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III.

LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

Definición

La participación política es ese conjunto de acciones y de conductas que apuntan a influir


de manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones, así como la misma
selección de los detentadores del poder en el sistema político o en cada organización política,
en la perspectiva de conservar o modificar la estructura (y por ende los valores) del sistema
de intereses dominante.

Resumen

Se aborda la importancia de la participación política para la comprensión de la política en la


era de la democracia y se destaca la complejidad del fenómeno debido a sus múltiples
dimensiones. Es acá donde se propone una definición preliminar de la participación política
como "un conjunto de acciones y conductas que buscan influir de manera directa o indirecta y
legal en las decisiones y selección de detentores del poder en el sistema político o en cada
organización política". Además, se menciona la existencia de la participación invisible, que
se refiere a la opinión pública informada acerca de la política que no se activa de manera
duradera pero que tiene la capacidad de influir en las elecciones y decisiones en ciertas
condiciones.

Se habla sobre las diferentes formas en las que se toman decisiones políticas y cómo están
influenciadas por los sistemas políticos y organizaciones políticas.

Se distinguen tres modalidades:

1) Aquellas reconocidas por normas y procedimientos legales;

2) Aquellas aceptables y aceptadas aunque no reconocidas legalmente; y

3) Aquellas que desafían las bases del sistema y son extralegales o ilegales.

La participación se puede analizar desde diferentes enfoques, incluyendo la actividad


individual, la formación de grupos y las decisiones políticas. Se destaca la importancia de la
democratización y las transformaciones socioeconómicas y culturales en la expansión de la
participación política. Además, se mencionan dos tipos de procesos que pueden conducir a
una mayor participación política: el conflicto interno de las élites y la expansión de la
participación electoral. Los procesos más ordenados y fáciles de estudiar son los relacionados
con la expansión de la participación electoral, mientras que los procesos más tumultuosos son
las irrupciones repentinas de masas de individuos en la esfera política durante grandes fases
de transformación.

La participación electoral es fundamental en las democracias, ya que influye en la selección


de gobernantes y políticas públicas. Pero también existen otras formas de participación
política, como las protestas y huelgas. La democratización implica ampliar las oportunidades
y niveles de participación, mientras que la movilización social puede ser espontánea o
inducida. La politización de las demandas y necesidades sociales puede aumentar la tasa de
participación política, y es importante identificar los factores que influyen en la cultura
política y la estructura política del sistema y de los subsistemas en examen para entender
mejor la participación política.

Rokkan establece cuatro umbrales institucionales que se deben superar para ejercer y ampliar
la participación política: legitimación, incorporación, representación y poder ejecutivo. La
movilización social se clasifica en desplazamientos poblacionales, aumento de la población,
crecimiento de la alfabetización y mayor exposición a los medios de comunicación. La
politización de las demandas y necesidades sociales puede aumentar la tasa de participación
política, y es importante identificar los factores que influyen en la cultura política y la
estructura política del sistema y de los subsistemas en examen para entender mejor la
participación política.

Se analizan los factores que influyen en la participación política de los individuos y grupos, y
cómo las experiencias pasadas pueden afectar su inclinación a participar en el futuro. Si la
participación anterior fue exitosa, la propensión a participar ulteriormente aumentará, pero si
no se atendieron las demandas expresadas, la propensión a participar disminuirá. La
complejidad de las consecuencias de la participación se presenta en diferentes niveles, desde
las respuestas específicas a demandas hasta la receptividad del sistema y la construcción de
identidades colectivas.

Existen diferentes modalidades de participación política que varían en frecuencia e intensidad


y se insertan en diferentes configuraciones según las predisposiciones y actividades
específicas de cada participante. Además, la participación puede manifestarse en actividades
orientadas a la decisión y actividades orientadas a la expresión.

La participación electoral es una forma común y universal de participación política en


diversos sistemas políticos. Aunque el voto no proporciona información específica sobre
políticas públicas preferidas, se relaciona con otras formas de participación y predisposición
política. En Italia, se han identificado tres tipos de voto: de pertenencia, de opinión y de
intercambio, que se relacionan con los partidos políticos. El acto de votar ha sido el resultado
de luchas significativas por el derecho al sufragio y la democratización electoral y varía
según las características políticas e institucionales de cada sistema político. Aunque algunos
medios de comunicación sugieren un descenso significativo en la participación electoral en
los últimos 20 años, la tasa de abstención puede ser elevada en algunos países debido a la
ventaja natural de un candidato en elecciones uninominales o a la percepción de que el voto
no cambiará la composición del ejecutivo.

