir, en las principales circunstancias en que se basa el D.I.P.
para efectuar la atribución a uno de los sistemas concurren-
tes.
Característica común de estas doctrinas es dar preferencia
a uno de estos tres factores: l.o territorio (situación) que se
aplica a las personas, bienes y actos jurídicos; 2.o nacionali-
dad; 3.o domicilio.
DOCTRINA ANGLO-AMERICANA
Entre las modernas es la primera en el orden cronológi-
co y tiene la importancia de haber sido seguida por los tribuna-
les ingleses, norteamericanos y en los de sus respectivas colo-
nias.
Fué desarrollada por Story.
Esta doctrina da preferencia al factor de conexión llama-
do territorio y así establece el principio de que las leyes sólo
pueden tener efecto en el país en que se dicten. Así, si se tra-
ta de un acto jurídico o del estado civil, para saber que ley
es aplicable se atiende al territorio en que se celebró el acto
o contrato o donde se encuentra la persona.
Este principio de la territorialidad del Derecho, es limi-
tado por la "cortesía internacional" en materia de capacidad
y estado civil de las personas.
Como vemos, esta doctrina no hace sino reproducir los
principios de la Escuela Holandesa.
La razón histórica de cómo Inglaterra llegó a adontar es-
ta doctrina es la siguiente: Hasta el siglo XVII existió en es-
te país una unidad de legislación, desconociendo, en conse-
cuencia, los conflictos de leyes; pero cuando en este siglo se
«nexo Escocia y le dejó subsistente su pronia legislación, pe
produjo entre ellos la primera dualidad de legislación. Esta
situación se hizo más manifiesta y más frecuentes sus conflic-
tos, cuando en el siglo siguiente adoptó el principio de dar
una cierta autonomía a las colonias que iban formando su im-
perio colonial y entró en relaciones más íntimas con otros paí-
— 22 —
ses a medida que se derrarrollaba el comercia internacional.
Los juristas ingleses tuvieron que elegir entre las dos doctri-
nas en boga y se inclinaron por la Holandesa, quei como ya sa-
bemos, se basa en el principio de la territorialidad absoluta de
las leyes.
DOCTRINA ITALIANA MODERNA DE MANCINI
Para esta doctrina, que es la antítesis de la anglo-america-
na, el Derecho es esencialmente personalista, ya que las leyes
son hechas para loa hombres, a quienes debe seguirlos don-
de quiera que estos vayan.
Este principio de la persohalidad del Derecho no es absolu-
to y está limitado por: l.o el orden público internacional; y
2.o por la autonomía de la voluntad.
Su autor y principal exponente fué el político y jurista
italiano Mancini, quién la dio a conocer en su curso de Derecha
Internacional en la Universidad de Turín.
Los fundamentos filosóficos de esta doctrina son los si-
guientes: lo esencial en el Estado no es el territorio sino las.
personas; pues puede ¡existir un Estado sin territorio, coma
por ej. un Estado nómade; pero no puede existir uno sin perso-
nas. Ahora bien, el Estado dicta las leyes tomando en conside-
ración la historia, clima, costumbres, etc., de cada pueblo y
en consecuencia deben seguir a las personas donde quiera que-
éstas vayan.
Esta doctrina ha tenido una gran repercución y desarro-
llo. Influenció considerablemente a la legislación española, in-
formó diversos Acuerdos de las Conferencias de La Haya y
en América, al Congreso de Jurisconsultos aue se reunió en
Lima en 1878 y a muchas legislaciones positivas de diversos
países, que se han basado en el principio de la nacionalidad.
Estas dos primeras doctrinas (anglo-americana e italia-
na), son las fundamentales y el polo opuesto la una con res-
pecto a la otra.
DOCTRINA ALEMANA DE SAVIGNT
Este autor desarrolló su doctrina en el Tomo 8. o de su
Tratado de Derecho Romano, escrita o dada a la publicidad;
en 1848.
Esta doctrina estima, que el Derecho no está determina-
do ni por el territorio ni por la nacionalidad, sino por el domi-
cilio. Así, cada persona tiene su derecho propio, y en materia,
de obligaciones regirán las leyes del domicilio del causante:
los pleitos estarán regidos por la ley del domicilia del deman-
dado .
A continuación desarrollaremos las doctrinas de Pillet y
Lainé, que se encuentran tratadas en los modernos textos del
D. I. P. como ser en la obra de Foignet.
DOCTRINA FRANCESA DE PILLET
Esta doctrina es un poco abstracta y metafísica y así dis-
tingue en las leyes dos carateres:
l.o Generalidad; y 2.o Permanencia.
"Generalidad", por el hecho de aplicarse a todos los ha-
bitantes de un territorio determinado, adquiriendo así un ca-
rácter territorial.
— 23 —

"Permanencia", por el hecho de aplicarse siempre, adqui-


riendo en este caso un carácter extra-territorial.
Establecida esta premisa, sostiene que es necesario sa-
c r i f i c a r uno de estos dos caracteres o principios: o son las le-
yes más generales y menos permanentes; o son más permanen-
tes y menos generales.
El fin social de las leyes puede tener por objeto: a) la
protección de las personas; y b) la protección del orden públi-
co.
Si tienen por objeto la protección de las personas, se aplica-
rán en cualquier parte que éllas se encuentren; en consecuen-
cia estas leves son de carácter permanente (extra-territoria-
les) .
Si tienen por objeto la protección del orden público, sólo
se aplicarán en el territorio del Estado que las dictó, serán
territoriales por tener carácter de generales.
Para élla, sólo adoptando este criterio, podrá cada ley
cumplir con la finalidad con que ha sido dictada.
Si hubiera una sola legislación mundial, necesariamente
tendría que tener los dos caracteres de que hemos hablado,
pero como existen tantas legislaciones, es preciso armonizar
las leyes sacrificando uno de esos dos caracteres.
DOCTRINA DE LAINE
Este autor considera que no tiene objeto preocuparse de
buscar una nueva doctrina para solucionar los conflictos le-
gislativos, pues, basta con adoptar la Antigua Escuela Italia-
na de los Estatutos cuyo método es en su concepto, suficiente
para solucionar dichos conflictos. Como se recordará, ese mé-
todo divide y subdivide las materias, dando para cada una- de
las instituciones jurídicas una regla especial.
LABOR COLECTIVA
Tanto en Europa como en América diversas instituciones
han trabajado por el desarrollo y perfeccionamiento del
D. I. P.
La Asociación Nacional para el Adelanto de las Ciencias
Sociales, fundada en Londres en 1859, fué la primera en ac-
tuar en dicho sentido. Se preocupó de fomentar las Asociacio-
nes Marítimas y de acuerdo con ellas propició la celebración
de diversos Congresos con el obieto de estudiar la unifica-
ción del Derecho Marítimo. El primer Congreso se reunió en
1860 en Glasgow; un segundo en 1862 en Londres y otro en
1864 en York, aprobándose en este último las mundialmente co-
nocidas "reglas de York", sobre averías.
Posteriormente se reunieron otros dos Congresos, el de
Amberes de 1877 y el de Liverpool de 1890, que*tuvieron por
finalidad perfeccionar las "reglas de York", conociéndose sus
conclusiones como las "reglas de York y Amberes" que tratan
especialmente sobre la clasificación y liquidación de las ave-
rías.
Estas últimas adquirieron una gran importancia, con mo-
tivo de ser frecuente que los armadores estipularan que las
averías se pagarían de acuerdo con éllas.
En 1873 se fundan en Europa dos instituciones que pro-
curaron la unificación de las distintas legislaciones en mate-
— 24 —
ría de D. I. P. Ellas son la Asociación para la Reforma y Codi-
ficación del Derecho de Gentes, que posteriormente se llamó
Asociación de D. I. siendo conocida por el nombre de "ILA"
(International Law Association) y que tiene la importancia
de haber propiciado la celebración de varios Congresos en los
cuales se adoptaron importantes acuerdos sobre Derecho Co-
mercial, tanto Marítimo como Terrestre, especialmente sobre
Letras de Cambio, abordajes, seguros marítimos y fletamentos.
En 1873 se fundó en Gantes el Instituto de D. I., que es
sin duda la más importante y que constituye una verciadera
Academia del Derecho, integrada en la actualidad por unos 50
internacionalistas de diferentes países, los que son previamen-
te seleccionados por el Directorio.
Como base o punto de partida de todos sus estudios, adop-
tó el principio del reconocimiento del Derecho Extranjero co-
mo un deber de justicia internacional, pero limitado por el or-
den público internacional.
En sus casi anuales reuniones se ha ocupado de los más
importantes problemas del D. I. P., llegando a conclusiones
que han servido de base para diversas reformas legislativas y
para la redacción de Tratados de D. I. P., fallos de Tribunales»,
informes, etc.
Entre esas conclusiones se destacan las referentes a ia
nacionalidad, al reconocimiento de personas jurídicas extran-
jeras, al Derecho Civil Internacional, y en general, a materias
de Derecho Privado.
En 1896 un grupo de juristas belgas fundó el Comité Ma-
rítimo Internacional, el que a su vez creó varios sub-comités
en diversos países, ocupándose todos ellos de todas las mate-
rias del Derecho Marítimo.
En América se fundó en 1915 el Instituto Americano de
D. I. en Washington y en el cual cada uno de los países ameri-
canos se encuentra representado por 5 juristas. El fué el crea-
dor de la Declaración de les Derechos y Deberes de los Esta-
dos, que significó un valioso aporte para el D. I. Público.
También a él corresponde la iniciativa, que llevó al Con-
greso de Lima de 1924 a nombrar una Comisión de Cuatro Ju-
ristas para que confeccionara un Proyecto de Código de D.I.P.
de la cual formó parte el cubano Dr. Bustamante. Cumplida
su misión esta Comisión envió el Proyecto a la Unión Pan-
americana, siendo por último aprobado en la 6.a Conferencia.
Panamericana de La Habana de 1928.
INICIATIVAS DE CARACTER OFICIAL
Corresponde al Gobierno italiano la primera gran inicia-
tiva oficial para llegar a una Codificación de nuestro ramo.
En efecto, en 1861, el entonces diputado y Jurisconsulto ita-
liano don Pascual Estanislao Mancini, presentó en la Cámara-
de Diputados una moción tendiente a terminar con la serie de
conflictos y controversias que se suscitaban con motivo de la
ley que debía aplicarse en Italia a los extranjeros y a cuál que-
daban sujetos los italianos cuando salían de su país, especial-
mente en lo que se refiere al estado civil de las personas, a
los bienes y a los actos jurídicos.
El Gobierno se interesó por dicha iniciativa y le encomen-
dó a su autor, que estudiara las materias que comprendía.
Cumplida su misión,, Mancini reiteró su moción en 1873! en-
— 25 —

cargándosele luego, la tarea de consultar el pensamiento de


los Gobiernos que mantenían relaciones con Italia.
Siendo, poco después, Ministro de Relaciones Exteriores
envió a dichos Gobiernos un cuestionario con 7 preguntas y
que Chile contestó por intermedio de su Ministro de Justicia
L>n. José Eugenio Vergara, quien en su respuesta, sintetizó el
espíritu de nuestra legislación sobre la materia, y señaló los
preceptos que aplicaba.
Dichas preguntas eran las siguientes:
1.a ¿Cual es la influencia que puede ejercer sobre la na-
cionalidad de una persona su nacimiento en otro país que el de
ia nacionalidad de sus padres?
2.a ¿Cuál es la que el matrimonio puede o no tener sobre
la nacionalidad de la mujer?
3.a La pérdida o el cambio de nacionalidad del marido o
del padre de familia ¿debe considerarse como un hecho per-
sonal o aislado, sin trascendencia alguna hacia la nacionalidad
de la mujer o de los hijos, o será capaz de influir sobre la na-
cionalidad de aquélla o éstos?
4.a ¿Por qué ley deberá ser regida la capacidad civil de
las personas? ¿Será por la ley de la nacionalidad o por la de
5.a ¿A qué ley deberán estar sometidos los bienes raíces
su residencia?
y muebles? ¿Convendrá que esa ley sea uniforme para esas
dos clases de bienes o distinta para cada una de ellas ? ¿ Pre-
valecerá la ley de su ubicación actual (locus rei sitoe), sobre la
idel domicilio y la nacionalidad del propietario, o vice-versa?
6.a ¿Cuál es el genuino significado y legítimo alcance de
].. máxima "locus regit actum? ¿Obra sólo sobre la forma ex-
terna del acto o impera también sobre su fondo o sustancia? y
7.a ¿Por qué ley deberá ser regida la sucesión heredita-
ria? ¿Prevalecerá la máxima de dividirla" en partes (tot hoere-
d'tates quot regiones), o deberá considerársela como un solo
todo (universum jus), fruto de la combinación simultánea, del
derecho de propiedad y del derecho de familia, regido, en con-
secuencia, por una sola ley, la de la nacionalidad del difun-
to?
Este cuestionario, invitaba a la vez. a la celebración de
acuerdos y pactos internacionales que llegaran a garantizar
y uniformar el goce de los Derechos civiles de los extranjeros
en el país de su residencia; pero todo esto no se tradujo en
Bada, positivo, pues no se celebró ningún Congreso ni se llegó a
ningún acuerdo.
INICIATIVA DEL GOBIERNO DE LOS PAISES BAJOS
El Gobierno de Holanda y Bélgica invitó en 1874 a los
Estados Europeos especialmente, con el objeto de realizár un
Congreso, que se ocupara con preferencia de la unificación del
Derecho Procesal Internacional, especialmente con lo que dice
relación con la ejecución de sentencias extranjeras.
Esta primera iniciativa fracasó por la poca acogida que
recibió de la mayoría de los países, pero fué reiterada con
éxito en 1893, reuniéndose el respectivo Congreso en la llama-
da:
PRIMERA CONFERENCIA DE LA HAYA DE 1893
A esta conferencia concurrieron la mayoría de los países
— 26 —
europeos, pero no llego a nada positivo, pues los acuerdos a
que se llegaron no se precisaron debido a que los representan-
tes de los diferentes Gobiernos no se pusieron de acuerdo so-
bre la redacción que debía dárseles.
SEGUNDA CONFERENCIA DE LA HAYA DE 1894.
En vista del resultado negativo de la primera reunión, se
celebró esta segunda conferencia que sirvió de base a varios
Convenios y Tratados, el primero de los cuales fué la firma
de una Convención sobre Procedimiento Civil, que se refiere a
la tramitación de exhortas, a la asistencia judicial, a la publi-
cación de actas judiciales y extra-judiciales, a la caución de
solvencia judicial, que es la que se exige a los extranjeros que
demandan a los nacionales y a la ejecución de fallos extran-
jeros.
TERCERA CONFERENCIA DE LA HAYA DE 1900
Su éxito estriba ai haberse suscrito con motivo de ella
en 1902 tires Convenciones sobre Derecho Internacional y que
son::
1.a Sobre tutela de menores,
2.a. Sobre matrimonio, y
3.a Sobre separación de cuerpos y divorcio.
CUARTA CONFERENCIA DE LA HAYA DE 1904.
Esta Conferencia tuvo como resultado positivo la apro-
bación en 1905 de 3 nuevas Convenciones, a saber:
1.a Sobre Procedimiento Civil, cuyo objeto fué la de reem-
plazar a la de 1896 (2.a Conferencia).
2.a Sobre efectos del Matrimonio, especialmente en lo que-
se refiere a los bienes; y
3.a Sobre Interdicción Judicial y otras medidas aplica-
Mes a los incapaces mayores de edad.
Como vemos, estas primeras cuatro Conferencias de La
Haya sólo consiguieron una codificación muy parcial del D.I.F.
y a ellas concurrieron casi la totalidad de los países europeos
con exclusión de Turquía e Inglaterra. Esto último se explica
porque en el primero de los países nombrados existía el lla-
mado Régimen de las Capitulaciones, que consistía en qtie los.
extranjeros quedaban sometidos a su propia legislación, tan-
to civil como penal, y aún más sometidos a su propia juris-
dicción, es decir, sus asuntos eran sometidos a la considera-
ción de tribunales propios.
La ausencia de Inglaterra se explica en razón de las pro-
fundas diferencias que existían entre los sistemas anglo-sa-
jón y los aue imperaban en el Continente.
El primero se basaba en la antigua Escuela Holandesa,
era territorial.
_ Los que regían en el Continente se inspiraban en Tos prin-
«ipios de Ta Escuela Italiana der Manclní, que descansaban1 ero
el principio de Ja nacionalidad.
La situación europea imposibilito durante varios años la
celebración de nuevas Conferencias de esta naturaleza, hasta;
que por fin y con asistencia: de Inglaterra se celebró Iaj.
— 27 —
QUINTA CONFERENCIA DE LA HÁYA DE 1925
Tiene la importancia de haberse aprobado en ella proyec-
tos de Convenciones sobre quiebras y sobre reconocimiento de
fallos extranjeros.
SEXTA CONFERENCIA DE LA HAYA DE 1928
En ésta se aprueban los siguientes Proyectos de Conven-
ciones: sobre sucesiones y testamentos, sobre asistencia judi-
cial y sobre modificaciones a la Convenciones aprobada en las
conferencias anteriores.
Ninguno de estos proyectos de las dos últimas Conferen-
cias fueron ratificados, a pesar de haber sido suscritos por vein-
te Estados europeos más o menos.
En resumen, como, resultados positivos de estas Conferen-
cias, tenemos la ratificación de 7 Convenciones, que constitu-
yen en esta materia el Derecho Común aplicado por los Tribu-
nales europeos y son:
1.a Sobre Procedimiento Civil (2.a Conferencia).
2.a Sobre Procedimiento Civil, modificando la anterior
(4.a).
3.a Sobre Matrimonio (3.a)
4.a Sobre tutelas de los menores (3.a).
5.a Sobre efectos del matrimonio (4.a)
6.a Sobre separación de cuerpos y divorcio (3.a)
7.a Sobre interdicción, judicial y otras medidas aplicables
a los incapaces mayores (4.a).
INICIATIVAS OFICIALES EN AMERICA.—
INICIATIVA DEL GOBERNO PERUANO.
En 1874, el Perú tomó la primera iniciativa de. este carác-
ter en América, invitando a los países americanos a la cele-
bración de ün Congreso que fué el primero del mundo, para
buscar reglas uniformes de D. I. P.
Los representantes de 7 Estados se reunieron en 1877 en
el llamado Congreso de los Jurisconsultos, en el que se aprobó
el Tratado de Lima de 1878, que consta de 8 Títulos y 60 ar-
tículos.
Los Títulos de este Tratado, que también aprobó Chile, se
refieren a las siguientes materias:
Título l.o De la ley aplicable al estado civil y capacidad
de las personas, a los bienes situados en la República y a los
contratos celebrados en país extranjero.
Título 2.o Del matrimonio.
Título 3.o Sucesiones.
Título 4.o Competencia de los Tribunales nacionales so*
bre actos jurídicos celebrados en el extranjero y sobre los ce-
lebrados^ en el país por extranjeros no residentes.
Título 5.o: Jurisdicción de los Tribunales respecto de los
delitos cometidos en otro país.
Título 6.o Reconocimiento y cumplimiento de fallos dic-
tados en país extranjero.
Título 7.o: Legislaciones, y
Título 8.o: Disposiciones generales.
Este Tratado, que se inspiró exclusivamente en el principio
de la nacionalidad, no llegó, por este motivo, a obtener la ratifi-
— 28 —
cación de ninguno de los Gobiernos que lo habían suscrito,
porque la g r a n mayoría de los Gobiernos americanos no acep-
tan dicho principio en forma tan exclusiva.
INICIATIVA DE LOS GOBIERNOS DE ARGENTINA Y
URUGUAY DE 188S.
Como una reacción contra , el Congreso anterior y el prin-
cipio en que se había inspirado, los Gobiernos argentino y
uruguayo invitaron en 1888 a un Congreso que tendría por
cbjeto buscar reglas uniformes de D. 1. P. Este Congreso In-
ternacional se reunió en Montevideo, desde Agosto de 1888.
hasta Febrero de 1889, con la concurrencia de los represen-
tantes de 7 Estados.
Los acuerdos a que se llegaron en este Congreso de Mon-
tevideo se acostumbra a dividirlos en dos grandes grupos:
El primer grupo de tratados se refiere a las siguientes
n3"terias:
l.o Tratado sobre Derecho Civil Internacional;
2.o Tratado sobre Derecho Comercial Internacional;
3.o Tratado sobre Derecho Penal Internacional.
4.o Tratado Sobre Derecha Procesal Internacional.
Estos cuatro primeros son los fundamentales y contienen
reglas destinadas a solucionar les conflictos legislativos, indi-
cando la ley aplicable a cada caso.
El segundo grupo comprende los siguientes tratados:
a) Sobre Propiedad Literaria y Artística;
b) Sobre Patentes de Invención;
c) Sobre Marcas Comerciales y de Fábrica ; y
d) Sobre Ejercicio de las Profesiones Liberales.
Estos cuatro últimos se basan en un criterio de uniformi-
dad de las diferentes legislaciones.
Estos tratados de Montevideo contienen, además, un Pro-
tocolo Adicional, que se refiere a la aplicación del Derecho ex-
tranjero, dando reglas importantes sobre la aplicación y re-
conocimiento de leyes extranjeras.
Los Tratados de Montevideo que son un verdadero Códi-
go compuesto de 189 arts. y dividido en la forma que hemos:
visto,- sólo fueron ratificados por Argentina, Uruguay, Para-
guay y Perú, países en los cuales en materia de D. I. P. es la.
ley básica aplicada por los Tribunales.
Chile concurrió a este Congreso representado por los se-
ñores José Gmo. Matta y Belisario Prats, quienes sólo suscri-
bieron 2 Tratados; Tratado sobre Derecho Comercial Inter-
nacional y Derecho Procesal Internacional.
Estos tratados no fueron ratificados por nuestro Gobier-
no, por lo que sólo han podido ser considerados entre noso-
tros por analogía o doctrina.
Los Tratados de Montevideo, como una reacción al de Li-
ma, se inspiraron en el principio del domicilio.
En Ta 6.a Conferencia Panamericana de La Habana de
1928 se trató de concillar los dos principios en pugna (nacio-
nalidad y domicilio), aprobándose una fórmula especial que'
hizo posible la aprobación del Código de D. I. P. y que se en-
cuentra en su art. 7.a
CONFERENCIAS INTERNACIONALES PANAMERICANAS
Estas, conferencias se han reunido en las diferentes capital
— 29 —

les americanas por intermedio de la Unión Panamericana, ocu-


pándose ellas de las más diferentes materias.
La idea originaria corresponde al Ministro de Relaciones
Exteriores norteamericano, Mr. Jame s Blaine, quien en 1881
las insinuó con el objeto de resolver los conflictos legislativos
y unificar las disposiciones que eran comunes en las diferentes
legislaciones.
Su funcionamiento sólo vino a asegurarse en 1888, año en
que el Congreso de EE. UU. aprobó una ley al respecto siendo
Presidente Mr. Mac-Kinley.
PRIMERA CONFERENCIA PANAMERICANA
Se reunió en 1889 en Washington, limitándose en buenas
cuentas a recomendar la ratificación de los acuerdos de Mon-
tevideo, que acababan de celebrarse, lo cual no tuvo mayor éxi-
to, por cuanto, sólo los ratificaron 4 países.
SEGUNDA CONFERENCIA PANAMERICANA
Se reunió en Méjico entre los años 1901 a 1902 y a prepo-
sición del delegado del Brasil se aprobó una convención que
nombraba una comisión de 3 juristas, que estaría encargada
de presentar dos Proyectos de Códigos: uno de D. I. Público y
otro de D. I. Privado; sin embargo esta Convención no fué ra-
tificada .
TERCERA CONFERENCIA PANAMERICANA
Se reunió en Río de Janeiro en 1906 y es, sin duda, la más
importante, pues en su seno se aprobó el nombramiento de la
Comisión Internacional Permanente de Jurisconsultos.
Esta Comisión, que funciona en la capital brasilera, se
reunió en 1912 y nombró dos sub-comisiones que debían estu-
diar importantes proyectos sobre D. I. P. y acordó reunirse
nuevamente en 1927 para estudiar dichos proyectos y su de-
bida coordinación artículo por artículo. (Proyecto de Código
de D. I. P.)
CUARTA CONFERENCIA PANAMERICANA
Se celebró en 1910 en Buenos Aires y tuvo por principal
objeto mejorar y ampliar los acuerdos tratados y aprobados en
las Conferencias anteriores.
QUINTA CONFERENCIA PANAMERICANA
Se reunió en 1923 en Santiago y sobresale entre sus acuer-
dos, el recomendar a la Comisión de Jurisconsultos de Río de
Janeiro que resolviera, con carácter previo, cuál era el princi-
pio que debía tomar como base para sus estudios, si el de la
nacionalidad o el del domicilio y cuya lucha, si pudiéramos de-
cir, era la causa del poco adelanto que hasta entonces había
obtenido la idea de la unificación.
ANTECEDENTES DEL CODIGO DE D. I. P.
En 1924 entró en juego una nueva fuerza en favor de la
— 3C —
Codificación y ella fué representada por el Instituto America-
no de D. I. creado en Washington en 1915.
Este Instituto en su reunión de Lim^t de 1924 acordó nom-
brar una Comisión de Cuatro Juristas, para que redactaran
un Proyecto de Código de D. I. P. y que quedó integrada de la
siguiente manera:
Don José Sánchez de Bustamante (cubano).
Don Eduardo Sarmiento (argentino);
Don José Mattos (nicaragüense);
Don Rodrigo Octavio (brasileño).
En Marzo de 1925 el Consejo Directivo de la Unión Pana-
mericana acordó pedir al Instituo Americano de D. I. que elabo-
rará oficialmente un Proyecto de Código de D. I. P.
La Comisión nombrada en 1924 puso término a sus labores
en 1926 y el mismo año el Consejo Directivo de la Unión Paname-
ricana envió el Proyecto elaborado a los diferentes Gobiernos
americanos para su conocimiento y estudio.
La Comisión de Jurisconsultos dé Río de Janeiro se reunió
en 1927, ocupándose del estudio y redacción del Proyecto de Códi-
go art. por art. En la comisión especial que nombró al efecto es-
tuvieron representadas todas las Repúblicas Americanas que
habían mandado delegados a élla.
Después de un mes de trabajo quedó aprobado, enviándolo
luego a la Unión Panamericana, quien lo puso en la tabla de que
debía ocuparse la Sexta Conferencia Panamericana en donde
se aprobó en definitiva.
SEXTA CONFERENCIA PANAMERICANA.
Se celebró en Enero de 1928 en La Habana y a fin de fa-
cilitar su labor, se dividió en varias Comisiones o comitées, co-
rrespondiéndole al 3.o ocuparse del estudio del Proyecto. Este
Comité fué presidido por el delegado del Perú, don Víctor
Maúrtua, actuando como relator el delegado brasileño Sr.
Eduardo Espinóla. Cumplida su misión, lo sometió a la Confe-
rencia, la que, en su sesión Plenaria de 13 de Febrero de 1928,
lo aprobó unánimemente. Sin embargo, de las 21 Repúblicas
asistentes, sólo diez lo aprobaron sin objeción; otras diez lo
suscribieron con reservas o declaraciones, que en conjunto, se
refieren a sólo 8 artículos de los 437 de que consta el Código.
Estos arts. son: 53 — 54 — 144 — 196 — 327 — 328 — 329 —
y 347. EE. UU. no lo votó.
Hay que tener presente que el Código de D. I. P. es un
anexo de la Convención, siendo ésta el Tratado Internacional,
aue los delegados de los diferentes países aprobaron en aquella
ocasión.
Esta Convención consta de 9 arts., a saber:
Art. l.o "Las Repúblicas contratantes aceptan poner en
vigor el Código de D. I. P. anexo al presente convenio".
En este art. podemos ver una vez más la diferencia que
hay entre la Convención y el Código mismo, como lo vimos en
el párrafo anterior.
Art. 2.o "Las disposiciones de este Código no serán aplica-
bles sino entre las Repúblicas contratantes y entre los demás
Estados que se adhieran a él en la forma -que más adelante se-
consigna".
Este artículo establece el campo de aplicación del Código-
— 31 —

Al decir "entre las Repúblicas contratantes" se refiere a las


que lo ratifiquen.
Entre los países que no sean contratantes podrá aplicarse
por vía de doctrina. Así entre nosotros y la República Argen-
tina, que no ratificó la Convención en estudio, nuestra Corte
Suprema lo ha aplicado de esa manera, a falta de un tratado
especial de extradición entre ambos países.
Art. 3.o "Cada una de las Repúblicas contratantes, al rati-
ificar el presente convenio, podrá declarar que se reserva la
í.ceptación de uno o varios artículos del Código Anexó y no la
obligarán las disposiciones a que la reserva se refiera".
Este artículo se refiere a la reserva, que frecuentemente
se hacen a las Convenciones aprobadas en Conferencias y Con-
gresos. Ella se puede hacer en tres oportunidades: 1.a en el
momento de suscribirse el Acuerdo; 2.a en el momento de ser.
aprobado por los respectivos Congresos Nacionales (trámite
que exigen la mayoría ae las Constituciones); y 3.a en el mo-
mento de la ratificación.
La reserva debe hacerse, como dice este art., señalando
taxativamente los artículos a que se refiere. Por ej., el Brasil
lo aprobó con reserva a los arts. 52 y 53 que se refieren al di-
vorcio.
Chile, sin embargo, violando la disposición que tratamos,
aprobó el Código con una reserva de carácter general, que he*,
mos consignado al desarrollar el tema "Tratados Internacio-
nales sobre D. I. P. aprobados por Chile".
También hicieron reservas indeterminadas: Costa Rica y
Colombia en todo aquello que estuviera en contradicción con
las legislaciones nacionales y Nicaragua para no aplicar las
disposiciones del Código que. estuvieran en contradicción con
el Derecho Canónico -y sin perjuicio de que los Poderes Públi-
cos hicieran reservas a las disposiciones incompatibles con las
leyes nacionales y de la libertad de éstos para poder, en estos
casos, reformar las disposiciones nacionales incompatibles.
Art. 4.o "El Código entrará en vigor para las Repúblicas
que lo ratifiauen, a los treinta días del depósito de la respecti-
va ratificación y siempre que por lo menos lo hayan ratifica-
do dos".
Este artículo es suficientemente claro y como vemos, se
refiere al momento en que el Código empezará a regir para los
diferentes Estados que Ir ratifiquen.
Art. 5.o "Las r a d iaciones se depositarán en la oficina
de la Unión Pana.meric¡|.Vi, que transmitirá copia de ellas a ca-
da una de las Repúblicas contratantes".
Este artículo regla la forma de hacer las ratificaciones pa-
ra que se consideren perfectas.
Las ratificaciones adoptan dos formas diversas, según
sea el tratado que se ratifica.
Cuando se trata de uno bilateral, la ratificación se efectúa
por,¿l canje del instrumento resnectivo.
Cuando se trata de la ratificación de un tratado colecti-
vo, se efectúa por el depósito del instrumento de ratificación
en oficinas especiales.
En el caso en estudio, debe hacerse ese depósito en la Ofi-
cina de la Unión Panamericana que funciona en Washington,
la cual, como dice el art. 5.o debe enviar copias de las diversas
ratificaciones a las demás Repúblicas contratantes.
— 32 —

Art. 6.0 "Los Estados o personas jurídicas internaciona-


les no contratantes que deseen adherirse a este convenio y en
todo o en parte al Codigo anexo, lo notificarán a la Oficina ae
la Unión Panamericana, que a su vez lo comunicará a todos
ios Estados nasta entonces contratantes o adheridos. Transcu-
rridos seis meses desde esa comunicación, el Justado o persona
jurídica internacional interesado, podrá depositar en la Ofici-
ua de la unión Panamericana el instrumento de adhesión y
quedará ligado por este Convenio, con carácter reciproco,
treinta días después de la adhesión, respecto de todos los regí-
tíos por el mismo que no nayan hecho en estos piazos reserva
alguna en cuanto a la adhesión solicitada''.
Este artículo regla el Derecho de Adhesión. Para que la
adhesión sea valida es necesario que ninguno de ios Estados
contratantes se oponga a ella.
Habiendo concurrido a esta Conferencia las 21 Repúblicas
americanas sólo sería posible esperar la adhesión de Estados
no americanos, no habiéndolo hecho ninguno hasta la fecha.
Art. 7.o "Cualquiera República Americana ligada por es-
te convenio que desee modificar en todo o en par te el Código
anexo, presentará la proposición correspondiente a la Confe-
rencia Internacional Americana para la resolución que nrrr
ceda".
Este artículo regla la manera de proceder si alguno de .los
Estados contratantes desea modificar el Código de D. I. P. Se-
gún él, una vez ratificado no puede ser modificado por acto uni-
lateral de una de las partes contratantes, salvo, quizás sólo
por Chile y Costa Rica, en virtud de las. reservas generales con
que lo aprobaron.
Art. 8.0 "Si alguna de las personas jurídicas internaciona-
les contratantes o adheridas Quisiera denunciar el presente
Convenio, notificará la denuncia por escrito a la Unión Pan-
americana, la cual trasmitirá inmediatamente copia literal cer-
tificada de la notificación a las demás, dándoles a conocer la
fecha en que la ha recibido. La denuncia no surtirá efecto si-
no respecto del contratante que la haya notificado y al año de
recibirla en la Oficina de la Unión Panamericana".
La denuncia de un tratado es el acto por el cual uno de
los Estados contratantes declara sin efecto, respecto de él, el
tratado que había suscrito y del cual era parte contratante.
Es frecuente que en los Tratados se inserte una cláusula
especial que reglamente la forma de hacer la denuncia. En:
principio, podemos decir, que si no se ha estipulado esta cláu-
sula especial, la denuncia no procede por acto unilateral de
una de las partes contratantes.
Art. 9.o "La oficina de la Unión Panamericana llevará
un registro de las fechas de recibo de ratificaciones y recibo de
adhesiones y denuncias y expedirá cop'as certificadas de dicho
registro a todo contratante que lo solicite".
De los 21 Estados americanos que concurrifron a la Con-
ferencia, 15 lo han ratificado y son: SUDAMERICANOSr
Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Ecuador y Venezuela.
PAISES CENTRO-AMERICANOS: Guatemala, Hondu-
ras, San Salvador, Nicaragua, Costa Rica v Panamá.
REPUBLICAS DE LAS ANTILLAS: Cuba, Haití y Repú-
blica Dominicana.
Sólo cinco Estados no lo han ratificado y son: Argentina^
Uruguay, Paraguay, Colombia y Méjicoi.
— 33 —

Este hecho se explica en los tres primeros, porque en ellos


están en vigencia los Tratados de Montevideo.
Colombia y Méjico son los dos únicos países que carecen
de una legislación semejante al respecto.
Los EE. UU., como ya lo hemos dicho, no votó y formuló
una Declaración en que lamentó no poder aprobarlo, pues dada
su Constitución Federal le era difícil hacerlo con poderes su-
ficientes; pero se reservaba su voto con la esperanza de poder
adherirse más tarde, en parte o en una parte considerable de
sus estipulaciones.
Costa Rica, al depositar el instrumento de ratificación,
hizo presente que su reserva comprendía no sólo a su legisla-
ción vigente sino también a la que pueda dictarse en el futuro.
Perú se encuentra en una situación especial debido a que ha
ratificado tanto los Tratados de Montevideo como la Cpnven-
ción de La Habana, que tiene como anexo el Código de D. I. P.
En esta situación, este país en sus relaciones con Argentina,
Paraguay y Uruguay aplicará los Tratados de Montevideo y
respecto de Jos demás, el Código de Bustamante.
La razón del éxito de la 6.a Conferencia, radica, sin duda,
en la fórmula que Dn. José Antonio Sánchez de Bustamante en-
contró para solucionar el viejo conflicto entre los principios
de la nacionalidad y del domicilio. Esta fórmula no da prefe-
rencia a ninguno de dichos principies y respeta la independen-
cia .y soberanía de los Estados en la forma más amplia acep-
tando los principios que cada uno hubiera aceptado sobre el
particular.
Esta fórmula está en el art. 7.o del Código en los siguien-
tes términos:
"Cada Estado contratante aplicará como leyes personales
las del domicilio, las de la nacionalidad o las que haya adop-
tado o adopte en adelante su legislación interior".
ESTRUCTURA GENERAL DEL CODIGO.—
Se compone de un Título Preliminar, que contiene 8 arts.
que se refieren a diversas disposiciones generales, a saber: de-
rechos y garantías individuales de que gozan los extrangeros
en los territorios de los Estados contratantes, los que en prin-
cipio serán los mismos de los nacionales salvo las limitaciones
que impongan las Constituciones y las leyes; la forma en que
el Código estima divididas las leyes para el ejercicio de los
derechos civiles y para el goce de la§ garantías individuales, sin
perjuicio, que cada Estado contratante aplique su propia cali-
ficación en todos los cases no previstos por el Código; se esti-
man como normas de orden público internacional los preceptos
constitucionales y todas las reglas de protección individual y
colectiva establecidas por el Derecho Político y el Administra-
tivo, por último el art. 8 establece que los "Derechos adquiri-
dos al amparo de las reglas de este Código tienen plena efica-
cia extra-territorial en los Estados contratantes, salvo que se
opusiera a algunos de-sus efectos o consecuencias, una regla
de orden público internacional".
Luego el Código se divide en cuatro Libros, que tratan:
Libro l.o: Derecho Civil Intérnacional;
2. o: Mercantil
3.o: Penal
4.o: Procesal
— 34 —
El Título Preliminar comprende dé los arts. l.o a 8.0.
El Libro l.o tiene 4 Títulos divididos en Capítulos y el
Til y IV del Título l.o están dividido en Secciones y comprende
del Art. 9.o al 231.
El Libro 2.0 comprende 4 Títulos divididos en Capítulos y
abarca desde el art. 232 al 295.
El Libro 3.o está dividido en 4 Capítulos y comprende del
art. 296 al 313.
El Libro 4.o tiene 10 Títulos, divididos el. II , VII, IX y X
en Capítulos, que comprenden los arts. 314 a 437.
SEPTIMA CONFERENCIA PANAMERICANA.—
Se celebró en Montevideo en 1933 y en ella se aprobaron
y suscribieron tres Tratados, que fueron ratificados por varios
países, entre ellos por Chile, y que tratan:
l.o Tratado sobre nacionalidad en general; ,
2.0 Tratado sobre nacionalidad de la mujer casada; y
3.o Tratado sobre extradición.
OCTAVA CONFERENCIA PANAMERICANA.—
Se celebró en Lima en 1938 en donde se suscribieron va-
rias Convenciones sobre diversos materias; pero que no han
sido ratificadas hasta la fecha por ninguno de los Estados que
concurieron.
NOVENA CONFERENCIA PANAMERICANA.—
Debía celebrarse en Bogotá en 1943, en virtud del acuer-
do de realizar estas Conferencias cada cinco años, pero a co-
mienzos de éste año, en vista de la situación internacional, se
le suspendió indefinidamente.
CINCUENTENARIO DE LOS TRATADOS DE MONTEVIDEO
Entre las Conferencias Internacionales llevadas a efecto,
nos queda por mencionar la que tuvo lugar en Uruguay, desde
Julio de 1939 a Marzo de 1940, para conmemorar el Cincuen-
tenario de los Tratados de Montevideo y en la cual se aproba-
ron algunas modificaciones a estos Tratados y además se sus-
cribieron nuevas Convenciones. Eran, éstas las dos finalidades,
que se propusieron sus organizadores.
A esta Conferencia asistieron los países que concurrieron
a la Conferencia de Montevideo de 1889 y Colombia.
Ecuador y Venezuela fueron los dos países sudamericanos
que no asistieron.
Esta Conferencia se desarrolló en dos etapas:
En la primera se aprobaron los siguientes Tratados:
,1) Tratado sobre Propiedad Intelectual;
2) Tratado sobre Asilo y Refugio Político; y
3) Tratado sobre Ejercicio de Profesiones Liberales.
En la 2.a etapa se modificaron los Tratados de Montevi-
deo y su Protocolo Adicional sobre la Aplicación del Derecho
Extranjero.
Del Tratado sobre Derecho Comercial Internacional se des-
glosaron los arts. sobre el Derecho Marítimo y se suscribió un
Tratado sobre Navegación Comercial.
La Delegación Chilena suscribió 2 Tratados: el del Asilo
y Refugio Político y el de Navegación Comercial.
•— 35—•

Las modificaciones que se aprobaron no alteraron el ré-


gimen jurídico de los Tratados aprobados en 1889, basados en
el principio del domicilio, por el contrario, este principio fué
ampliado. Por ej. en materia de capacidad jurídica se entraba
a aplicar dicho principio en forma absoluta y sin distinguir en-
tre la capacidad jurídica y sus efectos como lo hacían los pri-
mitivos Tratados.
DESARROLLO DEL D. I. P. EN CHILE.—
La primera obra que encontramos entre nosotros es la de
Dn. Andrés Bello aparecida en 1832 bajo el título de "Prin-
cipios de D. I." Se ocupa especialmente de asuntos de D. I. Pú-
blico; pero contiene algunos capítulos sobre D. I. Privado.
El Sr. Béllo dividió su obra de la siguiente manera:
Nociones Preliminares.
Parte Primera: "Estado de Paz".
Parte Segunda: "Estado de Guerra"
Parte Tercera: "Derechos y funciones de los agentes Di-
plomáticos".
Opúsculos sobre Derecho Internacional.
En la Parte Primera, encontramos dos Capítulos que se
ocupan de materias de nuestro ramo, a saber:
Capítulo IV: "Del Dominio, del Imperio y la Jurisdicción"; y
Capítulo V: "De los Ciudadanos y los Extranjeros".
En los Opúsculos, sobre nuestro ramo, encontramos:
1) Derecho de Asilo;
2) Los extranjeros y la milicia:
7) La detención de los extranjeros;
10) Matrimonió de los extranjeros no católicos; y
11) Congreso Americano.
La segunda obra, pertenece a Dn. José Clemente Fabres
y apareció en 1890, bajo el título "La Legislación Chilena con
relación al D. I. Privado". En ella se comentan especialmente
las disposiciones ;más importantes que sobre nuestro ramo con-
tiene el C. C. y t ene el mérito de ser la más importante y en-
contrarse redactada en un estilo claro y jurídico.
Esta obra comienza con una Introducción que contiene:
Dedicatoria, Informe de la Comisión de la Facultad de Leyes
y Ciencias Políticas, Aprobación Universitaria y Preámbulo.
Después tenemos, el objeto mismo de la obra, por así de-
cirlo, el comentario de los arts. 14, 15, 16, 17 y 18 de nuestro
C. C. y; Conclusión: Efectos en Chile de las sentencias de los
Tritunales extranjeros.
ANEXOS.—
Nota destinada al Ministro de Italia en Chile, por el Mi-
nistro de Justicia Dn. José Eugenio Vergara sobre la conve-
niencia de establecer reglas uniformes en negocios de D. I.
Privado.
Memoria sobre el Congreso de D. I. Privado de Montevideo.
Proyecto de la mayoría de la Comisión de D. Civil Inter-
nacional en ese Congreso.
Discurso del Plenipotenciario argentino doctor Dn. Manuel
Quintana, en apoyo del proyecto anterior.
Proyecto de minoría de la Comisión de D. Civil Interna'
cional.
— 36 —
Discurso del Plenipotenciario de Chile Dn. Belisario Prats,
en que expone los fundamentos de su proyecto.
Refutación del discurso del Doctor Quintana (hecha por el
Sr. Fabres) y "Resumen".
Al decir verdad, contiene, naturalmente, algunos errores;
pero hay que tomar en cuenta la época en que fué escrita.
En tercer lugar encontramos, no un tratado sobre nuestra
ciencia, sino un simple texto de estudio escrito en 1902 por Dn.
Robustiano Vera, intitulado "Principios Elementales de D. L
Privado". Se divide en 5 partes:
1.a Historia.
2.a Derecho Civil Internacional;
3.a Derecho Comercial Internacional;
4.a Derecho Penal Internacional; y
5.o Derecho Notarial Internacional
Fuera de estas obras tenemos varias Monografías. Me-
morias de Prueba y otros trabajos de variada importancia so-
bre diversos temas.
CHILE Y EL CODIGO DE D. I. PRIVADO
Nuestro país asistió a la 6.a Conferencia Panamericana de
La Habana representado por la siguiente delegación:
Sr. Alejandro Alvarez;
Sr.Alejandro Lira,
Sr. Manuel Bianchi, y
Sr. Carlos Silva Viídósola.
Esta delegación aprobó y suscribió la Convención y consi-
euientemente el Código, con una declaración y reserva, que di-
ce así:
"La Delegación de Chile se complace en presentar sus más
calurosas felicitaciones al eminente y sabio jurisconsulto ame-
ricano, Sr. Anton'o Sánchez de Bustamante por la magna la-
bor que ha realizado redactando un proyecto de Código de
Derecho Internacional Privado', destinado a regir las relacio-
nes entre los Estados de América. Este trabajo es una con-
tribución preciosa para el desarrollo del panamericanismo ju-
rídico, que todos los países del Nuevo Mundo desean ver for-
talecido y desarrollado. Aún cuando esta obra grandiosa de la
codificación no puede realizarse en breve espacio de tiempo,
porque necesita de la madurez y de la reflexión de los Estados
que en ella van a participar, la Delegación de Chile no será un
obstáculo para que esta Conferencia Panamericana apruebe
un Código de D. I. Privado; pero salvará su voto en las mate-
rias y en los puntos que estime conveniente, en especial, en
los puntos referentes a su política tradicional y a su legisla-
ción nacional".
Esta declaración merece serias objeciones y así, en pri-
mer lugar, llama la atención la finalidad que atribuye al Códi-
go al decir que está "destinado a regir las relaciones entre los
Estados de América", es decir, cree que está destinado a re-
gir las relaciones de los Estados entre sí, lo que no es exacto,
ya que esto último es propio del D. I. Público; y el Código, en
verdad, se ocupa de las relaciones de los particulares y del so-
metimiento de sus conflictos a los Tribunales de Justicia.
Luego, al decir aue esta obra dé la codificación no puede
realizarse en breve tiempo, comete un segundo error, ya que
desconoce así toda esa labor en pro de la Codificación que
hemos estudiado someramente en el curso de nuestro ramo.
— 37 —

