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ESTUDIANTES
PUERTO MALDONADO-2018
INTRODUCCIÓN
SUBCAPÍTULO III
COLABORACIÓN ENTRE ENTIDADES
ARTÍCULO 85.- COLABORACIÓN ENTRE ENTIDADES
85.1 las relaciones entre las entidades se rigen por el criterio de
colaboración, sin que ello importe renuncia a la competencia propia
señalada por ley.
85.2 En atención al criterio de colaboración las entidades deben:
85.2.1 Respetar el ejercicio de competencia de otras entidades, sin
cuestionamientos fuera de los niveles institucionales. 85.2.2
Proporcionar directamente los datos e información que posean, sea
cual fuere su naturaleza jurídica o posición institucional, a través de
cualquier medio, sin más limitación que la establecida por la
Constitución o la ley, para lo cual se propenderá a la interconexión
de equipos de procesamiento electrónico de información, u otros
medios similares.
85.2.3 Prestar en el ámbito propio la cooperación y asistencia activa
que otras entidades puedan necesitar para el cumplimiento de sus
propias funciones, salvo que les ocasione gastos elevados o ponga
en peligro el cumplimiento de sus propias funciones.
85.2.4 Facilitar a las entidades los medios de prueba que se
encuentren en su poder, cuando les sean solicitados para el mejor
cumplimiento de sus deberes, salvo disposición legal en contrario.
85.2.5 Brindar una respuesta de manera gratuita y oportuna a las
solicitudes de información formuladas por otra entidad pública en
ejercicio de sus funciones.
85.3 En los procedimientos sujetos a silencio administrativo
positivo el plazo para resolver quedará suspendido cuando una
entidad requiera la colaboración de otra para que le proporcione la
información prevista en los numerales 85.2.3 y 85.2.4, siempre que
ésta sea indispensable para la resolución del procedimiento
administrativo. El plazo de suspensión no podrá exceder el plazo
dispuesto en el numeral 3 del artículo 141 de la presente Ley
85.4 Cuando una entidad solicite la colaboración de otra entidad
deberá notificar al administrado dentro de los 3 días siguientes de
requerida la información.
La naturaleza de las relaciones de cooperación o
colaboración interadministrativa
Para el cumplimiento de sus finalidades, la Administración Pública genera
multi-plicidad de formas organizacionales y personas jurídicas a las cuales
asigna competencias, responsabilidades y medios para el cumplimiento de
sus cometidos institucionales. Como bien expresa SANTAMARÍA PASTOR,
con la "distribución de funciones y potestades entre las administraciones
públicas y los órganos que las componen se cubre una primera y muy
importante etapa en el proceso de estructuración del siste-ma administrativo.
Pero esta distribución funcional origina problemas característicos, como es la
tendencia a la actuación independiente y descoordinada de cada una de las
unidades, consecuencia de la híper valoración del propio trabajo y de los
intereses cuya satisfacción se encomienda". Por ello, es que constituye de
interés público, afrontar esta tendencia insular de las entidades -que luego
distorsiona en relaciones conflictivas- mediante la adopción de determinadas
técnicas organizacionales que permitan dar coherencia a la actuación de
diversas entidades públicas.
Ahora bien, en su desarrollo operativo tales entidades asumen diversas
relaciones interadministrativas como por ejemplo, la autonomía, la tutela
sectorial, la descentralización funcional u operativa, de control, de
controversias competenciales, etc. Pero la relación que promueve con mayor
eficiencia la coherencia en la actuación de diversas entidades públicas es la
de colaboración o cooperación interadministrativa, que hemos tenido ocasión
de definir como la "conducta activa de las entidades públicas ten- dente a
facilitar las actuaciones de autoridades ajenas o a realizar acciones conjuntas
y voluntariamente aceptadas para la consecución de sus fines de interés
público".
La relación de colaboración refleja la necesidad del interés público que las
entidades administrativas actúen de manera coordinada en aquellos asuntos
de su competencia material en los cuales mantengan afinidad o cercanía
funcional. No obstante, esta relación de colaboración no está sujeta a la
espontaneidad de las autoridades de turno sino que ha sido calificada por el
Tribunal Constitucional como un principio implícito en nuestro ordenamiento
constitucional derivado del sistema de equilibrio de poderes que como tal, es
necesario observar por todas las autoridades administrativas. En efecto,
podemos apreciar esta afirmación constitucional a continuación:
"Sin embargo, la separación de poderes que configura nuestra Constitución
no es absoluta, porque de la estructura y funciones de los poderes del Estado
regulados por la Norma Suprema, también se desprende el principio de
colaboración de poderes".
