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En virtud del vínculo surgen cualidades del suceder psíquico no incluidos en los psiquismos
individuales; la influencia recíproca, bidireccionalidad o multidireccional redefine y modifica lo
propio de cada polo, generando fenómenos de creación y de pérdida. Spivacow menciona que un
vínculo no es un subconjunto del aparato psíquico freudiano y va más allá de la relación de objeto
internalizada propuesta por Klein; es un contexto mucho más amplio que incluye la interacción de al
menos dos aparatos psíquicos abiertos y de la estructura que de esto resulte (Spivacow, ibid).
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sentimiento, como recortes especiales realizados por la mente cuando mira, oye o siente la presencia
de otro externo a su propio yo y hace suya la imagen. En este nivel o modalidad vincular, el yo se
imagina a sí mismo relacionado con otro, fusionado y no reconoce límites propios y ajenos, es lo
equivalente a la sensación oceánica. El vínculo presenta dos niveles más que cuentan con
características propias, estos son: b) el nivel fantasmático, que se refiere a otra modalidad vincular
que se da con el reconocimiento de la existencia de otro (os), pero en donde su presencia está teñida
de lo que el yo desea que el otro (os) sean; es una construcción basada en la fantasía a la cual se le
denomina nivel fantasmático o interfantasmático. En términos simplificados sería el equivalente a
construir al otro en tanto bueno, malo o ambivalente, dependiendo de la investidura fantasmática
vigente en el aparato psíquico de cada individuo; es este nivel, cuando el registro de la presencia del
otro es vivido como autorreferencial, lo que equivale a la creencia de que el yo externo vive tan sólo
por o contra el yo propio, en este nivel existe una muy amplia carga narcisista. Un último nivel de
modalidad vincular, señalado por Puget y Berenstein es c) el nivel ideico, este tercer nivel es el de
las palabras intercambiadas, aspectos fundamentales de la comunicación la cual se le podría llamar
ideica, en este nivel las palabras intercambiadas estarán sujetas a bien entendidos o a malentendidos.
Dentro de los tres niveles anteriores está lo que se denomina como construcción del objeto
imaginado, que hace referencia a la forma como, -para ciertos cambios estables- el yo en un espacio
intersubjetivo construye representaciones de objeto imaginado de enorme estabilidad y fortaleza. Pero
cabe señalar que el objeto imaginado se construye desde el nacimiento utilizando varias
constelaciones vinculares en las cuales el yo infantil ocupó diferentes posiciones. Una primera
posición es la de un vínculo dual narcisista complementario con un objeto parental sostenido por
otro virtual. Otra posición es la del tercero excluido de un vínculo entre el padre y la madre. Y otra
es la del conjunto-padre-madre incluido en el macrocontexto social con la imposición de sus leyes
de funcionamiento a la pareja y a la familia. Cabe señalar que el sujeto y los grupos familiares, para
enfrentar los cambios que vienen con el ciclo vital y para que estos sean vivenciados lo menos
amenazantes posible, en la construcción del objeto imaginado pueden oscilar desde la fantasía del
vínculo dual narcisista indiferenciado, pudiendo pasar por la posición del tercero excluido y llegar
hasta la posición de objeto diferenciado dentro de un contexto social más amplio. En este sentido, se
puede decir que todos los grupos familiares, según sea el predominio de un cierto tipo de vínculos,
presentarán construcciones del objeto imaginado con características que tiendan, ya sea a una mayor
o menor tendencia a la individuación-diferenciación o bien a la simbiosis y a la relación fusional.
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• Características de la trama interfantasmática.
Según (Spivacow, op. cit.) es precisamente dentro del espacio intersubjetivo en donde aparece la
interfantasmatización como una coproducción de un vínculo, que aporta una dimensión de mayor
novedad en los acuerdos inconscientes y trasciende a la repetición o a la combinatoria de lo ya
existente. La actividad fantasmática inconsciente de la familia, pareja o grupo, activa la producción
de fantasías conscientes. El concepto de trama interfantasmática reformula las concepciones
tradicionales de fantasía y/o fantasma, centradas en lo intrasubjetivo y lo lleva al terreno de lo
intersubjetivo. La articulación, discontinuidad y coalescencia de dos mundos fantasmáticos en el
espacio psíquico intersubjetivo constituye una única trama interfantasmática.
Una situación paradigmática para ilustrar la utilidad del concepto de trama intersubjetiva es
el mundo fantasmático de un padre y de su hijo, en donde ambos se influyen y determinan
recíprocamente; y para entender lo que sucede en un polo debe considerarse lo proveniente del otro.
Para cada uno, el otro es un objeto exterior y ajeno y al mismo tiempo interior, una suerte de cuerpo
extraño interior. Según Berenstein y Puget en el espacio terapéutico, las interpretaciones del analista
que consideran dos o más polos (bi o multipolares) son las que muestran la interacción y el
funcionamiento bi o multidireccional dentro de una determinada dinámica familiar, y se podría
plantear una intervención desde esta modalidad de la siguiente manera:
“Cuando su hijo hace esto, tal vez sin que ninguno de ustedes se dén cuenta, promueve esta respuesta
de usted (padre) y esta otra de usted (madre)… y cuando esto sucede, ambos se muestran de una
forma tal que hace que su hijo se mantenga con este comportamiento…, etc.”1
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Nótese la semejanza de esta propuesta, con el axioma de la comunicación denominado “puntuación de la
secuencia de los hechos” hecha desde la teoría de la comunicación humana de Paul Watzlawick (1981) en su
libro Teoría de la Comunicación Humana. Barcelona, Herder.