Conjuntamente desconocía la unificación misma que se lleva-


ría a efecto una vez ratificada la Convención, o bien, prejuzgaba
sobre su posible fracaso.
Como una tercera objeción que podemos hacerle, debemos
decir, que su redacción se hizo en términos ambiguos y muy
generales, contrariando asi el art. 3.o de la Convención que se
lefiere a la reserva y postergando indefinidamente el pronun-
ciamiento inmediato que era en verdad lo que solicitaba.
Por último y como cuarta objeción, no se ve la razón de
reservarse el voto, en especial, en lo que se refiere a la políti-
ca tradicional de Chile, pues entre eila y el Código no se vé
oué relación pueda haber.
Sabemos que los tratados o convenios particulares son
obligatorios para las partes desde que se suscriben; pero los
Tratados Colectivos no son tales mientras no se ratifiquen.
Procedía después, en consecuencia, la ratificación por par-
te del Gobierno y que en virtud de la Constitución debía ha-
cerse mediante la aprobación por parte del Congreso de un
Proyecto de Acuerdo, que no es una ley; pero que está some-
tido a una idéntica tramitación.
El Art. 43 N.o 5.o de la Constitución, dice:
"Son atribuciones exclusivas del Congreso:
"5.o Aprobar o desechar los tratados que le presentare el
Presidente de la República antes de su ratificación.
Todos estos acuerdos tendrán en el Congreso los mismos
trámites de una ley".
Por su parte, el art. 72 N.o 16, dispone:
"Son atribuciones especiales del Presidente:
16.o "Mantener las relaciones políticas con las potencias
extranjeras, recibir sus Agentes, admitir sus Cónsules, con-
ducir las negociaciones, hacer las estipulaciones preliminares,
concluir y firmar todos los tratados de paz, de alianza, de
tregua, de neutralidad, de comercio, concordato y otras con-
venciones. Los tratados, antes de su ratificación, se presenta-
rán a la aprobación del Congreso. Las discusiones y delibera-
ciones sobre estos objetos serán secretas si el Presidente de la
República así lo exigiere."
Este Proyecto de acuerdo fué aprobado el 10 de Mayo de
1932 y dice:
"Art. Unico: Apruébase el Código de D. I. Privado suscri-
to el 20 de Febrero de 1928 en la Sexta Conferencia Interna-
cional Americana de La Habana con la reserva de que, ante el
Derecho Chileno y con relación a los conflictos que se produz-
can entre la ley chilena y alguna extranjera, los preceptos de
la legislación actual y futura de Chile prevalecerán sobre di-
cho Código, en casos de desacuerdo entre uno y otro".
Luego el Presidente lo ratificó y el instrumento de ratifi-
cación fué depositado en la oficina respectiva el 6 de septiem-
bre de 1933.
El Presidente antes de promulgarlo como ley de la Repú-
blica, pidió informes de la Excma. Corte Suprema, del Consejo
de Defensa Fiscal, de la Superintendencia de Bancos y otras
instituciones, quienes uniformemente informaron que en caso
algunos los preceptos del Código de Bustamante podían hacer
alegatorias las disposiciones de nuestra legislación positiva, to-
da vez que éstas prevalecerán sobre aauéllas, según él texto
expreso de las reservas con que Chile adhirió a la Convención
y que, por lo demás, las instituciones principales de que se
— 38 —

ocupa el Código armonizan sólo con ligeras variantes con


nuestros preceptos básicos y con los principios ya sustenta-
dos del Derecho Internacional.
Evacuados estos informes y cumplidos los trámites de ri-
gor, el Presidente promulgó la Convención y el Código anexo
el 10 de Abril de 1934 . .
Conviene hacer notar, que el correspondiente Mensaje del
Kjecutivo pedía la aprobación de la Convención, pero el Con-
greso cambió su texto y cometió el error de aprobar el Códi-
go, que si bien es cierto es la parte principal, ello resultaba in-
suficiente, pues la aprobación previa de la Convención es in-
dispensable para poder aplicar el Código, ya que ella contie-
ne las disposiciones referentes a su aplicación, vigencia, ratifi-
cación, reserva, etc.
Para subsanar esta dificultad, el Gobierno, con fecha 23
de Febrero de 1932, pidió al Congreso que reconsiderara el
Acuerdo anterior y aprobara un nuevo Proyecto de Acuerdo
ique le proponía y en el cual se aprobaba la Convención con la
reserva hecha en su oportunidad por la Delegación chilena y
con la que consignaba el primer Proyecto de Acuerdo aproba-
do por el Congreso, referente a la preferencia que tendría la
legislación actual y futura de Chile frente a sus conflictos con
alguna legislación extranjera.
El Poder Legislativo así lo hizo; pero cuando el Gobierno
promulgó este segundo Acuerdo, incluyó el texto del Primer
Acuerdo y así aparece en el Decreto N.o 347, de 10 de Abril
de 1934.
Esta reserva, que hicieron suya tanto el Poder Ejecutivo
como el Legislativo, merece las mismas objeciones que hacía-
mos a la formulada por la Delegación chilena en La Habana.
Aúr. más, al extenderla a la legislación futura de Chile, com-
promete la fé de los Estados que habían suscrito la Conven-
ción, lo que es inaceptable, ya que así puede dejarse sin efecto
por voluntad unilateral de una de las partes, mediante la sim-
ple dict ación de una ley interna en contrario.
De esta manera se priva al Código de su verdadero va-
lor como Tratado Internacional, ya que la ley nacional en su
dictación, puede prescindir de él y no tiene por qué acomodar-
se a sus disposiciones. Se creaba así una situación contraria
a la que se pensó debía crearse una vez aprobado el Código.
No hay que olvidar, que nuestra legislación es relativa-
mente escasa sobre nuestra ciencia, y de esta manera el Códi-
go de Bustamante ha venido a llenar muchos vacíos que en-
contrábamos en ella. Por otra parte, nuestra propia legisla-
ción se remite a los Tratador Internacionales, especialmente en
materia de extradición y ejecución dé fallos extranjeros (ver
el párrafo titulado "Orden de Prelación en Chile").
Nuestros Tribunales han aplicado el Código en repetidas
ocasiones y así ya tenemos jurisprudencia sobre él, en mate-
ria de: extradición (tanto activa como pasiva), reconocimien-
to de personas jurídicas extranjeras, nulidades de matrimonios
celebrados en países extranjeros.
En la primera publicación que se hizo en el Diario Oficial,
del Decreto N.o 374, con fecha 25 de Abril de 1934, se olvida
insertar el texto del Código, lo que se hizo en la edición del
día 14 de Mayo de 1934.
CAPITULO II
DE LA NACIONALIDAD
INTRODUCCION.
En estricta doctrina, el estudio de la nacionalidad es algo
extraño al D. I. P. y propio del Derecho Interno; pero, sin em-
bargo, estudiarla dentro de nuestra ciencia se hace necesario
para comprender las materias de que ella se ocupa. De aquí
que la generalidad de los autores modernos se ocupan en pri-
mer término de la nacionalidad y de los problemas más inme-
diatos a que da origen.
Ciertas personas que no han profundizado estos estudios
dicen, que ocuparse de la nacionalidad en D. I. P. es innecesa-
rio, pues las legislaciones internas de casi todos los países no
hacen distingos entre los nacionales y los extranjeros.
En verdad, esa fué la regla general años atrás; pero la
política nacionalista seguida en el último tiempo por los dife-
rentes Estados, ha desvirtuado dicha regla, al establecerse que
de determinados derechos o ventajas sólo podrán gozar los na-
cionales .
Así, al estudiar la condición jurídica de los extranjeros,
tendremos oportunidad de ver muchas de esas excepciones, lo
que hace muy importante y necesario el estudio de la naciona-
lidad, tanto en Derecho Interno como en D. I. P.
La nacionalidad es uno de los factores de conexión que el
D. I. P. utiliza muchas veces para solucionar determinados
conflictos de leyes.
El Códirro de D. I. P. se ocupa de esta materia en el Ca-
pítulo l.o, del Título l.o del Libro Primero, titulado "Naciona-
lidad y Naturalización" y comprende desde el art. 9 hasta el
21.
SU ESTUDIO
El estudio de este factor de conexión lo haremos desde
dos puntos de vista: l.o) Principios teóricos; y 2.o) Legisla-
ciones positivas.
PRINCIPIOS TEORICOS
Algunos autores consideran la nacionalidad como un con-
trato y así Weiss la define como "un contrato sinalagmático
celebrado entre la persona y un Estado que otorga e impone
derechos y deberes recíprocos".
A primera vista, pódeme® ver que esto no es aceptable,
—40 -

pues si bien es cierto, que en algunos casos como en la natu-


ralización, la voluntad del individuo y del respectivo Estado
son determinantes, estos casos son las excepciones, pues la
regla general es que asi no ocurra, como por ej. en un recien
nacido. , .
El señor. Duncker la define como "el vinculo jurídico sui
generis que liga al individuo y al Estado como garantía de de-
beres y derechos recíprocos".
Este vínculo torna el nombre del Estado al cual se refie-
re y así hablamos de nacionaliüad chilena, española, etc. Por
otra parte atribuye a dicha persona la calidad de miembro de
dicho Estado.
No debemos confundir el concepto en estudio con el de Na-
ción, que es el grupo de individuos que tienen una misma raza,
tradición, lengua, etc.
Toda institución jurídica tiene ciertos puntos fundamen-
tales en los cuales descansa. Así también la nacionalidad los
tiene y de su determinación se han preocupado especialmente»
el autor argentino Zeballos y el Instituto de D. I.
Zeballos ha señalado diez, a saber:
l.o— La nacionálidad es un vínculo voluntario y de buena
fé.
Conforme a ésto, élla descansa sobre la voluntad de la
persona y ningún Estado puede imponerla y la persona es li-
bre de cambiarla.
Pero, como hemos dicho, es también un vínculo de buena
fé, es decir, los cambios de nacionalidad no deben responder a
estímulos interesados, sino a una efectiva asimilación, si pudié-
ramos decir, del individuo al Estado de que se trate.
Es necesario, que en dicho cambio no haya dolo o fraude,
pues la nacionalidad es algo sagrado, que no debe mirarse como
un simple contrato' privado. Sin embargo y por desgracia, así
sucede en el hecho, cambiándose de nacionalidad, en la gran
mayoría de lós casos, con el objeto de obtener un empleo pú-
blico o particular, eludir el cumplimiento de las leyes del ser-
vicio militar obligatorio o de ciertos impuestos y en general,
eludir la legislación nacional misma, como ser cuando ésta no
acepta el divorcio y se desea obtenerlo.
Esta es una.práctica que debe combatirse tenazmente y
si una vez ocurre, el Estado que así ha sido burlado debiera ne-
gar los efectos jurídicos de esa nacionalización.
Esta situación se presenta con frecuencia en los países
inmigracionistas, tales como, EE. IJU. que de una población
de 145 millones de habitantes, 25 millones son europeos; Ar-
gentina, que en sus 13 millones, de italianos solamente, tiene
un millón.
Chile también, como la generalidad de las Repúblicas
Americanas, favoreció hasta hace poco las corrientes inmi-
gracionistas, pero en el último tiempo ha debido reglamentar-
las minuciosamente frente a los graves inconvenientes que se
estaban presentando.
2.o 'Toda persona debe tener una nacionalidad.
Este principio señala el ideal en la materia; pero en la.
realidad, ya sea por deficiencias o falta de armonía entre las
legislaciones o por la comisión de delitos que acarrean la pér-
dida de la nacionalidad, existen muchas personas que carecen
de ella.
— 41 —

DENOMINACION
Estos individuos han recibido diversos nombres, Prou-
dhon los llamó "íncolas"; la legislación suiza, aceptando un
término alemán, los llama "heimatloses"; los griegos los de-
nomina "apolides" lo que quiere decir "sin ciudad" y por úl-
timo, el término que se ha generalizado y que ha sido acepta-
do ñor las Conferencias Panamericanas: "apatridas".
CONDICION JURIDICA DE LOS APATRIDAS
Bluntschli sostiene que el apatrida debe ser asilmilado al
ciudadano. Demclombe afirma que debe asimilársele al ex-
tranjero corriente. Otros, por su parte, sostienen que no de-
ben gozar de ningún derecho.
Tampoco hay acuerdo sobre la forma de hacer cesar esta
condición de apatrida, pero se ha reconocido unánimemente la
necesidad de remediar esta situación.
Ya en 1910, Suiza convocó a una Conferencia europea sin
mayor éxito, para solucionar estos conflictos, especialmente el
creado por los bohemios, gitanos y otras tribus nómades.
Más recientemente, a iniciativa de la S. D. N., se ocupó de
este problema la Conferencia de La Haya, celebrada en 1930.
3.o Nadie puede tener más de una nacionalidad.
Este principio se basa en el hecho en que el individuo no
podría cumplir con dos Estados diferentes las obligaciones que
las respectivas nacionalidades le impondrían, como por ej., un
individuo no podría ir a la guerra a luchar por dos países ene-
migos y respecto de los cuales fuera un nacional.
Es frecuente el problema de la doble nacionalidad, cuan-
do el país en que una persona nace adopta el sistema del jus
soli y ei de sus padres extranjeros en ese país, adopta el jus
sanguinis. Para el primero es un nacional, por haber nacido
en su territorio; para el segundo llevará su nacionalidad por
ser el país de origen de sus padres .
Ya en 1848, Francia aceptó el principio en estudio, al re-
chazar el entonces Ministro de Justicia M. Crevier la solicitud
presentada ñor Lord Broogan, en que pedía; se le concediera
la nacionalidad francesa, pero con la condición de que se le
conservara su calidad de súbdito inglés.
Por el contrario, en 1913 se dictó en Alemania la Ley
Delbrüch que aceptaba la doble nacionalidad, al disponer que
ios^ súbditos del Imperio Alemán que se nacionalizaran en otro
país no perdían la nacionalidad alemana, siempre que dicha na-
cionalización fuera aceptada por el Gobierno" alemán.
En América, con el fin de favorecer la inmigración, nace'
la Doctrina Garay. cuyos postulados habían sido sostenidos va
por el argentino Zebnllos. Esta dcctr'nq sostiene, aue todos
los súbditos de un Estado americano residentes en otro Esta-
do americano, debe considerárseles como nacionales de este úl-
timo y gozar, en consecuencia, de todos los derechos de los
nacionales, siempre oue el primer Estado considere, a su
vez, como nacionales a los del país que primitivamente con-
cede ese privilegio.
Respecto de los extranjeros no-americanos, esta doctrina
les reconoce, en principio, todos los derechos de que gozan los
nacionales.
Hay, además, en América, una doctrina aún más absoluta
_ 42 —
que pretende, que por el simple hecho de residir una persona
perteneciente a. un Estado americano en el territorio de otro
del mismo continente, debe adquirir, lisa y llanamente, la na-
cionalidad de este último.
Estas doctrinas han sido aceptadas en cierta forma por
los países centroamericanos; pero debamos recalcar que todo
esto pugna con la doctrina misma.
4.o Toda persona tiene derecho a cambiar de nacionalidad.
Este principio, es una natural consecuencia de ese otro
que sostiene, que la nacionalidad es un vínculo voluntario y
de aquél que establece, que ningún Estado puede prohibir el
cambio de la nacionalidad a uno de sus miembros.
Ya en la antigüedad, en Grecia y Roma, se aceptaba y
aplicaba esta regla.
5.o El Estado no puede obligar a las personas a cambiar
de nacionalidad.
6.o El Estado no puede prohibir el cambio de nacionali-
dad.
7.o Toda personas tiene derecho de recuperar ía naciona-
lidad que ha abandonado.
8.o El Estado no puede imponer su nacionalidad a los in-
dividuos que viven en su territorio.
9.o La nacionalidad debe determinar la aplicación a la per-
sona, ya sea del derecho público o dél privado.
Sobre este último punto las opiniones están divididas. Al-
gunos sostienen — como dice Zeballos — que al respecto debe
aplicarse la ley de la nacionalidad; otros, que debe ser la del
domicilio y por último, el Código de D. I. P. determina que de-
be respetarse la legislación que cada Estado tenga sobre el par-
ticular.
10. El Estado está obligado a fijar la condición jurídica
de las personas que carecen de nacionalidad.
Se argumenta en favor de este postulado, que así como el
Estado vela para que se nombre un guardador al menor y al
demente, así también debe velar por los apatridas, determi-
nándoles una condición jurídica.
Podemos decir que los cuatro primeros son los fundamen-
tales; que los cuatro siguientes no son sino corolarios de aqué-
llos y los dos últimos, representan la opinión personal de su
autor.
LEGISLACION CHILENA SOBRE NACIONALIDAD
Por regla general, nuestra legislación no reconoce expre-
samente los principios teóricos que acabamos de estudiar; pe-
ro los presume a través de las diversas disposiciones sobre al
particular.
Los arts. 5.o y 6.o de la Constitución Política establecen
respectivamente:
'"Art. 5.o: Son chilenos:
"l.o Los nacidos en el territorio de Chile, con excepción
de los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en ser-
vicio de su Gobierno, y de los hijos de extranjeros transeún-
tes, todos los que podrán optar entre la nacionalidad de sus
padres y la chilena;
"2.o Los hijos de padre o madre chilenos, nacidos en te-
rritorio extranjero, por el sólo hecho de avencindarse en Chi-
— 43 —

le. Los hijos de chilenos nacidos en el extranjero, hallándose


el padre o la madre en actual servicio de la República, son
chilenos aún para los efectos en que las leyes fundamentales,
o cualesquiera otra, requieran nacimiento en el territorio
chileno;
"3.0 Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionaliza-
ción en conformiuaa a la ity, renunciando expresamente su na-
cionalidad anterior; y
"4.o Los que obtuvieren especial gracia de nacionalización
por ley.
"Los nacionalizados tendrán opción a cargos públicos de
elección popular sólo después de cinco años de estar en pose-
sión de sus cartas de nacionalización.
"La ley reglamentará los procedimientos para el otorga-
miento, la negativa y la cancelación de las cartas de naciona-
lización, y para la formación de un Registro de todos estos
actos".
Art. 6.o "La nacionalidad chilena se pierde:
l.o Por nacionalización, en país extranjero;
2.o Por cancelación de la carta de nacionalización; y
3.o Por prestación. de servicios durante una guerra a ene-
migos de Chile o de sus aliados.
Los que hubieren perdido la nacionalidad chilena por cual-
quiera de las causales establecidas en este artículo, sólo po-
drán ser rehabilitados por ley".
Los arts. 15 y 56 del C. C. disponen:
Art. 15. "A las leyes patrias que reglan las obligaciones
v derechos civi'es, permanecerán sujetos los chilenos, no obs-
tante su residencia o domicilio en país extranjero.
l.o En lo relativo al estado de las personas y a su capaci-
dad para ejecutar ciertos actos, que hayan de tener efecto en
Chile;
2.o En las obligaciones y derechos que nacen de las rela-
ciones de familia; pero sólo respecto de sus cónyuges y parien-
tes chilenos".
Art. 56. "Son chilenos los que la Constitución del Estado
declara tales. Los demás son extranjeros".
Después tenemos:
Decreto-Ley 747 de 15 de Diciembre de 1925 sobre nacio-
nalización de extranjeros".
Ley 4200, de 10. de Octubre de 1927, que reglamentó el
Derecho de Opción, que corresponde a los hijos de extranjeros
transeúntes v a. los hijos de extranjeros que se encuentran
en Chile al Servicio dé su Gobierno.
Ley 5374 de 24 de Enero de 1934, que modificó el art. 2.o
del D. L. 747. en el sentido de que el extranjero que desee na-
cionalizarse. deberá acreditar, además de tener más de 21
«ños, que tiene una residencia continuada de más de cinco
años en la República. íAntes sólo se exigía un año).
Ley 6924 dé 9 de Mayo de 1941, que modificó en forma
substancial el D. L. 747.
Decretó Supremo 3690 dé 16 de Julio de 1941, que refun-
dió en nn solo texto Jas disposiciones sobre nacionalización.
Varias otras disposiciones v Oficios del Ministerio del In-
terior, a las que haremos mención en el curso de nuestro es-
tudio .
Entre los Tratados o Convenciones Internacionales apro-
badas por Chile tenémos:
— 44 —

Convención sobre Recuperación de la Nacionalidad, sus-


crita en la 3.a Conferencia Panamericana celebrada en Río da
Janeiro en 1908 y que dice así:
"Cuando un ciudadano nacido en cualquiera de los países
firmantes y naturalizado en cualquiera de ellos, regresa a su
país de origen, sin intención de volver a aquél, reasume su ca-
lidad originaria de ciudadano. La intención de no regresar se-
rá considerada cuando la persona naturalizada resida en el
país de origen dos años; sin embargo, se admitirá prueba en
contrario".
Protocolo sobre un Caso Especial de Apatrida, suscrito el
12 de Abril de 1930 en la 1.a Conferencia sobre Codificación
del Derecho Internacional celebrada en La Haya a iniciativa
de la S. D. N: y que dice:
"En un Estado en donde la nacionalidad no se confiere por
el mero hecho del nacimiento en su territorio, una persona na-
cida dentro de su territorio cuya madre posee la nacionalidad
de ese Estado y cuyo padre no tenga nacionalidad o cuya na-
cionalidad sea desconocida, tendrá la nacionalidad del susodi-
cho Estado". (Nota: como se ve, se refiere a un Estado que
adopta el sistema del jus sanguinis).
Dos Convenciones suscritas en la 7.a Conferencia Pan-
americana celebrada en Montevideo en 1933 y que tratan:
1.a) Sobre nacionalidad en general; y
2.a) Sobre nacionalidad de la mujer casada.
La primera establece, que la nacionalización en cualquie-
ra de los países signatarios hace perder la nacionalidad de ori-
gen; sin perjuicio del derecho a recuperarla.
La segunda dispone, que la mujer tiene una nacionalidad
independiente de la de su marido, pues el matrimonio, no da ni
<juita nacionalidad y que respecto de ella no se hará distinción
ni en la legislación ni en la práctica.
Por último, tenemos la Convención suscrita en la 6.a Con-
ferencia Panamericana celebrada en La Habana en 1928 y de
la cual es su anexo el Código de D. I. P., que trata de la ma-
teria desde el art. 9 al 21.
EXAMEN DE ESTA LEGISLACION BAJO EL PUNTO DE7
VISTA DOCTRINARIO
El primer principio que estudiamos está reconocido im-
plícitamente en los arts. 5.o N.o3 y 6.o N.ol de la Constitucióit
al reglamentar la forma como voluntariamente se adquiere y
se puede perder la nacionalidad chilena.
En cuanto al requisito de la buena fé, nuestra legislación
no lo ha reconocido expresamente y tampoco desconoce los
efectos de una naturalización fraudulenta.
De paso nos referiremos a la forma primitiva en que esta-
ba redactado en el Proyecto de Código Civil su art. 15, con el
fin de compararlo con su texto definitivo.
Dicho art., después de la palabra "domicilio" del ínc. l.o,
agregaba la expresión "o naturalización", con el objetivo evi-
dente de evitar tque mediante naturalizaciones fraudulentas?
pudieran los chilenos burlar la legislación nacional.
^ Pero en la redacción definitiva, don Andrés Bello recapa-
citó y considerando que no era propio aue un nacionalizado en
otro país quedara aún sujeto a la ley chilena, borró dichas pa-
labras.
— 45 —
Respecto del postulado que dice que todo individuo debe
tener una nacionalidad, nuestra legislación no lo reconoce tam-
poco expresamente; pero podemos decir:
l.o— Que en virtud de lo dispuesto en el art. 56 del C.C. el
apatrida queda asimilado al extranjero.
2.o— Que el matrimonio no- da ni quita nacionalidad. En
consecuencia, la mujer extranjera que por el hecho de casarse
con un chileno haya perdido su nacionalidad, para adquirir la
chilena debe nacionalizarse expresamente.
3.o— Que en su caso, se aplicará la Convención especial
sobre apatrida que nuestro país suscribió en La Haya en 1930
y que hemos consignado anteriocmente.
4.o— Que en conformidad con lo dispuesto en el art. 6
N.o 2 de la Constitución a cualquier nacionalizado se le puede
cancelar su carta de nacionalización, cuando sea. procedente
esta sanción por el hecho de haberse ejecutados determina-
dos actos. Así, el art. 16 de la ley 6026 establece, que los ex-
tranjeros nacionalizados que hayan sido condenados por la co-
misión de algún delito contra la Seguridad Interior del Esta-
do, serán privados de su carta de nacionalización y podrán ser
expulsados del territorio nacional.
5.0— Que de acuerdo con lo que establecía el N.o 1 del
art. 5.o de la Constitución de 1933, en forma absoluta, todos
los nacidos en el territorio de Chile eran chilenos; pero ac-
tualmente ésto es sólo la regla general ya que existen dos ex-
cepciones al respecto, las aue hemos consignado al copiar el
actual art. 5.o de la Constitución de 1925.
En cuanto al tercer principio, debemos decir que nuestra
legislación lo reconoce indirectamente al establecer en el N.o
3 del art. 5.o de la Constitución, que los extranjeros que de-
seen nacionalizarse, deben renunciar expresamente a su nacio-
nalidad anterior y al disponer el art. 2.o del D-L 747 que:
"Puede otorgarse carta de nacionalización a los extranjeros
que hayan cumplido veintiún años de edad, que tengan más
de cinco años de residencia en el territorio de la República
y renuncien ñor instrumento otorgado lante Notar"} Público a
su nacionalidad di origen o a cualquiera' 'otra adnuirida".
En principio, no era necesario que así se estableciera, pues
casi todas las legislaciones establecen aue la racionalización
en otro país hace perder la primitiva: pero, en los hechos, lo
dispuesto tiene importancia respecto de los Estados que acep-
tan la doble nacionalidad. Ej. Alemania.
RENUNCIA DE LA NACIONALIDAD.—
Fuera de lo ya dicho sobre la renuncia, debemos agregar,
que primitivamente esta renuncia expresa debía acompañar-
se a la correspondiente solicitud, pero considerando la situa-
ción anómala en que quedaba el solicitante durante el tiempo
intermedió, agravada aún si se le rechazaba, se estableció, por
Decreto N.o 4395 de 10 de Octubre de 1936 del Ministerio del
Interior, que dicha renuncia sólo se haría una vez aue ese Mi-
nisterio concediera ei "pase" a 'a solicitud v para el efecto de
agregarla al expediente respectivo a fin de míe el Presidente
de la República otorgue la Carta de Nacionalización.
Conviene hacer notar, aue la renuncia por si sola no es
causal de pérdida de la nacionalidad y ninguna legislación la
contempla como tal.
— 46 —

El Instituto de Derecho Internacional, en su sesión cele-


brada en Cambridge en 1895, acordó que: "La renuncia pura
y simple de la nacionalidad 110 acarrea su pérdida ipso facto".
Los postulados doctrinarios señalados en ios números 4,
5 y 6, se subentiende de las disposiciones Constitucionales ya
estudiadas.
El séptimo, sí que se encuentra reconocido expresamente,
ya que Chile ratificó la Convención suscrita el 13 de Agosto
de 1906 en Rio de Janeiro sobre Recuperación de la Naciona-
lidad y a la cual ya nos referimos anteriormente.
Sin embargo, esta Convención fué desconocida en el inciso
final del art. G.o de la Constitución, al disponerse que los qus
habían perdido la nacionalidad chilena, sólo podían ser reha-
bilitados por ley y ya sabemos que una de las formas de per-
der nuestra nacionalidad ei, mediante la nacionalización en
país extranjero.
El octavo, es decir, aquel que establece que el Estado no
puede imponer su nacionalidad a las personas que viven en su
territorio, es una consecuencia lógica de ser la nacionalidad
un vínculo voluntario y a través de los preceptos ya estudia-
dos lo encontramos reconocido implícitamente.
En cuanto al noveno principio señalado por Zeballos, he-
mos visto que es discutible y él no es sino un corolario de la
Moderna Escuela Italiana de la Nacionalidad. Por regla gene-
ral no es aceptado por nuestra legislación, la que determina
que es la residencia la que señala el Derecho Privado aplica-
ble a las personas.
En efecto, al disponer en el art. 14 del C. C. que "la ley
es obligatoria para todos los habitantes de la República inclu-
so los extranjeros", está rechazando expresamente la aplica-
ción del estatuto personal.
Sin embargo, la ley chilena acepta el principio en estudio,
respecto de los chilenos que ¿e encuentran en el extranjero,
para las dos situaciones que contempla el art. 15 del C. C.
En cuanto al décimo principio, no está cumplido expresa-
mente en nuestras leyes, pero ya hemos visto que los apatridas
son asimilados a los extranjeros y que nuestro país suscribió
una convención especial sobre ellos.
DIFERENTES CLASES DE NACIONALIDAD.—
Podemos dividirla en ¡nacionalidad de origen, y en ad-
quirida.
Nacionalidad de origen, natural o atributiva es aquella
que la ley atribuye al individuo al momento de nacer y qi<e se
subdivitíe a su vez en otras dos: la basada en el "jus soli" y
la basada en el "jus sanguinis".
Nacionalidad adquirida, de elección, artificial o jurídica es
aquella que el individuo adquiere en el curso de su vida me-
diante la naturalización.
Frente a la nacionalidad de origen, por razones de diver-
sos órdenes, las legislaciones han adoptado dos • criterios dife-
rentes y que se tradujo desde un principio en la lucha por el
predominio de uno de los dos principios en pugna: el jus soli
o el jus sanguinis.
El jus sanguinis atribuye al individuo la nacionalidad de-
sús padres y ha sido adoptado por los países europeos, en ge-
neral, y en América por Cuba, Méjico, Haití y en parte p o r
nuestro país.
— 47-

E1 jus soli, por su parte, atribuye al individuo la naciona-


lidad del lugar o territorio en donde nace y ha sido adoptado
por la mayoría de las legislaciones americanas, aún en el ca-
so de que se trate de hijos de extranjeros transeúntes.
Hay un tercer grupo de legislaciones, que adoptan el jus
soJi a condición de que los padres de la persona de que se tra-
ta, sean i nacionales del misino país o bien, si son extranjeros,
que se encuentren domiciliados en él. "Este es el sistema adop-
tado por Ecuador, Honduras y Nicaragua.
En la 5.a Conferencia Panamericana celebrada en Santia-
go en 1923 a proposición de Argentina, Uruguay, Paraguay y
.Brasil, se discutió este tema, encomendándose por último su
estudio a la Comisión de Jurisconsultos de Río de Janeiro,
la que aún no se ha pronunciado.
Determinar que sistema es más científico es sólo casi un
asunto de criterio personal'.
En la práctica, el jus soli resulta más sencillo y de ahí
arranca su mayor aplicación; por el contrario, la adopción del
jus sanguinis c rigina una serie de dificultades, tanto en la teo-
ría como en la práctica y entre ellas tenemos:
1.a) Dificultad nacida del hecho de ser los padres de di-
ferente nacionalidad.
Di Píen es cierto, que la mayoría de las legislaciones atri-
buye en tal caso la nacionalidad del padre, ya sea por llevar
su apellido, ser su representante legal, tener su patria potes-
tad, etc., en principio y biológicamente no hay ninguna razón
para preferir la nacionalidad de uno de los padres a la del otro.
2.a) Dificultad nacida con motivo de cambiar o renun-
ciar el padr¿ a su nacionalidad de origen.
En este caso, la mayoría de las legislaciones resuelven
que debe ser la nacionalidad adquirida la que determine la na-
cionalidad del hijo, pues su nacimiento no basta para hacer re-
nacer, aún sólo para él. la nacionalidad originaria de su padre.
Pero lo anterior, evidentemente, está en pugna con el fun
damento mismo del jus sanguinis, adquiriéndose, por lo de-
más, una aue es artificial.
3.a) Dificultad nacida de saber a que momento debe
«tenderse para determinar la nacionalidad que adquiere el hijo.
En estricto derecho y biológicamente dicho momento ¡de-
be ser el de la concepción, aún cuando la nacionalidad del pa-
dre en ese instante cambie antes del nacimiento; pero como
ese momento no se puede determinar con certeza, todas las
legislaciones atienden al momento del nacimiento.
4.a) Dificultad de determinar la nacionalidad de los hi-
jos ilegítimos en general, y de aquellos cuyo padre no es co-
nocido.
Respecto de los ilegítimos pe admite que tienen la nacio-
nalidad del padre: pero si no han sido reconocido existe un in-
conveniente casi insalvable en la prueba misma.
En último caso, llevarían la nacionalidad de la madre.
Estos hijos nacidos en vida de ambos paefres reciben el
nombre de ántumos.
5.a Dificultad para determinar la nacionalidad del hijo
postumo.
Se admite unánimemente que debe seguir la de la madre.
Aun cuando es raro que suceda, puede un hijo ser postu-
mo de ambos Padres: en tal caso adquirirá la de sil padre. (Ca-
so de Ramón Nonato).
— 48 —
LEGISLACION NACIONAL SOBRE NACIONALIDAD DE
ORIGEN
Los preceptos fundamentales están consignados en los
Arts. 5.o y 6.0 de la Constitución, adquiriendo asi el carácter
de reglas de orden público internacional.
En el N.o l.o del Art. 5.o ya hemos visto que se ha adop-
tado el jus soli con dos excepciones, tomadas de la legislación
de Portugal y que no figuraban en la Constitución de 1833,
para la cual el principio era absoluto. Sin embargo, 1907, la
Corte Suprema resolvio que un hijo de español nacido en Chile
y que había sido inscrito en el Registro Consular de España,
era español y no chileno, violando así ese precepto de la Cons-
titución del 33, pues en su concepto nuestra Constitución no
imponía la nacionalidad sino que otorgaba un derecho para
adquirirla mediante la realización de. un acto que hiciera pre-
sumir dicha intervención.
Las excepciones mencionadas hacen que en estricto dere-
cho no baste la partida de nacimiento para acreditar la nacio-
nalidad chilena, ya que sería necesario probar que sus respec-
tivos padres no eran extranjeros al servicio de su gobierno ni
tampoco transeúntes. Si se encuentra en uno de estos últimos
casos, deberá acompañar la declaración en que se ha ejercida
él:
DERECHO DE OPCION
Este derecho está reglamentado en la Ley 4200 de 10 de
Octubre de 1927, la que dispone que:
"Los nacidos en el territorio de Chile que, siendo hijos de
extranjeros transeúntes, resolvieren optar por la nacionalidad
chilena, conforme al artículo 5.o N.o l.o de la Constitución Po-
lítica, deberán hacerlo mediante una declaración en que ma-
nifiesten que optan por la nacionardad chilena. Dicha decla-
ración deberá hacerse en el plazo fatal de un año, contado des-
de la fecha en que el interesado cumpla veintiún años de edad,,
y ante el Intendente o Gobernador respectivo en Chile, o el
Agente Diplomático o Cónsul de la República en el extranje-
ro, y después de acreditar fehacientemente que el interesad»
se encuentra en algunos de los casos consignados en el artícu-
lo 5.o número l.o de la Constitución.
"Estos funcionarios remitirán inmediatamente las decla-
raciones en referencia al Ministerio del Interior para que sean
anotadas en el registro que se lleva en la Sección respectiva/
"El documento en que se deje testimonio del acto deberá
Nevar el impuesto de las cartas de naturalización".
Ahora bien, pongamos un ejemplo, para considerar una
situación de capital importancia que se presenta ccn motivo de
las disposiciones estudiadas:
Nace en Chile un hijo cuyos padres son argentinos y que
se encuentran domiciliados en Mendoza. Este hijo no es chile-
no ni tampoco es argentino, pues no ha nacido en dicho terri-
torio. En consecuencia, mientras no ejercite el Derecho de Op-
ción que contempla la legislación chfena c no se naturalice co-
mo argentino, será, en resumidas cuentas, un apatrida.
Las disposiciones estudiadas dan Tugar al problema de la
doble nacionalidad, cuando el nacido en Chile eg hiio de extran-
jeros cuyo país de origen adopta el jus sanguinis. En este cas»
— 49 —
podrá recibir aplicación el art. 9.o del Código de Bustamante,
que dispone: "Cada Estado contratante aplicará su propio de-
recho a la determinación de la Nacionalidad de origen, de to-
da persona individual o jurídica y de su adquisición, pérdida
o reintegración posteriores, que se hayan realizado dentro o
fuera de su territorio, cuando una de las nacionalidades suje-
tas a controversia sea la de dicho Estado. En los demás casos,
regirán las disposiciones que establecen los artículos restantes
de este capítulo".
El jus sanguinis se encuentra aceptado en forma restrin-
gida por el N.o 2 del art. 5.o de la Constitución del 25 al dis-
poner, al igual que la Constitución del 33, que: "son chilenos;
2.o) Los hijos de padre o madre chilenos nacidos en territo-
rio extranjero, por el solo hecho de avecindarse en Chile. Los
hijos de chilenos nacidos en el extranjero, hallándose el pa-
dre o la madre en actual servicio de la República, son chilenos
aún para los efectos en que las leyes fundamentales, o cuales-
quiera otras, requieran nacimiento en territorio chileno".
Nótese que basta el avecindamiento en Chile, lo que vie-
ne a determinar la nacionalidad chilena. En consecuencia, si
un hijo de chilenos nace en el extranjero en donde residen sus
padres, y estos vuelven a domiciliarse más tarde en Chile, ese
hijo será chileno.
La dificultad nacida del hecho de ser los padres de dife-
rentes nacionalidades, frente a nuestra Constitución no tiene
importancia, pues basta que el padre o la madre sea chileno,
para que el hijo también lo sea.
Claro está, que frente a la legislación extranjera podrá
presentarse un conflicto, como ser, si ella atribuye la naciona-
lidad del padre y sólo la madre es chilena.
Por otra parte, el extranjero naturalizado chileno tras-
mite a su hijo nacido en nuestro territorio su nacionalidad ad-
quirida, pues la Constitución no distingue y lo mismo se aplica-
rá, en su caso, a la madre.
En 1850, la Cámara de Diputados, al calificar los poderes
de diputado de don Carlos Bello, declaró que era chileno, por
encontrarse avecindado en Chile y ser hijo de don Andrés Be-
llo, a quien se le había otorgado la nacionalidad chilena por
gracia. Esta conclusión evidentemente no se ajusta a derecho,
pues la Constitución atiende para saber la nacionalidad del hijo a
la fecha de su nacimiento, por tanto, el h'io de un extranjero
nacionalizado y nacido antes de la nacionalización en el extran-
jero, continúa siendo extranjero aún cuando su padre se radi-
que o domicilie en Chile.
En la 7.a Conferencia Panamericana de 1933 celebrada en
Montevideo, se suscribió una Convención sobre nacionalidad,
que establece, que siendo la naturalización un acto estricta-
mente personal, sólo afecta a la persona que la solicita.
El precepto constitucional en estudio se anlica a toda cla-
se de hijos-, produciéndose, eso sí, las dificultades consiguien-
tes, cuando se trata de ilegítimos no reconocidos o cuyo padre
es desconocido.
A pesar de lo dicho, nuestra Corte Suprema, fundándose
nuevamente en que nuestra Constitución no imponía sino que
ofrecía la nacionalidad, declaró que un hijo de un inglés do-
miciliado en Chile y de una chilena, no era chileno y oue, en
consecuencia, no estaba obligado a hacer el servicio militar.
Esta sentencia fué muy comentada y llevó a decir al au-
— 50 —
tor argentino Estanislao Zeballos, que los juristas chilenos no
tenían un concepto definido sobre nacionalidad y de lo que
sobre ella disponía su propia Constitución.
NACIONALIDAD ADQUIRIDA O NATURALIZACION
Esta institución ha sido establecida como un resultado
lógico del principio umversalmente aceptado de que todo indi-
viduo tiene el derecho de cambiar de nacionalidad por ser un
vínculo voluntario.
Este cambio, en doctrina, debe obedecer a un verdadero
sentimiento hacia la nueva nacionalidad.
Podemos definirla como el hecho por el cual una persona
adquiere una nueva nacionalidad en reemplazo de su origina-
ria.
Desde el punto de vista de sus efectos, podemos decir,
que la naturalización es el hecho que equipara los extranjeros
a los nacionales en cuanto a sus derechos y obligaciones para
con el Estado de que se trata, cumpliendo previamente los re-
quisitos que éste señala para que surta tales efectos.
Se divide en individual y colectiva.
Individual es aquella que se concede a una persona deter-
minada y podemos subdividirla en tres categorías: 1.a volun-
taria; 2.a) Semi-voluntaria o tácita; y 3.a) forzada.
La voluntaria es aquella que se produce respecto de una
persona que ha manifestado su voluntad y consentimiento ex-
preso para adquirir determinada nacionalidad.
La semi-voluntaria o tácita es aquella qu© resulta de ac-
tos voluntarios del individuo, cuyos fines son distintos, pe-
ro de los cuales ella constituye una consecuencia legal.
La forzada es aquella que un Estado impone en general a
todos los individuos que en él residen.
REQUISITOS DE LA NATURALIZACION VOLUNTARIA
EN LAS LEGISLACIONES
Todos los países exigen diversos requisitos para que sur-
ta efectos la nacionalización voluntaria, concordando ellos, en
general, en dos que podríamos llamar los fundamentales, a
saber :
l.o) Residencia en el país por un tiempo más o menos lar-
go, única manera de que un individuo pueda llegar a sentir
tal afecto por dicho país que justifique el cambio de naciona-
lidad. Excepcionalmente Rusia no exige este requisito, basta
con ser simpatizante del régimen soviético.
2.o) Renuncia expresa a la nacionalidad anterior, con el
objeto de evitar su acumulación.
Además de éstos podemos mencionar:
a) Exigencia de inscribirse en Registros especiales;
b) Declaración previa del propósito de nacionalizarse y
el transcurso de cierto tiempo después de hecha, para poder
formalizar la correspondiente solicitud. Esta exigencia tiene por
objeto evitar las naturalizaciones fraudulentas y cerciorarse
de que las nacionalizaciones corresponden a un permanente
deseo de llevarlas a efecto. Tiene, por lo demás, mucha seme-
janza con lo que exigen muchas legislaciones con respecto del
divorcio; así por ej. Uruguay establece que el cónyuge que de-
sea divorciarse debe hacerlo saber al juez competente y des-
— 51 —