Conforme a dicho marco legal, para el mejor logro de los cometidos públicos,
las entidades se encuentran sujetas al deber de colaborar recíprocamente
para apoyar la gestión de las otras entidades, y además, para darle
estabilidad a dicha colaboración, mediante la suscripción de convenios
obligatorios bilaterales o plurilaterales. Como re- conoce la doctrina estos
convenios " están regidos por el principio de voluntariedad y libre
consentimiento de las administraciones que deciden ejercitar sus
competencias de común acuerdo. Sistemáticamente se ubican en la teoría de
la organización administrativa; de esta manera se encuentran excluidos del
ámbito de la Ley 13/1995(233\ del 18 de mayo, de Contratos de las
Administraciones Públicas. Pero, a pesar de no tratarse de un contrato, no
suponen la mera aplicación de efectos legales, sino que descansan en la
autonomía de la voluntad administrativa ejercida en el marco del
ordenamiento jurídico. Crean ex voluntad derechos y obligaciones que
afectan al ejercicio de las competencias, no a la titularidad de estas".
Decíamos que considerábamos necesario incorporar las relaciones de
colaboración entre las entidades públicas, porque cuando nuestra
legislación se refiere a las relaciones entre autoridades solo concibe a la
relación conflictual, como si el único supuesto de relacionamiento fuera el
conflicto. Se propuso balancear el esquema de relaciones
interadministrativas. El mensaje es: en caso de controversias o
situaciones divergentes, procedan a la labor de colaboración.
La cooperación o colaboración, implica una conducta activa de la entidad
pública tendente a facilitar las actuaciones de autoridades ajenas o a
realizar acciones conjuntas y voluntariamente aceptadas para la
consecución de sus fines de interés común. En todo caso, la cooperación
o colaboración interadministrativa es un principio implícito e inherente al
Estado de derecho, que no hubiese sido necesario justificar en preceptos
concretos, sino fuere porque nuestra realidad administrativa
precisamente ha sido pródiga en ejemplos de conductas adversas a este
deber, e incluso con clara conciencia que con ello se satisface el interés
público confiado en desmedro de otra entidad. Recuérdese los casos de
las entidades públicas ventilando diferencias a través de los medios de
prensa, los sendos comunicados condenatorios entre entidades públicas,
las acciones judiciales entre ellas, las competencias entre autoridades
para ejecutar determinadas acciones por separado, entre otros enojosos
casos de anti colaboración pública.
La doctrina es clara en establecer que, la actividad administrativa de
cooperación no precisa de una habilitación legal expresa para
concretarse, ni ha de ceñirse obligatoriamente a fórmulas tasadas y
legalmente previstas. Por ello, es que esta sección cumple un rol de
orientador y de fijación de deberes negativos y positivos por los que las
entidades deben transitar necesariamente, aunque sin posibilidad de
coerción, bastando el sentido político de la crítica pública y el control
parlamentario o ciudadano sobre este cumplimiento. En este artículo se
encuentran enumeradas como deberes las principales técnicas de
cooperación entre entidades públicas, pero que no excluyen algunas
otras que las entidades puedan hacer ingresar dentro del criterio marco
de la colaboración administrativa.
a) La primera técnica consiste en el deber negativo de respetar el
ejercicio legítimo de las competencias de otras entidades. Se
estima que la primera aproximación a esta colaboración, implica
que las entidades no contiendan por alcanzar alguna actividad por
separado, no efectúen críticas por fuera de los cánones formales
del procedimiento de conflicto de competencias entre las
entidades públicas, entre otras acciones. Los debates y críticas
deben realizarse dentro de los canales oficiales, y dentro de los
niveles de coordinación que se pudieren haber establecido entre
ellos (por ejemplo, el Consejo de Ministros, para los conflictos
entre entidades del Poder Ejecutivo).
b) La segunda técnica consiste de alguna manera la base o el
presupuesto previo de todas las variantes de cooperación entre
entidades, es el intercambio de informaciones. Constituye un
deber general de todas las entidades para con las demás, facilitar
la información sobre su propia gestión que estas precisen para el
adecua- do ejercicio de sus cometidos. Si la exigencia es eventual,
ella podrá ejecutarse también eventualmente, más si la necesidad
fuere continuada, se tenderá a la interconexión permanente de
sistemas informáticos. La información que posee una entidad
pública, no es para ella, ni si quiera para su sector, sino configura
el gran conjunto del servicio, que todas las demás entidades
también deben servir.
c) Otros mecanismos, es la asistencia o auxilio administrativo, que
hoy también constituye un deber general, con las mismas
consecuencias y los mismos límites del deber de facilitar
información, ya examinado. Pero más que este deber general,
importa señalar las modalidades de asistencia previstas por el
ordenamiento.