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Sara” que manifiestan como motivo de consulta situaciones frecuentes de violencia excesiva.
Spivacow narra una escena habitual de una sesión en donde ella relata escenas familiares en las que
Julio aparece desvalorizado como un padre débil y sin cercanía con los hijos; este discurso de Sara
promueve en él fantasías de impotencia. Por lo que de manera inmediata responde con
descalificaciones autoritarias hacia las diferentes labores de Sara, que derrumban cualquier fantasía
de ella respecto de una feminidad exitosa. Estas situaciones terminan habitualmente en escaladas de
agresión recíproca, en donde ambos se ven devaluados, molestos y cada vez con mayor distancia entre
sí.
Es importante señalar que por supuesto, las posiciones subjetivas de ambos se sostienen en
constelaciones intrasubjetivas o de sus mundos internos, en donde ella funciona identificada con una
madre fálica desvalorizante del lugar del hombre, mientras que él está identificado con un varón
violento, cuya masculinidad se simboliza en una escasa conexión con el medio familiar e irrupciones
agresivas en este.
A) Activación y desactivación, que señala que en un vínculo el contacto con otro activa en cada uno
de los sujetos algunos funcionamientos y contenidos inconscientes, mientras otros se desactivan; de
esta forma por activación y desactivación se puede entender al aumento y disminución de la energía
de investidura que en un espacio intersubjetivo se “echa a andar” por la interacción inconsciente de
un yo con otro yo.
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B) Convergencia y la divergencia fantasmática, se refiere a que se dan fenómenos de convergencia
cuando la coincidencia puede referirse a los contenidos, matrices, afectos u otro aspecto de la fantasía.
Mientras que la divergencia consiste en la diferencia entre argumentos fantasmáticos, afectos u otro
aspecto de la fantasía en la interacción de dos o más yoes. En la trama interfantasmática, tanto entre
las fantasías que divergen como entre las que convergen, se establecen siempre influencias cruzadas
e interdeterminaciones de manera que, en sentido estricto, todos los aspectos del espacio
intrasubjetivo ejercen efectos en la trama intersubjetiva y en el vínculo que el individuo presenta con
su contexto inmediato, mediato y amplio.
C) Las fantasías de los miembros en la trama interfantasmática pueden ser sinérgicas o antagónicas.
Son sinérgicas cuando no obstante la singularidad y la divergencia, las energías de ambas fantasías
tienden hacia una dirección parecida y concurrente. Por ej., una pareja negocia inconsciente y
concientemente una mudanza y alcanza cierto sinergismo que le permite mudarse. El antagonismo
sucede cuando las energías apuntan a direcciones suficientemente diferentes y de efectos
neutralizantes: la mudanza se posterga indefinidamente. Cabe mencionar que mientras que en las
convergencias y divergencias se hace referencia a los elementos componentes de la fantasía, en las
sinergias y antagonismos se señala a las energías y fuerzas resultantes que aparecen entre los yoes.
El antagonismo o la sinergia no dependen de la convergencia fantasmática, de hecho, puede
presentarse que divergencias fantasmáticas en una pareja o familia resulten sinérgicas en el
despliegue de fuerzas. Por ej. En una familia puede haber sinergia, colaboración conciente e
inconsciente recíproca en cuanto a que él se ocupe del trabajo o ella de los niños aunque las fantasías
de cada uno sobre el quehacer del otro o sobre los niños sean francamente divergentes.
D) El modelado recíproco se refiere a que cada sujeto, cada polo de la trama interfantasmática, ejerce
sobre el otro cierta influencia generalmente no intencional. Puede describirse como una fuerza que
intenta modelar la actividad fantasmática y de pensamiento del otro de acuerdo a las semantizaciones
del sujeto y su definición del vínculo.
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Finalmente Spivacow señala que el concepto de trama interfantasmática es solidario con el
de bi o multidireccionalidad, debido a que las inducciones e interinfluencias fantasmáticas entre los
polos son siempre bi o multilaterales. Lo “exterior” a un sujeto debe siempre pensarse en relación al
terreno fértil de la disposición “interior”. En un vínculo, toda inducción es recíproca y deben
considerarse como agentes activos tanto al polo inductor como al inducido pues éste es también
inductor.
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El enfoque sistémico estructural describe y aborda terapéuticamente los acuerdos predominantemente
conscientes en la familia y/o pareja, Y establece que éstos pueden presentarse en modalidades
comunicacionales o de límites que oscilan de ser claros, rígidos o difusos.
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organizada sobre esta base. El acuerdo inconsciente tiene con frecuencia una superestructura
consciente de acuerdo y una infraestructura inconsciente de malentendido3 (Spivacow, ibid).
Según Cesio (1999) la expresión configuración vincular familiar, se refiere a las formas prototípicas
en las que se organizan los integrantes de un grupo familiar por efecto de determinaciones de orden
inconsciente. Una configuración vincular familiar requiere en principio de un ensamble inconsciente,
que es el conjunto de estipulaciones en donde por lo menos dos yoes regulan los intercambios de
aquellos aspectos compartibles de cada uno, a efectos de crear lo más deseado, lo más provechoso y
lo menos prohibido de cada yo, esto conlleva a la aparición de una determinada configuración vincular
en la familia, que es una composición de carácter inconsciente que cuenta con una estructura más o
menos estable y al mismo tiempo, la interacción de los integrantes de la familia conforma la trama
interfantasmática.