pués de seis meses de esta declaración puede entablar su ac-


ción de divorcio .
c) Rendición de una información especial sobre buena con-
ducta y buenas costumbres. Ej. Japón.
d) Juramento de respetar la Constitución, las leyes y de
defender al país en caso de guerra. Ej. EE. UU., quien exige,
además de cinco años de residencia en el país, una de seis me-
ses en el Estado Federal en que se tramita la solicitud,
e) Capacidad del individuo para poder manifestar su volun-
tad válidamente. Francia la establece a los 21 años; Portugal
e Italia exigen la que se tiene según el país de origen; España
y Chile disponen que ella se determina por la ley del país cuya
nacionalidad se piensa o desea adquirir; Persia y Rumania
dicen, que ella deberá regirse por la ley del Estado que exige
una mayor edad.
f) Certificados de salud;
g) Medios de subsistencia, ya sea bienes de fortuna, ya
una profesión u oficio.
Las autoridades que la conceden son diferentes en los di-
versos países. Así, en Bélgica la otorga el Congreso; en Ar-
gentina, Uruguay, Chile, etc., le corresponde al Ejecutivo y en
otros, como en Venézuela, a la autoridad local respectiva en
representación del Ejecutivo.
NATURALIZACION SEMI-VOLUNTARIA
En cuanto a ésta, debemos agregar, que tiene por objeto
en la mayoría de los casos unificar la nacionalidad de la fa-
milia .
Entre los actos que la producen, podemos mencionar: el
matrimonio, en. virtud del cual la mujer adquiere la nacionali-
dad de su marido; la adopción o legitimación; por el hecho de
adquirir un bien raíz. (Ej. Méjico); por desempeñar funciones
públicas (como por ej. en Guatemala y San Salvador, países
en los cuales los latinos americanos adquieren además sus res-
pectivas nacionalidades por el sólo hecho de domiciliarse o resi-
dir en ellos.
En España los latino-americanos adquieren la nacionalidad
española después de diez años de residencia en el país, y si ad-
quieren bienes raíces o se casan con españolas, le bastan cin-
co años.
Entre nosotros, se discute, si la ejecución de todos estos
actos y su consecuencia legal, acarrean la pérdida de la nacio-
nalidad chilena, lo que ya ha sido objeto de un pronuncia-
miento por parte de nuestros tribunales y que estudiaremos
después.
NATURALIZACION FORZADA
Los casos en qué esta última se produce son escasos y
cuando se presentan tienen por objeto evitar conflictos de na-
cionalidades y las dificultades diplomáticas consiguentes; pero
en sí importan algo claramente injusto, violando, además, los
principios doctrinarios que ya hemos estudiado.
NATURALIZACION COLECTIVA.
Es aquella que se produce respecto de muchos individuo»
— 52 —

con motivo de la independencia, cesión o anexión de un terri-


torio.
Su principio básico es el siguiente: todo cambio de sobe-
ranía que afecta a un territorio, determina un cambio en la
nacionalidad de las personas que en él viven como nacionales.
Dicho territorio puede pasar a formar un Estado indepen-
diente o bien ser anexado por otro; pero, en todo caso» este cam -
bio no afecta a los extranjeros.
La anexión puede ser total o parcial.
Cuando es total desaparece un Estado y una nacionalidad.
Si es sólo parcial, subsisten los dos Estados y las dos na-
cionalidade y aquí surge un conflicto, por cuanto, el anexante
pretende que los habitantes del territorio anexado se nacionali-
cen en él y el otro Estado sostiene que debe respetárseles su
nacionalidad.
Frente a este conflicto, aparece el derecho indiscutible
de dichas personas para que se les otorgue el derecho de op-
tar individualmente por la nacionalidad que elijan.
Se reconoce, eso, sí, di derecho del Estado anexante de
impedir la residencia en su territorio de las personas que re-
chacen su nacionalidad.
Para armonizar los intereses contrapuestos de ambos
Estados, se han ideado varios sistemas: l.o) del domicilio;
2.o) de origen; 3.o) mixto amplio; 4.o) mixto restrictivo; y
5.o sistema de Sánchez de Bustamante.
SISTEMA DEL DOMICILIO
Según él, todos los súbditos del Estado cedente que se en-
cuentran domiciliados en la región, adquieren la nacionalidad
del Estado adquirente.
Tiene el inconveniente de que ©s preciso saber, qué debe
entenderse por domicilio y cuál debe ser Ja legislación aplica-
ble para determinarlo; pero, en principio, debe aplicarse la le-
gislación del Estado cesionario. Fué aceptado por el Tratado
de 1877 por el que Francia se anexó la isla de San Bartolomé.
SISTEMA DE ORIGEN
Confiere la nacionalidad a los individuos que hayan naci-
do en el territorio objeto de la anexión, aún cuando no estén
domiciliados en él.
Rechaza el sistema anterior, por cuanto el domicilio es un
vínculo de carácter más bien administrativo. que jurídico y
para precisarlo es necesario atender a la intención del indivi-
duo, lo que es de suyo difícil.
El origen, por su parte, es fácil de determinar y puedir
probarse fácilmente ¡mediante él correspondiente certificado'
de nacimiento que establecen todas las legislaciones^
SISTEMA MIXTO AMPLIO
Este atribuye la nacionalidad del Estado aiíexante tanto a
los individuos domiciliados en la región corno a Tos origina-
rios de ella, estén o no domiciliados allí.
SISTEMA MIXTO RESTRICTIVO
Según este sistema, el Estado adquirente extiende su na-
— 53 —

cionalidad sólo a los originarios que tengan su domicilio en la


región que se anexa.
SISTEMA DE SANCHEZ DE BUSTAMANTE
Este tratadista estima que deben establecerse principios
generales y no absolutos y que es preciso distinguir entre Es-
tados unitarios y federales y las colonias.
Tratándose de Estados Unitarios deben adquirir la nacio-
nalidad del nuevo Estado sólo los domiciliados en el territorio
objeto de la anexión, pues en ellos no existe un espíritu regio-
nalista suficientemente acentuado.
En cambio, en los Estados Federales o Colonias existe ese
regionalismo arraigado y en consecuencia el cambio de sobe-
ranía sobre el territorio en que se ha nacido debe implicar ne-
necesariamente el de la nacionalidad de sus originarios.
EN EL CODIGO DE D. I. P.
Su art. 13 dice: "A las naturalizaciones colectivas en el
caso de independencia de un Estado, se aplicará la ley del Es-
tado huevo, si ha sido reconocido por el Estado juzgador y
en su defecto la del antiguo, todo sin perjuicio de las estipula-
ciones contractuales entre los dos Estados interesados, que
serán siempre preferentes."
LA NACIONALIDAD DE LOS NACIDOS EN TACNA Y
ARICA
Dentro de los tratados celebrados por Chile y con los cua-
les ha adquirido territorios, no hay muchas ideas sobre la
materia. En la tregua con Bolivia en 1884, per ej., se dice só-
lo que se respetarán los derechos privados legítimamente ad-
quiridos, pero no se trató sobre los cambios de nacionalidad,
.hil mismo temperamento se observó en el Tratado de Paz y
Amistad de 1909 entre ambos países y en el que celebró Chile
con Perú en 1883.
En el Tratado Chileno-Peruano de 3 de Julio de 1929, se
estableció aue son chilenos los nacidos en Tacna o en Arica
antes de dicha fecha, pero que para inscribirse en los registros
militares deben presentarse ante Notario y declarar que de-
sean seguir siendo chilenos en definitiva.
Los hijos de chilenos nacidos en Tacna o en Arica, deben
pronunciarse por su nacionalidad ^definitiva, entre los 21 y 22
sños, mediante un acto notarial, debiendo inscribirse en los Re-
gistros Militares entre los meses de Enero y Noviembre del
año en que cumplan 22 años, sin quedar por ello obligados a
hacer el servicio militar, pero, si lo desean pueden hacerlo co-
mo voluntarios.
Los varones nacidos en dichas ciudades hasta la fecha del
Tratado y que sean hijos de peruanos nacidos también en Tac-
na o en Arica, son peruanos; pero después de cumplir 21 años
pueden optar por la nacionalidad chilena haciendo la corres-
pondiente declaración ante notario, quedando obligados una
vez hecha a inscribirse en los Registros Militares chilenos.
En doctrina debemos considerar que el individuo cambia
de nacional'dad en el momento que se ratifique el tratado res-
— 54 —

pectivo que produce la cesión; pero los que optan por su na-
cionalidad originaria se considera que nunca la han perdido.
LEGISLACION CHILENA SOBRE NACIONALIZACION
La primitiva legislación del 33, inspirada en un criterio
de desconfianza hacia el extranjero, exigía muchos requisitos
pera que éstos pudieran nacionalizarse. En efecto, era necesa-
rio tener capitales o bienes raíces, una profesión u oficio, te-
ner una residencia de diez años, la que por excepción se redu-
cía a seis años sí tenía familia chilena y a tres si se casaba con
chilena, siendo, además, necesaria la aprobación del Senado.
Don José Victorino Lastarria impugnó este estricto régi-
men y preconizaba la adopción del imperante en EE. UU.
Las críticas y el hecho de que pocos extranjeros se aco-
gieran a este beneficio, se tradujeron en la reforma constitu-
cional de i 874, por la cual se redujo el plazo dé 10 año a un año
y se traspasó del Senado a la Municipalidad del departamento de
la residencia del solicitante la competencia para declarar si el
extranjero reunía o no los requisitos necesarios para otorgár-
sele la "carta de naturaleza", la que debía ser otorgada en úl-
timo término por el Presidente.
Como se ve, de un régimen estricto, se pasó a uno muy li-
beral, que a su vez trajo nuevos inconvenientes.
La Constitución de 1925 no reglamentó expresamente so-
bre la materia y sólo dispuso en el inciso final del art. 5.o, que
la ley reglamentaría los procedimientos para la opción entre
la nacionalidad chilena y una extranjera; para el otorgamien-
to, la negativa y la cancelación de las cartas de nacionalización
y para la formación de un registro de todos estos actos.
La ley básica sobre esta materia es el Decreto-Ley N.o*
747 de 15 de Diciembre de 1925 sobre nacionalización de ex-
tranjeros, que ha sido modificado por la ley N.o 5374 de 24 de
Ene,ro de. 1934, complementado por el Decreto N.o 4395 de
10 de Octubre de 1936, por el Decreto N.ó 560 de 8 de Febrero
de 1937; por el art. 16 de la ley 6026 Sobre Seguridad Interior
del Estado de 11 de Febrero de 1937, por el Decreto 4741 de
3 de Diciembre de 1937, por la Ley 6924 de 9 de Mayo de
1941 y por diversos oficios del Ministerio del Interior.
En virtud de la facultad que la última lev (N.o 6924)
otorgó al Presidente de la República en su art. 5.o éste dicto
el Decreto Supremo N.o 3690 de 16 de Julio de 1941 y publi-
cado en el Diario Oficial de 16 de Agosto del mismo año, en
el que se contiene el texto refundido del Decreto-Ley 747 con
las disposiciones que lo habían complementado y modificado.
También se incluyó en este Decreto la ley 4200 que regla-
menta el Derecho de Opción, lo que constituye un gran error.
En su art. l.o establece: "La nacionalización se otorgará
por el Presidente de la República, en decreto refrendado por
¡el Ministro del Interior con la fórmula "Por orden del Presi-
dente" .
La solicitud se presenta a la. Intendencia o Gobernación
respectiva y dirigida al Excmo. Sr. Presidente de la República.
Ahora bien, en conformidad al art. 7.o. "el decreto que
deniegue la carta de nacionalización será siempre fundado y
firmado por el Presidente de la República."
^ El art. 8.o agrega, por su parte: "El que la cancele debe-
rá también ser fundado en haber sido concedida con infrae-
— 55-

tión a lo dispuesto en el art. 3.o de esta ley, (es decir, cuando


el extranjero estaba inhabilitado para obtener esa gracia) o
haber acaecido ocurrencias que hagan indigno al poseedor de
la carta de nacionalización de tal gracia o por haber sido con-
denado por alguno de los delitos contemplados en la ley N.o
6,026, de 11 de Febrero de 1937 (sobre Seguridad Interior del
Estado). La cancelación de la carta de ciudadanía se hará pre-
vio acuerdo del Consejo de Ministros y por decreto firmado
por el Presidente de la República". (Decreto Supremo 3690).
Según el art. 2.o, puede otorgarse carta de nacionalización
a los extranjeros que tengan:
l.o Veintiún años de edad cumplidos; .
2.o Más de cinco años de residencia continuada en la Re-
pública; y
3.o Que hayan renunciado por instrumento otorgado an-
te notario público a su nacionalidad de origen o a cualquiera
otra adquirida.
El inciso segundo (agregado por la ley 6924), dice: "Co-
rresponderá al Ministro del Interior calificar, atendidas las
circunstancias, si viajes accidentales al extranjero han inte-
rrumpido o no la residencia continuada a que se refiere el in-
ciso precedente".
La capacidad para poder nacionalizarse no tiene nada
que ver con . la incapacidad que reglamenta el C. C. y en con-
secuencia la mujer casada y el hijo de familia no necesitan de
la autorización de sus representantes legales para poder so-
licitarla., bastando que cumpla con los requisitos que señala
esta ley.
En cuanto al plazo, ya hemos dicho, que por reforma cons-
titucional de 1874 se redujo a un año, espacio de tiempo que
fué mantenido por el primitivo texto del Decreto-Ley 747; pe-
ro en vista de la enorme cantidad de solicitudes que empeza-
ron a presentarse, se consideró, por demás prudente y conve-
niente, ampliarlo y así se dictó la ley 5374 de Enero de 1934,
que exigió "una residencia continuada de más de cinco años
<:n la República."
El art. 3.o del Decreto 560 dispuso, por su parte, que es-
ta residencia continuada "deberá ser inmediatamente ante-
rior a la fecha de 3a presentación de la respectiva solicitud de
nacionalización y no podrá ser interrumpida por ninguna cau-
sa".
Un criterio tan estricto significaba una injusticia para
los extranjeros que después de residir durante largos años
en nuestro país deseaban nacionalizarse y no podían hacerlo
por haber hecho un viaje accidental al extranjero en los últimos
cinco años, aún cuando hubiera durado un día. Con el fin de
reparar esta situación, se estableció ahora que el Ministro del
Interior calificará, según sean las circunstancias, si estos via-
jes accidentales han o no interrumpido la residencia continua-
da que exige la lev, dándose así a la disposición en estudio una
suficiente elasticidad.
La renuncia, si bien se hace ante notario, no es necesario
que se haga en escritura pública; basta un instrumento priva-
do autorizado ñor dicho funcionario.
Ya dijimos anteriormente, aue esta renuncia debe hacerse
actualmente una vez que el Ministro ha concedido el "pase" a
la solicitud.
Muchas veces se presenta la dificultad de saber a qué na-
cionalidad debe renunciarse, así por ej. un hijo de italiano na-
cido en Argentina que desee nacionalizarse en Chile, es italia-
no según la legislación italiana y es argentino por haber na-
cido en Argentina. También es frecuente este cg^so tratándose
de mujeres casadas con extranjeros que por el hecho del ma-
trimonio han perdido su nacionalidad primitiva.
Para subsanar estos inconvenientes, la ley 6924 dispuso
que "si el solicitante no posee documentos para probar su ver-
dadera nacionalidad, o ésta es ambigua por razones de ínclols
internacional, como ser anexión de un país a otro", "podrá
reemplazar los documentos por un certificado otorgado por el
Ministro de Relaciones Exteriores, en que conste la nacionali-
dad del interesado, los antecedentes que se han tenido en vis-
ta para acreditarla y el motivo que justifique el no cumpli-
miento por el interesado de la obligación de acompañar los
certificados de los cónsules o agentes diplomáticos,respectivos
acreditados en Chile en que se informe sobre su Identidad y
antecedentes. (Arts. 3.o y 4.o ley 6924; art 4.o, letra j) del
decreto 3690),
El art. 3.o del DecretoLey 747 al establecer las inhabili-
dades para nacionalizarse innovó frente a la legislación ante-
rior ya que ésta no consignaba ninguna.
Las establecidas son más o menos las mismas que se es-
tablecen como causales para no poder entrar al país; pero en
materia de nacionalización la ley es más severa, ya que, por
excepción, se puede dejar entrar a un extranjero que no debie-
ra entrar, pero éste no podrá nacionalizarse en ningún caso.
"No podrán obtener esta gracia:
l.o Los que hayan sido condenados y los que estén actual-
mente procesados por simples delitos -o crímenes, hasta que se
sobresea definitivamente a su repecto.
2.o Los que no estén capacitados para ganarse la vida.
3.o Los que sufren de enfermedades crónicas, contagiosas
o vicios orgánicos incurables.
4.o Los que practiquen o difundan doctrinas que puedan
producir la alteración revolucionaria del régimen social o po-
lítico o que puedan afectar a la integridad nacional.
5.o Los que se dediquen normalmente a trabajos ilícitos
que pugnen con las buenas costumbres y la moral; y, en gene-
ral, los que pueden considerarse comprendidos en las disposi-
ciones de la Ley de Residencia N.o 3446, de 12 de Diciembre de
1918".
A estas debemos agregar otras dos ,a saber:
6.o Los que hubieren perdido la nacionalidad chilena por
nacionalización en país extranjero, por cancelación de su car-
ta o por prestar servicios durante una,guerra a enemigos de
Chile o de sus aliados, todos los cuales sólo podrán ser reha-
bilitados por una ley. (Art. 6.o de la Constitución de 1925); y
7.o No puede nacionalizarse ni habitar en Chile el extran-
jero que hiciere tráfico de esclavos (Art. 10 N.o l.o de la Cons-
titución) .
Si a pesar de concurrir una de estas causales se le conce-
de la Carta a una persona, por este sólo hecho puede cancelár-
sele en conformidad al art. 8.o copiado anteriormente.
. petición de nacionalización, dice el art. 4.o, se presen-
tara ante el intendente o gobernador del lugar de la residen-
cia del solicitante y deberá contener necesariamente los si-
guientes datos:
— 57 —

a) Nombre y apellidos, paterno y materno;


b) Lugar de nacimiento;
e) Edad;
d) Estado civil. Cuando sean casados, si el cónyuge es
chileno o extranjero;
e) Número de hijos, con especificación de los nacidos en
Chile;
f) Profesión u oficio;
g) Bienes raíces que posee el solicitante;
n) Si se ha naturalizado en otro país;
i) Papeles de identidad personal otorgados por las áu.-
tondades del país de su origen o üe las de su última
residencia antes de venir a Chile. Exímese de esta obli-
gación a las personas que soliciten cartas de naciona-
lización que cumplan con los siguientes requisitos:
a) que compruebén fehacientemente residir más de seis
años en el territorio nacional;
b) que con cinco años de anterioridad a . la presentación
de la respectiva solicitud, hayan contraído matrimonio
con cónyuge chileno o tengan hijos chilenos.
j) Certificados de los cónsules o agentes diplomáticos
respectivos acreditados en Chile que informen sobre su
identidad y antecedentes.
En aquellos casos en que el interesado pertenezca a un
país que no tenga representación consular o diplomática acre-
ditada en Chile, podrá reemplazar los documentos que exige la
presente letra, por un certificado otorgado por el Ministerio
de Relaciones Exteriores, en que conste la nacionalidad del in-
teresado, los antecedentes que se han tenido en vista para acre-
ditarla y el motivo que justifique el no cumplimiento por el
interesado de lo dispuesto en el inciso precedente.
Si el solicitante no posee documentos para comprobar su
verdadera nacionalidad o ésta es ambigua por razones de ín-
dole internacional, como ser anexión de un país a otro, se se-
guirá el procedimiento establecido por el inciso anterior
k). Informaciones de la policía de los diferentes puntos de
la República en que haya vivido durante su permanencia en
Chile;
1) Otros antecedentes que estime oportuno conocerse res-
pecto a los servicios que pueda haber prestado el sülvitante a
instituciones nacionales o al país en general;
m) Duplicado de la ficha dactiloscópica otorgada por un
Gabinete dependiente del Servicio de Identificación.
Fuera cte los requisitos que deben cumplirse en conformi-
dad a la disposición legal recién transen;' deben acompañar-
se otros que son exigidos en virtud de OU^os o Circulares, dic-
tados o expedidos por el Ministerio del Interior y que son:
ñ) Comprobación de si el solicitante ha desarrollado o no
actividades comerciales.
Si son o han sido comerciantes, deben acompañar:
l.o) Certif;cado de la Sindicatura de Quiebras que acre-
dite aue no han sido dclarados en quiebra; y
2.o) Certificados de los Juzgados del Crimen del lugar o
lugares en que han tenido sus residencias, acreditando que no
han sufrido incendios. (Oficios N.o 20 de 6 de Enero de 1936
y N.o 348 de 6 de Marzo de 1936);
o) Fotografía tamaño postal. (Oficio 348 de 6 de Marzo
de 1939);
— 5S —

p) Certificados que comprueben que el solicitante está al


día en el pago de-las contribuciones que corresponda;
q) Certificado de Residencia ininterrumpida otorgada por
el Gabinete de Identificación y Pasaportes; y
r) Expresar los motivos que la inducen a nacionalizarse.
(Circular N.o 94 de 6 de Julio de 1929, N.o 2.o parte final).
La ley al hablar de "documentos de identidad personal"
se está refiriendo a los "pasaportes". .
El Decreto 560 dispuso en su Art. l.o que "las solicitudes
de nacionalización que se presenten en las Intendencias y Go-
bernaciones, serán enviadas con los antecedentes respectivos,
al Ministerio del Interior, quien ordenará su. tramitación cuan-
do lo estime conveniente".
Su art 2.o reglamentando la letra i) del art. 4.o del De-
creto 747 (Decreto 3690), dispuso que "a fin- de confirmar los
papeles de identidad personal, todos los expedientes de na-
cionalización serán remitidos al país de origen y de anterior
residencia del peticionario, con el objeto de que el respectivo
representante diplomático o consular de Chile, solicite infor-
mes de las autoridades correspondientes".
"Exceptúanse de este trámite — ordena el Decreto 4741—
a los expedientes de nacionalización de aquellas personas que
comprueben una residencia anterior de 15 años en el país,
contada desde la fecha de presentación de la respectiva soli-
citud".
Además de esta excepción, tenemos la consignada por la
ley 6924 en la letra i) del art. 4.o del D. L. 747.
Antes de la ley 6924 sólo los tribunales de justicia eran com-
petentes para determinar la nacionalidad de una persona, com-
petencia que ahora tiene el Ministerio de RR. EE.
El Ministerio del Interior, por su parte, tiene exclusiva com-
petencia en la casi totalidad de los trámites y resoluciones que
f-s preciso dictar para poder nacionalizarse.
El Intendente o Gobernador, antes de elevar la solicitud
al Ministerio para su resolución, solicitará informes del Servi-
cio de Investigaciones sobre los antecedentes judiciales y poli-
ciales del solicitante, (art. 5.o D-L 747).
Además de estos antecedentes judiciales y policiales, debe
informarse sobre los antecedentes personales, según se despren-
de la Circular N.o 94 de 6 de Julio de 1929, que reglamentó di-
cho art. 5.o y que dice así:
"A fin de que los informes que, en virtud del artículo 5.»
del Decreto-Ley 747, de 15 de Diciembre de 1925, deben emitir
las autoridades de Carabineros sobre los antecedentes de las
personas que soTífíi^c^ Carta de Nacionalización, guarden la
uniformidad que tiewJTa facilitar el estudio de los expedientes
respectivos, sírvase US. impartir a las citadas autoridades, era
el territorio de su jurisdicción las siguientes instrucciones:
"Al informe sobre los antecedentes judiciales y policiales,
debe agregarse un estudio minucioso sobre los antecedentes per-
sonales del interesado, en el cual debe necesariamente verifi-
carse lo siguiente con respecto al solicitante:
"l.o La veracidad de sus afirmaciones, que no vengan abo-
nadas con documentos fehacientes en el respectivo expediente:
"2.o La fecha y el lugar de su entrada a Chile, indicando-
el país de procedencia, sus actividades, domicilió, medios de vi-
da y motivos que le inducen a solicitar la nacionalización;
— 59 —

"3.o Las ciudades del país donde han vivido, con especifi-
cación de las fechas y actividades desarrolladas en cada una
de ellas y motivo del cambio de residencia, datos que facilita-
rán las informaciones policiales a que se refiere la letra k) del
artículo 4.0 del citado Decreto Ley 747;
"4.o Si vive o no del ejercicio de una profesión u oficio;
"5.o Las actividades sociales que haya desplegado;
"6.o Calidad de las personas que lo recomiendan; y
"7.o Debe agregarse todo dato que tienda al estudio de
sus antecedentes y la opinión que de ellos se tenga".
Terminados estos trámites, el Ministerio debe solicitar
dos informes a saber:
l.o) Uno a la Dirección General de Investigaciones e Iden-
tificación pa^ra que ratifique por intermedio del Gabinete Cen-
tral los antecedentes respectivos (art» 6.o); y
2.o) Otro que solicita del representante diplomático o con-
sular chileno respectivo, para que confirme los papeles de iden-
tidad personal del interesado tanto frente a las autoridades
de su país de origen como antes las de su última residencia.
Ya nos referimos anteriormente a las personas que que-
dan exceptuadas de este segundo trámite.
Cumplidas estas formalidades, queda el Ministro en situa-
ción de resolver: o deniega la solicitud o la acoge y otorga la
carta.
Según el art. 7.o "el decreto que deniegue la carta de na-
cionalización será siempre fundado y firmado por el Presiden-
te de la República".
Con ocasión del estallido del actual conflicto bélico (Se-
gunda Guerra Mundial), el Ministro del Interior dirigió a los
Intendentes y Gobernadores la Circular de fecha 1 de Sep-
tiembre de 1939 y con fecha 3 de Febrero de 1941, otra, que
en conjunto ordenaron:
a) No debía darse curso en adelante a solicitudes de nacio-
nalización de extranjeros pertenecientes a alguno de los paí-
ses en guerra; y
b) Se exceptúan de la prohibición anterior los interesados
que sean casados con chilena, tengan hiios de la misma nacio-
nalidad o posean verdadero arraigo en Chile.
Junto con la llegada de refugiados de diversas partes del
mundo, motivada por la política seguida por algunos gobier-
nos europeos especialmente, comenzaron a presentarse una
gran cantidad de nuevas solicitudes, lo que, por otra parte,
dió lugar a ciertos abusos.
En vista de lo anterior y de lo expueesto en el Oficio N.o
4400 del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Presidente
dictó el Decreto N.o 5321 de 7 de Julio de 1941, que dispuso:
"l.o Suspéndese ,a contar desde la fecha del presente de-
creto y hasta nueva resolución, la tramitación de solicitudes de
nacionalización.
"2.o Exceptúase de lo dispuesto en el número anterior a
las solicitudes de extranjeros que sean casados con cónyuge
chileno o tengan hijos chilenos".
Poco después, con fecha 26 de Agosto de 1941, se dictó el
Decreto N.o 4377 que dispuso que el decreto anterior no afecta-
ría a Ias solicitudes presentadas ya a la fecha de dicho Decre-
to, es decir, que no tendría efecto retroactivo.
Posteriormente, con fecha 15 de Mayo de 1942, se dictó el
— 60 —

Decreto N.o 2712 que derogó el Decreto 3521, pudiendo, en con-


secuencia, tramitarse actualmente toda solicitud de nacionali-
zación que cumpla con lo dispuesto en el Decreto 747 según su
texto actual: D. S. 3690.
Continuaremos nuestra materia, estudiando la desnatura-
lización, que es el acto por el cual el individuo pierde la nacio-
nalidad adquirida durante su vida.
A este respecto se han establecido dos sistemas:
l.o Sistema anglo-sajón, que entrega el conocimiento de
la cancelación de la carta de nacionalización a los Tribunales
de Justicia.
Es el más conveniente en épocas normales, pues ofrece
más garantías.
2.o Sistema administrativo, es el generalmente aceptado
y entrega el procedimiento de la cancelación de dicha Carta al
Poder Ejecutivo.
Este sistema ofrece la ventaja de ser más rápido; pero se
presta para que con más facilidad se pueda cometer alguna in-
justicia.
Entre nosotros, el decreto que cancele la Carta debe ha-
cerse previo acuerdo del Consejo de Ministros, debe ir firmado
por el Presidente y debe fundarse en una o más de estas cau-
sales :
a) Que se otorgó la Carta a quien estaba inhabilitado pa-
ra obtenerla;
b) En haberse hecho indigno el poseedor de la Carta de
Nacionalización; y
c) Por haber sido condenado por algún delito contra la,
seguridad interior del Estado (art. 8 del D. L. 747 según su
texto actual).
Cabe hacer notar, que las causales de indignidad a este
respecto no han sido establecidas por la ley, quedando, por tan-
to, sujeta su apreciación a lo que se estime en cada caso en
los Consejos de Ministros.
Podemos observar, que el art. 8 habla de "carta de ciuda-
danía", expresión impropia que fué conservada en el texto ac-
tual del D-L 747 según Decreto 3690. Aún más, el texto primi-
tivo, en su art. 9 daba a los que poseyeren la "carta de natu-
ralización", el nombre de "ciudadanos".
El actuar art. 9.o dice así, "Las cartas de nacionalización
serán numeradas por la Oficina Confidencial del Ministerio del
Interior, correlativamente, previo pago del impuesto, anotán-
dolas en el Rol de Cartas de esta clase, que estará a cargo de
esa Oficina. Anualmente se insertarán las modificaciones del
Rol en el Anuario del Ministerio".
En el art. 10 del Decreto Supremo 3690 se insertó el tex-
to de la ley 4200 que reglamenta el Derecho de Opción, lo que
constituye un error manifiesto, por cuanto este derecho es al-
go independiente de la nacionalización.
Este artículo ya lo tratamos, al estudiar el Derecho de
Opción.
NACIONALIZACION POR GRACIA O POR HONOR.
Es la más elevada distinción que un Estado puede otor-
gar a un extranjero.
Podemos definirla como el acto por el cual un Estado lia:-
- 61 —

ma a un extranjero a formar parte de su comunidad y a go-


zar de todos los beneficios y derechos consiguientes, por ha-
ber realizado determinados actos o servicios.
Por regla general se concede al extranjero que ha prestado
grandes servicios al país, no exigiéndosele ningún otro requi-
sito.
El criterio expuesto no siempre ha sido seguido entre nos-
otros. Así en 1866 se dictaron dos leyes que concedían la na-
cionalidad chilena a grupos de españoles que no reunían los
requisitos necesarios para obtenerla por medio de la simpltí
nacionalización y se encontraban en una situación difícil con
motivo del conflicto de nuestro país con España. Don Jorge
Huneeus, en su obra "La Constitutción ante el Congreso", sos-
tiene que dichas nacionalizaciones fueron inconstitucionales, ya
que según la Constitución del 33, (ahora según el art. 44 in-
ciso 5. o de la de 1925), la ley sólo puede decretar honores pú-
blicos a los grandes servidores.
Entre nosotros se ha concedido esta gracia, entre otros,
a don Andrés Bello (ley de 12 de Octubre de 1832), a don Die-
go Thompson, a don José Joaquín dé Mora y a don Ignacio Do-
meyko.
Nuestra Constitución de 1925 establece en el N.o 4 del
art. 5.o que también son chilenos, "los que obtuvieren especial
gracia de nacionalización por ley".
PERDIDA DE LA NACIONALIDAD.
Este punto lo estudiaremos desde el punto de vista doc-
trinario y el positivo.
Entre las causales generales aceptadas, podemos mencionar:
1.a Naturalización en país extranjero, que tiene por prin-
cipal fundamento evitar la doble o múltiple nacionalidad.
Ya hemos visto anteriormente, que por razones de carác-
ter político, militar o social, algunos países europeos no contem-
plan esta causal siempre que se cumpla con los requisitos que
sus respectivas leye señalan. Así, por ejemplo, en 1913 se dic-
tó en Alemania la ley Delbrüch, que dispuso que los alemanes
que se nacionalizaran en otro país no perderían la nacionalidad
alemana si dicha nacionalización la hacían con el consentimien-
to del Gobierno Alemán.
Estudiando esta causal, los autores distinguen entre la na-
cionalización de buena fé y la fraudulenta. Parte de ellos sos-
tienen que esta última no debe producir efectos jurídicos y
aún más, llegan a establecer en este caso una presunción de
fraude.
Sin embargo, la mayoría que es seguida por la generalidad
de las legislaciones, sostienen que no es posible averiguar la
intención íntima que ha tenido el interesado para nacionalizar-
se. Por lo demás, todo acto jurídico persigue un fin más o me-
nos utilitario y entonces no habría uniformidad de criterio en
negarle los efectos sólo a la nacionalización.
Esta causal la contempla la Constitución de 1925 en el
art. 6.o N.o l.o.
La Constitución de 1833 al establecer esta causal en su
art. 9 decía que por ella se perd-'a la "ciudadanía". Esto dió lu-
gar a una discusión. Así, entre otros, don Andrés Bello sostu-
vo que por las causales que se contemplaban en dicho artículo
— 62 —

sólo se perdía la '^ciudadanía" y no la "nacionalidad" y que


en consecuencia nadie podía dejar de ser cnileno. Don José
Victorino Lastarria, sostuvo, con muy buenas razones, que di-
cho artículo no deoia ínterpretar¿eie literalmente y que por la
concurrencia de las causales que él contemplaba se perdía la
"nacionalidad".
Esta última interpretación era, sin duda, la verdadera, pues
en aqueila época aún no se liabia hecho la actual distinción en-
tre los termmos "ciudadanía" y "nacionalidad".
La causal en estudio lué reconocida en la 7.a Conferencia
Panamericana celebrada en Montevideo en 1933, en donde se
aprobó una Convención, que fué suscrita y ratificada por Chi-
le, y que establece, que la nacionalización de un miembro de
uno de los Estados signatarios ante las autoridades de otro, ha-
ce perder la nacionalidad primitiva sin perjuicio del derecho a
recuperarla.
A este respecto, se presenta la dificultad de saber, que
debe entederse por "naturalización en país extraniero".
Sin duda alguna, que la nacionalización voluntaria trae
consigo la perdida de la nacionalidad anterior; pero se discu-
te si produce el mismo efecto la nacionalización semi-volunia-
ria o tácita.
Frente a nuestra Constitución Política, se podría discutir,
sosteniendo ya la afirmativa ya la negativa.
Si la interpretamos en un sentido amplio y consideramos
que ella no distingue, la nacionalidad sé perdería cualquier a que
luera la clase de nacionalización que se produjera.
Sosteniendo la opinión contraria, nuestra Corte Suprema
por Sentencia de 11 de Enero de 1937 resolvió textualmente:
"El precepto del artículo 6.o de la Constitución Política que
" establece que la nacionalidad chilena se pierde por naciona-
" lización en país extranjero, resulta oscuro al lado de los.
" que le preceden, que indican los únicos títulos para naciona-
" lizarse en Chile a saber: carta de nacionalización y gracia
" de nacionalización por ley; y, como no se encuentran en las
" fuentes de que se derivan las disposiciones de nuestra Car-
" ta Fundamental, antecedentes que permiten precisar el al-
" cance de aquel precepto, fuerza es interpretarlo, siguiendo
" las reglas establecidas al efecto, conforme al sentido que me-
" jor se armonice con el mismo cuerpo de ley o con el espíritu
" general de la legislación".
"Si la Constitución impone determinadas formalidades pa-
" ra que un extranjero adquiera la nacionalidad chilena, no
" puede permitir que un chileno pierda la suya, sin la concu-
" rrencia de iguales requisitos y, en especial, del que preside
" esencialmente los .actos de nacionalización en Chile: la ma-
" nifestación expresa de la voluntad de abandonar la naciona-
" lidad de origen para adquirir una distinta; o, en otros térmi-
nos. el concepto de nacionalización en país extranjero sólo
" debe ser tomado en el sentido que nuestras leyes le dan".
"Si hubiera de aceptarse que la nacionalidad se pierde por
cualquier motivo que las leyes de otros países tengan esta-
blecidos o establecieren para la nacionalidad de los extraños
que cayeren bajo su imperio, en desairmonía con las exigen-
" cias impuestas a los extranjeros que manifestaran su vo-
luntad de cambiar su nacionalidad por la chilena, ello impor-
" taría atribuir efecto en Chile a leyes extranjeras".
— 63-

