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Apostar a lo irreverente
Hay cuatro grandes pasos que deja para la enseñanza: estudiar al merado,
diseñar la propuesta, estrategia de comunicación y el plan de trabajo. Primero, se
estudiar el perfil del electorado. De la anterior surge el tipo de candidato que
necesitamos y lo adaptamos de acuerdo al partido que lo respaldará. La
comunicación se basa en un concepto, actos públicos y equipo de trabajo. Todo
se concreta en el plan, con futuro, pasado, atracción, interés, deseo y acción del
electorado.
La clasificación que utiliza para el mismo análisis de sobre código arroja un gran
elemento: la narrativa, el relato de la campaña. A menudo puede ser un elemento
que no es considerado, pero el storytelling debe ser fundamental en el plano
pragmático de la campaña. Las ejecuciones dependen de ello, es la base para
poder generar una congruencia ideológica.
Y quizá los estudios deberían considerar más importante el perfil sicológico del
votante. Ese que no se divulga en los foros públicos. Aquel que nos permita
entender verdaderamente entre preferencias e indiferencias lejos del terreno
político. Al decirle a un votante que tu estudio está enfocado en la política, los
resultados son de inmediato sesgados. Dejar de lado la idea de que uno será
sincero al pensar en los intereses sociales, sería un gran consejo del doctor a
todos los estudiantes.
Aquí es donde cobra relevancia el identificar los segmentos del mercado electoral:
a quién tengo como enemigo, principal punto; quién está indiferente con el
proceso electoral, qué necesita para involucrarse; al final considerar al voto duro,
que haga lo que haga casi siempre votará por mí. Hoy ante un panorama de poca
legitimidad política cualquier hallazgo parece insuficiente. Las preferencias
políticas son tan endebles que seguramente se obtendrán resultados erróneos.
Lo que sí pueden brindar, aún pase el tiempo y el mundo nos tenga nuevos países
emergentes con el discurso de bad hombres, es la certidumbre para los políticos.
Tú dile a un político que eso tiene sustento informativo y con suerte, sólo con
mucha suerte, te recompensará con una modesta cantidad de dinero. ¡Claro, si
antes no tiene a su mamá o tío como asesor político!
Fuente: Arbesú, Ignacio (1998), Mercadotecnia Política, Cuadernos de Orientación
metodológica 2, Instituto Federal Electoral, Viaducto Tlalpan.