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INSTITUTO ESPECIALIZADO DE PROFESIONALES DE LA SALUD

(IEPROES) SANTA ANA

TEMA:
IRA

ASIGNATURA:
SALUD MENTAL

DOCENTE:
LICDO: KEVIN ALDAIR CERRITOS GARCIA

RESPONSABLES:
WILLIAM FRANCISCO MENDEZ MARTINEZ
ROBIN LEVI VELASQUEZ HERNANDEZ
BYRON SAMUEL CASTILLO PEÑA
JORGE ALBERTO RODRIGUEZ MANCIA
ESPERANZA MARIA MORALES AGUILAR
DIANA SARAI MANCIA ROJAS
KENIA ALEJANDRA REVOLORIO GUEVARA

NIVEL ACADÉMICO:
LICENCIATURA EN ENFERMERÍA, CICLO VII, SECCIÓN ´´B´´

SANTA ANA, 11 DE ABRIL DE 2023


INTRODUCCION

La ira es una de las enfermedades mentales más comunes en el ser humano. Sin embargo, no es
diagnosticada como tal, pero las personas que sufren de ira por lo general están desequilibradas
emocional, mental y socialmente. Ello hace que estos individuos no sepan controlar su ira la
mayor parte de su tiempo y aunque la mayoría de las veces son victimarios, también terminan
siendo víctimas de sí mismo.
A veces en nuestro entorno inmediato, es el que nos da motivos para estar irritados, las
responsabilidades y los problemas pueden convertirse en trampas llenas de acontecimientos y
personas que nos alteran.
Generalmente algunas personas se enojan con más facilidad que otras, tienen baja tolerancia a la
frustración, no pueden tomar las cosas con calma y se enfurecen con más frecuencia, también
están las que no exteriorizan su ira, pero se notan irritables, en algunas ocasiones se aíslan
socialmente, se ponen de mal humor y se enferman físicamente.
La lógica se ve derrotada por la ira, no hay ninguna razón y aunque se tenga no se quiere aceptar,
se convierte rápidamente en una idea irracional, a veces la ira y frustración son la causa de
problemas reales de la vida; por eso mismo cualquier persona principalmente los adolescentes
están sujetos a poder sentir ira en cualquier momento; de esta manera es importante establecer un
objetivo que será conocer los cambios producidos en las personas y encontrar estrategias para el
manejo de ira mediante la implementación de técnicas de reestructuración cognitiva
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL
 Analizar el control de la ira en los procesos cognitivos

OBJETIVOS ESPECIFICOS
 Definir la ira
 Analizar y evaluar los pensamientos de las personas que presentan ira
 Identificar las señales de ira
 Enumerar los factores de conducta
 Exponer el manejo de la ira
DEFINICION

La ira es una reacción emocional lógica ante situaciones que se perciben como una injusticia o
ante algo que se interpone en la consecución de objetivos personales. Desde esta perspectiva,
como cualquier emoción, no sólo es útil, sino también necesaria, pues supone una voz de alarma
que resulta en una reacción impulsiva de contraposición a algo que se considera como una
agresión, reduce el miedo a la misma y genera la energía necesaria para actuar. Sin embargo, la
irascibilidad puede ser también un síntoma propio de estados de ansiedad, agotamiento,
depresión, trastornos de la conducta o incluso de fases avanzadas de demencia.
La ira se puede definir como una emoción acelerada que rara vez se puede vivir o experimentar
de manera agradable, por lo regular trae consigo sentimientos de frustración pierden el dominio
sobre sí mismo, estos suelen acompañarse con ideas irracionales, y lleva a la persona a perder el
control, a diferencia de cuando existe únicamente el enfado.
EFECTOS DE LA IRA

 Sentimientos de irritación, furia y rabia, acompañada de obnubilación o incapacidad para


ejecución eficaz de procesos cognitivos.
 Sensación de energía e impulsividad.
 Actuar física o verbalmente de forma intensa o inmediata.
 Experiencia aversiva.
 Impaciencia para actuar.
 Alteraciones de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
 Aumento de secreciones hormonales especialmente en la adrenalina.
 Elevación de la actividad neuronal (gritos, maldiciones, golpear objetos).

