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tópicas, y el psicoanálisis alcanzo una doble significación: no era solo una nueva terapia de
la neurosis, sino que además es una nueva psicología; elevaba el reclamo de ser tenido en
cuenta no solo por los médicos neurólogos, sino por todos aquellos que cultivaban una
ciencia del espíritu. Freud, en el texto “Breve informe sobre el psicoanálisis” (1924) escribe
la fórmula que alcanza mejor la esencia del sueño: es un cumplimiento (disfrazado) de un
deseo (sexual infantil reprimido). En otras palabras, la realización de un deseo inconsciente.
Se atribuye al deseo que proviene de lo infantil el papel de motor indispensable para la
formación del sueño y su otorgación de sentido.
Se lo considera como la vía regia de acceso al icc y su función es ser “el guardián del
dormir”. El sueño constituye una de las formas de expresión del inconsciente, tiene pleno
valor y significado, y es un producto transaccional entre la instancia inconsciente y la
instancia preconsciente-consciente; en el sentido económico, el icc se beneficia con el sueño
porque va a ganar placer ante la realización de este deseo y la cc también se beneficia
porque en el origen de ese placer nada se sabe.
Para entender el aspecto económico hay que entender el origen del deseo, y para esto hay
que entender la primera vivencia de placer. Se elabora la teoría de la primera vivencia de
satisfacción. Cuando pasa esto provoca una satisfacción tan grande que graba una primera
huella mnémica en el psiquismo, inaugurándolo. Esta primera satisfacción también se dirige
a un polo de descarga y así la energía psíquica también se descargó. Ya hay una marca,
entonces ahora la energía circula por esa huella de memoria. Entonces el deseo, desde lo
dinámico, no es querer cosas, sino que es, entonces, una huella mnémica intensamente
cargada que aspira a su descarga. El deseo debe pensarse como un motorizador psíquico,
pone al aparato psíquico a trabajar. Pero nunca va a ser como la primera vez, ahora es
queriendo volver a lo de la primera vez. Entonces, por esencia, el deseo está insatisfecho y
siempre será así. El deseo solo puede derivar la carga, pero va a seguir cargándose,
repitiendo el proceso anteriormente mencionado (la descarga de energía se llama placer,
entonces el placer del que hablamos en el sentido dinámico no es pasarlo bien, es que la
energía se descarga).
Ahora podemos preguntar de donde proviene en cada caso el deseo que se realiza en el
sueño. Freud halla tres posibilidades:
1. Puede haberse excitado durante el día sin obtener satisfacción a causa de condiciones
exteriores; así queda para pendiente para la noche un deseo admitido y no tramitado
(deseo pcc).
2. Puede haber emergido de día, pero topándose con una desestimación; queda
pendiente, pues, un deseo no tramitado pero que fue sofocado (deseo pcc que paso a
ser icc).
3. Puede carecer de relación con la vida diurna y contarse entre aquellos deseos que solo
de noche se ponen en movimiento en nosotros desde lo sofocado (deseo icc).
4. Un cuarto punto pueden ser las mociones de deseo actuales que despiertan durante la
noche como por ejemplo la sed o la necesidad sexual.
El sueño debe la posibilidad de su génesis meramente a la favorable circunstancia de que,
durante el estado del dormir, que paraliza la motilidad del ser humano, la represión se
atempera trocándose en censura onírica.
1. Sueños que poseen pleno sentido y son, al mismo tiempo, comprensibles. Es decir, se
dejan insertar sin mayor objeción dentro de nuestra vida anímica.
2. Forman un segundo grupo aquellos sueños que son coherentes en si mismos y poseen
un sentido claro, pero producen un efecto extraño porque no sabemos colocar este
sentido dentro de nuestra vida anímica.
3. Al tercer grupo pertenecen aquellos sueños a los que ya les falta sentido y que parecen
incoherentes, confusos y disparatados. La mayoría de los productos de nuestro soñar
muestran estas características.
En el capitulo X, Freud cita que en la frontera entre las instancias psíquicas (icc / pcc / cc) se
encuentra una censura que tiene como función el dejar pasar aquello que es agradable para
la cc y a lo otro lo refrena. Entonces, eso que es expulsado por la censura se encuentra,
según la definición de Freud en este apartado, en estado de represión. En el estado del
dormir acontece el relajamiento de la censura y así, lo hasta entonces reprimido, consigue
facilitarse el camino hacia la conciencia. Empero, puesto que la censura nunca es cancelada,
sino meramente rebajada, a lo reprimido se le hace preciso condescender en unas
alteraciones para suavizar aspectos escandalosos (la censura es una tendencia a la defensa).
Entonces, estos deseos inconscientes son sometidos a un trabajo de elaboración onírica con
el fin de volverlos irreconocibles y no perturbar a la cc.