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Derechos y Normas
5.1 Normas y otras entidades jurídicas.
Eduardo García Máynez, en su libro, Introducción al Estudio del Derecho; distingue la norma en el
siguiente párrafo:
“La palabra que suele usarse en dos sentidos: uno amplio y otro estricto: lato sensu aplicase a toda
regla de comportamiento, obligatoria o no; stricto sensu corresponde a la que impone deberes o
confiere derechos. Las reglas que tienen carácter obligatorio o son atributivas de facultades les
damos el nombre de normas. Estas imponen deberes o conceden derechos…”
En este sentido se habla de los juicios enunciativos que se dividen en verdaderos y falsos. Explica
Máynez que “en relación con las normas no se habla de verdad o falsedad, sino de validez o
invalidez”.
Al referirse a las entidades jurídicas se refiere a las personas quienes participan en el proceso de la
validez o invalidez de la norma, para ejemplo, el siguiente párrafo:
García Máynez menciona que, “la positividad de las normas es por esencia contingente, ya que las
personas cuya conducta rigen, como seres dotados de albedrío, son capaces de violarlas. Si nadie
pudiese dejar de pagar sus deudas, el precepto que ordena la observancia de los contratos
legalmente celebrados se vertiría en un principio necesario, comprobable a las leyes naturales y los
axiomas matemáticos”.
Galindo Garfias afirma que:
“Las personas morales tienen una nacionalidad. Y pues se trata de entidades jurídicas, el criterio
para determinar dicha nacionalidad, es distinto al que sirve de base para conocer la de las personas
físicas. Propiamente, más que la nacionalidad de las personas morales, se trata de determinar el
régimen jurídico nacional o extranjero, conforme al cual están organizadas (artículo 8° de la Ley de
Nacionalidad y Naturalización)”.
Norma. Se refiere a las reglas que tienen carácter obligatorio o son atributivas de facultades.
Las normas jurídicas son de cumplimiento obligatorio. La norma debe de ser general, es decir, que
se debe de dirigir a un número indeterminado de personas y debe ser emitida por quien regula la
norma.
A diferencia de las leyes naturales, que expresan relaciones indefectibles, las normas no se cumplen
de manera ineluctable. Esta característica, no deriva de las normas mismas, sino de la índole de los
sujetos a quienes se encuentran destinadas.
5.2.2.5. Sanción.
Pérez Nieto menciona que:
o Sanción, en su sentido estricto, proviene del acto solemne del rey por el que otorgaba validez
a una ley: el propio rey la sancionaba; es decir, la aprobaba y ordenaba su publicación.
5.2.2.8 Institucionalidad.
La teoría institucional concibe el derecho como institución. Al abordar la teoría institucional, la
dicotomía clásica se da, o se daba entre el derecho como norma y el derecho como institución. Así lo
veían los primeros teóricos institucionalistas como Romano y Schmitt. Pero hay distintos conceptos
de institución, y además se trata de un concepto bastante complejo.
Cuando se habla de “institución” en el derecho o en las disciplinas dogmáticas normativas
posiblemente se recurre a un concepto distinto del que se usa en ciencias sociales, y ello a pesar de
que el vocablo utilizado coincida: así “familia” es una institución social y también jurídica, pero al ser
concebida como “institución” en el discurso teórico sociológico y en el discurso teórico jurídico cobran
un sentido y un significado o referencia distintos. Las instituciones en el derecho se suelen dividir,
según el ámbito o categoría de derecho, en instituciones de derecho público o privado. Así, las
instituciones de derecho privado son ámbitos conformados por distintos tipos de reglas y que a su
vez generan normas estrictamente privadas cuyo efecto se circunscribe a dichas instituciones, por
ejemplo, la institución del “contrato” o de la “hipoteca” o de la “filiación”, etc.
Las instituciones de derecho público están igualmente conformadas por reglas o normas,
normalmente de rango primario o constitucionalidad, o como desarrollo de éstas, pero además son, a
su vez, generadoras de normas con pretensión de universalidad. Algunas de estas instituciones son
organismos u órganos, por ejemplo, un Parlamento, y otras son conjuntos de normas y principios
normativos pero que no suponen la creación o la existencia de órganos, por ejemplo, la “iniciativa
legislativa popular”.
5.3.2 Elementos.
La norma jurídica según la teoría de Von Wright, se compone de los siguientes elementos
estructurales:
Su carácter: consiste en la clasificación que hace la prescripción de determinadas acciones
como obligatorias, prohibidas, permitidas o facultativas (los factores deónticos).
Su contenido: entraña la acción o acciones afectadas por dicho carácter, es decir, lo
prohibido, lo permitido, etcétera.