CARACTERISTICAS DE LA IRA

La ira es una reacción compleja en la que se ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas:

 La primera, respuesta corporal:


 El cuerpo se activa para la defensa o el ataque.
 El ritmo cardiaco aumenta la respiración se acelera, los músculos se tensan y el flujo
sanguíneo se dispara.
 Bajo este estado de excitación existe mayor predisposición a actuar de forma impulsiva
llegando emitir conductas agresivas.

 La segunda, respuesta cognitiva:


 Depende de la manera de interpretar las situaciones.
 Cuando se esta inmerso en una situación la valoración personal le confiere un significado.
 Al interpretar una situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto o como un
obstáculo para conseguir una meta, se siente ira.
 La última respuesta de la ira, se relaciona con la gestión conductual en estas situaciones:.
 La conducta en estas circunstancias está orientada para a defenderse de aquello que se
interpone en el camino y para ello se genera una energía interna que mueve a la
destrucción del obstáculo.
 No se debe confundir la emoción de la ira con la agresividad.
 Experimentar y expresar la ira a través de la agresividad depende de las conductas
aprendidas a lo largo de la vida.

 Las características principales de la ira:


- Molestia excesiva, por situaciones algunas veces irrelevantes.
- Insastifacción por cualquier explicación recibida.
- Sentir una sensación en el cuerpo ( volverse o sentirse mas grande y fuerte)
- Irritabilidad excesiva por cualquier razón.
- Necesidad de contraatacar.
- Deseo insostenible de agredir verbal y físicamente.
- No querer escuchar en absoluto a la otra persona.
- Deseo incontrolable de destruir a alguien o algo.
- Sentimientos y sensaciones de odio.

ETAPAS DE LA IRA

 Fase racional: la mayor parte de las personas suelen ser “razonables” durante bastante
tiempo, es decir, mantienen un nivel emocional adecuado para poder discutir de cualquier
problema.
 Fase de disparo o de salida: la persona se dispara, da rienda suelta a sus emociones,
llegando incluso a ser grosera y hostil. No se debe tratar de razonar, lo oportuno es
escuchar.
 Fase de enlentecimiento: el “estar fuera de sí” no dura siempre, si no hay provocaciones
posteriores, la reacción airada acaba “por venirse abajo”
 Fase de afrontamiento: en este momento es cuando se puede empezar a intervenir
diciendo algo. Según lo que se diga puede darse una gran diferencia. Empatizar y
reconocer el estado emocional (sin juzgar) puede contribuir a “apagar la ira” y que
aparezca la calma.
 Fase de enfriamiento: si la persona se ha visto reconocida en su sentimiento, se calmará.
 Fase de solución del problema: cuando la persona vuelve al estado racional es posible
abordar el problema

MANEJO DE LA IRA

La ira es una reacción emocional lógica ante situaciones que se perciben como una injusticia o
ante algo que se interpone en la consecución de objetivos personales. Desde esta perspectiva,
como cualquier emoción, no sólo es útil, sino también necesaria, pues supone una voz de alarma
que resulta en una reacción impulsiva de contraposición a algo que se considera como una
agresión, reduce el miedo a la misma y genera la energía necesaria para actuar. Sin embargo, la
irascibilidad puede ser también un síntoma propio de estados de ansiedad, agotamiento,
depresión, trastornos de la conducta o incluso de fases avanzadas de demencia.
En cualquier caso, ser consciente de las causas de las reacciones de ira y aprender a gestionar
este tipo de emoción es algo importante, ya que permite evitar los estallidos poco o nada
justificados que pueden llegar a ser del todo irracionales. De lo contrario, la ira puede llevar a un
estado de agresividad que puede ser peligroso para uno mismo y para los demás.

 Ira acumulada: callarse y tragarse las emociones ante situaciones de injusticia o de


agresiones emocionales externas lleva, antes o después, a un estallido de gran violencia
verbal o física.

 Nada es cuestión de perder o ganar: en numerosas ocasiones la ira es una reacción a la


frustración por no haber conseguido los objetivos que uno se plantea o que los
acontecimientos no se desarrollen como uno quiere. La empatía es un arma idónea para
evitar plantear las relaciones humanas como una cuestión de ganar o perder. De hecho, la
baja tolerancia a la frustración es generalmente la antesala de un episodio de ira.

