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20207712p0203Alipanahi.pdf

La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco

Kamran Alipanahi*1

Resumen

A diferencia del modelo freudiano de las relaciones de parentesco, hemos observado en


varios tratamientos, de los cuales hemos seleccionado dos para este trabajo, un modelo de
relaciones de parentesco no-edípico que empuja la subjetivación. Nuestro objetivo en este
escrito es estudiar la transubjetivación como un proceso de subjetivación basado en un
sistema social cuyas relaciones de parentesco interactúan con el surgimiento del complejo
de Edipo. No buscamos cuestionar la universalidad de Edipo ni la del tabú del incesto,
sino transmitir nuestras observaciones sobre procesos de subjetivación no tan claramente
edípicos. Este texto es el resultado de intentar responder algunas preguntas clínicas sobre la
prevalencia del duelo patológico en el tratamiento a distancia de muchos pacientes iraníes
a lo largo de varios años.

Introducción

En ninguna sociedad un hombre y una mujer son suficientes para que haya un
hijo o un futuro adulto. Se necesitan otros agentes sociales, tanto ancestrales
como presentes en su otredad radical actual.
Lo transubjetivo en el psicoanálisis es una dimensión innegable de lo
subjetivo. Creemos que el no uso del término “transubjetivación” en el ámbito
psicoanalítico hasta este momento ha sido porque se ha venido suponiendo que
en lo transubjetivo se trasmite lo indiscriminado, lo no simbolizado, y los sujetos
sufren un arrasamiento de su singularidad y, por lo tanto, se supone que no
habrá subjetivación porque no habrá espacio de transformación. En este trabajo,
trataremos de indagar sobre cierta forma de subjetivación, en la cual la interacción
entre los vínculos familiares y el sistema social tiene mucha importancia en el
surgimiento de nuevas relaciones de parentesco y alteraciones en las funciones
maternas y paternas.

*1tkamranap@yahoo.com / Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.


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El niño que hereda el nombre de un ancestro nos muestra que el nacimiento


y la muerte se entretejen estrechamente con la figura de los antepasados. Sin
embargo, esto tampoco es suficiente para que haya un hijo o un futuro adulto.
Con el concepto de otredad radical, siguiendo a I. Berenstein (2007), nos
referimos a lo que no se reduce a mí, lo que no se reduce a mi cognición, a mi
sentimiento, a mi percepción, a mi memoria, a mi pasado, a mi amor, a mi deseo
y a mi deducción. Esta dimensión radical de la otredad del otro es el motor del
vínculo y se presenta tanto en las relaciones de parentesco en particular como en
la sociedad en general.
Freud, en Tótem y tabú (1913-1914) 1980, explicó el surgimiento de las
relaciones de parentesco a través del asesinato del padre despótico e incestuoso
de la horda primitiva. Los hermanos deciden renunciar al incesto para que
eventualmente no haya fratricidio. Se supone que las relaciones de parentesco
surgen cuando los hermanos empiezan a intercambiar sus hermanas y madres
con las de los demás grupos cuyos miembros hubieran hecho algo similar. Ese
modelo de las relaciones de parentesco se basa en el tabú del incesto. El asesinato
real del padre ocurrió, según Freud, en un remoto pasado de la historia humana
y posteriormente fue reprimido y conservado en la cultura. El asesinato del padre
debería repetirse en forma de sacrificio dedicado a los ancestros y a los dioses. La
sociedad se basa en la complicidad del mismo crimen y de la culpa. La sexualidad
se pone al servicio de la religión, de la política, de la economía y de la ciencia
alejada de la reproducción de la especie humana.
A diferencia de este modelo de las relaciones de parentesco, hemos
observado en varios tratamientos, de los cuales hemos seleccionado dos para
este trabajo, que ser familiar de un mártir en la sociedad musulmana chiíta e
iraní despliega un modelo de relaciones de parentesco no-edípico que empuja
la subjetivación. Nuestro objetivo en este trabajo es estudiar la transubjetivación
como un proceso de subjetivación basado en un sistema social cuyas relaciones
de parentesco interactúan con el surgimiento del complejo de Edipo, entre otros
efectos, sobre la subjetivación. Es decir, no es ni cuestionar la universalidad de
Edipo ni del tabú del incesto, sino transmitir una observación de la subjetivación
no-edípica en un proceso de subjetivación que tiene estrecha relación con la
interacción entre el discurso dominante político y las relaciones de parentesco en
la familia de cada paciente.
Cuando se es un sujeto de un grupo en el cual las leyes y las costumbres
promueven la identificación con la figura del mártir, se genera una identidad
grupal cuya base es la venganza contra los enemigos a través de la figura del
mártir. Esta base narcisista grupal es transubjetiva y genera un “nosotros”. Hay
un proceso de subjetivación impulsado por lo transubjetivo que genera “el
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 205

nosotros”. Hay una dimensión simbólica de esta transubjetivación basada en la


ley que sujeta a los individuos de ese grupo y busca organizar las relaciones de
sus miembros. También hay otra dimensión más arcaica de esa subjetivación,
que tiene que ver con la idea mesiánica de negar la castración: esta idea de que
no hay falta en el grupo y que toda falta es finalmente recuperable (el talión) a
través del poder vengativo del mártir hacia el final de los tiempos. Como se verá,
el proceso de transubjetivación como una forma traumática de subjetivación no
es ajeno a la ley, sino que se anuda a la ley. Si el concepto de subjetivación es
entendido psicoanalíticamente como un proceso valorado, hasta pensado como
un logro terapéutico, también tiene una dimensión tanática inseparable de la ley
y del deseo.

