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Marcos Bernard
Algunos autores (3) han atribuído este efecto a la utilización, por parte del
sujeto, de mecanismos de identificación proyectiva masivas. Este concepto
psicoanalítico, sin embargo, no ha sido elaborado para dar cuenta de estos
observables, sino de determinados estados intrapsíquicos; su aplicación en un
contexto multipersonal fuerza su sentido. Lo mismo podríamos decir de la
transferencia, en sus distintas variables: neurótica, psicótica, etc.: en todos los
casos remite a la vivencia del sujeto frente a su objeto, no al poder real que
pueda desplegar frente a éste.
Queda claro que las características de un pequeño grupo humano son diversas
a las de una institución o una familia. Esta variación ha llevado a su abordaje
particularizado y a la creación de especialidades profesionales destinadas a su
estudio y eventual tratamiento. A primera vista, los distintos tipos de vínculo
sólo tendrían en común el hecho de enfrentarse el analista con un objeto de
estudio multipersonal. Desde lo manifiesto, esta diversidad seguramente se
impone.
D. Anzieu (l98l) nos permite abrir el abordaje de esta cuestión. Los grupos, nos
dice (y ésto puede aplicarse, a mi juicio, a todo vínculo) están provistos de una
envoltura a doble superficie: una externa, adaptativa, que mira hacia el
contorno grupal, y otra interna que sirve de pantalla para la proyección y
soporte del imaginario de sus integrantes. Cuando un conjunto humano se
constituye, surgen, entre sus integrantes, normas y roles, se establece una
historia, tradiciones, mitos. Todo ésto está destinado a sostener y cumplir la
tarea manifiesta que dicho conjunto se ha propuesto, y que constituye su
motivo y sentido racional. Al mismo tiempo, esta estructura formal es utilizada
por los miembros de la agrupación como pantalla para el juego de
proyecciones e introyecciones propia del inconsciente de cada uno, movilizado
por la situación vivida y por el acerbo de experiencias que cada cual aporta (4).
Anzieu habla aquí de envoltura porque esta estructura de normas y roles marca
un límite preciso al conjunto: un nosotros, que las comparte y un los otros, que
no lo hace. Desde lo manifiesto, las semejanzas y diferencias entre los vínculos
(pareja, grupo, etc.) son evidentes, y están marcadas por las características de
la tarea que se proponen resolver. Desde el imaginario que canalizan, la
situación es más compleja.
La membrana -la piel- que envolvía al nonato ha sido reemplazada por una
nueva: la del vínculo simbiótico con la madre. La sobrevida del niño sólo es
posible dentro de la unidad-dual establecida con ella (o su sustituto). El nuevo
vínculo simbiótico restablece, en ese primer y fugaz momento, la primitiva
fusión.
El sujeto va al vínculo, entre otras cosas, porque lo necesita para ser; para
apoyar su identidad, para negar su irremediable soledad. A través de él accede
a formar parte de un cuerpo nuevamente recuperado (el propio=al de la madre)
y sutura su herida. Esta función del vínculo, esencial como es para la economía
psíquica, sólo puede alcanzarse si él o los otros integran la dramatización que
el sujeto propone. El rechazo, la indiferencia del/de los otros al guión puesto en
acto, retrotrae al sujeto al punto inicial del proceso, enfrentándolo nuevamente
con su angustia de desamparo. Las esperanzas parecen ser remotas en lo que
hace a este acuerdo, y, sin embargo, el alcanzarlo es algo casi automático.
Veamos cuál es el mecanismo.
NOTAS
(2) Esta es la línea que se desprende de las hipótesis de Bion (1948) y que
tanto ha influído en el movimiento grupalista psicoanalítico argentino.
(3) Bleger (1967) por ejemplo, en sus trabajos sobre la simbiosis clínica.
(8) Utilizo aquí aplicación en el sentido que lo hace D. Anzieu (l98l, pág. 22):
"La tarea, muy avanzada ya del psicoanálisis general consiste en elaborar la
teoría del aparato psíquico (su génesis, funcionamiento y transformaciones) a
partir de la tarea que los psicoanalistas (y Freud primero) hicieron y aún han de
hacer valiéndose de este método. La tarea del psicoanálisis aplicado es la de
descubrir los efectos específicos del inconsciente en una esfera determinada y
la de realizar trasposiciones, que en este campo requiere especialmente del
Método general, en función, por ejemplo, de la naturaleza de los objetos
analizados ("normales", neuróticos, narcisistas o casos psicosomáticos;
adultos, adolescentes o niños; individuos, grupos o instituciones) o de la
naturaleza del objetivo que el trabajo psicoanalítico pretende alcanzar
(diagnóstico, terapia, formación, intervención en un ambiente natural)".
BIBLIOGRAFIA
ANZIEU, D. (l98l) - El grupo y el Inconsciente. Biblioteca Nueva. Madrid, l986.
FREUD, S. - "Psicología de las masas y análisis del yo". O.C. tomo XVIII.
Amorrortu editores. Bs. As. l984.
RESUMEN.
Marcos Bernard.