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GALEAZZI REAMIREZ MANUEL

Reporte de lectura #2 Jean Mouchon el discurso político y los medios

El arbor

“No nos dice si el nombre es de naturaleza vocal o psíquica, pues arbor puede
considerarse en uno u otro aspecto”, explicó Saussure en su Curso de Lingüística
General para afirmar que existen distintas perspectivas del lenguaje. El discurso
político precisamente es eso: un gran cúmulo de ramas con hojas al igual que su
arbor.

Así lo respalda Jean Mouchon, teórico de la comunicación política en Política y


Medios. Los poderes bajo influencia. Aunque su tesis principal es caracterizar
cómo se ha mediatizado la política, parte de dicho proceso es la mediatización del
discurso político y cómo se ha reducido su complejidad. Enfocado en la
priorización de la imagen por sobre el contenido político, el discurso también se ha
adaptado según la plataforma en la que se difunde.

Bajo esta premisa, se puede deducir que de un conjunto de materialidades


discursivas difundidas en varias plataformas se forma otro más amplio, uno que
engloba a todos. Los políticos no pueden tener diversas narrativas en cada
declamación: aunque críticos del sistema dirían que no, sí tienen una línea similar
entre cada una de sus materialidades discursivas.

Continuidad que puede reflejarse en el discurso informativo. Los medios de


comunicación, según un análisis de discurso informativo realizado por Mouchon,
utilizan ciertas elementos en la cobertura de una campaña política con los que
difunden una narrativa (storytelling) política. Afirma que el discurso político es
polimórfico, con la coexistencia de valores y referencias aparentemente
contradictorios (Mouchon, J, 1999; p. 71)

Para la elaboración de un discurso político, y su posterior reducción o adaptación


mediática, tiene que haber un análisis previo de las preferencias de la población
para poder optar por la gallina de la credibilidad e incluso la aceptación. El teórico
explica que la proliferación de los políticos en la televisión se debe a que buscan el
medio más utilizado por los gobernados.
Al afirmar que cada una de las materialidades discursivas, término que no es de
él, tiene un objetivo definido se confirma que el discurso sí trata de persuadir y
llegar a diversas audiencias en distintos sub discursos. Aunque existe un papá
discurso. Por ello nos llueve política hasta en bolsas del mandado y gorras para el
acalorado.

Quizá por ello en diversas ocasiones se puede ver a los presidentes hablar de
diversos temas o utilizando palabras domingueras: “Se suprime el formalismo
inherente a la función presidencial mediante una composición proxémica inusual y
provocadora” (Mouchon, J, op.cit;p. 113). No sorprenden entonces, políticos que
adjetivan de ratero a medio mundo.

Debe contemplarse, que según el medio en el que se difunde el discurso, los roles
en la situación de interacción cambian. El francés caracteriza tres modelos
diferentes en televisión: el impositivo, donde el periodista pregunta, el político
responde, y se rechaza la razón en dicho formato y prevalece la emoción; el
ágora, en el que un foro interpela al político pero este mismo tiene ciertas
características para estar en él; y el interactivo, donde el formato es como charla
de café.

Con estos formatos, el político pretende movilizar a las personas alrededor de


grandes certezas, afirmaciones, argumentos, para ganar simpatizantes. Ahora
podemos afirmar que no sólo apela a sus seguidores, o para construir al enemigo,
sino que también busca persuadir y convocar a la acción de promover el voto o el
respaldo a sus ideas.

Todo esto apegado a una previa planificación general, a un gran concepto. El


teórico afirma que “el carisma del dirigente depende de su manera de manejar las
palabras y las figuras retóricas sin contrariar los valores culturales de sus
demandas”. El discurso y los distintos ámbitos donde se dará difusión al mismo
forman parte de un gran proyecto político: el tronco de ese arbor a lo Saussure.

Ante todos estos elementos, o ramas de un mismo tronco, se puede ver que el
discurso es mucho más que solamente un complemento de un corpus. Aquí es

Mouchon, Jean, (1999), Política y Medios, los poderes bajo influencia, Gedisa Editorial, pp. 126
cuando se le reza a San Saussure y a todos los grandes analistas de la lengua
para evitar la locura entre tanta rama de ese arbor llamado discurso político.

Mouchon, Jean, (1999), Política y Medios, los poderes bajo influencia, Gedisa Editorial, pp. 126

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