La (trans)subjetivación

El término subjetivación —desde su introducción al psicoanálisis francés por


Lacan (refiriéndose a la reciprocidad entre la madre y el hijo) hasta la subjetivación
concebida hoy como un proceso permanente cuyo origen está en la reflexividad
materna (Kirshner, 2011) subrayada por Winnicott— fue un tema poco trabajado
desde lo transubjetivo.
La subjetivación para los filósofos como Foucault, siguiendo a Nietzsche,
podría ser efecto de las técnicas peligrosas y represivas del poder y biopoder para
la dominación (Castro, 2018). Sin embargo, el uso psicoanalítico del término
subjetivación, mayoritariamente desde la teoría intersubjetiva, está cargado de
valor y de desarrollo.
A través de teorizaciones psicoanalíticas sobre la transubjetivación,
trataremos de mostrar una dimensión traumática y transubjetiva de la
subjetivación. Nos interesó presentar un ejemplo histórico sobre la venganza
para visualizar su dimensión transubjetiva y social. Posteriormente, veremos la
subjetivación afectada por lo transubjetivo en dos viñetas clínicas.
Lo transubjetivo es un concepto psicoanalítico estudiado por René
Kaës (Jaroslavsky, 2018) y Janine Puget (2000). Kaës con este concepto trató de
profundizar las ideas freudianas. Si bien lo transubjetivo ayudó a dar fundamento
a una metapsicología que va más allá de lo inconsciente cerrado sobre sí mismo,
él sostiene que el anclaje de las subjetividades singulares se efectuaría a partir
de ciertas configuraciones invariantes transubjetivas. Cada sujeto produciría una
versión individual de ellas; estas configuraciones invariantes formarían el núcleo
duro de los fantasmas originarios, el complejo de Edipo y la herencia arcaica de
la psique.
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A. Klein (2010) plantea que Kaes diferencia lo intersubjetivo de lo


transubjetivo. Lo intersubjetivo abarca la transformación de lo no-psíquico a
lo psíquico. En cambio, lo transubjetivo no alude a la transformación de lo no-
psíquico a lo psíquico, sino al predominio de mensajes familiares y sociales a
través de situaciones de indiferenciación y fusión. Klein sostiene que cuantas
más situaciones de ruptura, catástrofe social y traumatismo social existan, más
se incentivan esos procesos de transubjetividad. (pp. 599-615). Según esta autora,
Kaës se interesa en analizar una “cadena” en lo transubjetivo. Curiosamente, él
no la llama “proceso de subjetivación” ni “transubjetivación”. La transubjetividad
reúne a los sujetos que se aseguran a ella y a quienes sostien ; estos sujetos producen
en ella formaciones psíquicas que tienen sus funciones en el conjunto y para el
conjunto, en tanto la estructura y el funcionamiento de cada psique singular
resulta afectado por la cadena. Entonces, el anudamiento de las subjetividades
singulares con la formación de la realidad psíquica que ellas generan se produce
dentro de un conjunto transubjetivo.
Como se ve, para Kaës lo transubjetivo es como un espacio. Janine
Puget (2000), aunque de una manera diferente, también teoriza lo transubjetivo
como uno de los tres “espacios” subjetivos: intrasubjetivo, intersubjetivo y
transubjetivo. Nos preguntamos si se podría pensar en un proceso transubjetivo
de “transubjetivación” y no abordar lo transubjetivo solamente como una tópica
espacial. Kaës habla de una metapsicología que se podría denominar inter- y
transubjetiva. Esta viene a superponerse a una metapsicología intrapsíquica del
inconsciente freudiano. En términos de Kaës, lo transubjetivo arrasa la capacidad
homeostática y transformadora del aparato psíquico; al ser así, se podría preguntar
si tiene una operatoria patologizante o no. ¿Qué efecto tiene lo transubjetivo
sobre la subjetivación?
Kaës llama “alianzas inconscientes” a las formaciones psíquicas comunes
y compartidas que se anudan en la conjunción de las relaciones inconscientes que
mantienen los sujetos de un vínculo entre sí y con el conjunto al cual están ligados,
siendo ellos a la vez parte integrante y también parte constituyente. (Jaroslavsky,
2018). Los conjuntos transubjetivos atraviesan los espacios y los tiempos psíquicos
de cada sujeto de un conjunto, espacios y tiempos que determinan en parte la
organización tópica, dinámica, económica y estructural de cada sujeto en tanto
forma parte de este conjunto. Kaës sostiene que la alianza inconsciente es a la
vez un proceso y un medio de cumplimiento de fines inconscientes que buscan
asegurar las investiduras vitales para el mantenimiento del vínculo y la existencia
de sus miembros. Podríamos introducir la palabra “transubjetivación” y pensarla
como un concepto puente entre lo transubjetivo, la alianza inconsciente y la
subjetivación. En este texto, nuestra propuesta refiere a la transubjetivación como
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 207

