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A medida que vamos dominando nuestra vida pulsional, mediante la actividad del
pensamiento renunciamos de a poco a la formación o conservación de deseos intensos
como los niños. El deseo cc sólo deviene excitador de un sueño si logra despertar otro deseo
paralelo (Icc) mediante el cual se refuerza.
El deseo que se figura en el sueño tiene que ser un deseo infantil. En el adulto proviene del
Icc, en el niño la separación entre Prcc y el Icc todavía no existe o está constituyéndose, por
lo que es un deseo incumplido, no reprimido, de la vida de vigilia.
A las mociones de deseo que restan de la vida cc de vigilia se les asigna un papel secundario
en la formación del sueño.
Los desagradables pensamiento del día como es el caso de Freud con su amigo R, pueden
colocarse en el sueño por medio de la figuración, ese pensamiento que no era un deseo,
sino una preocupación, tuvo que anudarse con un deseo infantil sofocado y Icc, que le
permitió “nacer” de forma modificada para la Cc, y mientras más dominante fuera ese
cuidado, no hacía falta un nexo entre el contenido del deseo y el de la preocupación, así
como no lo había en ese sueño de Freud.
El sueño cuando tiene pensamientos oníricos contrarios al deseo, tiene diversas
articulaciones:
● El trabajo de sueño consigue sustituir todas las representaciones penosas por sus
contrarias y sofocar los afectos displacenteros correspondientes. Esto da por
resultado un sueño de satisfacción pura.
● Las representaciones penosas, modificadas en mayor o menor medida, pero bien
reconocibles, alcanzan el contenido manifiesto del sueño.
Estos sueños de contenido penoso pueden sentirse como indiferentes, pueden traer consigo
todo el afecto penoso que parece justificado por su contenido de representaciones, o aun
provocar el despertar por un desarrollo de angustia.
Un deseo inconsciente y reprimido cuyo cumplimiento no podía ser sentido por el yo del
soñante sino como penoso se valió de la oportunidad que le ofrecían los restos diurnos
penosos que seguían investidos, les prestó su apoyo y así los hizo soñables. Pero mientras
que en el caso a el deseo inconsciente coincidía con el deseo consiente, en el caso b se hace
patente la divergencia entre lo inconsciente y lo consiente -lo reprimido y el yo-
Los sueños de displacer pueden ser también sueños punitorios, se cumple un deseo Icc, el
del castigo al soñante a causa de una noción de deseo no permitida, reprimida, Implican una
participación más extensa del YO en la formación del sueño. Estos sueños no están ligados
en general a que los restos diurnos sean penosos, son de naturaleza satisfactoria no
permitidas. Su carácter reside en que el formador del sueño no es e, deceso inconsciente
que procede lo reprimido, sino que el deseo reacciona al YO, que también es Icc (Prcc)
Se vuelve más transparente la formación del sueño por la oposición entre el Icc y el Cc es
remplazada por el YO y lo reprimido
¿Cuál es la significación que tiene el deseo inconsciente respecto del sueño?
Existen toda una clase de sueños cuya incitación proviene de manera predominante, y hasta
exclusiva, de los restos de la vida diurna, es muy posible q un pensamiento onírico
desempeñe para en sueño el papel del empresario, que tiene una idea y empuje pero no
puede poner en práctica su idea sin capital, necesita de un capitalista que le costee el gasto,
que es en todos los casos, cualquiera sea el pensamiento diurno, un deseo que procede del
Icc. Otras veces el capitalista es el mismo empresario, la actividad diurna ha incitado un
deseo Icc que crea entonces el sueño.