 Pensar en las causas y consecuencias de un episodio de ira: es importante analizar si esta


reacción emocional se ha producido realmente por causas justificadas. En muchas
ocasiones no es así, como sucede, por ejemplo, cuando se está al volante de un automóvil
y se profieren gritos e insultos ante la manera de conducir de otros que interfieren la
marcha. Meditar sobre el hecho de porqué se ha reaccionado de esta manera ayudará en el
futuro a controlar estos estallidos.

 El descanso es importante: el agotamiento, físico o mental, favorece las reacciones


airadas y los impulsos de irascibilidad (saltar a la mínima, como reza la expresión
popular). Es necesario asegurarse el descanso necesario, tanto en lo que respecta a las
horas que se duerme como a la calidad del sueño.

 También hay que saber parar en momentos determinados del día. Es estrés es un
facilitador de la ira. Las pausas en el trabajo para el café o la comida cumplen con esta
finalidad.

 Aprender a relajarse: la relajación es una de las mejores formas de prevenir los estallidos
de ira y hay diferentes modos de hacerlo. Uno de ellos es la práctica habitual de ejercicio
físico, especialmente cuando éste es intenso y se realiza en compañía: ayuda a desterrar
de la mente los temas que causan la irritabilidad y después a verlos con otra perspectiva.
El yoga, el Tai-Chi o un simple baño de agua caliente son otros modos de lograr un
estado de relajación.
 En momentos puntuales, en los que se detecta que se puede tener una reacción irascible,
respirar profundamente y de forma pausada durante unos instantes ayuda mucho para
evitar un posible estallido.

 Evitar situaciones y personas que se sabe pueden resultar irritantes: la mayoría de las
personas son conscientes de que hay situaciones, otras personas o una combinación de
ambas cosas que les resultan irritantes. Si es así, lo mejor es evitarlas o retirarse a tiempo
antes de llegar al enfrentamiento y un arranque de ira.

 La ayuda del psicólogo: si a pesar de todo las reacciones emocionales de ira siguen
dándose de manera frecuente sin ser capaces de controlarlas, es aconsejable buscar la
ayuda de un psicólogo, antes de que las personas del entorno habitual empiecen a alejarse
de uno. La terapia puede ayudar a cambiar actitudes que contribuyen a exagerar o
magnificar hasta el dramatismo episodios que carecen de importancia real y a llevar a
cabo una reestructuración cognitiva que permita gestionar adecuadamente la ira.

 Piensa antes de hablar


Cuando estás enojado, es más fácil decir algo que luego lamentarás. Tómate unos
momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir algo. Esto también permite que
las otras personas involucradas en la situación hagan lo mismo.
 Una vez que te hayas calmado, expresa tu malestar.
Tan pronto puedas pensar con claridad, expresa tu frustración de una manera asertiva,
pero sin generar confrontación. Habla de tus preocupaciones y necesidades de forma
clara y directa, sin lastimar a otros ni tratar de controlarlos.

 Haz algo de ejercicio.


La actividad física puede ayudar a reducir el estrés que puede causarte ira. Si sientes que
la ira está aumentando, sal a dar una caminata vigorosa o a correr. O haz alguna actividad
física que disfrutes durante algún tiempo.

 Tómate un recreo
Los recreos no son solo para los niños. Haz pequeñas pausas a lo largo del día en
momentos que suelen ser estresantes. Tomarte un momento de tranquilidad puede ayudar
a que te sientas mejor preparada para enfrentarte a lo que venga sin que te sientas irritada
o enojada.

 Identifica posibles soluciones


En lugar de concentrarte en lo que te enojó, esfuérzate por resolver el problema en
cuestión. ¿Te enfurece que la habitación de tu hijo esté desordenada? Cierra la puerta.
¿Tu pareja llega tarde a cenar todas las noches? Programa las comidas para más tarde en
la noche. O acuerda comer por tu cuenta algunas veces a la semana. Además, sé
consciente de que algunas cosas están simplemente fuera de tu control. Intenta ser realista
en cuanto a lo que puedes y no puedes cambiar. Recuerda que la ira no soluciona nada y
solo podría empeorar todo.

 Recurre a las declaraciones en primera persona


Criticar o echar culpas podría solamente aumentar la tensión. En cambio, usa frases en
primera persona para describir el problema. Sé respetuoso y específico. Por ejemplo, di:
"Me molesta que te hayas ido de la mesa sin ofrecerte a ayudar con los platos" en lugar
de "Nunca haces las tareas del hogar".