un proceso en el cual la alianza inconsciente funciona. Le brindaría un estatuto


dinámico a lo transubjetivo que fue nominado por Kaës y Puget como tópico o
como espacio subjetivo.
E. Jaroslavsky (2006) llama subjetivación al “proceso de construcción
de la subjetividad” y lo define así: “es el proceso de devenir sujeto singular”. Él
subraya lo de singular; en la intersubjetividad, el sujeto en devenir recompone
incesantemente su historia a medida que se subjetiviza.
Para A. Eiguer (2011), lo transubjetivo introduce el “nosotros”, y
transporta las representaciones colectivas, afectos, fantasías, mitos, ideales y
valores como si dejara en suspenso el concepto de individuo. No es lo mismo
hablar de “individuación” que de “subjetivación”, porque al igualar el sujeto en
devenir al individuo, el “nosotros” se vuelve puramente estático.
Para J. Puget (2000), lo vincular ofrece un camino en su forma inter- y
transubjetiva, que implica, entre otras cosas

… que el sujeto no sólo surge [¿subjetivación?] del mundo de sus progenitores,


sino también del contexto, del conjunto, que su constitución subjetiva no se
origina sólo en lo que tradicionalmente podría llamarse su mundo familiar, sino
también en un conjunto que para más, lo constituye a pesar o independientemente
de sus primeras relaciones de objeto. (pp. 455-482).

Para Puget, el espacio transubjetivo “no es una prolongación del espacio


singular, tampoco es un derivado de la relación parental ni de las primeras
relaciones de objeto”. (2000, pp. 469-470). Puget señala que no hay que confundir
los valores sobre los cuales se basa lo “social” con valores sobre los cuales se basa
lo “familiar”. Se pregunta:

¿Cómo detectar en el material de los pacientes lo que proviene del efecto de lo


inconsciente del vínculo transubjetivo, que no concierne [a] su propia historia
singular sino [a] su pertenencia a ese conjunto?, ¿cómo saber conocer cuándo
el sujeto participa activamente de una historia que va más allá de él mismo y lo
atraviesa inconscientemente, y cuándo es tan sólo el receptor de una historia de
la cual devendrá portador pese a él? (2000, pp. 470-471).

Si bien la memoria social transubjetiva se constituye en conjunto


remitiéndose a un no-hablado, a los pactos inconscientes entre los miembros del
conjunto, tornándose resistente a lo vincular, habrá que pensar, además, en una
dimensión activa transubjetiva: la transubjetivación, resultado del trabajo sobre
la memoria social.
La contribución freudiana a lo colectivo pone en función los mismos
operadores metapsicológicos que la psicología del inconsciente supuestamente
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“individual”. Posterior a Freud, con lo vincular, tenemos una metapsicología


ampliada que incluye a lo social, y para la cual lo social no es una mera aplicación
de la psicología individual.

Trauma, lo social y la transubjetivación

J. Mészáros (2018) señala que para Ferenczi el superyó no es el heredero del


complejo de Edipo, sino que emerge de una forma diádica, se funda en la escisión
(diferente a la escisión del yo freudiana) y no en la represión, su estructura básica es
disociación y autotomía. Nuestro propósito es ir más allá de la idea del surgimiento
del superyó como interiorización de los padres progenitores, en términos de
Ferenczi, y la identificación con el agresor. Pensamos que algo parecido ocurre
en la identificación con el agresor en la sociedad, que no es necesariamente una
repetición del trauma infantil; también pensamos que la dimensión producida
por la sociedad podría afectar al sistema de parentesco. Si en términos de Ferenczi
el adulto dice: esto no ocurre, esto no ocurrió, el niño será incapaz de resistir y
entonces aceptará este mensaje identificándose con el adulto agresor. Pensamos
que lo mismo podría ocurrir con relación a los mandatos sociales en aquellos
contextos sociales, intersubjetivos familiares y grupales, en los que no hubiera
un sostén ni un ambiente facilitador winnicottiano, en consecuencia, se vuelven
generadores de una confusión de lengua.
Creemos que la teoría de trauma de Ferenczi, desarrollada por Mészáros
(2018), nos sirve de base para la imposibilidad del duelo impulsada por lo
transubjetivo, por los mandatos sociales, tales como veremos en el ejemplo del
rezo Ziyarat Ashura en este trabajo. Sin un tercero que proteja al niño del abuso,
habrá identificación con el agresor. Lo mismo podría ocurrir en la dimensión
transubjetiva de los vínculos. Hemos desarrollado el concepto “transubjetivación”
como una subjetivación sostenida por lo transubjetivo, pero en el sentido
traumatizante.
Se nos ocurrió utilizar el término “transubjetivación” para concep-
tualizar el efecto social del trauma. El proceso de subjetivación, concebido
psicoanalíticamente, parecería que es un proceso valorado y buscado
positivamente. En esta reflexión concebimos la posibilidad de que haya
una dimensión traumatogénica de la transubjetivación. Creemos que la
transubjetivación podría ser entendida como un proceso de subjetivación, no-
singular sino grupal, enraizado en la cultura.
¿Es concebible la subjetivación sin la ley? ¿Cómo diferenciar un acto
abusivo de un acto legal? ¿Lo traumático suspende la ley? ¿La identificación con
el agresor podría ser el efecto de un acto jurídico o un acto abusivo?
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 209

Para que una ley tenga efecto de subjetivación, el sujeto debe, en un


momento lógico previo, reconocer la instancia de la autoridad de la cual emana la
ley. La norma se anuda con el ideal de la justicia. Hay una diferencia aquí entre el
acto legal y el acto abusivo para que un dictum tenga poder de ley.