"La nacionalización en país extranjero establecida en el


" N.o l.o del artículo 6.0 de la Constitución, como causal pa-
" ra que se pierda la nacionalización chilena, requiere formali-
•' dades equivalentes a las que la misma Carta Política exige
" para la nacionalización de un extranjero en Chile, sin que en
" ello obste la disposición legal del artículo 12 del Código Ci-
" vil francés en que se establece que "la extranjera que se ca-
" se con un francés seguirá la condición de su marido".
"En consecuencia es nula, porque infringe el mencionado
" art. 6.0 N.o l.o de la Constitución Política, la sentencia que
" declara que la mujer pierde la nacionalidad chilena por el
hecho de casarse con un extranjero, y como consecuencia,
" exime a aquella del impuesto con que la ley grava a las per-
" sonas naturales de nacionalidad chilena que, sin estar remu-
" nerauamente al servicio del Estado, residan en el extranje-
" ro". (Revista da Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXXIV,
año 1937).
2.o Desempeño de funciones públicas o empleos a favor de
de un Gobierno extranjero.
Varias legislaciones contemplan esta causal de pérdida de
la-nacionalidad. Nuestra Constitución de 1933 la contemplaba en
el N.o 4.o del art. 9.o en los siguientes términos: "Por admitir
empleos, funciones o pensiones de un Gobierno extranjero sin
especial permiso del Congreso".
Nuestra actual Constitución suprimió esta causal.
3.a Los autores opinan, que respecto a las profesiones li-
berales hay que distinguir entre aquellas que tienen un carác-
ter simplemente privado, como ser la de un médico, y aquellas
que tienen un carácter público, como ser la de abogado. Algu-
nos sostienen que estas últimas darían lugar a la causal en es-
tudio; pero la mayoría afirma que ninguna de ellas puede pro-
ducir la pérdida de la nacionalidad ni aún cuando se exigiera
diplomas o certificados otorgados por el país extranjero en el
cual se ejerce la profesión.
4.a El hecho de prestar servicios militares en el país ex-
tranjero, ya sea en tiempo de paz y en ciertos casos, en tiempo
de guerra.
Casi todas las legislaciones contemplan esta causal, lo qu«i
se fundamenta, en que la prestación de dichos servicios supo-
ne un compromiso de fidelidad hacia el país en que se hace, y
en principio, la obligación de defenderlo aún contra el propio
país de origen.
Chile no contempla actualmente esta causal; pero sí la esta-
blecía en la Constitución de 1833, al hablar en su art. 9.o da
funciones públicas. Por esta circunstancia, con motivo de la
Guerra Mundial de 1914, muchos chilenos perdieron su naciona-
lidad, los que posteriormente se vieron obligados a solicitar
su rehabilitación del Senado, según lo establecía dicha Carta
Política. Algo parecido sucedió en Argentina, donde fué necesa-
rio dictar una lev especial para rehabilitar a los argentinos
que habían incurrido en la misma sanción.
Entre nosotros, con motivo de la Guerra del Chaco, se dic-
tó la Ley N.o 5478, de 7 de Septiembre de 1934, que dispuso:
"El chileno que, dentro del caís o en el exterior, prestare servi-
cios de orden militar a un Estado extranjero que se encuentre
comprometido en una guerra respecto de Ja cual Chile se hu-
biere declarado neutral, sufrirá las penas de relegación menor
— 1C6 -
en su grado medio e inhabilidad absoluta y perpetua para car-
gos y oficios públicos".
Como se vé, sólo se incurre en la sanción penal, pero no se
pierde la nacionalidad.
Recordemos, además, el caso especial de pérdida de la na-
cionalidad chilena por prestación de servicios durante una gue-
rra, a enemigos de Chile o de sus aliados.
5.a Ausencia prolongada del territorio nacional, especial-
mente cuando se le abandona definitivamente, sin ánimo de
volver.
Tiempo atrás esta causal estaba contemplada en varias le
gisiaciones. Así entre nosotros, se perdía la nacionalidad por el
hecho de ausentarse más de diez años sin permiso del Presiden-
te de la República.
.Sin embargo, el progreso de las comunicaciones y de las
relaciones jurídicas entre los pueblos ha ido desterrándola de
las legislaciones y sólo es aceptable ahora cuando es un simple
naturalizado el que abandona el país y vuelve definitivamente
al de su origen.
6.a Por haber sido condenado el individuo a una pena de-
terminada, distinguiéndose, en ciertos casos, si el delito come-
tido es común o político.
Esta causal, que contemplan algunas legislaciones, ha sido
vivamente criticada por cuanto deja al afectado en la condición
de apatrida mientras no adquiera otra nacionalidad. Ahora
bien, para adquirir ésta, deberá ir al Extranjero, resultando así
un. medio para librarse de ciertos elementos indeseables, lo que
evidentemente no puede aceptarse.
Nuestra Constitución de 1833 establecía que se perdía la
"ciudadanía" (léase nacionalidad): "l.o Por condena a pena
aflictiva o infamante. (Art. 9.o).
Según la Constitución de 1925, por la condena a pena aflic-
tiva sólo se pierde la ciudadanía.
7.a "Por quiebra fraudulenta", según lo establecía la Cons-
titución del 33 en el N.o 2.o de su art. 9.o.
8.a Por cancelación de la carta de nacionalización.
Este es un derecho que es unánimemente reconocido y adop-
tado por las diversas legislaciones, bajo la forma de los dos sis-
temas que ya hemos estudiado.
Esta causal está reconocida por el art. 6.o N.o 2.o de nues-
tra Constitución y reglamentada en el art. 8.o del Decreto-Ley
N.o 747, según su texto actual y que ya hemos estudiado ante-
riormente .
NACIONALIDAD DE LA MUJER CASADA
Alrededor de este punto se ha discutido mucho y aún exis-
te una gran anarquía en las diferentes legislaciones.
Esta materia está informada por dos principios o sistemas
fundamentales: el sistema clásico de la unidad y el sistema
dualista o moderno.
SISTEMA CLASICO DE LA UNIDAD
Predominó casi uniformemente hasta mediados del siglo
XIX y se fundamenta en que la unidad de las nacionalidades en
este caso, está más de acuerdo con el concepto ideal del ma-
trimonio y de la familia.
— 1C6 -
Tiene por axioma, una fórmula del derecho inglés, que di-
ce: "marido y mujer son una sola persona y esta persona es el
marido".
Se argumenta que así como la mujer lleva el nombre y si-
gue el domicilio de su marido, es justo y lógico que tenga su
misma nacionalidad y que le afecten los cambios que él sufra
al respecto.
Por lo demás, es necesario y conveniente, que la familia
esté regida por una sola ley y por una sola voluntad, la que no
puede ser otra que la del marido, por ser el representante le-
gal de la mujer y de los hijos.
SISTEMA DUALISTA O MODERNO
Este sistema recibe un gran impulso después de la Gue-
rra Mundial de 1914 y ha sido acogido por muchos países.
Sus sostenedores no aceptan que se considere a la familia
como algo integrado por un jefe y sus subordinados, sino por
dos fuerzas independientes y perfectamente respetables una y
otra.
Varias legislaciones han reconocido ya a la mujer su ple-
na capacidad, sus derechos políticos (que se encuentran estre-
chamente vinculados con la nacionalidad) y muchas reparten
los atributos de la patria potestad entre ambos cónyuges.
En 1927 se dictó en Francia una ley que modificó el Códi-
go Civil y que dió a la mujer derecho para tener nacionalidad
distinta de la de su marido, para poder cambiarla durante el
matrimonio y que los cambios que el marido sufra en su na-
cionalidad no le afectarán.
CRITERIOS SEGUIDOS POR LAS LEGISLACIONES
Podemos distinguir cuatro clases fundamentales:
l.o Criterio clásico absoluto;
2.o Criterio clásico condicional;
3.0 Criterio dualista; y
4.o Criterio negativo.
CRITERIO CLASICO ABSOLUTO
Establece que la mujer, por el hecho de su matrimonio, ad-
quiere la nacionalidad del marido y pierde ipso jure la suya
propia.
Es seguido por Alemania, Inglaterra, España, Perú y Bo-
livia.
CRITERIO CLASICO CONDICIONAL
Adopta en principio el criterio clásico, pero subordina sus
efectos al cumplimiento de una condición, la que puede con-
sistir:
a) en que la mujer dé a conocer dentro de cierto plazo su
voluntad sobre si desea o no perder su nacionalidad. Ejemplo:
Rumania, Yugoeslavia y Bélgica. (Esta última otorga al efecto
un plazo de seis meses):
b) en que la mujer cambie de domicilio, es decir, sólo pier-
de su nacionalidad y adquiere la del marido, cuando sigue el do-
— 1C6 -
micilio de éste en el extranjero. Esta condición se encuentra es-
tablecida en los países escandinavos (Suecia y Noruega); y
c) en que se atiende a lo que dice la ley del marido, para
saber si la mujer pierde o no su nacionalidad. Así, si según la
ley del marido su mujer extranjera adquiere su nacionalidad,
ésta perderá su primitiva nacionalidad. Por el contrario, si di-
cha ley no le otorga la nacionalidad de su marido o no dice na-
da, no la perderá.
De lo dicho resulta, que si una italiana se casa con un chi-
leno, no pierde su nacionalidad, porque la ley chilena no le otor-
ga la de su marido.
Este último criterio condicional ha sido el más socorrido y
hoy en día se encuentra adoptado por más de veinte países, en-
tre los cuales podemos mencionar: Italia, Portugal, Grecia,
Egipto, China, Japón, etc.,
CRITERIO DUALISTA
Se basa en los principios de la Escuela Dualista o Moder-
na y establece, que la mujer tiene una nacionalidad propia e
independiente de la de su marido.
Ha sido adoptado por EE. UU., Cuba y Rusia.
CRITERIO NEGATIVO
Le hemos dado este nombre, porque las legislaciones de
los países a los cuales nos vamos a referir, no se pronuncian
sobre el problema ni siquiera tienen, a veces, un solo precepto
o disposición que se refiera a él.
Es el criterio seguido por los países sudamericanos del
Atlántico: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Claro esta que, en último término, resultará que adoptan
el criterio dualista, máxime si han suscrito y ratificado las Con-
venciones sobre nacionalidad aprobadas en Montevideo en
1933.
LEGISLACION CHILENA
Nuestras disposiciones en vigencia no dicen nada sobre el
particular, lo que quiere decir, como ya habíamos anotado, que
la mujer casada frente a nuestras leyes conserva su propia na-
cionalidad (sistema dualista o moderno).
Sin perjuicio de lo ya dicho, tenemos que nuestro país sus-
cribió y ratificó las dos Convenciones aprobadas en la 7.a Con-
ferencia Panamericana (Montevideo, 1933), y que establecie-
ron:
l.o) Que el sexo no tendría mayor influencia en la nació»-
nalidad;
2.o Oue el matrimonio no influye en la nacionalidad de la
mujer ni en la de los hijos; y
3.o) Que no se hará ninguna distinción sobre la nacionali-
dad de la mujer, ni en la legislación ni en la practica.
CONFLICTOS LEGISLATIVOS
Esta diversidad de criterios para apreciar y determinar la
nacionalidad que debe tener la mujer casada, da lugar en la
— 1C6 -
práctica a una serie de situaciones o problemas insolubles, es-
pecialmente con la adopción del sistema clásico de la unidad.
Veamos algunos casos.
Supongamos que una inglesa se casa con un chileno. De
acuerdo con la ley inglesa, esta mujer pierde su nacionalidad y
adquiere la chilena; pero como nuestras leyes no se la otor-
gan en este caso y forma, quedará en buenas cuentas en calidad
de apatrida.
Ahora bien, supongamos que una chilena contrae matrimo-
nio con un alemán. Conforme a la ley del marido adquirirá la
nacionalidad alemana; pero no perderá la chilena, pues nuestra
Carta Fundamental no contempla esta forma de perder la na-
cionalidad chilena. Aquí resulta la mujer con doble nacionalidad.
OTROS PROBLEMAS
l.o) La mujer que por su matrimonio con un extranjero ad-
quirió la nacionalidad de éste ¿recupera o no su nacionalidad
primitiva si más tarde enviuda?
El problema que acabamos de exponer, fué resuelto afirma-
tivamente por los Tribunales Mixtos, que con motivo de la Re-
volución del 91 se formaron entre nosotros para determinar el
monto de los perjuicios sufridos por los extranjeros con ocasión
de las operaciones militares.
2.o La celebración de un matrimonio putativo ¿provoca o
no, en su caso, un cambio en la nacionalidad de la mujer?
3.o Si lo provoca, una vez declarado nulo, ¿recupera o no
la mujer su nacionalidad primitiva?
4.o) La celebración de un matrimonio simplemente nulo,
¿produce o no, en su caso, un cambio en dicha nacionalidad?
5.o) ¿Qué influencia tiene el divorcio en la nacionalidad
de la mujer que por el hecho del matrimonio adquirió la nacio-
nalidad de su marido ?
6.o) La mujer que después del divorcio o de haber sido de-
clarado nulo su matrimonio, desea hacer valer ciertos derechos
contra su ex marido ¿a qué ley debe ajustarse, cuando la legis-
lación del país en que se encuentra, determina que debe apli-
carse su ley personal, es decir, la ley de su nacionalidad?
PRUEBA DE LA NACIONALIDAD
Tiene este punto una enorme importancia práctica, tanto
en Derecho Público como Privado. Por ejemplo, para sacar pa-
saportes, en materia de extradición y de expulsión.
Esta prueba está en relación directa con la fuente de don-
de emana la nacionalidad.
La prueba de la nacionalidad de elección es la más fácil:
basta presentar la correspondiente carta de nacionalización.
Probar la nacionalidad de origen, es ya más difícil pues
será necesario demostrar que el interesado no se encuentra en
alguno de los casos de excepción que contemplan las diferentes
legislaciones. Por regla general, las Partidas o Certificados de
Nacimiento no acreditan la nacionalidad de la persona a que
se refiere, pero sí tanto la nacionalidad como el domicilio de
sus padres.
Sería conveniente que en dichos certificados se le acredita-
ra; claro está, que en muchas ocasiones ello será sumamente
engorroso por haberse producido un conflicto de leyes.
— 1C6 -

Si la nacionalidad-se basa en el jus sanguinis, su prueba se-


trá más difícil que cuando se fundamenta en el jus soii, pues en
ese caso será preciso probar la nacionalidad de los padres.
El hijo legítimo, probará su nacionalidad mediante el Certi-
ficado de Matrimonio de sus padres y su Certificado de Naci-
miento.
Al hijo natural le bastará, en principio, el instrumento en
que se le haya reconocido.
La del ilegítimo tropezará con más dificultades, máxime
si no ha sido objeto de ningún reconocimiento.
Lo dicho se refiere cuando el propio interesado debe produ-
cir la prueba. Veamos, ahora, la prueba que debe producir un
tercero, cuando impugna la nacionalidad de otro.
A primera vista podemos ver que esto último es casi impo-
sible en muchos casos.
Todos los países tienen Registros Especiales de Nacionali-
zados; pero no tienen uno de sus nacionales que se hubieren
nacionalizado en el extranjero. Este inconveniente ha sido sub-
sanado en parte por el Régimen de Pasaportes.
La situación recién anotada preocupó a la S. I¡>. N. y por
su iniciativa se ocupó del problema la Conferencia que se cele-
bró en 1930 en La Haya.
Tiempo atrás entre nosotros esta prueba no se encontra-
ba reglamentada y la única autoridad competente eran los Tri-
bunales de Justicia.
Con fecha 12 de Julio de 1937 se dicto el Decreto Supre-
mo N.o 2544 que aprobó el "Reglamento sobre carnet de iden-
tidad y residencia de los extranjeros e inscripción en el registro
especial de los mismos" y cuyo estudio lo haremos al tratar la
Condición Jurídica de los Extranjeros en Chile.
DISPOSICIONES PERTINENTES DEL REGLAMENTO CON-
SULAR
En el Reglamento Consular vigente, Decreto N.o 1505, de
4 de Diciembre de 1935 y publicado en el Diario Oficial del día
25 de Abril de 1936, encontramos algunas disposiciones que
conviene conocer.
Así, en el art. 310, establece: "Los Cónsules matricularán
en un registro especial a los chilenos residentes en su distrito,
expresando el nombre, apellido, edad, lugar de su nacimiento,
estado, profesión y último y actual domicilio, así como también
los nombres de sus padres, esposas e hijos si vivieren. En esta
matrícula se hará mención de lo documentos justificativos de
la nacionalidad de la persona que ss inscribe".
El art. 312 agrega por su parte: "Son documentos justifi-
cativos de la nacionalidad: los certificados de nacimiento o ftia-
trimonio; el carnet de identidad chileno; los nombramientos
para cargos públicos que puedan desempeñar únicamente ciu-
dadanos chilenos; los pasaportes y certificados de matrícula
expedidos por algún Consulado chileno o cualquier otro docu-
mento auténtico de alguna autoridad de la República, siempre
(que conste en él ser natural o naturalizado en Chile el que pre-
tende matricularse".
A falta de los documentos anteriores, establece el art. 313,
la nacionalidad podrá justificarse por medio de testigos fide-
dignos . Para esta justificación no se admitirá como testigos sí-
— 1C6 -
no a las personas que se hallen debidamente matriculadas,
salvo que no las hubiere en esas condiciones".
Más adelante, el Reglamento al ocuparse de los Pasapor-
tes, dice en su art. 341: "Los Cónsules sólo pueden expedir pa-
saportes a ciudadanos chilenos previa identificación de la per-
sona mediante documentos o, en su defecto, testigos idóneos a
satisfacción del Cónsul".
El art. 342 dispone: "Los Cónsules podrán otorgar pasa-
portes a los extranjeros que hubieren perdido su nacionalidad
por matrimonio con chilenos".
"Podrán también los Cónsules incluir en el pasaporte de
su marido chileno a las extranjeras, aunque no se encuentren
en el caso anterior."
NACIONALIDAD DE LAS PERSONAS JURIDICAS
Este ha sido un punto muy discutido y que ofrece el gran
interés de t determinar con precisión por la gran importancia
que existe:"
l.o Para solucionar los conflictos legislativos que se pro-
ducen como consecuencia de saber qué legislación debe aplicár-
seles ;
2.o Para determinar su condición legal, ya que las diversas
legislaciones hacen diferencias entre las nacionales y las extran-
jeras. Por ej. en cuanto a los requisitos necesarios para la cons-
titución de cada una de ellas; diferencia en cuanto a los im-
puestos que gravan a una y otra, etc.
3.0 Para poder ser beneficiadas con el amparo diplomático
respectivo, que los países prestan a sus nacionales en el extran-
jero.
CUESTION PREVIA
El estudio de esta materia, requiere la solución previa de
esta cuestión: ¿son o no susceptibles de tener nacionalidad las
personas Jurídicas?
Algunos autores y la mayoría de las legislaciones se incli-
nan por la afirmativa; los demás por la negativa.
Los que niegan tal atributo a las personas jurídicas, dicen:
que nacionalidad sólo pueden tenerla las personas naturales
y que las primeras no son sino creaciones ficticias del legisla-
dor, que carecen, por consiguiente, de los afectos y sentimien-
tos, los elementos básicos de la nacionalidad.
Este criterio es seguido, entre otros países, por Colombia,
Costa Rica, República Dominicana y por Argentina, quien en la
6.a Conferencia Panamericana, al formular su reserva respecto
de su aprobación a la Convención de la cual es un anexo el Có-
digo de D. I. P. expresó en el N.o 4.o: "No aprueba disposicio-
nes que afecten directa, o indirectamente el principio sustenta-
do por las legislaciones civil y comercial de la República Ar-
gentina de que, "las personas jurídicas deben exclusivamente
su existencia a la ley del Estado que las autorice y, por consi-
guiente, no son ni nacionales ni extranjeras; sus funciones se de-
terminan por dicha ley de conformidad con el precepto deriva-
do del "domicilio" que ella les reconoce".
Chile acepta que las personas jurídicas tengan nacionali-
dad . Ya en 1865 imnlícitamente quedó así reconocido al dispo-
nerse en el inc. l.o del art. 468 del C. de C. que "Las compañías
— 1C6 -

anónimas extranjeras no podrán establecer agentes en Chile sin


autorización del Presidente de la República".
DOCTRINAS SOBRE EL FACTOR QUE DETERMINA LA
NACIONALIDAD DE LAS PERSONAS JURIDICAS.
Materia de una mayor discusión ha resultado establecer a
qué factor o elemento hay que atender o tomar en cuenta para
determinar la nacionalidad de estas entidades.
Las opiniones sólo están de acuerdo en este punto en lo que
se .refiere a las Corporaciones y Fundaciones y se acepta unifor-
memente, que ellas llevarán la nacionalidad del país que las au-
toriza .
PRIMERA DOCTRINA
Estima que debe atenderse a la voluntad de sus fundado-
res manifestada en el acto de su constitución, en sus Estatutos
o en otro documento análogo, aplicando así el principio de la
autonomía de la voluntad.
En su contra se dice: l.o) que favorece el fraude; 2.o) de-
ja entregada al capricho de sus fundadores la nacionalidad que
tendrá la sociedad; y 3.o) resulta inaplicable,en los casos en
que nada se diga sobre el particular en el contrato social.
SEGUNDA DOCTRINA
Se le conoce con el nombre de Teoría de la Ficción y argu-
menta, que así como la persona jurídica — que es una ficción
legal — debe su existencia al Estado, este último le confiere
también su propia nacionalidad. Atiende, en consecuencia, al
país que autoriza su existencia.
Una modalidad de esta teoría se aplica en EE. UU. e Ingla-
terra, en donde las sociedades tienen la nacionalidad del país:
donde se encuentra el registro en que se las inscribe.
Todo esto presenta en la práctica serios inconvenientes. Así
por ej. la Compañía del Canal de Suez fué registrada en Fran-
cia; pero fué aprobada en Egipto. ¿Cuál nacionalidad debiera,
llevar?
Años atrás existía una sociedad registrada en Inglaterra,
pero la casi totalidad de sus socios y de su capital eran alema-
nes. Promovida una controversia sobre su nacionalidad, la Cor-
te tíc Apelaciones de Londres, con criterio jurídico, falló que di-
cha sociedad era inglesa; pero la Cámara de los Lores, con uir
criterio político, resolvió que era alemana.
Esta doctrina cae por su base en aquellos países en que —
como Suiza, por ejemplo —• no se requiere la autorización del
Estado para su constitución.
TERCERA DOCTRINA
Se basa en el principio "Iocus regít actum" y sostiene que-
debe atenderse al lugar en que se constituye.
Presenta los siguientes inconvenientes: a) también daría
lugar al fraude, ya que sus socios la constituirían en el país que
Ies fuera más favorable; y b) muchas sociedades se constitu-
yen en un país, pero tienen la principal sede de sus actividades.
— 1C6 -

tanto industriales, comerciales o directivas, en otro u otros


países.
CUARTA DOCTRINA
Afirma que debe atenderse al origen del capital, es decir,
al país de donde él proviene o donde reside la mayoría de sus
socios.
Tampoco resiste un mayor examen, ya que el capital de
las grandes sociedades es suministrado, por regla general, por
diferentes países. Aún más, muchas veces aparece a primera vis-
ta que un Banco'suscribe un mayor o menor tanto por ciento
del capital de una sociedad; pero, en verdad, los "que lo han sus-
crito son generalmente sus clientes, los que pueden ser de dis-
tintas nacionalidades y residir en diferentes países.
Por lo demás, las sociedades existen mucho antes que se
suscriba totalmente el capital.
Todavía más: ¿a qué capital deberá atenderse? ¿al suscri-
to o sólo al pagado? ¿Al que se aporta en dinero o> en bienes o
en trabajo?
QUINTA DOCTRINA
Estima que debe considerarse la nacionalidad de los socios,
pues siendo la persona jurídica sólo una ficción, lo esencial al
respecto será y es la nacionalidad de los socios.
Esta opinión presenta en la práctica muchos inconvenien-
tes, resultantes de ser ya los socios de distintas nacionalidades,
ya de tener distintas calidades jurídicas o de desempeñar dis-
tintos papeles en la constitución y funcionamiento de la socie-
dad, etc.
En las sociedades anónimas resulta imposible su aplicación,
ya por el hecho de cambiar de dominio con frecuencia sus ac-
ciones o bien por tratarse de acciones al portador y no saberse,
por tanto, la nacionalidad de los actuales dueños en un momen-
to determinado.
SEXTA DOCTRINA
Para ésta, la sociedad tendrá la nacionalidad del país en
que tenga su sede o asiento social.
Esta teoría ha sido la, más aceptada, ya que sus Consejos
Directivos son determinantes en su marcha y en la mayoría de
los casos, allí se habrá subscrito casi todo su capital.
Esta doctrina tropieza con la dificultad de saber qué de-
be entenderse por Sede de una sociedad sosteniéndose que
lo es:
A) Por unos, el lugar en que funcionan sus órganos direc-
tivos; y
B) Por otros, el centro de explotación.
Si se trata de una sociedad anónima,- se discute si su sede
queda señalada por el:
a) lugar donde celebra sus sesiones el Directorio; o por
b) lugar donde se reúna la Asamblea de Accionistas.
El Instituto de D. I. en su reunión de Hamburgo de 1891
acordó, que cuando el Directorio y la, Junta General de Accio-
nistas celebren sus sesiones en distintos países, la Sociedad anó-
nima tendrá la nacionalidad del país en que se reúna la Asam-
blea General de Accionistas.
— 1C6 -

Este último criterio fué aceptado en una sentencia dictada


en 1926 por la Corte Permanente de Justicia Internacional que
funciona en La Haya.
SEPTIMA DOCTRINA
No es sino una variante de la anterior y sostiene que la
sociedad tendrá la nacionalidad del país de su domicilio.
Tropezamos aquí con la dificultad de. saber qué debe enten-
derse por domicilio social y si debe considerarse el simplemente
legal o el que señalan las partes.
OCTAVA DOCTRINA
Sostenida por Despagnet, es de un corte ecléctico y afirma,
que todos los factores en juego tienen importancia, siendo los Tri-
bunales los llamados a resolver en cada caso particular, según
sea el factor dominante, la nacionalidad que tiene cada sociedad.
NOVENA DOCTRINA
Estudiaremos ahora, una doctrina nacida con motivo de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918) y conocida con el nom-
bre de "teoría del control económico".
Una vez que estalló dicho conflicto (y cada vez que suceda
algo semejante), los postulados de las demás teorías (doctri-
nas de tiempos de paz) se hacían incompatibles con las medi-
das propias de los tiempos de guerra, especialmente con aque-
llas que se dictan con motivo del bloqueo, de la prohibición de
comerciar con el enemigo y del secuestro o congelación de sus
bienes y capitales.
Asi, por ejemplo, una sociedad registrada y con sede en
Francia y con la mayoría de sus socios, directores y capitales
alemanes, en estricto derecho, no era "enemiga" y en conse-
cuencia, no podía aplicársele dichas medidas de guerra, a pe-
sar de que así lo aconsejaba la conveniencia nacional.
Entonces la doctrina evolucionó y cambió su carácter ob-
jetivo por uno subjetivo, que atiende a la nacionalidad de los
socios que controlan la sociedad, para determinar su naciona-
lidad.
El 8 de Agosto de 1918 se dictó una lev en Inglaterra que
estableció que debía entenderse por "control económico de una
sociedad" cuando:
a) Por cualquier motivo tengan la dirección de la socie-
dad, nacionales enemigos de Inglaterra;
b) Cuando la mayoría del Directorio esté integrado por
esos enemigos;
c) Cuando el Directorio o por lo menos su mayoría, esté
sometido al control de una corporación extranjera, que perte-
nezca a un país enemigo de Inglaterra; y
d) Cuando la Junta de Comercio Inglesa estime que las
facultades de votar de la mayor parte de los miembros de la.
institución están en manos de extranjeros enemigos.
Esta doctrina inspiró varias cláusulas de los diversos tra-
tado de paz firmados al término de la pasada Guerra Mundial"
y entre otros tenemos el art. 297 del Tratado de Versalles, que
reglamentó la forma en que se liquidarían las cuestiones sobre
— 1C6 -
los bienes, derechos e intereses privados de los países vencidos
frente a los que resultaron vencedores.
Esta doctrina es excepcional, en el sentido de que sus pos-
tulados sólo adquieren actualidad y son aplicables en tiem-
pos de guerra, dando paso, una vez hecha la paz, a los princi-
pios generales sustentados por las demás doctrinas.
LEGISLACION CHILENA SOBRE NACIONALIDAD DE
LAS PERSONAS JURIDICAS
Ya hemos visto que en 1865 en el art. 468 del C, de C. reco-
nocía que las personas jurídicas podían tener nacionalidad.
Algunas personas, basándose en que el art. 16 del C. C. re-
conoce validez en Chile a los contratos celebrados válidamente
en países extraños y que el art. 17 del mismo Código exige
sólo que se cumplan las solemnidades prescritas en ese país,
afirman que nuestra legislación civil reconoce la nacionalidad
del país en que la respectiva persona jurídica se constituya.
Sin analizar mayormente esta opinión, sólo diremos que
es poca la relación que se ve entre dichos arts. y la materia
en estudio.
Ahora bien, en diversas leyes especiales muestro legis'-
lador se preocupó y reglamentó esta nacionalidad, pero el cri->
terio seguido o aceptado en cada una de ellas no es el mismo,
adoptando a veces todavía un nuevo sistema.
Entre estas leyes podemos mencionar:
Decreto-Ley 559, de 26 de Septiembre de 1925 sobre Creación
de la Superintendencia de las Empresas Bancarias y Legisla-
ción Bancaria (Ley General de Bancos) que en su art. 82
dispone: "Para los efectos de la presente ley se entenderá por
banco "extranjero" una empresa bancaria que haya sido au
torizada por un Gobierno extranjero o que en cualquier otra
forma haya obtenido de un Gobierno extranjera derechos le-
gales de existencia".
Como se ve, atiende al país que autorizó su existencia.
Decreto-Ley 486 de 22 de Agosto de 1925 que creó el
Banco Central y que adoptó un criterio diferente al anterior en
sus arts. 18 y 24 que establecieron respectivamente: "Para los
efectos de esta ley, son bancos nacionales los establecidos en
Chile en conformidad a la leyes del país y siempre que la ma-
yoría de sus acciones sean poseídas por chilenos". Art. 24: "Pa-
ra los efectos de esta ley son bancos extranjeros los legal
mente constituidos en el exterior así' como los legalmente cons-
tituidos en Chile cuyo capital pertenezca en su mayor parte a
personas naturales o jurídicas extranjeras".
Estas dos últimas disposiciones para calificar de "chile-
no" a una institución bancaria, para los efectos de sus rela-
ciones con el Banco Central, requiere:
a) estar establecido en el país;
b) estarlo conforme a las leyes chilenas; y
c) tener más del 50% de sus capitales en manos de chi-
lenos.
Estas dos leyes recién estudiadas dejan a varios Bancos
en una situación anómala. Por ej., el Banco Español-Chile se-
gún la primera ley es "nacional" (fué autorizado en Chile)
y según la segunda e s "extranjero" (la mayoría dé sus socios
son españoles).
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Decreto con Fuerza de Ley 251, de 20 de Mayo de 1931


sobre Compañías de Seguro, Sociedades Anónimas y Bolsas
de Comercio que en su art. 6.o estatuye: "Las Sociedades Anó-
nimas capacitadas para ejercer el comercio de seguros se de-
nominarán "Compañías de Seguros" y su capital deberá ser
suscrito y conservado, en sus dos terceras partes a lo me-
nos, por accionistas chilenos o extranjeros radicados en Chile".
En su art. 4.o reservó el comercio de seguros en general,
sólo para las Sociedades Anónimas Nacionales de Seguros.
Como se ve, atiende al origen del capital y a la nacionali-
dad de los socios.
Ley 4112 de 12 de Enero de 1927, que creó la Caja de Cré-
dito Minero y adoptó otro criterio al disponer en su art. 2.o:
"Para que una empresa sea considerada nacional, será nece-
sario que esté radicada en el país, que participen en ella, con
una cuota no inferior al 75% del interés social, chileno o ex-
tranjeros con residencia de más de cinco años en Chile y que
el 75%, por lo menos de los sueldos que pague anualmente,
corresponda a empleados chilenos."
Ley 5687 de 16 de Septiembre de 1935, que aprobó el Esta-
tuto Orgánico del Instituto de Crédito Industrial y que dispu-
so en el inc. 3.o de su art. 3.o: "Para gozar de los beneficios de
esta ley, se requiere, además, ser chileno o industrial extranje-
ro que acredite hallarse establecido en Chile por más de cin-
co años consecutivos o tratarse de una sociedad constituida en
conformidad a las leyes chilenas, que tengan a lo menos el 60%
de su capital declarado y de sus reservas invertidas en Chile".
Su art. 4.o agrega: "Podrán acogerse, además, los indus-
triales y sociedades extranjeras, que acrediten hallarse estable-
cidos en Chile por más de tres años consecutivos y tengan, a lo
menos, el 60% de su capital declarado y reservas invertidos en
el país".
"Las sociedades deberán, además, estar constituidas en
conformidad a las leyes chilenas, ser chilenos la mayoría de sus
socios y nadonai no menos del 60'/' del capital .
Ley 4144, de 25 de Julio de 1927 que creó. la Superinten-
dencia de Salitre y Yodo y un Consejo Salitrero y que en su
art. 10, inc. 2.o, dispuso: "Para que las empresas a que se refie-
re el inciso precedente tengan carácter nacional, será preciso
que el 60% a lo menos de su capital sea chileno, y que igual
porcentaje del total de sueldos y salarios que paguen, sea en
favor de ciudadanos chilenos".
Ley 6334, de 28 de Abril de 1939 que creó la Corporación
de Reconstrucción y Auxilio y que en su art. 26, inc. l.o, pres-
cribe: "La corporación podrá conceder préstamos en las con-
diciones en aue cada caso determine, a personas naturales o
jurídicas chi'enas. Para este objeto se consideran personas ju-
rídicas chilenas, las establecidas en conformidad a las leyes del
país, siempre que el 60% de sus acciones sean poseídas por chi-
lenos o personas naturales jurídica chilenas, si se trata de
sociedades".
Ley 5124, de 16 de Mayo de 1932. oue. reservó al Estado el
Monopolio del Petróleo y que en su art. 2.o dice: "Para los efec-
tos del art. anterior, se considerará sociedad nacional la que
reúna las siguientes condiciones:
a) Estar legalmente constituida y radicada en Chile;
b) Ser sus socios o accionistas de nacionalidad chilena, a ló
— 1C6 -

serios en un 75' .' y el total de sus directores y si se tratare de


una sociedad anónima, las acciones deberán ser nominales; y
c) Que su capital sea chileno a lo menos en un 75% sea
porque tenga esta nacionalidad las personas naturales que la
constituyan, sea porque la persona jurídica accionista reúna los
requisitos que en este artículo se establecen".
Ley 3841, de 9 de Febrero de 1922, sobre Reserva del Ca-
botaje a las Naves de la Marina Mercante Nacional y que dis-
puso en su art. 3.o: "Para los efectos de la presente ley, se re-
putará chilena la nave cuyo propietario sea chileno y residente
en Chile; que esté mandada por capitanes y oficiales chilenos, y
cuya tripulación, a lo menos en sus tres cuartas partes, sea
chilena.
íái el propietario de la nave fuera una sociedad, se enten-
derá chilena siempre que las tres cuartas partes del capital
social pertenezca a chilenos".
Decreto con Fuerza de Ley 221, de 15 de Mayo de 1931,
sobre i\ avegación Aérea, que adopta un nuevo criterio al dispo-
ner en su art. 7.o: "Para ser dueño de una aeronave chilena se
requiere ser ciudadano natural o legal de la República.
"Si el propietario de la aeronave fuere una sociedad, se en-
tenderá como chilena, siempre que acredite estar legalmente
constituida en Chile y pruebe que las dos terceras partes de su
capital social pertenece permanentemente a ciudadanos chile-
nos y que su presidente y dos terceras partes, como mínimum,
del consejo directivo, son ciudadanos chilenos. Para acreditar es-
to? hechos se presentarán en caso que la sociedad sea en co
rnandita o colectiva, las escrituras correspondientes y si en ellas
no aparece la nacionalidad de los socios, se acreditará ésta por
medios legales. Si se tratare de una sociedad anónima, se pre-
sentarán una relación de los accionistas, certificada por todos
los miembros del directorio y por el gerente de la sociedad, que
establezca la nacionalidad de los accionistas".
Esta, última disposición se acerca a la teoría del control
económico.
CONCLUSONES DERIVADAS DE ESTA LEGISLACION
Sobresale en le estudiado, la gran anarquía que hay al
respecto en nuestros textos legales.
Como una conclusión general, podemos decir: que nuestra
legislación no sienta al respecto un criterio de aplicación general,
sino que cada ley señala los requisitos que deben concurrir en
Jas sociedades que reglamenta, para que se les considere como
"nacionales".
Como conclusiones particulares podemos señalar:
•1.a) Nuestra legislación sigue, por regla general, todas las
doctrinas estudiadas, con excepción de dos, que son: la que
atiende a la voluntad de los socios y aquellas que considera al
lugar en que se encuentra la sede o asiento legal, cuando se en-
tiende por tal su centro de explotación.
2.a) En general, nunca se atiende a uno solo de los facto-
res en juego, sino que se adopta un criterio mixto según sea la
sociedad de que se trate.
3.a) La doctrina que más aceptan nuestras leyes, es aque-
lla nne atiende a la nacionalidad de los socios, variando sí el
porcentaje exigido.
4.a) La teoría que atiende a la sede administrativa, sólo es
— 1C6 -
seguida por nuestro legislador al reglamentar la nacionalidad
de las sociedades mineras y petroleras.
5.a La teoría del control económico es seguida en una for-
ma restringida por el D-F-L 221, al reglamentar las socieda-
des nacionales propietarias de aeronave y por la Ley 5124 al
señalar uno de los requisitos que deben cumplir las socieda-
des petroleras para que se las considere nacionales. El primero
exige entre otras cosas, que el Presidente de la sociedad y las
dos terceras partes, por lo menos, del directorio, sean ciuda-
danos chilenos. La segunda en su art. 2.o, letra b) exige, fue-
ra de otros requisitos que el total de sus directores sean de
nacionalidad chilena.
6.a) En varias, leyes se establecen nuevos criterios, es de-
cir, se atiende a factores no consultados por las doctrinas.
Entre éstos tenemos:
a) Domicilio de los socios (compañías de seguro y mine-
ras) :
b) Nacionalidad de los empleados u obreros (referente a
los empleados tenemos como ej. las sociedades mineras y las
empresas salitreras; referente a los obreros podemos mencio-
nar s empresas salitreras);
c) Extranjeros radicados ciertos años en el país (socieda-
des mineras);
d) Que un tanto por ciento de su capital declarado y re-
servas se encuentren invertidos en el país (sociedades industria-
les;) y
e) Clase de las acciones si se trata de sociedad anónima,
(las accioi^s de las sociedades petroleras nacionales de esta
clase tienen que ser nominales).
DISPOSICIONES PERTINENTES DEL CODIGO DE D.I.P.
Este Código trata esta nacionalidad desde su art. 16 al 20
especialmente, distinguiendo tres grandes clases de sociedades,
a saber:
1.a) Corporaciones y Fundaciones;
2.a) Asociaciones; y
.3a) Sociedades, las que subdivide en:
a) Sociedades de personas,- y
b) Sociedades de capitales (anónimas).
Las disposiciones que comprenden dichos artículos, pode-
mos clasificarlas en: disposiciones positivas y negativas.
Las disposiciones de carácter positivo, son aquellas que re-
suelven el conflicto suscitado y señalan la nacionalidad de las
respectivas sociedades (arts. 17, 18 y 19).
La disposiciones de carácter negativo son aquellas qtte só-
lo señalan la ley aplicable a cada caso (arts. 16 y 20).
NACIONALIDAD DE LAS CORPORACIONES
Y FUNDACIONES E N EL C. DE D. I. P.
El art. 16 dice: "La nacionalidad de origen de las Corpo-
raciones y de las Fundaciones se determinará por la ley del
Estado que la autorice o apruebe."
Es como se ve una regla de conflicto, pues sólo señala la ley
aplicable.
— 1C6 -
NACIONALIDAD DE LAS ASOCIACIONES
El art. 17 estatuye: "La nacionalidad de origen de las Aso-
ciaciones será la del país en que se constituyan, y en él deben
registrarse o inscribirse si exigiere ese requisito la legislación
local".
Al contrario de la anterior, ésta es una disposición posi-
tiva.
NACIONALIDAD DE LAS SOCIEDADES DE PERSONAS
El C. de D. I. P. en su art. 18 prescribe: "Las sociedades
civiles, mercantiles o industriales que no sean anónimas, ten-
drán la nacionalidad que establezca el contrato social y, en su
caso, la del lugar donde radicare habitualmente su gerencia
o dirección principal".
Esta disposición de carácter positivo, en resumen, estable-
ce:
a) La sociedad de personas tendrá la nacionalidad que sus so-
cios establezcan en el contrato social (principio de la autono-
mía de la voluntad); y
b) En defecto de tal estipulación, tendrá la nacionalidad del
lugar donde funcione su sede administrativa.
NACIONALIDAD DE LAS SOCIEDADES DE CAPITALES
Se ocupa de ellas el Código en estudio en su art. 19, que
reza así: "Para las sociedades anónimas se determinará la na-
cionalidad por el conlrato social y en su caso por la ley del lu-
gar en que se renna normalmente la junta general de accionis-
tas y, en su defecto, por la del lugar en que radique su prin-
cipal Junta o Consejo Directivo o administrativo".
En consecuencia, la nacionalidad de las sociedades anóni-
mas se determina para este Código atendiendo a los siguientes
factores y en este orden:
l.o) según lo que digan al respecto en el contrato los so-
cios;
2.o) en defecto de dicha estipulación, se determinará por
la ley del lugar en que se reúna ordinariamente la junta gene-
ral de accionistas; y
3.o) en defecto de las dos circunstancias anteriores, se
regirá por la ley del lugar en que radique su principal Junta o
Consejo directivo o administrativo.
ESTUDIO CONCORDADO DE NUESTRA LEGISLACION Y
DEL C. DE D. I. P.
Para saber que nacionalidad tiene una sociedad entre nos-
otros, debemos considerar:
l.o De que clase de sociedad se trata, es decir, tenemos
que atender a su giro social;
2. o Legislación chilena que es aplicable. En caso de que
no esté especialmente reglamentada, debe o puede aplicársele
por analogía una o más leyes determinadas: y
3.o Código de D. I. P., que por regla general, atiende
•en primer lugar a lo que se, diga en el contrato social y en su
defecto, al lugar en donde funcione su sede administrativa.
— 1C6 -
JURISPRUDENCIA.
El señor Duncker manifiesta que no conoce jurisprudencia
de nuestros Tribunales sobre este punto; pero sí que hay abun-
dante jurisprudencia diplomática.
Entre uno de sus casos más interesantes tenemos el si-
guiente :
En 1870 se constituyó y registró en Valparaíso una so-
ciedad en comandita integrada por diez sociqs de nacionali-
dad norteamericana, llamada "Aison y Cía".
Esta sociedad era cesionaria de un cuantioso crédito que
un señor López tenía contra el Gobierno Boliviano.
En conformidad a una de las cláusulas del Tratado que
puso fin a la Guerra del Pacífico, el Gobierno chileno se hizo
cargo de las obligaciones bolivianas hasta la suma de dos mi-
llones de pesos de 18 d. Como los créditos que hicieran valer
los respectivos acredores sobrepasaran esa cantidad, nuestro
Gobierno acordó prorratearla entre éllos, entre los cuales se
encontraba la firma "Alson y Cía".
Esta compañía no estuvo de acuerdo con el prorrateo y
considerándose norteamericana recurrió al Tribunal Espelcial
Chileno-Norteanericano que funcionaba en Washington y que
tenía competencia para conocer las cuestiones promovidas en-
tre los Gobiernos de uno de los dos países y los subditos del
otro.
Este tribunal, que estaba integrado por representantes ae
Chile, E.E.U.U. y Suiza, falló la controversia en 1901 y decla-
ró, que siendo la nacionalidad de las personas jurídicas inde-
pendiente de la nacionalidad de sus socios y determinándose
élla según sea el Estado que la aprueba o donde se constitu-
yen, la sociedad reclamante era chilena y en consecuencia, err
incompetente para conocer de la reclamación ya que se enta-
blaba contra su propio Gobierno.
Este fallo, que se dictó con el voto de los delegados chile-
no y suizo, dejó a salvo el derecho de los socios individualmen-
te considerados, para reclamar por la vía diplomática.
Los reclamantes así lo hicieron y el Gobierno norteame-
ricano Ies prestó su amparo diplomático, primero en la forma
de Buenos Oficios, luego con gestiones diplomáticas oficiales
y por último obligó a nuestro Gobierno, mediante una fran-
ca intervención, a aceptar el arbitrage del Rey de Inglate-
rra Eduardo VII, quien, condenó al Gobierno chileno a pagar
a los socios ya mencionados la suma de 180.000 pesos por con-
cepto de indemnización.
CAMBIO DE NACIONALIDAD DE LAS PERSONAS
JURIDICAS.—
El art. 20 del Código de D. I. P. establece: "El cambio
de nacionalidad de las corporaciones, fundaciones, asociacio-
nes y sociedades, salvo los casos de variación en la soberanía
territorial, habrá de sujetarse a las condiciones exigidas por su
ley antigua y por la nueva".
"Sí cambiare la soberanía territorial, en el caso de inde-
pendencia, se aplicará la reerla establecida en el artículo trece
para las naturalizaciones colectivas".
Todas estas disposiciones, que sobre la nacionalidad de
las personas jurídicas consigna el Código, de D. I. P„ según lo>
— í9 —
establece su art. 21 "no serán aplicadas en los Estados con-
tratantes que no atribuyan nacionalidad a dichas personas ju-
rídicas".
LA NACIONALIDAD ANTE EL D. I. P.
La materia que vamos a tratar tiene capital importancia
en el estudio de nuestro ramo.
Estudiaremos aquí, las reglas, aceptadas por la doctrina
y las legislaciones, destinadas a resolver los frecuentes con-
flictos de nacionalidad que hoy en día se presentan como una
consecuencia directa de las íntimas relaciones en que viven los
pueblos actualmente y la disparidad de opiniones y criterios
aceptados por los legisladores de los distintos países sobre los
diversos aspectos que abarca la nacionalidad.
PRIMERA REGLA.—
Todos los preceptos relativos a la nacionalidad son de or-
den público internacional y en consecuencia,' cada Estado apli-
cará soberanamente su propia legislación a la determinación de
la nacionalidad de una persona natural o jurídica cuando una
de las nacicriiJidades sujetas a controversia sea la del propio
Estado en que se promueve.
Esta norma, que podríamos llamar "regla de la sobera-
nía", tiene aplicación, entre otros, en los siguientes casos:
a) Cuando la persona que vive en el país no sabe si es
nacional o extranjero. Ej. hijo de italiano nacido en Chile y
que vive en este último país. Según la legislación italiana es
italiano por aplicación del principio del jus sanguinis; según
nuestra legislación es chileno por aplicación del jus soli. En
este caso se resuelve el conflicto aplicando Jas autoridades
chilenas la legislación nacional.
b) Cuando se alega si la naturalización de un extranjero
está o no bien- hecha, y en consecuencia, si ella ha o no podido
producir sus efectos jurídicos.
c) Para determinar la condición jurídica de los apatri-
das y;
d) Para determinar la validez y efectos de la doble nacio-
nalidad .
Esta regla está contenida en el art. 9.o del Código de
D.I.P. en los siguientes términos: "Cada Estado contratante
aplicará su propio derecho a la determinación de la nacionali-
dad de origen de toda persona individual o jurídica y de su
adquisición, pérdida o reintegración posteriores, _que se hayan
realizado dentro o fuera de su territorio, cuando una de las
nacionalidades sujetas r controvers'a. sea la de dicho Estado.
En los demás casos, regirán las disposiciones que establecen
los artículos restantes de este capítulo".
Pero como la regla recién estudiada no resuelve todos los
casos que pueden presentarse, nace entonces la:
SEGUNDA REGLA
Esta se conoce con el, nombre de "regla del domicilio" y
se formula así: Cuando un Estado no tiene interés en una
cuestión que sobre la nacionalidad de una persona se debate
— 1C6 -
en su seno, se aplicará la ley del país cuya nacionalidad se dis-
cute y en que el interesado tiene su domicilio.
Esta norma es de frecuente aplicación en los casos en que
no se sabe a qué nacionalidad debe renunciar un extranjero
que desee nacionalizarse. Ej. Un hijo de italiano que nace en Ar-
gentina y desea nacionalizarse en Chile. Como tanto para Ita-
lia como para Argentina dicha persona es un nacional, surge
a primera vista la duda sobre cuál es su nacionalidad y a cuál
debe renunciar. Se atiende entonces a su domicilio: si está do-
miciliada en Argentina se aplicará la ley argentina; si lo está
en Italia, la italiana.
Cuando estudiemos la aplicación de las leyes a las perso-
nas, veremos que Cada vez que falla la aplicación del princi-
pio de la nacionalidad de origen se recurre al principio del do-
micilio, el que, por lo demás, se encuentra consignado en el art
10 del Código de D.I.P. en esta forma: "A las cuestiones so-
bre nacionalidad de origen en que no esté interesado el Estado»
en que se debaten, se aplicará la ley de aquella de las naciona-
lidades discutidas en que tenga su domicilio la persona de que
se trate" .
Como bien se ve, esta regla resulta inaplicable en los ca-
sos en que dicho individuo no esté domiciliado en ninguno de
los países que tienen interés en su nacionalidad, resultando en-
tonces necesario formular una:
TERCERA REGLA
Esta se conoce con el nombre de "regla del juzgador" o>
"lex fori" y podemos exponerla en los siguientes términos:
Cuando la persona interesada no está domiciliada en ninguno
de los países que discuten o tienen interés en su nacionalidad,,
se aplicará la ley del país juzgador.
En el ejemplo propuesto al estudiar la segunda regla, si
ese hijo de italiano reside en Chile, su nacionalidad ( a la cual
debe renunciar) se determinará por la ley chilena. Como nues-
tra legislación da preferencia al jus soli frente al jus sanguir
nis, dicho individuo será considerado argentino.
AI art. 11 del C. de D. I. P. consulta esta regla con la si-
guiente redacción: "A falta de ese domicilio se aplicarán al
caso previsto en el artículo anterior los principios aceptados
por la ley del país juzgador".
OTRAS REGLAS QUE SOBRE NACIONALIDAD CONSUL-
TA EL C. de D. I. P.
Estudiaremos a continuación ciertos arts. del C. de D.I.R.
que contienen, junto con los ya estudiados, las normas que hay
que seguir para resolver los posibles conflictos que sobre ra-
cionalidad pueden presentarse.
ARTICULO 12.—
"Las cuestiones sobre adquisición individual de una nue-
va nacionalidad, se resolverán de acuerdo con la ley de la na-
cionalidad que se suponga adquirida".
Ej.: Para saber sí un argentino nacionalizado peruano tie-
ne o no esta última nacionalidad, se aplicará la ley peruana.
ARTICULO 13.—
"A las naturalizaciones colectivas en el caso de indepen-
dencia de un Estado se aplicará la ley del Estado nuevo, si ha
— 1C6 -