La configuración vincular está compuesta por: una parte del yo, una parte del otro, y una
envoltura afectiva que los liga; constituyendo una vivencia de unidad compartida e inscripta en cada
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Silvana Hernández, en el Diccionario de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, p. 246-249 señala
que el “malentendido” es una disfunción propia del proceso de la comunicación en la que, dos o más personas
suponen compartir significados y sentidos transmitidos, desconociendo que existe una divergencia de la
interpretación. Esta divergencia interrumpe el entendimiento de lo comunicado, pero subyace –como premisa
básica- una ilusión de entendimiento.
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Nótese la similitud existente entre lo que aquí se plantea con la formulación sistémica, en donde se señala que,
necesariamente el movimiento de un elemento dentro del sistema provocará cambios en otro elemento y en el
resto del sistema.
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mente con el doble carácter de simultaneidad y uniterritorialidad. Asimismo, la configuración
vincular cuenta con el denominado “pacto inconsciente”, que es un proceso por el cual se asegura la
existencia de un sector incompartible de cada yo, no comprometido en el vínculo, reconociendo a los
yoes participantes que deben tolerar la inaccesibilidad al espacio no compartible de cada uno.
Los acuerdos y pactos inconscientes constituyen los modos específicos de las especulaciones
también inconscientes, que se entrelazan en los vínculos de la familia y la pareja. De esta forma, en
el grupo familiar la existencia de la representación de otro adulto que protege al hijo y a la madre, al
mismo tiempo que atrae hacia sí y canaliza el erotismo genital de ésta, completa una triangulación
que posibilita el progreso del infante hacia la maduración psíquica, esto lleva hacia una organización
mental que incluya una primera interdicción junto a la promesa de búsqueda y hallazgo futuro de un
objeto "otro". En esta situación vincular triádica es que el proceso de incorporación de este objeto se
ve fortalecido y poco a poco se va consolidando la identidad.
De esta forma, se observa a la familia como un contexto o una estructura intermedia entre el
individuo y la sociedad, como la unidad básica de interacción, el instrumento socializador en cuyo
ámbito el individuo adquiere su identidad. La teoría vincular nos lleva a comprender que la identidad
humana, si bien establece sus bases en el espacio intrasubjetivo familiar, es siempre construida a partir
de los otros en un espacio intersubjetivo. Así, según como se produzcan las identificaciones, como
funcionen las diferentes representaciones en el espacio intra e intersubjetivo, se verán más o menos
favorecidos el crecimiento, el desarrollo y la autonomía de los individuos, ya que a partir de esas
identificaciones se constituirá una nueva identidad propia e inédita para que de esta manera, el
interjuego de vínculos dentro de la familia permita el desarrollo de una interdependencia reciproca,
sana, generosa de recursos yoicos.
En este mismo sentido, Losso profundiza un poco más señalando que en las familias en las
que aparece patología, habrá un predominio de identificaciones patogénicas que son alienantes y
menciona que estas identificaciones constituyen una suerte de caricaturas de personajes idealizados
o denigrados de la mitología familiar, a las que se les puede denominar trivales (Losso, 1990 a). Este
mismo autor comenta que trival viene de trivium, que significa camino romano trifurcado, pero que
en sentido figurado puede entendérsele como camino trillado o muy recorrido. Por lo tanto, trivales
cuando se refiere a los diferentes procesos de identificación, puede entenderse precisamente como
identificaciones con aspectos “esquemáticos” repetidos, conducidos y hasta caricaturescos de
personajes de las fantasías familiares compartidas o del mito familiar.
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En las familias, el vínculo entre un padre y un hijo o entre un esposo y una esposa, da cuenta
de una estructura vincular que los envuelve y los inviste más allá y más acá de los yoes incluidos en
la misma. La relación entre un padre y un hijo, o entre un esposo y una esposa es el conjunto de
realizaciones donde se manifiesta la matriz inconsciente del vínculo. De esta forma, cuando en una
familia hay “soledad” en los vínculos, se le puede ver como el estado mental individual o compartido
de estar ligado en un vínculo impregnado de malestar; en donde, sin saberlo o inconscientemente se
deja y se es dejado solo/la por el otro, con la amenaza de caer en el estado de desamparo. De la misma
manera pero en el otro extremo, cuando en una familia se presentan y observan vínculos nutricios se
les puede entender como la suma e interacción en la intersubjetividad de los diferentes estados
mentales de los integrantes de la familia, producto de mundos objetales mayormente benignos, que
se expresa en un ambiente familiar de afecto y reconocimiento amoroso por el otro externo.
Según Cesio, (1999) al conjunto y presencia de interacciones vinculares llevadas a cabo en un grupo
familiar, se le denomina Estructura Familiar Inconsciente. Esta estructura se presenta en un nivel
profundo y simbólico, que le da significado a las relaciones familiares. Se inscribe en el psiquismo
del sujeto como fundante y organizador de los vínculos; se podría decir desde el pensamiento vincular,
que al aparato psíquico familiar se le puede observar como un espacio intersubjetivo, intermedio y
mediador para los integrantes de la familia. Que los contiene y apuntala, al mismo tiempo que recoge,
alimenta y metaboliza los diferentes psiquismos individuales.