Lo transubjetivo y la figura del mártir

Ziyarat Ashura es una oración de saludo chií al Imán Husein, el mártir más
importante del Islam chiíta. Fue escrita por Bagher, el quinto Imán, el nieto de
Imán Husein. Esta oración está repleta de pedidos de maldición a Alá por parte
del nieto de Husein. Después de la revolución islámica, se ha vuelto la oración
más importante del gobierno de Irán. Creemos que en el espíritu de la Ziyarat
Ashura hay un duelo patológico. En algunas partes de la oración Ziyarat Ashura
dice:

[…] así pues que Alá [Dios] maldiga a la gente que estableció las bases de la
opresión y la tiranía sobre vosotros, ¡oh, Gente de la Casa! ¡Que Alá maldiga
a la gente que os mató, y Alá maldiga a quienes les facilitaron el poder luchar
en vuestra contra! Me desentiendo ante Alá y ante vosotros de ellos, de sus
partidarios, de sus seguidores, y de sus amigos […] ¡Que mi padre y mi madre
sean sacrificados por ti! En verdad que mi aflicción por ti es inmensa; así que
pido a Alá, quien honró tu posición y que por ti me ha honrado, que me agracie
con procurar vengar tu sangre junto a un imán victorioso de la Gente de la Casa
de Muhammad, las bendiciones de Alá sean sobre él y sobre tu familia […] ¡Mi
Alá! Multiplica sobre ellos [los que mataron a mi abuelo y los que se alegraron
por haberlo matado a él] Tu maldición y el castigo doloroso […] (En Pars Today,
2018).

Esta oración es un instrumento actual del gobierno de la República


Islámica de Irán: todas las semanas se lee en todos los colegios y en todas las
universidades en Irán dentro del programa del rezo que es obligatorio en las
escuelas.
Psicoanalíticamente hablando, pensamos que la venganza está ligada a un
duelo no resuelto. El bisabuelo de Bagher fue derrotado y asesinado. Sus hijas
fueron adoptadas por los árabes y de forma obligatoria se volvieron musulmanes.
No se podía hacer el duelo de la invasión de los árabes a Persia. La venganza y el
odio se reflejan en la oración y son efectos transgeneracionales de los traumas y
los duelos no resueltos.
El sadismo mesiánico (Akhtar, 2014) de los fundamentalistas paranoicos y
de los que quieren volverse mártires no busca solo controlar los vínculos sociales,
sino dominarlos eternamente y congelarlos. La venganza contra el enemigo es
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una idea mesiánica relacionada con la figura del mártir en el sistema político
chiíta de la República Islámica de Irán. Esta subjetivación sin la capacidad de
reparación, de bondad y de compasión, hace que la venganza, acompañada de
omnipotencia, se vuelva maligna.
Hemos encontrado muy útil el concepto de “ruptura de la esperanza
patológica”, de J. Amati Mehler y S. Argentieri (1989). Es importante tener en
cuenta que la esperanza y la tolerancia no tienen que volverse un ideal utópico
ni del analista ni del paciente. Hay que aceptar que algunas heridas no son
perdonables ni podrán ser resueltas. Observamos cierta relación entre el ánimo
de venganza y las ideas mesiánicas.
La política estatal teocrática del gobierno de la República Islámica de Irán
generó, y sigue generando de forma repetitiva, una imposibilidad de hacer el
duelo a los llamados mártires, lo que produce un sistema de idealización de los
mártires, que propaga el martirio islámico como la mejor forma de vivir, ya que
el mártir no muere nunca. Este duelo patológico se relaciona estrechamente con
la venganza maligna.
La política del Estado islámico en Irán busca sugestionar a los familiares
de los mártires para que no haya ningún duelo por la muerte del mártir, para que
los familiares entren en una relación simbiótica con el mártir. De esta manera,
el sistema político intenta expandir su ideología para que perdure para siempre.
Esta relación no tolera ninguna disrupción por un tercero, objeto excluido, y su
omnipotencia es frágil y está bajo el ritual del poder estatal.
La venganza del mártir ya no intenta recuperar lo perdido, porque es
imposible recuperarlo. Es imposible hacer el duelo cuando se pierde una parte
del yo. Entonces, la venganza intenta destruir lo perdido (el objeto y el yo) para
estar seguro de que no se lo perdió, sino que se lo destruyó uno mismo.
Nos interesa indagar sobre la dimensión transubjetiva, que es el sustrato
de esa fuerza que lleva al sujeto a identificarse con la figura del mártir, una de las
encarnaduras sacrificiales del discurso mesiánico. El Edipo y las relaciones de
parentesco están afectados por ese empuje sacrificial del discurso mesiánico.