Esta asistencia puede ser puramente jurídica (por ejemplo, para la
ejecución de los actos de una Administración que ha de realizarse fuera
del ámbito de sus competencias, embargos, notificaciones, actuaciones
probatorias, etc.); puede consistir en una asistencia técnica (por ejemplo,
mediante el destaque o intercambio de personal, equipos o de medios
técnicos de una entidad a otra, o mediante el asesoramiento jurídico,
económico o técnico, o mediante la ejecución de obras o la instalación de
servicios para otras autoridades).
En ese mismo sentido, se señalan como características esenciales del
principio de cooperación que el mismo "tiene como límite la titularidad de
las respectivas competencias" y "no necesita de invocación expresa". A
mayor abundamiento, GARRIDO FALLA precisa -citando las Sentencias
del Tribunal Constitucional Español 18/1982 y 76/1983- que el
intercambio de información entre entidades administrativas constituye un
elemento del principio de cooperación o deber de colaboración, el cual
implica "la obligación recíproca de suministrar información".
Como consecuencia, podemos afirmar que el criterio de colaboración que
rige las relaciones de las entidades integrantes de la Administración
Pública implica la existencia de un deber recíproco de cargo de las
entidades administrativas de proporcionar, suministrar o facilitar a otras
instituciones públicas que lo necesiten la información y documentación
que posean, administren, produzcan o generen como consecuencia del
ejercicio y desarrollo de \as funciones y actividades que \e corresponden
por atribución expresa del ordenamiento jurídico vigente. En buena
cuenta, consideramos que una entidad administrativa se encontrará
obligada a proporcionar la información solicitada por otra institución
pública, siempre que la misma no resulte pasible de ser calificada como
una contravención a las limitaciones, restricciones o prohibiciones
previstas sobre el particular por el ordenamiento jurídico vigente (por
ejemplo: secreto tributario, industrial, etc.); y que la posesión,
administración, producción o generación de la referida información se
enmarque dentro del ámbito de competencias legalmente reconocido a la
entidad administrativa a quien fue dirigida la solicitud respectiva.
La colaboración administrativa como mecanismo de
suspensión del plazo para resolver
La adición incorporada a este artículo está dirigida a regular el efecto que
tienen el pedido de colaboración administrativa respecto al decurso del
plazo para resolver del procedimiento iniciado. Conforme a esta regla,
por ejemplo, si la autoridad instructora solicita que otra le facilite los
medios de prueba que se encuentren en su poder, el procedimiento en
curso quedará suspendido por un plazo de siete días hábiles
prorrogables a tres más, luego de lo cual el plazo se reanudara hasta
llegar finalmente a los 30 días hábiles que tiene para decidir el
expediente. No obstante, debe advertirse que la norma tiene una
imperfecta técnica legislativa en la medida que ha regulado solo el
supuesto de procedimientos administrativos con silencio administrativo
positivo y no a los procedimientos sujetos al silencio administrativo
negativo. Este defecto de la norma hace en los procedimientos sujetos a
silencio negativo que cualquier pedido de colaboración realizado a
terceras entidades no modificará el plazo original de treinta días hábiles.
ARTÍCULO 86.- MEDIOS DE COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL
86.1 Las entidades están facultadas para dar estabilidad a la
colaboración interinstitucional mediante conferencias entre
entidades vinculadas, convenios de colaboración u otros medios
legalmente admisibles.
OBJETIVOS:
El objetivo que se requiere mediante este trabajo de investigación es
absolver nuestras dudas sobre el tema de la competencia administrativa
en relación a los administrativos que se ejecutan de manera continua
dentro del procedimiento administrativo.
Tiene como objetivo claro establecer una reserva legal para la creación
de competencias administrativas en el caso de los organismos
constitucionalmente creados, en los demás casos de la ley. Para así
crear competencia a un organismo o entidad pública.
CONCLUSIONES.
RECOMENDACIONES