Losso (2001) señala que en Argentina hubo un pionero, desde los primeros años del abordaje
familiar desde una óptica psicoanalítica, que bien se podría decir que suponía la existencia de una
estructura familiar inconsciente: Enrrique Pichón Riviere. Losso comenta que ya en 1961-63, en su
teoría hablaba del portavoz del sufrimiento familiar, quien denuncia la situación conflictiva y el caos
subyacente; del mismo modo nos habló de la tendencia a la segregación del “enfermo” como
depositario de la ansiedad familiar, de los misterios o secretos familiares, de la conspiración del
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silencio (necesidad defensiva de ocultamiento de ciertos contenidos psíquicos por parte de todo el
grupo familiar) y del malentendido como enfermedad básica del grupo familiar como resultante de la
confrontación del grupo interno, con los grupos externos (el grupo interno, es una modificación del
concepto Kleiniano de mundo interno, se origina en la internalización del grupo externo, básicamente
del grupo familiar modificado y distorsionado por las necesidades del individuo)5.
Losso (ibid) menciona que sin lugar a dudas, desde una mirada psicoanalítica vincular, Pichón
Riviere ha sido uno de los pioneros más importantes en Argentina y en general en el campo del trabajo
terapéutico con familias, en donde se supone una estructura familiar inconsciente. Este autor hizo
aportaciones tan importantes como la de suponer en la familia un vínculo bicorporal y tripersonal
para aludir a que, si bien al comienzo la relación madre-bebé puede parecer diádica, el tercero
funciona permanentemente y actúa ya desde el comienzo, por lo menos dentro de la mente de la
madre. Por esta razón si bien el vínculo contiene una cualidad de bidireccionalidad, desde el principio
–según Pichón Riviére- la situación vincular es triangular. Así mismo, señala que lo que en un primer
momento se pudo pensar como interpsíquico pasa a ser intrapsíquico, de esta forma, las relaciones
intrasubjetivas o estructuras vinculares internalizadas, van a integrar lo que se ha llamado “grupo
interno”6.
Pichón Riviere (2002) reformula los conceptos Kleinianos de instinto de vida y de muerte,
dándoles una dimensión intersubjetiva. En lugar de instintos, coherente con su teoría vincular habla
de dos tipos de vínculos: un vínculo bueno originado en las experiencias gratificantes y un vínculo
malo, producto de las experiencias frustrantes. De esta forma, se puede plantear que el vínculo bueno
generará un vínculo de amor, en donde se presentan sentimientos relacionados al acercamiento entre
dos o más sujetos con tolerancia de ser dos y no uno, aunque se unan. Contiene la vivencia de deseo
y una promesa de placer alguna vez experienciado con ese objeto o uno inconscientemente semejante.
Por otra parte, el vínculo malo generará un vínculo de odio, que es el nombre de los afectos en los
cuales el deseo mayor es el alejamiento e incluso el deseo de destrucción y muerte del otro. No hay
tolerancia a su presencia, porque éste produce un sentimiento de peligro y amenaza del yo, sus
instrumentos son los diversos tipos de ataques que puede llevar a cabo.
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Conceptos análogos son formulados por Laing (1961) en su concepto de “colusión”, para referirse a un juego
inconsciente de transferencias en las que se reproduce un reforzamiento reciproco de fantasías compartidas.
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“Grupo interno” es una modificación Pichoniana del concepto kleiniano de mundo interno, que representa el
escenario interior en donde se intenta reconstruir la realidad exterior. El grupo interno se constituye a partir de
la internalización de los vínculos externos, en un proceso que va de la intersubjetividad a la intrasubjetividad.
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• Tipos de vínculos
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luego el auditivo. Puget y Berenstein señalan que la mirada juega un papel similar a la labio-lectura
para el sordo, de manera que si bien el sonido de la voz o la presencia permite ubicar al otro en un
espacio diferente, este espacio no establece con claridad una territorialidad diferenciada y se
encuentra fácilmente “al alcance” de los integrantes de la pareja o familia, lo cual les disminuye la
ansiedad y angustia de separación. Esta modalidad vincular resulta de la dificultad psíquica para
establecer una distancia óptima entre los integrantes de la familia, que les permita crecer,
acompañarse pero también diferenciarse los unos de los otros. En el tipo de vínculo poseído-posesivo
cualquier interacción o significante que represente indiferenciación entre los participantes puede
servir para ejercer un control y para disminuir la ansiedad, así las familias extremadamente unidas,
simbióticas o llamadas “muégano” pueden ser ejemplo de este tipo de vínculo.
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esfinteriana de la etapa anal Freudiana, en el cierre-apertura modulada en la relación entre un yo y
otro en la estructura del vínculo.
Desde esta óptica, se puede suponer que la enfermedad en uno o varios integrantes de la
familia, no es otra cosa más que la expresión de complejas complementariedades de acuerdos
inconscientes, que aparecen en un espacio intersubjetivo familiar y que “el síntoma” opera como
denuncia de la situación conflictiva y del caos subyacente en un tipo u otro de modalidad vincular.
Así, el paciente identificado por la familia se convierte en el portavoz del mal vínculo expresado en
una trama interfantasmática que a su vez, mantiene una determinada configuración vincular familiar.