Ilustración clínica

Este escrito es el resultado de intentar elaborar algunos problemas clínicos que


se me han presentado, en análisis a distancia, de ciertos pacientes iraníes para
los cuales el tema del duelo patológico guardaba una relación importante con
lo transubjetivo. El duelo patológico en algunos de estos pacientes se vinculaba
con una forma específica de relación de parentesco en familias en las que por lo
menos uno de sus miembros había muerto en la guerra Irán-Iraq y fue llamado
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 211

mártir por el gobierno. Presento en esta ocasión esta problemática a partir de dos
viñetas clínicas.

1. El sobrino de dos mártires

Amir Javad es un adolescente de 18 años que vive con sus padres en Irán. Es hijo
único. Su madre me llama y me pide que atienda a su hijo porque, según ella, él
no estudia ni trabaja. Antes había pedido terapia presencial con varios terapeutas,
pero siempre el hijo abandonaba el tratamiento después de pocas sesiones.
Amir Javad: Mi mamá me dice que tengo que elegir una profesión o una
carrera universitaria. Ella quiere que yo vaya a estudiar odontología. A mí me
gusta la odontología pero no puedo esperar tantos años para estudiarla. Yo quiero
ganar dinero ya.
A: ¿Y tu papá qué te dice?
Amir Javad: Lo que dice mi papá no es importante para mi mamá ni
para mí. El fútbol es un deporte que me gusta mucho. Juego fútbol todas las
semanas con mis amigos. También varias veces fui a clases de fútbol pero las dejé.
Conozco muchos de los futbolistas nacionales. También voy muchas veces a ver
los partidos. Messi es un excelente futbolista. Es mi ídolo.
A: Yo vivo en la Argentina y Messi es argentino. Vos querés que mis
interpretaciones sean como los goles de Messi y que la sesión sea una cancha para
que veas un buen partido. Sin embargo, me estás diciendo que te cuesta jugar al
fútbol como un profesional. ¿Por qué dejaste las clases de fútbol?
Amir Javad: No puedo ser futbolista, pero el fútbol es lo único que me
interesa.
A: ¿Me podés explicar un poco sobre el fútbol en tu niñez? ¿Tenés algún
recuerdo?
Amir Javad: Yo tenía 5 años y jugaba con mi primo con la pelota de fútbol
en la casa de mis abuelos. Recuerdo que estábamos en el living. Le pegué una
patada a la pelota y esta chocó con un cuadro de la foto de mi tío mártir, Amir,
el tío, hermano de mi papá. Mi abuela paterna me retó por haber hecho eso.
Para mis abuelos y su familia los mártires son sagrados. No hay que tocarlos. Me
molestó mucho lo que me dijo mi abuela. No la quiero. Tal vez por esta razón
siempre que juego al fútbol también recuerdo a mi abuela y a mi tío mártir.
A: El fútbol también fue la razón por la cual se movilizó el cuadro sagrado
de tu tío que portaba tu propio nombre, entonces dejó de ser inmortal la foto de
tu tío.
Amir Javad: Hay un examen para entrar a la Facultad de Odontología.
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Yo soy doblemente familiar de mártires tanto por parte de mi padre como de


mi madre. Los familiares de los mártires tienen el privilegio de entrar a facultad
sin examen, pero yo no quiero estudiar. Tampoco quiero dedicar toda mi vida a
fútbol. En el caso del fútbol, el privilegio no me sirve.
(El padre de Amir Javad utilizó ese privilegio para estudiar un doctorado.
Los padres le proponen a Amir Javad que use también ese privilegio, pero él está
tan identificado con los tíos mártires que no puede estudiar. Cree que no hace falta
estudiar, ya que un mártir es un sabio. El accidente de la infancia, el choque de la
pelota con el cuadro, tal vez tenía una fantasía inconsciente de derrotar al tío mártir
o, por lo menos, de jugar con él. Sin embargo, el reto de la abuela funcionó como
instrumento de la transubjetivación de Amir Javad. Para que la transubjetivación
pudiera haber ocurrido, se necesitaba de una idea mesiánica de los miembros de la
familia y de la sacralización de la figura de los mártires. El recuerdo de Amir Javad
de la abuela es un recuerdo traumático).
(... Silencio de dos minutos...)
(Se escucha el timbre en la casa del paciente).
Amir Javad: Un minuto, por favor, ahora vuelvo... (un minuto de pausa
en video y micrófono del paciente...) era mi tío. Es que está enojado con su mujer
porque cree que está saliendo con un tipo.
A: ¿Cómo te sentiste cuando tocaron el timbre? ¿Cómo te sentís ahora?
¿Te hace pensar en algo?
Amir Javad: Muy mal. Recuerdo que cuando tenía 8 años y había vuelto a
casa desde el colegio, toqué el timbre. Nadie abrió la puerta. Me quedé esperando
veinte minutos. Después mi mamá abrió la puerta. Cuando entré a la casa, mi
mamá estaba medio desnuda y me dijo que estaba en el baño cuando yo toqué el
timbre. Había un par de zapatos de hombre de talle muy grande allí. No eran de
mi papá. No sé, pero no puedo imaginar que mi mamá haya estado con alguien
en la casa cuando mi papá estaba trabajando y no estaba en la casa.
A: Vos pensás que tu mamá es tan sagrada como tu otro tío.