La condición de aplicación: son las circunstancias que deben presentarse para que exista la
prohibición, la obligación o permisión de realizar el contenido de la norma.
Los tres anteriores elementos integran el núcleo normativo de las normas. Las normas jurídicas,
además, presentan otros elementos:
La autoridad que dicta la norma.
El sujeto normativo o destinatario.
La ocasión que es el ámbito de validez temporal y espacial de la norma.
La promulgación.
La sanción.
5.3.3. Clasificación.
Las clasificaciones de las normas jurídicas tienen valor únicamente cuando responden a exigencias
de orden práctico o necesidades sistemáticas. al dividir los preceptos jurídicos tendremos muy
presente dicho postulado.
Agruparemos las normas del derecho:
a) Desde el punto de vista del sistema a que pertenecen:
Todo precepto del derecho pertenece a un sistema normativo. Tal pertenencia depende de la
posibilidad de referir directa o indirectamente la norma en cuestión de otra u otras de superior
jerarquía y, en última instancia, a una norma suprema, llamada constitución o ley fundamental.
Todos los preceptos que se hallan mediata o inmediatamente subordinados a la Constitución
Mexicana, por ejemplo, forman parte del sistema jurídico de nuestro país.
Desde el punto de vista de la pertenencia o no pertenencia a un ordenamiento cualquiera, los
preceptos del derecho se dividen en nacionales y extranjeros. Pero puede ocurrir que dos o más
Estados adopten (mediante un tratado) ciertas normas comunes, destinadas a la regulación de
determinadas situaciones jurídicas. A esas normas se les da entonces la denominación de derecho
uniforme.
En principio, las que pertenecen al sistema jurídico de un país se aplican solo en el territorio de éste.
Mas el citado principio posee excepciones. No solamente existe la posibilidad de que las normas
nacionales se apliquen en territorio extranjero, sino la de que las extranjeras tengan aplicación en la
nacional.
Los preceptos del derecho pueden ser formulados por órganos especiales (Poder Legislativo);
provenir de la repetición más o menos reiterada de ciertas maneras de obrar, cuando a éstas se
halla vinculado el convencimiento de que son jurídicamente obligatorias, o derivar de la actividad de
ciertos tribunales. A los creados por órganos especiales, a través de un proceso regulado
formalmente, se les da el nombre de leyes o normas de derecho escrito; a los que derivan de la
costumbre se les denomina de derecho consuetudinario o no escrito; a los que provienen de la
actividad de determinados tribunales —como la Corte Suprema— se les llama, por último, de
derecho jurisprudencial.
El ámbito de validez de las normas del derecho debe ser considerado, según Kelsen, desde cuatro
puntos de vista: el espacial, el temporal, el material y el personal. El ámbito espacial de validez es la
porción del espacio en que un precepto es aplicable; el temporal está constituido por el lapso durante
el cual conserva su vigencia; el material, por la materia que regula, y el personal, por los sujetos a
quienes obliga.
Si nos colocamos en el primero de los cuatro ángulos visuales a que alude Kelsen, descubriremos
que los preceptos del derecho pueden ser generales o locales. Pertenecen al primer grupo los
vigentes en todo el territorio del Estado; al segundo, los que solo tienen aplicación en una parte del
mismo. El Código Federal de Procedimientos Civiles, por ejemplo, está integrado por normas
generales; el Civil del Distrito Federal en cambio, tiene carácter local, como su nombre lo indica. Si
aplicamos el citado criterio al derecho mexicano, descubriremos que en nuestro país existen, desde
ese punto de vista, tres categorías de leyes, a saber: federales, locales y municipales.
Las normas jurídicas pueden ser de vigencia determinada o indeterminada. Podemos definir las
primeras como aquellas cuyo ámbito temporal de validez formal se encuentra establecido de
antemano; las segundas, como aquellas cuyo lapso de vigencia no se ha fijado desde un principio.
Puede darse el caso de que una ley indique, desde el momento de su publicación, la duración de su
obligatoriedad. En esta hipótesis, pertenece a la primera de las dos categorías. En la hipótesis
contraria pertenece a la segunda, y solo pierde su vigencia cuando es abrogada, expresa o
tácitamente.
Los preceptos del derecho pueden también ser clasificados de acuerdo con la índole de la materia
que regulan. Esta clasificación tiene su fundamento en la división del derecho objetivo en una serie
de ramas. Desde este punto de vista, los preceptos jurídicos se agrupan en reglas de derecho
público y de derecho privado. Las primeras se dividen, a su vez, en constitucionales, administrativas,
penales, procesales, e internacionales; las segundas, en civiles y mercantiles. Las que pertenecen a
las llamadas disciplinas de creación reciente (derecho del trabajo, derecho agrario) no siempre son
clasificadas del mismo modo. En nuestro país tienen el carácter de preceptos de derecho público.