sido reconocido por el Estado juzgador, y en su defecto la del


antiguo, todo sin perjuicio de las estipulaciones contractuales
entre los dos Estados interesados, que serán siempre prefe-
rentes".
ARTICULO 14.—
"A la pérdida de la nacionalidad debe aplicarse la ley de
la nacionalidad perdida".
ARTICULO 15.—
"La recuperación de la nacionalidad se somete a la ley de
la nacionalidad que sé recobra".
DEL DOMICILIO EN EL C. de D. I. P.
A continuación transcribiremos los artículos del Código
de D. I. P. que se ocupan del domicilio.
ARTICULO 22.—
"El concepto, adquisición, pérdida y recuperación del do-
micilio general y especial de las personas naturales o jurídi-
cas, se regirán por la ley territorial".
ARTICULO 23.—
"El domicilio de los funcionarios diplomáticos y el de los
individuos que residan temporalmente en el extranjero por em-
pleo o comisión de su Gobierno o para estudios científicos o
(artísticos, serán el último que hayan tenido en el territorio
nacional".
ARTICULO 24.—
"El domicilio legal del jefe de la familia se extiende a la
mujer y a los hijos emancipados, y el del tutor o curador a
los menores o incapacitados bajo su guarda, si no dispone lo
contrario la legislación personal de aquellos a quienes se atri-
buye el domicilio de otro".
ARTICULO 25.—
"Las cuestiones sobre cambio de domicilio de las personas
naturales o jurídicas se resolverán de acuerdo con la ley del
Tribunal, si fuere el de uno de los Estados interesados, y en su
defecto por la del lugar en que pretenda haber adquirido el
último domicilio".
ARTICULO 26.—
"Para las personas que no tengan domicilio se entenderá
como tal el de su residencia, o en donde se encuentren".
CAPITULO ra
CONDICION JURIDICA DE LOS EXTRANJEROS
INTRODUCCION
La voz "extranjero" viene del latín "extraneus", que sig-
nifica "extraño", es decir, "fuera de lugar".
Por tanto, extranjero será el nacional de un Estado que
vive en otro país.
La condición jurídica de estos extraños a un país, ha ex-
perimentado los más variados cambios a través de los tiem-
pos .
El estudio de la condición jurídica de ellos, que reviste
mucha importancia, lo haremos desde el punto de vista histó-
rico y el positivo.
EVOLUCION HISTORICA
Comenzaremos este estudio, considerando la forma en que
se trataban, individual y colectivamente, los
PUEBLOS PRIMITIVOS
Cuando estos pueblos formaban todavía miserables tri-
bus, era tal la desconfianza con que siempre se miraban, que
pasaban en continuas guerras las unas con las otras y como
natural resultado, el que pertenecía a una no podía irse a ra-
dicar en los lugares que ocupaba la otra.
Esta aversión contra las tribus vecinas es general para
todo extraño .
Este sentimiento de hostilidad aparece sancionado en las;
primeras manifestaciones del Derecho, que ya sea escrito o
consuetudinario, rigieron la vida de los pueblos semi-civíliza-
dos .
Hasta grados muy superiores en el desenvolvimiento de
los pueblos, los extranjeros fueron mirados, en un mayor o
menor grado, como una amenaza para la existencia del Esta-
do y para la estabilidad de sus instituciones políticas y socia-
les. De aquí, que se Ies negara el goce de todos los derechos,
al extremo de poder ser expulsados sin mayor causa y sin;
forma de juicio.
En la India y en Egipto apenas se Ies tomaba en cuenta?
y estaban catalogados por debajo de las más bajas esferas so-
ciales ..
— 1C6 -
El pueblo hebreo es aún más exclusivista que los anterio-
res y sólo admite a los extranjeros que aceptaban su religión
y costumbres. Sin embargo, junto a estos existían los extranje-
ros que vivían en el país, pero que no aceptaban ni practica-
ban su religión.
En Grecia existía, en líneas generales, una situación seme-
jante a la ya expuesta, pudiendo sí distinguirse entre la condi-
ción del extranjero en Esparta y en Atenas.
En la primera, por regla general, no se les admitía y los
que vivían allí eran comúnmente pueblos vencidos por Espar-
ta o prisioneros de guerra que eran verdaderos esclavos.
En Atenas, las leyes de Solón, admitieron la residencia de
los extranjeros en la ciudad, pero tenían muy escasos dere-
chos y se les prohibía celebrar ciertos actos, como por ejem-
plo, el matrimonio.
Aún dentro de este primer período, la condición jurídica
de los extranjeros experimentó varios cambios. Así, en Egip-
to llegó a suprimirse la pena corporal que existía para los ex-
tranjeros que no cumplieran siís obligaciones civiles; se crea-
ron jueces especiales para que conocieran las cuestiones sus-
citadas entre ellos y los egipcios, y además, se les permitió la
adquisición de tierras.
EN ROMA
En sus comienzos, Roma consideró en forma absoluta co-
mo enemigos a los extranjeros; pero años después ya se dis-
tinguía entre Hostes y Peregrinos.
Hostes eran llamados los habitantes de los países en gue-
rra o enemigos de Roma.
Peregrinos eran aquellos que pertenecían a naciones con-
quistadas o de aquellas con las cuales Roma había celebrado
tratados de paz o alianza.
Estos últimos se dividen en: peregrinos propiamente ta-
les y latinos.
Los primeros son aquellos que en un comienzo sólo pue-
den valerse e invocar la ley de su propio país, pero ya duran-
te la República llegan a gozar del "jus gentium", obra de los
pretores.
Les latinos son los habitantes del Lacio y se subdividen
en varias clases (veteres, coloniari y juniani), según fueran
las mayores o menores garantías o derechos de que gozaran,
que fin conuinto forman el "jus latini".
Otra clase de extranjeros eran los dediticios. que estaba
constituida por aquellos peregrinos que no poseían derechos
de ciudad en ninguna parte V que se encontraban sujetos a
una serie de prohibiciones. Componían esta clase: los habitan-
tes de ciudades arrasadas por los romanos y que se habían
rpndido a discreción, por los oue habiendo perdido la ciudada-
nía romana no habían adquirido otra y además, ciertos liber-
tos.
Este primitivo rigor fué templándose poco a ñoco, hasta
que la Cons+itución del Imnerio conduce forzosamente a un ré-
gimen igualitario de ciudadanía.
La Ley Caracal! a concede la ciudanía romana a todos lo?,
subditos libres r>e las ciudades del Imperio, quedando sólo ex-
cluidos del beneficio de la ciudadanía romana los dediticios y
— 1C6 -

los latinos junianos, es decir, los que no pertenecían a ciudad


alguna.
Estas dos últimas categorías desaparecen en la época de
Justiniano, dándose el nombre de extranjerps o bárbaros sólo
a los pueblos que están fuera de la civilización romana, los
cuales son considerados fuera del derecho y tratados como ene-
migos aún en tiempos de paz.
ENTRE LOS BARBAROS
Invadidos por éstos el Imperio Romano, continúa el ex-
tranjero en una situación muy desmedrada, si bien existe en-
tres estos pueblos la institución del patronato, en virtud de la
cual los extranjeros podían adquirir ciertos derechos.
Podemos también decir, que bajo la dominación de los
bárbaros, se determina la aplicación de la ley personal de los
extranjeros por la nacionalidad, llegando así a gozar de los
derechos propios de su país.
EN LA EDAD MEDIA
A los nacidos fuera de la tierra del Señor Feudal se Ies
llamaba "aubanas" y se encontraban asimilados a los siervos,
los que a su vez soportaban casi todas las cargas, tenían esca-
sas garantías y estaban sujetos a ciertas incapacidades, como
por ejemplo, en lo que se refiere al matrimonio y a los dere-
chos de sucesión.
Para contraer matrimonio debían hacerlo con permiso del
Señor Feudal.
Las incapacidades sobre los derechos de sucesión, dieron
¡nacimiento al "derecho de aubana". Los extranjeros no podían
ni recibir ni transmitir bienes por causa de muerte, pasando,
aquellos que poseían al momento de su muerte, a manos del
Señor Feudal.
EN LA EDAD MODERNA
Ya por este tiempo comienza a lucharse por mejorar la
condición de los extranjeros, lo que pronto dió resultados po-
sitivos .
Pronto ya sólo se llamaba aubana a los extraños al reino>
o al país. Se derogan las limitaciones para que se puedan ca-
sar y el derecho de aubana pasa al Rey convertido en el llama-
do "derecho de retracción", que consiste en que el Rey tiene
derecho a 10 por ciento de los bienes del aubana fallecido.
Se les reconoce el derecho de demandar a los nacionales,
previo otorgamiento de una fianza de arraigo, suficiente para
responder de los perjuicios y costas si perdían el juicio.
INFLUENCIA DE LA REVOLUCION FRANCESA
Los principios filosóficos que inspiraron este movimiento,
impulsó rápidamente la evolución de la condición jurídica de
los extranjeros hacia su casi perfecta igualdad con los nacio-
nales.
En 1790 quedan abolidos definitivamente los derechos de
aubana y retracción.
En 1791 se Ies reconoce el derecho de adquirir en Francia
— 1C6 -

bienes por sucesión por causa de muerte en las mismas condi-


ciones que los nacionales.
Se les reconoció también el derecho de demandar a los
nacionales, previo otorgamiento de la fianza de arraigo, cono-
cida además, con el nombre de "cautio judicatus soivi",
existente aún hoy día.
El Código de Napoleón estableció, sin embargo, algunas
restricciones que solamente fueron suprimidas en 1819.
SITUACION ACTUAL.—
Por regla general, las legislaciones han asimilado al ex-
tranjero al nacional en cuanto al goce y ejercicio de los dere-
chos civiles con muy escasas excepciones.
El Instituto de D. I., en su reunión de Oxford celebrada en
1880, proclamó ya el principio de la igualdad de los nacionales
y extranjeros en cuanto al goce y ejercicio'de los derechos ci-
viles.
También las Conferencias Panamericanas se han ocupado
de la condición jurídica de los extranjeros.
En la 1.a se acordó, que los extranjeros eran absolutamen-
te iguales a los nacionales en cuanto a la adquisición y ejerci-
cio de los derechos civiles y privados en general.
Esta declaración se aprobó con sólo el voto en contra de
E.E. U.U..
En la 2.a de esas Conferencias se reiteró la declaración re-
cién mencionada con el mismo voto en contra.
En la 6.a, que ha sido la que más extensamente se ha ocu-
pado de esta materia, se aprobó una Convención sobre Condi-
ciones de los Extranjeros compuesta de 9 artículos, la que fué
ratificada por Chile y por la mayor parte de los países ame-
ricanos.
Los ocho artículos fundamentales de esta Convención di-
cen así :
"Art. l.o Los Estados tienen el derecho de establecer por
medio de leyes las condicionen de entrada y residencia de los
extranjeros en sus territorios".
"Art. 2.o Los extranjeros están suietos, tanto como los na-
cionales, a la jurisdicción y leyes locales, observando las limi-
taciones estipuladas en las convenciones y tratados".
"Art. 3.o Los extranjeros no pueden ser obligados al ser-
vicio militar; pero los domiciliados, a menos que prefieran sa-
lir del país, podrán ser compelidos. en las mismas condiciones
que los nacionales, al servicio de policía, bomberos o milicia pa-
ra la protección de la localidad de sus domicilios contra catás-
trofes naturales o peligros que no provengan de guerra".
"Art. 4.o Los extranjeros están obligados a !as contribucio-
nes ordinarias o extraordinarias, asi como a los empréstitos
forzosos, siempre que tales medidas alcancen a la generalidad
de la población".
"Art. 5.o Los Estados deben reconocer a los extranjeros do-
miciliados o transeúntes en su territorio todas las garantías in-
dividuales que reconocen a favor de sus propios nacionales y
el goce de los derechos civiles esenciales, sin perjuicio, en cuan-
to concierne a los extranjeros, de las prescripciones legales re-
lativas a la extensión y modalidades del ejercicio de dichos de
rechos y garantías".
"Art. 6.o Los Estados pueden, por motivo de orden o de
— 1C6 -

seguridad pública, expulsar al extranjero domiciliado, residen-


te o simplemente de paso por su territorio.
Los Estados están obligados a recibir a los nacionales que,
expulsados del extranjero, se dirijan a su territorio".
"Art. 7.o El extranjero no debe inmiscuirse en las activi-
dades políticas privativas de los ciudadanos del país en que se
encuentre; si lo hiciere, quedará sujeto a las sanciones previs-
tas en la legislación local".
"Art. 8.0 La presente convención no afecta los compromi-
sos adquiridos anteriormente por las Partes Contratantes en
virtud de acuerdos internacionales".
DISPOSICIONES PERTINENTES DEL CODIGO DE D. I. P.
Este Código se ocupa del tema en estudio especialmente en
los arts. l.o y 2.o.
En el art. l.o se establece, que los extranjeros que pertenez-
can a cualquiera de los Estados contratantes gozarán, en el te-
rritorio de los demás, de los mismos derechos civiles que se con-
ceden a los nacionales.
Pero, por razones de orden público el ejercicio de ciertos
derechos civiles por parte de los extranjeros, pueden ser rehu-
sado o subordinado a condiciones especiales por uno de los Es-
tados signatarios.
Estas restricciones autorizan a los demás Estados contra-
tantes a imponer restricciones análogas a los nacionales del Es-
tado que primitivamente las impuso.
El art. 2.o dispone, que los extranjeros, pertenecientes a. ua
Estado contratante gozarán en el territorio de los demás de
las mismas garantías individuales que los nacionales, salvo»
las limitaciones que establecieren las respectivas constitucio-
nes y leyes.
Estas idénticas garantías Individuales, salvo disposición es-
pecial en contrario, no se extienden:
a) al desempeño de funciones públicas»
b) al derecho de sufragio; y
c) a otros derechos políticos.
La doctrina y la legislación han experimentado en estos úl-
timos años una regresión, como una consecuencia directa de la;
política nacionalista seguida por los diversos países. De aquí,,
que hayan renacido ciertas incapacidades que afectaban sólo a.
los extranjeros y se hayan creado otras nuevas, como asimis-
mo impuestos que sólo a éllos gravan , y limitaciones que sólo»
ia éll'os afectan.
He aquí, el porque Ta regla general se encuentra hoy bas-
tante desvirtuada, como ocurre también entre nosotros.
CLASIFICACION DE LAS LEGISLACIONES.—
Antes de hacer esta clasificación según sea la condición?
jurídica de los extranjeros en cada país, haremos una distin-
ción entre los diversos derechos en juegos, a saber: derechos
públicos, políticos y privados.
Los primeros están reconocidos en principio por las dife-
rentes legislaciones, tanto para los nacionales como para los ex-
tranjeros, pues Ies pertenecen por el sólo hecho de ser per-
sonas.
Por la inversa, los Derechos Políticos, consecuencia direc-
— 1C6 -

ta de la ciudadanía, están reservados casi exclusivamente a


los nacionales.
Los Derechos Privados, es decir, aquellos que nacen de las
relaciones de los particulares entre sí o con las autoridades pú-
blicas en cuanto éstas son susceptibles de tener relaciones de
mero interés privado, han dado origen a la adopción de diver-
sos sistemas, a saber:

Legislativa o de hecho
Reciprocidad diplomática.
Restricciones.
Sistemas del
absoluta.
Asimilación
1 restringida.

Capitulaciones

SISTEMA DE LA RECIPROCÍDAD.—
Subordina la condición de los extranjeros a la que tengan
los nacionales del propio Estado en el país de donde proviene
el extranjero.
Este sistema adopta dos modalidades:
1.a Legislativa o de hecho, seguida por Suecia, Hungría y
Colombia, atiende a lo que la ley del extranjero disponga so-
bre los nacionales del Estado interesado.
2.a Diplomática, es seguida por Francia, Bélgica, Grecia,
etc., y otorga al extranjero sólo los derechos que se reconocen
en los Tratados Especiales celebrados entre los países intere-
sados.
Como vemos este sistema no es muy jurídico; no establece
principios generales y es muy variable.
SISTEMA DE LAS RESTRICCIONES.—
Proclama teóricamente la igualdad entre nacionales y ex-
tranjeros; pero en la práctica se consignan, tantas excepciones
que desvirtúan casi completamente el principio general.
Este sistema, seguido por los países anglo-sajones, expe-
rimentó una evolución, tendiente a borrar muchas de esas ex-
cepciones que desvirtuaban su principio básico. Así, en Inglate-
rra llegaron a tener el mismo derecho respecto a la adquisición
de inmuebles y podían ser miembros del jurado después de diez
años de residencia en el país.
También podemos decir, que este sistema existe actualmen-
te en Rusia,. En efecto, a los ciue van a, trabaiar por su propio
esfuerzo y que no van a explotar el trabajo ajeno se les conce-
de los mismos derechos privados aue a los nacionales.
Los demás (burgueses y capitalistas) están sujetos a mu-
chas restricciones.
— 1C6 -

SISTEMA DE LA ASIMILACION.—
Equipara los extranjeros a los nacionales y adopta dos
grados o modalidades.
l o Asimilación absoluta, que ya no existe en ningún país; y
2o Asimilación restrigida, que equipara el extranjero al
nacional en la adquisición y goce de los derechos, salvas conta-
das excepciones.
Este último criterio es seguido; entre otros, por Argentina,,
Italia España y Chile, quien fué sin duda el primero que lo
adoptó, a pesar de que los dos primeros se disputan su pater-
nidad.
SISTEMA DE LAS CAPITULACIONES.—
Creado e impuesto por las grandes potencias, su estudio es
más propio del D. I. Público y consiste, en que los extranjeros
se rigen por la legislación de su país, quedando muchas veces
sometidos aún a su propia jurisdicción.
Ha existido en China, Turquía y Africa.
NATURALEZA DE LAS EXCEPCIONES.—
Si bien es cierto que las restricciones o limitaciones que a
este respecto adoptan las divergas legislaciones son de diversa
naturaleza, a grande rasgos podemos clasificarlas en dos gran-
des categorías: „
1.a Excepciones que se refieren a la adquisición de bienes;
raíces; y
2.a Excepciones referentes ai ejercido de profesiones libe-
lóles u oficios. .
Sobresale en la adopción de las primeras los Estados Uni-
dos. Varios Estados Federales prohiben en forma absoluta a.
los extranjeros la adquisición de inmuebles, otros sólo conce-
den este derecho a los que estén radicados en el respectivo Es-
tado o a los que estén dispuestos a nacionalizarse y hayan he-
cho ya las primeras diligencias con dicho fin.
En Noruega se han establecido también restricciones da
esta naturaleza.
En Rumania lo3 extranjeros no pueden adquirir predios ru-
rales sin permiso del Gobierno.
En el Perú no pueden adquirir terrenos a menos de 50 Ki-
lómetros de la frontera.
En Chile, en conformidad a lo dispuesto por la Ley N.c»
5922 de 10 de Octubre de 1936 tepemos:
a) se prohibe adquirir el dominio u otros derechos rea-
les, la posesión y aún la mera tenencia por más de cinco año?,
de bienes raices o alguna clase de ellos, ubicados en Tos de-
partamentos o parte de los mismos que determine al Presiden-
te de la República, a los extranjeros en cuyos países exista,
una prohibición análoga respecto a los chilenos.
b) la prohibición anterior se extenderá a las sociedades
© personas jurídicas con sede principal en el país extranjero;
respecto a cuyos nacionales rigiere la misma prohibición o cu-
yo capital pertenezca en un 20 por ciento o más a nacionales:
del mismo país; y
c) los extranjeros afectados por esta prohibición podrán
adquirir por sucesión por causa, de muerte, para el solo efectcs
— 1C6 -
de enajenar la respectiva propiedad en el plazo de un año con-
tado desde la muerte del causante, y vencido ese plazo sin que
la enajenación se hubiere realizado, la propiedad de que se tra-
te será vendida en pública subasta a requerimiento del Gober-
nador del respectivo departamento.
En cuanto a las excepciones que se refieren al ejercicio de
profesiones u oficios, fuera de muchos otros países, han sido
acogidas por algunos Estados de Norteamérica, que exigen, co-
mo requisito para el ejercicio de una profesión, la nacionaliza-
ción previa.
Entre nosotros tenemos el art. 62 de la Ley 6985 de 10 de
Julio de 1941 que Modifica la Ley Orgánica del Colegio de
Abogados y que dice: "Sólo los chilenos podrán ejercer la pro-
fesión de abogado. Lo dicho se entenderá sin perjuicio de lo
que dispongan los tratados internacionales vigentes".
También podemos mencionar el Decreto Supremo N.o 1470
de 17 de Marzo de 1941, que aprobó el Reglamento de Radio-
transmisiones y que en sus arts. 121 y 122 exigió la naciona-
lidad chilena como requisito esencial para desempeñar los em-
pleos de operadores, controladores y locutores de radiodifusoras.
Desde el estallido de la Primera Guerra Mundial, tanto
los países beligerantes como los neutrales, dictaron una serie
de diposiciones legales tendientes a evitar el espionaje, limitar
las actividades de los enemigos y llevar adelante la guerra eco-
nómica bajo sus diversos aspectos y que fueron una fuente fe-
cunda de estas excepciones.
Firmado el Tratado de Paz de Versalles llega el momento
de arreglar esta situación anormal y al efecto se proponen dos
soluciones:
1.a Volver a la situación existente antes de la guerra y
considerar que la legislación dictada durante ella no ha exis-
tido; y
2.a Considerar la situación tal como se hallaba en el mo-
mento de firmar el Tratado.
Los países vencedores, que consideraron responsable de
la guerra a Alemania, adoptaron la segunda solución y consa-
graron en el Tratado de Versalles una serie de disposiciones
que en líneas generales dispusieron:
a) los alemanes que hayan perdido sus bienes no los re-
cuperan y es el Gobierno alemán quien en principio les deberá
la correspondiente indemnización:
b) los aliados recuperarán sus bienes siempre que existan
en especie y no hayan sido liquidados, y si no existen el Go-
bierno alemán los indemnizará;
c) se crearon instituciones destinadas a compensar los
créditos y deudas; y
d) los gobiernos aliados se otorgan el derecho de recla-
mar la ejecución de sus contratos por parte de los vencidos;,
pero los vencidos no pueden exigir el cumplimiento de los su-
yos si los aliados los consideran nulos.
Los contratos celebrados -antes de la guerra y suspendi-
dos por ella, son válidos, a menos que cualquiera de los Esta-
dos aliados consideren que deben considerárseles nulos.
La política seguida en los últimos años por los diversos
Gobiernos, traerá como resultado, que el principio de igual-
dad entre nacionales y extranjeros sólo tendrá un valor teó-
rico.
— 1C6 -

LEGISLACION CHILENA
Sobre la materia en estudio tratan:
l.o Constitución Política;
2.o Diferentes Códigos;
3.o Diversas Leyes Especiales; y
4.o Tratados Internacionales, entre los que sobresalen:
a) Código de D. I. P. (arts. l.o y 2.o especialmente); y
b) Convención de La Habana sobre Condiciones de los Ex-
tranjeros .
¿QUIENES SON EXTRANJEROS EN CHILE?
Para responder a esta pregunta debemos proceder por eli-
minación, es aecir, debemos ver quienes son chilenos Uo que
ya hemos hecho al tratar de la nacionalidad chilena) y dedu
eir que los que no tengan esta nacionalidad tienen en nuestro
país la calidad de extranjero.
Haciendo un estudio concordado de los arts. 5.o y 6.o de
la Constitución roktica y 5ü del C. C., llegamos a la conclusión
que son extranjeros en Chile:
l.o Los nacidos en territorio extranjero con Excepción
de:
a) los hijos de padre o madre chilenos, por el sólo hecho
de avecindarse en Chile;
b) los hijos de padre o madre chilenos, encontrándose és-
tos al momento de su nacimiento en servicio de la República; y
c) los que se hubieren nacionalizado en Chile.
2.o Los nacidos en el territorio de Chile que sean hijos de-
extranjeros que se encuentren en el país al servicio de su Go-
bierno o de extranjeros transeúntes con Excepción de:
a) aquéllos que dentro del año siguiente a la fecha que cum-
plieron 21 años de edad, hubieren optado por la nacionalidad
chilena.
3.o Los que habiendo tenido la nacionalidad chilena, la
han perdido por alguna de las siguientes causales:
a) nacionalización en país extranjero;
b) por habérseles cancelado sus cartas de nacionaliza-
ción; y
c) por haber prestado servicios durante una guerra a ene-
migos de Chile o de sus aliados.
CONDICION JURIDICA DE LOS EXTRANJEROS EN
CHILE
Para hacer un estudio metódico de esta materia procede-
remos en la misma forma en que lo hacíamos al clasificar las
legislaciones, es decir, estudiaremos su condición frente a los
derechos públicos, políticos y privados.
FRENTE AL DERECHO PUBLICO
Los preceptos que reglan este punto e3tán contenidos en
los arts. 2.o del C. de D. I. P„ en el art. 5.o de la Convención
de La Habana sobre Condición de los Extranjeros y el funda-
mental en el art. 10 N.o l.o de la Constitución Política, que esta-
blece:
— 9f ~
"La Constitución asegura a todos los habitantes de la Re-
pública :
"l.o La igualdad ante la ley. En Chile no hay clase pri-
vilegiada" .
El art. 5.o de la Convención de La Habana, que hemos
mencionado, reza así:
"Los Estados deben reconocer a los extranjeros domici-
liados o transeúntes en su territorio todas las garantías indivi-
duales que reconocen a favor de sus propios nacionales y el
goce de ios Derechos civiles esenciales, sin perjuicio, en cuan-
to concierne a los extranjeros, de las prescripciones Tegales
relativas a la extensión y modalidades del ejercicio de dichos
derechos y garantías".
Este principio contiene entre nosotros tres excepciones
fundamentales, a saber:
l.o Excepción a la garantía constitucional que asegura a
todos los habitantes de la República la admisión a todos los
empleos y funciones públicas, sin otras condiciones que las que
impongan las leyes.
2.a Excepción a la garantía individual relativa a la libertad
de permanecer en cualquier punto de la República.
3.a Excepción a la garantía individual que asegura a todos
los habitantes de la República la igual repartición de los im-
puestos y contribuciones, en proporción a los haberes o en la
progresión o forma que fije la ley; y la igual repartición de
las demás cargas públicas.
ESTUDIO DE LA PRIMERA EXCEPCION
La garantía constitucional que asegura a todos los habi-
tantes del país la igual admisión a todos los empleos o funcio-
nes públicas, se encuentra) limitada por el Estatuto Adminis-
trativo aprobado por Decreto N.o 37,40 de 22 de Agosto de
1930, en virtud de su art. 11, que dice:
"Para ingresar a la Administración se requiere:
a) Ser chileno, salvo en los empleos que requieren cono-
cimientos técnicos o especiales y en los que se ejerzan fuera
del territorio nacional, que podrán ser desempeñados por ex-
tranjeros, si el Presidente de la República expresamente así lo
resol viere".
ESTUDIO DE LA SEGUNDA EXCEPCION
La garantía relativa a la libertad de permanecer en cual-
quier punto de la República, que se encuentra consignada en
el art. 10 N.o 15 de la Constitución, casi desaparece entre no-
sotros respecto de los extranjeros, tanto en lo que se refiere
a su entrada, permanencia y salida.
Antes de estudiar detenidamente esta excepción, haremos
un:
ESTUDIO DE LA TERCERA EXCEPCION
La garantía constitucional que asegura a todos los habi-
tantes de la República la, igual repartición de los impuestos y
contribuciones, en proporción de los haberes o en la progresión
o forma que fije la ley y la igual repartición de las cargas pú-
blicas, se encuentra limitada por leyes que han impuesto car-
gas especiales a los extranjeros y los ha eximido de otras.
En efecto, el carnet de extranjería está gravado con im-
puesto especial que no guarda proporción con el que grava al
de los nacionales y además, su validez sólo dura dos aüos.
Por otra parte, están exentos del servicio militar o naval
obligatorio, que sólo obliga a los chilenos.
Para permanecer en Chile deben solicitarlo especialmente
y esta solicitud paga un impuesto bastante subido.
DE LA ENTRADA DE EXTRANJEROS
En doctrina se sostiene por la mayor parte de los autores,
que los Estados no pueden restringir la entrada de los extran-
jeros a su territorio; pero, sin embargo, la opinión contraria
ha prevalecido, eso sí, que no en forma absoluta, ya que sólo se
le reconoce a cada país el derecho a seleccionar a los extran-
jeros que desean entrar a su territorio.
Este principio fué consagrado por el art. l.o de la Con-
vención de La Habana sobre Condición de los Extranjeros al
disponer: "Los Estados tienen el derecho de establecer por
medio de leyes las condiciones de entrada y resiüencia de los;
extranjeros en su territorio".
LEGISLACION QUE LA REGLAMENTA
En ejercicio del derecho recién expuesto, Chile ha dictado
varias leyes que reglamentan minuciosamente la entrada de
los extranjeros y entre ellas podemos mencionar:
Ley 3446 de 12—XII—1918, que impide la entrada al país
o la residencia en él de elementos indeseables (Ley ci¡e Residen-
cia) .
Ley 4871 de 13—VIII—1930, que reglamenta la concesión
de pasaportes.
Decreto 315 de 25—I—1937, que aprobó el Reglamento de
Pasaportes.
Ley 6026 de 12—11—1937, sobre Seguridad Interior del
Estado.
Decreto F. L. 226 de 15—V—1931, que aprobó el Código
Sanitario.
Decreto Ley 132 de 26—II—1941, que aprobó el Reglamen-
to de Sanidad Marítima» Aérea y de las Fronteras.
Decreto Ley 550 de 6—IX—1932 sobre Comercio y Lava-
deros de Oro. (En su art. 11 dispuso, que no está permitido el
avecindamiento en el país de los extranjeros que violan los
preceptos que reservan exclusivamente la compra y venta del
oro de todo lavadero del país al Jefe de Lavaderos de Oro y a
las personas que éste autorice).
EXTRANJEROS QUE NO PUEDEN ENTRAR AL PAIS
Haciendo un estudio de conjunto de los textos legales re-
cién mencionados, llegamos a la conclusión que no pueden en-
trar a Chile los siguientes extranjeros:
l.o Los que hayan sido condenados o estén actualmente
procesados por delitos comunes que el Código Penal califique
de crímenes o simples delitos (Ley 3446 y D. 315).
2.o Los que se dedican a tráficos ilícitos que pugnan con
las buenas costumbres o el orden público, ya sean los explota-
dores mismos o sus acompañantes (Ley 3446, D. 315).
— 1C6 -

3.o Los que vivan de actividades no permitidas en Chile o


que se dediquen al espionaje (D. 315).
4.o Los que practiquen, ensenen, propaguen o fomenten la
alteración o aes tracción del orden social, político o jurídico por
rredio de la violencia (Ley 3446, D. 315, Ley 6026).
5.o Los prófugos de la justicia por delitos que no sean
políticos (D. ól5).
6.o Expulsados de Chile o de otro país por la autoridad
competente (D. 315).
Lo Ebrios consuetudinarios, toxicómanos y sus explota-
dores (D. 315).
8.o Los mendigos, vagos y los individuos que, dadas las
condiciones y situación actual del país, no tengan posibilidades
de ganarse la vida en él. (D. 315).
9.o Los que no sepan leer ni escribir, a lo menos en su
propio idioma. (D. 315).
10. o Los que no tengan o no puedan ejercer profesión u
oficio que los habilite para ganarse la vida (Ley 3446 y D.
315).
ll.o Mujeres menores de edad que no viajen a cargo de
personas honorables y con permisos de sus padres o guarda-
dores (D. 315).
12.o Aquellos que a juicio del Cónsul sean inadaptables a
la legislación y costumbres de Chile (D. 315).
13.o Los que tengan síntomas, estén en el período de in-
cubación o en condiciones de transmitir la peste bubónica, có-
lera, fiebre amarilla, tifus exantemático, viruela u otras en-
fermedades susceptibles de contagio o sufran de enfermedades
agudas o crónicas, constitucionales o locales, o de vicios orgá-
nicos incurables (D. F. L. 226, D. 315).
14.o Aquellos que se resistan a comprometerse por escrito
a no participar durante su permanencia en Chile en la política
interna ni en los actos que puedan inferir molestias a Gobier-
nos con los cuales se mantienen relaciones amistosas (D. 315).
15.o No podrán avecindarse en el país los que contraven-
gan los arts. 2 y 10 del D. L. 550 sobre Comercio y Lavaderos
de Oro.
16.o Aquellos que por instrucciones especiales del Minis-
terio de Relaciones Exteriores se les haya prohibido la entra-
da (D. 315) .
17.o Los que no tuvieren los documentos necesarios en
forma o no cumplan los trámites indispensables que exige la
legislación nacional.
Sin permiso especial del Director de Sanidad no pueden
entrar:
18.o Los que padezcan de algún vicio incurable o mutila-
ción que les impida ejercer profesión u oficio para ganarse la
vida (D. 132).
19.o Los que padezcan de lepra, tracoma, tuberculosis
contagiosa, linfogranuloma maligna, sífilis evolutiva, enferme-
dades tropicales o toxicomodías (D. 132).
Estos dos últimos números se encuentran en cierto modo
en contradicción con el Reglamento Consular y la Ley de Resi-
dencia, que prohiben en forma absoluta visar pasaportes o de-
jar entrar al país a individuos que reúnan dichas condiciones.
— 1C6 -
FORMALIDADES PARA PODER ENTRAR, AL PAIS
Son las siguientes:
a) Declaración especial escrita ante el Cónsul;
b) Obtención de Pasaporte;
c) Visación del Pasaporte; y
d) Revisión del Pasaporte.
DE LA DECLARACION ANTE EL CONSUL
Antes que nada, "todo extranjero que desee venir al país
deberá comprometerse, por escrito ante el Cónsul chileno res-
pectivo, a no participar durante su permanencia en Chile, en
ía política interna ni en los actos que puedan inferir molestias
a Gobiernos con los cuales se mantienen relaciones amistosas",
(art. l,o inc. 2.o D. 315).
DE LOS PASAPORTES
Pasaporte es el documento de carácter internacional que
las autoridades de un país otorgan a sus nacionales cuando
salen de él, para que puedan ser identificados en el exterior.
A toda persona que desee entrar o salir del país se le exi-
girá la presentación de pasaportes o documentos que los reem-
placen debidamente otorgados y visados, salvo lo que dispon-
gan los acuerdos o convenios internacionales vigentes o futu-
ros .
EXCEPCIONES A LA OBLIGACION DE TENER PASAPOR-
TES
Están exceptuados de presentar pasaportes para entrar
al país:
l.o Los ciudadanos argentinos, quienes pueden entrar con
la sola presentación de su libreta de enrolamiento o cédula de
identidad expedida por autoridades de su país, siempre que en
dichos documentos figure la fotografía de los interesados y
se acredite en los mismos su nacionalidad y edad, exclusivamente
por las vías terrestres de Uspallata, Bariloche, Punta Arenas
y Río Grande, y por vías aéreas y marítimas (art. l.o del Con-
venio sobre Tránsito de Pasajeros concertado entre Chile y Ar-
gentina el 18 de Febrero de 1938 y que establece franquicias
roci'rrocas por las partes contratantes).
2.o Los extranjeros con residencia de más de dos años en
Argentina, quienes pueden entrar por las vías indicadas en el
número anterior mediante la presentación de la cédula de iden-
tidad expedida por alguna autoridad chilena o argentina y un
certificado de residencia donde figure la fotografía del intere-
sado y se acredite su nacionalidad, edad y tiempo de permanen-
cia en el país. Este certificado deberá ser visado gratuitamen-
te por el Cónsul chileno o argentino pertinente (art. 2.o del mis-
mo Convenio).
3.o Los ciudadanos de los países limítrofes a Chile que deseen
entrar al país en calidad de turistas, a quienes les basta un Pa-
se de Turismo otorgado por el Cónsul chileno en funciones en el
país extrajero del domicilio del interesado (art. 5,o N.o 2 letra
a) D. 315).
4.0 Los viajeros entre Tacna y Arica, a quienes Ies basta
— 1C6 -

estar premunidos de un salvoconducto especial, impreso en for-


mulario, que acredite su identidad personal y la autorización pa-
ra viajar (Convenio para el tránsito de pasajeros entre Tacna y
Arica suscrito el 13 de Diciembre de 1930 entre Chile y Perú).
5.o Los que se acojan o puedan acogerse a la franquicia que
el Presidente de la República acuerde otorgar por medio de un
Decreto Supremo que disponga que los pasaportes podrán ser;
reemplazados, para los efectos de entrar al país, por otros do-
cumentos cuyo uso, valor, formalidades y visación serán debi-
damente reglamentados (art. 31 del D. 315).
6.o Los ciudadanos paraguayos y bolivianos podrán hacer-
lo. también en forma especial una vez que sean ratificados los
Convenios que sobre Tránsito de Pasajeros, Chile ha celebra-
do con Bolivia y Paraguay.
En vista de que a los extranjeros que entraban al País
con "Pase de Turismo" no se les había fijado el tiempo que po-
dían permanecer en él, el Decreto Supremo 1804 les fijó al
efecto un plazo de seis meses.
DE LA VISACION DEL PASAPORTE
Es la autorización que el Gobierno de Chile da por Inter-
medio de sus representantes Consulares o Diplomáticos para
que el extranjero pueda entrar y permanecer en territorio na-
cional cierto tiempo, el cual depende de la clase de visación
que se le haya otorgado.
CLASES DE VISACIONES:
Diplomáticas
Condicionales
Ordinarias
Definitivas
Las Condicionales se subdividen en:
a) Pase de Turismo y En Viaje de Turismo.
b) En Visita
c) En Viaje Comercial.
d) Sujeta a Contrato.
e) En Tránsito.
Los pasaportes son documentos individuales; pero los
menores de edad podrán figurar nominativamente en el pasa-
porte del mayor de edad en cuya compañía viajen (Ley 4871,
art. 2.o)
VISACION DIPLOMATICA
Son las otorgadas por las Misiones Diplomáticas o por los
Cónsules en los oaíses en que no haya acreditado representan-
te diplomático chileno.
"Sólo los pasaportes de funcionarios diplomáticos podrán
ser expedidos o visados por funcionarios también diplomáti-
cos", (art. l.o Ley 4871).
VISACIONES CONDICIONALES
Son aquellas otorgadas sólo por los Cónsules y que no dan
derecho para permanecer en Chile sino el tiempo expresado en
la visación, el que varía según sea. la clase de ella.
— 1C6 -
Cumplido el plazo de la Visación Condicional, ésta pierde
su valor y el pasaportante debe abandonar el país dentro del
5.o día después de su vencimiento.
VISACION CONDICIONAL PASE DE TURISMO O EN VIAJE
DE TURISMO
Es la que habilita al extranjero para permanecer tres me-
ses en el territorio nacional, permanencia que puede ser pro-
rrogada por un plazo máximo y único de otros tres meses, pre-
vio pago del valor de esta nueva visación (D. 1804).
Esta Visación puede ser individual o colectiva. Esta últi-
ma toma el nombre de "Nóminas" o "Grupos de Turistas" de-
biendo entrar y salir necesariamente todos juntos.
Excepcionalmente pueden ser obligados a presentar cer-
tificados médicos y judiciales.
Se les prohibe dedicarse a actividades lucratiyas u otras
ajenas ai turismo.
No están obligados a obtener Carnet de Extranjería y pa-
ra acreditar su identidad les basta el Pasaporte o el Documen-
to que lo reemplace, los que deben presentar cada vez que les
sea exigido. (Ley 5402, D. 2544 de 12 de Julio de 1938).
VISACION CONDICIONAL EN VISITA
Es la que habilita al extranjero para, permanecer en el
país por el plazo máximo de seis meses, previa visación de su
respectivo Pasaporte o documento respectivo, visación que de-
berá ser autorizada por el Ministerio del Interior (D. 1804).
Para obtenerla se necesitan:
a) certificados judiciales de moralidad, médicos y sanita-
rios ;
b) presentación de una declaración escrita con indicación
de la duración del viaje y el lugar o lugares de su destino;
c) certificados o documentos que acrediten que tiene toma-
dos los pasajes de regreso;
d) el cumplimiento de todo requisito que las leyes o las
autoridades chilenas exigieren.
VISACION CONDICIONAL EN VIAJE COMERCIAL
Es la que habilita al extranjero para permanecer en el
país durante un plazo único de seis meses.
Fuera de las condiciones exigidas para obtener Visación
en Visita se requiere:
e) cartas o documentos de garantía de la firma o empre-
sa que comisione a la persona que necesita viajar al país.
En caso de que el interesado venga por su cuenta deberá
presentar una garantía firmada por dos personas, residentes
en el lugar en que ejerce su profesión o comercio, que se hagan
responsables de su regreso.
VISACION CONDICIONAL SUJETA A CONTRATO
Es aquella que habilita al extranjero para permanecer en
Chile mientras dure su contrato ya formalizado, al tiempo de
pedirse la visación.
El Cónsul debe tomar muy en cuenta para concederla:
— 1C6 -

l.o La calidad del contrato y la preparación técnica del in-


teresado .
2.o Su honorabilidad, edad, condiciones físicas y morales; y
3.o Sólo la concederá una vez que se le acompañe declara-
ción escrita del interesado de que únicamente prestará sus
servicios en la industria o empresa que lo ha contratado y que
una vez cumplido su compromiso abandonará Chile.
Cuando estas personas acrediten haber cumplido satisfac-
toriamente el contrato, podrán solicitar al Ministerio del Inte-
rerior una Visación Ordinaria para prolongar su estada en el
país (D. 1804).
VISACION CONDICIONAL EN TRANSITO
Es la que habilita al extranjero para transitar o pasar,
Jurante un año, por el territorio chileno cuantas veces lo de-
¿ee, siempre que al hacerlo cada vez, presente su Pasaporte o
documento correspondiente a fin de que se señale en la Visa-
ción aún vigente, el tiempo que nuevamente puede permane-
cer en el territorio nacional. (D. 315).
Esta persona no puede permanecer en tránsito por Chile
más de quince días (plazo máximo que puede fijar el Cónsul
chileno al otorgar esta Visación en el extranjero).
Para que el Cónsul la otorgue, se requiere, fuera de los
ordinarios, los siguientes requisitos:
a) Pasaporte visado por- el represntante correspondiente
del país al cual se dirige el solicitante;
b) Presentación de los pasajes hasta dicho pa,ís.
VISACIONES ORDINARIAS
Son las más frecuentes y habilitan al extranjero para en-
trar al país durante un año contado desde su otorgamiento y
para permanecer un año en el territorio nacional, transfor-
mándose después de este último período en una visación condi-
dicional.
Para obtenerla se requiere:
a) tener certificados judiciales de moralidad, médicos y sa-
nitarios ;
b) hacer la promesa escrita ante el Cónsul de que no se
entrometerá en la política interna ni en los actos que puedan
inferir molestias a Gobiernos con los cuales Chile mantiene
relaciones amistosas;
c) comprobar que tiene medios para vivir; y
tí) cumplimiento de todo requisito exigido para estos efec-
tos por las leyes o autoridades chilenas.
Terminado el año, para el cual quedaba autorizado para
permanecer en Chile, puede el interesado solicitar al Ministerio
del Interior permiso para radicarse indefinidamente, quien re-
solverá previa consulta a la Dirección General de Investiga-
ciones e Identificación.
Si así no se pide o lo solicitado se deniega, el extranjero
debe abandonar inmediatamente el país.
VISACION DEFINITIVA
Es la que habilita al extranjero para entrar durante el
año inmediatamente posterior a su otorgamiento en el territo-
— 1C6 -

rio nacional sin limitación de plazo para permanecer en él (D.