Fragmento de una sesión después de seis meses de análisis

Amir Javad: Ayer me enojé con mi papá porque mi tío paterno vino a nuestra
casa. Él, junto con mi abuelo paterno, le robó a mi padre en un negocio. Le dije
a mi papá: ¿por qué no reclamaste? A mi papá no le importa que le roben. No
quiere maldecir a su hermano ni a su padre.
A: Es la primera vez en las sesiones que me contás sobre alguna pelea
entre vos y tu papá. Hasta ahora nunca habías hablado de ningún conflicto con tu
padre. También querés que yo, tu papá analista, no sea maltratado por ladrones.
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 213

Amir Javad: Usted cobra un honorario menor de lo que le corresponde.


Si yo estuviera en su lugar, cobraría mucho más. Voy a hablar sobre este tema con
mis padres.

Fragmento de una sesión después de un año y medio de análisis

(El paciente siempre tenía pelo largo en las sesiones, antes y durante la pandemia.
Por primera vez aparece con el pelo corto. Por no haber cuarentena en Irán se
abrieron las peluquerías. La fisionomía del paciente cambió mucho).
A: Te cortaste el pelo.
Amir Javad: Sí. Por primera vez en mi vida que he aceptado cortar
tanto mi pelo.
A: ¿Pensás por qué fue así?
Amir Javad: El pelo largo para la familia de mis abuelos es típico de
un muchacho rebelde, no religioso. Yo ahora creo que durante toda mi vida
a propósito tenía el pelo largo para burlarme de la forma de pensar de mis
abuelos y de mi padre. Si bien a mi papá no le importaba nada. Ahora que
tengo el pelo corto creo que soy otra persona. Tengo más autoestima. Creo
que ya me liberé de la obligación interna de no cortarme el pelo por el mero
hecho de burlarme de mis abuelos.
A: Me alegro de que te hayas sentido bien, con una autoestima alta.
(En este momento de la sesión, se me ocurrió que siempre tengo el pelo corto en
la sesión, y ahora, por la cuarentena en la Argentina, soy yo quien tiene el pelo
largo).

2. La hija de un veterano de guerra

Sara, una paciente iraní de 25 años de edad, consulta a distancia para analizarse
conmigo. La circunstancia de su consulta es en el marco de la suspensión de
su tratamiento anterior, en el cual su analista, un psicólogo con orientación
psicoanalítica, no de la IPA, después de 5 meses de tratamiento, le dijo a Sara a
principio de marzo que no podía atenderla más porque pensaba que el análisis a
distancia no era un análisis verdadero, tampoco podía atenderla presencialmente
por las restricciones de la pandemia de COVID-19. Sara antes se analizaba de
forma presencial con ese analista.

Sara: Él ni siquiera me derivó a otra persona. Me pidió que esperara hasta


que terminara la pandemia.
214 Revista de Psicoanálisis | Tomo LXXVII N° 1-2 | Enero-Junio 2020

A: (No hubo cuarentena obligatoria en el país en que vive Sara. Es más, toda
la actividad social fue retomada de forma completa pocos días antes de esta consulta.
Me pregunté, sin comunicarme con la paciente: ¿Sara piensa que la pandemia ya
terminó? ¿Por qué la paciente no volvió a su análisis presencial que fue interrumpido
por su analista anterior y por la pandemia?) ¿En qué podría ayudarle?
Sara: Quisiera seguir mi análisis. Estoy enojada con mi analista anterior.
Me recomendaron probar un análisis con usted. Pocos días después de haber
interrumpido el tratamiento anterior, a finales de marzo, falleció mi papá.
A: Lamento mucho el fallecimiento de su padre. Debe haber sido muy
difícil para usted todo el periodo de los últimos meses desde que empezó la
pandemia hasta hoy.
Sara: Gracias.
A: ¿Me podría decir cuál fue el motivo del fallecimiento de su padre?
Sara: Al principio de marzo, yo, mi hermano, mi mamá y mi papá ya
teníamos coronavirus sin saberlo. Mi mamá, mi hermano y yo nos recuperamos,
sin embargo, mi papá falleció a fines de marzo.
A: (Contratransferencialmente siento que la paciente está haciendo el
duelo de la muerte de su padre y que esta despertó nuevos conflictos en su vida. Sin
embargo, ella no quiso hablar de su padre antes de que yo le preguntara. No quedó
claro para mí si el padre murió por coronavirus o por otra razón) ¿Su padre padecía
alguna enfermedad crónica o era mayor de edad?