Desde el punto de vista de su ámbito personal de validez, las normas del derecho se dividen en
genéricas e individualizadas. Llámense genéricas las que obligan o facultan a todos los
comprometidos dentro de la clase designada por el concepto-sujeto de la disposición normativa;
reciben el nombre de individualizadas las que obligan o facultan a uno o varios miembros de la
misma clase, individualmente determinados.
Por ejemplo: la sentencia que condena a Juan Pérez a veinte años de cárcel, por la comisión de un
homicidio, es una norma individualizada, ya que solamente es aplicable al acusado; pero el
fundamento del fallo reside en una norma genérica, según la cual, quienes den muerte a un
semejante en tales o cuales circunstancias, deberán sufrir tal o cual pena. Mientras la disposición
genérica se refiere a todos los individuos comprendidos dentro de la clase designada por el concepto
jurídico “homicida”, la sentencia judicial solo se aplica a un miembro, individualmente determinado,
de la misma clase.
Los preceptos que pertenecen a un sistema jurídico pueden ser del mismo o de diverso rango. En la
primera hipótesis hay entre ellos una relación de coordinación; en la segunda, un nexo de supra o
subordinación.
La existencia de relaciones de este último tipo permite la ordenación escalonada de aquellos
preceptos y revela, al propio tiempo, el fundamento de su validez.
El orden jurídico es una larga jerarquía de preceptos, cada uno de los cuales desempeña un papel
doble: en relación con los que le estén subordinados, tiene carácter normativo; en relación con los
supra ordinados, es acto de aplicación. Todas las normas (generales o individualizadas) poseen dos
caras. Si se les examina desde arriba, aparecen ante nosotros como actos de aplicación; si desde
abajo, como normas.
La norma suprema no es un acto, pues, como su nombre lo indica, es un principio límite, es decir,
una norma sobre la que no existe ningún precepto superior de categoría. Por su parte, los actos
postreros de aplicación carecen de significación normativa, ya que representan la definitiva
realización de un deber jurídico.
Inspirándose en doctrinas romanas, el jurista ruso, N Korkounov, divide los preceptos del derecho en
cuatro grupos, desde el punto de vista de sus sanciones:
1. Leyes perfectas.
2. Leyes más que perfectas.
3. Leyes menos que perfectas.
4. Leyes imperfectas.
• Las leyes perfectas son aquellas cuya sanción consiste en la inexistencia o nulidad de los actos
que las vulneran.
• Si la norma sancionadora impone al infractor un castigo y exige, además una reparación pecuniaria,
recibe la denominación de ley más que perfecta.
• Un tercer grupo de normas está integrado por aquellas cuya violación no impide que el acto
violatorio produzca efectos jurídicos, pero hace al sujeto acreedor a un castigo. A los preceptos de
esta índole se les llama leyes menos que perfectas.
• El último grupo de la clasificación está integrado por las leyes imperfectas, es decir, las que no se
encuentran provistas de una sanción.
Desde este punto de vista se dividen en positivas (o permisivas) y negativas (o prohibitivas). Son
positivas las que permiten cierta conducta (acción u omisión); negativas, las que prohíben
determinado comportamiento (acción u omisión). Las positivas atribuyen a un sujeto la facultad de
hace o de omitir algo, en tanto que las prohibitivas le niegan tal facultad. Objeto de las primeras es
una conducta jurídicamente lícita; objeto de las segundas es, en cambio, un proceder jurídicamente
ilícito.
Hay normas jurídicas que tienen por sí mismas sentido pleno, en tanto que otras solo poseen
significación cuando se les relaciona con preceptos del primer tipo. Cuando una regla de derecho
complementa a otra, recibe el calificativo de secundaria. Las complementadas, por su parte, se
llaman primarias. Las secundarias no encierran una significación independiente, y solo podemos
entenderlas en relación con otros preceptos. Son secundarias:
Son taxativas aquellas que obligan en todo caso a los particulares, independientemente de su
voluntad. Las dispositivas son aquellas que pueden dejar de aplicarse, por voluntad expresa de las
partes, a una situación jurídica concreta.
FUENTES:
- García Maynes Eduardo. - Introducción al Estudio del Derecho. Editorial Porrúa. - 65ª Edición, México,
2014.
- Castro Pérez Nieto, Leonel. - Introducción al Estudio del Derecho. Editorial Oxford, Séptima Edición,
México 2014.
- Derecho Civil, Ignacio Galindo Garfias. Vigésima séptima edición.