De hecho, desde la óptica anterior se puede decir que cuando en un grupo familiar se presentan por
ejemplo los llamados “misterios o secretos familiares”, estos pueden ser entendidos como acuerdos
inconscientes, en donde subyacen a menudo la protección de los conflictos que no pueden ser dichos
y que deben ser callados con la conspiración del silencio, que en sí mismo protege también una
trama y configuración vincular familiar patógena. Por lo tanto, aquellas familias que se resisten al
esclarecimiento de dichos misterios o secretos familiares, al mismo tiempo mantienen el acuerdo
inconsciente que lleva a brindar un trato particular hacia el enfermo, una forma específica “de
cuidarlo” para que los hechos sigan quedando ocultos y la configuración vincular y trama
interfantasmática queden resguardadas. Todo lo cual configura una sutil –o en ocasiones no tanto-
forma de segregación y de mantenimiento del acuerdo inconsciente que apuntala la trama
interfantasmática familiar, producto de una configuración y modalidad vincular particular.
La tarea correctora en el grupo familiar, según Pichón Riviére, Puget, Berenstein y otros
autores revisados anteriormente, consistirá en la reconstrucción de las alianzas inconscientes
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expresadas en las redes de comunicación familiar, que les lleve a una configuración distinta en donde
se replanteen y reorganicen los vínculos, procurando encaminarlos al tipo de vínculo amoroso
mencionado anteriormente y propuesto por (Puget y Berenstei, ibid) y con ello, que se de una
reestructuración del interjuego de roles más adecuados en el grupo familiar 7. Hay que señalar que con
las aportaciones de la teoría vincular, el foco de la tarea terapéutica si bien señala los distintos
procesos comunicacionales, se dirige fundamentalmente hacia la observación e interpretación de los
acuerdos inconscientes, producto de las distintas tramas interfantasmáticas que comprenda una
determinada configuración vincular familiar y/o de pareja.
En este escrito se busca presentar un enfoque de trabajo terapéutico familiar abierto e integrativo,
que procura nutrirse cada vez que esto sea posible de otros marcos y modelos teóricos, que beneficien
el abordaje terapéutico familiar. En este sentido a continuación se presentan coincidencias y
complementariedades de dos marcos teóricos aparentemente opuestos entre sí, el enfoque sistémico
estructural y el modelo vincular psicoanalítico, con la finalidad de hacer un abordaje terapéutico
familiar integrativo que contemple por una parte, lo que he llamado “horizontalidad” o interacción
comunicacional consciente en la familia y “verticalidad” o trama inconsciente familiar que se puede
expresar a través de distintos acuerdos inconscientes que conllevan a una determinada configuración
vincular.
Es importante señalar aquí que por horizontalidad entiendo a las diferentes formas de
comunicación e interacción que presenta un grupo familiar en el presente o “el aquí y ahora”. En
este sentido, parto de suponer que estas interacciones pueden ser explicadas en detalle y con claridad
mediante el enfoque sistémico estructural de Salvador Minuchin; por otra parte, la verticalidad del
grupo familiar y/o de la pareja, la entiendo como los aspectos inconscientes e históricos… o el allá
y entonces, propios de los espacios intrasubjetivos individuales, que comprende el mundo objetal y
que sirve como base para el espacio psíquico intersubjetivo, que en las familias se reflejan en la
expresión de los diferentes acuerdos inconscientes, que pueden ser observados en la comunicación
consciente por parte del terapeuta, pero interpretada en función de las diferentes tramas
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Nótese la similitud con los planteamientos del enfoque sistémico estructural de Salvador Minuchin, aunque
éste fundamentalmente hace su intervención en la comunicación consciente, mientras que el abordaje vincular
se dirige al inconsciente intersubjetivo de la familia y/o la pareja que lleva a una determinada trama
fantasmática.
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interfantasmáticas que a la vez son producto, llevan y mantienen una determinada configuración
vincular familiar. Para exponer con más claridad lo antes dicho, se presentan dos incisos en donde
se señalan las similitudes y complementariedades de los modelos terapéuticos sistémico estructural y
psicodinámico vincular, que intervienen en este escrito.
A) Similitudes.
Se puede decir que el modelo sistémico estructural y el enfoque vincular coinciden en aspectos
básicos en su abordaje terapéutico. Por ejemplo, para ambos es esencial observar los diferentes tipos
de interacción que se presentan en las sesiones de trabajo, y/o escuchar y entender con claridad, por
medio de la narración familiar, cómo es su relación afuera del consultorio. En este sentido, como
ya se ha mencionado, el enfoque sistémico estructural observa el tipo de comunicación que se expresa
en el presente y trata de entender cómo, por medio de la presencia de diversos roles, jerarquías y
tipos de límites (comunicación), se ha establecido una determinada estructura familiar; mientras que
el modelo vincular, si bien también observa esta interacción, dirige su foco a tratar de entender,
señalar e interpretar las diferentes tramas interfantasmáticas, producto de acuerdos inconscientes del
espacio intersubjetivo familiar. De esta forma, aunque la focalización de un modelo y otro varíe,
ambos observan la manera como se comunican e interactúan los diferentes subsistemas familiares
entre sí y con el analista y un modelo hace una lectura interaccional mientras el otro lleva a cabo una
interpretación vincular. Ambos aspectos del trabajo terapéutico familiar es complementario y brinda
una visión “horizontal y vertical” así como sus interconexiones en beneficio del trabajo clínico del
terapeuta.