(Silencio por unos segundos)

Sara: (Se ve mucho interés en su cara por responder a mi pregunta en


su cara). Mi papá era un veterano de la guerra Irán-Iraq en 1980. (Sara habla
suavemente). Como soldado, antes de casarse con mi mamá, mi papá fue afectado
por una bomba química en la guerra, razón por la cual, según su médico, perdió
parte de la función de sus pulmones, una discapacidad parcial. Sin embargo, mi
papá nunca quiso aceptar eso de ser un veterano de guerra (Sara levanta su voz y
habla más firmemente).
A: ¿Qué efecto genera en usted hablar de este tema? ¿Cómo se siente
ahora?
Sara: Lo curioso es que algunos de nuestros familiares y vecinos, después
del fallecimiento de mi papá, empezaron a llamarlo “difunto mártir”. Usted sabe
que según la Fundación de los Veteranos de Guerra y de los Familiares de Mártires
en Irán, cuando un veterano de guerra muere por razones relacionadas a su
problema de discapacidad, aunque sea cuarenta años después de haber padecido
la discapacidad, lo reconocen como un difunto mártir.
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 215

A: ¿Entonces?
Sara: Mi papá no es un mártir. Nunca quiso ser un mártir. No puedo
aceptar que lo llamen mártir.
Esta paciente me generó una sensación bastante rara. Su padre no quiso
ser reconocido como discapacitado porque al identificarse como veterano de
guerra y ser reconocido oficialmente como discapacitado, significaba que toda su
familia debería subsumirse a la ideología martirológica del sistema político iraní,
participar en los rituales y hacer los deberes. Al no reconocer la causa bélica de
su discapacidad, abre la posibilidad de un eventual trabajo de duelo en su hija. Si
no hubiera hecho eso, la hija hubiera tenido que vivir como la hija de un mártir.
El mártir no muere nunca. No pudo haber aparecido ningún duelo en la hija
ni pedido de análisis. El mártir volverá durante el Apocalipsis a vengarse de su
enemigo. Sara está más identificada con el padre que con la figura del mártir. Tal
vez por eso busca análisis.

Discusión

R. Jozef Perelberg (2012) sostiene que en el asesinato del padre, a diferencia de


la muerte simbólica del padre, se observa una estructura perversa en la cual el
padre es asesinado (metafóricamente hablando, pero no en términos simbólicos).
No utilizamos el concepto “padre asesinado” como fue presentado por R. Jozef
Perelberg. Tomamos aquí el concepto de “padre asesinado” y lo cruzamos con
el concepto de transubjetivación con la intención de desenfocar la dimensión
universal del padre asesinado, presente en la fantasía inconsciente, y poner
énfasis en la dimensión social. En este caso, no se trata meramente de lo social
como contexto o como espacio subjetivo, sino como una interacción activa entre
la familia y la sociedad. La abuela de Amir Javad no le permite a su nieto que
juegue con la foto del tío mártir.
De acuerdo con R. Jozef Perelberg, sostenemos que el pasaje del padre
asesinado al padre muerto podría ser un objetivo del análisis cuando hay
simbolización. En los casos presentados, Sara y Amir Javad, hemos observado la
transubjetivación y la resistencia contra la transubjetivación. La transubjetivación,
en el caso de Amir Javad, se despliega como un proceso de subjetivación
traumático y perverso en el cual la idealización de la figura del mártir tiene una
influencia enorme en la aparición del asesinato del padre en ciertos miembros
de las familias de los mártires. Respecto de la resistencia a la transubjetivación
en el caso Sara, ella se resistió a aceptar que su padre fuera reconocido como
mártir. Esta resistencia se debe a una identificación de ella con el padre quién
había rechazado su discapacidad física causada por la guerra.
216 Revista de Psicoanálisis | Tomo LXXVII N° 1-2 | Enero-Junio 2020

El análisis de Amir Javad ayudó a una construcción progresiva de la figura


del padre como el padre simbólico, así como a la salida de la transubjetivación
traumática y patológica, en la cual no había ningún padre muerto simbólicamente
para que posibilitara la regulación del deseo y del tabú del incesto. En este caso,
hemos visto que el tío mártir obstaculizó a través de lo transubjetivo familiar y
social la constitución de la figura del padre edípico, el padre simbólico. La figura
del mártir no permitió la aparición de la función paterna en toda familia de Amir
Javad.
La transubjetivación traumática de Amir Javad es acompañada por el
relato familiar y social de que el mártir es un ídolo inmortal. La sacralización
del mártir hace que el padre, el hermano del mártir, sea asesinado por el mártir,
por eso no puede morir simbólicamente. Ese asesinato toma la modalidad de
una desvalorización sistemática del padre, organizada por la creencia religiosa
y política del sistema político e islámico en Irán. Allí no hay un lugar simbólico
para el padre. Tampoco hay ese lugar para los sustitutos del padre, ni siquiera
pudo armarse un triángulo edípico con un tío (lo avuncular) ni con el abuelo, ya
que fueron golpeados por el mártir. En la transubjetivación instrumentada por
los rituales de homenajear al mártir, el padre asesinado desaparece de la escena
primaria.
En el caso de Amir Javad existe, además, una madre que ha sido infiel. La
figura de la madre infiel genera una situación compleja para el niño. Por un lado,
la madre devalúa más al padre asesinado, por otro lado, la misma madre es infiel
a la figura del mártir. Entonces, podríamos ver una escena primera diferente que
fue reactivada de forma après coup en el tratamiento.
Amir Javad dice que los zapatos “no” eran del padre. En un nivel consciente,
ese “no” puede ser una negación que no existe en lo inconsciente. Entonces,
podríamos pensar que la escena del sexo entre la madre y su amante puede ser
pensada en el niño como una escena primaria entre sus padres, sin embargo, esa
dimensión de la escena primera fue armada de forma après coup en el análisis.
De acuerdo con Perelberg, creemos que la fantasía de tener un padre
golpeado y no asesinado fue un logro terapéutico en Amir Javad para poder salir
de la transubjetivación traumática impuesta por la sociedad y la familia. Antes
de eso, hubo una abolición mesiánica del tiempo, una identificación con la figura
inmortal del mártir y una construcción de seudorealidad.
La imposibilidad del duelo de un mártir que no muere nunca predomina
en la transubjetivación. Se ve una cultura de estructura melancólica, donde se
erotiza al mártir. El padre muerto y no asesinado da origen al superyó edípico y
posibilita una nueva subjetivación.
La subjetivación, lo transubjetivo y el parentesco. K. Alipanahi 217

