Está en la página 1de 2

Capítulo 5: TEORÍA DE LA CIENCIA JURÍDICA

Reporte de lectura elaborado por Salomón Assad Villegas

La filosofía de la ciencia es la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su


producto, el conocimiento científico. La filosofía de la ciencia enfrenta los problemas filosóficos que
de hecho se presentan en el curso de la investigación científica y ayuda a allanar el camino que
permitiría encontrar soluciones claras, consistentes en teorías rigurosas, inteligibles y adecuadas a
la realidad de la investigación científica.

Los miembros del Círculo de Viena (fundado en 1927) emprendieron una reflexión rigurosa en torno
a la filosofía de la ciencia con ayuda de la lógica matemática. La epistemología que practicaban los
miembros del Círculo de Viena, conocida también como el empirismo lógico, tiene su origen en dos
ideas fundamentales: el conocimiento comienza con la experiencia y la información que se recoge
a través de la observación debe expresarse en un lenguaje formal, lógicomatemático. El principio de
verificación como criterio para evaluar la significatividad de los enunciados de la ciencia fue el arma
principal de su cruzada en contra de los argumentos que no pueden contrastarse con la evidencia
empírica.

Karl Popper, como lo señala Albert Calsamiglia, intentó conservar el empirismo sin sus puntos más
débiles: la inducción y el principio de verificación. Enarbolando un empirismo crítico, Popper
reconoció que no es posible afirmar que un enunciado universal es verdadero, pero señaló que sí es
posible, en cambio, afirmar que un enunciado universal puede ser falseado a través de la evidencia
proporcionada por un solo caso que falsee un enunciado dado.

Autores como Thomas S. Kuhn, Paul K. Feyerabend e Imre Lakatos han cuestionado con severidad
la metodología de la ciencia empírica tradicional. El supuesto básico de que es posible la observación
pura y de que existe un lenguaje observacional neutral, independiente de las teorías, ha sido
duramente criticado por ellos. Del modelo de Thomas S. Kuhn se desprende la tesis de que no hay
una única manera de organizar conceptualmente la experiencia: la investigación científica intenta
comprender la naturaleza en términos de alguna estructura teórica presupuesta. No hay, por lo
tanto, percepciones puras, neutras, independientes de las perspectivas teóricas.

Las ciencias sociales y el derecho

Existe una diferencia importante entre las ciencias formales (lógica y matemática) y las ciencias
fácticas o empíricas. Las primeras se ocupan de entes ideales o creaciones abstractas, mas no de
los hechos que ocurren en la realidad. La verificación de los enunciados de las ciencias formales es
meramente conceptual. Las ciencias fácticas o empíricas, por otro lado, se ocupan de objetos o
“cosas” (materiales o morales) y requieren la verificación de sus enunciados mediante el contraste
con la experiencia: la adecuación entre los enunciados y su objeto es fundamental.

El terreno que permite la distinción entre las ciencias naturales y las ciencias sociales es más
controvertido. Algunos autores consideran que no existe en realidad una diferencia cualitativa en
cuanto al tipo de conocimiento que las caracteriza: tanto los enunciados de las ciencias naturales
como los de las ciencias sociales requieren ser verificables a través de la experiencia, ya que su
justificación depende de ello. El método mediante el cual alcanzan su justificación puede variar,
incluso cada una ellas, por separado, se pregunta por la naturaleza de sus métodos válidos y
apropiados.

Para distinguir la ciencia jurídica de las ciencias sociales (así como la labor del jurista de la tarea del
científico social) es importante conocer la historia de la ciencia positivista en el campo de las ciencias
sociales, así como sus limitaciones y las alternativas que ante ellas presentan la “tradición
interpretativa” y distintas teorías críticas.

Entre el derecho y las ciencias sociales existen lazos estrechos que deben reconocerse, pero
también es importante distinguir las tareas para evitar confusiones. La perspectiva del jurista es
distinta a la del sociólogo. Es distinto el modo en que emplean los materiales utilizados (materiales
que en buena medida comparten). También son distintos los fines de su actividad, así como es
distinto el tipo de operaciones intelectuales que uno y otro efectúan sobre la misma realidad: en el
caso del sociólogo, la observación de los comportamientos prevalece sobre la interpretación de las
reglas; en el caso del jurista, la interpretación prevalece sobre la observación.

El objetivo de la “ciencia jurídica” es, en términos muy generales, alcanzar un conocimiento racional
del derecho. Comprender las limitaciones del conocimiento científico no es suficiente para
emprender el camino. Es preciso reflexionar en torno al objeto, el método y el objetivo específico
de la ciencia jurídica. Sólo al emprender esta tarea podemos descubrir por qué se discute el carácter
teórico o práctico del conocimiento jurídico, o por qué se afirma que el concepto de derecho y el
concepto de ciencia jurídica son interdependientes (de manera que un concepto determina el
alcance y la función que desempeña el otro concepto). Es importante también reconocer la
naturaleza peculiar del objeto de la ciencia jurídica (el derecho es un fenómeno histórico, variable y
contingente) para comprender el debate en torno al formalismo: ¿el modelo de cientificidad más
adecuado para la ciencia jurídica es el lógico-formal o el que procede de las ciencias fácticas o
empíricas? En torno a esta pregunta se desarrolló la ciencia jurídica moderna, desde el formalismo
hasta el sociologismo jurídico. Aquí intentamos también exponer en qué medida el neokantismo
intenta cambiar la perspectiva del problema al preguntarse, siguiendo a Kant, no tanto por el objeto
en sí mismo sino por la forma o la manera de conocer el objeto.

También podría gustarte