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Tema: Manejo del coraje

El coraje es una de más emociones más frecuentes en nuestra vida.


Pero también es una de las más desgastantes y es la causa de una gran parte de
nuestros problemas, ya que:

 Nos desgasta físicamente, porque altera todo el funcionamiento del cuerpo.


 Influye en la toma de malas decisiones, que afectan todas las áreas de nuestra
vida.
 Aumenta o provoca conflictos con los demás.

Pero el coraje en sí mismo, no es malo.

Es una respuesta instintiva de nuestro organismo, que nos da la energía necesaria


para defendernos cuando somos atacados físicamente o cuando nuestra vida está en
peligro.

Nos puede servir para reconocer que algo nos está molestando y motivarnos a actuar.

El problema no es sentir coraje o rabia, cuando el sentimiento es momentáneo o está


bien encausado y manejado.

EL verdadero problema surge cuando mantenemos ese sentimiento durante muchas


horas, días, meses o años y cuando, gracias a él, respondemos
desproporcionadamente.

Las causas del coraje pueden ser:

 Internas, a partir de algunos recuerdos o


 externas, relacionadas con lo que sucede a nuestro alrededor.

Podemos hablar de dos tipos de coraje:

 El que dirigimos hacia nosotros mismos, en el que:

o Nos atacamos,

o insultamos,

o devaluamos,

o o reprimimos, con lo que se convierte en depresión.


 El que dirigimos hacia los demás.

Podemos enojarnos cuando nos sentimos:

 Atacados o lastimados, física y/o emocionalmente,


 ignorados, rechazados o excluidos,

 engañados, acusados injustamente o avergonzados,

 frustrados ante una pérdida o ante la imposibilidad de lograr lo que deseamos,

 inferiores o devaluados.

Veamos un ejemplo:
Imagínate que estás parado en una fila, para entrar a algún lugar.
De repente una persona te pisa y escuchas que te dice perdón, fue sin querer.
Lo más probable es que no le des mucha importancia.

¿Pero qué sucedería si esto se repite varias veces?


¿Cómo crees que te sentirías?
Seguro que, después de cierta cantidad de pisotones, te enojarías.
¿O no?

Ahora imagínate que lo ves a la cara para reclamarle y te das cuenta de que está
ciego.
¿Crees que tu coraje se mantendría en el mismo nivel?
Estoy segura de que no.
Muy probablemente tu enojo disminuiría o se acabaría.

¿Pero por qué, si los pisotones los recibiste?

Porque tus pensamientos seguramente cambiaron.


En lugar de pensar: "Qué se cree este ..."
Pensaste: "Pobre, no ve..."
El hecho de haber sido pisado no cambió, pero tus pensamientos sí.

Calificaste la situación y a la persona de una manera diferente y tu coraje disminuyó.

¿Qué quieres hacer con el coraje?

¿Quieres sentirte bien momentáneamente o quieres solucionar el problema y manejar


tu enojo, aunque te cueste más trabajo?
Si gritas, insultas y/o golpeas, puedes sentirte bien de momento, pero a la larga, tus
problemas aumentan.

Si quieres buscar una solución, cálmate antes de tomar cualquier decisión.


Para lograrlo, aprende a respirar, a relajarte, haz ejercicio, analiza y cambia tu manera
de pensar, etc.

Cuando disminuyes tu coraje, puedes analizar con mayor objetividad, tanto lo que
sucedió, como la manera de solucionarlo.

Si estás calmado, puedes hablar con la otra persona, en lugar de discutir o pelearte con
ella.
Si la atacas, se va a poner a la defensiva y posiblemente te ataque re regreso y el
enojo de ambos aumenta.

¿Qué hacer?

1. Recuerda, que no nos enojamos con los demás, porque actúan de


determinada manera.
Nos enojamos, porque no hacen lo que nosotros queremos.

No les "exijas" a los demás que piensen, sientan o se comporten como tú.
¿Por qué tienen que actuar como tú quieres?
¿Tú haces todo lo que quieren las personas con las que te relacionas?
Seguramente no.

¿Entonces, por qué quieres que ellas lo hagan?


Ten en cuenta que cada persona piensa diferente y ha tenido distintas
experiencias en la vida, por lo tanto, lo que para ti es correcto o adecuado,
puede no serlo para otros.

Aprende a respetar las diferencias.

2. Descubre qué es lo que estás pensando, sobre la persona o situación que


te hace enojar.

Recuerda que, independientemente de lo que sucede, nuestros pensamientos


mantienen y aumentan nuestro coraje.
Por eso no todos nos enojamos ante la misma situación.
Porque cada quién la percibe y califica de diferente forma.
3. Rompe el ciclo de la agresión lo antes posible.

El ciclo de la agresión esta formado por tres niveles:


1. Intensificación,
2. explosión y
3. postexplosión.

En el primer nivel se dan las primeras señales del enojo, acompañadas


generalmente por una serie de pensamientos, que lo alimenta y lo hacen crecer
y crecer.

Si crece demasiado y cada persona tiene su propio límite, se descarga el coraje


de manera explosiva o descontrolada, dando como resultado una agresión física
o verbal.
Este es el segundo nivel.

El último nivel es el de las consecuencias negativas, que resultan de la agresión


física o verbal, desplegada durante la fase de explosión.
Consecuencias que, además de causarnos mayores problemas, nos deja
"rumiando" el coraje, por lo que fácilmente volvemos a iniciar el mismo proceso.

Describe las situaciones en las que te enojas y responde a las siguientes


preguntas, por escrito:

¿Por qué me enoje?


¿Por qué creo que eso pasó?
¿Que hizo la otra persona?
¿Por qué creo que lo hizo?
¿Por qué creo que lo hizo para molestarme?
¿Qué pienso de esa persona?
¿Qué pienso de mí?

Escribe todo lo que se te ocurra, sin analizarlo.


Si crees que no pensaste nada, escribe qué crees que pensaría cualquier
persona que se encontrara en tú lugar.
Muy probablemente esos son tus pensamientos.

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