- Una interpretación convencionalista de la validez jurídica en la teoría institucional del derecho. Ismael
Martínez Torres. MARTÍNEZ_Serie Interpretacion constitucional Aplicada 4.pdf (scjn.gob.mx)
- LA CONDUCTA JURÍDICAMENTE REGULADA. Teoría de la conducta Jurídica. Rojina
Villegas.dtr2.pdf (unam.mx)
- DERECHO: FINES DEL DERECHO (derechomx.blogspot.com)
- Compendio de Derecho Civil Tomo I - introduccion, personas y familia … (slideshare.net)
- Teoría Institucional del Derecho. 8.pdf (unam.mx)
UNIDAD 8
Cuando se habla de análisis funcional, se hace referencia al hecho de que un elemento X desarrolla
una tarea Y en un contexto más amplio Z. El conflicto se contempla como difusión, como un
supuesto de mal funcionamiento que tiene que ser corregido desde dentro del sistema. En el marco
del análisis funcional del Derecho, las corrientes que se adhieren a esta teoría tienden a resaltar la
función del Derecho en el mantenimiento del equilibrio y la integración social. Las instituciones y
normas jurídicas, como elementos de un sistema social más amplio, contribuyen eliminar los factores
de desestabilización de este sistema que tiende hacia la cohesión y el consenso.
En primer lugar, el análisis funcional del derecho se adelanta en el escenario de las posibles
relaciones entre el "Derecho" y la "Sociedad". En los términos más abstractos posibles, se trata de
estudiar la forma como el "Derecho" influye, determina, afecta a la "Sociedad" y de manera
simultánea de cómo la "Sociedad", influye, determina o afecta el "Derecho".
En segundo lugar, el análisis funcional del derecho requiere sobre todo de nuevas técnicas de
investigación empírica que, por lo general, son ignoradas en el estudio del Derecho desde la
perspectiva estructural (el tipo de estudio del Derecho que es tradicional en las Universidades
colombianas). Sobre esto es importante resaltar la importancia de no ignorar este tipo de
aproximación, así como de tenerla presente cuando en el futuro sean estudiadas diferentes
instituciones jurídicas (dejar este mensaje es uno de los objetivos de nuestro curso de Introducción).
Por último, el análisis funcional del derecho debe enfrentar diferentes dificultades, que nacen
especialmente de la ambigüedad y de la vaguedad (sobre esto ver las entradas anteriores de este
blog) de las expresiones "Función" y "Derecho". De las dificultades de precisar a qué nos referimos
cuando hablamos de "funciones" (de qué tipos, respecto de qué, a qué nivel) y a qué nos referimos
cuando hablamos de "derecho" (instrumento-contenido, objetivo-subjetivo, público-privado).
Por funciones sociales del Derecho se pueden entender cosas muy diversas, según cuál sea el
referente de “función”, “social” y “derecho”. Aun dando por sentada una interpretación teleológica de
función no es lo mismo preguntarse acerca de cuál es la finalidad perseguida por una determinada
norma jurídica en relación con una comunidad reducida de individuos, que indagar acerca de cuáles
son los objetivos que se pretenden alcanzar por cualquier sistema jurídico en relación con cualquier
sociedad humana. Las funciones sociales, por el otro lado, son consecuencias sociales del derecho
intentadas o efectivas. Pueden estar muy íntimamente vinculados a principios políticos y morales
particulares, de forma que puede ser de ninguna utilidad para cualquiera que no respalde exclusiva y
totalmente tales principios.
La función organizadora del derecho se redimensiona al ordenar y jerarquizar los intereses sociales
en el seno de sus propias normas, de una manera sustantiva, y en los procedimientos formales para
la acción política, de manera procesal.
Se puede explicar esa función de certeza y seguridad, u orden, que en el Derecho encarna, por vía
de comparación con la función social de seguridad que la técnica desempeña en otro campo de
cosas. Pero el hombre experimenta no sólo el dolor de la inseguridad frente a la Naturaleza, sino que
se plantea análogos problemas también respecto de los demás hombres, y siente la urgencia de
saber a qué atenerse en relación a los demás: de saber cómo se comportarán ellos con él, y de
saber qué es lo que él debe y puede hacer frente a ellos. Y precisa no sólo saber a qué atenerse,
sobre lo que- deba suceder, sino también saber que esto sucederá forzosamente; es decir, precisa
de certeza sobre las relaciones sociales, pero además de la seguridad de que. la regla será
cumplida, de que estará poderosamente garantizada.
El Derecho cumple una función de certeza y una función de seguridad. Pero, ¿seguridad de qué?
Seguridad de aquello que a la sociedad de una época y de un lugar le importa fundamentalmente
garantizar, por estimarla ineludible para sus fines. Por eso el contenido del Derecho varía según los
pueblos y los tiempos en el proceso de la Historia. Pero en todo momento, sea cual sea su
contenido, el Derecho representa una función de seguridad, de orden cierto y eficaz. Los valores
superiores que deben inspirar al Derecho se refieren a los fines que mediante él deben ser
cumplidos. Y claro es que un ordenamiento jurídico no estará justificado sino en la medida en que
cumpla satisfactoriamente los valores supremos que deben servirle de orientación.
