Está en la página 1de 5

INAE V

Los intentos de planificación


económica en México
En este artículo se presenta una idea general de la planificación gubernamental
en la regulación del sistema económico de un país, así como los principales
esfuerzos por implantar diversos instrumentos de planificación en México.

Origen de la planificación
Los países han intentado regular la economía a través de aranceles,
controles de precios y otras herramientas desde hace mucho tiempo, pero la
planificación sistemática de las economías nacionales es una experiencia
histórica del siglo XX. El régimen soviético en 1917 permitió la implantación
de un sistema central de planificación económica que se convirtió en la base
de la Revolución económica. Circunstancias como la Gran Depresión, la
Segunda Guerra Mundial y la competencia armamentista impulsaron a los
países capitalistas a adoptar una actitud de mayor intervencionismo estatal.
En algunos países se recurrió a la planificación económica para corregir los
defectos del mercado y del sistema de precios, desarrollándose la técnica de
los planes indicativos.

Sistemas económicos y tipos de planes


El enfoque de planificación económica depende del sistema económico del
país. Las economías socialistas tienen un sistema altamente centralizado de
planificación económica, mientras que las economías capitalistas dependen
del mercado como mecanismo principal para asignar recursos. La
planificación indicativa es una política adoptada por algunos países
capitalistas para corregir las fallas del mercado y promover la justicia social.
El debate entre la planificación socialista y los sistemas de mercado
capitalista continúa, con ambos lados presentando argumentos válidos.

Técnicas de la planificación
La planificación económica exige una actitud de "mirar hacia adelante" para
regular la marcha de los acontecimientos y obtener, con la máxima economía

INAE V 1
de medios, resultados que satisfagan las necesidades previstas. Se aborda
por etapas, en una marcha de lo más general a lo más particular y concreto.

Hay cuatro etapas en el proceso de planificación: diagnóstico, elaboración de


planes, ejecución y control y revisión. El diagnóstico consiste en la
descripción y análisis crítico de una situación determinada, mientras que la
elaboración de un plan estriba en integrar un conjunto de fines compatibles
entre sí, correspondientes a los medios idóneos para lograrlos. La fase de
ejecución consiste en llevar a la práctica los propósitos establecidos y,
finalmente, en la etapa de control y revisión se verifica el debido
cumplimiento de las metas y objetivos propuestos y se establecen las causas
de los errores y desviaciones.

La planificación y las pugnas sociales


En cualquier sistema económico, la planificación no es neutral y refleja los
intereses de los grupos de poder. El éxito del proceso depende de la lucha
entre estos grupos. Los planes deben ser beneficiosos para todos para que la
planificación funcione, pero la falta de instrumentos adecuados limita su
efectividad. La planificación ha sido útil para conocer mejor los problemas
económicos y dar más coherencia a las políticas económicas, también para
estabilizar el sistema.

La planificación en México hasta 1970


En 1786, el virrey Gálvez emprendió un programa de obras públicas para
combatir la mendicidad y el desempleo en la Nueva España, construyendo
importantes proyectos como el Alcázar de Chapultepec y el Hospital de
Belén. Aunque la improvisación y el desorden han caracterizado a la política
mexicana, la idea de la planeación ha estado presente desde los años
posteriores a la Revolución de 1910-1920 y se ha tratado de institucionalizar
en diversas formas, como el Plan Sexenal de 1933.
El Plan Sexenal fue un esfuerzo para definir los cauces de acción
gubernamental y lograr ciertos objetivos, pero no se armonizaron los distintos
programas ni se previó el financiamiento adecuado. Aunque hubo avances
significativos en el reparto agrario, las obras de infraestructura y algunos
aspectos jurídicos, las metas quedaron lejos de satisfacerse. El Consejo
Nacional de Economía y el Comité Asesor Especial fueron ejemplos fallidos
de la preocupación por utilizar los recursos del país coordinada y
racionalmente. En 1935 se creó una oficina técnica encargada del Plan, y el

INAE V 2
presidente Cárdenas instruyó a la nueva dependencia para que preparase un
Segundo Plan Sexenal.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la demanda sostenida de exportaciones
mexicanas, el crecimiento industrial y el apoyo gubernamental llevaron a la
creencia de que la planeación era inútil. A pesar de la creación de dos grupos
relacionados con la planificación, la Comisión Federal de Planeación
Económica y el Consejo Mixto de Economía Regional, ambos fracasaron
debido a su falta de claridad, personal capacitado y apoyo gubernamental.

Durante la campaña electoral de Miguel Alemán se discutieron los problemas


económicos de México en mesas redondas en ciudades importantes del país.
En 1947 se facultó a la Secretaría de Hacienda para controlar y supervisar
las operaciones de organismos descentralizados y de participación estatal, y
en 1953 se estableció la Comisión de Inversiones para presentar al
Presidente un plan de inversiones públicas concorde con los objetivos de la
política socioeconómica nacional.

En 1958 se creó la Secretaría de la Presidencia para planear y vigilar los


gastos de capital del sector público, pero no logró el dominio efectivo de su
campo de acción y no se convirtió en el organismo planificador que se había
previsto. En los años 60 se originó el Plan de Acción Inmediata para cumplir
los compromisos adquiridos en Punta del Este y satisfacer los requerimientos
de las instituciones financieras internacionales, pero apenas se elaboró un
diagnóstico general de la economía mexicana y se estableció un conjunto
sistemático de lineamientos cualitativos de política, sin medidas concretas y
justificaciones adecuadas.