Otra similitud es que tanto el enfoque sistémico estructural y el vincular suponen que el
síntoma o patología en uno o más integrantes del grupo familiar, no es otra cosa más que el producto
de una serie de interacciones comunicacionales disfuncionales (modelo sistémico estructural) y de
acuerdos inconscientes patológicos en la familia (enfoque vincular), que hacen que uno o varios de
sus integrantes se perfilen como el enfermo “chivo expiatorio” o portador del síntoma. Otro
aspecto a señalar es que tanto el enfoque vincular como el sistémico estructural suponen a la familia
como un espacio intermedio entre los individuos y el macro contexto social, un espacio en donde se
incorporan y aprenden mediante diferentes procesos interaccionales, la calidad de los primeros
vínculos y con ello las primeras identificaciones y representaciones que poco a poco ayudarán a
conformar la identidad tanto individual como familiar, que serán fundamentales en el futuro para el
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interactuar del sujeto, en el interior de su familia, con grupos extra familiares y con el amplio contexto
social.
Otra similitud más, se observa en la percepción que ambos modelos tienen de algunas de las
funciones de la familia. Así, por ejemplo el enfoque sistémico estructural ve a la familia como un
sistema vivo, cambiante y abierto, que pasa por un ciclo vital y que tiene como función dar protección
física y afectiva a sus integrantes para promover su crecimiento y desarrollo. Por su parte, el enfoque
vincular, ve también a la familia como un grupo básico para promover la maduración en los
individuos, con base en la relación vincular que ahí se manifiesta. Desde este enfoque se observa el
campo de la intersubjetividad y se ve a la familia en su conjunto como un aparato psíquico familiar
global, a la vez que cubre la función de ser un espacio intermedio y mediador para sus integrantes,
que los contiene y apuntala, al tiempo que recoge, alimenta y metaboliza los diferentes psiquismos
individuales, promoviendo las estructuras psíquicas intra e intersubjetivas básicas en cada uno de sus
integrantes, para que éstos puedan interactuar en un futuro, de una forma más favorable con su
medio.
B) Complementariedades.
El modelo sistémico estructural y el modelo vincular psicoanalítico cuentan con diferencias claras en
cuanto a su foco de trabajo, el manejo del tiempo en sus intervenciones terapéuticas, la duración del
proceso terapéutico, el manejo de la directividad y de la abstinencia, la relevancia que tanto un
enfoque como el otro le dan al material inconsciente y a los procesos comunicacionales, etc. Pero,
desde un enfoque integrativo producto de un pensamiento complejo, estas diferencias pueden ser
vistas como un espacio flexible de interdisciplinariedad, en el que cabe la combinación de enfoques
de distintos “saberes” que se ínter-vinculan de diferentes formas específicas, sin perder su lógica
científica y características propias, para que puedan ser adecuados, necesarios y suficientes en la
resolución de un determinado problema que puede desbordar los límites de una sola rama del saber o
campo científico definido (Grisolia, 2016). Es decir, mientras el modelo sistémico estructural pone
su foco de atención e intervención terapéutica en variables específicas como los roles, las jerarquías,
la comunicación y/o límites o fronteras intergeneracionales por medio de la observación de las
diferentes formas de expresión comunicacional en el sistema familiar; el enfoque vincular pone el
acento de su observación e intervención en el espacio psíquico intersubjetivo, es decir, en la influencia
recíproca entre el sujeto y el otro u otros del contexto intersubjetivo en donde se produce precisamente
algún determinado tipo de vínculo. Podría decirse que el foco de atención en ambos modelos es
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diferente pero al mismo tiempo se complementan como si fueran ejes cartesianos, en los que desde
un abordaje integrativo, el plano horizontal representa las diferentes interacciones comunicacionales
observables y el plano vertical se lee como los diferentes procesos vinculares expresados en la
familia a través de distintas tramas interfantasmáticas o alianzas inconscientes. Ambos planos se
complementan entre sí y brindan información importante del lugar interaccional vincular en el que
se encuentra la familia.
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que ha promovido un cambio en aspectos profundos e interaccionales del grupo familiar y que, por
lo tanto se reestructurará una nueva configuración familiar con nuevos entramados interfantasmáticos
no necesariamente patógenos o disfuncionales -desde una óptica sistémica estructural- que
conllevarán con mayor facilidad una comunicación clara y directa y con esto la familia se encaminará
a la funcionalidad.
En este escrito se hace una aproximación y descripción de un modelo integrativo, en el que confluyen
las propuestas de abordaje terapéutico sistémico estructural y psicodinámico vincular, considerando
los siguientes puntos: 1. El foco terapéutico, 2. La temporalidad, 3. El plano de la mente con la que
se trabaja y la intervención terapéutica, 4. La duración del tratamiento y la percepción del síntoma,
5. Las técnicas y estrategias y 6. Las metas y objetivos del proceso terapéutico.
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De esta forma, se parte de entender que con base en la relación de objeto que cada participante
del grupo familiar haya consolidado en su espacio intrasubjetivo, es que éste podrá a su vez establecer
y participar en una determinada trama interfantasmática vincular o acuerdo inconsciente en un espacio
intersubjetivo, y dicha interacción sólo será visible mediante los diferentes tipos de interacción o
comunicación analógica y/o digital, que los yoes manifiesten en dicho vínculo, que a la vez
sostendrán una configuración vincular familiar determinada. Asimismo, esta configuración puede
ser observada mediante la horizontalidad y verticalidad familiar, cuando se mira la interacción y los
diferentes tipos de vínculos familiares, en y entre cada uno de sus subsistemas.