Pero lo jurídico del Derecho no radica en estos valores, sino en la forma de la realización de los
mismos, precisamente mediante instrumentos jurídicos. Desde un ángulo de contemplación
meramente formalista, lo jurídico no es un fin, sino que es un especial media puesto al servicio de la
realización de fines diversos. Hay fines sociales que, en principio, bien pudieran ser perseguidos por
medios ajenos a los jurídicos: apostolado, propaganda, iniciativa individual, organización social
espontánea y libre, etcétera. Ahora bien. cuando a una colectividad le interesa asegurar de la
manera más firme la realización de determinados fines, entonces, los recoge en normas jurídicas,
esto es, impone su cumplimiento de manera inexorable, por ejecución forzosa.
Los nuestros son tiempos de incertidumbre. La incertidumbre no sólo se ha convertido en uno de los
principales términos descriptores de la realidad sino también en una figura conceptual que exige
plantear una teoría de la incertidumbre. Todo ello se experimenta muy bien en el derecho, en donde
no hay una sola faceta que no esté penetrada e incluso dominada por la incertidumbre. Queda ya
muy lejos «el mundo de la seguridad», que fue también la edad de oro de la dogmática jurídica,
cuando «todo tenía su norma, su medida y su peso determinados»
2. Ahora las amenazas no vienen tanto desde la política como desde la economía. Sin certeza no
hay bienestar ni progreso: no es posible preparar el futuro ni desarrollar proyectos. Las fuentes de
certeza de las que se nutre nuestra racionalidad y nuestra vida se forman y se transforman
socialmente. La evolución social implica un «incremento de la incertidumbre»
4. Los sistemas sociales, y no los individuos, son los grandes productores de certezas y de
incertidumbres. Y sus grandes distribuidores. Con las distintas formas de reparto unos ganan y otros
pierden. Lo que es certeza para unos es incertidumbre para otros. Incluso las certezas de unos se
obtienen a costa de las incertidumbres de otros. Tener poder es ser capaz de convertirse en fuente
de incertidumbre para los demás.
8.5 Los intereses lícitos protegidos o intereses legítimos individuales, sociales y públicos.
1. Al hablar de intereses se alude a una aspiración respecto a ciertos objetos, bienes, hechos o
casos hipotéticos, expectativas, prestaciones o status, que puedan ser anhelados, aprovechados y,
en su caso, exigibles. El interés reside en el fin práctico, útil o ventajoso que un bien, privilegio o
posición jurídica permite alcanzar
2. Otra connotación puede ser lo que interesa, conviene o enriquece patrimonial o moralmente, son
supuestos o reconocimientos para ejercer pretensiones con el fin de exigir o imponer deberes de
hacer, no hacer o dar. Se relaciona con el objeto de protección, señalado de manera etérea o
imprecisa (difusa, indeterminada y en abstracto). Para Ihering
3 el interés se entiende como: utilidad, bien, valor, goce, necesidad humana. A partir de esas ideas,
cuando tal interés está jurídicamente protegido estamos frente a un derecho subjetivo que recoge o
reconoce a ese bien, valor o interés –elemento sustancial– y le confiere tutela jurídica –elemento
formal–, dotando a titulares de la facultad o poder jurídico de exigir, a través del ejercicio de acciones
procesales o populares. Explica Cruz (2007: 182) que, si para Ihering derecho subjetivo
7, los derechos fundamentales son esencialmente de carácter erga omnes, cuya titularidad es de
carácter objetivo y universal, por lo que cualquier reclamo de afectación y por cualquier titular merece
ser tutelada y reparada.
El resultado del criterio que tradicionalmente se sostuvo ha sido desastroso pues se restringe la
impugnabilidad de actos, sólo a los casos en que el afectado reúna todas y cada una de las
condiciones o especificaciones que la norma prevé y siempre que sea de aquellas estipulaciones
que, de manera particular, un individuo pueda adjudicárselas o concretar su titularidad8 ; dejando
fuera de protección, intereses que excedan esa modalidad, no obstante que estén, genérica o
implícitamente, reconocidos por una norma.
● Capacidad de goce es la aptitud del sujeto para disfrutar de los derechos que le confiere la ley
y, por ello se identifica en este sentido con el concepto de personalidad jurídica y que implica
la concurrencia de una serie de atributos, llamados atributos de la persona, por ejemplo: 1.-
Nombre; 2.- Domicilio; 3.- Estado civil; 4.- Patrimonio, etc.