La representación inconsciente como tal es del todo incapaz de ingresar en el preCc, y sólo
puede exteriorizarse si entra en conexión con una representación inofensiva que ya
pertenezca al preconsciente, transfiriéndole su intensidad y dejándose encubrir por ella.
esto es la transferencia
El sueño es cumplimiento de deseo, se da por la regresión qué logra llegar a las huellas
primarias del sistema perceptivo y logra la alucinación
El soñar es un rebrote de la vida infantil del alma, ya superada. La censura entre el Prcc y el
Icc es el guardián de nuestra salud mental. Cuando dormimos, están cerradas las puertas de
la motilidad, el sueño es autorizado a dar expresión a un deseo del Icc tras toda clase de
desfiguraciones, en tanto el sistema dominante se retira al deseo de dormir, que presta su
apoyo al deseo Icc, ya que estas mociones de lo Icc son inofensivas porque no ponen en
funcionamiento el aparato motor.
El deseo de dormir presta su apoyo en el Icc, manifestándose como sueños de comodidad.
Todo el tiempo que dura el dormir sabemos que soñamos con la misma certeza que
sabemos que dormimos.
La identificación (tomo XVIII)
El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una
ligazón afectiva con otra persona.
Desempeña un papel en el complejo de Edipo. Un varón ve a su padre como su modelo a
seguir, quiere crecer y ser como él, es decir, lo toma como modelo. Pero, forma dos lazos
psicológicos, porque por un lado se identifica con el padre y por otro toma a la madre como
una directa investidura sexual de objeto. Ambos coexisten un tiempo sin perturbarse entre
si, pero al avanzar la vida anímica, el niño nota que el padre significa un estorbo junto a la
madre. Entonces, su identificación con el toma una tonalidad hostil, y ahora lo que quiere es
sustituir al padre en el lugar junto a la madre.
La identificación es ambivalente, puede darse vuelta hacia la expresión de ternura o el
deseo de eliminación. En el primer caso el padre es lo que uno querría ser, y en el segundo
es lo que uno querría tener.
la identificación aspira a configurar el yo propio a semejanza de otro que tomó como
modelo. A veces se da en la formación neurótica de síntomas. Por ejemplo en el caso Dora,
que se identifica con el síntoma de la persona amada (tos del padre).
Sucede a menudo que la elección de objeto vuelva a la identificación, o sea, que el yo toma
sobre si las propiedades del objeto.
Hay un tercer caso de formación de síntoma, en la que la identificación prescinde por
completo de la relación de objeto con la persona copiada. Por ejemplo, si una muchacha
recibe en su pensión las cartas de su amado secreto, sus compañeras también van a querer
tener una relación secreta. Porque la identificación se da sobre la base de querer o poder
ponerse en la misma situación.
Uno de los yo ha percibido en el otro una importante semejanza en algún punto (en este
caso en la parte afectiva), luego crea una identificación en ese punto, e influida por la
situación patógena esta identificación se desplaza al síntoma que el primer yo ha producido.
La identificación por el síntoma pasa a ser el indicio de un punto de coincidencia entre los
dos yo que debe mantenerse reprimido.
En el caso de la génesis de la homosexualidad masculina, el joven ha estado fijado en la
madre en el sentido del complejo de Edipo. Pero al completarse el proceso de pubertad, el
joven no abandona a su madre sino que se identifica con ella, hasta el punto que se
trasmuda en ella y ahora busca objetos que puedan sustituirle al yo de él, a quienes puede
amar y cuidar tal como su madre lo hizo con él.
También puede darse la identificación hacia un objeto perdido, ese objeto se incorpora en el
yo. Por ejemplo, en el caso de un niño pequeño que perdió a su gato y ahora declaró que él
mismo va a ser ese gato, y se comporta como tal
Este mismo caso se da en la melancolía, donde hay autorreproches hacia el yo. Muestran así
al yo dividido, descompuesto en dos fragmentos, uno de los cuales arroja su furia sobre el
otro. La instancia que puede entrar en conflicto con el yo se denomina ideal del yo. De
manera que cada vez que el ser humano no puede contentarse con si mismo en su yo,
puede hallar su satisfacción en el ideal del yo