2. Con respecto a la “temporalidad y el plano de trabajo” con que el terapeuta trabaja, se puede
decir que en este modelo terapéutico integrativo familiar, si bien se trabaja desde un inicio con un
plano que comprende tanto la interacción consciente familiar, como el vínculo y los acuerdos
inconscientes; en las primeras sesiones del proceso terapéutico que corresponden a la primera fase,
se trabaja preferentemente con aspectos interaccionales conscientes que la familia expresa por medio
de diferentes tipos de comunicación verbal y analógica en forma de distintas jerarquías, roles y reglas
sostenidas por el predominio ya sea de límites claros, rígidos o difusos, dentro del contexto familiar.
Pero si el motivo de consulta lo requiere y una vez que se ha logrado un adecuado “enganche de
trabajo” y una buena sensibilización con la familia respecto al proceso terapéutico, es posible abordar
el espacio intersubjetivo por medio del señalamiento, o interpretación individual y del aspecto
vincular inconsciente familiar, así como de los acuerdos de este mismo tipo que favorecen
determinadas configuraciones y tramas interfantasmáticas que mantienen el síntoma. Estos planos de
trabajo se afrontan con el mismo nivel de importancia que se le da a los aspectos interaccionales
conscientes.
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diferentes técnicas estructurales propuestas por Salvador Minuchin, como la técnica del desafío de
la estructura familiar, técnicas reestructurantes y técnicas de cambio de visión y tiene como meta
disminuir y hacer desaparecer trabajando fundamentalmente en el aquí y ahora, los síntomas del
paciente identificado a la par de que también busca cambiar la estructura y cosmovisión familiar
que lleve a la familia a la disfuncionalidad. Asimismo, desde el enfoque psicodinámico vincular
también se procura hacer desaparecer el síntoma, pero a través de generar conciencia y claridad en
la familia con respecto a los aspectos inconscientes que llevan a cabo para que el padecimiento
permanezca en la dinámica familiar. En un abordaje integrativo como ya se ha dicho, se trabaja tanto
en el aquí y ahora como en el allá y entonces (presente y pasado).
4. Con respecto a la duración del tratamiento y a la percepción del síntoma. Por lo general desde
este enfoque integrativo se estila trabajar una sesión por semana y sólo en situaciones de particular
gravedad en la dinámica familiar, se le puede solicitar que tenga más de una sesión y/o solicitar el
apoyo psiquiátrico para que a la par del tratamiento terapéutico se dé un apoyo medicamentosos. La
intervención y duración total del tratamiento puede oscilar desde diez sesiones de trabajo, a uno o
más años de trabajo terapéutico. Cabe señalar que por lo general, cuando el tratamiento familiar pasa
de ser de corto a mediano o a largo plazo, es posible observar que el plano de la intersubjetividad
adquiere un mayor “peso” en el proceso terapéutico familiar o de la pareja. Respecto a la percepción
del síntoma, desde este modelo integrativo, se dirige a observarlo como un producto de una
configuración vincular familiar en donde se gestan y promueven determinadas tramas
interfantasmáticas, que a su vez causan interacciones comunicacionales disfuncionales y con ello, la
presencia y mantenimiento del síntoma en uno o varios integrantes de la familia, que por medio de
acuerdos inconscientes familiares mantiene el equilibrio disfuncional y puede observarse en el
sistema familiar un predominio de límites rígidos y/o difusos dentro del sistema.
5. Con respecto a las técnicas y estrategias, en este modelo integrativo existe la flexibilidad para
llevar a cabo diferentes formas de intervención, que se complementan entre sí. Pero un factor
fundamental para el uso de una técnica perteneciente al modelos sistémico o vincular, es el timing
empático, que más que una técnica terapéutica es una capacidad empática y dimensión nodal del
terapeuta para centrar su atención, ritmo y el monto de la intervención en un plano, en otro, o en
ambos planos. Zukerfeld R. menciona que el potencial curativo o iatrogénico de la psicoterapia no
depende tanto de un determinado tiempo marcado para hacer una intervención, sino de la calidad del
encuentro en el espacio analítico, así no existe el timing perfecto ni errores importantes de timing,
sino más bien, es la calidad del encuentro pensado desde la alianza terapéutica, lo que constituye el
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indicador fundamental del proceso y de su éxito, más allá de la duración y frecuencia de sesiones
Zukerfeld (2015). Entre las estrategias y técnicas desde el enfoque sistémico estructural, están la
coparticipación con el grupo familiar, el desafío, las intervenciones reestructurantes y de cambio de
visión. Desde el enfoque psicoanalítico vincular está el trabajo con los procesos transferenciales
contratransferenciales, sean estos centrales y laterales, hacia la familia en su totalidad o hacia fuera
de la familia, también está el señalamiento, la confrontación y la interpretación individual y vincular
–entre otras-, y al igual que las estrategias sistémicas estructurales, procuran producir cambios
importantes y profundos en la organización familiar y tienen como principal sustento para ello a la
alianza terapéutica que se haya conseguido lograr.