313, art. 25).
Sólo se puede conceder en los tre s casos taxativamente
señalados en el Reglamento de Pasaportes, a saber:
l.o A los antiguos residentes que comprueben tener inte-
reses en Chile;
2.o) A las personas cuya venida al país se juzgue ventajosa
por su preparación, cualidades y méritos y que cumplan con
las condiciones que haya fijado el Ministerio de Relaciones
Exteriores; y
3.o A ios colonos que vengan a Chile traídos por una ins-
titución oficial.
Se consideran "antiguos residentes", a los que después de
residir más de un año en el territorio nacional recibieron del
Ministerio del Interior autorización indefinida al respecto y
posteriormente se ausentaron del país por un plazo inferior a
doce meses y comprueben por documentos (oficiales o banca-
rios), que poseen intereses en Chile.
REVISION DE LOS PASAPORTES
Es la operación que las autoridades chilenas realizan pa-
ra cerciorarse si los documentos con que se pretende entrar
al país (o salir de él), están debidamente otorgados, dejándo-
se constancia de ello en los mismos documentos.
AUTORIDADES COMPETENTES
Dirección General de Investigaciones e Identificación y
en los lugares en que esta repartición no tiene oficinas o repre-
sentantes, la sustituye el Cuerpo de Carabineros.
REVISION EN TIERRA
Si no se traen los pasaportes en forma, se hace regresar a
los infractores y si esto no fuera posible, se le pone a disposi-
ción del Intendente o Gobernador que corresponda y se da
cuenta a la Dirección General de Investigaciones.
REVISION EN VAPORES
Si una persona no pudiera entrar por no tener sus docu-
mentos en forma, se notifica al capitán de la nave que esa per-
sona queda retenida o arrestada en forma preventiva, a bordo
y bajo su custodia.
Luego el Capitán del puerto, por oficio o en forma verbal,,
lo hace saber a la Autoridad Administrativa de la localidad,,
quien debe comunicarlo a su vez al Gobierno y la prohibición
definitiva que recaiga sobre ese extranjero, se comunicará te-
legráficamente a las Capitanías de los Puertos de escala de la
respectiva nave (Reglamento General de Policía Marítima,
Fluvial y Lacustre aprobado por D. S. 1340 de 14 de Junio de
1941).
RESPONSABILIDADES
Por las infracciones a estas disposiciones quedan respon-
sables :
— 99 —

i.o Las empresas de transporte internacional de cualquier


naturaleza (por todo gasto extraordinario que les sobrevenga a
consecuencia de no poder desembarcar el extranjero infrac-
tor) ; y
2.o El capitán de la nave (por las medidas disciplinarias
correspondientes).
SANCIONES PARA LOS EXTRANJEROS INFRACTORES
El art. 17 de la Ley 6026 dice textualmente: "Los extran-
jeros que entren al país sin estar provistos de pasaportes de-
bidamente visados o cuya 'visación no cumpliere con los requi-
sitos exigidos en cuanto a la forma y términos, o no satisfacie-
ren las condiciones en que la autorización correspondiente fué
concedida, serán arrestados por las autoridades policiales y
expulsados sin más trámites, previo decreto del Ministerio del
Interior".
"Igual pena sufrirán los extranjeros ya establecidos en el
país, que dentro del plazo de seis meses, no presenten a las au-
toridades su documentación en la forma indicada en el inciso
anterior".
"No obstante, cualquier extranjero que se encuentre en al-
guno de los casos de este artículo, podrá solicitar permiso al
Ministro del Interior para permanecer en el país, y ese permiso
le será concedido si se trata de persona que no constituya peli-
gro para el Estado".
Este último inciso, como se vé, es en cierto modo contra-
dictorio con los anteriores, pero él viene a subsanar los obs-
táculos insalvables que se les presentaban a ciertos extranjeros,
que, por diversas causas, no podían presentar sus documentos
en forma.
La Ley 5402 de 7 de Febrero de 1934 castiga con 60 días
de prisión conmutables por multa de 100 pesos, al extranjero
que permanezca en el país sin su pasaporte debidamente visa-
do.
El art. 17 de la Ley 6026 distingue dos categorías de ex-
tranjeros :
1.a Extranjeros ya establecidos en el país con anterioridad
a la fecha de vigencia de dicha ley (12 de Febrero de 1937); y
2.a Los llegados con posterioridad a esa fecha.
DEL PERMISO PARA PERMANECER DEFINITIVAMENTE
EN EL PAIS.—
Esta materia se encuentra reglamentada por el D. S. 3486
de 19 de Julio de 1941 debidamente concordado con la Ley
6880 de 8 de Abril de 1941 y el D .S. 1804 de 10 de Abril de
1939 (que no fué publicado en el Diario Oficial).
EXTRANJEROS QUE DEBEN SOLICITARLO.—
l.o Los que a la fecha de la vigencia de la ley 6880
(15 de Abril de 1941) tenían residencia condicional ya sea:
a) por encontrarse en las situaciones previstas en el art.
17 de la Ley1 6026, y
b) por haber llegado al país entre el 12 de Febrero de
1937 y el 15 de Abril de 1941 con visación condicional u or-
dinaria y no han obtenido dicha autorización; y
— 100 —
2.o Los que con la posterioridad a la fecha de la vigen-
cia de la Ley 6880 llegaron al país sólo con visación condi-
cional u ordinario y deseen permanecer indefinidamente en el
país y no han obtenido este permiso.
EXTRANJEROS QUE NO ESTAN OBLIGADOS A SOLICI-
TARLO.—
Estos son:
a) los que llegaron al país antes de la vigencia de la Ley
6026, con o sin pasaportes y cumplieron posteriormente con
la obligación de presentar a las autoridades su documentación
personal dentro del plazo de seis meses contados desde el 12 de
Febrero de 1937;
b) los que llegaron al país con visación definitiva;
c) los que han obtenido antes de la vigencia del D. S.
3486 (19 de Julio de 1941) autorización de permanencia en el
país conforme al inc. final del art. 17 de la Ley 6026 o al art.
8 de la Ley 6880.
Este último art. dice asi: "Los extranjeros que en la ac-
tualidad residen condicionalmente en el país, podrán obtener
autorización de permanencia definitiva en los casos en que el
Presidente de la República decrete, previo informe de la Direc-
ción General de Investigaciones e Identificación. Para dar cur-
so a dicho decreto supremo, deberá agregar el interesado es-
tampilla de impuesto por valor de 500 pesos".
"Este impuesto será de $ 250 por la mujer del interesa-
do y por cada uno de los hijos menores de edad y mayores
de 18 años. Los hijos menores de 18 años estarán exentos del
impuesto".
Este impuesto se paga adhiriendo las estampillas en el
original del respectivo decreto (art. 5.o D. 3486).
SOLICITUDES QUE DEBEN SER DENEGADAS.—
Ya hemos visto que el art. 17 de la Ley 6026 dice en su
parte final, que el permiso de que allí se trata, le será otorga-
do al extranjero si se trata de personas que no constituyan
peligro para el Estado.
Esta situación fué reglamentada por el Decreto 1804, mo-
dificado (levemente) por el Decreto 3486, disponiendo que
constituyen ese peligro y en consecuencia, debe rechazárseles
sus solicitudes a los siguientes extranjeros;
l.o Aquellos que desarrollen actividades o cometan deli-
tos que vayan contra la Seguridad Tnterior del Estado;
i2.o Los aue hayan desarrollado actividades que los ha-
gan indignos de permanecer en Chile;
3.o Los expulsados de otros países por causas ajenas a
la política;
4.o Los que estén:
a) condenados o actualmente procesados por delitos co-
munes que el C. P. califique de crímenes;
b) incapacitados para ganarse la vida por no tener o no
poder ejercer profesión u oficio;
c) comprendidos en algunos de los casos de enfermedad,
que según el C. Sanitario lo s imposibilita para entrar al país:
5.o Los que violen o burlen las leyes chilenas o sus re-
glamentos. las resoluciones gubernativas sobre extranjeros o
las ordenanzas de policía.
— 101 —
OBLIGACIONES Y DILIGENCIAS QUE DEBE CUMPLIR
EL EXTRANJERO AL LLEGAR AL PAIS.—
Son las siguientes:
1.a Inscribirse en Registros Especiales.
2.a Obtener Carnet de Identidad y Residencia (o de Ex-
tranjería).
3.a Pedir (en los casos ya estudiados) permiso al Minis-
terio del Interior para permanecer más tiempo del fijado en la
visación respectiva.
INSCRIPCION EN REGISTROS ESPECIALES
Los extranjeros radicados en el país o que permanezcan
en el durante un período superior a dos meses, deberán ins-
cribirse dentro del plazo de tres días contados desde su llega-
da en los Registros Especiales que existen en los Gabinetes
de Identificación, con excepción de los que lleguen en viaje de
turismo (Ley 3446, Ley 6026 art. 18, D. 2544).
La falta de esta inscipción está penada con multa de vein-
te pesos por cada día de atraso en inscribirse, multa que no
puede exceder de quinientos pesos.
CARNET DE IDENTIDAD Y RESIDENCIA O DE
EXTRANJERIA.—
Todo extranjero radicado en el país o que permanezca en
él durante un período superior a dos meses, deberá obtener su
correspondiente carnet de identidad y residencia, el que debe-
rá exhibir a las autoridades administrativas y policiales de la
República cada vez que le sea exigido (D. 2544, D-L 26 de Oc-
tubre de 1942, Ley 6180 de 4 de Febrero de 1937, art. 19).
MOMENTO EN QUE DEBE OBTENERSE
Debe obtenerlo en el instante en que se inscribe en los Re-
gistros Especiales, sin que el hecho de poseer dicha cédula
signifique que tiene derecho para radicarse en el país desen-
tendiéndose de las condiciones en que obtuvo la visación de su
pasaporte (D. 2544, Ley 6026, art. 18).
PLAZO DE VALIDEZ E IMPUESTO.—
La validez de este carnet es de dos años, al cabo de los
cuales debe renovarse con un impuesto de doscientos pesos.
Al obtenerlo por primera vez se pagará un impuesto de 250
pesos, con excepción:
1.a Sólo pagarán 25 pesos al obtenerlo y 20 al renovar-
lo, los siguientes extranjeros:
a) los que vengan o hayan venido al país a prestar ser-
vicios gratuitamente en establecimientos fiscales de educación
o particulares de enseñanza gratuita;
b) los religiosos de ambos sexos, seculares y regulares
no enclaustrados de las Iglesias Católica y Ortodoxa y los
Hermanos de las Escuelas Cristianas;
c) los pastores protestantes o de otra religión a quie-
nes se les otorgue por decreto supremo esta franquicia;
d) los que vengan en misión cultural, de estudio o de
— 102 —
asistencia social, previamente autorizados por la repartición
fiscal que corresponda y los miembros del Ejército de Sal-
vación;
e) los estudiantes regulares de la enseñanza secundaria
a especial siempre que comprueben en forma fehaciente que
su permanencia en el país obedece exclusivamente a fines de
estudio;
f) los técnicos o profesionales traídos por el gobierno;
g) los que sigan cursos en establecimientos militares, de
Carabineros o Investigaciones e Identificación, comisionados
por sus Gobiernos o que han obtenido becas del Gobierno de
Chile (D. S. 3486).
Es obligación de los extranjeros que hayan obtenido este
carnet, comunicar todo cambio de domicilio o localidad al Ga-
binete de Identificación más cercano.
Los extranjeros menores de 18 años no están obligados a
obtener carnet de extranjería (D-L 26, art. 5.o).
PRUEBA DE LA NACIONALIDAD EN ESTOS CASOS.—
Para la comprobación de la nacionalidad de los extranje-
ros que soliciten carnet extranjería o su inscipción en los
Registros especiales, será obligatorio la presentación del pa-
saporte o del documento pertinente expedido por el Cónsul o
por las autoridades del país de origen dél solicitante (D. 2544
N.o 4 inc. l.o).
En aquellos casos en que el interesado no tenga dichos do-
cumentos o pertenezca a un país que no tenga representación
consular o diplomática acreditada en Chile o su nacionalidad
es ambigua por razones de índole internacional, podrá reem-
plazar los documentos antedichos, por un certificado otorga-
do por. el Ministro de Relaciones Exteriores, en que conste la
nacionalidad del interesado, los antecedentes que se han teni-
do en vista para acreditarla y el motivo que justifique el no
cumplimiento de Jo dispuesto en el párrafo anterior (Ley
6942: D. S. 3690).
Bajo el sólo régimen del Decreto 2544, para comprobar la
nacionalidad en los casos mencionados en el acápite anterior se
exigía la rendición de una información de testigos ante la jus
ticia ordinaria.
OBLIGACIONES DE CIERTOS FUNCIONARIOS O
EMPLEADOS.—
Los empleado de Tesorerías Fiscales o Municipales, ins-
tituciones bancarias y de crédito, los habilitados de las ofici-
nas públicas y en general, todo encargado de hacer un pago,
no pagará suma alguna al extranjero que no presente su Car-
net de Extranjería.
Sin haber cumplido la obligación en estudio o si no se
presenta en el momento oportuno, tampoco podrá tramitar so-
licitud ante el Gobierno, Municipalidades o instituciones Semi-
fiscales, ni otorgarse escritura pública, dar curso a trámites
aduaneros, concederse salvoconductos para cambiarse de resi-
dencia, inscribirse en registros electorales (municipales), hote-
les, casas de pensión, etc.
Se exceptúan de lo dicho, los extranjeros recién llegados
al país, los que podrán exhibir su pasaporte o documento per-
tinente. (art. 6.o Ley 6880).
— 103 —

En caso de encontrarse vencidos los documentos que se


exhiban, se procederá a requisarlos y a enviarlos al Gabinete
de Identificación más próximo. (D. 2544).
Como la obligación de pedir permiso para permanecer en
el pais y los requisitos necesarios al respecto ya los estudia-
mos, continuaremos nuestro estudio tratando:
DE LA SALIDA DE EXTRANJEROS.—
Haremos este estudio, principalmente desde el punto de
vista del Derecho de Expulsión, que corresponde a los Estados
para hacer salir de su territorio a los extranjeros por las cau-
sales y en la forma que sus respectivas leyes señalen.
Éste derecho está consagrado en eí art. 6.0 de la Conven-
ción de La Habana sobre Condición de los Extranjeros, en los
siguientes términos: "Los Estados pueden por motivo de orden
o de seguridad pública, expulsar al extranjero domiciliado, re-
sidente o simplemente de paso por su territorio".
"Los Estados están obligados a recibir a los nacionales
que, expulsados del extranjero, se dirijan a su territorio".
Este derecho de expulsión se refiere sólo a los extranje-
ros, si bien es cierto, que por motivos políticos se aplica fre-
cuentemente a los nacionales.
En estricto derecho, el nacional de un Estado sólo puede
ser expulsado del país en virtud de una sentencia judicial que
lo condene a las penas de confinamiento o extrañamiento, co-
mo sucede entre nosotros.
LEGISLACION CHILENA.—
Ley de Residencia (N.o 3446).
Ley sobre Seguridad Interior del Estado N.o 6026.
Ley 5107 de 19 de Abril de 1932 sobre Operaciones de
Cambios Internacionales.
Decreto-Ley 550 de 6 de Septiembre de 1932 sobre Comer-
cio y La vaderos de Oro.
Reglamento de Pasaportes (D. 315).
LINEAS GENERALES
En general, el extranjero que desee salir del país debe so-
meterse a unos trámites previos semejantes a los que necesita
para entrar.
En primer lugar, debe tener un Pasaporte expedido por
representantes de sus respectivos países.
Este Pasaporte deben presentarlo en la Oficina de Iden-
tificación para los efectos de hacerlo registrar, previo pago
del impuesto correspondiente.
Están exceptuados de este trámite del Registro y del pa-
go del impuesto los siguientes pasaportes:
a) de turismo;
b) los de las personas que tengan menos de tres meses en
el país; y
c) los de los diplomáticos y representantes o Agentes
consulares de países extranjeros.
También están obligados a presentar Certificados de la
Dirección de Impuestos internos en que comprueben haber he-
—1C6-

cho la Declaración Personal para el Impuesto Complementario


sobre la Renta y que se encuentran al día en el pago de sus
contribuciones.
Sólo se exceptúan de la obligación anterior:
l.o los extranjeros que viajen con Pasaportes Diplomáti-
cos o extraordinarios;
2.o aquel sobre el cual se tiene certeza qué no posee bie-
nes en el país;
3.0 aquel cuya permanencia ha sido inferior a seis meses.
Recordemos aquí las excepciones a las obligaciones de
tener pasaportes para entrar al país, que constituyen también
otras tantas excepciones de tener pasaporte para salir de
Chile.
Los extranjeros que no tengan representación diplomáti-
ca o consular o que hayan perdido su nacionalidad de origen o
cuando ella es ambigua por razones de índole internacional o
cuando por cualquier causa no pueden obtener sus pasaportes
en la forma ordinaria, en las oficinas de Identificación se les
otorga un Pasaporte que sólo sirve para salir del país y que
recibe el nombre de "Pasaporte NO Chileno".
Después viene la Revisión Aduanera, que comprende una
revisión de los documentos y otra de los equipajes, dejándose
salir libremente los objetos hasta por un valor de 2 mil pesos
chilenos (500 pesos oro) y sobre esta suma se cobran los res-
pectivos derechos arancelarios.
Si existe duda sobre la autenticidad o legalidad de los do-
cumentos, éstos se retienen y al extranjero se le pone a dispo-
sición del Intendente o Gobernador correspondiente, dándose
cuenta, además, a la Dirección General de Investigaciones.
Ya dijimos que los que entraban en "Grupos o Nóminas de
Turistas", debían salir todos juntos.
EL DERECHO DE EXPULSION EN CHILE
Este derecho está reglamentado entre nosotros en varias
disposiciones legales.
CAUSALES
Podrá expulsarse a los extranjeros que se encuentren ere
alguna de las siguientes situaciones:
l.o Los que hayan sido condenados o estén actualmente
procesados por delitos comunes que el Código Penal califique
de crímenes.
2.o Los que no tengan o no puedan ejercer profesión ix
oficio que los habilite para ganarse la vida.
3.o Los que aparezcan comprendidos en algunos de los ca-
sos de enfermedad que según el Código Sanitario los imposibili-
ta para entrar y permanecer en el país.
4.o Los^ que practiquen o enseñen la alteración del orden
social o político por medio de la violencia.
5.o Los que de cualquier modo propaguen doctrinas incom-
patibles con la unidad o individualidad de la Nación.
i 6.o Los que provocan manifestaciones contrarías al orden
establecido.
7.o Los que se dedican a tráficos ilícitos que pugnan con
las buenas costumbres o el orden público .
8.o Los extranjeros nacionalizados que sean condenados
— 105 —

por delitos contra la Seguridad Interior del Estado, a quienes


se les cancelarán, además, sus cartas de nacionalización. (Ley
6026).
9.o Los que violen las disposiciones que reservan exclusi-
vamente la compra y venta de oro de todo layadero del país
al Jefe de Lavaderos de Oro y a las personas que éste autorice.
lO.o Los extranjeros que efectúen operaciones en contra-
vención a la Ley 5107 sobre Cambios Internacionales.
ll.o Los que entren al país sin estar provistos de pasapor-
tes debidamente visados o cuya visación no cumpliere con los
requisitos exigidos en cuanto a la forma y términos, o no sa-
tisfacieren las condiciones en que la autorización correspon-
diente fué concedida. (Ley 6026).
12.o Los extranjeros que estando ya establecidos en el
país el 12 de Febrero de 1937, fecha de la vigencia de la Ley
6026, no presenten a las autoridades en el plazo de seis meses
su documentación en la forma debida. (Ley 6026).
13.o Los que habiendo sido ya expulsados del territorio
nacional, entraren nuevamente en el sin autorización del Gobier-
no, quienes, además, estarán sujetos a la pena previa de seis
meses de presidio.
PROCEDIMIENTOS
El procedimiento que se siga a este respecto, será distin-
to según se aplique la Ley de Residencia o la Ley sobre Segu-
ridad Interior ciel Estado.
PROCEDIMIENTO DE LA LEY DE RESIDENCIA
Cada Intendente en el territorio de su provincia y con au-
torización expresa del Gobierno, podrá expulsar del país a
cualquier extranjero, comprendido en alguno de los casos, que
señalan los arts. l.o y 2.o de la Ley de Residencia, mediante
un decreto que expresará los fundamentos de su resolución.
En el mismo decreto se reservarán al interesado las acciones
judiciales que le conceda la ley y se ordenará su arraigo pre-
vio, bajo la vigilancia de la policía (art. 3.o Ley 3446).
El extranjero afectado, podrá reclamar judicialmente por
sí o por medio de cualquiera persona (un Procurador del Nú-
mero), ante la Corte Suprema, dentro de cinco días, contados
desde la publicación del decreto en el "Diarlo Oficial".
"La Corte Suprema, procediendo breve y sumariamente y
con audiencia del Fiscal, fallará como jurado la reclamación
dentro del plazo de diez días, contados desde la presentación
del reclamo. Durante estos plazos la Corte podrá adoptar las
medidas de precaución y vigilancia que crea necesarias respec-
to del ocurrente" (art. 4,o).
"Trascurrido el plazo de cinco días sin que interponga re-
curso judicial en contra de la orden de expulsión, o tres días
después del fallo denegatorio de la Corte Suprema, el Inten-
dente respectivo ordeñará ejecutar lo mandado, fijando un
plazo que no podrá ser menor de veinticuatro horas para con-
ducir al expulsado a 1a frontera bajo la inmediata vigilancia
de la policía." (art. 5.o).
"Cualquiera orden de expulsión podrá ser revocada o sus-
pendida temporalmente por decreto del Gobierno, que deberá
transcribirse a la Corte Suprema en caso necesario, (art. 8.o)
— 1C6 -

PROCEDIMIENTO DE LA LEY 6026.


Los que comentan delitos contra la Seguridad Interior del
Estado y aquellos a quienes se niegue el permiso para perma-
necer en el país, pueden ser expulsados del país sin más trámi-
tes, previo el decreto del Ministerio del Interior.
Los extranjeros a quienes se expulse en conformidad a lo
dispuesto en esta ley no pueden reclamar ante los Tribunales
de Justicia, sino sólo directamente al Poder Ejecutivo, quien,
en vista de lo expuesto, a partir de la vigencia de la Ley 6026,
se basa en esta ley para expulsar a los extranjeros infracto-
res.
Continuaremos nuestro estudio, tratando ahora de la con-
dición jurídica de los extranjeros en Chile.
FRENTE A LOS DERECHOS POLITICOS
Los extranjeros no gozan de estos derechos, ya que ellos
se basan en la ciudadanía, que es propia de los nacionales y la
cual puede ser pasiva o activa, según se le mire de la facultad
de elegir o de la de ser elegido.
La prohibición que pesa sobre los extranjeros de inmis-
cuirse en la política interna de los Estados, está reconocida en
el art. Y.o de la Convención de La Habana sobre Condición de
los Extranjeros.
Ya hemos visto anteriormente, que el extranjero para po-
der venir a Chile debe prometer por escrito ante el Cónsul que
se abstendrá de inmiscuirse en la política interna y en los ac-
tos que puedan causar molestias a los Gobiernos con los cuales
el Gobierno mantiene relaciones amistosas.
En nuestro país, los extranjeros en forma absoluta no pue-
den ser elegidos, pero pueden participar en las elecciones de re-
gidores después de haber residido cinco años en el país y de ha-
berse inscrito en los Registros de Extranjeros que existen al
efecto en cada comuna. (Constitución Política, art. 104; Ley
de Organización y Atribuciones de las Municipalidades, Decre-
to Supremo 1472 de 17 de Marzo de 1941).
FRENTE A LOS DERECHOS PRIVADOS
Ya hemos dicho que nuestra legislación sigue el sistema
de la asimilación restringida.
El principio fundamental de la igualdad civil, está consa-
grado en los arts. 57 y 14 del C. C. que dicen respectivamente :
"La ley no reconoce diferencia entre el chileno y el extran-
jero en cuanto a la adquisición y goce de los derechos civiles
que regla este Código".
"La ley es obligatoria para todos los habitantes de la Re-
pública, incluso los extranjeros".
También debemos recordar el art. l.o del Código de D.I.P.
y el art. 5.o de la Convención de La Habana sobre Condición
de los Extranjeros.
Este principio tiene muchas excepciones en nuestra legis-
lación, disposiciones que podemos dividir en varios grupos, a
saber:
l.er Grupo: Disposiciones que establecen excepciones que
dicen más bien relación con el domicilio que con la nacionali-
dad.
2.o Grupo: Disposiciones que establecen diferencias entre -
— 107 —
nacionales y extranjeros en cuanto a su estado civil y capaci-
dad para realizar ciertos actos.
3.er Grupo: Disposiciones que establecen excepciones a la
libertad de trabajo, en cuanto reservan o dan más facilidades
o probabilidades a los chilenos para optar al ejercicio de cier-
tas profesiones, oficios, empleos o cargos.
4.o Grupo: Disposiciones que reservan a los nacionales la
explotación de ciertas industrias o actividades comerciales.
5.o Grupo:'Disposiciones que establecen diferencias entre
nacionales y extianjeros en cuanto a la adquisición de bienes
raíces.
6.0 Grupo: Disposiciones que establecen diferencias entre
chilenos y extranjeros en cuanlo a los impuestos que los gra-
van.
7.o Grupo: Disposiciones que reservan los beneficios crea-
dos por las respectivas leyes a las personas naturales o jurídi-
cas nacionales.
8.o Grupo: Disposiciones que dan preferencia a los chile-
nos en primer lugar y después a los nacionalizados, frente a
los extranjeros para acogerse a ciertos beneficios o situácio-
nes que crean o reglamentan.
PRIMER GRUPO
Sólo cuando el extranjero está domiciliada en Chile puede:
a) ser testigo en un testamento solemne ctorgado en Chi-
le (C. C. art. 1012 N.o 10).
b) testar en el extranjero con sujección a la ley chilena
vC. C. art. 1028)
c) pescar en el mar territorial. (C. C. art. 611).
d) ser testigo para los efectos de cualquiera inscripción en
los Libros del Registro Civil (Ley 4808 art. 16 N.o 7.o).
f) ser tutores o curadores (C. C.^art. 497 N.o 6.o).
g) alegar el derecho junto con los acreedores chilenos, pa-
ra ser pagados preferentemente sobre el activo que un Banco
extranjero tenga en Chile. (D. L. 559 art. 13).
h) ser albacea. (C. C. í.rt. 1272).
SEGUNDO GRUPO
Entre las disposiciones pertenecientes a este grupo, pode-
mos mencionar:
1.a A las leyes patrias que reglan las obligaciones y dere-
chos civiles que nacen de. las relaciones de familia, permanece-
rán sujetos a los chilenos, no obstante su residencia o domici-
lio es país extranjero; pero sólo respecto de sus cónyuges y
parientes chilenos. (C. C. art. 15).
2.a A pesar de la regla que dice, que la sucesión se rige
por la ley del último domicilio del causante fart. 955 del C.
C.), en el art. 998 del C. C. se establece: "En la sucesión abin-
testato de un extranjero aue fallezca dentro o fuera del terri-
torio de la República, tendrán los chilenos a título de heren-
cia, de porción conyugal o de alimentos, los mismos derechos
que según las leves chilenas tes corresponderían sobre la su-
cesión intestada de un chileno".
"'Los chilenos interesados podrán pedir que se les adjudi-
— 108 —

que en los bienes del extranjero existentes en Chile todo lo qua


íes corresponda en la sucesión del extranjero".
"Esto mismo se aplicará en caso necesario a la sucesión
de un chileno que deja bienes en país extranjero".
3.a Incluiremos en este grupo las disposiciones, que esta-
blecen que la interdicción de un extranjero la pueden pedir,
además de las personas que podrían hacerlo si fuera chileno, el
Cónsul respectivo o el funcionario diplomático respectivo,
(arts. 444 y 459 del C. C.)

TERCER GRUPO
Las disposiciones que incluiremos en este grupo tienen
a este respecto un carácter mixto, ya que se refieren a activi-
dades particulares como también a la garantía constitucional
que asegura la libertad de trabajo.
Mencionaremos:
a) sólo los chilenos pueden ejercer la profesión de aboga-
do, sin perjuicio de lo dispuesto en los tratados internaciona-
les vigentes. (Ley 6985 art. 62).
b) sólo les chilenos pueden ser operadores, controladores
y locutores de radiodifusoras, (art. 121 y 122 del D. S. 1470).
c) en principio, sólo los chilenos pueden ser directores de
Sindicatos. "Sin embargo, podrán ser miembro de los directo-
rios de los sindicatos los extranjeros con más de dos años de
residencia, cuyo cónyuge sea chileno, o que sean viudos de
cónyuges chilenos con hijos chilenos, y los extranjeros resi-
dentes por más de diez años en el país, sin tomar en cuenta las;
ausencias accidentales." (C. del T. art. 373).
d) "El ochenta y cinco por ciento, a lo menos, del total de
empleados que sirvan a un mismo empleador, será de naciona-
lidad chilena".
"Se exceptúa de esta disposición al empleador que ocupa
cinco empleados o menos". (C. del T. art. 115).
e) "No podrán ser miembros de las Comisiones Mixtas de
Sueldos: a) los extranjeros"; (Ley 6020, art. 7.o).
f) el Consejo General del Colegio de Arquitectos se com-
pondrá de diez arquitectos de nacionalidad chilena. (Ley 7211
de 30 de Julio de 1942, art. 3.o)
g) las Municipalidades no otorgan Patente de Comercio
Menor-Minorista, Detallista y Comercio Ambulante —-a nacio-
nalizados. sino después de cinco años de haber obtenido su car-
ta de nacionalización. (D-F-L. 256 de 20 Mayo de 1931).
h) leyes que exigieron, para considerar nacional a deter-
minadas sociedades o empresas, que tuvieran en ellas ciertos
cargos o oarticipación directores, empleados, obreros o accio-
nistas chilenos:
D-L- 486 que creó el Banco Central.
D-F-L. 251 sobre Compañía de Seguros, Sociedades Anó-
nimas y Bolsas de Comercio.
Ley 4112 que creó la Caja de Crédito Minero.
Ley 4144 que creó la Superintendencia de Salitre y Yodo
y un Consejo Salitrero,
Ley 6334 que creó la Compañía de Reconstrucción y Au-
xilio.
Ley 5124 que reservó al Estado el Monopolio del Petróleo.
— 109 —

Ley 3841 sobre reserva del Comercio de Cabotage a las


Naves de la Marina Mercante Nacional.
D-F-L. 221 sobre Navegación Aérea.
CUARTO GRUPO.—
Mencionaremos entre las pertenecientes a este grupo:
1.a Ley 3841 sobre Reserva del Comercio de Cabotage a
las Naves de la Marina Mercante Nacional.
2.a Ley 5124, que en su art. l.o inc l.o dispuso: "Por exi-
girlo el interés nacional, resérvase para el Estado, por sí sólo
c en su consorcio con chilenos o con sociedades nacionales, la
exclusividad de la importación de petróleo, sus derivados y sus-
titutos, de la distribución y venta de estos productos".
3.a Decreto con Fuerza de Ley 251, que en su art. 4.o re-
servó para las Sociedades Anónimas Nacionales de Seguro, el
comercio de asegurar o cubrir a bases de primas, riesgos ma-
rítimos, de incendio, de transporte, sobre la vida u otros.
QUINTO GRUPO.—
Ley 5922 de 10 de Octubre de 1936.
SEXTO GRUPO.—
Entre las perteneciertes a este grupo incluiremos:
a) Ley 5169 de 30 de Mayo de 1933 sobre Impuesto a 3a
Renta, que grava en forma diferente a chilenas y extranjeros
con el impuesto adicional (art. 14 y 56).
b) disposiciones que señalaron el impuesto que debían pa-
gar los extranjeros al obtener su Carnet de Extranjerías, que
es muy diferente al que pagan los nacionales al obtener su Car-
net de Identidad.
SEPTIMO GRUPO.
Pertenecen a este grupo:
1.a Ley 4144 oue creó la Superintendencia de Salitre y
Yodo y un Consejo Salitrero.
2.a Ley 4112 que creó !a Caja de Crédito Minero.
3'.a Ley 5687 rué aprobó el Estatuto Orgánico del Institu-
to de Crédito Industrial.
4.a Ley 6334 de 29 de Abril de 1939 sobre Auxilio a los
Damnificados y Fomento a la Producción.
OCTAVO GRUPO.—
En este último grupo mencionaremos:
a) D-F-L 256 de 20 de Mayo de 1931 sobre formación de
poblaciones y colonias agrícolas.
b) Ley 5604 de 16 de Febrero de 1935 sobre Caia de Co-
lonización Agraria.
c) Ley 311 de 24 de Febrero de 1937 sobré Coloniza-
ción de Aysen.
d) Ley 6152 de 6 de Enero de 1938 sobré Arrendamien-
to de. Tierras Fiscales en Magallanes.
— 110 —
CONDICION DE LAS PERSONAS JURIDICAS
EXTRANJERAS.—
El sólo planteamiento del problema, da idea de su impor-
tancia, pero entiéndase lo dicho, respecto de las personas ju-
rídicas extranjeras constituidas en otro país, pues aquellas que
ge constituyan en Chile conforme a nuestras leyes, están ca-
si en un mismo plano con las nacionales, salvo pequeñas di-
ferencias.
CUESTION PREVIA.—
El estudio de este asunto, requiere el planteamiento y so-
lución de una cuestión previa, cual es, el determinar su reco-
nocimiento o existencia frente a nuestra legislación.
Esto proviene de la diferencia fundamental que existe en-
tre la persona natural extranjera y una jurídica. La primera
tiene existencia corpórea, se impone por su propia presencia
y en general, sólo se le sujeta a algunas restricciones o incapa-
cidades.
Las segundas, en principio, son creaciones de la ley y con
respecto a éllas, se formula la siguiente preguntar ¿existen
EÓIO en el Estado que las ha dado vida o reconocido, o tam-
bién en todo otro Estado?
La solución de este problema tiene importancia para dos.
objetos fundamentales, a saber:
l.o— El relativo a su capacidad para suceder; y
2.o— El relativo a su capacidad para ejecutar ciertos ac-
tos o contratos (adquirir bienes por acto entre vivos, .celebrar
contratos, comparecer en juicio, etc.).
CAMINO SEGUIDO POR LA DOCTRINA Y LA
JURISPRUDENCIA.—
Para resolver el asunto planteado, los tratadistas, que di-
cho sea de paso no están de acuerdo en la solución final, dis-
tinguen entre Personas Jurídicas de Derecho Público y de De-
recho Privado: subdividiendo Ia§ primeras en Estados y Per-
sonas Jurídicas que no son Estados.
DE LA EXISTENCIA Y RECONOCIMIENTO DE LOS
ESTADOS.—
Estos son entidades soberanas e independientes, que tie-
nen capacidad política desde que son reconocidos por otro Es-
fado.
Los tratadistas están de acuerdo, en que tienen una doble
personalidad: política y civil.
Su capacidad civil los autoriza para ejecutar actos o con-
tratos, no sólo dentro de su territorio, sino también en el otro
Estado
La existencia internacional de los Estados y su personali-
dad jurídica fueron reconocidas por el Instituto de D. I. en su
reunión de 1897 celebrada en Copenhague.
Err varias legislaciones positivas todo esto está reconoci-
do expresamente; como ejemplo, C. C. Argentino y C. C. del
BrasiL
— 111 —
La legislación chilena no se pronuncia; pero todos los tra-
tadistas (Alessandri, Claro Solar, Cruchaga, etc.) están de
acuerdo en el reconocimiento internacional de los Estados y por
ende, en su capacidad para celebrar actos o contratos.
La práctica uniforme así también lo confirma, ya que
varios Estados extranjeros, como ser Argentina, Brasil, Es-
paña, E.E.U.U. etc. con propietarios de los inmuebles que ocu-
pan sus Embajadas, o Legaciones y lo mismo sucede con Chi-
le en el exterior, quien es propietario de los inmuebles que
ocupan sus. representaciones diplomáticas en Buenos Aires,
Berlín, Washington, etc.
En 1932 se presentó entre nosotros un caso interesante de
Jurisprudencia. En efecto, el Gobierno de Bolivia adquirió un
inmueble en Arica con el objeto de hacer funcionar en él una
agencia aduanera. Al irse a inscribir el contrato de compra-
venta en el Conservador de Bienes Raíces, este se negó a ello,
alegando que una parte del territorio nacional no podía ser
inscrita a nombre de un Gobierno extranjero. El Gobierno bo-
liviano llevó el asunto ante el Juez Letrado de Arica, quien
ordenó se hiciera la inscripción correspondiente; pero el Pro-
motor Fiscal reclamó ante la Corte Suprema, quien por sen-
tencia dictada de 1912 declaró, que el Conservador estaba obli-
gado a cursar y hacer dicha inscripción.
Todo ésto, fué confirmado por el Código de D. I. P. que
en su art. 31 dispúso: "Cada Estado contratante, en su carác-
ter de persona jurídica, tiene capacidad para adquirir y ejer-
citar derecho?, civiles y contraer obligaciones de igual clase en
el territorio de los demás, sin otras restricciones que las es-
tablecidas expresamente por el derecho local".
PERSONAS JURIDICAS DE DERECHO PUBLICO QUE NO
SON ESTADOS
Se comprenden en ellas, aquellas por intermedio de las cua-
les el Estado ejerce su acción y forman parte de él. Ej. Muni-
cipalidades, Universidad de Chile, Beneficencia, etc.
El Instituto de D. I. en su reunión de Copenhague de 1897,
resolvió, que a estas personas jurídicas se les debe reconocer
internaeionalmente sin necesidad de cumplir trámites o con-
diciones previas para este efecto.
El reconocimiento de estas personas jurídicas dió lugar
entre nosotros a varios pleitos, que fueron fallados por nues-
tros Tribunales y entre ellos mencionaremos algunos.
Hace años falleció en Iauiciue don Juan Sargo, dejando to-
dos sus bienes a la Municipalidad de Milna (una ciudad yugoes-
lava). El Juez Letrado de Iquique le concedió a esta Corpora-
ción la posesión efectiva por auto de 3 de Julio de 1920. El
señor SabionceHo, socio del causante, reconoció la personalidad
y derechos del asignatario y sus negocios continuaron con el
representante de la Municipalidad de Milna, con quien celebró
más tarde un convenio de transacción.
El segundo caso que recordaremos es el siguiente: Don
Juan Nepomuceno Rojas Bustamante dejó ccmo heredera mo-
dal a la Junta Provincial de Beneficencia de Sevilla. A pesar
de esto. Ka parientes del señor Rojas, pidieron la posesión
efectiva aireando nue I? cláusula testamentaria en aue se ins-
tituía heredera universal a la Junta era nula y que debía dar-
— 112 —
se por no escrita, porque, según ellos, dicha institución no te-
nía capacidad para suceder.
Ei representante de la Junta se opuso a dichas pretencic-
nes y ejercitó la acción de petición de herencia, dándose asi
origen al juicio caratulado "Junta Provincial de Beneficencia do
Sevilla con Luis Guzmán y otros", que en primera instancia
fué adverso a dicha corporación.
La Corte Apelaciones de Santiago, por sentencia de 7 de
Enero de 1935, revocó el fallo de primera instancia y declaró,
que la Junta era en España una persona jurídica con capacidad
para heredar, y en consecuencia, tenía esta misma capacidad
en Chile. En sus considerandos decía, que "ei concepto de las
personas jurídicas se rige por la ley del Estado en que la en-
tidad ha nacido a la vida del derecho y que no tiene sino la ca-
pacidad civil de que disfrute según las leyes del país de su
origen. "Y toda vez que nuestro Código Civil no extiende a ta-
les Corporaciones de derecho púb-ico ia exigencia que impone a
las demás personas jurídicas en orden a que-para tenerlas por
tales en nuestro territorio, sea menester su establecimiento en
virtud de una ley o la aprobación del Presidente de la Repú-
blica, habría que estarse a los tratados hispano-chilenos o al
uso internacional o a la opinión de las autoridades en materia
dé Derecho Internacional, en cuanto a tcdcs estos elementos
coinciden en establecer el principio de que una persona de de-
recho público en España también lo es en nuestro país, por
ese sólo hecho y sin necesidad de ningún trámite o formalidad
legal".
La Corte Suprema, por sentencia de 10 de Agosto de 1936,
confirmó la sentencia de segunda instancia, desechando el re-
curso interpuesto en contra de ella.
j-On resuden, se reconoce entre nosotros la personalidad
iurídica de estas entidades de Derecho Público, sean o ro Esta-
dos.
PERSONAS JURIDICAS EXTRANJERAS DE DERECHO
PRIVADO
Para hacer un estudio sobre estas rnMdades, es preciso dis-
tinguir entre las que persiguen un fin de lucro (sociedades), y
las que no persiguen un fin de lucro (corporaciones y fundacio-
nes).
Respecto al reconocimiento de la personalidad de las Cor-
poraciones y Fundaciones de Derecho Privado, las opiniones
fe encuentran divididas en. dos grandes grupos, según s'gan la
doctrina clásica de la ficción o la doctrina moderna de la rea-
lidad.
DOCTRINA CLASICA DE LA FICCION
Sostiene que la persona -¡urídica es una creación arbitraria
de la ley y debe su existencia únicamente al legislador, auien
la crea por razones de carácter político, económico o social;
en consecuencia, su existencia no debe traspasar las fronteras
del Estado que las creó.
— 113 —
DOCTRINA MODERNA DE LA REALIDAD
Para ésta, la persona jurídica es un fenómeno natural y
tan real como una persona física, que se impone al legislador
con la misma fuerza que todo fenómeno natural, quien no ha-
ce sino constatar su existencia, y en consecuencia, su existen-
cia debe ser reconocida en todo otro Estado sin que le sea ne-
cesario cumplir otros requisitos.
LEGISLACION CHILENA
La disposición fundamental al respecto está consignada
en el art. 546 del C. C., que dice:
"No son personas jurídicas las fundaciones o corporacio-
nes que no se hayan establecido en virtud de una ley, o que no
hayan sido aprobadas por el Presidente de la República".
Alrededor de la interpretación que se dé a este artículo,
gira esencialmente 1a. solución u opinión que se acepte.
Nuestros tratadistas están divididos en dos grandes corrien-
tes: una encabezada por don Arturo Alessandri y otra por don
Luis Ciaro Solar.
El señor Alessandri, siguiendo la teoría de la ficción, opina
que las personas jurídicas de derecho privado no pueden heredar
en Chile si no se han establecido en virtud de una ley o de una
aprobación del Presidente de la República.
En un artículo titulado "¿Puede una persona jurídica ex-
tranjera ser instituida asignataria de bienes situados en Chile?
publicado en el Tomo XVII de la Revista de Derecho, el señor
Alessandri argumenta así:
"El art. 983 del C.C. dispone que son incapaces de toda he-
rencia o legado las cofradías, gremios o establecimientos, cua-
lesquiera que no sean personas jurídicas".
"Conforme al art. 20 del mismo Código, la expresión "per-
sona jurídica" debe tomarse en el sentido que le da el art. 545
del mismo cuerpo de leyes, y como según él art. 546 no son ta-
les las que no se hayan establecido en virtud de una ley o no
hayan sido aprobados por el Presidente de la República, es in-
dudable que los establecimientos, cualesquiera no autorizados
en conformidad al art. 456, son incapaces de toda herencia o
legado."
Este artículo no distingue entre personas jurídicas ex-
tranjeras y nacionales y como según el art. 14 en Chile rige la
ley chilena aún para los extranjeros y conforme al art. 16 los
bienes situados en Chile se rigen por esa misma ley, no cabe
duda de que el art. 963 declara incapaz de toda herencia o le-
gado a las entidades que no sean personas jurídicas, con arre-
glo a nuestra ley, salvo que tratados especiales le reconozcan
su existencia.
A estos argumentos, se agregan otros dos:
Para nuestra legislación, en conformidad al art. 545 del
C. C., estas entidades son creaciones ficticias de la ley y por
ende, no pueden existir en nuestro país de pleno derecho en vir-
tud de lo dispuesto por otro Estado.
Además, el art. 32 del Código de D. I. P. dispone que "El
concento y reconocimiento de las personas jurídicas se regirán
por la ley territorial". El concepto que la ley chilena tiene sobre
— 1C6 -