 No guardes rencor
El perdón es una herramienta poderosa. Si permites que la ira y otros sentimientos
negativos sustituyan a los positivos, quizás notes que tu propia amargura o sentido de
injusticia te abruman. Perdonar a alguien que te hizo enojar puede ayudarte a aprender de
la situación y a fortalecer la relación.

 Recurre al humor para liberar la tensión.


Aligerar la situación puede ayudar a aliviar la tensión. Recurre al humor para ayudarte a
enfrentar aquello que te hace enojar y, de ser posible, las expectativas poco realistas que
puedas tener sobre cómo deberían salir las cosas. Evita el sarcasmo, ya que puede herir
sentimientos y complicar las cosas.

 Practica tus habilidades de relajación


Cuando te sientas enojado, pon en práctica tus habilidades de relajación. Haz ejercicios
de respiraciones profundas, imagina una escena relajante o repite una palabra o frase que
te tranquilice como, por ejemplo, "tómatelo con calma". También puedes escuchar
música, escribir en un diario o hacer algunas posturas de yoga; lo que sea que te motive a
relajarte.

 Entérate de cuándo buscar ayuda


Aprender a controlar la ira puede ser difícil a veces. Si tu ira parece estar fuera de control,
te fuerza a hacer cosas que lamentas o lastima a quienes están a tu alrededor, busca
ayuda.
TIPOS DE IRA

 Ira interna
Es un tipo de enojo que va hacia dentro, es solamente una expresión del enojo reprimido dentro
del cuerpo para no hacerlo público. Es normal que las personas que sufran este tipo de cólera
acaben por tener problemas de salud, estos van desde dolores de cabeza hasta trombosis de la
coronaria.
Muchas veces este tipo de ira se debe a que los pacientes no saben expresar sus emociones, por
eventos traumáticos o porque, simplemente, no la saben identificar.

 Ira por necesidad


Todos tenemos necesidades básicas y cuando la satisfacción de estas se ve frustrada. Falta de
aire, agua, alimentos, vinculación o amor son eventos que pueden llevar al ser humano a sentir
ira. Este tipo de ira es momentáneo y se termina al satisfacer la necesidad.

 Ira externa espontánea


Cuando alguien nos daña reaccionamos de manera correspondiente. Esta ira es biológicamente
natural y sirve para la supervivencia, nos hace imponernos de manera vigorosa, nos pone en
acción y nos llena de adrenalina. Siempre tiene un motivo en concreto y por lo general dura
pocos minutos

 Trastorno explosivo intermitente


El trastorno explosivo intermitente se manifiesta con episodios de ira en donde se pierde el
control de los impulsos. Éstos duran solamente un par de minutos y pueden volver a aparecer de
forma muy regular. El comportamiento habitual es sentir culpa después de estas explosiones y
completo arrepentimiento o confusión
CONCLUSION

La definición y conceptualización de la ira ha estado sujeta a las limitaciones derivadas del


campo y perspectiva teórica desde la que se realizaba la aproximación al fenómeno
emocional de la ira, sin embargo, su estudio desde una perspectiva básica, es amplio y
fructífero habiéndose conseguido delimitar sus características tanto a nivel fisiológico como
cognitivo y también a nivel conductual diferenciándola de otras respuestas emocionales
como la frustración o conductuales como la agresividad.
En este sentido la ira se puede entender como una respuesta emocional caracterizada por una
alta activación a nivel simpático, vinculada a una estructura cognitiva de daño y
atribucionalidad externa para el mismo, que favorece conductas de ataque, pero ante la que el
individuo puede poner en marcha distintas estrategias de afrontamiento que le permitan
controlar su expresión y su experiencia.
Las implicaciones que esta respuesta emocional tiene son complejas porque, aun teniendo
una función claramente adaptativa, en la actualidad su exceso de frecuencia o intensidad
acarrea importantes problemas de salud física y mental.
Los programas específicos para el manejo de la ira han mostrado cierta eficacia en la
reducción de la frecuencia de la conducta disocial y su manejo incluye el control de
impulsos, la regulación emocional y la interacción social adecuada.

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