Según É. Smadja (2009), el complejo de Edipo no se arma alrededor de las


relaciones de autoridad ejercidas por el padre o por el tío materno, sino alrededor
de las relaciones del niño con la persona que tuvo acceso sexual a la madre.
La aparición de la fantasía de “pegan a un padre” podría ser considerada
una parte importante del análisis de Amir Javad: ¿Pegan a mi padre? ¿Pegan a mi
analista? Antes de la aparición de esta fantasía en la transferencia con el analista,
no hubo ningún conflicto con el padre, porque el padre estuvo ausente tanto
en la vida de Amir Javad como en la vida de la madre de Amir Javad. El padre
asesinado es el padre que no está presente, por eso no provoca ningún deseo
de matarlo. Para que haya un tratamiento psicoanalítico, Amir Javad primero
necesita sentir la presencia del padre y después poder desear matarlo o golpearlo.
En la familia del padre de Amir Javad, el hermano mártir volvió a ser sagrado. En
esa familia, a partir de ese momento, la ley era la palabra del mártir. Entonces, la
figura del mártir desalojó el nombre del padre. La identificación transubjetiva con
el familiar de un mártir interfiere con la triangularidad edípica, ya que el mártir
tiene el privilegio de estar siempre presente. El deseo de la madre ya no está
dirigido al padre. La transubjetivación mediante los valores sociales de la figura
del mártir en los familiares de un mártir, si bien interfiere con el Edipo, no lo hace
con la transmisión de los valores culturales. El mismo sistema de homenajear a
los mártires y estatuirlos como presentes tiene un valor cultural que afecta a la
subjetivación. Hay una relación coercitiva de poder político y familiar en juego.
El lugar ausente del padre en esa situación puede crearse y ser ocupado por el
analista. Es necesario crear un proceso de duelo para salir de la transubjetivación.
En la transubjetivación hay un luto interminable, el crimen en el cual murió el
mártir será recordado periódicamente y nunca se hará el duelo porque el mártir
no muere nunca.

Descriptores: SUBJETIVACIóN / PARENTESCO / DUELO PATOLóGICO / TRAUMA / ESCISIóN DEL

YO.

Abstract
Subjectivation, trans-subjectivation and kinship

In contrast with the Freudian model of kinship relations, in many clinical


treatments (of which we have selected two for this paper) we have observed that
subjectivation is driven by a non-oedipal family context. Our aim in this paper was
to study trans-subjectivation as a kind of subjectivation process based on a social
system interacting with kinship relations in conjunction with the emergence of the
Oedipus complex. Our purpose is not to question the universality of this complex
218 Revista de Psicoanálisis | Tomo LXXVII N° 1-2 | Enero-Junio 2020

or of the incest taboo, but rather to convey our findings on some subjectivation
processes which are less clearly oedipal. This paper is the result of trying to answer
some clinical questions on the prevalence of pathological mourning in the remote
treatment of many Iranian patients over several years.

Keywords: SUBJECTIVATION / KINSHIP / PATHOLOGICAL MOURNING / TRAUMA / EGO SPLITTING

Resumo
A subjetivação, o transubjetivo e o parentesco

Ao contrário do modelo freudiano das relações de parentesco, observamos em vários


tratamentos, dos quais selecionamos dois para este trabalho, um modelo de relações de
parentesco não edípico que empurra a subjetivação. O nosso objetivo, neste escrito, é
estudar a transubjetivação como um processo de subjetivação baseado em um sistema
social em interação com as relações de parentesco que interagem com o surgimento do
complexo de Édipo. Não queremos questionar a universalidade de Édipo nem a do tabu
do incesto, senão transmitir as nossas observações sobre os processos de subjetivação
não tão claramente edípicos. Este texto é o resultado da tentativa de responder algumas
perguntas clínicas sobre a prevalência do luto patológico no tratamento a distância de
muitos pacientes iranianos ao longo de vários anos.

Palavras-chave: SUBJETIVAçãO / PARENTESCO / LUTO PATOLóGICO / TRAUMA / CISãO DO EGO

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karbala

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