● La competencia por materia es el criterio que se instaura en virtud a la naturaleza jurídica del
conflicto, objeto del litigio.
● La competencia por cuantía es aquella que precisa la facultad de ejercer un acto, tomando en
cuenta el monto pecuniario de los litigios a ventilarse en el órgano jurisdiccional; por lo
general, en los tribunales de lo contencioso administrativos de los estados (ni en el de
Tabasco) no se hace ninguna diferencia a este respecto; por lo tanto, los asuntos que se
plantean no toman en cuenta si son de “mayor” o “menor” cuantía.
● Finalmente, la competencia por grado significa el número de instancias que puede tener un
juicio; las disposiciones legales en particular establecen si hay una o más instancias. El
Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Tabasco tiene dos instancias, como la mayor
parte de los tribunales administrativos locales.
Para Rafael Rojina Villegas “la justicia es el valor supremo del derecho”, La justicia es un fin del
derecho y, por lo tanto, no es un elemento de su definición. Así como ver cuál es la finalidad del ojo,
sin que implique un elemento esencial en la definición de dicho órgano, pues el ojo que no ve sigue
siendo ojo, el derecho que no realiza la justicia, sigue siendo derecho, pero ha traicionado su fin.
Justicia Compulsiva; a su vez dos manifestaciones, La primera es la justicia del Derecho Privado
como reacción frente el hecho ilícito. La segunda es la justicia del Derecho Público, especialmente
del Derecho Penal, como defensa de la colectividad ante el delito
Justicia Premial; La Justicia premial debe postularse como la manifestación más noble y alta de la
justicia. Desgraciadamente, el Derecho positivo ha pasado por alto esta forma interesantísima de la
justicia. Por una razón de simple defensa o conservación de la colectividad misma y de sus
miembros aparece primero el Derecho Penal, pues la subsistencia misma del grupo dependerá de la
existencia y aplicación de las sanciones.
Justicia Judicial; La Justicia judicial constituye la equidad, es decir, es la justicia del caso concreto
y lo propiamente específico del acto de justicia. La interpretación y aplicación de las normas jurídicas
por el juez no constituye la justicia judicial, pues en este caso simplemente se cumple con el Derecho
y, por tanto, se aplican las diferentes manifestaciones de la justicia de relación, compulsiva, premial o
social. La justicia judicial existe cuando el juez tiene que integrar el derecho ante las lagunas de la
ley buscando la solución adecuada al caso concreto. Justicia Social y Justicia Legal.
Justicia Social; La Justicia social tiene como fin inmediato lograr una distribución equitativa de la
riqueza entre las diferentes clases sociales y un trato humano en las relaciones de los hombres por
virtud del trabajo. No es verdad que la justicia social sea una manifestación simplemente histórica o
transitoria en la evolución del Derecho, producto del capitalismo y de la gran diferenciación entre las
clases obrera y patronal. La historia de la humanidad comprueba que desde las primeras
manifestaciones de la solidaridad política que comprenden las formas más rudimentarias del Estado.
Justicia legal: La justicia legal no es la justicia de la ley a secas en el sentido de que toda solución
consagrada en la misma sea justa por ser decisión de la ley. La justicia legal está fundada en ciertos
principios lógicos u objetivos de validez universal que permiten expresar a través de normas jurídicas
generales tanto las diversas manifestaciones de la justicia (de relación, compulsiva, premial, judicial
y social), cuanto la validez inmanente y la coherencia interna del sistema legislativo.
FUENTES:
- Muñoz Rocha C (2007) “Teoría del derecho”. 1ra ed. México. Oxford.
- Pereznieto Castro L (2009) “Introducción al estudio del derecho”. 8va ed. México. Oxford.
- Hoebel (1979) E.A. Hoebel, “La ley del hombre primitivo” Atheneum, Nueva York.
- Torbisco. N. C. “Funciones del Derecho” Universitat Oberta de Catalunya.
- Introducción al derecho externado. “ANÁLISIS FUNCIONAL DEL DERECHO” 9 de abril 2010, obtenido
de: http://introduccionalderechoexternado2010.blogspot.com/2010/04/analisis-funcional-del-
derecho.html
- JOAQUÍN GARCÍA -HUIDOBRO Filosofía y retórica del iusnaturalismo UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO. (n.d.).
http://www.derechopenalenlared.com/libros/filosofia_retorica_iusnaturalismo_garcia_huidobro.pdf
- JESÚS IGNACIO MARTÍNEZ GARCÍA Derecho e incertidumbre Universidad de Cantabria Dialnet-
DerechoEIncertidumbre-3985274.pdf
- Tron J. ¿Qué Hay Del Interés Legítimo?
https://www.sitios.scjn.gob.mx/reformasconstitucionales/sites/default/files/material_lectura/Jean
%20Claude%20Tron%20Inter%C3%A9s%20Leg%C3%ADtimo.pdf
- https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libro
- http://historico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/252.5/cnt/cnt14
UNIDAD 9
El Ordenamiento Jurídico
9.1 Noción del ordenamiento jurídico.
En terminología jurídica tiene la palabra fuente tres acepciones que es necesario distinguir con
cuidado, se habla de fuentes formales, reales e históricas,
· Por fuente formal entendemos los procesos de creación de las normas jurídicas.