las personas jurídicas es que ellas son entidades ficticias en


consecuencia, no podrán ser reconocidas mientras no se some-
tan a lo dispuesto por nuestras leyes.
El señor Claro Solar y sus partidarios responden a dichos
argumentos de esta manera:
"La disposición del art. 963 no ha podido tener en vista
sino las cofradías, gremios o establecimientos chilenos sin per-
sonalidad jurídica por no haberse establecido en virtud de la
ley o de la autorización del Presidente de la República, no pue-
de, por lo mismo, referirse a las asociaciones, corporaciones o
establecimientos que gozan de personalidad jurídica con arre-
glo a su ley nacional, a las personas jurídicas extranjeras. Es
desnaturalizar, generalizándolo, el alcance del art. 963, deducir
de él que "las personas jurídicas de derecho privado extranje-
ras no podrán ser instituidas herederas o legatarias de bienes
situados en Chile, ni adquirir éstos en cualquier otra forma,
mientras su existencia en este país no haya sido autorizada con
arreglo al art 546".
Por lo demás, el art. 14 habla de "habitantes" y la perso-
na jurídica constituida en el extranjero no puede ser conside-
rada habitante de la República.
Respondiendo al argumento que se apoya en el art. 16 del
C. C., dicen, que en este caso es inaplicable, pues no se trata
de saber qué ley rige los bienes situados en Chile, sino que se
trata de resolver cuál es la capacidad de estas personas jurídi-
cas. Esto último no es un asunto de carácter real sino perso-
nal, por lo tanto, debemos aplicar la ley extranjera, recono-
ciendo la existencia de dichas personas.
Por último dicen, que si bien es cierto que el C. C. en su art.
545 acepta la teoría de la ficción; el espíritu general de la le-
gislación tiende a aceptar la capacidad de estas entidades, re-
conociéndoles los derechos adquiridos, que tengan por título dé
actos o contratos celebrados en país extranjero.
Aún más, el argumento basado en el art. 32 del Código de
D. I. P. no tiene mayor asidero, ya que este mismo Código, en
su art. 8.o reconoce que "los derechos adquiridos al amparo de
la regla de este Código tienen plena eficacia extraterritorial
en los Estados contratantes. . ."
El señor Duncker manifiesta, que ninguna de las dos doc-
trinas son perfectamente válidas y que para resolver este asun-
to es necesario distinguir entre la capacidad patrimonial y la
capacidad funcional.
La capacidad patrimonial es, aquella que autoriza para
realizar ciertos actos aislados o determinados, como por ejem-
plo, comparecer en juicio, celebrar contratos, v para los cua-
les son plenamente capaces tanto dentro del Estado que auto-
riza a la respectiva corporación como fuera de él.
Entiéndese por capacidad funcional aquella que autoriza
a la persona jurídica para realizar o ejercer los fines o funcio-
nes propios para los cuales fué creada, como por eiemplo,
desarrollar su actividad peculiar permanente, fundar filiales o
agencias, etc.
Para que puedan ejercitar esta capacidad funcional en
Chile, es necesario que sean autorizadas por una ley o aproba-
das por el Presidente de la República. Si así no fuera, sería co-
locarlas en una situación privilegiada frente a las demás.
Citaremos ahora dos casos de Jurisprudencia..
— 115 —
A fines del siglo pasado, falleció el Presbítero don José
Manuel Lasseau quien instituyó heredero del remanente al Se-
minario de San Juan (Argentina). Los parientes de este sacer-
dote pidieron la nulidad ae esta asignación testamentaria ante
el Juez Letrado de San Felipe, basados en que dicho Seminario
no era persona jurídica en Chile, pues no había cumplido la ley
nacional.
La sentencia de primera instancia acogió la demanda y
por sentencia de 29 de Septiembre de 1892 fué confirmada por
la Corte de Apelaciones de Santiago, quien, además, funda-
mentó su fallo en que dicho Seminario tampoco era persona
jurídica en Argentina, condición indispensable para poder re-
conocérsele su capacidad para poder recibir una asignación
testamentaria.
Estas sentencias, son exactas en la parte en que se basan
en que el Seminario tampoco era persona jurídica en Argentina;
pero no en aquello en que expresan que debía cumplir con la
ley chilena para poder reconocérsele su capacidad.
El segundo caso de Jurisprudencia es el siguiente:
En 1930 falleció don Ramón Nieto Otero y dejó como he-
rederos a las "Escuelas Nieto", de la ciudad de Vigo (España)
y las cuales había fundado él mismo años atrás. Los herederos
abintestatos solicitaron la declaración de nulidad del testa-
mento, basados en que dichas Escuelas eran incapaces de su-
ceder, por quedar comprendidas en el art. 963, ya que no se
habían establecido en Chile con arreglo al art. 546. Por senten-
cia de 7 de Octubre de 1935, el Juez del Quinto Juzgado Civil
de Santiago acogió la demanda, pasando luego el asunto a co-
nocimiento de la Corte Suprema, quien no llegó a pronunciar-
se por haber llegado a un arreglo las partes.
Como vemos, ambos fallos se inclinan por la teoría de la
ficción.
Estudiaremos ahora e! reconocimiento en Chile de las so-
ciedades extranjeras constituidas en país extranjero.
Para résolver el problema de si deben o no ser reconocidas
en nuestro país, se hace una distinción entre las sociedades de
personas y las sociedades de capitales.
Las sociedades de personas (colectivas, de responsabilidad
limitada, en comanditas), tienen una existencia más real, no
ofrecen peligro alguno y no es sino un contrato válidamen-
te celebrado en el extranjero que es preciso reconocer en cada
país. Los autores están de acuerdo en que su existencia debe
ter reconocida de nleno derecho, sin que sea necesario que
cumplan las formalidades o requisitos que cada país exiga.
Así también se opina en Chile, máxime si el art. 16 del
C. C. declara válidas las estipulaciones contenidas en los con-
tratos otorgados conforme a la ley del país en que se celebran:
pero si una sociedad de esta clase quiere ejercitar su capacidad
funcional, entonces será necesario que cumpla los requisitos
que exige la ley chilena (art. 350 y siguientes del C. de C.).
Respecto de las sociedades de capitales, es decir, las anó-
nimas, existe en doctrina la misma discusión que vimos ante-
riormente entre los sostenedores de la teoría de la ficción y
los que apoyan la teoría moderna de la realidad.
Respecto de estas sociedades, en nuestro Código de Co-
mercio existen dos disposiciones fundamentales, a saber:
— 116 —

Artículo 427: "Las sociedades anónimas existen en virtud


de un decreto del Presidente de la República que las autorice".
"Esta autorización es igualmente necesaria para modifi-
car sus estatutos, para prorrogar las sociedades que se consti-
tuyen por tiempo determinado, y para disolverlas antes del tér-
mino estipulado o fuera de los casos previstos por la ley".
Artículo 468: "Las compañías anónimas extranjeras no
podrán establecer agentes en Chile sin autorización del Presi
dente de la República".
"Los agentes que obraren para esas compañían sin haber
obtenido la autorización gubernativa quedarán, personalmen-
te obligados al cumplimiento de los contratos que celebraren
y sometidos a todas las responsabilidades precedentes estable-
cidas, sin perjuicio de la acción a que hubiere lugar contra di-
chas compañías".
El señor Alessandri sostiene, que en virtud de lo dispues-
to en el art. 468, es indispensable la autorización del Presiden-
te de la República, para que estas sociedades puedan ser re-
conocidas.
El señor Claro Solar, estima por su parte, que este artícu-
lo sólo exige dicho requisito cuando la sociedad anónima desee
establecer agencias en el país y no para otorgarle el reconoci-
miento de su existencia, la cual queda implícitamente reconoci-
da con la frase final que dice "sin perjuicio de la acción a que
hubiere lugar contra dichas COMPAÑIAS".
Aquí, nuevamente debemos hacer la distinción entre la ca-
pacidad patrimonial y la funcional y aplicar las mismas conclu-
siones a que arribamos anteriormente.
La Jurisprudencia que sobre la materia podemos. señalar
es la siguiente : Por sentencia de l.o de Abril de 1887 la Cor-
te de Apelaciones de Santiago reconoció a la Sociedad Minera
Inglesa "Las Condes Ltda. (constituida en Londres) su capa-
cidad para comparecer en Chile ante los Tribunales de Justicia.
El 25 de Junio de 1936 se suscribió en Washington, en la
Unión Panamericana, una "Declaración sobre la Personalidad
Jurídica de las Compañías Extranjeras", cuyo texto es el si-
guiente:
"Las sociedades constituidas según la ley de uno de los
Estados Contratantes con sede en su territorio, que no tengan
asiento, sucursal o representación social en otro de los Esta-
dos Contratantes, podrán sin embargo, practicar en el territo-
rio de éstos, actos de comercio que no sean contrarios a sus leyes
y comparecer en juicio como demandantes o como demandadas,
con sujeción a las leyes del país".
Al firmar el presente Protocolo el Representante de Chile
formuló de la siguiente manera el principio de la preinserta.
Declaración:
"Las sociedades mercantiles constituidas según las leyes
de uno de los Estados signatarios con sede en su territorio, que
no tengan asiento, sucursal o representación social en otro de
los Estados signatarios, podrán, sin embargo, comparecer en
juicio en el territorio de éstos como demandantes o como de-
mandadas, con sujeción a las leyes del país, y ejercer actos ci-
viles y de comercio aue no sean contrarios a sus leyes, salvo
aue para la realización-» continuada de dichos actos, de suerte
que ellos importen un ejercicio del objeto social, reauiera la
sociedad mercantil autorización especial de autoridad compe-
— 117 —

tente según las leyes del país donde tales actos hubieran de
realizarse".
Como vemos, en el fondo estas Declaraciones coinciden con
la teoría que hemos expuesto en nuestro curso, respecto a que
es necesario distinguir entre la capacidad patrimonial y la
funcional de las personas jurídicas.
CONDICION LEGAL DE LAS SOCIEDADES EXTRANJERAS
EN CHILE.—
Este título se refiere a las sociedades extranjeras consti-
tuidas en Chile y a las que establecieran agencias en nues-
tro país.
Para hacer este estudio, debemos considerar también la
situación en que se encuentran frente a los derechos políticos,
a los públicos y a los privados.
FRENTE. A LOS DERECHOS POLITICOS.—
Basta su mención para comprender que estos derechos
sólo son propios de las personas naturales.
FRENTE A LOS DERECHOS PUBLICOS.—
En virtud del art. 10 de la Constitución Política, que ase-
gura a toios los habitantes de la, República los derechos públi-
cos que en él se mencionan, las personas jurídicas extranje-
ras gozan de iguales derechos públicos que las nacionales y
aquí la asimilación entre unas y otras es mucho más cierta y
efectiva, pues no tenemos respecto de éllas, las excepciones
aplicables a las personas naturales extranjeras.
FRENTE A tOS DERECHOS PRIVADOS.—
El principio general es el de la asimilación, sin perjuicio
de que pueda consultarse algunas excepciones.
Estas restricciones podemos clasificarles en dos categorías:
1.a— Excepciones aplicables tanto a las personas natura-
les como jurídicas extranjeras y que vimos al estudiar la con-
dición jurídica en Chile de las primeras.
2.a— Excepciones aplicables sólo a las personas jurídi-
cas extranjeras y entre las cuales podemos mencionar :
a) Decreto con Fuerza de Ley 251, aue reservó para las
personas jurídicas nacionales el comercio de seguros;
b) Lev 4357 do 24 de Septiembre de 1929 sobre Emi-
sión de Bonos por Sociedades Anónimas que en sus artículos
l.o y 3.o dispone:
Art. l.o "Fólo las sociedades anónimas constituidas y do-
miciliadas en Chile y las sociedades anónimas extranjeras que
cumplan con lo dispuesto en los artículos 3.o y 4.o de la pre-
sente ley, podrán contratar empréstitos mediante la emisión
de bonos, o "debentures", de acuerdo con las disposiciones de
esta ley y siempre que sus estatutos le concedan expresamen-
te esta facultad.
"Sin embargo, las sociedades, constituidas con anterioridad
a la, vigencia de esta ley, podrán también emitirlos, en defec-
to de esa. facultad, por acuerdo de la junta general extraordi-
— 118 —

naria de accionistas adoptado con el quorum y mayoría reque-


ridos para la modificación de sus estatutos".
Art. 3.o "Las sociedades anónimas extranjeras que hayan
sido autorizadas para establecer agentes en el territorio de la
República, podrán emitir bonos en Chile con arreglo a las dis-
posiciones de la presente ley, siempre que tengan en el país la
explotación principal de sus negocios y constituyan en Chile
un directorio responsable y con facultades suficientes, y a con-
dición también de que la emisión se haga con garantía hipote-
caria c prendaria de bienes situados en Chile".
c) Ley 5169, de 30 de Mayo de 1933 sobre Impuesto a la
Renta y que gravó con un impuesto adicional a las personas
jurídicas extranjeras.
d) Art. 468 del C. de C. que dispone: "Las compañías
anónimas extranjeras no podrán establecer agentes en Chile
sin autorización del Presidente de la República.
"Los agentes que obraren por esas compañías sin haber
obtenido la autorización gube'rnativa quedarán personalmen-
te obligados al cumplimiento de los contratos que celebraren
y sometidos a todas las responsabilidades precedentemente es-
tablecidas, sin perjuicio de la acción a que hubiere lugar contra
dichas compañías".
Este artículo está en relación con los artículos 120 a 127
del D. F. L. 251 y arts. 11, 13, 14 y 15 de la Ley General de
Bancos.
CAPITULO IV
DE LOS CONFLICTOS DE LEYES
TEORIA GENERAL
A través de nuestro estudio hemos visto que para resol-
ver determinados casos de carácter jurídic^ frecuentemente
concurren varias legislaciones, produciéndose a menudo con-
flictos entre ellas.
También dijimos que la solución de estos conflictos es uno
de los objetos mismos de nuestro ramo.
CLASES DE CONFLICTOS
Pueden ser positivos y negativos.
Positivos son aquellos que se producen cuando dos o más
legislaciones se atribuyen a sí mismo competencia para cono-
cer del asunto. En este caso se aplica la ley del tribunal, ya que
este no puede prescindir de su propia ley.
Ejemplo: Un chileno domiciliado en Argentina desea ven-
der un bien raíz que posee en Chile. Para nuestra legislación
será capaz a los veinticinco años y tendrá que sujetarse a la ley
chilena por cuanto el acto va a tener efecto en el país. Por su
parte, la legislación argentina dispone que debe aplicarse la
ley del domicilio, y en consecuencia, a ese chileno le bastará te-
ner veintidós años para ser capaz de celebrar el contrato y re-
girse por la ley argentina.-
Conflictos negativos son aquellos en que ninguna de las
legislaciones concurrentes se atribuyen competencia, dándose-
la, a su vez, cada una de cijas a otra.
Ejemplo: un chileno fallece en Roma. La ley chilena dispo-
ne que su sucesión se regirá por la ley de su último domicilio y
la italiana, por su parte, estatuye, que se regirá por la ley de
su nacionalidad.
NATURALEZA JURIDICA DE LAS DISPOSICIONES EN
CONFLICTO
Atendiendo a la naturaleza jurídica de las disposiciones
en conflicto podemos dividirlas en:
a) Disposiciones positivas;
b) Disposiciones de Derecho Internacional; y
c) Disposiciones de calificación.
DE LA APLICACIÓN DEL DERECHO EXTRANJERO
Al estudiar la Historia del Derecho Internacional esboza-
mos el fundamento jurídico de la aplicación del derecho extran-
jero.
En un principio era imposible la aplicación de la ley ex-
— 120 —

tranjera, por cuanto ello pugnaba con los atributos esenciales


y el concepto que se tenía de la soberanía.
La Escuela Holandesa menoscaba el concepto rígido de la
soberanía y permite y fundamenta la aplicación de las leyes
extranjeras como una norma de "cortesía internacional".
La doctrina anglo-americana niega en principio la aplica-
ción de la ley extranjera y sostiene que aún en aquellos casos
en que el legislador se remita a una ley extranjera el juez debe
ser expresamente facultado para aplicarla, ya que no es obli-
gación guardar cortesía con los demás Estados y_ además, por-
gue es imposible que les jueces conozcan todo el derecho ex-
tranjero.
Savigny, en su Tratado de Derecho" Romano, fué el prime-
ro que impugnó el fundamento de la "cortesía internacional",
que por cierto no era sólido ni jurídico. Para este tratadista, la
aplicación en su caso del derecho extranjero por parte de los
Tribunales es una obligación jurídica y sostiene que la omisión
de su aplicación se puede reparar por medio de los recursos le-
gales.
La doctrina contemporánea basa la anlicabilidad de la ley
extranjera en una amplia noción de la justicia y de la utilidad,
aún en los casos en que la ley nacional no contenga disposicio-
nes que se remitan a ella.
La doctrina moderna contempla a este respecto algunas
excepciones y de aquí que la aplicación del derecho extranjera
sólo lo extienda a las leyes positivas y no a las de calificación
ni a las de conexión. Tampoco se extiende a los casos en que ss
considere que la ley extranjera vaya contra el Orden público
internacional y cuando se pretenda validar un acto o contrato
que signifique un fraude a la ley nacional.
FACTORES DE CONEXION
Pero el fundamento mismo que invoca cada legislación
para hacer aplicable una ley extranjera, se basa en ciertas
circunstancias llamados factores dé conexión y que podemos
definir como aquellos hechos a los cuales atiende cada legisla
ción para dar lugar a la aplicación del Derecho Extranjero.
Los principales factores de conexión son: la nacionalidad, .
el domicilio, la situación, la autonomía de la voluntad, la ley del
tribunal, la ley de lugar en que se celebrá el acto o contrato y
él principio de que los bienes muebles siguen la .ley de la persona
a quien pertenecen.
La nacionalidad es la especie de vínculo personal más fre-
cuentemente adoptado para regular la capacidad y el estado
civil de las personas. En los s'stemas personales también exis-
te para los bienes y los actos jurídicos.
Similar a este principio es la "ley del pabellón" del Dere-
cho Marítimo.
EI_ domicilio se consulta con frecuencia como factor de
conexión en materia de sucesiones y de competencia judicial.
En muchas partes, se le toma en cuenta para determinar
la nacionalidad de las personas jurídicas.
Ya vimos anteriormente, la lucha que a través de los
años han sostenido estos dos primeros factores de conexión.
Los países europeos siguen generalmente el factor de la
nacionalidad, mientras que los sudamericanos optan por el do-
micilio, que se consagró implícitamente desde "el Congreso de
— 121 —

Montevideo de 1888 y de una manera casi definitiva en el Con-


greso de La Habana de 1928.
La situación se toma en cuenta ya se trate de bienes raí-
ces o muebles.
El principio de la autonomía de la voluntad, que fué procla-
mado por Dumoulin, se aplica en forma casi absoluta en mate-
ria de contratos.
La ley del tribunal o lex fori es también de mucha impor-
tancia, especialmente en materia procesal.
El principio que establece que el acto o contrato se rige
por la ley del lugar donde se celebra, se sintetiza en la conoci-
da frase: "lex locus regit actum".
Por último, aquel que establece que los bienes muebles si-
guen la ley de la persona a quien pertenecen, se sintetiza a su
vez en esta otra expresión: "mobilia secuntun personae".
SITUACION ACTUAL
La legislación de cada país tiene disposiciones expresas
que facultan a los Tribunales para que apliquen leyes extran-
jeras.
Así en materia de sucesiones, Chile dispone que ella se re-
glará por la ley del último domicilio del causante; el acto
jurídico ejecutado válidamente en el extranjero tiene valor
en nuestro país.
En les conflictos que motivan nuestro estudio, no hay con-
flictos de soberanía sino solamente de leyes.
Cada vez que el legislador se remite a las leyes extranje-
ras y ordena o faculta su aplicación, se verifica una verdade-
ra apropiación del derecho extranjero, el que queda incorpora-
do a la legislación nacional, y como dicen algunos autores, que-
da "nacionalizado".
La frecuencia con que se suscitan estos conflictos, hacen
cada día más y más importante el estudio del Derecho Compa-
rado .
¿Cuál es la extensión de esta apropiación dé que hemos
hablado- ¿Se refiere ella sólo a las disposiciones extranjeras vi-
gentes en la época en que se dicta la ley nacional o también a
a todas las que se dicten con posterioridad?
Algunos autores sostienen que sólo se refieren a las pri-
meras; pero la mayoría afirma que también se refiere a las
segundas, opinión, esta última, que parece serla verdadera.
DIFERENCIAS ENTRE LA LEY NACIONAL Y LA EX-
TRANJERA
La gestación de la ley nacional importa en la mayoría de
las Constituciones procedimientos más o menos largos, que ter-
minan con su promulgación y publicación, trámites que las
hace perfectamente conocidas de todos, por lo cual se las pre-
sume conocidas.
Respecto de las leyes extranieras, como bien se compren-
derá, no ocurre lo mismo v cuando van a recibir aplicación en
otro país, debe aceptarse la excepción del no conocimiento del
Derecho extranjero cuando se haga valer.
En lo que se refiere al juez, éste sólo está obligado a cono-
— 122 —

cer la ley nacional; pero no el derecho extranjero que deba apli-


car en su caso.
Como se ve, esta diferencia tiene importancia tanto para
las partes como para el juez de la causa y da lugar, además, a
ciertas cuestiones en la aplicación del Derecho extranjero, a
saber:
1.a Problema sobre la forma como los Tribunales deben
aplicar el Derecho extranjero; y
2.a Discrepancias sobre los recursos que proceden por la
no aplicación o errónea interpretación del derecho extranjero.
El estudio de cotos problemas lo haremos más adelante y
ahora nos ocuparemos:
DEL CONOCIMIENTO DEL DERECHO EXTRANJERO
No es necesario que nos detengamos a considerar la im-
portancia que tiene tanto para las partes como para el juez, el
conocimiento de este derecho, de modo que entraremos inme-
diatamente a estudiar los diversos medios que se han propues-
to para dar a los interesados dicho conocimiento.
l.o Pillet preconiza la creación en cada país de un organis-
mo especial encargado de informar a los jueces sobre la ley ex-
tranjera que debe aplicarse y su interpretación. Esta opinión
ha sido llevada a la realidad en Francia, país en el cual existe,
anexa al Ministerio de Justicia, una Oficina de Legislaciones Ex-
tranjeras, encargadas de realizar dicha labor.
2.o En la 6.a Conferencia Panamericana de La Habana, la
Delegación de la República del Salvador, sometió a su conside-
ración una Convención que creaba en cada país signatario una
Magistratura Especializada, con competencia privativa para re-
solver los conflictos legislativos; pero esta Convención sólo
fué aprobada como una simple recomendación para los Estados
presentes.
3.o El tratadista holandés Jitta nropone la creación de una
Oficina u Organismo Internaecional, al cual podrían recurrir
los jueces cuando tuvieran necesidad de aplicar leyes extranje-
ras.
Para facilitar la realización de esta idea, podía crearse una
oficina anexa a la Unión Panamericana u otro Organismo se-
mejante.
4.o Fiore preconiza un procedimiento más práctico que
consiste en lo siguiente: en cada caso particular el juez de la
causa debe dirigir un exhorto al tribunal extranjero corres-
pondiente a fin de que éste le remita el texto de la ley que de-
be aplicarse y cuál es su interpretación auténtica o por lo me-
nos, las más aceptadas.
5.o El autor español Fernández Prida. propone un proce-
dimiento que se sigue con frecuencia: el tribunal interesado se
dirige solicitando los informes pertinentes a las Corporaciones
o Funcionarios extranjeros oue pueden proporcionárselos, ta-
les como Colegios de Abogados, Universidades, Notarios, Fis-
cales. etc.
6.o Story prepone se establezca un intercambio de leyes»
es decir, que cada país envíe a los demás copias de sus leyes,
formándose así en cada uno de ellos un Archivo de leyes ex-
tranjeras-..
—1C6-

7.o Sistema que autoriza al Tribunal, para aplicar el de


lecho extranjero, a oír el informe de peritos.
Este procedimiento se encuentra establecido en el N.o 2.o
cel art. 413 de nuestro C. de P. C. que dice así:
"Podrá también oírse el informe de peritos:
2.o Sobre puntos de derecho referentes a alguna legisla-
ción extranjera".
En conformidad al art. 416 del mismo Código, estos peri-
tos son nombrados en comparendos, l.o por las partes cuando
están de acuerdo y 2.o a falta de este acuerdo los nombra el
Tribunal.
8.o El Código de D. I. P. ha establecido dos sistemas: uno
de carácter privado que consigna en su art. 409; y otro ofi-
cial que está regido por ios arts. 410 y 411.
Art. 409: "La parte que invoque la aplicación del derecho
de cualquier Estado contratante en uno de los otros, o disienta
de ella, podrá justificar su texto, vigencia y sentido, mediante
certificación de dos abogados en ejercicio en el país de cuya
legislación se trate, que deberá prsentarse debidamente legali-
zada".
Art. 410: "A falta de prueba o si el juez o el tribunal por
cualquier razón la estimaren insuficiente, podrán solicitar de
oficio, antes de resolver, por la vía diplomática, que el Estado
de cuj^a legislación se trate, proporcione un informe sobre el
texto vigencia v sentido del derecho aplicable".
Art. 411 "Cada contratante se obliga a suministrar a los
otros, en el más breve plazo posible, la. información a que el ar-
tículo anterior se refiere y que deberá proceder de su Tribunal
Supremo o de cualquiera de sus Salas o Secciones, o del Minis-
terio Fiscal, o de la Secretaría o Ministerio de Justicia."
APLICACION DEL DERECHO EXTRANJERO EN CHILE
Esta aplicación resulta directamente de ciertas disposicio-
nes y de otras en forma indirecta.
Según el art. 14 del C. C. "La ley es obligatoria para to-
dos los habitantes de la República, incluso los extranjeros".
Este art. implícitamente está disponiendo que los Tribuna-
les aplicarán la ley extranjera a los no habitantes de la Repú-
blica, sin perjuicio, naturalmente, de ciertas excepciones, por
ej. las consignadas en el art. 15 del C. C. que dice:
"A las leyes patrias que reglan las obligaciones y dere-
chos civiles, permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su
residencia o domicilio en país extranjero:
"l.o En lo relativo al estado de las personas y a su capa-
cidad para ejecutar ciertos actos, que hayan de tener efecto
en Chile;
2.o En las obligaciones y derechos que nacen de las rela-
ciones de familia; pero sólo respecto de sus cónyuges y pa-
rientes chilenos."
A contrario sensu del texto de la disposición recién trans-
crita, tenemos que los Tribunales aplicarán el derecho extran-
jero; cuando ante ellos se ventilen los siguientes asuntos:
a) En lo relativo al estado y capacidad de los extranjeros
respecto de los actos o contratos ejecufados en el exterior, sea
que vayan o no a producir efectos en Chile;
b) En lo relativo a la capacidad y estado civil de los chile-
—1C6-

nos respecto de los actos o contratos celebrados en el exterior


y que no van a producir efectos en Chile;
c) En lo que diga relación con las obligaciones y derechos
que nacen de las relaciones de familia, respecto de los cónyu-
ges y parientes extranjeros que se encuentren en el exterior.
Según el art. 16 del C. C. "Los bienes situados en Chile es-
tán sujetos a las leyes chilenas, aunque sus dueños sean ex-
tranjeros y no residan en Chile.
"Esta disposición se entenderá sin perjuicio de las esti-
pulaciones contenidas en los contratos otorgados válidamente
en un país extraño.
"Pero los efectos de los contratos otorgados en país
extraño para cumplirse en Chile se arreglarán a las leyes chi-
lenas".
De este artículo se desprende que se aplicará el derecho
extranjero:
a) cuando los bienes están situados en el extranjero;
b) respecto de los actos o contratos celebrados válidamen-
te en país extraño, sin limitación alguna cuando van a producir
efectos en el exterior; pero si van a producirlos en Chile, debe-
rán ¡;u;etar su cumplimiento a las ieyes chilenas.
En el art. 17 del C. C. encontramos un caso en que en for-
ma expresa se ordena la aplicación del derecho extranjero.
"La forma de los instrumentos públicos — dice este ar-
tículo — se determina por la ley del país en que hayan sido
otorgados. Su autenticidad se probará según las reglas esta-
blecidas en el Código de Enjuiciamiento.
"La forma se refiere a las solemnidades externas, y la au-
tenticidad al hecho de haber sido realmente otorgados y auto-
rizados por las personas y de la manera que en los tales ins-
trumentos se exprese".
Este artículo contiene el conocido aforismo "lex locus re-
git actum".
Si bien este artículo se refiere sólo a los "instrumentos pú-
blicos", no debemos olvidar que ya en el inc. 2.o del art. 16 se
reconoce valor a los actos o contratos ejecutados válidamente
en país extraño.
Este principio en general no es obligatorio, sino que es fa-
cultativo; así los chilenos pueden en el extranjero sujetarse a
las leyes chilenas para realizar actos qüe hayan de producir
efectos en Chile, acudiendo a los funcionarios diplomático o con-
sulares quienes están facultados para desempeñar en estos ca-
sos funciones de Ministros de Fé.
Este principio que dice, que la forma de los actos o contra-
tos se rige por la ley del lugar en que han sido celebrados tiene
dos excepciones, a saber:
1.a El art. 1027 del C.C. sólo reconoce validez a los testamen-
tos otorgados en país extranjero cuando fueren escritos; y
2.a El art. 18 del mismo Código, dispone que: "En los casos
en que las leyes chilenas exigieren instrumentos públicos para
pruebas que han de rendirse y producir efecto en Chile, no val-
drán las escrituras privadas, cualquiera aue sea la fuerza de
éstas en el país en que hubieren sido otorgadas".
Conviene recordar lo que estatuye el art. 15 de la Ley de
Matrimonio Civil, tanto lo que dice su inc. l.o como las restric-
ciones que establece en el inc. 2.o:
"El matrimonio celebrado en país extrajero, en conformi-
—125—

dad a las leyes del mismo país, producirá en Chile los mismo
efectos que si se hubiere celebrado en territorio chileno".
"Sin embargo, si un chileno o chilena contrajere matrimo-
nio en país extranjero contraviniendo a lo dispuesto en los artí-
culos 4, 5, 6, y 7 de la presente ley, la contravención producirá
en Chile los mismos efectos que si se hubiere cometido en
Chile".
Recordemos también el art. 830 del C. de C. que dice:
"La propiedad de las naves chilenas vendidas fuera del terri-
torio de la República se tr asmite según las leyes o usos vigentes
en el lugar del contrato".
Otro caso de aplicación del Derecho extranjero lo tenemos
contemplado en el art. 955 del C. C. que reza así:
'La sucesión en los bienes de una persona se abre al mo-
mento de su muerte en su último domicilio; salvo los casos ex-
presamente exceptuados.
"La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se
abre; salvas las excepciones legales".
En consecuencia, si el causante tenía su último domicilio
en país extranjero y se solicita la correspondiente intervención
de los tribunales chilenos, éstos tendrán que aplicar la respec-
tiva ley extranjera, sin perjuicio de lo establecido en el art.
998 del C. C. que dice:
"En la sucesión abintestato de un extranjero que fallezca
dentro o fuera del territorio de la República, tendrán los chi-
lenos a título de herencia, de porción conyugal o de alimentos,
los mismos derechos que según las leyes chilenas les corres-
poixerían sobr o 1& sucesión intestada de un chileno'.
Los chilenos interesados podrán pedir que se les adjudi-
que en los bienes del extranjero existentes en Chile todo lo que
les corresponda en la sucesión del extranjero".
"Esto mismo se aplicará en caso necesario a la sucesión de
un chileno que deja bienes en país extranjero".
A continuación estudiaremos lo que dispone en el inciso
2.o del art. 135 del C. C. y que no constituye un caso de aplica-
ción propia y directa del derecho extranjero, sino que él tiene
capital importancia para determinar la situación jurídica en
que se encuentran los cónyuges en el caso de que se trata.
Dicho inciso dice así: "Los que se hayan casado en país ex-
tranjero y pasaren a domiciliarse en Chile, se mirarán como se-
parados de bienes, siempre que en conformidad a ías leyes ba-
jo cuyo imperio se casaron, no haya habido entre ellos sociedad
de bienes".
El señor Claro Solar sostiene, que en estos casos debe anj-
earse el derecho extranjero para reglar el régimen de sociedad
conyugal.
La opinión anterior, no es aceptada por la mayoría de los
tratadistas, quienes afirman, que en este caso sólo se toma en
cuenta la ley extranjera para determinar el régimen de socie-
dad que existe y que una vez que este se precise, se regirá por
las correspondientes disposiciones chilenas.
Respecto a la ejecución en Chile de resoluciones dictadas
por un tribunal extranjero, podemos decir, que, en general, nues-
tro país adopta el principio de la reciprocidad (arts. 240 y 241
del C. de P.C.)
Según el art. 239 del C. P. C. para su ejecución regirán los
procedimientos que establezca la ley chilena, en cuanto no apa-
—1C6-

rezcan modificados por tratados internacionales.


En materia de extradición pasiva, se adoptan también en
principio el sistema de la reciprocidad, sometido ya al procedi-
miento establecido en el C, de P. P. o bien a lo que dispongan
especialmente los tratados celebrados al efecto por Chile.
PROBLEMAS QUE SE DERIVAN DE LAS DIFERENCIAS
ENTRE LA LEY NACIONAL Y LA EXTRANJERA.
Anteriormente ya hicimos mención de los dos más grandes
problemas a que daban lugar las diferencias entre ambas leyes.
Iniciaremos el estudio de esta materia tratando el:
PROBLEMA SOBRE LA FORMA COMO LOS TRIBUNALES
DEBEN APLICAR EL DERECHO EXTRANJERO.
Se discute si la ley extranjera debe aplicarla el Tribunal de
oficio o sólo a petición de parte.
La doctrina más antigua, es la que sostiene que un tribunal
sólo puede aplicar la ley extrajera a petición de parte y una vez
que ésta haya acreditado la existencia de dicha ley.
Su fundamento jurídico podemos exponerlo en estos tér-
términos: los tribunales, en principio, no conocen el derecho
extranjero ni menos aún puede presumirse su conocimiento
por parte de éílos. En consecuencia, el derecho extranjero es-
tá en la misma situación que los hechos de la causa, los que
deben ser probados para que el juez los tome en cuenta.
Esta doctrina que fué desarrollada por los autores anglo-
americanos, ha sido aceptada expresamente por Portugal, Méxi-
co, Argentina (art. 13 C. C. A.) y por la Jurisprudencia de
Francia, Inglaterra, EE. UU. y en general, por la mayoría de
los tribunales del mundo.
La doctrina moderna, por el contrario, sostiene que la ley
extranjera debe ser aplicada de oficio. Los argumentos en que
se apoya son los siguientes: a) Si bien es cierto que no pue-
de presumirse que el juez conozca el derecho extranjero, cada,
vez que debe aplicarse, el tribunal debe procurarse su texto con
el fin de aplicarlo; b) cada vez que el legislador se remite a
una ley extranjera, la está incorporando a su legislación na-
cional y en consecuencia, el juez debe aplicarla de oficio; y
c) es absurdo considerar como un "hecho,: el derecho extran-
jero, pues éste es tan derecho como el nacional.
Esta doctrina ha sido seguida o adoptada por los Congre-
sos Internacionales y así tenemos que en el Protocolo Adicional
de los Tratados de Montevideo de 1889 se estábleció expresa-
mente que los tribunales debían aplicar de oficio la ley extran-
jera.
En este mismo sentido se pronuncia el art. 408 del C. de
D. I. P. que dice así: "Los jaeces y tribunales de cada Estado'
contratante aplicarán de Oficio* cuando proceda, las leyes de los
demás, sin perjuicio de los medios probatorios a que este ca-
pítulo se refiere".
Existe un tercer sistema de carácter ecléctico o interme-
dio ciue sostiene, que los tribunales no están obligados a apli-
car de oficio el derecho extranjero, pero quedan autorizados pa-
ra hacerlo, y sin perjuicio que las partes lo pidan y faciliten:
su conocimiento por los diversos medios existentes:
— 127 —

SISTEMA SEGUIDO POR CHILE


A este respecto encontramos una sola disposición, cual es
el art. 413 del C. P. C., que dice:
"Podrá también oírse el informe de peritos:
2.o Sobre puntos de derecho referentes a alguna legislación
extranjera".
Nuestra Jurisprudencia y la mayoría de los autores, espe-
cialmente los civilistas, asimilan el derecho extranjero a los he-
chos de la causa y por lo tanto, afirman, que debe ser pro-
bado.
El señor Duncker no participa del criterio recién expues-
to y manifiesta que el derecho extranjero es tan derecho como
el nacional, sin perjuicio que las partes lo hagan valer y aduz-
can las correspondientes pruebas y las alegaciones necesarias
para convencer al tribunal sobre su alcance e interpretación.
A la parte que invoque la ley extranjera no puede exigírse-
le necesariamente su prueba, ya que el art. 413 del C. P. C. es
un precepto facultativo para el juez y es un principio general
de procedimiento judicial que sólo los hechos y no el Dere-
cho son objeto de la prueba.
El carácter negativo de este artículo se refuerza si aten-
demos a su gestación histórica. Su primitivo texto era impera-
tivo para el juez, pues decía "deberá" ; pero la Comisión Revi-
sora. le dió un carácter facultativo.
El vacío que a este respecto podemos decir que existía en-
tre nosotros, ha sido llenado por el art. 408 del C. de D. I. P.,
que ya trancribimos anteriormente.
PROBLEMA SOBRE LOS RECURSOS QUE PROCEDEN
POR LA NO APLICACION O ERRONEA INTEPRETACIÓN
DEL DERECHO EXTRANJERO
Este Problema se refiere directamente a si procede o no
el recurso de casación de fondo por infracción a la ley extran-
jera.
Para estudiar debidamente esta materia debemos distinguir
entre:
a) falta de aplicación del Derecho extranjero; y b) aplica-
ción errónea por mala interpretación de dicho Derecho.
FALTA DE APLICACION DEL DERECHO EXTRANJERO
COMPETENTE
Aquí es preciso subdistinguir:
l.o El Tribunal debiendo aplicar el derecho nacional apli-
ca el extranjero;
2.c— El Tribunal debiendo aplicar el derecho extranjero
aplica el nacional.
3.o— El Tribunal debiendo aplicar el derecho extranjero
del país A aplica el derecho extranjero del país B.
En el último caso, la no aplicación del derecho competente
puede provenir, ya de hecho de haberse equivocado lisa y lla-
namente el juez al determinar la ley aplicable o bien, de haber
interpretado mal la regla que en definitiva, daba competencia
a un determinado derecho extranjero.
— 128 —