6. Con respecto a las metas y objetivos del tratamiento, se plantea que, trabajando en paralelo un
plano horizontal (interaccional) y vertical (inconsciente vincular) de la familia, se busca promover
conciencia y claridad suficiente en la familia (insight) que le permita cambiar sus pautas de
organización, los límites entre subsistemas y las jerarquías, introduciendo novedad y diversidad en
las estrategias de la vida familiar, que sustituyan a las pautas de rigidez y rutina crónica que
caracterizan el sistema disfuncional y patológico. Se trabaja con las diferentes tramas
interfantasmáticas, producto de acuerdos inconscientes presentes en la configuración vincular
predominante y se procura hacerlos conscientes por medio de señalamientos e interpretaciones
individuales y vinculares para que la familia pueda reparar sus vínculos, en lugar de repetirlos
estereotipadamente al interior del grupo familiar.
Se presenta a continuación un cuadro en el que se hace una síntesis de los puntos antes mencionados.
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Cuadro 1. Cuadro sinóptico del modelo sistémico estructural, vincular y el modelo dinámico
sistémico integrativo.
El plano y el Plano consciente y se trabaja con el Plano inconsciente y se trabaja tanto con el Plano inconsciente y
tiempo con el que presente o con el aquí y ahora. pasado como con el presente, es decir se consciente, se trabaja
el terapeuta aborda el aquí y ahora tanto como el allá y tanto con el pasado
trabaja es entonces como con el presente,
es decir se aborda el
aquí y ahora tanto
como el allá y
entonces
La característica De forma variable, puede ser pasiva Generalmente oscila de pasiva a De forma variable,
en la intervención o sumamente activa y directiva. medianamente activa. Observa la puede ser desde pasiva
terapéutica es que Observa la interacción familiar en el interacción familiar en el presente y el hasta sumamente
esta se lleva a aquí y ahora, procura cambiar por material inconsciente de los diferentes activa y directiva.
cabo medio de diferentes técnicas los vínculos familiares, procura cambiar los Observa la interacción
patrones de interacción del grupo patrones de interacción del grupo familiar familiar en el presente
familiar mediante intervenciones por medio del señalamiento, la y el material
directivas. confrontación y fundamentalmente de la inconsciente de los
interpretación vincular. diferentes vínculos
familiares, procura
cambiar los patrones
de interacción del
grupo familiar por
medio de diferentes
técnicas sistémicas
estructurales y
psicodinámicas
vinculares.
Duración del De corto a mediano plazo. De mediano a largo plazo Puede ser de corto
tratamiento hasta largo plazo.
El síntoma Una interacción comunicacional Una trama interfantasmática que promueve Una trama
familiar es disfuncional, que puede ser rígida, ensambles inconscientes patológicos para la interfantasmática que
producto de caótica o difusa y que promueve la presencia y mantenimiento del síntoma promueve
aparición y el mantenimiento de un familiar interacciones
síntoma en un PI. comunicacionales
disfuncionales y con
ello, la presencia y
manutención del
síntoma familiar.
Técnicas y La coparticipación con el grupo Los procesos transferenciales La coparticipación con
estrategias familiar, el desafío, las intervenciones contratransferenciales, sean estos centrales el grupo familiar, el
reestructurantes y de cambio de y laterales, hacia la familia en su totalidad o desafío, las
visión. hacia fuera de la familia, también está el intervenciones
señalamiento, la confrontación y la reestructurantes y de
interpretación de carácter bi o multipolar, cambio de visión; así
es decir, dirigida no al individuo sino al como los procesos
vínculo. No así la abstinencia del transferenciales
psicoanálisis clásico. contratransferenciales,
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sean estos centrales y
laterales, hacia la
familia en su totalidad
o hacia fuera de la
familia, también está
el señalamiento, la
confrontación y la
interpretación vincular
individual y vincular.
No así la abstinencia
del psicoanálisis
clásico.
Meta u objetivo Cambiar la organización familiar, los Que la interpretación sea mutativa, es decir, Cambiar la
de la terapia. límites entre subsistemas y las que produzca un cambio mental en el organización familiar,
jerarquías, introduciendo novedad y vínculo familiar en los tres espacios por medio de
diversidad en las estrategias de la vida psíquicos (ntra, inter y transubjetivo) diferentes formas de
de la familia que sustituyan a las intervención, como la
pautas de rigidez y rutina crónica que interpretación
caracterizan el sistema patológico. individual y vincular,
(cambios en los tres
niveles intra, inter y
transubjetivo).
Cambios en la
organización familiar
introduciendo novedad
y diversidad en las
estrategias de la vida
de la familia que
sustituyan a las pautas
de rigidez y rutina
crónica que
caracterizan el sistema
patológico.
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Referencias
Cesio, S. (1999) Teoría de las configuraciones vinculares y Concepto de vínculo, [en red] disponibles en
http://www.enigmapsi.com.ar/configvinc.html fecha de revisión: 16 de agosto de 2006.
Grisolia J. (2016, julio 29) Interdisciplinariedad. Revista del instituto de estudios interdisciplinarios en
derecho social y relaciones del trabajo (IDEIDESUNTREF).
Pachuk y Friedler, et al. (1999) Diccionario de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares. Ediciones
Del Candil, Buenos Aires.
Pichón-Riviere, E. (2002) Teoría del vínculo. Nueva Visión. Buenos Aires, Argentina.
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