· fuentes reales son a los factores y elementos que determinan el contenido de tales normas
· fuente histórica, son los documentos (inscripciones, papiros, libros, etc.), que encierran el
texto de una ley o conjunto de leyes. Por ejemplo, las instituciones, el Digesto, el Código y
las Novelas son fuentes del derecho romano.
Cada fuente formal está constituida por diversas etapas que suceden en cierto orden y deben
realizar determinados supuestos. De acuerdo con la opinión más generalizada, las fuentes formales
del derecho son la legislación, la costumbre y la jurisprudencia.
La reunión de los elementos que integran los procesos, legislativo, consuetudinario y jurisprudencial
condiciona la validez de las normas que los mismos procesos engendran, de aquí que el examen de
las fuentes formales implique el estudio de los susodichos elementos.
9.1.1 Concepto.
Podríamos definir al orden jurídico como el conjunto de normas aplicables en un momento
determinado a uno o varios casos específicos.
Un ordenamiento no es sólo un conjunto de normas, es la estructura, la función y fin normativo que
da sentido a las normas, que permite predicar su validez, su existencia, sus características,
jerarquía y clasificación.
Establece que cada conjunto de normas jurídicas, depende de las relaciones que existen entre las
normas que lo componen. Un ordenamiento ya no es conjunto de normas cualquiera sino más bien
un conjunto de normas estructuradas.
Pero la eficacia entendida como aplicabilidad es en cambio, un hecho normativo que depende de la
obligatoriedad de la norma.
El concepto eficacia ha sido utilizado en derecho de manera reiterada aunque en sentidos diversos,
así se puede hablar de la obligatoriedad de las normas, de su aceptación, de la capacidad del
Estado para ejecutar las sanciones e incluso la operatividad de las normas ya sea que requieran o
no desarrollo posterior (indirecta o directa respectivamente), y hasta su capacidad derogativa, cada
uno de estos sentidos implica un elemento valorativo diferente que puede también proceder de
distintas disciplinas o realidades.
En cuanto al sistema jurídico se pueden decir que existen ciertas condiciones necesarias de su
eficacia, como por ejemplo que la validez de las normas pueda ser comprobadas conforme a un
criterio específico, del sistema, que sean generalmente obedecidas, o que las reglas secundarias,
entendidas en términos de Hart, sean efectivamente aceptadas por los funcionarios. Por otra parte,
también la validez del sistema está referida a criterios extralegales, como son la legitimidad de la
norma suprema o la validez de su procedimiento de su creación, los cuales pueden estar a su vez
referidos en última instancia a una eficacia genérica del propio sistema jurídico. De modo que la
validez y la eficacia se encuentren relacionadas, la validez puede ser concebida además de como
reglas sobre la normatividad de los enunciados creados, con relación al sistema jurídico, como
fuente de legitimación que implica la obligatoriedad y existencia.
La vigencia en cambio es un criterio jurídico que delimita el ámbito de exigibilidad temporal de una
norma. Sirve para establecer a priori una presunción sobre la existencia y pertenencia de una norma
a un orden jurídico, aun cuando la pérdida de la vigencia no afecta su presencia al sistema. De modo
que es posible afirmar que la disposición que no ha entrado en vigor no puede ser considerada parte
del sistema jurídico, así como de las normas cuya vigencia es suspendida o terminada no dejan de
pertenecer al sistema aun cuando ya no sean obligatorias, pero si bien es cierto que la vigencia está
correlacionada con la posibilidad de la aplicación de una norma, no determina su eficacia, ya que la
mera existencia de la norma puede garantizar su aplicación.
La validez referida a las normas es también un criterio jurídico que implica la posibilidad legítima de
exigir el cumplimiento de un derecho o una obligación, así como la legal aplicación del receptor,
constituyendo así una garantía de legalidad además de una propiedad de las normas. Para que una
norma pueda ser considerada formal y materialmente válida debe ser conforme a la norma superior y
a la constitución, lo que en consecuencia la hace aplicable, cabe mencionar que la validez de la
norma jurídica se presume ya que la nulidad ipso iure no parece ser congruente con un sistema
regido por el principio de seguridad jurídica. La validez de las normas debe ser considerada como un
requisito a verificar durante el proceso de solución de los casos puesto que al constar su legalidad se
posibilita la aplicación de las normas, con que se afirma el Estado de Derecho.