Las investigaciones empíricas sugieren que las personas son más propensas a votar si tienen
un interés generalizado por la política, poseen información política relevante, creen que su
voto puede influir en la elección y tienen un sentido de eficacia. Por el contrario, las personas
con poco interés en la política, información limitada y un sentido de eficacia bajo son menos
propensas a votar.
También se analiza la relación entre el estatus socioeconómico y la participación política.
Aunque se ha observado que las personas de niveles socioeconómicos más altos son más
propensas a participar en la política, existen perspectivas alternativas que buscan explicar por
qué hay personas de estatus socioeconómico bajo que sí lo hacen y por qué hay personas de
estatus socioeconómico alto que no lo hacen. El modelo propuesto por Pizzorno sostiene que
la conciencia de clase es un factor clave para explicar la participación política, lo que implica
la necesidad de definir con precisión los ámbitos en los que se puede ejercer y expresar la
participación política.

En términos generales, las organizaciones son el principal vehículo para la participación


política, y pueden ayudar a reducir las desigualdades de estatus socioeconómico. Sin
embargo, Pizzorno argumenta que las organizaciones pueden contener los gérmenes de la
desigualdad y la burocratización, y que las personas con un estatus socioeconómico más
elevado pueden ocupar posiciones de mayor relevancia. A pesar de esto, las organizaciones
también pueden tener un efecto positivo si son capaces de movilizar a su séquito potencial.

La existencia de partidos de izquierda en un sistema político puede aumentar la participación


política de los sectores socioeconómicos más bajos y reducir las desigualdades sociales. La
conciencia de clase es importante porque infunde solidaridad y crea identidades en sectores
sociales que comparten experiencias socioeconómicas y culturales similares, lo que
promueve la participación política.

Se destaca que la participación política suele ser más común en los sectores centrales y
privilegiados de la sociedad, tanto en términos de clase social como de género y edad. Las
personas que participan activamente en la política suelen tener más influencia en las
decisiones políticas y pueden lograr que se tomen medidas a su favor en detrimento de los
que no participan tanto.

Finalmente, se aborda la relación entre el estatus socioeconómico y la participación política


en los Estados Unidos. Se argumenta que la baja tasa de participación electoral en este país
podría explicarse por el hecho de que la participación política se vuelve más importante una
vez que se han resuelto problemas básicos como encontrar trabajo y pareja.

Se abordan diferentes enfoques y formas de participación política en Estados Unidos y


Europa, con un énfasis en Italia. Se discute la importancia de los partidos políticos en Europa
y su papel mediador en la participación política. También se diferencia entre formas de
participación política convencionales y no convencionales, con una lista de formas de
participación heterodoxas.

El autor presenta una clasificación de Kaase y Marsch que divide a los ciudadanos en cinco
tipos en función de su compromiso y repertorio político. Los tipos van desde los conformistas
que solo se involucran en formas convencionales de participación, hasta los contestatarios
que participan en formas no convencionales de protesta pero no participan en las formas
convencionales de actividad política.
También aborda la racionalidad de la participación política y cómo ha sido cuestionada por
muchos autores. Se destaca que la motivación expresiva, de reafirmar la pertenencia a un
grupo social, étnico, cultural, etc., suele ser más importante que la motivación instrumental de
obtener un resultado específico.

El autor argumenta que la participación política no se limita a la obtención de beneficios


concretos, sino que también es una forma de expresión y de pertenencia a un grupo. Incluso
cuando no hay posibilidades reales de cambiar la situación, muchas personas dedican tiempo,
energía y recursos a la participación política porque les brinda una gratificación en sí misma
y les permite sentirse parte de un conjunto.

En este texto se aborda la participación política desde la perspectiva de la teoría de la


elección racional. Se destaca que la participación política puede ser considerada racional si se
espera obtener un beneficio personal o colectivo. También se reconoce que puede haber casos
en los que los beneficios sean indivisibles y los no participantes sean "free riders" que se
benefician del esfuerzo de los demás sin contribuir ellos mismos. Sin embargo, existe un
umbral por debajo del cual la falta de participación impediría la obtención del objetivo y, por
lo tanto, la participación sigue siendo racional.