El proceso histórico de la planeación en México ha sido caracterizado por


esfuerzos inconexos e infructuosos para determinar el curso de las
actividades económicas, la falta de organismos y medios adecuados, y la
influencia de consideraciones políticas y presiones económicas coyunturales.
Además, ha habido una confusión generalizada acerca del concepto de la
planeación y su propósito, lo que puede deberse al deseo de los grupos
hegemónicos de reducir la planificación a una técnica y evitar cambios
fundamentales en las relaciones productivas y las estructuras de poder.

Los esfuerzos actuales de planificación


En México, la planificación se ha enfocado exclusivamente en el sector
público y ha sido de carácter indicativo, sin obligar a las entidades públicas a
ajustarse a metas definidas por una institución planificadora. El actual

INAE V 3
gobierno ha impulsado un proceso de racionalización en el ámbito
microeconómico, pero se requiere una orientación macroeconómica básica
para lograr congruencia en el sector público, lo que supone la existencia de
un plan central.

Las unidades de programación


Recientemente en México se ha creado la unidad de programación y de
organización y métodos en cada dependencia del sector público para
impulsar el proceso de programación microeconómica. Estas unidades tienen
como objetivo asesorar a los titulares en el señalamiento de objetivos, la
formulación de planes y previsiones y la determinación de los recursos
necesarios para cumplir, dentro de sus atribuciones y fines específicos, las
tareas que corresponden a cada entidad. Pero, dada la gran
interdependencia entre objetivos, funciones y actividades de los diversos
sectores, organismos descentralizados y empresas de participación estatal, y
dados los escasos recursos del sector público que deben distribuirse entre
los diversos organismos y funciones, es obvio que la programación a nivel de
cada entidad no podrá tener más que un alcance restringido.
La Secretaría de la Presidencia se encarga de asesorar a las unidades de
programación y de coordinar sus actividades apoyándose en su facultad de
controlar los programas de inversiones públicas. Sin embargo, se necesita un
plan general de desarrollo que no existe actualmente, lo que hace que las
entidades de programación tengan que hacer esfuerzos para formular un
marco económico adecuado. El documento especial que sirve a las unidades
de programación para orientar y jerarquizar sus actividades establece como
objetivos globales el crecimiento de la economía, la distribución más justa del
ingreso y la independencia externa. Las dificultades que implica para cada
institución no resuelven el problema de las posibles contradicciones y
duplicaciones, dado que los objetivos son tan generales que dos entidades
pueden estar persiguiendo el mismo fin y sin embargo incurrir en
antagonismos estratégicos o tácticos.
Casi ninguna unidad de programación ha recibido los recursos financieros y
humanos necesarios para llevar adelante sus trabajos. Además, la falta de
personal capacitado y la diferente interpretación que hacen los titulares de la
ley, ampliando o restringiendo en forma arbitraria sus funciones, han
originado que, a casi dos años de haberse expedido el acuerdo que las creó,
las unidades se encuentren apenas en una etapa de organización.

INAE V 4
Comisiones y organismos coordinadores
Durante el actual régimen se ha buscado mejorar la coordinación en el sector
público, creando organismos como la Comisión de Gasto Público y la
Subcomisión de Inversión y Financiamiento. Sin embargo, la falta de
influencia en la política fiscal, crediticia y monetaria limita su flexibilidad y
adecuación a nuevas metas.
Aunque se crearon instituciones como el Instituto Mexicano de Comercio
Exterior, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Comisión Nacional
de las Zonas Áridas y la Comisión Coordinadora de Puertos, estas tienen
atribuciones asesoras y coordinadoras, sin poder ejecutivo. La falta de
integración de un plan de acción a corto, mediano o largo plazo, objetivos
definidos y una política adecuada, ha resultado en una labor dispersa y
dependiente de la voluntad de cooperación de otros sectores e instituciones,
lo que ha limitado los resultados obtenidos.

La ley de control y vigilancia


La nueva Ley de Control y Vigilancia del Gobierno Federal de los Organismos
Descentralizados y Empresas de Participación Estatal permite a la Secretaría
del Patrimonio Nacional ampliar su ingerencia en los organismos y empresas
públicos, incluyendo fideicomisos. La Secretaría ha mejorado las auditorías
contables y técnicas para obtener datos económicos y técnicos que permitan
conocer las condiciones del sector paraestatal. A la fecha, se han registrado
467 unidades, lo que constituye el primer fruto de aplicar la nueva ley. La
centralización administrativa permitiría coordinar e integrar las actividades del
sector paraestatal y establecer planes que abarquen el conjunto del sector
público.

La planeación y la política de desarrollo


A pesar de los esfuerzos de racionalización del sector público, la economía
mexicana sigue siendo compleja y desordenada debido a la dependencia
externa del país y la falta de objetivos de política bien definidos. La actual
administración se ha comprometido a un cambio de interés y orientación del
proceso de desarrollo hacia la justicia social, pero se necesitan políticas
integrales y una mayor capacidad de negociación del poder público para
lograrlo.

INAE V 5

También podría gustarte