Nos adelantaremos a decir, que, en general, los autores ad-


miten la procedencia del recurso en todos estos casos; pero que
la Jurisprudencia, de la mayor parte de los países, ha recna-
zado este sistema y no ha aceptado la interposición del recurso
en estudio, por cuanto, argumentan, que la aplicación de una
ley extranjera es una cuestión de hecho que queda sujeta a
la prueba de las partes.
Sin embargo, el criterio expuesto, no es tan absoluto y así,
se acepta uniformemente (aún por los Tribunales) la proce-
dencia del recurso de casación de fondo cuando debiendo el
juez aplicar la ley nacional aplicó una extranjera y se infrin-
gió con ello la primera.
Años atrás, la jurisprudencia y los autores franceses ha-
cían una distinción cuando el Tribunal debiendo aplicar el de-
recho extranjero aplicaba el nacional.
En efecto, sostenían que sólo procedía el recurso de casa-
ción cuando la aplicación del derecho extranjero resultaba de.
una disposición expresa de la legislación nacional y no proce-
día, cuando dicha aplicación resultaba de un principio de Dere-
cho Internacional.
Esta distinción mereció serias críticas y poco después, la
jurisprudencia francesa evolucionó admitiendo actualmente eí
recurso de casación en todos los casos en que no se haya apli-
cado la iey competente.
De aquí, que se acepte también uniformemente la proce-
dencia del recurso cuando un texto expreso de la legislación
de un Estado hace aplicable el Derecho extranjero y el Tribu-
nal no lo aplica, porque aquí se estima que sólo no se ha apli-
cado la ley competente sino que se ha vulnerado la propia ley
nacional que se remitía y hacía aplicable el derecho extranjero.
La doctrina moderna sostiene que el recurso de casación
en el fondo debe ser admitido cada vez que no se aplique la ley
competente y todavía más, cada vez que se le aplique mal a
consecuencia de una errónea interpretación.
DE LA INTERPRETACION DEL DERECHO EXTRANJERO.
Hemos visto que se acepta casi uniformemente, que la vio-
lación de la ley extranjera que influya substancialmente en lo
dispositivo del fallo, autoriza —como si fuera a ley nacional—
la interposición del recurso de casación de fondo, para que el
Tribunal de Alzada anule la sentencia recurrida y dicta otra
ajustada a Derecho.
Pero la admisibilidad o inadmisibilidad de ese recurso,
cuando el Tribunal ha aplicado en forma errada el derecho ex-
tranjero, por haberlo interpretado mal, ha suscitado muchas
dudas.
Años atrás la jurisprudencia francesa, haciendo la misma dis-
tinción que hacía cuando el Tribunal debiendo aplicar el dere-
cho extranjero aplicaba el nacional, sostetíía, que en los casos
de errónea interpretación del Derecho extranjero, sólo procedía
el recurso de casación cuando su aplicación resultaba de una
disposición expresa de la ley nacional v no cuando se basaba en
tm principio de Derecho Internacional.
Abandonada la distinción anterior, tanto la jurisprudencia
— 129 —
francesa, holandesa, chilena y en general, la de todos los paí-
ses, rechazan la procedencia de este recurso por errónea in-
terpretación del Derecho extranjero, pues consideran que el
recurso de casación en el fondo sólo tiene por objeto alcanzar
la recta y uniforme aplicación de la ley nacional.
Pero el criterio recién expuesto, sólo sería aceptable en
aquellos países, como Francia, Bélgica y Holanda, en que el
recurso de casación de fondo tiene como' único objeto unifor-
mar la interpretación de la "ley nacional" y consecuencialmen-
te la jurisprudencia del respectivo país; pero no es aceptable
en aquellos países, como el nuestro, en que este recurso tiene
además otras finalidades.
LEGISLACION, JURISPRUDENCIA Y DOCTRINAS
CHILENAS.—
En nuestra legislación encontramos una sola disposición
•—Art. 941 inciso l.o y 2.o del C. P. C.— que podemos mencio-
nar. Este artículo en su parte pertinente dice así:
"El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra
sentencia pronunciada con infracción de ley, siempre que esta
infracción haya influido sustancialmente en lo dispositivo de
la sentencia.
"Sólo se concederá este recurso contra las sentencias ina-
pelables de las Cortes de Apelaciones o de un tribunal arbitral
de segunda instancia constituido por árbitros de derechos en
los casos en que estes árbitros hubieran conocido de negocios
de la competencia de dichas Cortes".
Como vemos, no es una disposición que solucione positiva
y directamente el problema y de aquí, las dudas e interpreta-
ciones.
Nuestra Corte Suprema, siguiendo la antigua jurispruden-
cia francesa, tratándose de la falta de aplicación del derecho
extranjero, ha dicho, aue el recurso de casación en el fondo
es improcedente en estos casos, ya que el derecho extranjero
es un hecho que debe ser probado".
Ya hemos visto anteriormente como evolucionó a este res-
pecto la jurisprudencia francesa y cual es la opinión de la doc-
trina moderna.
Tampoco nuestro Tribunal Supremo acepta la procedencia
de este recurso por errónea interpretación del derecho extran-
jero.
Esta jurisprudencia es inaceptable entre nosotros, en vis-
ta de que nuestro recurso de casación de fondo no tiene por
único objeto uniformar la interpretación de la ley nacional y
la Jurisprudencia.
Tiene además por objeto asegurar la correcta aplicación
de la ley y a oue el Tribunal Supremo anule la sentencia recu-
rrida y dicte otra ajustada a derecho.
Aún más, el art. 941 del C. P. C. no hace distinción entre la
ley nacional y la extranjera, al prescribir la procedencia del
recurso.
El Código de D. I. P., sieuiendo a la doctrina moderna
prescribe en sus arts. 412 y 413 lo siguiente:
"Art. 412: En todo Estado contratante donde exista el re-
curso de casación o la institución correspondiente, podrá in-
terponerse por infracción, interpretación errónea o aplicación
— 130 —

indebida de una ley de otro Estado contratante, en las mis-


mas condiciones y casos que respecto del derecho nacional".
"Art 413: Serán aplicables al recurso de casación las re-
glas establecidas en el capítulo segundo del título anterior,
aunque el juez o tribunal inferior haya hecho ya uso de ellas".
Este último art. se refiere a las reglas especiales que so-
bre la prueba de las leyes extranjeras contiene el C. de D.I.P.
en sus arts. 408 a 411.
Habiéndonos ya referido anteriormente a los arts. 409 a 411,
insertaremos aquí el texto del art. 408 que dice así:
"Los jueces y tribunales de cada Estado contratante apli-
carán de oficio, cuando proceda, las leyes de los demás, sin
perjuicio de los medios probatorios a que este capítulo se re-
fiere".
LIMITACIONES A LA APLICACION DEL DERECHO
EXTRANJERO
El principio que acepta la aplicación del derecho extranje-
ro, tiene una serie de limitaciones, que atendiendo a su origen
admiten la siguiente distinción:
a) limitaciones legales;
b) limitaciones doctrinarias, incluyendo en esta última las
creadas por la Jurisprudencia.
Como el estudio de las primeras, nos interesa particular-
mente desde el punto de vista de la situación existente en nues-
tro país, trataremos las:
LIMITACIONES LEGALES EXISTENTES EN CHILE
Según el art. 16 del C. C. los efectos de los contratos otor-
gados válidamente en país extraño para cumplirse en Chile, se
arreglarán a las leyes chilenas.
Constituye esta primera limitación una excepción al prin-
cipio que consagra el inc. 2.o de dicho art. según el cual la ley
del lugar rige el acto o contrata
En el art. 17 del C. C se consagra la regla, que la forma
de los instrumentos públicos se determina por lá ley del país
en que hayan sido otorgados; pero en el art. 18 se limita SUÍ
aleante al disponerse, que "en los casos en que las leyes chile-
nas exigieren instrumentos públicos para pruebas que han de
rendirse y producir efecto en Chile, no valdrán las escrituras
privadas, cualquiera que sea la fuerza de éstas en el país err
que hubieren sido torgadas".
En principio, nuestra legislación reconoce la validez de
un matrimonio celebrado válidamente en país extraño, como»
asimismo los efectos jurídicos del divorcio con disolución de
vínculo obtenido en conformidad a una ley extranjera; pero es-
tos efectos quedan limitados por el art. 120 del C. C. que dis-
pone: "El matrimonio disuelto en territorio extranjero en con-
formidad a las leyes der mismo país, pero que no hubiera po-
dido disolverse según las leyes chilenas, no habilita a ninguno
de los cónyuges para casarse en Chile, mientras viviere el
otro cónyuge"".
En materia de sucesiones y en conformidad a lo dispuesto-
en el art. 955, cuando el último domicilio del causante estaba
en el extranjero, su sucesión se regirá por la ley extranjera vi-
— 131 —

gente en el lugar de dicho domicilio; pero este principio se en-


cuentra limitado por el art. 998 al prescribir que "en la suce-
sión abintestato ae un extranjero que fallezca dentro o fuera
del territorio de la República, tendrán los chilenos a título de
herencia, de porción conyugal o de alimentos, los mismos de-
rechos que según las leyes cnilenas les corresponderían sobre la
sucesión intestada de un chileno".
"Los chilenos interesados podrán pedir que se les adjudi-
que en los bienes del extranjero existentes en Chile todo lo
que les corresponda en la sucesión del extranjero".
"Esto mismo se aplicará en caso necesario a la sucesión
de un chileno que deja bienes en país extranjero".
Las formalidades de los testamentos se rigen por la ley
del lugar en que se otorgan, pero este principio está limitado
por el art. 1027 que establece, que sólo valdrán en Chile los tes-
tamentos otorgados en el extranjero cuando fueren "escritos".
LIMITACIONES DOCTRINARIAS
Los autores y la Jurisprudencia han creado una serie de
limitaciones a la aplicación del Derecho extranjero, las que, a
a pesar de no haber sido acogidas por las legislaciones, dan lu-
gar a un estudio de carácter teórico de suma importancia.
Estas limitaciones se reducen a cuatro principios o concep-
tos, a saber:
l.o La Calificación;
2.o El Reenvío;
3.o El Orden Público Internacional; y
4.o El Fraude a la Ley;
LA CALIFICACION
Calificar es definir la naturaleza jurídica de una institu-
ción, es decir, definir el concepto que una determinada legisla-
ción tiene de una institución jurídica, de un derecho, de una co-
sa, etc.
ORIGEN
Este concepto doctrinario nació en Francia a propósito de
un testamento ológrafo otorgado en este país por un holan-
dés.
La legislación holandesa prohibe a los holandeses testar
en otra forma que la permitida por ella, aún cuando se encuen-
tren, en el extranjero los causantes. Esta legislación no reco-
noce validez al testamento ológrafo, es decir, aquel que es fe-
chado, escrito y firmado de su puño y letra por el testador.
Por su parte, Francia reconoce la validez del testamento
ológrafo.
Surgió la duda de determinar, mejor dicho, de calificar la
naturaleza de la respectiva disposición holandesa: ¿se la consi-
dera como una regla relativa a la capacidad o era sólo una dis-
posición relacionada con la forma de los actos ("locus regit
actum) ?
se la considera como una regla de capacidad, ese testa-
mento sería nulo, ya que en Francia la capacidad jurídica de
los extranjeros se rige por su ley nacional.
— 132 —

Por el contrario, si la consideramos sólo como una disposi-


ción que regla la forma de los actos, ese testamento sería per-
fectamente válido, ya que habría que aplicar la ley francesa,
que en este caso era llamada a regir la forma del acto.
Este problema de la calificación, si bien algunos pretenden
remontarlo a los estudios realizados por Rolland en el sigla
XVIII, sólo fué desarrollado y tratado en una forma sistemáti-
ca a partir de 1897, fecha de las publicaciones hechas por el
profesor M. Bartin.
IMPORTANCIA
A primera vista salta la importancia que existe en efec-
tuar una determinada calificación, porque teniendo las distin-
tas legislaciones conceptos diversos, aún de los elementos más
fundamentales del Derecho, necesariamente el resultado a que
arribemos será distinto, según sea la legislación que tomemos
por base.
Las nociones o conceptos de personas, de los bienes, de las
obligaciones, de los contratos, del domicilio, cambian iracuen-
temente de una legislación a otra. En muchas de ellas, el con-
cepto de sucesión se confunde con el de sociedad conyugal.
Del matrimonio tienen algunas legislaciones un concepto
amplio y otras, uno restringido. Así, por ej., en muchos paí-
ses existe la poligamia o bien el simple concubinato es recono-
cido legalmente como una forma de matrimonio. Sin embar-
go, el concepto que tiene Chile de esta institución está contem-
plado en al art 102 del C. C. en los siguientes términos: "El
matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y
una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vi-
da, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mu-
tuamente".
Algunos tratadistas opinan que aún cuando todos los Esta-
dos llegaran a establecer normas determinadas y únicas en-
tre todos ellos para solucionar los conflictos de Derecho Inter-
nacional Privado, no podría decirse que todos estos problemas
hubieran sido resueltos, porque, a pesar de esa uniformidad,
habría siempre soluciones diferentes motivadas por las diver-
sas calificaciones que harían los Tribunales de cada país de
las instituciones jurídicas.
Pillet no le da la verdadera importancia a este problema
de la calificación. Dice que sólo tiene un carácter teórico y
que de ordinario no se presenta en las actividades de los tribu-
nales.
En general, en los diversos tratados internacionales tam-
poco se le ha dado la debida importancia a este concepto limi-
tativo a la aplicación del derecho extranjero.
Sólo en un Tratado, que, sobre diversas, materias de
D. I. P., suscribieron Alemania y Rusia en 1925, se fijaron los
conceptos, que cada uno de dichos Estados tenían de las di-
versas instituciones jurídicas implicadas en el Tratado.
En los acuerdos de La Haya de 1925, referentes a las quie-
bras, sólo se estableció que sería la ley del tribunal ante el
cual se^ presentara la cuestión, la. nue debía establecer la ca-
lificación de comerciante y esta calificación sería hecha por ca-
da país, conforme a su propia legislación.
— 133 —

SU RELACION CON OTRAS MATERIAS


El problema de la calificación puede llevarnos a veces a
la necesidad de determinar la situación jurídica que se produ-
ce en virtud de ciertos hechos o casos creados por legislacio-
nes extrañas.
Así por ej., muchas personas, en virtud de leyes excepcio-
nales motivadas por razones de carácter político, pierden su
nacionalidad y aún su capacidad. Si uno de estos individuos
llega a un país que aplica el Estatuto Personal en toda su ex-
tensión, fuera de ser un apatrida, estaría incapacitado para
realizar ciertos actos.
Sin embargo, los tribunales franceses han resuelto que di-
chas personas son plenamente capaces en Francia y esta capa-
cidad quedará regida por su ley personal, ya que la legislación
francesa no acepta la pérdida de la capacidad por razones de
carácter político.
¿QUE LEGISLACION DEBE EFECTUAR LA
CALIFICACION?
Los autores no están de acuerdo en la forma que debe re-
solverse el problema que envuelve esta pregunta y discuten si
la Calificación debe afectuarse en conformidad a la ley del tri-
bunal que conoce el asunto o bien de acuerdo con lo que dispon-
ga la ley extranjera que se va a aplicar.
DOCTRINA QUE HACE APLICABLE LA LEY
DEL TRIBUNAL
Sostenida por Diana, Despagnet y otros, afirma que la ca-
lificación debe hacerle én conformidad a la ley del tribunal que
conoce del asunto (lex fori) y argumentan así:
l.o Antes de saber qué regla positiva o de Derecho Inter-
nacional Privado o norma de conexión es aplicable, es impres-
cindible determinar de qué institución se trata, pues serán sus
fundamentos o principios los que señalarán la regla aplicable.
2.o El legislador nacional, al definir y calificar sus institu-
ciones jurídicas, ha expresado la naturaleza y el concepto de
cada una de ellas; en consecuencia, no es aceptable ni lógico
sostener que en virtud de una regla de Derecho Internacional
Privado que hace aplicable una ley extranjera, se vaya a cam-
biar dichos conceptos fijados ya por el legislador nacional.
3.o Si aceptáramos y aplicáramos las califacaciones ex-
tranjeras se produciría una contradicción, ya que de una mis-
una institución tendríamos tantos conceptos como fueran las
legislaciones concurrentes, y así también, en cadá caso tantas
soluciones diversas como leyes puedan aplicarse.
Esta doctrina, que ha sido aceptada ñor la Jurisprudencia
de los diversos países, fué aceptada por el C. de D. I. P. en su
art. 6.o al disponer: "En todos los casos no previstos por este
Código, cada uno de los Estados contratantes aplicará su pro-
pia calificación a las instituciones o relaciones jurídicas que
hayan de corresponder a los grupos de leyes mencionados en
el art. 3.o".
El art. 3.o dice así: "Para el ejercicio de los derechos ci-
viles y para el goce de las garantías individuales idénticas, las
—1C6-

leyes y reglas vigentes en cada Estado contratante se estiman


civididas en las tres clases siguientes:
"l.o. Las que se aplican a las personas en razón de su
domicilio o de su nacionalidad y las siguen, aunque se trasla-
den a otro país, denominadas personalmente o de orden públi-
co interno.
"2.a Las que obligan por igual a cuantos residen en el te-
rritorio, sean o no nacionales, denominadas territoriales, loca-
les o de orden público internacional.
"3.a Las que se aplican solamente mediante la expresión, la
interpretación o la presunción de la voluntad de las partes o
de alguna de ellas, denominadas voluntarias o de orden priva-
do."
Esta doctrina, que tiene, sin duda, la mayoría de las opi-
niones a su favor, no es absoluta, pues fácilmente podemos ima-
ginarnos, por lo menos, un caso en que se aplicará la califi-
cación extranjera y este caso se presentará cuando las partes
fijen previamente ia ley extranjera que ha de calificar las ins-
tituciones y relaciones jurídicas implicadas en el acuerdo.
DOCTRINA QUE SOSTIENE QUE LA CALIFICACION
DEBE HACERSE CONFORME A LA LEY
DEL SISTEMA APLICABLE
Es sostenida por Bartin, Armijón, Pillet y otros, quienes
pretenden fundamentar el principio dq, la calificación en razo-
nes de soberanía, al decir que si una institución jurídica va a
quedar calificada por un derecho extranjero ello importará en
realidad una valoración de la soberanía del Estado ante el cual
se ventila el asunto.
Pero bien sabemos nosotros, que cada vez que se produce
un conflicto de D. I. P., no hay conflicto de soberanía, sino d i
leyes.
Estos autores, en apoyo de su tesis argumentan así:
l.o Cuando la ley de un Estado hace aplicable un derecho
extranjero no debe distinguirse entre disposiciones de conexión
y simplmente positivas; sino que el derecho extranjero debe
aplicarse en toda su integridad, ya que dicha ley no hace dis-
tingos.
2.o Si se adopta la calificación nacional y no la del derecho
extranjero, se aplicará una institución jurídica que no es la le-
gislada .
Asf por ej., se celebra un contrato y de acuerdo con la ca-
lificación que hace el tribunal que conoce del asunto resulta
ser un contrato de arrendamiento de servicios. En seguida, en
conformidad a las disposiciones que hacen aplicable el derecho»
extranjero, el tribunal aplicará a ese contrato las disposiciones1
extranjeras que reglamentan el contrato de arrendamiento de
servicios.
Pero resulta que dicho derecho extranjero, tiene un con-
cepto diverso de ese contrato, siendo para él un contrato de si~
eiedad' u otro diverso.
• De lo dicho resulta, que si se aplican las disposiciones re-
lativas al arrendamiento de servicios, se estará resolviendo el
asunto en una forma que no han querido las partes, para quie-
nes el contrato era de sociedad o del que se trate, teniendo en
cuenta que se iba a aplicar el derecho extranjero. Si por el con-
— 135 —

trario, se aplican los preceptos que reglamentan la sociedad o


el contrato de que se trate y el tribunal que_ conoce del asunto
ha establecido que es un arrendamiento de servicios, tendremos
el absurdo, de que a este último contrato se le van a aplicar las
disposiciones extranjeras que reglamentan el contrato de so-
ciedad o el que se trate.
A pesar de todo, como ya hemos dicho, ha prevalecido la
opinión que sostiene que la Calificación debe efectuarse por el
tribunal que conoce de la materia, ya que es indispensable que
este tribunal fije los respectivos conceptos para poder resol-
ver el asunto sometido a su consideración.
Aún aquellos que sostienen que la calificación debe hacer-
se en conformidad a la ley extranjera, reconocen que es pre-
ciso hacer cierta calificación previa en conformidad a la ley del
tribunal, quien debe determinar si se trata de las personas, de
los bienes, de la forma de los actos, etc., y una vez hecha es-
ta calificación se aplicarán determinadas normas de D.I.P.
EL REENVIO
Entramos ahora al estudio de la segunda limitación doc-
trinaria a la aplicación de leyes extranjeras.
Existe reenvío cuando la legislación de un Estado, con cuyos
preceptos debe ser resuelto un asunto, declara aplicable a este
caso la ley de otro Estado, el cual a su vez, soluciona dicho caso
declarando aplicable la ley del primer Estado o la de un tercero.
ORIGEN.
Este problema nació a raíz de un caso de jurisprudencia que
se suscitó en Francia en 1874 y que se conoce con el nombre de
"affaire Forgo". Este caso fué el siguiente:
Un ciudadano bávaro llamado Forgo muere dejando en
Francia una herencia compuesta de bienes muebles solamente y
teniendo únicamente unos parientes colaterales.
La ley francesa dispone que existiendo sólo parientes cola-
terales dei causante sucede el Fisco. En conformidad a lo recién
expuesto, los representantes fiscales pidieron para el Fisco la po-
sesión efectiva de la herencia, petición que fué acogida en prime-
ra instancia.
Los parientes colaterales de Forgo entablaron el recurso co-
rrespondiente y argumentaron, que siendo la sucesión únicamen-
te de bienes muebles, debía aplicarse la ley Bávara, ya que en es-
tos casos la propia ley francesa disponía que la sucesión se regi-
ría por la ley nacional del difunto.
La Corte de Casación, sin mayor estudio, resolvió que la he-
rencia fuera entregada a dichos parientes.
Estudiada la ley bávara por los abogados fiscales franceses,
constataron que ésta establecía, que la sucesión de una persona
se rige por la ley de su último domicilio. Basado en esta última
disposición, él Fisco francés recurrió de casación en el fondo y
obtuvo sentencia final a su favor, no porque el último domicilio
del causante haya estado en territorio francés, sino porque la ley
bávara disponía que se aplicara la ley francesa.
Este caso sirvió de punto de partida para diversos estu-
dios relacionados con el problema del reenvío, el que fué recha-
zado por la mayoría de los tratadistas.
— 1C6 -

Hasta 1910 los tribunales de fondo franceses, conociendo


de otros casos relacionados con la materia en estudio, cambia-
ron de parecer y aplicaron el Derecho francés; pero dicho año
se presentó el "caso Soulié" en el cual se aplicó y confirmó la
teoría del reenvío.
REENVIO DE PRIMER GRADO
Es el más fácil y se presenta cuando la legislación de un
Estado A se remite a la de un Estado extranjero B, y éste, a
su vez, a la ley del tribunal del primer Estado.
Ejemplo: Un chileno fallece estando domiciliado en Roma
y dejando bienes en Chile. La legislación chilena dispone que
la sucesión se rige por la ley del último domicilio del causan-
te, en consecuencia, atribuye competencia a la ley italiana. Es-
ta, a su vez, dice que la sucesión se regla por la ley de la na-
cionalidad del difunto, atribuyendo asi competencia a la ley
chilena.
REENVIO DE SEGUNDO GRADO
Se presenta cuando más de dos legislaciones se atribuyen
competencia una a otra.
Ejemplo: Un ciudadano francés fallece teniendo su últi-
mo domicilio en' Roma y deja sus bienes en Chile.
La legislación francesa prescribe que la sucesión se rige
por la ley del lugar donde estén ubicados los bienes,
dando así competencia a la legislación chilena. Esta, a su vez,
dispone que la sucesión se regla por la ley del último domicilio
del causante, atribuyendo, de esta manera, competencia a la
ley italiana. Esta última, declara por su parte, que la sucesión
se rige por la ley nacional del difunto, dando así competencia
a la ley francesa.
REENVIO PERPETUO
Se presenta cuando ninguna legislación se reconoce com-
petencia para resolver el asunto, produciéndose así un verdade-
ro círculo vicioso.
EL REENVIO EN LA JURISPRUDENCIA
Y EN LAS LEGISLACIONES
La Jurisprudencia de casi todos los países ha aceptado el
reenvío y ésto por una razón de comodidad, si pudiéramos de-
cir. En efecto, al aceptarlo deben aplicar la legislación nacional
que es la que en verdad conocen a fondo.
La Jurisprudencia francesa sólo acepta el reenvío de pri-
mer grado y la inglesa en toda su extensión y en todas sus
consecuencias.
Excepcionalmente la jurisprudencia rumana y la italiana
han rechazado el reenvío, basándose en disposiciones de las res-
pectivas legislaciones.
La legislaciones, por regla general, no se pronuncian ex-
presamente sobre este concepto.
Por excepción, la alemana, la japonesa y el Código Fe-
deral Suizo contienen preceptos que se refieren directamente
a. él, no aceptándolo ninguno de las nombradas.
— 137 —

EN LA DOCTRINA
Los autores se han dividido en dos grandes grupos: ur.o
que acepta en forma amplia la teoría del reenvío; y otro que
lo rechaza, siendo este último el más numeroso.
DOCTRINA QUE ACEPTA EL REENVIO
Sus partidarios sostienen que la remisión se extiende aún
a las regias de conexión y argumentan:
"l.o No se puede separar las reglas de conexión de las de-
" más de las leyes extranjeras a la cual se atribuyó competen-
" cia por la ley fori, sino mediante un proceso de abstracción
" y de clasificación teórico y escolástico, distinción ilógica y
" arbitraria, pues las de conexión son una especie de anexo del
" edificio legislativo; 2.o las reglas positivas sin la orientación
" que les dan las reglas de conexión no tienen objeto propio,
" porque se refieren indistintamente a todas las personas, a
" todos los bienes y a todos los actos, sin distinción de nacio-
" nalidad, de domicilio, de ubicación, etc., por manera que se-
" parar una de otra sería quitarle la orientación a las positi-
" vas; 3.o el reenvío tiene la ventaja que con él el tribunal
" al expedir su fallo como lo habrían hecho los jueces extran-
" jeros, asegura el execuátur de ese fallo". (Rafael Veloso
" Chávez: Derecho Internacional Privado.)
DOCTRINA. QUE RECHAZA EL REENVIO
Se basa en el espíritu de la legislación y estima que cuan-
do una legislación se remite a la de un Estado extranjero, no
deben aplicarse las reglas de D. I. P a sino el resto de sus pro-
pias disposiciones positivas.
Para sus partidarios, las normas de conexión del Derecho
extranjero están limitadas por las reglas de D. I. P. del tribu-
nal que conoce del asunto.
Sus argumentos podemos sintetizarlos así:
"l.o el reenvío produce un resultado absurdo, cual es la se
" rie indefinida de reenvíos que puede resultar de su aplica-
" ción; 2.o el espíritu del legislador que se remite a una legis-
" lación extranjera es obtener una solución bien determinada,
" la cual se deriva de las disposiciones positivas y no de las
" disposiciones de otra ley; 3.o con el sistema del reenvío no
" habría unidad en las soluciones de conflictos de leyes;
" 4.o si bien es verdad que las reglas de conexión les dan orien-
" tación a las reglas positivas, en este caso la orientación ya
" viene dada por las reglas de conexión que se han remitido a
" la legislación extranjera; 5.o es inadmisible que las reglas
" de conexión no pueden ser observadas en cada país sino en
" cuanto lo consientan los Estados extranjeros, lo cual va en
" contra dé la autonomía del sistema; 6.o el argumento del
" execuátur del fallo no puede aceptarse por estos motivos:
" a) porque parte de la premisa.falsa de que el execuátur se-
" ría negado a todo fallo que haya sido expedido por un tri-
" bunal oue haya preferido sus propias reglas de conexión a
" las de la legislación del país en que se pide la ejecución:
" b) porque supone además que el fallo sería invocado en un
" solo sistema, cuando en realidad puede ser invocado en el
" resorte de todos los sistemas; y c) porque el juez al dictar
" un fallo debe preocuparse sólo de su ley y no entrar en con-
—1C6-

" sideraciones sobre los efectos que este fallo pueda tener más
" allá de las fronteras". (Rafael Veloso Chávez, obra citada).
Algunos de estos últimos tratadistas opinan que sólo se-
ría posible aceptar el reenvío:
A) Cuando así lo han establecido las partes; y
B) Cuando en virtud de reglas de D. I. P. del tribunal que
conoce del asunto, una determinada relación jurídica, que na
está reglamentada par la ley fori, debe regirse por una legis-
lación extranjera X, pero esta última tampoco tiene disposicio-
nes positivas al respecto y contiene normas de D. I. P. que se
remiten a la legislación extranjera de un Estado Z, la que con-
tiene disposiciones positivas sobre la materia.
En este caso no se aplicarán, por no existir, las disposicio-
nes positivas pertinentes de la legislación X y habrá que apli-
car las reglas de D. I. P. que contempla, esta última legisla-
ción y remitirse y aplicarse los preceptos que contiene la ley
extranjera del Estado Z.
¿CUANDO TIENE LUGAR EL REENVIO
COMO LIMITACION?
La limitación del reenvío sólo tiene lugar cuando se le
ACEPTA y no cuando se le rechaza.
Es decir, aquellos que aceptan este principio, no aplican el
Derecho extranjero, sino que aplican la ley del tribunal que co-
noce del asunto, sobre todo en Francia, en donde sólo se acep-
ta el reenvío de primer grado.
Para los que rechazan el principio del reenvío, él no cons-
tituye una limitación a la aplicación del derecho extranjero, si-
no una aceptación de ella, ya que sostienen, que cuando una
legislación hace aplicable un derecho extranjero, en realidad,
incorpora a ella los preceptos positivos de ese derecho extran-
jero y no las normas de D. I. P.
EL ORDEN PUBLICO INTERNACIONAL
AI iniciar el estudio de la tercera limitación doctrinaría ¡i
la aplicación del derecho extranjero, diremos que se diferencia,
de ese concepto de orden público interno conocido en Derecho'
Civil.
CONCEPTO
Así como en todas las legislaciones el concepto de orden
público interno es vago e impreciso, así también el concepto de
orden público internacional no está aún precisado ni definido a
ciencia cierta.
El orden público interno comprende las leyes que se re-
fieren al Derecho Público y las que, refiriéndose a institucio-
nes del Derecho Privado, no pueden ser menoscabada, ni dero-
gadas por la voluntad de las partes.
Podríamos decir, que dentro de esta idea genérica, queda
involucrada otra má s restringida llamada orden público inter-
nacional.
Para Laurent, las leyes que forman el orden público in-
ternacional son las que conciernen a los derechos de la colecti-
vidad. Según Despagnet, ellas son aquellas que la autoridad con-
sidera indispensables para el mantenimiento y buen gobierno
«fe la sociedad. Foignet sostiene que son aquéllas disposicicr
— 139 —
nes establecidas en forma imperativa por el legislador porque
miran al interés superior de la colectividad o a la moral social.
Con razón, entonces, observa Armijón, que así como la de-
nominación de nuestra ciencia es errada, a este concepto
vago de orden público internacional que produce tantas difi-
cultades, debiera cambiársele denominación y propone llamar
a) conjunto de leyes que el comprende "reglas de conexión pu-
ramente nacionales".
Este nombre no es aceptado por algunos tratadistas que
en principio están de acuerdo con Armijón, pues argumentan,
que dicha denominación no corresponde en realidad al concepto
que comúnmente se tiene del orden público internacional y de
aquí, que a su vez propongan llamarlo: "disposiciones positi-
vas absolutas".
En general, podemos decir, que las leyes de orden público
internacional son todas aquellas que rechazan a toda disposi-
ción extranjera que ataque o vulnere ya alguna institución
fundamental de la organización política o social de un pueblo,
ya su moral o buenas costumbres.
La imprecisión y vaguedad de este concepto, nace del he-
cho mismo, de que él varía de un Estado a otro y aún más
dentro de cada país. Es decir, cambia con el tiempo y con el
espacio.
CARACTERES
Cada país tiene su propio concepto del orden público inter-
nacional y por eso se observa por algunos autores, que el or-
den público internacional es lo más nacional del D. I. P., en
otras palabras, que es más nacional que internacional.
El carácter principal de las leyes que lo forman, consiste
en que son territoriales y que se aplican forzosa y obligatoria-
mente a todos los habitantes de un país.
Este principio debe ser siempre aplicado por los tribuna-
les de justicia, quienes deben precisar cuando concurre y con-
secuencialmente, aplicar o rechazar, según sea el caso, la ley
extranjera.
Este concepto recibe una mayor aplicación en los países
que aceptan el Estatuto Personal de los Extranjeros. Ej. Fran-
cia.
FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS
Para aceptar esta limitación a la aplicabilidad del derecho
extranjero, se argumenta, que cuando el legislador se ha remi-
tido a una legislación extranjera, lo hace con la confianza de
obtener una solución justa, basada en las disposiciones en que
descansan sus intituciones.
Luego, si se contrarían o vulneran dichos principios, a pe-
sar de existir una disposición de D. I. P. oue hace aplicable ese
derecho extranjero, se rechaza su aplicación por los motivos ex-
puestos y se áulica la ley nacional.
Savigny y su discípulo Bartín. opinan oue existe entre los
Estados una verdadera comunidad jurídica internacional basa-
da en la unidad de sus instituciones jurídicas.
Pero cada vez que una legislación tiene un concepto di-
verso del aue tiene otra, de una de dichas instituciones, falta
esa comunidad jurídica internacional y nace entonces el con-
cepto de orden público internacional que rechaza la aplicación
de la respectiva ley extranjera.
— 140 —
La Escuela Moderna Italiana de Mancini, sostenía que to-
das las leyes debían aplicarse en virtud del principio de la na-
cionalidad; pero su creador encontró que frecuentemente en la
práctica no se podía aplicar dicho principio y una de las ex-
cepciones estaba formada por: las leyes de orden público inter-
nacional.
Con el fin de salvar esta dificultad, dicha Escuela proce-
dió a clasificar y determinar de antemano qué leyes eran de
orden público internacional.
Por el estudio que hemos hecho de este concepto, fácilmen-
te se puede objetar que hacer de antemano dicha clasificación
y determinación es cosa materialmente imposible de realizar.
EN LAS LEGISLACIONES
Ya hemos dicho anteriormente que en todas las legislacio-
nes existe, aunque no bien precisado ni definido, el vago con-
cepto del orden público, sea interno o internacional.
Algunas legislaciones dicen aue tales o cuales disposiciones
s;on o se entenderán de orden público.
Ciertos Códigos enumeran los casos en que debe enten-
derse que está de por medio el orden público internacional y
en los cuales no puede aplicarse el derecho extranjero. Así ei
C. C. Argentino en su art. 14 señala taxativamente estos casos
en los siguientes términos:
"Las leyes extranjeras no serán aplicables:
"l.o Cuando su aplicación se oponga al derecho público o
criminal de la República, a la Religión del Estado, a la toleran-
cia de cultos o a la moral y buenas costumbres.
"2.o Cuando su aplicación fuere incompatible con el espí-
ritu de la legislación de este Código;
"3.o Cuando fueren de mero privilegio;
4.o Cuando las leyes de este Código en colisión con las leyes
extranjeras fueren más favorables a la validez de los actos".
El Código dé D. I. P. se refiere con suma frecuencia al
concepto en estudio. Así por ejemplo, tenemos:
"Art. 4.0 Los preceptos constitucionales son de orden pú-
blico internacional".
"Art. 5.o Todas las reglas de protección individual y colec-
tiva, establecidas por e] Derecho Político v el Administrativo,
son también de orden público internacional, salvo el caso de
que expresamente se disponga en ellas lo contrario".
"Art. 8.o Los derechos adquiridos al amparo de las reglas
de este Código tiene plena eficacia extraterritorial en los Es-
tados Contratantes, salvo que se opusiere P alguno de sus efec-
tos o consecuencias una regla de orden público internacional".
"Art. 59. Es de orden público internacional la regla que da
al hiio el derecho a alimentos".
"Art. 117. Las reglas generales sobre propiedad y modos"
de adquirir o enajenarlas entre vivos, incluso las aplicables a!
tesoro oculto, así como las que rigen las aguas de dominio pú-
blico y privado y sus aprovechamientos, son de orden pública
internacional".
EFECTOS QUE PRODUCE
La doctrina se ha dividido a este respecto.
PRIMERA DOCTRINA
Seguida por la mayoría de los autores, sostiene que estos
efectos son dos: uno positivo y otro negativo..
— 141 —

El efecto negativo se traduce en la eliminación de la ley


extranjera, es decir, sus disposiciones contrarias al orden pú-
blico internacional no pueden aplicarse.
El efecto positivo se traduce en la aplicación de la ley na-
cional; sus disposiciones aplicará el tribunal para resolver el
¡asunto sometido a su consideración.
SEGUNDA DOCTRINA
Esta distingue entre disposiciones permisivas, por un lado,
y prohibitivas e imperativas, por otro.
Las permisivas no son de orden público internacional, ya
que se pueden renunciar por las partes.
Las prohibitivas e imperativas son de orden público interna-
cional, lo que importa a su respecto el rechazo de la ley extranjera
y exigen la aplicación de la "lex fori".
TERCERA DOCTRINA.
Es la menos aceptada y reconoce únicamente el efecto ne-
gativo, es decir, fijada la concurrencia del concepto de orden
público internacional se rechaza exclusivamente la aplicación
del respectivo derecho extranjero.
Se objeta a esta doctrina, que al rechazar sólo la aplica-
ción del derecho extranjero y no dar competencia a ninguno,
deja al tribunal que conoce del asunto en la imposibilidad de
resolverlo, lo que en principio es inaceptable ya que el juez
siempre debe fallar el asunto sometido a su consideración.
EFECTOS RESPECTO DE TERCEROS.
La resolución que se dicte en un país en virtud de la apli-
cación del concepto del orden público internacional surtirá o
no efectos en otros, según sea el concepto que sobre la mate-
ria tenga el país interesado.
EJEMPLOS.
Hasta 1860, Francia consideró contrario a su concepto de
orden público internacional la institución del divorcio; pero a
partir de esa fecha se incorporó a su legislación.
En Chile, tanto el divorcio como la poligamia pugnan con
el concepto que de orden público internacional tiene nuestro
país.
Basada en consideraciones de orden público internacional,
Polonia no acepta el matrimonio celebrado entre personas que
practican religiones diametralmente opuestas.
EL FRAUDE A LA LEY.
Entramos al estudio de la última limitación doctrinaria
y que por su desarrollo y frecuencia, reviste hoy en día verdade-
ra importancia, sobre todo en el campo del D. I. P., en donde
constituye un remedio en ciertos Casos necesario para impe-
dir que el Derecho pierda su autoridad y que muchas personas
burlen, mediante maniobras fraudulentas, fundamentales dis-
posiciones imperativas o prohibitivas.
DEFINICION.
El señor Duncker da la siguiente definición: "el fraude a
la ley consiste en eludir las disposiciones de una ley nacional,
para someterse a una extranjera, mediante el cambio de uno
por lo menos de los factores de conexión".
Cualquiera que sea la definición que aceptemos, siempre
deben concurrir en él, dos elementos esenciales, a saber:
l.o Un elemento intencional (animus), que consiste en la
intención fraudulenta de substraerse del imperio de una legis-
lación para colocarse bajo otra; y
2.o Un elemento positivo (corpus), que consiste en mate-
rialüzar dicha intención cambiando uno> de los factores de
conexión; más breve, en realizar un acto con dicho efecto.
Para que exista fraude a la ley es necesario que estos ele-
mentos concurran copulativamente. Cualquiera que de ellos
falte, no hay fraude a la ley.
No debemos confundir el concepto en estudio, con la Vio-
lación y la Simulación.
En el Fraude no hay violación a la ley, sino que se la
cumple con intención dolosa cambiando uno de los factores
de conexión.
En la Violación a la ley, las partes vulneran las respecti-
vas disposiciones, pero sin cambiar los factores de conexión.
En la Simulación se aparenta que determinado acto o con-
trato se ha ejecutado en un lugar o Estado distinto del que
en verdad se ha celebrado. Es decir, se aparenta cambiar los
factores de conexión cuando en verdad "éstos no han cambia-
do.
EJEMPLOS DE FRAUDE A LA LEY
l.o Dos chilenos desean disolver su matrimonio por me-
dio .del divorcio, pero como no pueden hacerlo en su «patria y
si lo obtienen como tales en el extranjero tampoco surtirá
efectos en Chile, se trasladan al Uruguay, por ejemplo, y pre-
via nacionalización en este país, solicitan y obtienen su divor-
cio, trasladándose luego nuevamente a Chile.
Cambiaron el factor de conexión de la nacionalidad, cam-
bio fraudulento, pues tuvo por único objeto burlar la ley chi-
lena y poder divorciarse.
Según se acepte o no el fraude a la ley, dicho divorcio se-
rá o no válido en Chile.
2.0 Con el fin de burlar una legislación que pone muchas
trabas a la constitución de determinada sociedad, los que de-
sean constituirla se trasladan a un país vecino que es muy
liberal a este respecto y aquí la constituyen, pero toda la ac-
tividad de dicha sociedad se va a desarrollar en el primer país.
Aquí se produjo un cambio fraudulento del factor de co-
nexión, que establece que la forma de los actos o contratos
se rige por la ley del lugar en que se celebran.
3.o Frecuentemente se cambia fraudulentamente el fac-
tor de conexión del domicilio, con el objeto de dar competen-
cia a determinados Tribunales o someterse a las prescripcio-
nes de determinada legislación. Los eiemplos pertinentes pue-
den pensarse fácilmente en materia de contratos y de suce-
siones.
EJEMPLO DE VIOLACION DE LA LE Y
Dos chilenos que desean divorciarse, se van a Francia y
sin cambiar de nacionalidad obtienen su divorcio en ese país.
— 143 —
Aquí se ha violado simplemente la ley chilena y este di-
vorcio es nulo para nuestra legislación, pues los chilenos que-
dan sujetos a las leyes patrias no obstante su residencia o
domicilio en país extranjero, en lo relativo a su estado y ca-
pacidad para ejecutar ciertos actos que hayan de producir
efecto en Chile.
Como vemos, el efecto propio de la violación de la ley es
la nulidad del acto realizado en su contravención.
EJEMPLO DE SIMULACION
Dos personas celebran un acto o contrato en Santiago y
expresan en el instrumento respectivo, que él se ha celebra-
do en Buenos Aires, con el fin de que quede regido por la ley
argentina.
Este hecho sucede fracuentemente con las sociedades, en
las cuales se simula un domicilio, siendo que en verdad, éste
se encuentra en otro país.
EXTENSION DEL FRAUDE A LA LEY
En todas las materias de Derecho Internacional Privado
se pueden presentar casos de fraude a la ley.
EN LA DOCTRINA
Tanto los autores como la jurisprudencia de los diversos
países, no tienen un criterio uniforme para aprediar estos ac-
tos ejecutados en fraude de la ley y en consecuencia, discre-
pan unos de otros sobre su validez.
DOCTRINA QUE RECHAZA EL FRAUDE A LA LEY
Sostiene que estos actos no son válidos, sino ilícitos, pues
importan una trasgresión de la ley de un país. En consecuen-
cia, no es posible privar a estos actos de su correspondiente
sanción, cual es negar los efectos jurídicos al acto fraudu-
lento. Dejarlos sin esa sanción, es menoscabar el prestigio y
la autoridad de la ley.
No es aceptable qüe las fundamentales disposiciones pro-
hibitivas o imperativas de una legislación puedan ser burla-
das y queden sin efecto, porque las partes cambiaron intencio-
nalmente un factor de conexión.
Las reglas de D. T. P. son dictadas en cada país, con el ob-
jeto de alcanzar soluciones justas y equitativas en los proble-
mas o conflictos que se presenten, por tanto, si con su aplica-
ción se vulneran los principios básicos de una legislación y
los fines que ha tenido en vista, los actos realizados en frau-
de de la ley deben ser anulados y privados de sus efectos jurí-
dicos pronios.
El principio de la autonomía de la voluntad no es ilimita-
do; su extensión o validez termina en el momento mismo en
que burla la legislación respectiva, en el instante en que me-
noscaba su prestigio y autoridad,
DOCTRINA QUE ACEPTA EL FRAUDE A LA LEY
Por el momento cuenta con la opinión de la mayoría de
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los tratadistas y sostiene, que debe reconocerse la validez de


estos actos, ya que es imposible analizar y precisar en cada
caso el factor o elemento intencional que ha guiado a las
personas a ejecutar determinado acto.
Además, las personas son libres para elegir las legisla-
ciones a cuyo imperio se someterán.
Por lo demás, estos actos son lícitos y perfectamente vá-
lidos, ya que no se está violando directamente ninguna ley, si-
no que, por el contrario, se están aplicando las disposiciones
de la ley que se ha escogido.
Por último, las personas al ejecutar determinado acto o
contrato buscan siempre un beneficio jurídico y es justo que
sean libres de colocarse bajo el imperio de la legislación que
les sea más favorable.
El señor Duncker, reconociendo previamente que es difí-
cil llegar a una solución cierta y única, estima que este pro-
blema debe ser resuelto con un criterio amplio, universal y
considerar que los: hombres son libres para ejecutar actos ení
otro país.
EN LAS LEGISLACIONES
La Convención de La Haya sobre efectos del matrimonio,
que autorizó a los cónyuges para modificar el régimen de bie-
nes bajo el cual se habían casado, si con posterioridad cam-
biaban de nacionalidad y su nuevo estatuto personal permitía
estas alteraciones, no consignó una excepción a esta regla ge-
neral en caso de fraude.
Las legislaciones más modernas tienden a incorporar en
ellas, disposiciones que impidan o nieguen efectos a los actos
ejecutados en fraude de la ley. Así, el C. C. Alemán, uno de
los más modernos, en su Ley de Introducción, establece que el
régimen matrimonial es fijado en forma definitiva por la ley
del marido al momento del matrimonio, y únicamente en el ca-
so que dicha ley permita los cambios de régimen, éstos po-
drán verificarse en forma válida.
LEGISLACION CHILENA
Opinión del señor Duncker.
Nuestro profesor, basándose en la historia fidedigna del
C. C. Chileno, afirma que nuestro Derecho acepta el fraude a
la ley.
En efecto, el primitivo texto del actual art. 15 (proyecto
de 1853, art. 16), decía que " a las leyes patrias que reglan
las obligaciones y derechos civiles, permanecerán sujetos los
chilenos, no obstante su residencia, domicilio o naturalización
en país extranjero. .. etc.".
AI redactarlo así, don Andrés Bello no podía referirse a
la naturalización de buena fé, institución lícita y reconocida
ya en aquel tiempo en la Constitución Pcl'tica, de dor?e se de-
duce que sólo podía referirse a la naturalización fraudulenta.
Luego el señor Bello, considerando que no era posible de-
jar a los chilenos sometidos a la ley nacional siendo ya nacio-
nales de otro Estado, suprimió la palabra "naturalización",
aceptando así el fraude a la ley.
INDICE

Págp.

Capítulo I
Principios generales e historia 5

Capítulo II
De la nacionalidad 39

Capítulo III
Condición jurídica de los extranjeros 82

Capítulo IV
De los conflictos de leyes 119

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