9.2. Identificación del ordenamiento jurídico.
Conjunto sistematizado de normas cuya razón de validez deriva de la misma Constitución o norma
superior fundamental. Las normas jurídicas no se encuentran aisladas unas de otras, sino vinculadas
entre sí por relaciones de fundamentación o derivación que las constituyen en un sistema
denominado orden u ordenamiento jurídico, lo que determina la jerarquía y coordinación que existen
entre las normas jurídicas en donde cada uno tiene su lugar. El derecho de un país determinado
constituye un conjunto orgánico y jerarquizado de normas que se complementan y derivan una de
otras.
Las normas reguladoras de la conducta humana no se encuentran aisladas y en desorden, sino que
constituyen conjuntos orgánicos sistematizados, de preceptos vinculados entre sí, denominados
ordenamientos normativos.
El ordenamiento normativo es la justificación racional de la organización política y esta a su vez, es
la garantía de aquel ordenamiento, que se basa en algo tan universal y necesario como el principio
de convivencia.
García Maynes dice que la obligación impuesta a los órganos del poder público, de aplicar en caso
de oposición contradictoria la norma superior, no deriva exclusivamente de lo preceptuado por el
artículo 133 constitucional, sino a la estructura misma del Estado mexicano, debe decirse del
principio de supremacía de la constitución y de la subordinación de los órdenes jurídicos locales al
derecho federal. Estos principios obedecen a la forma de los Estados Federales y tendrán validez
para nuestro sistema.
La normatividad local está por debajo del nivel de las normas federales, que se compone tanto de las
leyes federales y tratados como de la constitución nacional, que ocupa un lugar primordial dentro de
tan alto nivel.
De la concepción de las normas locales como inferiores a las federales, se sigue como consecuencia
que, entre la contradicción de estas, la válida será la norma federal.
Una norma es jurídicamente válida con la condición de que pertenezca a un sistema de normas que,
en general, sea eficaz. La validez de una norma depende de la eficacia, pero no de su propia eficacia
lo cual conduciría a afirmar que una norma que no se cumple deja de ser válida, sino a la eficacia del
sistema jurídico donde dicha norma se halla inserta. Un determinado contenido de un ordenamiento
jurídico es considerado normativo, si un sujeto lo considera como una razón válida para la acción.
El objeto exclusivo de la ciencia del derecho, en Kelsen, es el estudio a la norma jurídica. De esta
manera, excede a su ámbito de estudio el análisis de su calidad moral. Como existe una separación
conceptual entre el derecho y la moral, la ciencia jurídica puede describir los sistemas jurídicos
“valorativamente”.
Es aquella que especifica alguna característica o características que han de poseer las demás
normas para ser reglas válidas parte del sistema. En las sociedades primitivas, la regla de
reconocimiento puede consistir en una lista o texto escrito de reglas. En las sociedades más
desarrolladas, las características para identificar las normas válidas son variada: se puede hacer
referencia a un texto revestido de autoridad del que derivan las demás; al hecho de haber sido
sancionada por una autoridad específica; a su larga vigencia consuetudinaria; a su relación con
ciertas decisiones judiciales; a los requisitos para su elaboración, etcétera.
Entre las características de identificación pueden surgir conflictos, por lo que será necesario
jerarquizarlos o escoger uno de ellos como el básico. Hart, sin embargo, no habla de diferentes
reglas de reconocimiento sino de la regla de reconocimiento. Según Hart, la regla de
reconocimiento consiste en el reconocimiento concordante de los tribunales y funcionarios al
identificar el derecho por referencia a ciertos criterios y apreciar críticamente las desviaciones
propias y ajenas. El reconocimiento es entendido como un criterio común y público de decisiones
correctas y que engloba el reconocimiento de los particulares de obedecerlas.
Para Carl Schmitt , la Constitución de un estado contiene dos elementos: la protección a la libertad
individual frente al Estado y un elemento político del que procede la formación del gobierno.
El criterio de identidad de Kelsen presupone que existe una norma que pertenece a la cadena de
validez de toda norma en un sistema jurídico, la norma fundamental es la única que pertenece a toda
cadena de validez y es, por tanto, esencial para el criterio para el éxito del criterio de identidad de
Kelsen.
Los criterios de identidad y membresía están hechos para proporcionar un método por el cual sea
posible determinar para cualquier norma dada si pertenece o no, a un determinado sistema jurídico y
esto puede ser usado para establecer la membresía total e identidades del sistema. Para Kelsen “El
contenido de una norma fundamental es determinado por los hechos a través de los cuales un orden
es creado y aplicado”.