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La palabra abstención proviene del latín tardío abstentio, -ōnis, formada por el prefijo ab-, que
indica separación o alejamiento, y el sustantivo tentio, -ōnis, que significa tensión o esfuerzo.
Tentio deriva del verbo tendere, que significa extender o dirigir. Por tanto, etimológicamente,
abstención significa separarse del esfuerzo o dejar de dirigirse hacia algo.
La voz latina ‘tentio’ tiene otras raíces etimológicas en diferentes idiomas. Por ejemplo, en griego
antiguo tenemos τείνω (teínō), que también significa extender o dirigir; en sánscrito tenemos
tanóti, que significa estirar; y en inglés antiguo tenemos þennan, que significa estirar o dilatar.
Estas raíces pertenecen a la familia indoeuropea *ten-, que expresa la idea de tensión o extensión.
Esta terminología se refiere a la acción y efecto de abstenerse o no tomar una acción, evitarse algo
o no realizar cualquier cosa o no participar de alguna acción. También puede aludir al acto
mediante el cual la autoridad o el funcionario llamado a resolver un asunto se aparta de su
conocimiento por tener alguna relación con el objeto de aquel o con las partes que intervienen.
Tipos de abstención
Abstención pasiva o sociológica: provocada por la propia falta de interés en la política en general o
en la elección concreta que se dirime, o derivada del aislamiento geográfico o social del votante .
Abstención activa o ideológica: considerada como un acto político de rechazo a la legitimidad del
sistema político, electoral o a las opciones disponibles. Estos electores también pueden expresar
su protesta mediante el voto nulo o en blanco .
Abstención técnica o forzosa: causada por razones ajenas a la voluntad del elector, como los
defectos en el censo electoral, la enfermedad o incapacidad del votante, el aislamiento del centro
electoral o la imposibilidad de ejercer el voto por correo .
La abstención puede tener diferentes efectos sobre el resultado de una votación y sobre la
representatividad y legitimidad de los elegidos. Por ejemplo, una alta abstención puede favorecer
a los partidos mayoritarios o minoritarios según el sistema electoral, reducir el margen de victoria
o derrota de las candidaturas, disminuir el grado de participación ciudadana y cuestionar la validez
democrática del proceso.
Razones éticas: algunas personas consideran que ciertas actividades o comportamientos son
injustos, dañinos o irresponsables con el medio ambiente, los animales o los demás seres
humanos. Por ejemplo, pueden abstenerse de comer carne por motivos ecológicos o de
solidaridad con los animales.
Razones de salud: algunas personas se abstienen de consumir productos que pueden afectar
negativamente a su salud física o mental, como el alcohol, las drogas, el tabaco, el azúcar o la
cafeína. También pueden abstenerse de tener relaciones sexuales sin protección para evitar
enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados.
Razones personales: algunas personas se abstienen simplemente porque no les apetece, no les
interesa o no se sienten preparadas para realizar ciertas actividades o comportamientos. Puede
ser una cuestión de gustos, preferencias, autoestima o autocontrol.
Cualquiera que sea la razón para abstenerse, es importante respetar la decisión propia y la ajena.
La abstención es una opción válida y legítima que puede aportar beneficios personales y sociales.
Sin embargo, también puede implicar dificultades o riesgos si no se hace con conocimiento y
responsabilidad. Por eso es conveniente informarse bien sobre las ventajas y desventajas de cada
opción y buscar apoyo profesional si se necesita.
Efectos de la abstención
En el nivel individual, la abstención puede ser una expresión de desinterés, apatía, desconfianza o
protesta hacia el sistema político o los candidatos. La abstención puede tener efectos positivos si
el individuo se siente más libre, coherente o satisfecho con su decisión. Sin embargo, también
puede tener efectos negativos si el individuo se siente excluido, culpable o frustrado por no
ejercer su derecho o deber cívico.
Según algunos estudios, las causas de la abstención electoral dependen tanto de las características
individuales como del contexto político y electoral. Así pues, para comprender y combatir este
fenómeno es necesario analizar los factores que influyen en ambos niveles y diseñar estrategias
adecuadas para fomentar una mayor implicación de los ciudadanos en los asuntos públicos.
También es importante reconocer que la abstención no es siempre un problema sino que puede
ser una opción legítima y racional en determinadas circunstancias.
Abstención en la política
La abstención política es el acto por el cual un potencial votante en unas elecciones decide no
ejercer su derecho al voto, ya sea por desinterés, protesta o aislamiento. La abstención política
puede tener consecuencias e impactos en los procesos electorales, dependiendo de su magnitud y
motivación.
El impacto de la abstención política en los procesos electorales también depende del tipo y nivel
de elección que se trate. No es lo mismo una elección presidencial que una elección municipal, ni
una elección nacional que una elección regional. En general, se suele observar una mayor
participación en las elecciones que tienen más relevancia política o mediática, y una menor
participación en las elecciones que tienen menos repercusión pública o social.
La abstención puede tener diversas causas, como el miedo al fracaso, la falta de motivación, el
desconocimiento o la indiferencia. No obstante, la abstención puede tener consecuencias
negativas para el desarrollo personal y social, ya que implica renunciar a oportunidades,
responsabilidades y derechos.
Para superar la abstención, es importante reconocer sus causas y efectos, y adoptar una actitud
proactiva que nos permita involucrarnos en los asuntos que nos conciernen. Algunos consejos y
recomendaciones para lograrlo son:
Identificar los ámbitos en los que tendemos a abstenernos y reflexionar sobre las razones que nos
llevan a hacerlo. Por ejemplo, si nos abstenemos de votar en las elecciones, podemos
preguntarnos qué nos impide ejercer nuestro derecho al sufragio: ¿es por desconfianza hacia los
políticos, por falta de información sobre las propuestas electorales o por pereza?
Buscar información fiable y contrastada sobre las opciones disponibles y sus posibles
consecuencias. Esto nos ayudará a tener una visión más amplia y objetiva de la realidad, y a tomar
decisiones informadas y razonadas. Por ejemplo, si queremos participar en un proyecto voluntario,
podemos investigar sobre las organizaciones que lo ofrecen, sus objetivos, sus actividades y sus
requisitos.
Establecer metas claras y realistas que nos motiven a actuar. Es conveniente definir qué queremos
lograr con nuestra participación, cómo lo vamos a hacer y cuándo lo vamos a hacer. También es
importante evaluar los beneficios que obtendremos con nuestra acción, tanto para nosotros
mismos como para los demás. Por ejemplo, si decidimos inscribirnos en un curso de idiomas
online, podemos fijarnos como meta aprender un nivel básico en tres meses, planificar un horario
de estudio semanal y pensar en las ventajas que tendrá dominar otra lengua.
Afrontar el miedo al fracaso con optimismo y confianza. Es normal sentir temor ante lo
desconocido o lo difícil, pero no debemos dejar que eso nos paralice o nos limite. En lugar de
pensar en lo que puede salir mal, debemos enfocarnos en lo que podemos hacer bien y confiar en
nuestras capacidades y recursos.
Buscar apoyo y colaboración de otras personas que compartan nuestros intereses o necesidades.
No estamos solos en el mundo, y podemos encontrar ayuda y orientación en familiares, amigos,
profesionales o grupos afines.
Estas personas pueden ofrecernos consejo, información, recursos o acompañamiento para facilitar
nuestra participación y superar los obstáculos que se presenten.
Por ejemplo, si queremos dejar de fumar, podemos acudir a un centro especializado o a una
asociación de exfumadores que nos brinden asesoramiento y apoyo psicológico.