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- Causalidad e imputación:
Mientras los fenómenos naturales se explican a partir de relaciones causa-efecto
(siempre que se presente la causa ocurrirá necesariamente el efecto), tratándose
de fenómenos normativos la explicación causal resulta insuficiente, pues en el
mundo del deber ser (al que pertenecen las normas) que algo deba ser no implica
necesariamente que ocurra.
Mientras las leyes de la naturaleza enuncian relaciones causales, las normas que
enlazan condiciones y consecuencias establecen relaciones de imputación.
- El fenómeno normativo:
Von Wright desconfiaba de que la totalidad de las normas fueran prescripciones…
Pero que el mayor número de normas revistan el carácter de prescripciones no
justifica que una teoría de las normas no seocupe de aquéllas que no lo sean… Von
Wright enuncia seis tipos de normas: a) definitorias o determinativas, b) técnicas o
directrices, c) prescriptivas, d) ideales, e) consuetudinarias, f) morales.
a) Normas definitorias. Son aquellas que definen o determinan un concepto. No
establecen un curso de conducta dirigido a alguna clase de personas, sino que
establecen qué condiciones deben reunirse para estar en presencia de un
determinado concepto. Ej. Definición de gol.
b) Normas técnicas o directrices. Las normas de este tipo “[…] indican un medio
para alcanzar un fin determinado […]”. Ejemplos paradigmáticos de reglas técnicas
son las que aparecen en los instructivos de uso de ciertos aparatos, como una
cámara fotográfica: “para encender la cámara presione el botón encendido”.
d) Normas ideales. ilustran el modelo de cómo se debe ser en una determinada
actividad. Este tipo de reglas son usuales en los códigos de ética que rigen en
ciertos gremios.
e) Normas consuetudinarias. Son hábitos sociales. Así como los hábitos de una
persona son regularidades en su conducta, las regularidades en el comportamiento
social reciben el nombre de normas consuetudinarias o costumbres.
c) Prescriptivas: Siguiendo a Carlos Santiago Nino, prescribir consiste en “[…]
dirigir el comportamiento de otro, o sea, inducirlo a que adopte un determinado curso
de acción […]”
Las diferencias que existen entre las distintas formas del uso prescriptivo
dellenguaje en cuanto al grado de imperatividad de que gozan se aprecian
claramente si se observa la forma en que están enunciadas las normas morales
(inciso f) y las normas jurídicas (inciso c). Mientras las normas morales regularmente
se expresan en forma imperativa (según se desprende de ejemplos paradigmáticos
como los mandamientos mosaicos “no matarás” y “no robarás”), las normas jurídicas
utilizan el formato condicional, en el que dos oraciones diferenciadas son enlazadas
de tal suerte que la segunda se convierte en consecuente de la primera, y ésta en
antecedente de aquélla. En esta relación, el antecedente hace las veces de
condición de aplicación del consecuente, ya que si no ocurre la condición (el
antecedente), no debe darse el consecuente. En aras de la claridad, veamos el
siguiente ejemplo: el artículo 123 del Código Penal para el Distrito Federal establece
que: […] al que prive de la vida a otro se le impondrá de ocho a veinte años de
prisión. En esta disposición, el antecedente está representado por la oración “al que
prive de la vida a otro”, mientras que el consecuente es la pena de prisión de entre
ocho y veinte años.
Que las normas jurídicas empleen el formato condicional (a diferencia de las normas
morales, que regularmente contienen enunciados imperativos) tiene que ver con la
forma en que el derecho motiva la realización o la inhibición de ciertas conductas.
- Reglas y principios
De esta tesis se sigue otra que también resulta inadmisible para Dworkin: que si el
derecho positivo se agota en las normas, cuando un juez se encarga de resolver un
caso para el que no hay una norma aplicable, tiene que apelar a su discrecionalidad
y a “pautas extrajurídicas” para darle solución. Si las normas colman el derecho
positivo —según los positivistas— entonces no cabe imaginar derechos u
obligaciones que no estén previstos en alguna norma.
Dworkin considera que la concepción del derecho como un sistema conformado
exclusivamente por reglas resulta deficitaria, pues implica tender una sombra sobre
otras pautas que son distintas de las reglas y que forman parte del razonamiento
jurídico. En particular se refiere a los principios jurídicos, los cuales se manifiestan
en los que Dworkin denomina “casos difíciles”.
Dworkin establece siete criterios para diferenciar reglas y principios, con el fin de
mostrar por qué sin esa distinción ya no es posible explicar de manera teórica una
parcela primordial del razonamiento jurídico.
1. Origen.
2. Identificación.
3. Derogación.
4. Aplicación.
5. Contenido.
6. Solución de contradicciones.
7. Las excepciones.
Eficacia: Con este concepto se hace referencia a las relaciones que guardan las
normas jurídicas con las conductas de los individuos. Ahora bien, el concepto de
eficacia se proyecta sobre tipos específicos de relaciones entre normas y conductas:
a) el grado de adecuación que hay entre las prescripciones establecidas en normas
jurídicas y las conductas que los individuos despliegan en los hechos; b) la
aplicación efectiva de las consecuencias normativas previstas en reglas de derecho
y c) la incidencia de las normas jurídicas en la determinación del comportamiento
de las personas.