En el contexto del gobierno, los free riders (en español, "pasajeros gratis") son aquellos
individuos o grupos que se benefician de los servicios públicos y bienes comunes
proporcionados por el gobierno sin contribuir adecuadamente al costo de su provisión.

Por ejemplo, en el caso de la financiación de bienes públicos como la seguridad nacional, la


educación pública o el mantenimiento de las carreteras, los free riders son aquellos que se
benefician de estos servicios y bienes comunes, pero que no pagan impuestos o contribuyen
al costo de su provisión de manera proporcional a su uso o beneficio.

Este comportamiento puede tener consecuencias negativas, como la subinversión en bienes


públicos esenciales y la disminución de la calidad de los servicios ofrecidos. Por esta razón,
muchos gobiernos tratan de implementar medidas para reducir o evitar la aparición de los free
riders, por ejemplo, a través de impuestos y regulaciones que obligan a todos los ciudadanos
y empresas a contribuir equitativamente a la financiación de los bienes públicos.

Se destaca la importancia de la satisfacción personal y el desarrollo psicológico y político que


puede obtenerse de la participación política. También se discute la relación entre la actuación
individual y grupal, y la importancia de los incentivos tanto individuales como colectivos. Se
argumenta que la idea de que los grupos actúan en su propio interés no se deriva lógicamente
del comportamiento racional y motivado por el interés personal.

Por último, se discuten los ciclos de implicación en la participación política y se argumenta


que la búsqueda de la felicidad es la clave explicativa de estos ciclos. La tesis de Olson, que
sostiene que el individuo maximizador siempre intentará ser lo más activo posible en la
acción colectiva, es puesta en duda por Hirschman, quien argumenta que la esfera pública no
garantiza la felicidad y puede resultar en compromisos excesivos o sobreimplicación.
En general, el texto destaca la complejidad y la multidimensionalidad de la participación
política y sus implicaciones para la teoría de la elección racional.

Se explora cómo los incentivos selectivos pueden influir en la participación política y cómo
ésta puede variar a lo largo del tiempo. Los incentivos pueden ser materiales, de solidaridad o
orientados al objetivo y su uso varía entre organizaciones y personas.

Es presentado el caso del Partido Comunista Italiano, donde se identificaron tres tipos de
participantes activos con diferentes motivaciones, y se observa una transformación hacia
incentivos orientados al objetivo y materiales. También se discute la dificultad de mantener la
democracia en organizaciones complejas como los partidos políticos debido a tendencias
oligárquicas, que incluyen liderazgos y burocracias estables, centralización de la autoridad,
sustitución de fines y rigidez ideológica. Además, se destaca que estos procesos internos
pueden frustrar la participación y la influencia política, convirtiendo a las organizaciones en
presas de las oligarquías.

Se discute sobre la democracia en las organizaciones y se presenta la tesis de Michels, que


sostiene que la consolidación del liderazgo en una élite hace que la democracia sea imposible
en las organizaciones. Aunque se menciona un caso exitoso de democracia en la International
Typographical Union, se destaca la importancia del contexto histórico-político y de las
características específicas de cada organización para la posibilidad de democracia. Se
introduce la perspectiva de Hirschman sobre las modalidades de participación política y se
afirma que la lealtad puede ser socialmente útil para evitar el deterioro acumulativo de la
organización. Se concluye que las soluciones a las crisis y la selección de líderes pueden
variar de caso a caso.

En conclusión, la participación política es crucial para garantizar una política de calidad y


una sociedad justa y equitativa. La presencia de organizaciones como grupos de interés y
movimientos colectivos es fundamental para permitir a los individuos influir en las decisiones
políticas y la selección de candidatos. Una mayor participación política aumenta la diversidad
de opiniones y la cantidad de información disponible para los decisores, lo que hace que
presten más atención a la selección de políticas alternativas. Sin embargo, es importante tener
en cuenta que la posibilidad de democracia y participación efectiva en la toma de decisiones
depende de las características específicas de las organizaciones y del contexto
histórico-político en el que operan. Por lo tanto, se debe trabajar continuamente para mejorar
la participación política y garantizar que la voz de todos los ciudadanos se escuche y tenga un
impacto significativo en la toma de decisiones políticas.

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